Mushoku Tensei: Isekai Ittara Honki Dasu (NL)

Volumen 16

Capítulo 1: La Primera Misión

Parte 1

Permítanme resumir brevemente todo lo que ha sucedido hasta ahora.

Tras descubrir que el Hombre-Dios me había estado engañando todo este tiempo, toqué fondo. Siguieron una serie de acontecimientos que culminaron en un enfrentamiento entre Orsted y yo, que finalmente me convirtió en su subordinado.

Así es, ¡me encontré con un empleador!

Como si eso no fuera lo suficientemente impactante, también me reuní con Eris y me casé con ella.

¡Ah, es como si los cálidos rayos de sol de la primavera se derramaran sobre mí! ¡Como si mi vida hubiera alcanzado su punto álgido!

La primavera era la estación de los nuevos comienzos, y con mi matrimonio con Eris, estaba rebosante de renovado vigor. Puede que ahora sea verano, pero todavía es primavera en mi corazón.

Estaba flotando en una nube mientras me dirigía al trabajo, ya que mi lugar de trabajo era donde residía Orsted. Esta vez, estaba solo, como se supone que debe estar un hombre cuando se desplaza al trabajo. Para ser justos, en nuestra casa era bastante normal que las mujeres también trabajaran, así que no había nada de malo en llevar a alguien. Pero la maldición de Orsted significaba que sólo se sentirían hostiles hacia él, así que era mejor que hiciera el viaje solo.

“¿Hm?”

Al llegar a la casa de campo, vi a alguien desplomado en el suelo. ¿Quién en el mundo se desplomaría aquí?

“¿¡Ah!?”

Zanoba… ¡Es Zanoba! ¡Está muerto!

Estaba desplomado contra un trozo de metal de tres metros de altura, tumbado de espaldas.

“Esto no puede estar pasando…” Corrí hacia él y le puse las manos sobre los hombros, sacudiéndolo. “Vamos, esto no puede ser real. ¡Zanoba, háblame!”

Había pulso. Sus pupilas se movían y… respiraba. Su cuerpo todavía estaba caliente, también. Bien, sí, ¡definitivamente aún estaba vivo!

Supongo que llegué a la conclusión equivocada. No está muerto. Sólo estaba durmiendo.

“Me tenías muerto de miedo…”

Tan asustado que casi grité “Jesús” a todo pulmón. De todos modos, ¿qué hacía él durmiendo aquí? Era de la realeza. ¿No debería estar en una cama suave o algo así? Era demasiado viejo para estar aquí en los barrios bajos.

Mientras respiraba aliviado, la puerta de la cabaña se abrió y Orsted salió.

“Rudeus… Así que has llegado”.

“Oh, eh, sí. Lo he hecho”.

Nos miró fijamente. “Anoche, Zanoba Shirone trajo esa cosa aquí”.

“¿Qué cosa?”

“Esa armadura que usaste antes en la batalla”. Miró el bulto de metal en el que se apoyaba Zanoba.

Al mirarlo más de cerca, me di cuenta de que, efectivamente, era mi Armadura Mágica. No la había reconocido porque estaba en pedazos. Ahora que lo pienso, había mencionado que había sido destruida en la batalla y que la había dejado atrás, así como que tenía que ir a recuperarla pronto.

“¿Y por casualidad se encontraron en el proceso y se pelearon?” pregunté.

“Efectivamente”.

Probablemente, Zanoba nunca había soñado que Orsted estaría aquí, precisamente en este lugar. Debería habérselo dicho antes, pero no había tenido la oportunidad. Al menos no parecía tener ninguna herida real. Orsted debe haber sido suave con él.

“Al final de nuestra batalla, juró que no me dejaría poner las manos en esta armadura. Dijo que tenía que asegurarse de entregártela. Por eso se arrastró el resto del camino hasta ella. Ciertamente te ha tomado cariño”.

“¡Oh, Zanoba!” Inmediatamente me incliné sobre él y utilicé mi magia curativa. Como no tenía heridas externas, no sirvió de mucho, pero quería que durmiera tranquilo, al menos.

En realidad, ahora que lo pienso, ¿Orsted lo dejó aquí a la intemperie después de que se desplomara? Tal vez es más despiadado de lo que creía.

“Uh, así que se despertará eventualmente, ¿verdad?”

“Lo puse a dormir usando magia de hipnosis transmitida por la tribu Nuka. Debería despertar en unas horas”.

Ah, así que eso es lo que usó con Zanoba. Me pregunto exactamente qué tipo de magia es… Muy intrigante. ¿Podría esta magia de hipnosis también permitir al usuario manipular las acciones de una persona? Por ejemplo, si la usara con Sylphie y le ordenara levantarse la falda, ¿lo haría?

No necesito la magia de hipnosis para eso, sin embargo. Ella lo haría si se lo pidiera.

De hecho, si eso era lo que quería, tenía que conseguirle una falda. Una minifalda sería lo mejor. Una de esas con volantes, como las de las hadas, le sentaría mejor, seguramente.

Además, si la magia de la hipnosis fuera tan poderosa, Orsted probablemente la usaría mucho más. Poner a alguien a dormir era probablemente el alcance de su utilidad.

“Ven adentro. Vamos a reanudar nuestra discusión de ayer”, dijo Orsted mientras desaparecía de nuevo en la casa de campo.

Me quité la chaqueta y se la puse a Zanoba. Luego, utilicé mi magia para conjurar un techo de tierra para protegerlo antes de seguir a Orsted. Cuando terminara aquí, recogería a Zanoba y se lo llevaría a Ginger.

***

“Permítanme ir al grano”, dijo Orsted cuando nos acomodamos en nuestros asientos. Sacó mi diario del bolsillo y lo dejó sobre la mesa entre nosotros. “Es una lectura fascinante. Tengo cierto interés en esa magia relacionada con el viaje en el tiempo de la que hablaba tu yo del futuro, pero como carecemos de información para duplicarla nosotros mismos, lo dejaremos de lado por ahora.”

“De acuerdo.”

“Hubo varias cosas que captaron mi interés, pero antes de que discutamos el contenido de este diario, me gustaría saber de qué hablaron tú y el Hombre-Dios en el pasado. Cuéntame todo. No ahorre detalles”.

“Sí, por supuesto”.

Conté todo lo que podía recordar. Nuestro primer encuentro tuvo lugar inmediatamente después del Incidente del Desplazamiento. Después de eso, lo volví a ver en Ciudad Rikarisu, luego en Puerto Viento, Puerto Este, y después de que Orsted casi me matara. Después de eso, lo volví a ver cuando me matriculé en la Academia de Magia, luego justo antes de ir hacia Begaritt, e inmediatamente antes de que mi yo del futuro viniera a visitarme y otra vez inmediatamente después. También nos vimos mientras me preparaba para enfrentarme a Orsted. Diez veces en total.

Le di a Orsted todos los detalles que pude recordar de cada conversación, incluyendo lo que el Hombre-Dios me ordenó hacer y cómo se desarrollaron sus instrucciones.

Después del Incidente del Desplazamiento, me había dicho que confiara en Ruijerd. Como resultado, me convertí en un aventurero. En la ciudad de Rikarisu, me ordenó que aceptara el encargo de buscar la mascota perdida de alguien. Eso me llevó a conocer a Jalil y Vizquel y terminó con nuestra expulsión de la ciudad. En Puerto del Viento, me dijo que llevara algo de comida y atravesara los callejones. Así fue como encontré a la Gran Emperatriz del Mundo Demoníaco y recibí uno de sus Ojos Demoníacos.

En Puerto del Este, me mostró una premonición y me ordenó que fuera a Shirone. Allí conocí a Zanoba y salvé a Aisha y Lilia. No me dio ningún consejo tras el incidente en el que Orsted casi me mata. Sin embargo, me dijo que me inscribiera en la academia y que investigara el incidente del desplazamiento. Gracias a eso, me reuní con Sylphie y los dos nos casamos.

El Hombre-Dios me había advertido que no fuera a Begaritt. No le hice caso, lo que llevó a la muerte de Paul y a que el Zenith se convirtiera en una cáscara casi vacía, pero al menos no fue todo negativo: me casé con Roxy. Aunque el Hombre-Dios afirmó que Paul habría vivido si yo no me hubiera ido.

El Hombre-Dios volvió a hablar conmigo, antes de que mi yo del futuro viniera a visitarme, y me dijo que revisara mi sótano. En el momento en que me levanté de mi silla para seguir su consejo, mi yo del futuro apareció y me contó todo lo que estaba a punto de suceder. Y, como me advirtió, efectivamente había una rata allí abajo.

Después de ocuparme de todo eso, el Hombre-Dios volvió a aparecer, disgustado. Fue entonces cuando me dijo que matara a Orsted. Sin otra opción para proteger a mi familia, obedecí y comencé a preparar nuestra batalla. Fue durante ese proceso cuando me visitó de nuevo para darme todo tipo de consejos. Fue gracias a él que habíamos logrado terminar la Armadura Mágica tan rápidamente.

Orsted escuchaba en silencio mientras yo hablaba. Ni siquiera se molestó en gruñir o asentir, ni hizo ninguna pregunta. Permaneció en completo silencio hasta que terminé.

“Eso es todo”, dije. “¿Conseguiste algo de todo eso?”

“Sí. Ahora entiendo exactamente cómo te estaba utilizando”.

Oh, ¿en serio? Bueno, supongo que no debería sorprenderme: estoy hablando con Orsted.

“Te utilizó para cambiar el curso de la historia”, dijo Orsted.

“¿La historia, dices?”

“Sí. Normalmente, la mano del destino es tan fuerte que ciertas cosas deberían ser inmutables, pero él encontró una manera de eludir eso, usándote a ti”.

“¿Porque mi propio destino es tan fuerte?”

“Precisamente”.

Vaya. ¿Así que mi destino es tan poderoso que puede cambiar el curso de la historia?

“Pero, Señor Orsted, seguramente usted podría hacer lo mismo si quisiera”.

“Podría”. Asintió, golpeando la parte superior del diario. “Pero no veo su objetivo al alterar tanto la historia”.

“¿No es para evitar que lo maten?” pregunté.

“No te tomes sus palabras al pie de la letra”.

“Ah, claro”.

Supongo que hay una posibilidad de que estuviera mintiendo sobre todo eso.

“En cualquier caso, hay una cosa que sí sé con certeza”, dijo Orsted.

“¿Qué es?”

“Lo que sea que se encuentre al final de este curso alterado de la historia es algo que le beneficia”.

“Tiene sentido”.

Tras una breve pausa, Orsted continuó. “Para dirigir el futuro hacia un curso más beneficioso para mí, usted alterará su trayectoria actual”.

Quiere que la “altere”, no que la “corrija”, ¿eh? Supongo que tiene sentido. Estrictamente hablando, aún no es historia, ya que técnicamente no ha ocurrido. La historia es lo que tú haces, estando en el pasado.

“Estás siendo terriblemente impreciso”, dije.

“Ya estoy haciendo planes para cien años en el futuro. Todo lo que ha ocurrido hasta ahora -y lo que ocurrirá a partir de ahora- es todo un trabajo de base. Pero gracias a ti y a Nanahoshi, gran parte se ha desviado”.

¿Cien años en el futuro? Bueno, supongo que ha estado preparando las cosas durante un tiempo, así que realmente no puede cambiar sus planes ahora.

“Para que quede claro, los dos no podemos ir a donde esté el Hombre-Dios y darle una patada en el culo, supongo”.

Orsted negó con la cabeza. “Hasta que no hayamos recogido los tesoros ocultos, no podremos llegar al lugar en el que se encuentra”.

“¿Y supongo que no podremos reunirlos rápidamente?”

“Cuatro son fáciles de obtener, pero Laplace tiene la pieza final. No revivirá hasta dentro de ochenta años. Seré yo quien reúna estos tesoros. Será mejor que no actúes por tu cuenta, ¿entendido?”

¿Actuar por mi cuenta? Para empezar, no tenía ni idea de dónde se encontraban estos tesoros. Mi diario mencionaba que estaban en manos de los Cinco Generales Dragón, pero sólo conocía el paradero de uno, Perugius.

Espera un segundo. Caos, el Rey Dragón Maníaco, está muerto, ¿verdad? ¿No es eso un problema?

“He oído que Lord Caos ha fallecido. ¿Cómo vas a lidiar con eso?”

“Ya he adquirido el tesoro que tenía”.

Oh, de acuerdo. Así que ya se ha ocupado de eso.

“Pero espera”, dije. “¿Y si el Hombre-Dios ya ha previsto que voy a intentar cambiar el futuro?”

“¿Hm?”

“Quiero decir, ¿y si sólo estoy cavando nuestras tumbas al tomar medidas? ¿O la mía, como mínimo?”

“No. Además de sus poderes de previsión, creo que también es muy probable que tenga un rasgo especial que hace que todos los seres vivos de este mundo confíen en él incondicionalmente. Eso lo ha dejado mal equipado para lidiar con las irregularidades”.

No me había dado cuenta. Supongo que se podría decir que el Hombre-Dios tiene una maldición propia.

Espera. Decir que la gente confiaba en él incondicionalmente era una exageración. Yo nunca confié en él, por ejemplo.

Pero de nuevo, la maldición de Orsted no funciona en mí. Tal vez eso significa que la maldición del Hombre-Dios tampoco lo hace. Me dio la impresión de que le costó mucho tratar conmigo y con mi constante escepticismo. Aunque al final acabé confiando en él…

Quizás su maldición no era del todo ineficaz después de todo. Y quién sabe, mi resistencia a la maldición de Orsted podría desaparecer con el tiempo y empezaría a temerle también.

No, no hay garantía de que la información de Orsted sea confiable. Sus suposiciones sobre la naturaleza de la maldición del Hombre-Dios podrían no ser del todo correctas.

Tan pronto como empecé a contemplar esa posibilidad, empecé a dudar de todo. Decidí que lo mejor era dejar todo este asunto.

“No se me da bien eso de adivinar lo que ha planeado mi oponente”, dije. “¿De verdad crees que podemos ganar esto?”

“Sí, lo creo”, dijo con seguridad. “Nuestro enemigo no es invencible. Sólo estoy a un paso de acabar con él”.

Sonaba como si se estuviera tranquilizando a sí mismo en lugar de a mí. En cualquier caso, estaba decidido a ganar. Estaba decidido a reclamar la victoria al final, incluso si éramos los desvalidos en el camino. Esa parte me pareció prometedora.

“Entonces, cambiaremos el curso del futuro cercano”, dijo Orsted.

“¿El futuro cercano?”

“Sí”. Hizo una pausa antes de continuar: “Haremos que la Segunda Princesa Arielle Anemoi Asura sea la reina del Reino Asura”.

“De acuerdo”.

¿Así que íbamos a apoyar a la princesa? Impresionante. En realidad, había estado pensando en cómo quería ayudarla. Si esta era mi primera misión, era una misión bienvenida.

Hice una buena decisión al aceptar un trabajo en esta empresa.

“Dependiendo de las circunstancias, puedo usarla como marioneta”.

Parpadeé. “¿Uh…?”

¿Una marioneta? Bueno, eso sí que sonaba un poco siniestro. Más que respaldarla, parecía que íbamos a tirar de sus hilos. Sí, definitivamente más que un poco siniestro.

Supongo que la compañía para la que firmé es en realidad súper sombría.

“Tengo que preguntarme si alguien como la princesa Arielle sería realmente tan fácil de manipular”, murmuré.

“Digo marioneta, pero no haré algo tan extremo como manipularla. Mientras podamos establecer lazos con el Reino de Asura en el futuro, será suficiente”.

“De acuerdo entonces”.