Isekai Goumon Hime (NL)

Volumen 1

Capitulo 4: Un Enviado De La Iglesia

Parte 1

 

 

“¡Esto es delicioso!”

Tenedor y cuchillo en mano, Elisabeth estalló en una sonrisa.

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Era la primera vez que Kaito había visto su sonrisa sin siquiera una pizca de malicia. La situación era tan anormal, que a Kaito se le puso la piel de gallina. No era solo ella, tampoco. Era toda la mesa.

La larga mesa había sido suministrada con un majestuoso mantel arabesco y los asientos vacíos estaban decorados con flores coloridas. La línea de candelabros dorados y plateados alternados estaba toda iluminada, iluminando suavemente la vajilla.

Y el aroma de un número de platos elaborados flotaba de los platos.

Había gelatina de cabeza de cerdo con brioche. Había una ensalada exquisitamente agria con intestinos, un tazón de sopa de tripa de cordero junto a un pastel de riñón marrón dorado. Y el plato principal fue rematado con un poco de foie gras terrine*.

[Nt: Es un plato al parecer francés, desconozco de su traducción, les recomiendo buscarlo, luce delicioso.]

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Por último, para postre, había una tarta, cubierta con finos trozos de manzana en la forma de una flor.

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Elisabeth llenó sus mejillas con los platos recién preparados uno tras otro. Grandes y exageradas lágrimas de alegría brotaban en sus ojos.

“Eso es delicioso, dijo—¡en verdad sublime! ¡Verdaderas exquisiteces! ¡Tienes mis alabanzas, muñeca!”

“Es un honor haber satisfechos sus gustos, Lady Elisabeth, ama del Amo Kaito.”

La autómata estaba lista al lado de Elisabeth. Sus ojos verdes esmeralda brillaban con amabilidad y una amigable sonrisa apareció en su rostro. Entre su largo y clásico uniforme de criada y su adorable gorrito de criada, daba la impresión de haber servido en este castillo durante muchos años.

Era difícil creer que ella era la misma persona que había estado causando destrozos el día anterior.

Aunque todavía algo de miedo de ella, Kaito le hizo una pregunta.

“¿Así que no solo peleas, sino que también puedes cocinar?”

“En efecto. Además de los datos de combate, mi Dispositivo de Auto-Grabación contiene cientos de recetas, además de muchas otras habilidades útiles. Desde cocinar y limpiar hasta jugar juegos y acompañarte en la noche, puedo cumplir cualquiera de tus deseos, Amo Kaito.”

“Espera, espera, espera, espera, espera, no necesitas ir tan lejos. No necesito ese tipo de servicio extra.”

Kaito agitó su mano de lado a lado. Cada vez que interactuaba con esta muñeca, a menudo se encontraba confundido. Y cada vez que lo hacía, la muñeca colgaba sus hombros con tal abatimiento que él podía prácticamente ver las orejas de perro y una cola colgando de su cabeza y cintura.

“¿Es así? Bueno, si alguna vez cambias de opinión, por favor no dudes en instruirme como consideres conveniente. Existo solamente por tu bien, Amo Kaito, así que, sin importar el momento o el lugar, hacer lo que sea que quieras conmigo es mi mayor placer.”

“Espera… ¿‘Sin importar el lugar’…? ¿Quieres decir, como, afuera?”

“Por supuesto—¡afuera está bien, también!”

“¿De qué en el mundo podrían estar hablando ustedes dos?”

Masticando ruidosamente un gran trozo de tarta, Elisabeth levantó su voz exasperada. Después de disfrutar la delicada mezcla del dulce y crujiente corteza y la jugosidad de la carne, terminó de comer.

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Se limpió cortésmente la boca con su servilleta, luego se giró hacia la muñeca como para alabarla.

“Mira, cuando mi irremediable mayordomo te encendió, pensé que no tendría más remedio que destruirlos a los dos juntos. Pero tu capacidad para cocinar para la cocina resultó bastante espléndida. No hay mal que por bien no venga, dicen. Mis felicitaciones, Kaito. Tu vida aún puede continuar.”

“Cielos, no tenía ni idea de que estaba al borde de la muerte por una razón tan estúpida.”

“En resumen, ¿está diciendo que fui de utilidad para el Amo Kaito? Mi más profundo agradecimiento. ¡No puedo pensar en un honor más grande, ni en una alegría mayor!”

“Pero basta de eso. Eres mi maid. No, con respecto a tus deseos, deseo darte la bienvenida una vez más como la maid de mi sirviente, pero… Hey, Kaito. Dale a esta cosa un nombre.”

“¿Un nombre?”

“Harías bien en dejar de estar confundido por el artilugio. Todas las cosas necesitan nombres. Y es muy inconveniente ser incapaz de llamar a tus posesiones.”

“Quiero decir… No la llamaría mi posesión. Incluso si es una muñeca, sigue siendo una chica.”

Kaito sacudió su cabeza vigorosamente. Ser dueño de algo que era prácticamente humano era una responsabilidad demasiado grande para él. Pero la muñeca dio un paso hacia delante, sus puños se cerraron y sus mejillas se inflaron.

Enroscando sus encantadores labios en un puchero, le suplicó.

“Aunque puede ser imprudente de mi parte decirlo, soy sin duda tu posesión. Desde el trascendental momento en que me escogiste como tu amante, he sido tu amante eterna, tu leal compañera, tu soldada, tu arma, tu salida de amor y tu muñeca sexual. Pase lo que pase, siempre seré tuya y sólo tuya. Te ruego que recuerdes eso siempre.”

“Mu-Muy bien, lo entiendo. Solo trata de no decir cosas como esa. Pero sí, de cualquier modo, sería bueno si tuvieras un nombre. Uh…”

Kaito estrujó su frente mientras pensaba en ello. Buscó a través de sus recuerdos algo para usar como referencia. Pero él nunca había siquiera nombrado un animal antes. Además, no se le había permitido mucha interacción social. Podía recordar los nombres de algunas de las mujeres que habían pasado tiempo con su padre, pero ninguna que quisiera usar como referencia. Incluso la mujer le había hecho purin se había ido al final.

Fue entonces que Kaito recordó una suave y acariciante sensación.

…Oh sí…ella. Hubo una vez. Hubo alguien que me amó incondicionalmente.

Una cachorra blanca como la nieve flotó desde las profundidades de sus recuerdos. Había pertenecido a uno de sus vecinos. Se había encariñado con él y cada tiempo la visitaba, movía su cosa y lamía las lágrimas de su rostro. Había sido capaz de jugar con ella por sólo un corto periodo antes de que tuviera que mudarse de nuevo, pero Kaito sintió que eso fue para bien. Si su padre se hubiera enterado de su afecto por el perro, probablemente habría intentado secuestrarla y matarla.

Ella había sido una chica buena y amable. Y sus grandes y caídos ojos ligeramente se parecían al de la muñeca.

A pesar de algunas reservas, Kaito recordó el nombre del perro y lo dijo en voz alta.

“‘Hina’… ¿Cómo suena ‘Hina’?”

“Suena increíblemente arbitrario, como si lo hubieras sacado de un sombrero.”

“¡Hey, pensé mucho en eso!”

“¡Eres brillante, Amo Kaito! ¡Es el nombre más fino en todo el cielo y la tierra, superando el de cualquier humano, demi-humano, gente bestia, bestia mítica, o dios! ¡Mi más profundo agradecimiento! De ahora en adelante, llevaré el nombre de Hina. Hina… Hina. Soy Hina. El nombre con el que Amo Kaito me bendijo… Hee-hee-hee-hee-hee.”

Los hombros de Hina comenzaron a estremecerse extrañamente. Parecía estar feliz, pero su reacción fue un poco aterradora.

Justo cuando el bautismo de Hina estaba completo, el Carnicero hizo su aparición. Elisabeth compró una gran cantidad de órganos de él, luego se los entregó todos a Hina. Mientras ella se ocupaba de eso, Kaito comenzó a apilar los platos de la mesa en sus brazos.

Al parecer, tener una buena cocinera alrededor aflojó la lengua de Elisabeth. Después de hacerle una reverencia a Elisabeth, que estaba absorta en una animada conversación con el Carnicero, Kaito y Hina se fueron a la cocina.

Una vez que llegaron a la cocina, Kaito llevó los platos sucios al fregadero. Hina, usando la carne que había recibido del Carnicero, comenzó a hacer los preparativos preliminares para la cena.

Viéndola alinear con absoluta certeza los frascos de condimentos que necesitaría, Kaito la llamó.

“Así que espera, ¿puedes decir cuales son cuales sabores?”

“Oh sí, tengo registros para la mayoría de los condimentos que existen en este mundo. También puedo usar su olor para analizar si se han deteriorado o no por el tiempo y los pequeños cambios en el sabor resultantes del proceso de manufactura, así que puedo ajustar las cantidades que uso según lo necesario.”

“Wow. Eso es realmente impresionante, Hina.”

Kaito asintió con la cabeza en sincera admiración. Las mejillas de Hina se sonrojaron con vergüenza.

“Recibo tu elogio con gran honor. En una nota relacionada, um, Amo Kaito, ¿qué tipos de platos te gustan?”

“…Uhhh, realmente no tengo preferencias cuando se trata de comida. Siempre y cuando no esté podrido o envenenado, estoy bastante bien con lo que sea.”

Sus hábitos alimenticios en su vida anterior se basaban más en la supervivencia, después de todo. Simplemente había estado agradecido cada vez que ponía sus manos en algo comestible. Hina asintió con la cabeza con seriedad en respuesta a la respuesta poco entusiasta de Kaito.

“Entiendo. Entonces daré mi todo para cocinar algo que encuentres delicioso, Amo Kaito. Y luego, quizás—y esto sería terriblemente augusto—fuera posible que encuentres mi cocina de tu agrado, Amo Kaito… ¡Ah, mi corazón estaría tan lleno de honor y orgullo que seguramente moriría!”

“Cálmate ahí, Hina. Por favor no mueras por algo como eso.”

“¡Entendido! ¡Entonces viviré para siempre!”

Hina asintió con la cabeza, sus mejillas todavía rojas. Murmurando ligeramente algo al efecto de “a tu lado para siempre” y “Amo Kaito,” su cuerpo se balanceaba de un lado al otro. Mientras veía sus regordetes pechos subir y bajar, Kaito se sintió algo avergonzado. Pero había pasado tanto tiempo solo en este calabozo claustrofóbico de cocina y ahora…

Es realmente agradable tener a alguien con quien hablar.

Asintiendo con la cabeza, Kaito abrió el grifo del fregadero. El suministro de agua del castillo estaba vinculado a un embalse lleno de ondinas*. Se alegró por la fuente ilimitada de agua, aunque a veces era molesto que no venía caliente.

Mientras lavaba los platos con agua fría, Hina estaba junto a él, preparando las vísceras, su cuchillo moviéndose constantemente. En un abrir y cerrar de ojos, las rebanadas innecesarias fueron removidas y la carne fue cortada a las dimensiones perfectas. Como para asegurar que la carne no sufriera más daño del necesario, los cortes fueron todos limpios y precisos.

Kaito sin querer dejó de moverse mientras observaba su maestro empleo del cuchillo. Fue en ese momento que la voz de Elisabeth sonó.

“¡Mayordomo! ¡Oh, Mayordomo!”

“…”

“¡Kaito!”

“Te escuché. ¿Qué quieres?”

Abandonando los platos mojados y dejándole el resto a Hina, Kaito arrancó a correr.

Había esperado que estuviera esperando en la sala del trono, pero todavía estaba en el comedor.

Abrió la puerta y la vio sentada en su silla de barreta y esférica*, inclinando su copa hacia atrás y hacia delante. Tenía una expresión taciturna y sus piernas estaban cruzadas. Un nuevo visitante ante ella, ocupando el mismo asiento en el que había estado el Carnicero cuando Kaito se había ido.

[Nt: En inglés es “ball-and-claw chair,” si la buscan así aparece una silla medio elegante.]

“Al parecer, este desagradable hombre tiene algo que quiere discutir contigo.”

“Ah, encantado de conocerte… Joven Kaito Sena, ¿correcto?”

El rostro del hombre rubio estaba marcado y llevaba una sotana negra. Evocaba la imagen de una cabra, sus ojos parecían suaves mientras sonreía. Sin embargo, su rostro emitía una impresión algo sospechosa, cuando lo observaba se le puso la piel de gallina a Kaito en su espalda y dio una desagradable sensación en su estómago. También notó que la pronunciación del hombre de su nombre japonés había sido suave y más correcta que la que había escuchado en algún tiempo.

Sin mostrar ninguna en cuanto a si había deducido el malestar de Kaito o no, el hombre abrió su boca con dignidad.

“Mi nombre es Clueless Ray Faund. Vine como un enviado de la Iglesia, buscando llevar a cabo una entrevista personal contigo.”

***

 

 

“…………… ¿Huh?”

“En verdad es tu sirviente, Elisabeth. Sus modales se parecen a los tuyos.”

El hombre habló en un tono que hacía imposible decir si realmente estaba impresionado o si estaba siendo sarcástico. Kaito le dio una larga y buena mirada a Clueless, el hombre de la Iglesia.

Kaito no sabía mucho acerca de la Iglesia de este mundo. Pero basado en el hecho de que habían sido capaces de suspender la ejecución de Elisabeth y le ordenaron su cacería de demonios, él podía asegurar que tenían influencia sustancial. Ante tal poder, la primera reacción de Kaito fue el deseo de huir. Pero si huía ahora, parecería altamente sospechoso. Reprimiendo su respuesta automática, que era darse la vuelta, Kaito concentró su mirada en el hombre, preguntando en silencio cuáles preguntas quería preguntar.

Clueless se levantó de su silla, se estiró y ofreció una propuesta bastante inesperada.

“Bien entonces, ¿nos dirigimos a la iglesia? Preferiría no escucharte en un lugar tan sombrío como este castillo.”

Isekai Goumon Hime Volumen 1 Capitulo 4 Parte 1 Novela Ligera

 

“¿Huh? Bueno-soy-sirviente-de-Lady-Elisabeth-ya-ve. No puedo simplemente ir y venir como me plazca.”

“Perro callejero desvergonzado… Así que admitirás ser mi sirviente cuando sea conveniente para ti, ya veo. Sin embargo, dice la verdad, Clueless. No simplemente te lleves a mi sirviente contigo. Lo hice yo mismo. El componente base puede ser inútil, pero viene unido a un golem bastante espléndido, así que termina siendo algo útil. No deberías llevártelo sin mi permiso.”

“Dices eso, Elisabeth. Pero eres la que falló en reportar haber convocado el alma de alguien de otro mundo, ¿no es así?”

Ante la declaración de Clueless, Elisabeth torció sus labios. Parecía haber dado en el clavo. Kaito se sorprendió bastante de que el hecho de que el hecho de que él era de otro mundo había sido expuesto.

Poniendo sus grandes manos una encima de la otra, Clueless continuó.

“Sin embargo, no tengo ninguna intención de reportar ese hecho a mis superiores. Puedo decir que simplemente quería verificar los detalles de cómo derrotaste al Caballero y al Conde, además, esta pequeña visita estaba fuera de los libros en primer lugar. ¿No crees que, en lugar de lidiar con las formalidades y los castigos, sería más constructivo resolver este asunto tranquilamente juntos? Con ese fin, me gustaría hablar con el joven. ¿Cómo suena eso?”

“Bah, basta con esa farsa. En todo caso, planeas parlotear y refunfuñar hasta que te lo ceda, ¿me equivoco? Bien, entonces. Qué molestia. Tienes mi permiso. Si fallas en regresarlo, sin embargo, tendré tu cabeza.”

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“Eres una buena chica, Elisabeth. Una elección muy sensata.”

Observando su intercambio, Kaito no pudo evitar estar impresionado. No había pensado que hubiera una persona viva que pudiera hacer frente a Elisabeth de la manera en que lo acaba de hacer Clueless. Asintiendo con la cabeza a Kaito, Clueless comenzó a caminar.

Por la forma en que la conversación se había desarrollado, Kaito supuso que debía seguirlo.

Ninguna parte parecía tener el más mínimo interés en cómo se sentía él.

Medio desesperado, Kaito obedientemente siguió al hombre vestido de sotana. Acompañó a Clueless por el pasaje subterráneo y llegaron al círculo de teletransportación de Elisabeth. Kaito, habiendo pensando que iría afuera, se enfurruño. Clueless se paró enfrente del círculo y se giró a mirar a Kaito.

“Ahora entonces, joven Kaito, ¿nos vamos? Cuidado con el vértigo.”

Clueless metió la mano dentro de su sotana y sacó un dije de plata de aspecto pesado. En el extremo de su gruesa cadena colgaba una escultura de cabeza de una mujer con velo. El velo intrincadamente esculpido desafiaba la gravedad en su obstinada misión de ocultar el rostro de la mujer.

“Guíame por el camino de la virtud.”

Lo sostuvo sobre el centro del círculo y las runas ensangrentadas se hicieron borrosas. Gotas carmesíes comenzaron a verterse en el aire. Luego brillaron azul y comenzaron a orbitar como planetas pequeños. Cuando las rotaciones alcanzaron su velocidad máxima, las luces azules se congelaron. Entonces cayeron al suelo como una.

Cuando la lluvia azul había desaparecido, un sótano con un ambiente notablemente diferente al que estaban antes se extendió ante ellos.

“Este lugar es…”

Al parecer, habían llegado a un lugar separado del sótano de Elisabeth. Los muros estaban hechos de tierra vacía y comprimida, emitiendo una sensación completamente diferente de claustrofobia al de la piedra. El aire frío tenía un olor húmedo, anunciando fuerte y claro que estaban bajo tierra.

“Ven, joven Kaito—sígueme. Iremos por aquí.”

Colocando su dije en su sotana, Clueless se fue por la única puerta.

Fuera de la habitación, largos pasajes de madera en forma de túnel se extendían a ambos lados. Viejas linternas mágicas colgaban del bajo techo e iluminaban el camino.

Mientras caminaba por el corredor lleno de olores a tierra y madera en descomposición, Clueless habló en voz baja.

“Estos son los corredores ocultos que se extienden debajo de la Iglesia. Se conectan a mi habitación privada. Sígueme.”

Obedeciendo las instrucciones, Kaito giró en medio del pasaje y subió una estrecha escalera.

Más allá había una habitación sorprendentemente pequeña. Su interior de madera era estéril, excepto por un majestuoso escritorio y un archivo. Una pared, sin embargo, estaba adornado con una imagen de la misma invertida y velada mujer que Kaito había visto hace poco. Tras un examen más detallado, vio una sola lágrima roja corriendo por la mejilla de la mujer.

Ignorando a Kaito, Clueless se arrodilló y ofreció una sincera oración a la mujer. Después de unos momentos, volvió a ponerse de pie.

“Perdóname por la espera. Y por favor ponte cómodo.”

“Ah, gracias.”


Kaito, al que le ofrecieron la silla en el escritorio, la tomó. Mientras lo hacía, Clueless se ocupó con el juego de té que había sido dejado en el escritorio. Vertió un líquido rosáceo en una taza. Una refrescante fragancia mentolada flotó de ella.

“Soy muy fan de este té, ya ves. Lo compro cada vez que estoy en mi tienda favorita.”

“Uh… Ah, bueno, eso parece un hobby agradable.”

“Ha-ha, me pregunto. Me alegra que pienses eso, al menos. Mis subordinados a menudo me regañan por comprar demasiado.”

Clueless guiñó el ojo. Fue un gesto muy humano, pero cualquiera sea la razón, hizo que Kaito se pusiera tenso. Algo acerca de la manera en que el hombre habló parecía extraño, casi superficial.

Clueless movió su silla de tal manera de que estaba enfrentando a Kaito desde el otro lado del escritorio. Kaito notó que el arreglo se parecía a un interrogatorio. Clueless tomó un sorbo de su té, luego comenzó la conversación sinceramente.

“Debo decir, nunca imaginé que Elisabeth arrastraría a alguien de otro mundo a su cacería de demonios, aunque sólo sea un sirviente.

“Uh, no es que Elisabeth hablé acerca de ello mucho, pero tuve la sensación de que no era la gran cosa. ¿Está diciendo que es poco común que las personas sean convocadas de otros mundos?”

“Espera, ¿no se ha molestado en explicar nada? Bueno, nunca ha sido muy responsable. Poco común sería expresarlo a la ligera. Es más que raro. He escuchado que ustedes dos había compartido algunos recuerdos durante el llamado, pero tú y Elisabeth deben estar realmente en la misma onda*. Eso, o quizás tengan naturalezas similares.”

[Nt: Básicamente pensar de la misma manera, no sé por qué esa sea la traducción, pero meh.]

“¿Está diciendo que soy similar a esa mujer?”

Kaito inmediatamente frunció el ceño. Difícilmente se describiría como similar a esa orgullosa, arrogante y temeraria mujer. Tomando otro sorbo de té, Clueless agitó su cabeza.

“Lo siento; eso fue rudo de mi parte. Ciertamente no los encuentro a los dos similares. Después de todo, he escuchado que la crueldad de Elisabeth Le Fanu comenzó bastante temprano en su infancia.”

La declaración hizo que Kaito se sobresaltara. La imagen de la niña que había visto unos días antes se proyectó por su mente.

Ella sólo se había sentado en su cama, su cuerpo delgado y frágil y sus ojos vacíos.

Kaito sacudió su cabeza para desvanecer la visión. Ignorando el malestar de Kaito, Clueless continuó.

“Nació como la única hija de la distinguida familia Le Fanu. Era una niña débil que rompía juguetes y se deleitaba con las muertes de animales, pero realmente no floreció hasta que cumplió los dieciséis. Fue en ese punto que comenzó a torturar personas, ganando significativa habilidad mágica de su dolor. Y con esos retorcidos poderes, asesinó aún más. Como cometió sus muchas, muchas atrocidades, ninguna entidad, viva o muerta, podría inspirarle miedo ya, mucho menos Dios.”

La mano de Clueless se apretó sobre su taza de porcelana. Una luz severa quemaba en sus ojos celestes, Kaito podía decir que su voz estaba llena de una hostilidad muy penetrante. Clueless había estado charlando animadamente con Elisabeth hace solo un momento, pero sus palabras estaban ahora impregnadas de odio.

Entrecerrando los ojos ante la severidad de la reacción de Clueless, una semilla de duda se asentó en la mente de Kaito.

Obtener poder del dolor de otros—eso era exactamente lo que los demonios hacían. Pero Elisabeth Le Fanu no era un demonio; ella era la Torture Princess.

“¿Pensaba que Elisabeth no era uno de los catorce demonios, sin embargo?”

“Cierto, no lo es. Ella consiguió todo eso por sí misma, sin hacer un contrato con nadie ni nada. No debería ser capaz de usar los poderes de los demonios y nadie salvo el Sumo Sacerdote ha sido capaz de discernir el mecanismo por el cual fue capaz de convertir el dolor de las personas en su propio poder. Pero los hechos son los hechos. Es una mujer malvada, con poderes que superan los de los demonios. Su mera existencia es blasfema.”

Clueless escupió estas palabras. Quizás tenía razón, pero Kaito no estaba seguro de cómo responder. Era cierto que Elisabeth era una torturadora, una déspota y una tirana. Pero ahora, estaba peleando con los demonios. Y el número de personas en este mundo que podrían hacer frente a esos monstruos nacidos del infierno probablemente no era alto.

Y por ahora, Kaito estaba asistiéndole.

Aunque todavía la atacaba verbalmente de vuelta a veces, desde el incidente con el Conde, había dejado de tener dudas respecto a servirle. Incluso le gustaba un poco el lado inocente que ocasionalmente revelaba.

Tal vez era una retorcida forma de vivir, pero funcionaba para él.

En su vacilación, Kaito se había quedado en silencio. Pero Clueless asintió con la cabeza, pareciendo entender la posición de Kaito y soltó un pesado suspiro.

“Discúlpame. Parece que me he acalorado bastante. Pero pensé que tú, después de pasar algún tiempo con ella, encontraría esas cosas obvias. Ahora entonces, ¿te importaría si te hago unas cuantas preguntas acerca de tu mundo? Escuché que tu mundo es donde las máquinas han progresado más que la magia; ¿eso es correcto?”

“¿Huh? Oh, sí. Mejor dicho, la magia no existe realmente en mi mundo en absoluto… Al menos hasta donde sé.”

Kaito respondió de forma realista las preguntas de Clueless. Pero además del hecho de que su conocimiento de su mundo anterior era fuertemente parcial, no sabía nada acerca del funcionamiento de muchas de las tecnologías industriales de las que se había beneficiado en vida. Pero, aunque su intercambio tocó superficialmente términos generales, Clueless parecía embelesado.

Terminó su té, luego sacudió suavemente su cabeza.

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“Gracias. Aprendí bastante. Y tienes mis condolencias. La batalla contra los demonios sin duda se volverá más feroz desde aquí. Encuentro difícil imaginar que continúes sirviendo a Elisabeth una vez que termine de asesinar a los trece demonios.”

“¿Es… ¿Es eso así? Quiero decir, este cuerpo es inmortal, pero anticipo que se pondrá bastante duro desde aquí.”

“Bastante. Y incluso en el caso improbable de que logres sobrevivir, todo lo que te espera es una inquisición de la Iglesia.”

“Espera, ¿qué?”

Kaito levantó su voz en sorpresa. Clueless no se molestó por su rudeza. Mientras miraba fijamente a Kaito, algo que se parecía al sentimentalismo brotó en sus ojos azules.

Sin embargo, no era la mirada de alguien mirando a otro humano sino la de alguien mirando desde arriba a un gusano.

“¿Por qué estás tan sorprendido? Es una medida natural a tomar, ¿no? La Iglesia no puede exactamente permitirle a una de las marionetas de Elisabeth vagar libremente después de que ella complete su tarea. La hoguera los espera a ambos. En el mejor de los casos, serás confinado, pero no antes de ser minuciosamente torturado.”

“Eso es… Okay, voy a ser honesto con usted. Preferiría pasar. Fui metido en este desastre en contra de mi voluntad. Ustedes son los que están a cargo de la tortura, ¿verdad? ¿No pueden hacer algo respecto a eso?”

“Da la casualidad de que tengo una propuesta para ti.”

Clueless se inclinó hacia delante en su asiento. Cuando lo hizo, Kaito sintió como si una pieza del incongruente rompecabezas del que había parte finalmente se había deslizado en su lugar. Toda la charla que condujo a esto había sido un mero preludio. Clueless parecía atento, pero Kaito tenía la sensación de que todo se había entrado por un oído y salido por el otro.

“Piensa en esto. Considero que Elisabeth es lo suficientemente peligrosa como para que yo haya estado monitoreándola extraoficialmente, además de ocasionalmente pasar para chequear la. Después de que la Iglesia la capturó, la atamos de tal manera que no podría resistirse a nosotros o tratar de escapar. Pero si fuera a formar un contrato con uno de los trece demonios, su poder aumentaría y esas cadenas serían insuficientes para contenerla. De hecho, si su poder único fuera a sinergizar* con el del demonio, sería bastante aterrador ciertamente.”





[Nt: Según el diccionario de Cambridge “synergize” es “combinar o trabajar juntos para ser más efectivos,” no encontré traducción literal, pero sinergizar sonaba bien.]

“¿Están seguros de que debería hacer que alguien así luche por ustedes?”

“Juró que no forjaría un contrato con un demonio y el jefe de la Iglesia, Godot Deus, nos dijo creyéramos en esa promesa. También dijo que si llegaba el momento en que rompa esa promesa, sacrificaría su vida y su alma para sellar la… Pero, aunque probablemente posee el poder para cumplir su palabra, todavía estaríamos perdiendo el miembro más distinguido de nuestro clérigo. Habiendo anticipado tal calamidad, no puedo, de buena fe, sentarme de brazos cruzados y permitir el nacimiento de un demonio que superará a todos los demonios.”

Clueless metió su mano en su sotana y una vez más sacó el dije con la mujer al revés y dolorida. Cuidadosamente abrió su compartimiento oculto y sacó un vial.

Lo inclinó sobre la taza de Kaito y una sólo gota de líquido claro e incoloro, igual a una lágrima, hizo ondas en su té. Cuando lo hizo, tiñó brevemente el té rosado de púrpura oscuro. El té rápidamente regresó a su color original.

“Si haces que Elisabeth beba este veneno, puedo prometerte una muerte sin dolor.”

“¿Me está prometiendo la muerte?”

“Que soy yo. Tu existencia es una ofensa a Dios y no puedo permitir que continúe. Aunque por lo que escuché, al ser convocado, deseaste morir de todos modos, ¿correcto? Habiendo servido bajo su mando, saber cuán aterrador puede ser el dolor. ¿Comprendes lo que te estoy ofreciendo? Yo mismo creo que los términos son bastante justos.”

Clueless sonrió. Recordando la incómoda sensación que inicialmente había recibido del hombre, Kaito se sintió validado una vez más. Clueless era arrogante. Parecía estar mirando desde tan alto* a Kaito que ni siquiera se dio cuenta de que estaba siendo arrogante.

Clueless sin duda pensó que estaba siendo seriamente misericordioso.

Kaito se tragó sus réplicas. Decidió hablar tan poco como fuera posible hasta que regresara a salvo al castillo.

Al no recibir una respuesta afirmativa, Clueless inclinó su cabeza en insatisfacción.

“Pareces disconforme… Muy bien. Con el fin de demostrarte la validez de mi propuesta, permíteme ofrecerte el privilegio de observar a los herejes bajo mi jurisdicción. Ven.”

Clueless bajó por la por la escalera, acompañado de Kaito. Anduvo a zancadas a lo largo del oscuro pasillo con vigor en su marcha. No se encontraron a ningún otro clérigo en su viaje. Mientras continuaba tras Clueless, Kaito pensó que esto era bastante extraño. Clueless finalmente llegó a una nueva escalera y la subió.

En la cima de las escaleras había una puerta con un paño relleno bajo ella para insonorizar.

Clueless giró el pomo.

“Mira, escucha y aprende.”

Abrió la puerta de un empujón. Al segundo que lo hizo, un grito espeluznante sonó.

La gente estaba gimiendo, gritando, retorciéndose y rogando por la muerte. La amplio y cuadrada sala de inquisición más allá de la puerta estaba llena del sofocante hedor a sangre y dividida por la mitad por un conjunto de barras de hierro.

Al otro lado de las barras yace un paisaje infernal a pequeña escala.

Había gente encadenada a los muros, cada una completamente desprovista de cabello. Su pálida piel tenía remaches clavados en ellos. Sus cabezas sin pelo estaban llenas de tornillos, incluso mientras Kaito observaba, más eran heridos por gente vestida totalmente de blanco. Una mujer estaba atada a una mesa quirúrgica, convulsionando mientras era lentamente serruchada a pedazos. Un anciano suplicaba la muerte, sus pies amarrados a una placa de hierro ardiente. Un niño colgaba de un gancho por su lengua, que también estaba cubierta de pelo de caballo. El chico lloraba mientras esperaba a que su lengua se secara completamente y se desgarrara, dejándolo caer al suelo.

También había un número de personas retorciéndose en el suelo. Kaito no estaba seguro de cuáles de ellos seguían con vida y sus ojos se ampliaron.

Se tambaleó y dio un paso hacia atrás, pero, aun así, quemó la escena infernal en sus ojos.

Mientras era simultáneamente asaltado por el terror, vigiló la escena con calma.

Qué propuesta tan misericordiosa del prospecto de una muerte sin dolor parecía ahora.

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Kaito se dio cuenta de cuán serio había sido Clueless.

“Anhelo una respuesta favorable.”

Clueless sonrió amablemente mientras presionaba el vial de veneno en la mano de Kaito.

***

 

 

La lluvia azul se disipó y la visión de Kaito se despejó.

Después de usar el círculo de teletransportación regresó al castillo de Elisabeth solo, Kaito inmediatamente cayó sobre sus rodillas.

“…Rgh… Blargh…”

Fue asaltado por náuseas y vértigo. Ninguno había sucedido cuando Elisabeth había sido quien activó el círculo. Sin embargo, quizás sus náuseas se podrían atribuir al espectáculo al que había acabado de ser forzado a presenciar, además del peso de la elección que se le había sido impuesta.

“Mierda… Eso…  Eso estaba hecho mierda… “

Después de maldecir y escupir, de alguna manera se las arregló para ponerse en pie.

Caminó a través del túnel subterráneo a pasos inestables.

Recordó el camino de regreso. Sabía por experiencia propia que el dolor refrescaba su memoria, así que hace poco tiempo, había esculpido un mapa de las partes importantes del túnel en su carne e hizo que Elisabeth lo curara para él. Ella se había sorprendido e impresionado y le había dolido como el infierno, pero gracias eso, él fue capaz de evitar perderse y morir como un tonto.

“Mierda… No puedo recordar—¿había algo que se suponía debía hacer cuando volviera?”

Kaito repasó sus deberes restantes mientras caminaba. Hina probablemente se había encargado de todos los quehaceres por él y era poco probable que Elisabeth lo llamara por el resto del día. No solía pensar mucho en él, así que incluso si planeaba interrogarlo acerca de Clueless, eso podría ser dentro de unos días. Él tenía un millón de cosas en las que necesitaba pensar, pero por ahora, todo lo que quería hacer era descansar.

Si pudiera simplemente olvidarse acerca del vial de veneno en el bolsillo de su pecho hasta el día siguiente, eso sería maravilloso.

Kaito entró tambaleándose en el alojamiento de los sirvientes, luego se dirigió a su habitación en la esquina. De alguna manera logró alcanzar la delgada puerta, sus antiguas bisagras crujieron mientras la abría.

En el instante en que lo hizo, algo suave se envolvió alrededor de su rostro.

“¿Qu-Qu-Qu-Qué?”

“¡Bienvenido a casa, amo Kaito! ¡He esperado tu regreso a salvo!”

Hina estrujó a Kaito firmemente. Era natural que se sorprendiera al verla inmediatamente después de abrir la puerta.

Hina estaba en el lado más alto, así que cuando se inclinó así, el rostro de Kaito terminó enterrado justo entre sus pechos. Kaito frenéticamente se alejó, cuando lo hizo, los ojos de Hina se abrieron de par en par y se pusieron tristes como los de un cachorro. La misma táctica no lo había llevado a ninguna parte con Elisabeth, pero él no era tan inmune como ella lo había sido.

Kaito, sin palabras, desvió su mirada de Hina. La estrecha habitación tenía tanto una cama como una silla, pero ninguna mostraba señales de uso. Kaito inclinó su cabeza al costado cuando Hina dio un pequeño salto.

“Lady Elisabeth me aseguró que regresarías y cada momento esperándote se sintió como una eternidad. Lamento profundamente no haber podido acompañarte. Oh, estoy tan contenta de que hayas regresado ileso. Estaba tan preocupada por ti que temía que mi pecho estallara y todos mis engranajes salieran.”

“Espera, Hina… ¿Tú, por casualidad, terminaste los quehaceres y luego simplemente estuviste de pie aquí todo el día esperándome?”

“Pero por supuesto. ¿Por qué? ¿Hay algún problema?”

“Bueno, uh… Ya sabes, si realmente quieres esperarme, puedes sentarte mientras esperas. No es como si fuera a enojarme contigo si te acuestas o algo así.”

Al escuchar las palabras de Kaito, Hina se tambaleo. Sus mejillas se sonrojaron y presionó su boca.

“Oh mí, recibir permiso de dormir en la preciosa cama de mi amo. Ese es, um, el privilegio especial de los amantes, no, de esposo y esposa. En otras palabras, esto es una solicitud indirecta—”

“Eso no es a lo que me refería. Lo siento, pero no tengo la energía para chistear hoy…”

Kaito suavemente echó a un lado a Hina y se desplomó sobre la cama. Cuando lo hizo, notó un cambio. El colchón que Elisabeth le había dado había estado duro, mohoso y a menudo húmedo, pero ahora era suave y tenía una agradable fragancia herbal. Probablemente Hina lo había lavado con cuidado, secado y perfumado para él. Pero él carecía incluso se la energía para agradecerle.

Su mente un desastre, apretó sus ojos cerrados. Sin importar cuán cómo se hizo aquí, pronto podría tener que abandonar el castillo. Como un traidor. Como alguien que asesinaría a su propia ama. Y como compensación por eso, podría morir sin dolor. Pero sin importar cuán duro trató, Kaito no podía imaginarse asesinando a Elisabeth.

Cuando ella muera, será por su propia voluntad.

Ella no era el tipo de persona que alguien como Kaito podría matar. No era tipo de persona que alguien podría matar. Pero Kaito sabía qué sería de él si rechazaba la propuesta. Kaito agarró el vial de su bolsillo.

Cuando lo hizo, la cama crujió. Un suave y agradable aroma se acercó a él. Kaito podía decir qué era sin tener que abrir sus ojos. Hina estaba acostada junto a él. Kaito suspiró, luego le habló de nuevo.

“…Vamos, Hina. Yo realmente—”

“Mis disculpas, Amo Kaito…”

Luego lo abrazó fuerte. Mientras sostenía suavemente su cabeza contra su pecho, su suave cabello rozó su rostro. Su toque no era sexual sino sensual: un gesto destinado a aliviar y consolar. Ella pasó sus dedos por su cabello. Sus ojos se abrieron de par en par en sorpresa.

Ella se acostó a su lado, sus centelleantes ojos verde esmeralda abundantes de devoción. Parecía una mujer cuidando de su problemático marido y Kaito estaba sin palabras ante tan tierno afecto.

“…Pero pareces cansado y así es como los amantes reconfortan a su amado.”


Hina cuidadosamente acarició su cabello, pasando sus manos por él una y otra vez. Kaito se preguntaba si así era como los niños se sentían cuando sus madres daban palmaditas en la cabeza. Sus manos estaban tibias y su calor viajó hasta su corazón, trascendiendo la razón y el lenguaje para desenredar cuidadosamente los nudos de estrés muy dentro de él.

Rodeado por las sábanas limpias y el calor de la piel, Kaito podía sentir que sus párpados se hacían pesados.

“…Hina, si sigues haciendo eso…voy a quedarme dormido.”

“¿No es eso algo bueno? Puedes descansar. Todo va a estar bien, Amo Kaito.”

“Sin importar qué pase, te protegeré.”

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