Isekai Goumon Hime (NL)

Volumen 1

Capitulo 3: Cacería Del Tesoro

 

 

El hígado de venado salvaje salteado con uva pasa marinado salió volando a lo largo de la habitación.

Kaito sostuvo una bandeja de plata para protegerse de la lluvia de comida. Luego bloqueó hábilmente el cuchillo que le seguía. Hizo un clang cuando rebotó en la bandeja.

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“Yo. Sigo. Diciéndote. ¡Deja de tirar la comida!”

Este tipo de intercambio había estado continuando por alrededor de dos semanas ahora. Él estaba más que acostumbrado a él.

Le alarmaba cuán acostumbrado estaba.

De todos modos, terminó de bloquear los ataques y centró su mirada en la culpable.

Elisabeth.

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Había puesto un pie en la mesa y estaba presionando su temblorosa ceja con su dedo índice. La copa junto a ella que él había preparado tan fielmente estaba a su lado. Magníficas lágrimas brotaban en sus ojos mientras gritaba.

“¡Es repugnante! La dulzura y acidez de la uva pasa marinada… El hígado que se las arregla para llenar la boca con el sabor a sangre a pesar de estar seco como un hueso… ¡Ambos sabores se combinan tan mal, estoy convencida que tienes un don para la cocina* repugnante!”

[Nt: Aquí usa “cuisine” que es francés y puede significar “estilo de cocina francesa,” o solo el modo de cocinar, por ello Kaito lo toma como cumplido.]

“Es con gran honor que acepto tu cumplido.”

“¡Eso no fue un cumplido!”

Ella le lanzó su tenedor. En una impresionante muestra de puntería, el tenedor voló justo unos centímetros sobre la bandeja y se enterró en la frente de Kaito. Lo arrancó. Salió sangre a chorros de la herida.

“Señorita Elisabeth, Oh Señorita Elisabeth. Parece que estoy sangrando.”

“¡¿Por qué debería importarme?! Un sirviente mío debería ser capaz de tapar un agujero de esa gravedad con sólo fuerza de voluntad.”

“No estoy seguro de hasta dónde va a llevarme la fuerza de voluntad.”

Kaito presionó su herida y suspiró. En realidad, heridas de este calibre ya no le molestaban. Había estado acostumbrado al dolor desde el principio, después de todo, después de remplazar y reajustar su mano perdida, ya no se preocupaba por los pormenores.

La gente realmente se podía acostumbra a algo.

Pero, aun así, su cocina se negó a mejorar.

Cuando se trataba de comida, las especialidades de Kaito eran casi inexistentes. Por esto, no podía simplemente aceptar la incesante ira de Elisabeth en lo más mínimo.

En este punto, más o menos se había rendido en intentar mejorar. Sin embargo, por alguna razón, Elisabeth todavía tenía expectativas de él, su decepción parecía crecer cada día más.

“Ya no albergo esperanzas en tu cocina. Como definición, no tienes que hacer la cena esta noche.”

Fue después de que había probado su segundo intento de corazón salado y a la parrilla que se había movido a la sala del trono y finalmente perdió la fe en él. El cielo azul claro se asomaba a través del agujero toscamente formado detrás de ella.

La bestia del Caballero había aplastado uno de los muros, ella había considerado conveniente simplemente dejarlo de esa manera. Sin embargo, parecía favorecer la habitación, no obstante, continuaba usándola a pesar de los daños.

Había reubicado el trono, sin embargo, descansó sus mejillas en sus manos cuando se sentó en él. Su expresión parecía que estuviera albergando un dolor de cabeza mientras se giraba hacia el Kaito que estaba esperando. Señaló una puerta con la que él no estaba familiarizado.

“A cambio, te ordeno que pases el día de hoy buscando a través de la Tesorería.”

“¿La Tesorería*?”

Cuando Kaito repitió como un loro sus palabras, Elisabeth pisoteó el suelo de piedra. En el medio de la habitación, un espiral de oscuridad y pétalos de flores carmesí estalló como una hoguera. Convergió en un sólo punto, grabando un rectángulo abrasador en la piedra mientras desaparecía. Dejando atrás una puerta negra.

La puerta se abrió de repente desde adentro como un reloj.

Más allá de la puerta yace una escalera de caracol. Considerando la disposición del castillo, parecía extraño que una escalera de caracol estuviera debajo de la sala del trono, pero dado que acaba de ver una puerta aparecer de la nada, se dio cuenta de que expresar ese pensamiento particular sería bastante estúpido. Decidió estar impresionado.

“Huh, no sabía que el castillo tenía un lugar como este.”

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“En efecto lo tiene. Una idea cruzó mi mente después del caso con el Conde el otro día. Tu cocina es pero que el alimento de un cerdo, pero tu purin es bastante apetitoso, tu capacidad de mantenerte racional bajo presión y la intrepidez con la que me observas no están exentos de valor. Y cuando aireas las sábanas, tu cara se sonroja con ameno degradado. En consecuencia, he decidido concederte un arma para que la uses en caso de que te encuentres enfrentando a un demonio solo. Puedes seleccionar un artículo de la Tesorería—cualquiera que consideres útil. No importa lo que pueda ser, te lo concederé.”

“Er… ¿supongo que debo decir que estoy feliz y agradecido?”

“Como un punto aparte, el lugar que llamo la Tesorería es, en realidad, un espacio mágico. Tomé todo lo que una vez residió en el castillo en mi ciudad natal, moví todo aquí y lo lancé dentro. Los objetos ahí abajo han sido infundidos en odio y recuerdos agrios, así que cuidado con lo que tocas. Algunos de ellos te matarán.”

“¡Espera, esto es solo otra forma de hostigamiento!”

“¡Silencio! ¡Deja tus lloriqueos y vete ya!”

La patada que siguió fue tanto precisa como certera, Kaito salió volando como una pelota de juguete. Él era, una vez más, la viva imagen de un personaje de caricatura mientras rodaba por la puerta. Con exquisita puntualidad, la puerta se cerró de un portazo detrás de él. Intentó tirar y empujarla, pero como sospechó, no se movió.

Su camino de retirada había sido cortado. Seguramente incluso la crueldad tenía que tener sus límites.

En este momento, la escalera de caracol delante de él parecía estar ordenándole avanzar.

Los escalones rectangulares colgaban flotando a intervalos fijos, curvándose gradualmente hacia abajo a través de la tenue luz. Miró hacia abajo, pero todo lo que podía ver eran escalones continuando aparentemente para siempre. Un tibio viento sopló hacia arriba desde las profundidades. Ni siquiera podía decir si había o no un piso más allá de esas escaleras.

“…Debes estar tomándome el pelo.”

Kaito se quejó por reflejo mientras miraba hacia abajo a las series de escaleras que no tenían una barandilla de la que hablar. Desesperanza comenzó a colarse en su corazón. Pero sacudió su cabeza y revaluó su situación.

Bueno, es verdad que Elisabeth generalmente tiene razón en las cosas que dice.

Necesitaría un arma si iba a pelear con más demonios. Si hubiera tenido una antes, podría haber logrado gestionar una mejor lucha contra los cuervos y la araña. Y n había ninguna garantía de que no terminaría en una situación similar de nuevo. No quería cometer el mismo error una segunda vez.

Nunca más.

Y si eso significaba buscar a través de este espacio mágico, entonces que así sea.

“Supongo que no tengo elección.”

Kaito miró las escaleras, que podrían muy bien llevar a las profundidades del Infierno, se armó de valor. Abrió bien los brazos para mantener el equilibrio. El clack, clack de sus pasos hizo eco contra la oscuridad abajo cuando comenzó su descenso.

***

 

 

Había esperado que la oscuridad rodeándolo continuara para siempre y se sorprendió al encontrar que ese no era el caso.

Mientras caminaba, basura poco a poco comenzó a aparecer junto a las escaleras. Una enorme pajarera y una dama de hierro aparecieron en la penumbra, seguidas por un estante colgante y un caballo de madera sin ningún sentido de rima o razón a su orden. Mientras que los dispositivos de tortura brillaban vagamente, se hizo evidente que cada uno de ellos guardaban horripilantes rastros de uso. El pecho de la dama de hierro estaba cubierto de sangre seca, las puntas sobresaliendo de la pajarera estaban descoloridas con trozos de carne y grasa.

Kaito se dio cuenta de algo mientras miraba las oxidadas herramientas. A diferencia de su contraparte mágica que Elisabeth convocaba, estas eran reales. La que Elisabeth conjuraba estaban siempre sin usar. Sin duda tenía la capacidad de convocarlas sin límite, cada una libre de óxido o grasa.

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Así que, ¿por qué este lugar está lleno de sus mundanas contrapartes?

“No lo sé.”

Inclinando su cabeza desconcertado, Kaito continuó.

De repente encontró que las escaleras habían desaparecido y su camino era llano de nuevo. Ya que este espacio estaba confundiendo su sentido del equilibrio, no tenía ni idea de cuándo había ocurrido el cambio. El piso de piedra parecía un paso más grande, continuó por el aparentemente interminable camino. Los objetos a su alrededor se volvieron aún más desorganizados.

Había una gema del tamaño de su puño, un tarro cubierto de adornos de abeja tridimensionales, un barril de un ron añejo. Había una piel de tigre. Había marfil. Un candelabro de techo. Alguna clase de momia pequeña. Había un hacha de bronce, una espada de hierro y una lanza de plata.

Sacó la espada de aspecto espléndido del jarrón en el que descansaba, luego se encontró tropezando hacia atrás.

“Esta no es bueno; es demasiado pesada… Y parece que el hacha y la lanza también.”

Parecía que las armas que el Conde había preparado fueron elegidas de tal manera que los niños pudieran manejarlas fácilmente. Sin embargo, las armas en la Tesorería fueron diseñadas para soldados y caballero endurecidos. No parecían ofrecer algún tipo de asistencia mágica, tampoco. Ya que Kaito nunca se había sometido a ningún tipo de entrenamiento, dudaba de que sería capaz de usarlas a algún grado de efectividad.

Lanzó la espada a un lado. Aterrizó con un clang, luego se hundió en un montón de monedas de oro que parecía un agujero de hormiga león. Apartando sus ojos de la riqueza, siguió caminando hacia delante. Pero entre cuanto lejos caminaba, menos armas se hacían los objetos alrededor de él.

Una mecedora de aspecto cómodo. Una pieza de bordado cosida. Una pintura de un bosque profundo.

“…Huh?”

De repente, el zapato de Kaito golpeó algo suave. Miró hacia abajo y vio un oso de peluche con algodón sobresaliendo de su pecho. Mientras examinaba el espacio, se dio cuenta de que estaba rodeado de juguetes de niños.

Al parecer, había llegado a la capa que contenía objetos que Elisabeth había tenido en su tierna infancia.

Como prueba de que habían sido de ella, los pechos de los osos de peluche estaban arrancados, las muñecas estaban todas decapitadas. Los cortes transversales de madera, porcelana y algodón eran lamentables a la vista.

“Supongo que ha estado en ese tipo de cosas por un tiempo, huh.”

Kaito murmuró afligidamente. Dicen que la gente nunca cambia, pero esto no era adorable en lo más mínimo. Casi lanza lejos el oso de peluche en su molestia, pero, sintiendo pena por él, cuidadosamente lo puso de nuevo en su mesa.

Cuando estaba a punto de volver a caminar, una voz sorda sonó desde lejos.

“Elisa……beth… Eli…sa…beth…… Sa……beth…”

“¿Quién está ahí?”

Kaito se congeló en sus huellas. Al momento siguiente, la voz profunda de un hombre se enroscó alrededor de él como una serpiente.

“Elisabeth… Elisabeth… Mi encantadora hija… Elisabeth… Mi—”

La voz era increíblemente espeluznante. Tenía la sorda calidad del viento que sopla por los árboles, sin embargo, al mismo tiempo parecía casi calurosa cuando se enroscó alrededor de su piel. Kaito sintió que, si escuchaba por mucho tiempo, sus tímpanos—y eventualmente su cerebro—se derretirían.


“¿Qué…es eso?”

Motivado por una intensa y visceral repulsión, Kaito dio un paso hacia atrás. La voz se hizo más ruidosa, como si estuviera castigando lo. Kaito se echó a correr, intentando por instinto librarse de la voz. Pero como si se negara a dejarlo escapar, la voz lo persiguió con extraña tenacidad.

“Elisabeth… Elisabeth… Mi encantadora hija… Elisabeth… Mi—”

“Hey, ¿qué diablos está pasando?”

Sin importar cuán lejos llegaba, la voz seguía viniendo. Buscó alrededor una manera de escapar, luego vio algo. Detrás de la pila de juguetes rotos, reminiscente a una montaña de cadáveres, estaba una puerta. Parecía casi como si los juguetes fueran soldados, protegiéndola. Dispuesto a probar cualquier cosa, Kaito agarró el picaporte y lo giró.

La puerta se abrió de golpe, pero detrás de ella no había luz, sino una oscuridad aún más profunda. Después de que pasó por la puerta, Kaito sintió que sus ojos se ampliaron.

Estaba de pie en el medio de una habitación desconocida.

“… ¿Huh?”

Estupefacto, Kaito inspeccionó sus alrededores. Esta era claramente la habitación de un niño.


Los muros rectangulares estaban cubiertos con papel para tapiz adornado con un diseño soso diseño floral amarillo y junto a la ventana había lindas esculturas de yeso como de golosinas. Los muebles eran todos blancos, sobre una hermosa cómoda con manijas de metal estaba un grupo de muñecas y osos de peluche. Había una cama con dosel, también, con sábanas gris reluciente y un pesado colchón relleno de plumón.

Sentada encima de la cama estaba una niña vistiendo un negligé encima una pila de cobijas.

Su pecho estaba manchado con el pegajoso tono de la sangre.

Golpeó una figura demacrada, sus tenues venas visibles bajo su piel pálida. Su largo cabeza fue sin duda una vez hermoso, pero en el momento estaba desprovisto de lustre y las puntas estaban todas enredadas juntas. Mientras que sus redondos ojos y nariz bien formada parecían casi esculpidos, esos ojos huecos carecían de algo parecido a la vitalidad. Y sus finos labios estaban manchados con espantosos restos de lo que parecía ser vómito ensangrentado.

Al ver ese rostro familiar oscurecido por el espectro de la muerte, Kaito tragó saliva.

No había ningún error. Esta chica era la misma Elisabeth más joven.

Oh hombre…  Definitivamente no se suponía que viera esto.

Dándose cuenta de eso, Kaito comenzó a alejarse lentamente. Siguió haciéndolo hasta que cruzó el umbral de la puerta por la que había entrado. Una vez que había pasado completamente, la escena delante de él brilló como un tazón de agua quieta que había sido revuelto para luego se desvaneció. Todo lo que quedó fue la montaña de juguetes y la puerta en medio de ellos.

Parecía que había logrado escapar de la Guardería. Kaito miró a su alrededor y respiró un suspiro de alivio después de ver la Tesorería. Pero la inquietante voz volvió a asaltar sus oídos de nuevo. Sin tiempo para procesar lo que había acabado de ver, Kaito se dio la vuelta y huyó. Corrió sin razón, intentando desesperadamente de huir de la espectral Elisabeth y la voz masculina que la llamaba incesantemente.

Basta; basta… ¡No quería saber nada de esto!

Kaito no tenía ningún deseo de aprender acerca del pasado de esa bromista sin embargo orgullosa mujer. Y estos eran recuerdos que probablemente preferiría no compartir, dándole más razones para no ir a echar un vistazo. Tenía poco afecto por ella, pero no podía sacudir la sensación de que estaba cometiendo un acto de traición.

Elisabeth Le Fano era tanto una orgullosa loba como una humilde cerda.

La inquebrantable mujer que se había presentado a sí misma como tal parecía completamente diferente de esa frágil pequeña.

Verla así no era algo que Kaito, como su sirviente, pudiera hacer sin invitación.

Después de huir con sólo esa idea en mente, Kaito se encontró en un nuevo lugar, uno con un ambiente totalmente diferente.

Huff…huff, huff…  ¿Dónde estoy?”

Bloqueando el camino de Kaito estaba un alto muro de piedra. Cuando lo inspeccionó, descubrió que fue construido de manera bastante peculiar—de cubos de piedra firmemente comprimidos. El muro se extendía en ambas direcciones. Parecía no tener fin, como si hubiera llegado al borde del mundo. Luego Kaito notó algo.

“¿Qu-Qué es eso?”

Por alguna razón, una sección circular del muro se iluminó. Kaito se acercó a él cautelosamente.

Grilletes de hierro sobresalían de la pared en la sección iluminada.

Atada, como mercancía en el exhibidor de una tienda, estaba una mujer desnuda.

“¿Qué diablos?”

Kaito se quedó en pie, aturdido. Tuvo que mirar unas cuantas veces para estar seguro de ello. Pero en efecto, había una chica de cabello plateado atada al muro por sus muñecas. Su pecho era abundante y sus proporciones estaban bien balanceadas. Sin embargo, había desechada sin piedad.

Por alguna razón, cuando Kaito la miró, sintió que algo estaba fuera de lugar. Pero en todo caso, no podía exactamente seguir mirando a una mujer desnuda. Preferiría evitar ser tomado como un lujurioso.

Ignorando sus sentimientos en conflicto, Kaito apartó la mirada. Recurrió a tímidas miradas de reojo para confirmar su condición. La chica de cabello plateado solo estaba ahí, inmóvil, su cabeza hacia abajo.

“Hey, ¿estás bien? ¿Hola? Hey, tú.”

Intentó hablar con ella, pero no respondió. No tenía manera de saber por qué fue encarcelada, y como tal estaba en un punto muerto en cuanto a qué hacer. Pero dada la personalidad de Elisabeth, parecía improbable que ella tomara prisionero a un demonio. Kaito encontró improbable que esta chica fuera un enemigo.

Y incluso si era un enemigo, al menos sería el único que sería víctima.

Además, si se iba, no había ninguna garantía de que podría encontrar el camino de regreso hacia este lugar. Preferiría arrepentirse de haberla salvado que arrepentirse de no poder hacerlo.

Con todo eso en mente, decidió deshacer sus ataduras. Revisó cerca, pero no vio nada que pareciera útil para ese propósito. Él, sin embargo, notó una pequeña bolsa atada alrededor de su tobillo.

Sus brazos estaban atados, así que ella era incapaz de alcanzarla. Qué disposición tan cruel.

Kaito tomó la bolsa y miró adentro. Le dio la vuelta, y de ella cayeron una llave y un trozo de pergamino. Tomando la llave, desató sus esposas. Sus brazos se desplomaron débilmente a sus costados. Incluso con su libertad restaurada, no parecía tener ninguna intención de moverse. Mientras Kaito buscaba alrededor algo con qué cubrirla, sus ojos se encontraron con el pergamino que aún yacía en el suelo. Grandes letras rojas estaban escritas en su parte delantera.

MANUAL DE INSTRUCCIONES: ADVERTENCIAS PARA LA ACTIVACIÓN

Cuando sus características de golem descifraron el texto, Kaito inclinó su cabeza. De repente considerando una posibilidad, Kaito miró más de cerca el cuerpo de la chica.

Cuando lo hizo, finalmente se dio cuando de dónde habían venido sus sentimientos en conflicto.

Tras un examen más detallado, se había dado cuenta de que los delgados labios de la chica de cabello plateado estaban conectados por articulaciones esféricas. Y su liso cabello plateado no era, estrictamente hablando, cabello, sino que estaba hecho de hilo de plata brillante.

Era una muñeca. Probablemente era un objeto más que estaba guardo en la tesorería.

Al momento siguiente, la cabeza de la chica hizo clack, clack, clack cuando empezó a moverse de arriba hacia abajo. Su cabeza se movió para mirar a Kaito. Sus ojos estaban hechos de esmeraldas y brillaban ominosamente. Kaito fue golpeado por el miedo cuando le regresó la mirada.

Su rostro era tan hermoso como una pintura, pero no tenía ninguna expresión. Y su superficie era tan rígida como una máscara.

Los labios de la chica—o, más bien, del autómata—comenzaron a girar, cada articulación esférica rotando en una dirección diferente. Alarmado por la anomalía, Kaito dirigió su mirada hacia el pergamino.

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Después de leer las letras en rojo, sus ojos se agrandaron y comenzó a correr.

Tenga cuidado, ya que puede atacar a humanos durante la activación.

Kaito huyó con todas sus fuerzas.

Desde detrás de él, el sonido de la muñeca arrastrándose por rápidamente por el suelo lo perseguía.

***

 

 

Kaito corrió, la Tesorería actuando como una pista de obstáculos. Saltó sobre una silla, se resbaló entre dos cómodas y se deslizó por una montaña de monedas de oro. Finalmente, alcanzó su objetivo.

La muñeca no parecía entender cómo esquivar, simplemente pasaba a toda velocidad en línea recta. Por definición, le llevó tiempo destruir cosas cuando necesitaba despejar su camino. Tomando ventaja de esto, Kaito creó distancia entre los dos mientras huía. Pero sabía que, si incluso se tropezaba, él, también, se uniría al grupo de los objetos destruidos.

¡Espera! ¡Vamos! ¡No puedes hablar en serio!

Los músculos de su pierna se estiraron casi al punto de romperse, subió corriendo el último conjunto de escaleras. Ignoró el dolor, impulsando su cuerpo con pura fuerza de voluntad. Si se daba la vuelta, estaba acabado. Se le acabaron los objetos con los que defenderse.

Tragando su miedo, de alguna manera logró llegar a la puerta negra. Pero todavía estaba bien sellada. Golpeó la puerta, gritando desesperadamente.

“¡Elisabeth, abre! ¡Abre la puerta!”

“¿Ahora qué, Kaito? ¿Finalmente has aprendido tu lección? De aquí en adelante, espero que adecuadamente pruebes tu cocina primero.”

“¡Sabía que estabas intentando castigarme! Olvida eso—¡solo apresúrate!”

De repente, Kaito sintió un escalofrío, como si su corazón hubiera perforado por una aguja.

Confiando en sus instintos, se lanzó al suelo. La pierna de la muñeca perforó el aire sobre su cabeza. Golpeó como una serpiente, atacando desde un ángulo extraño y las puntas de sus dedos demolieron la gruesa puerta. La voz de Elisabeth sonó confusa.

¿Ah-Ahora qué? ¿Qué es ese ruido infernal?”

Mientras escuchaba, Kaito corrió sin pensarlo a través del torrente de astilla. Estaba cubierto de heridas cuando entró a la sala del trono, pero fue capaz de distanciarse de la entrada de la Tesorería. La muñeca se tambaleó hacia delante. Su andar y su piel pálida la hicieron la viva imagen de un fantasma.

Parecía que Elisabeth, ya que tragó saliva. Tenía una rara expresión mientras su voz estaba ardiente con ira nerviosa.

¡Gusano! ¡¿Solo cuán lejos te escabulliste hacia abajo?! ¡Esa cosa es un autómata, hecha de mal gusto por mi padre adoptivo! ¡En la ausencia de órdenes, simplemente destruye todo a su paso! ¡¿Por qué activarías tal cosa?!”

“¡Quiero decir, lo siento por encenderla, pero ¿cómo se suponía que lo supiera?! ¡Sólo le quité sus cadenas y se encendió sola!”

“¡Quitar las cadenas es cómo la enciendes, imbécil!”

Elisabeth lanzó a un lado su copa, además de la mesa redonda que había sacado para emparejarla. Parecía que había dado el gusto de un poco de descanso y relajación, pero esa tranquilidad se había destrozado hace mucho.

“¡Ah, ¡qué problemático! ¡Pensar que debería tener que ocuparme de una simple muñeca!”

Se levantó de su trono, irritada y golpeó su tacón dos veces en el suelo.

Oscuridad y pétalos carmesí se hincharon por el suelo como neblina. Una masa de espinas se disparó desde su interior. Pero los reflejos de la muñeca eran magníficos y su poder de salto era como el de una bestia. Saltó sobre las espinas, evadiéndolas hábilmente. Agarrando una espina entre sus palmas las plantas de sus pies, logró un aterrizaje que evitó completamente las lesiones.

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“Mi… Pensar que esquivarías eso.”

Murmurando en admiración, Elisabeth sostuvo sus manos detrás de ella, luego las balanceó hacia delante. Un hacha de hierro hecha especialmente para decapitaciones lanzada desde la oscuridad, voló sobre las espinas y apuntó al cuello de la muñeca. La cabeza de la muñeca, sin embargo, se movió hacia abajo, casi como si se hubiera dislocado y apenas se las arregló para evadir la hoja del hacha. Los ojos de Elisabeth se abrieron de par en par en sorpresa.

Las piernas de la muñeca chasquearon cuando se inclinó y saltó de nuevo, esta vez aterrizando directamente ante el trono. Se acercó a Elisabeth. Elisabeth parecía estar calculando sus movimientos, sin embargo y chasqueó los dedos.

“¡Ducking Stool*!”

Una silla brotó del suelo y alzó el trasero de la muñeca. Correas de cuero la amarraron en el lugar. La Ducking Stool se parecía a la silla de Hierro en la que una vez Kaito fue obligado a sentarse. Sin embargo, su asiento no tenía agujeros de picos. En su lugar, largas cadenas estaban fijadas al respaldo de la silla.

De repente, una sección rectangular del suelo alrededor de la muñeca desapareció. El espacio bajo ella se llenó hasta borde con agua, pétalos de flores carmesí flotando en su superficie.

Con un gran splash, la muñeca fue sumergida bajo el agua.

Quizás la muñeca estaba luchando, ya que la superficie del agua burbujeaba y hacía espuma. Pero después de un tiempo, dejó de moverse. Las cadenas traqueteaban mientras arrastraban la silla fuera del agua. La muñeca estaba quieta.

El agua goteaba de su cabello plateado. Elisabeth suspiró un suspiro de alivio.

“Santo cielo, al menos está tranquilo otra vez. Sin embargo, esta cosa puede descargar agua de su cuerpo. Sin duda volverá a funcionar en breve. Quizás lo mejor sería destruirla antes de que sus engranajes giren de nuevo.”

“Hey, espera un minuto. ¿Realmente tienes que destruirla?”

“Pensé que esto era obvio, pero ¡fallar en destruirla sería increíblemente peligroso! A menos que fuera tu intención que yo pasara el resto de mis días evitando una muñeca homicida, es decir. En ese caso, ¿te gustaría servir como mi escudo? ¿Hmm?”

“No, quiero decir, fue mi culpa en primer lugar que se encendiera, después de todo… Me sentiría muy mal si tuvieras que destruir algo tan bien hecho… ¿No puedes solo apagarla, como estaba antes?”

Kaito intentó pacificar a Elisabeth. Tan aterradora como el autómata había sido, él fue el culpable de que se encendiera en primer lugar. Y era reacio a destruir algo que había sido tan elaboradamente construido para parecer humano. Por no hablo de lo costosa que lucía la muñeca. Dudaba de su capacidad de hacer reparaciones financieras.

“¿Hmm? Un momento. Como dices, sería un verdadero desperdicio. Quizás podamos usarla después de todo.”

Mientras Elisabeth reflexionaba, la muñeca comenzó a temblar ante ella. Un desagradable y chillón sonido sonó cuando la cabeza de la muñeca se sacudió a un ángulo imposible.

La amenazante luz regresó a sus ojos esmeralda. Elisabeth entonces habló en voz baja, casi en un canto.

“Alto, Oh engranajes, porque siempre has sido eternamente justo.”

[Nt: Aquí habla de manera bíblica, pero en traducción se pierde. Y desde aquí Elisabeth comienza a hablar muy formal, como si relatara la Odisea]

La muñeca de repente se congeló. Al momento siguiente, todo su cuerpo se relajó visiblemente. Ver a la muñeca transformarse por unas cuantas palabras, cuando Elisabeth había tenido muchos problemas conteniendo la, asustó a Kaito bastante.

“¿Qu-Qué acabas de hacer?”

“Un ensalmo para hacer que registre un nuevo amo. Heh. Para que haya funcionado significa que los viejos ajustes de la muñeca han sido sobrescritos. Debería ser capaz de establecer un nuevo amo para ella ahora. Al hacer eso, las órdenes del nuevo amo tendrán máxima prioridad. Eso debería hacer que deje de atacar personas al azar. Ahora, entonces…”

Elisabeth hizo que abriera la boca de nuevo. Antes de que pudiera, la muñeca, con un click, puso su cabeza en movimiento.

Clack, clack, clack. Distorsionando su cuello, la muñeca miró a Kaito. Él dio un pequeño salto en sorpresa. Sin embargo, la muñeca no hizo nada más que enseñarle sus ojos verdes esmerando en silencio. Kaito miró de vuelta perplejo. Su mirada parecía casi suplicante. Elisabeth dio un breve silbido en admiración.

“Bueno, bueno, bueno… Parece que ha tomado la decisión por mí. Considérate afortunado. Al parecer, después de ser salvada dos veces por ti, te ha tomado cariño. Muy bien, entonces. Será su amo. Queda un problema, sin embargo.”

“¿Yo, su amo? Espera, ¿y hay un problema, también?”

“Al convertirse en el amo de esta cosa, una ‘relación’ debe establecerse. Su creador tenía una desafortunada debilidad por poner gente en una situación incómoda, ya vez. De las cuatro relaciones, específicamente: ‘padre e hija,” hermanos,’ ‘amo y sirviente,’ y ‘amantes’—sólo una es correcta. Si se elige incorrectamente, la marioneta se volverá contra de su amo e intentará asesinarlo. Un asunto trivial para mí, pero tú sin duda perecerías.”

“Una entre cuatro es una posibilidad bastante dura. ¿Qué debería hacer?”

“Oh cielos, no tengo la menor idea. Sería mucho más rápido destruirla, pero parecer encontrar esa opción de mal gusto. Ah, bien, aquí… Entre ‘padre e hija,” “hermanos,’ ‘amo y sirviente,’ y ‘amantes,’ selecciona en la que es menos probable que te traiciones.”

Elisabeth sonrió una sonrisa maliciosa, luego retomó su posición en el trono como si su trabajo estuviera hecho. Recogiendo su copa y mesilla, sin prisas se dio la vuelta. Al parecer, planeaba observar esto como un espectador distante.

Elisabeth parecía estar determinada a divertirse. Kaito frenéticamente se devanó los sesos. Después de todo, su vida estaba en juego. Sabía que preferiría morir antes que elegir ‘padre.’ No sabía mucho sobre hermanos, pero sus recuerdos de la única vez que conoció a un chico con el que era pariente eran completamente desagradables. Y después de mirar a Elisabeth y considerar su relación con ella, “amo y sirviente” estaba definitivamente fuera de cuestión, Sólo quedó una opción.

“Supongo que elegiré ‘amantes,’”

“Bueno, ahí está un virgen para ti.”

Una grosera afirmación. Pero antes de que Kaito pudiera protestar por el abuso verbal de Elisabeth, la muñeca comenzó a temblar más violentamente que nunca. Incapaz de resistir las convulsiones, las correas conteniendo la salieron disparadas. Vapor caliente escapaba de las aperturas en sus articulaciones esféricas.

Su respuesta había sido tan severa que Kaito, a pesar de sí mismo, estaba más preocupado por la muñeca que por él mismo.

“Hey, uh, ¿estás segura de que no está rota?”

Mientras miraba con indecisión a la muñeca sus ojos se abrieron de golpe. Arrancó las correas de cuero de la Ducking Stool, luego saltó sobre el tanque de agua y aterrizó delante de Kaito.

Kaito se preparó para la muerte y la muñeca actuó.

La muñeca se arrodilló delante de Kaito, hundiéndose en una rodilla.

“¿Huh?”

“Me disculpo por haberte hecho esperar. ¡Oh querido, amado, mi destinado, mi amo! ¡Mi único amor! ¡Oh mi eterno compañero!”

Gritó la muñeca, poseída por la emoción. Era la primera vez que había escuchado su voz, pero era extrañamente agradable. Sujetó su mano en la suya y lo miró.

Su rostro estaba rodeado de cabello sedoso y plateado, tenía la primera expresión que Kaito había visto en ella.

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Sus ojos verdes esmeralda desfallecieron, volviéndose suaves y viscosos, su piel blanca se ruborizó de un tono sangre. Sus rasgos eran simples, pero de alguna manera amorosos, la expresión en su dulce rostro estaba únicamente embelesado.

Acarició la palma de Kaito con su mejilla en una muestra de afecto profundamente humana. Su delicada piel era tan calidad y tan suave como la de un humano. Con una expresión de felicidad absoluta, susurró extáticamente.

“A partir de ahora, hasta el momento en que estos labios sean arrancados de mí, mi cabeza sea removida, mi corazón de acero deje de latir, seré tu compañera y amante. Viviré sólo por tu bien, me romperé sólo por tu bien. Porque ya sea que desees amarme o destruirme, ambos privilegios son ahora tuyos y sólo tuyos.”

Isekai Goumon Hime Volumen 1 Capitulo 3 Novela Ligera

 

[Nt: Es bellísima]

[Nc: Concuerdo]

Miró los ojos de Kaito, luego dio una pequeña y tímida sonrisa.

“Por tu propia voluntad, ¿me amarías por favor hasta el fin de los tiempos?”

Sus palabras se apilaron como olas rugientes, Kaito y Elisabeth estaban tan rígidos como tablas. Despreocupada por sus reacciones, la muñeca siguió acariciando la palma de Kaito con su mejilla. Sus adorables acciones eran como las de un cachorro adulador.

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Al final, Elisabeth susurró en voz baja.

“Um… Bueno, parece que lo has conseguido con éxito. ¿Estás…satisfecho?”

“…No lo sé. Esto es un poco…”

Sintió que esto era algo problemático a su manera.

Pero después de ver la feliz sonrisa de la muñeca, se tragó sus palabras.

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