Kenja no Deshi wo Nanoru Kenja (NL)

Volumen 4

Capitulo 17: Escalofrío

 

 

Cuando Mira se volteó, Cyril y los demás se habían ido. Las litografías esparcidas a sus pies también habían desaparecido.

¿Qué me está pasando? ¿He viajado a otra parte?

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El campo se extendía en todas direcciones y Mira se dio cuenta de que estaba en una ladera baja. A cien metros, en la cima de la colina, había un gran árbol.

En el colorido campo de flores, el árbol se alzaba casi como un faro. Atraída hacia él, Mira comenzó a caminar. Una vez que llegó al árbol, volvió a mirar el paisaje. Más allá de la colina había praderas hasta donde alcanzaba la vista. Al pasar el viento, vio a un grupo de personas caminando en fila.

Ah. ¿Quiénes podrían ser?

El grupo llevaba túnicas blancas con capucha, lo que impedía ver sus identidades. La fila se extendía hasta el horizonte.

¿Hacia dónde se dirigían? Curiosa, Mira corrió hacia la línea. Casi diez minutos después, tuvo la respuesta.

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A medida que la pradera continuaba, había una enorme estructura hecha por el hombre en su centro. Parecía demasiado grande para haber sido hecha por manos humanas.

Los cimientos eran cuatro capas de piedra apiladas como la base de una pirámide. Eso no era nada especial, pero lo que realmente asombraba a Mira eran los pilares de la cima de la estructura. Se elevaban hasta atravesar las nubes.

“¿Pero qué es?” Murmuró para sí misma, observando la estructura que tenía delante. Más extraño aún, Mira se dio cuenta de que había dos estructuras: una negra y otra blanca.

¿Cuál es la historia aquí? Se preguntó. ¿Qué le había pasado? ¿Quiénes eran las personas vestidas de blanco? ¿Qué era esa misteriosa estructura? Todo era muy extraño.

“Tal vez debería preguntar.” Mira corrió hacia la fila de gente de blanco.

“¿Oh? Aquí hay un visitante inesperado.” Un individuo se fijó en ella antes de que pudiera decir una palabra. Hablando con una voz ni masculina ni femenina, se quitó la capucha y continuó: “Entonces, ¿qué necesitas?”

Dos cuernos negros y retorcidos surgieron a ambos lados de la cabeza del desconocido.

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Mira se asustó al verlos y se puso en posición de combate. ¿Qué está pasando aquí…?

Los cuernos eran muy familiares, casi demoníacos. Mira se quedó paralizada y observó el rostro de la persona. El desconocido tenía la piel tan blanca como la porcelana, rasgos elegantes y ojos que brillaban como joyas. Tenían una expresión suave y tranquilizadora. Su aspecto era tan divino que los cuernos parecían estar fuera de lugar.

“Pareces sorprendida. Todos los viajeros que vienen aquí estos días ponen la misma cara.” La persona sonrió.

Mira se había quedado boquiabierta, pero se sacudió el aturdimiento cuando la persona volvió a hablarle, intentando dar sentido a sus palabras.

“¿Estos días? Disculpa, pero… ¡no tengo ni idea de lo que está pasando! ¿Puedes decirme algo?” Exclamó Mira, con su curiosidad recuperando por fin la compostura.

“Claro, no me importa.” La persona siguió avanzando con la fila mientras explicaba lo que le había sucedido a Mira. Según ellos, los efectos de una distorsión espacio-temporal habían arrojado su alma al pasado. “¡Se podría decir que todo esto es como un sueño! ¿Sientes tus sentidos embotados, o tus movimientos lentos?”

“Ahora que lo mencionas…” Lo hicieron. Mira por fin se dio cuenta de lo que le pasaba; aunque oía el viento soplar con fuerza a su alrededor, no lo sentía contra su piel.

Era realmente extraño: sus sentidos estaban distorsionados y no podía sentir nada de verdad. Así era cuando estaba en el juego. Si se concentraba en sus sentidos, se daba cuenta de que no podía soportar en absoluto la naturaleza ilusoria. Inquieta, empezó a correr para seguir el ritmo del desconocido.

“¿Cómo vuelvo a mi tiempo?” Preguntó.

“No hay necesidad de apresurarse. Esto ocurre de vez en cuando. La gente entra, se queda atascada un rato y vuelve a casa. Relájate; pasará cuando sea el momento.”

Mira observó a su alrededor y los demás en la fila asintieron. Vio sonrisas bajo sus capuchas.

“Ya veo… Saber eso es un alivio.” Mira se relajó ante la voz del desconocido y la calidez que sentía del grupo en general.





“Aun así, esto no es exactamente lo ideal.” Respondió el desconocido. “Después de todo, fuiste absorbida por una anomalía. ¿Alguna idea de por qué ocurrió esto?”

La distorsión había separado el alma de Mira de su carne y la había arrojado al pasado. El hecho de que el desconocido se lo señalara de nuevo le recordó a Mira que se trataba de una anomalía. “Bueno, tengo un indicio.”

La distorsión del maná en el Bosque de los Devotos había causado muchas anomalías. Sin nada mejor que hacer, Mira le contó largamente al desconocido sobre la niebla profunda, el bucle, las apariciones de monstruos y las litografías de la bolsa.

***

 

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“Ese parece ser el culpable.” Concluyó el desconocido. “La distorsión interfirió con el espacio-tiempo, y esa litografía que tocaste te trajo aquí. O algo parecido, estoy seguro.”

Parecía que Mira tenía razón. “Hrmm, entendido. Es una molestia, pero a fin de cuentas el maná influye en el espacio y el tiempo.”

Esto es un mundo de fantasía para ti, pensó mientras reflexionaba sobre la enigmática fuerza que era el maná.

“El maná es a la vez nada y todo.” Dijo crípticamente el desconocido. “Es un pilar que fija el espacio como espacio. No sé cómo se ve en tu mundo, pero ése es nuestro concepto de maná.”

“Esto se está volviendo esotérico…” Murmuró Mira con una sonrisa irónica, al darse cuenta de que la conversación se estaba desviando hacia la metafísica. “Por cierto, pareces bien informado. ¿Quién eres tú —o mejor dicho, quiénes son todos ustedes—?”

Según esta persona que había conocido, Mira estaba en el pasado. Sin embargo, parecía estar más informado que la gente del presente. Tal vez Mira simplemente no era lo suficientemente inteligente para seguir el ritmo, pero esa era la sensación que le daba su conversación.

“No te ofendas, pero no te pareces en nada a la gente de mi época.” Añadió Mira. “Bueno, a la mayoría de la gente, en todo caso. ¿Podría saber el nombre de tu pueblo, si tienes uno?”

No pudo evitar mirar sus cuernos una vez más mientras preguntaba.

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“No me ofendo. Nos llamamos diablos.” El ser presentó su raza, sus rasgos como una obra de arte salvo por los cuernos negros retorcidos. Las figuras de los diablos eran casi iguales a las de los humanos, pero su piel era casi translúcida y blanca.

“¿Diablos? ¿En serio?” Eso tenía un extraño sentido. La palabra era sorprendente, tanto si había una conexión real con los Laberintos del Diablo como si no. Mira observó la larga fila de diablos y se preguntó sobre el vínculo.

“Parece que has oído hablar de nosotros.” La persona observó a Mira, sus ojos brillaron con interés.

“Sí. En mi época, el principal uso de la palabra ‘diablo’ es en ‘Laberintos del Diablo’.”

El Bosque Primigenio que Mira había visitado a petición de Solomon era uno de esos laberintos. Subespecies de monstruos patrullaban los pasillos de los Laberintos del Diablo, y los cofres del tesoro reaparecían cuando pasaba el tiempo suficiente. Sólo la calidad de los artefactos que esperaban ser encontrados coincidía con la potencia de los enemigos que acechaban en las profundidades. Los Laberintos del Diablo eran lugares muy difíciles de atravesar.

“Vaya, ¿han puesto nuestro nombre a los laberintos? Eso suena emocionante.” Una sonrisa de sorpresa apareció en la cara del diablo.

“También son laberintos muy singulares.” Los labios de Mira se curvaron en una sonrisa traviesa. Entonces, de la nada, sintió la sensación de ser levantada. “¡Whoa!”

Miró hacia abajo asustada y notó que se desvanecía como un fantasma. “Oh. Parece que estarás en casa en poco tiempo.”

“Ya veo… Así que esto es lo que se siente…”

Los sentidos, los pensamientos y la conciencia de Mira se desvanecieron. Se sintió menos como si se despertara de un sueño, y más como si cayera en uno. Al darse cuenta de que estaba siendo arrastrada a su propio tiempo, luchó contra la sensación para poder seguir aprendiendo lo que estaba ocurriendo aquí.

“¡Hablaremos más pronto!” Llamó el diablo. “¡Nos vemos entonces!” “¡¿Qué se supone que significa eso?! ¡Espera!”

Mira se esforzó por seguir al parlanchín desconocido. Se dio cuenta de que habían entrado en la estructura blanca que había visto desde lejos.

¿Es una especie de altar?

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Mira había pensado que la estructura se parecía a uno de esos ascensores espaciales de ficción. Pero ahora que lo vio de cerca, se dio cuenta de que era algo totalmente distinto; los demonios estaban subiendo una enorme escalera.

“¿Qué es este lugar? ¿Por qué viene todo el mundo aquí?”

Círculos mágicos alienígenas, símbolos y fórmulas matemáticas cubrían el suelo cuadrado. Incontables líneas de luz subían por los altísimos pilares.


“Esta es la puerta de la reencarnación. Renaceremos como nuevos seres.” Dijo el desconocido, con la expresión amable de un monje iluminado.

Mira apenas podía creerlo.

“¿Rencarnación? ¿En qué te convertirás?” Observó cómo un demonio que se encontraba unos lugares más adelante se dirigía a la puerta, se transformaba en una luz tenue y desaparecía.

“Todo el que se reencarna en esta puerta blanca se convierte en un ángel.” El desconocido dio un paso adelante, acercándose a la puerta.

“¡¿Un ángel?! ¡¿Entonces qué pasa con la puerta negra?!”

Justo después de que Mira hiciera la pregunta, el vértigo volvió a invadirla. Estaba sobrepasando el tiempo que su alma podía permanecer aquí. Alguna fuerza colosal tiraba de su conciencia, y se esforzaba por escuchar la respuesta del desconocido.

“Todos… en un… demonio… negr—”

Mientras era arrastrada al futuro, Mira vio el mismo hexagrama que había visto antes grabado en el suelo.

***

 

 

Mira observó alrededor del campo de flores azules.

“Hrmm. Parece que acabo de hablar con alguien.” Tuvo la extraña sensación de haber tenido una conversación extraordinaria, pero los detalles fueron fugaces.

Entonces escuchó una voz familiar que no pudo identificar. “Cuando llegue el momento, lo recordarás.”

“¿Quién era?” Buscó la voz; era tan clara que no podía imaginar que fuera una alucinación.

Ahora reconoció el campo de flores. Las korpokkurs estaban realizando un ritual para dispersar la distorsión de maná. Emella y los demás luchaban contra los monstruos que brotaban de dicha distorsión. Cyril había terminado de luchar contra un demonio.

Sin embargo, la voz que Mira había escuchado en su cabeza no pertenecía a ninguno de ellos.

No puedo haberlo imaginado. Alguien dijo que lo recordaría “cuando llegue el momento”. Supongo que tendré que esperar…

Aunque Mira había olvidado lo que experimentó su alma, el hecho de que había tenido una conversación importante permanecía en un rincón de su mente.

“¡Mira, encárgate de ese grandullón de ahí!” Gritó Cyril mientras Mira se perdía en sus pensamientos.

Miró hacia arriba y vio ondulaciones en el cielo que engendraban otro demonio. “Bien.

Estoy en ello.”

Por mucho que lo intentara, Mira no podía recordar de qué habían hablado ella y la voz. Sin embargo, de alguna manera, sabía que podía confiar en quienquiera que fuera. Sólo tenía que esperar a que las respuestas se aclararan.

Ahora mismo, tenía preocupaciones más urgentes. Dejó esos pensamientos en el fondo de su mente, arrojó el saco vacío en su mano y se enfrentó al demonio.

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***

 

 

Emella y los demás siguieron ocupándose de los monstruos más pequeños mientras Mira y Cyril se encargaban de los más grandes. El proceso parecía eterno. Cuando las hermanas korpokkur terminaron por fin su rito, la pila de cadáveres era más alta que Cyril.

Uneko y Etenoa levantaron sus hojas en alto, y una luz deslumbrante llenó los alrededores, alejando la oscuridad de la distorsión.

“¡Whoa! ¿Qué está pasando?” Gritó Emella.

Zef estaba igualmente sorprendido. “¿Qué diablos acaban de hacer?”

Cuando el grupo pudo volver a ver, la niebla se había disipado y se dieron cuenta de que estaban en un claro de hierba en el bosque. Al desaparecer la distorsión, la zona había vuelto a su estado habitual. Las flores azules también habían desaparecido.

Ni Mira ni el grupo de Cyril se habían encontrado nunca con este fenómeno, así que no tenían ni idea de por qué había sucedido eso.

“Tenía la sensación de que esas flores azules no eran de por aquí. Deben de haber venido de otro lugar, como los monstruos.” Planteó Flicker mientras observaba la zona.

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“Sí, pero… no. Bueno, es como si tuvieras una parte de razón.” Respondió Etenoa. Parecía satisfecha con un trabajo bien hecho mientras volvía al grupo. “Las flores siguen aquí, sólo que ahora no, ¿sabes? La frontera del tiempo se vuelve muy borrosa en las urdimbres de maná.”

Eso tenía sentido; los aventureros se sentían como si hubieran regresado de otro tiempo.

Mira no estaba segura de si debía sorprenderse de que, a pesar de la actitud bobalicona de Etenoa, la korpokkur supiera exactamente lo que había sucedido. Mientras tanto, Uneko investigaba afanosamente la zona para asegurarse de que el rito había salido como estaba previsto.

El grupo había resuelto el problema… por ahora. Comprobaron que no había ningún monstruo merodeando por la zona antes de regresar. La carga en sí era demasiado abundante y dispersa para que pudieran reunirla ellos solos, pero al menos ahora era seguro contar con la ayuda de Noland.

En el camino de vuelta, cada vez que el grupo veía flores azules normales que crecían en el bosque, un escalofrío recorría sus cuerpos.

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