Mushoku Tensei: Isekai Ittara Honki Dasu (NL)

Volumen 16

Capítulo 7: Laberinto De La Biblioteca

Parte 2

Después de leer su diario, Ariel quedó tan sorprendida que se pasó medio día desplomada, sin hacer nada. Incluso ahora se apoyaba en una de las estanterías con las piernas recogidas hacia el pecho, con una expresión sombría mientras murmuraba para sí misma: “¿Es esto? ¿Es éste el tipo de rey que busca Lord Perugius?”

Luke y Sylphie intentaban ayudarla a recuperar la compostura, pero incluso sus voces estaban tensas por la conmoción de descubrir qué clase de persona era realmente Gaunis.

Personalmente… gran rey o no, Gaunis era un ser humano, ante todo, así que su comportamiento no me sorprendió tanto. En todo caso, hizo que fuera más fácil relacionarse con él.

Aunque tengo que admitir que su comportamiento no es muy real.

A pesar de eso, Perugius había considerado oportuno apoyar a alguien como Gaunis. Así que tal vez el hecho de que Gaunis sea una basura de ser humano podría ser una pista. Así, continué mi búsqueda, y fue entonces cuando encontré un libro profundamente intrigante sobre los Niños Benditos.

Este tomo cubría qué Niños Benditos habían sido descubiertos en su momento, qué poderes poseían y qué tipo de personas eran. Nada de eso parecía tener que ver con Gaunis. Al menos no hasta que di con un artículo que describía al “Niño Bendito sin poderes”. Sólo el título me hizo imaginar lo contrario de Zanoba, que presumía de una fuerza inhumana. Sin poder sugería que esta persona era frágil y enclenque.

A pesar de mis impresiones, el poder descrito se consideraba extremadamente peligroso, lo suficiente como para que el texto enfatizara que cualquiera que lo poseyera debía ser asesinado inmediatamente. Un Niño Bendito sin Poder podía desactivar los poderes de otros Niños Benditos.

Había visto este patrón con bastante frecuencia en las novelas ligeras con superpoderes. En la mayoría de los casos, la persona con la capacidad de desactivar los poderes de otros no tenía otras habilidades propias. Esto a menudo los ponía en desventaja y los demás los miraban con desprecio. Pero en estas series, la mayoría de los personajes centrales poseían superpoderes, como el noventa por ciento de ellos, por lo que la capacidad de anular sus habilidades cambiaba el juego. Naturalmente, la persona que poseía este raro don solía ser el protagonista principal.

Sin embargo, los Niños Benditos eran tan raros en este mundo que probablemente sólo existían un puñado de ellos. Ser capaz de anular sus habilidades no parecía tan potente. En todo caso, me parecía extremadamente inútil. Sería mucho mejor tener a un guerrero del estilo del Dios de la Espada de tu lado que a alguien así.

Dicho esto, otros Niños Benditos solían ser figuras de autoridad en sus respectivos países. Podían crear milagros con sus poderes que uno normalmente no podría lograr con la magia ordinaria. Por esa misma razón, sería una gran desventaja para un país si el poder de su Niño Bendito se extinguiera. Otros países verían a un Niño Bendito sin poder como una molestia, mientras que su propio país lo consideraría como un lastre sin valor que sólo los pondría bajo el escrutinio extranjero. Por ello, se aconsejaba matar a un niño así inmediatamente.

Sin embargo, el poder descrito me interesó. Al parecer, los niños benditos sin poder también podían disipar los poderes de los niños malditos. Al fin y al cabo, eran lo mismo. La única diferencia entre ellos era si el poder que tenían era beneficioso o no, por lo que tenía sentido que las habilidades de Sin poderes fueran efectivas también en ellos.

Me preguntaba, sin embargo, si esta capacidad de borrar los poderes de otros Niños Benditos y Niños Malditos podría utilizarse también para anular otras cosas. Como las maldiciones normales, por ejemplo. El título Niños Malditos se prestaba a la creencia de que habían sido marcados por una maldición real, pero las dos cosas no tenían ninguna relación.

Como el libro no decía explícitamente que fuera así, supuse que las habilidades de los Sin Poderes no podían curar maldiciones, pero tal vez tenía que ver el panorama general. Los Niños Benditos poseían todo tipo de habilidades diferentes. Cada una de ellas rompía las leyes naturales del mundo. Parecía plausible que uno de ellos pudiera borrar maldiciones o hacer retroceder las manecillas del tiempo. En otras palabras, con el poder del Niño Bendito adecuado, podríamos ser capaces de devolverle los recuerdos a Zenith.

Era una mera observación de mi parte, por supuesto, pero valía la pena preguntarle a Orsted cuando llegara a casa.

“Ah, será mejor que anote esto en mi diario, no sea que lo olvide”, murmuré.

Cerré el libro que estaba leyendo y saqué mi diario. Francamente, después de leer el diario de mi yo del futuro, tenía reservas para continuar con esto, pero me había salvado el pellejo. Sin embargo, no tenía intención de volver al pasado. Iba a hacer todo lo posible para no tener que hacerlo. Dicho esto, puede que algún día quiera confiar mi diario a alguien. Por ejemplo, cuando llegara mi hora, tal vez querría transmitir mi testamento. La persona que lo leyera se beneficiaría de la orientación de toda la información que incluí.

“Veamos… Descubrí que los Niños Benditos pueden tener diferentes poderes. Incluso hay quienes pueden manipular las habilidades de otros Niños Benditos o Malditos. Tal vez pueda lograr algo aunque esa cosa parezca imposible usando estos poderes… Ya está, eso es suficiente, creo”.

Levanté la cabeza cuando terminé de garabatear y vislumbré al enorme limo en medio de la hondonada, retorciéndose como siempre. La primera vez que lo vi me sorprendió, pero me había acostumbrado a verlo durante la última semana. No era menos aterrador que antes, pero no se había lanzado contra nosotros. Se pasaba todo el tiempo mirando al techo y copiando libros, lo que sugería que al menos era inteligente.

De repente, volví a mirar mi diario. “Espera un segundo, ¿’podría ser capaz de lograr algo aunque esa cosa parezca imposible’? ¿No es demasiado vago? Quizá debería escribir un ejemplo concreto de para qué podría usar esos poderes”.

Hasta ese momento, nunca había pensado mucho en escribir nada en detalle. ¿Quizás estar en este laberinto me había animado a cambiar mis costumbres? Jaja. Bueno, a pesar de todo era hora de reescribir esa parte tan vaga. Arranqué la página actual, sustituyéndola por otra que utilicé para reescribir mis pensamientos actuales.

Siento que esto sería mucho más fácil si tuviera un líquido corrector. Pero ¿cómo podría hacerlo? ¿O debería simplemente embadurnar la página con pintura blanca?

“¿Hm?” Levanté la vista y me di cuenta de que uno de los muchos tentáculos del limo gigante acababa de arrancar una página del libro en el que estaba escribiendo.

Me quedé mirando en silencio. Algo me hacía dudar…

Para asegurarme, garabateé una frase al azar en mi libro. Inmediatamente después, el tentáculo empezó a imitar mis movimientos. A continuación, empecé a tachar toda la página con tinta. El limo hizo lo mismo.

¿Me está… copiando?

No, eso no era correcto. No me estaba copiando; estaba copiando lo que yo había escrito.

“Si le gustan los libros, significa que debe saber leer, ¿no?” murmuré para mis adentros.

El limo no tenía boca ni oídos, así que tal vez no entendiera las palabras habladas, pero sí tenía ese ojo gigante en la punta de uno de sus tentáculos. Eso tenía que significar que podía leer, ¿no?

“Merece la pena intentarlo, supongo”.

¿Pero debería consultar a Ariel y a los demás antes de intentar comunicarme con él? No, eso no me serviría de nada. Ariel ya está desesperada con nuestra situación actual y está a punto de rendirse e irse a casa. Merece la pena arriesgarse en este momento.

“Veamos, entonces… ‘Buen día para usted, Rey Demonio. Es un placer conocerlo. Soy Rudeus Greyrat. Esta es una biblioteca increíble la que tienes aquí'”. Recité las palabras mientras las escribía en mi diario.

Uno de los tentáculos del limo gigante comenzó inmediatamente a correr por la página sólo para congelarse de repente. Era algo que no habíamos visto hacer antes. No se había limitado a copiar lo que yo había escrito, sino que sus otros brazos habían dejado de moverse por completo.

Un aire espeluznante se instaló en el hueco en forma de cono.

“¿Estoy siendo demasiado apresurado?” me pregunté. Por una fracción de segundo, perdí los nervios, pero ya era demasiado tarde para arrepentirme.

El gigantesco globo ocular del limo, que había estado mirando al techo todo este tiempo, se dirigió ahora hacia mí. La cosa era enorme. Podía ver claramente mi mirada.

El limo se encogió por un momento. En el segundo siguiente, sus tentáculos salieron disparados hacia fuera a una velocidad increíble, casi como agujas de puercoespín que salían disparadas en todas direcciones.

Mi ojo previsor me lo dijo: Un tentáculo se dirige directamente hacia mí.

Me agaché, asumiendo que pretendía empalarme. Para mi sorpresa, el tentáculo se detuvo justo delante de mí. Llevaba en la mano un trozo de papel. No, eso no es correcto: no estaba agarrando nada, su cuerpo era como un adhesivo, así que el papel estaba simplemente pegado a él. En cualquier caso, sostenía el papel directamente frente a mí, con un mensaje garabateado en él que decía Soy el Rey Demonio Beethove Tovetha, de la Tribu Nen. Bienvenido a mi castillo, futuro autor en ciernes.

Oh… ¡Ooooh! Comunicación establecida con éxito. Apreté los puños mentalmente. Espera, no. Espera un segundo. ¿En serio? Se me acaba de ocurrir la idea de hablar con esta cosa sobre la marcha. Nunca soñé que fuera a salir tan bien. Uh, ahora qué…

Me apresuré a garabatear mi respuesta: Mis más profundas disculpas por no haber presentado mis respetos antes. Es un verdadero honor conocerla, Su Majestad. Hemos venido aquí con la esperanza de investigar cierto tema. ¿Estaría dispuesto a permitir nuestra estancia aquí mientras tanto?

Su respuesta fue sucinta y sencilla: Sí.

Uf. Por fin podía respirar aliviado después de haber estado en vilo todo este tiempo. Me limpié el sudor frío de la frente.

Bien, pensé. Realmente puedo hacer esto. Aunque la próxima vez probablemente debería haber alertado a Eris antes de intentar algo. Eso fue demasiado precipitado.

Aun así, qué nombre tan interesante. Me recordaba a cierto compositor que se había pasado la vida haciendo música. Orsted me había dicho que este Rey Demonio no era un tipo tan malo, y basándonos en nuestra breve interacción, parecía que tenía razón.

¿Pero ahora qué? Pensé en lo que diría después de entablar una conversación con ellos. Tal vez podría pedir alguna información relacionada con Gaunis. Si realmente eran el maestro de este laberinto, deberían tener conocimientos sobre él.

En realidad, estamos buscando cierto libro, escribí.

Encuéntralo tú mismo, respondió el limo al instante.

Uf, pensé. Eso fue frío.

Además, éramos unos completos desconocidos que habíamos aparecido de la nada. No podía culpar al limo por haber rechazado lo que debían considerar una demanda extravagante. Al menos no nos estaban echando del todo.

Sin embargo, continuó el limo,

Al parecer, no me estaban rechazando simplemente como había pensado en un principio. Nervioso, volví a coger mi diario y escribí: “¿He dicho algo tan gracioso?

El limo respondió: “Has venido con un libro del futuro”. Eso fue realmente impactante. Y ahora, mientras hablamos, estás escribiendo la continuación de su contenido. Si a eso no le llamas interesante o entretenido, ¿entonces qué lo es? Como recompensa por divertirme, te concederé un deseo.

¿Libro del futuro? Ah, deben referirse a ese diario que mi yo del futuro trajo aquí, es decir, a esta línea de tiempo. No lo había traído al laberinto. Y si lo que decía el limo era cierto, probablemente ya había copiado el contenido de ese diario. Desde la perspectiva del limo, mi diario actual era una secuela del anterior. Eso era irónico. Un diario del pasado siendo la secuela de uno del futuro. Podía ver cómo encontraba tan entretenida una serie de libros tan única.

Aparte de eso, parecía que a los Reyes Demonios les gustaba recompensar las buenas acciones concediendo los deseos de la gente. ¿Era eso parte de su cultura o algo así?

¿Un deseo? ¿Me concederán lo que quiera? pregunté.

Lo único que yo, Beethove Tovetha, soy capaz de hacer por ti es buscar cualquier libro que busques, respondieron.

Bueno, teniendo en cuenta el tipo de criatura con la que estaba tratando, no podía esperar que me dieran grandes riquezas o la inmortalidad ni nada parecido. Sin embargo, ahora que conocía los parámetros de esta concesión de deseos, ¿qué libro debía pedirles que encontraran? Elegir un solo volumen sería difícil. Tendría que conocer el título para poder pedir algo concreto. Ya habíamos buscado en la mayor parte de la literatura relativa a Gaunis, pero aún no habíamos encontrado la clave que necesitábamos…

Espera. Tal vez debería renunciar a buscar algo relacionado con Gaunis y pedirles que busquen cualquier libro que pueda arrojar luz sobre una forma de curar a Zenith de su condición. Dado el vasto conocimiento que contiene esta biblioteca y lo enorme que es este lugar, podría haber alguna información sobre una forma de tratarla. Pero también es posible que no la haya.

No, no podía preguntar sobre eso. No había venido a este Laberinto de la Biblioteca para buscar una forma de curar a Zenith. Mi prioridad era Ariel. Vine aquí para ayudarla. Zenith todavía pesaba en mi mente, pero su condición era estable ahora. No podía dejarme distraer. Si Orsted empezaba a pensar que yo no era confiable y decidía abandonarme, el Hombre-Dios podría aprovechar la oportunidad para masacrar a toda mi familia. Tenía que evitar esa posibilidad a toda costa. Zenith era importante, pero no podía ser mi primera prioridad en este momento. Tenía que olvidarme de ella.

“Oh, es cierto.” De repente recordé el papelito que tenía metido en el bolsillo. Era el que Orsted me había pasado justo al salir. Tenía dibujada la portada de un libro. Probablemente había previsto que no encontraríamos lo que buscábamos, y por eso me lo había entregado. Tal vez quería que se lo mostrara al Rey Demonio. Mencionó que podía ver el futuro o algo así.

En ese caso, escribí, me gustaría que encontraras un libro con una portada que se parezca a esta.

Muy bien, contestó el limo.

Les entregué el trozo de papel y, una fracción de segundo después, arrancaron un volumen de una de las estanterías de la habitación. Al parecer, el volumen había estado cerca todo el tiempo.

El limo agarró el libro, lo introdujo en su cuerpo y lo transfirió al tentáculo que colgaba frente a mí. Lo cogí, esperando que estuviera empapado de líquido viscoso, pero, para mi sorpresa, estaba perfectamente seco.

Supongo que no debería sorprenderme. Este limo es un ratón de biblioteca, así que por supuesto sabe cómo manejar los libros correctamente.

Miré el tomo. Tenía una cubierta de cuero rojo adornada con árboles frutales, y era especialmente grueso. Lo hojeé, echando un vistazo superficial. Las páginas estaban cubiertas de escritos, apretados de margen a margen.

Tu deseo ha sido concedido, escribió Beethove. Tómate tu tiempo y disfruta de su lectura.

A continuación, retrajo sus tentáculos y reanudó su labor de copiado.

¿Y si este libro tuviera la misma portada que el que buscaba, pero no fuera el correcto? ¿Podría pedir un cambio? Por supuesto, la contraportada tenía incluso los mismos garabatos en el borde, así que las posibilidades de que fuera el libro equivocado eran escasas.

“Bueno, en cualquier caso, supongo que es hora de abrir esta cosa”. Me senté y pasé a la primera página. Apenas llegué a varias líneas antes de jadear. “Este libro es…” Todavía no estaba seguro de si tenía las pistas que necesitábamos o no, pero sí sabía con certeza que tenía que enseñárselo a Ariel inmediatamente.

Cuando regresé a nuestro campamento, Ariel seguía sentada abrazando sus rodillas contra su pecho. Sylphie y Luke no aparecían por ningún lado, y mucho menos Eris. Tal vez se habían marchado en busca de más materiales para rebuscar. En su lugar, Ghislaine permanecía al lado de la princesa, como un perro guardián.

Me puse delante de Ariel. Como llevaba falda, su ropa interior blanca estaba a la vista, pero traté de apartar la mirada. Puede que Eris y Sylphie no estuvieran aquí mirando, pero eso no significaba que pudiera echar un vistazo a hurtadillas. Eso era territorio prohibido.

“Oh, Lord Rudeus”, murmuró.

“Debe estar agotada, Su Alteza”.

“Mis disculpas por dejar que me vea así”. Ella ajustó su postura, sentándose con más gracia esta vez.

Adiós, dichosa ropa interior blanca. Nuestro tiempo juntos fue corto.

De todos modos, eso no importaba ahora. “Princesa Ariel, encontré algo bueno”, dije.

“¿Algo bueno? ¿Qué puede ser?”

“Algo que creo que te va a emocionar”.

“Hm… ¿Qué podría ser? ¿Una novela sensual escrita en la época en que se fundó el Reino Asura?”

¿Algo así realmente la excitaría? me pregunté.

“Oh, perdóname”, dijo ella. “Estoy divagando, ¿qué es lo que tienes?”

Ahora que estaba acorralada mentalmente, estaba balbuceando todo tipo de cosas extrañas, lo cual era divertido. Tal vez no sería tan mala idea dejarla en ese estado un poco más. Pero, de nuevo, no teníamos mucho tiempo antes de tener que dirigirnos a Asura. No teníamos tiempo para perderlo jugando así.

“Esto”, dije, entregándole el libro que tenía en la mano.

Los ojos de Ariel se abrieron de par en par al mirar la portada. “Estas cosas que cuelgan de los árboles… Es el emblema de los murciélagos”.

¿Así que eran murciélagos y no frutas? Podría haberme engañado.

“De todos modos, por favor, sigue y léelo. Te prometo que será más emocionante para ti que una novela sexy”, dije.

Ella frunció el ceño con escepticismo mientras miraba la portada. Finalmente, abrió la primera página. “Ah”, dijo al darse cuenta de que había leído las primeras líneas.

Había descubierto lo mismo que yo momentos antes; era el diario de Derrick Redbat

***

Un diario es el lugar donde uno registra los acontecimientos mundanos de su vida cotidiana. Permite resumir brevemente los acontecimientos recientes, de forma sencilla y directa, y expresar las emociones que uno siente en ese momento. De hecho, un diario no es simplemente una serie de acontecimientos; es un registro de los sentimientos del escritor. El autor escribe sobre lo que le enfada, lo que le hace llorar, lo que le hace reír, lo que le produce placer, lo que le produce dolor, los prejuicios que tiene. Escribe sobre cuando se siente solo, feliz, lujurioso y cualquier otra emoción intermedia. La forma en que se registran estas cosas es a la vez detallada y vaga.

En el diario de Derrick, nunca mencionaba su nombre, pero escribía a diario sobre Ariel y Luke. Era un diario común y corriente: uno que se podría encontrar en cualquier parte del mundo. Y era por esta misma razón que sus verdaderos pensamientos estaban contenidos dentro.

Había un intenso orgullo en sus palabras, más allá de lo que yo hubiera esperado. No pude ocultar mi asombro ante lo mucho que creía en Ariel en su interior, más que cualquier otra persona que hubiera conocido antes. Y sabía muy bien el carisma que poseía.

Ariel comenzó a hojear el libro. Devoraba cada palabra, silenciosa y metódicamente. Decidí esperar cerca hasta que terminara.

Mientras la observaba pasar las páginas, Sylphie, Luke y Eris regresaron. Llevaban los brazos llenos de libros. Habían localizado una verdadera montaña de material sobre Gaunis en otra estantería. Cuando Sylphie y Eris se dieron cuenta de que miraba a Ariel, sus expresiones se volvieron agrias, al menos hasta que se dieron cuenta de lo absorta que estaba Ariel en el libro.

Sylphie tomó asiento tranquilamente a mi lado, ya sin hacer pucheros porque mi atención estaba centrada en otra parte. “Rudy, ¿qué pasa?”, preguntó.

“He encontrado un libro interesante, así que voy a hacer que la princesa Ariel lo lea”, dije.

“¿Oh? ¿Qué libro es ese?”

“El diario de Derrick Redbat”.

Luke se quedó boquiabierto. Se quedó mirando a Ariel. “Ahora que lo pienso, escribió en esa cosa prácticamente todos los días”.

“Deberías considerar leerlo después también”, sugerí.

“…Sí, supongo que sí. Aunque seguro que no tenía cosas muy bonitas que decir sobre mí”.

Me encogí de hombros. Eso era algo que tendría que leer para averiguarlo por sí mismo.

“De todos modos”, dijo Sylphie, “es increíble que hayas podido encontrar algo tan específico como eso”.

“Sí, bueno, como que me gustan los diarios”, dije, optando por no compartir que lo había encontrado con información de Orsted. De todos modos, era cierto: Realmente tenía una relación con los diarios. Estaba el que había escrito yo, el que había escrito Gaunis, y ahora el que había escrito Derrick Redbat.

Después de un rato, Ariel finalmente terminó de leer. Cerró el libro con un chasquido. Su expresión carecía de cualquier emoción real y era difícil de leer, pero era evidente que sentía algo, dadas sus mejillas sonrojadas y sus ojos empañados.

“¿Princesa Ariel?” Luke se acercó inmediatamente a ella y se arrodilló a su lado.

“Oh, Luke. Tú también deberías leer esto”.

“…Como quieras”.

Ariel le entregó el libro antes de volverse hacia mí. La vacilación en sus ojos había desaparecido por completo. Debe haber descubierto algo al leer ese libro. Algo que yo, como forastero, no habría podido captar. Cualquiera que fuera su epifanía, probablemente era algo que Derrick le habría dicho directamente si aún estuviera vivo.

“Bueno, princesa, ¿le gustó?” Le pregunté.

“Sí. Hiciste un excelente trabajo al encontrarlo”. La expresión de su rostro lo decía todo antes de que las palabras salieran de sus labios. “Ahora sé la respuesta a la pregunta de Lord Perugius”.

Había tanta fuerza en sus ojos. Sólo pude asentir en silencio.