Kenja no Deshi wo Nanoru Kenja (NL)

Volumen 4

Capitulo 16: Cargamento Robado

Por el camino, las hermanas korpokkur demostraron su destreza en la batalla. ¿Qué menos se podía esperar de la invocación de Mira? La agitación de la tierra, los guijarros volando… Puesto que eran espíritus que gobernaban la tierra, ningún monstruo podía rivalizar con las hermanas korpokkur en su terreno.

Por mucho que la niebla oscureciera su visión, las korpokkurs no se vieron afectadas en el bosque. De vez en cuando apuntaban a la aparente nada, a lo que seguían rápidamente los gritos de los monstruos al morir. Incluso Zef, que tenía cierta confianza en su capacidad para percibir el peligro que se avecinaba, sabía que estaba irremediablemente superado.

“Estás en otro nivel, Mira.”

“¡En otro nivel de belleza!” Flicker había recaído en algún momento del camino. Ahora veía con necesidad no sólo a Mira, sino también a Uneko.

Emella se situó obedientemente entre ellas. Las hermanas avisarían al grupo si se acercaban demasiados monstruos, para que Emella pudiera centrarse en la defensa contra el propio depredador del grupo. Eso se estaba convirtiendo en un trabajo a tiempo completo.

A medida que avanzaban, el número de emboscadas aumentaba drásticamente. Más monstruos se escabulleron de los ataques de las hermanas, y gracias a la escasa visibilidad, Mira y los demás tuvieron las manos llenas. Sin embargo, el grupo continuó sin mayores problemas hasta que se adentraron en las profundidades del bosque en el corazón del estancamiento.

Era un campo del tamaño de un pequeño pueblo, cubierto de flores azules. Extrañamente, la niebla se levantó para colgarse sobre el campo, dejando a la vista la multitud de monstruos que se retorcían dentro.

De pie, justo en el límite entre el campo de flores y el bosque, Emella señaló el centro de la pradera y dijo: “¿No es ése el cargamento robado?”

“Hrmm. Veo algo por allí.” Mira forzó la vista y divisó una multitud de sacos más allá de la masa de monstruos. Los enemigos estaban tan concentrados en los sacos que no parecían darse cuenta del grupo.

“Olvida eso por ahora. Veo dos verdaderos dolores de cabeza…” Murmuró Zef al contemplar la horda. Un par de bestias especialmente grandes se alzaban sobre los otros cincuenta monstruos.

Al notar sus llamativos rasgos, Cyril y Mira supusieron rápidamente que eran demonios. “Esos parecen un Lobo Argénteo y un León Áureo.” Dijo Cyril.

“Vaya que sí.” Coincidió Mira. “Me sorprende ver a los demonios en las filas de los monstruos.”

Sus comentarios eran tan tranquilos como si estuvieran simplemente admirando la vida salvaje, pero sus amigos se tensaron con horror al oír la palabra “demonio”.

Por lo general, los aventureros luchaban contra los monstruos. Cómo surgían éstos era un total misterio. Los únicos rasgos comunes entre los monstruos era que atacaban indiscriminadamente a los seres vivos, y que eran buenos en ello.

Los demonios, por otro lado, eran animales nativos que habían mutado por alguna razón. Eran esencialmente criaturas que habían sido expuestas a la magia y poseían un enorme poder mágico. Por lo general, no se alejaban del lugar donde se manifestaban y a menudo se convertían en los líderes de las manadas.

Sin embargo, los demonios poseían unas habilidades de lucha inusualmente fuertes. Los poderosos animales salvajes se veían reforzados físicamente por la mutación mágica, y podían aprender hechizos específicos de su especie. Incluso los demonios más débiles requerían al menos cinco aventureros de Rango B para ser derrotados.

Mientras Emella y los otros miraban con mala cara a las bestias, Cyril y Mira se repartían el trabajo con simples gestos de las manos.

“Bien, tú te encargas del León Áureo, Mira.” “Hrmm, claro.”

Ambos demonios eran enemigos dignos de la atención de varios aventureros de Rango A. Cyril y Mira dejarían al resto del grupo ocupándose de los monstruos de los alrededores. Emella, Flicker y Zef no se opusieron. Sabían bien lo fuertes que eran Mira y su líder.

Aun así, se sintieron frustrados al ver que los dos decidían contra qué enemigos luchar jugando a piedra, papel o tijera.

Para defender al grupo de cualquier emboscada repentina desde el bosque, las hermanas korpokkur se dividieron y se mantuvieron en guardia. Así comenzó la batalla para derrotar a los monstruos, recuperar el cargamento perdido y evitar que el daño ecológico se extendiera.

Mira y Cyril cargaron contra el campo de flores. Saltaron por encima de la multitud de monstruos y asestaron los primeros golpes a sus respectivos demonios. Pronto, el sonido de sus golpes y los rugidos de los demonios resonaron en el claro.

El grupo de Emella y dos de los Caballeros Sagrados invocados por Mira llegaron justo detrás, destrozando la horda de monstruos.

Ninguna de las criaturas era tan grande como el tirano de espalda espinada, pero Cyril sabía que tres aventureros contra cincuenta monstruos era una tarea difícil por muy hábil que fuera su gremio. Mira había sugerido invocar a veinte o treinta de sus amigos más cercanos para acabar rápidamente, pero Cyril respondió: “Dejemos que adquieran un poco de experiencia.” Al final, decidieron que Mira invocara a un par de Caballeros Sagrados para que actuaran como tanques.

Emella y los Caballeros Sagrados sirvieron como primera línea, mientras que Flicker se quedó un paso atrás y eliminó a los monstruos con magia. Zef actuó como libero junto a Flicker.

Con una cooperación perfecta y una magia llamativa, los tres lograron atraer la atención de los monstruos y mantenerlos alejados de Cyril y Mira.

El golpe inicial de Mira con las Artes Inmortales hizo retroceder al León Áureo. A pesar de ser un golpe poderoso, el demonio se recuperó rápidamente y contraatacó.

Eso no fue un problema para Mira, que rápidamente se puso a invocar. Entre ella y el León Áureo apareció un escudo de torre blanco que bloqueó las garras del demonio con un feroz chillido metálico. Una vez hecho su trabajo, la invocación parcial se desvaneció, dejando a Mira a pocos metros del león. Se enfrentó a él de frente.

El cuerpo del León Áureo era enorme, quizás tres veces mayor que el de un león normal.

Son más aterradores en carne y hueso…

Mira sintió el aliento del demonio y su rugido reverberó en el aire. Entonces, el monstruo se lanzó a la carrera hacia ella. Una vez más inundada por el temor de enfrentarse a bestias peligrosas en la realidad, Mira rechazó el ataque con otra invocación parcial. Luego, sin perder tiempo, se lanzó hacia adelante.

[Artes Inmortales Celestiales: Empuje Refinado]

Múltiples ondas de choque entraron en contacto directo con el león, haciéndolo volar de nuevo. Se estrelló impotente contra el escudo de torre que apareció en su camino.

Mira presionó el ataque. Un círculo mágico apareció sobre la cabeza del león derrumbado un segundo antes de que dos brazos surgieran y blandieran espadas negras hacia abajo.

El golpe inevitable atravesó el León Áureo, que pereció.

“Hrmm. También funciona bien con los demonios.” Mira sonrió. Sus invocaciones parciales habían demostrado su eficacia contra un enemigo más poderoso.

La curiosidad y el ingenio innatos de Mira —los dos factores que la habían llevado a convertirse en Sabia— la impulsaron a encontrar cualquier oportunidad para probar nuevas técnicas.

Una vez terminada la escaramuza, Mira se dio la vuelta y vio a Cyril acabando con su Lobo Argénteo.

Ah, fantástico.

Mira sólo vio un único destello de acero cuando Cyril esquivó hábilmente los colmillos del lobo y blandió su espada contra su estómago. La herida fue profunda, pero no pareció suficiente para ser mortal. Sin embargo, unos pocos latidos después, el torso del demonio se abrió de repente y exhaló su último aliento.

El golpe mortal fue, de hecho, de la espada de Cyril, aunque a simple vista parecía provenir de otra parte. Los miembros de la clase guerrera podían concentrar su espíritu de lucha en la batalla, manifestando diversos poderes, como hacer arder su arma o disparar rayos de luz cortantes desde su espada.

En general, se llamaban “manifestaciones”. Como técnica de lucha, los guerreros podían utilizar una o más manifestaciones para crear “Oficios”, básicamente, movimientos definitivos. La variedad de Oficios era casi infinita, ya que eran habilidades combinadas. Los guerreros solían utilizarlos como tarjeta de presentación.

Los Oficios dominados tenían efectos casi mágicos, y la destreza de Cyril en este Oficio en particular impresionó enormemente a Mira.

Con el trabajo hecho, Mira y Cyril se apresuraron a respaldar al grupo de Emella. Como era de esperar, tardaron menos de un minuto en acabar con la horda de monstruos desde que se unieron a la contienda.

“Tantos cadáveres podrían causar algunos problemas desagradables.” Dijo Cyril. “Vamos a ocuparnos de ellos rápidamente.”

“Entendido.” Aceptó Zef. “Voy a cortar las partes útiles.”

El campo de flores azules estaba teñido de sangre y lleno de restos de monstruos. El grupo podía dejar unos pocos cadáveres sin causar problemas, pero docenas eran una historia diferente. Si no quemaban los cadáveres, eso podría provocar un aumento de monstruos no muertos u otros efectos negativos en la zona.

Mientras tanto, Zef recogía y cortaba rápida y hábilmente valiosas partes de los monstruos. Al verlo más de cerca, su trabajo parecía ser otro tipo de Arte. La admiración de Mira creció al darse cuenta de que los Oficios podían usarse para otras cosas además de la batalla.

Al poco tiempo, Zef terminó su sombría cosecha y llegó el momento de quemar los restos de los monstruos. Mientras el cielo se llenaba de humo, un monstruo se posó ante el grupo: un gran rinoceronte. Su gruesa armadura de cuero podía desviar incluso las espadas de acero. Cuando vio al grupo de Mira, cargó contra él.

Como sólo había un gran rinoceronte, Emella y el resto del grupo lo descuartizaron rápidamente. Zef se tomó un momento para desmembrarlo.

Mientras tanto, parte del cielo se volvió a oscurecer, y una nueva oleada de monstruos apareció.

“¡Esto es molesto!” Gimió Emella mientras atacaba los refuerzos. Su número parecía inagotable, así que su queja era perfectamente razonable.

Una vez que la banda terminó de derrotar a todos los monstruos, se dieron cuenta de que ésta era la distorsión de la que habían advertido las hermanas korpokkur. Una y otra vez, aparecían nuevos monstruos mientras mataban a los últimos. Si no hacían nada con respecto a la distorsión, este ciclo nunca terminaría.

“¡Uneko! ¡Etenoa! ¡Comiencen el ritual!” Mira gritó. “¡Déjenoslo a nosotros, Señora Jefa!”

“En marchaaaaaa. Pero va a tomar, como, un tiempo. Así que vigila nuestras espaldas,

¿vale?”

Una vez que las hermanas comenzaron su rito, el aire cambió instantáneamente. El bosque crujió y la luz se acumuló.

Mira y el grupo observaban el proceso, pero los monstruos seguían llegando. Los aventureros no podían hacer más que acribillarlos a medida que iban llegando. Tras varias oleadas de monstruos, el cielo volvió a deformarse y apareció algo más aterrador. Un demonio

—mucho más grande que los dos anteriores— cayó a poca distancia, lanzó un horrible rugido y cargó.

“¡Ack, viene hacia acá!” Gritó Emella mientras el demonio pateaba las cajas y bolsas dispersas.

Entonces se produjo un gran estruendo y dos Caballeros Sagrados mantuvieron a raya a la bestia.

Golpearon la cabeza con sus espadas. Mira oyó un ruido sordo, como si lo hubieran golpeado con armas contundentes, y el demonio cayó al suelo por un momento… pero no se quedó quieto. En un arrebato de ira, se sacudió a los Caballeros Sagrados y se abalanzó sobre los escudos de torre. Los caballeros recibieron el impacto de frente.

Cyril acortó la distancia en un abrir y cerrar de ojos y blandió su espada. Un solo destello de acero y un sinfín de heridas se abrieron en el cuello de la bestia. La sangre salpicó mientras caía al suelo.

“Eso fue impresionante.” Reflexionó Mira. “Ah, no fue nada comparado contigo, Mira.”

Ella y Cyril charlaban con total tranquilidad. El resto de la pandilla observaba con exasperación, envidia y lujuria a partes iguales. Esta última estaba dirigida a Mira, y sólo por una persona en particular.

***

Después de eso, el grupo dejó la protección de las hermanas korpokkur a los Caballeros Sagrados de Mira. Se dispersaron, derrotando a los monstruos que aparecían y limpiando los cadáveres cuando podían.

Después de quemar otra multitud de monstruos, Mira se fijó en un saco que estaba entre las flores azules y lo recogió, suponiendo que era parte de la carga.

“Hrmm, ¿qué es esto?”

La bolsa dañada era bastante pesada. Cuando la levantó, su contenido se derramó.

¿Litografías? Hrmm… ¿Para qué los monstruos querrían estas cosas?

Mira no sabía mucho de arqueología, pero en las piedras había símbolos familiares inscritos. “Espera un segundo. ¿Esto es…?”

El hexagrama con marcas y formas únicas era la viva imagen del símbolo conocido como la Bendición del Demonio, la supuesta razón por la que Bramido del Alma buscaba el Santo Grial de la Luz Celestial.

¿Por qué hay esas marcas en esta piedra? Mira extendió la mano, curiosa.

Al tocar la litografía, el vértigo la asaltó. Se sintió como si estuviera flotando y el suelo hubiera desaparecido bajo ella. Entonces el mundo se balanceó. Consiguió mantenerse en pie y no marearse, pero cuando miró al frente, se quedó sin palabras ante el espectáculo.

Lo que antes era un pequeño prado de flores azules rodeado de bosque era ahora un campo interminable de floraciones deslumbrantes.