Megami no Yuusha wo Taosu Gesu na Houhou (LN)

Volumen 2

Capítulo 2: La Santa

Parte: 2

“Uf. Saben que ambas son bonitas, ¿verdad? ¿Podrían al menos intentar no hacer nada para atraer más atención?”

“Aw, crees que soy bonita, tee-hee-hee”.

“Halágame todo lo que quieras, pero no voy a entregar mis majestuosas brochetas de carne”.

“… Tal vez debería haber venido solo”, Shinichi gimió con pesar mientras él miró la cara sonrojada de Arian y Celes.

Pero Ay. Eso sería pedir demasiado.

Mientras continuaba pensando, comenzaron a descender por un camino ancho hacia el castillo.

“¿Vamos al castillo?”, Preguntó Arian.

“No, pensé que estaría cerca del castillo. Ah, sí, ahí está”.

Allí, a doscientos metros de las puertas del castillo, estaba el edificio que tenía en mente. Era un poco más pequeño que el del Reino Jabalí, pero sus paredes blancas cegadoras brillaban y brillaban con orgullo sagrado mientras tomaba el sol.

Era la Catedral de Tigris de la Diosa Elazonia.

“Si la Santa está en Tigris, aquí es donde estaría”.

“¡Muy bien, vamos a echarle un vistazo!”, Gritó Arian.

“No, espera un segundo”, gritó Shinichi, agarrándola mientras se giraba para dirigirse directamente a la catedral.

“La gente te va a reconocer. También podrían reconocerme a mí.”

“Oh, sí…”

La cara de Arian se nubló mientras pensaba en esto.

Esto se debía a que podían ser capturados en el momento en que entraran en la catedral, si el obispo Hube había difundido la noticia de un cierto chico de cabello negro que influencio a una héroe pelirroja para traicionar a la iglesia. Con Celes a su lado, probablemente no perderían si se tratara de una pelea. Pero su oponente era una héroe eterno, después de todo.

Sería mejor ocultar sus apariencias hasta que reunieran suficiente información para formar un plan que la rompiera psicológicamente.

Bueno, en verdad, no necesitaba ejercer tanta precaución. Claro, el obispo Hube testificó algo cercano a la verdad, pero había pasado por alto algunas partes para verse mejor: sin mencionar su amor por Arian, sus comportamientos abusivos o cómo Shinichi lo engañó.

Hizo que toda su historia apestara a mentiras.

Desde la perspectiva de los cardenales, que querían eliminar esta amenaza inminente de un obispo, les sirvió mejor explicar su acción como la retribución divina de su Diosa por su mala conducta sexual contra una niña. Este fue el mensaje que difundieron al resto de la iglesia. Al final, favorecieron las mentiras sobre las verdades y las verdades determinadas como mentiras.

Por supuesto, no había forma de que Shinichi supiera esto, por lo que estaba tomando una precaución tras otra.

“Podríamos cambiar nuestras apariencias con la magia Ilusión de Celes, pero los usuarios de magia lo notarían, ¿no?”

“Sí, es bastante difícil ocultar el flujo del poder mágico”, ofreció Arian.

Era posible engañar a alguien si un usuario mágico tenía muchos más poderes mágicos que el otro, pero Arian pudo verlo, y antes de eso, incluso el obispo Hube había notado sus disfraces. Lo que significaba que debían asumir que la Santa también podría percibir el cambio.

“¿Crees que el clero lanzará un hechizo Disipador a un devoto promedio en el momento en que entre a la catedral?”

“Um, ¿me pregunto?”

La cara de Arian se torció.

“Sería increíblemente grosero andar disipando los hechizos de ilusión que otros tienen en su lugar…”

“¿Por qué es eso?”, Preguntó Celes en voz alta, teniendo algunas dificultades para comprender los detalles más finos de la cultura humana.

Shinichi respondió en lugar de Arian.

“Hey, recuerdas cómo cambiaste la apariencia del comerciante con la cara quemada, ¿verdad? Es lo mismo. A veces las personas simplemente tienen cosas que prefieren ocultar. Es grosero hacer público eso para que todos lo vean.”

“Ya veo. Está bien.”

“Bueno. Incluso si Arian lanza una ilusión en su pecho, seria molesto que te quitaran tal ilusión, ¿Entiendes?”

“Entiendo.”

“¡No he hecho nada de eso!”, Gritó Arian, cubriendo su pecho plano, con lágrimas en los ojos ante la acusación infundada.

“Por eso es grosero disipar aleatoriamente la Ilusión, pero dudo que los miembros de la iglesia duden…”

Shinichi se detuvo.

“Dejándolos a ustedes dos a un lado, sería malo si expongo mi verdadera forma”, agregó Celes.

Una mirada a sus largas orejas, y sabrían al instante que ella era un demonio, arrojándola inmediatamente a una situación hostil.

“Por eso no podemos usar magia. Necesitamos encontrar otra forma de cambiar nuestra apariencia, como un sombrero o un tinte para el cabello o…”

Mientras continuaban discutiendo posibles disfraces, miró y vio a un hombre que salía de lo que parecía una puerta trasera de la catedral. Algo sobre él hizo que Shinichi se sintiera muy incómodo.

“¿No parece ese tipo particularmente débil?”

Claro, tenía la complexión corpulenta de un minero, pero sus piernas temblaban tanto que parecía que apenas tenía la fuerza para seguir caminando.

“¿Huh? ¡Espera!”

Shinichi exclamó en un repentino estallido de inspiración.

“Estás equivocado”, respondió Celes.

“Todavía no he dicho nada”.

“Déjame adivinar: ¿Estás pensando, que la Santa está dejando que los jóvenes jueguen con su cuerpo por la noche? ¿Correcto?”

“……”

Shinichi no respondió, evitando sus ojos.

“Tu mente sucia y obsesionada con el sexo te ha metido en problemas otra vez”.

“……”

Arian sospechaba que la mente de Celes estaba igual de sucia por leer sus pensamientos, pero ella no dijo nada.

“Me pregunto qué los está cansando tanto”, dijo.

Siguiendo al hombre demacrado, la puerta se abrió de nuevo para dejar pasar a una mujer mayor y un niño. Toda su respiración era irregular y sus pasos dolían.

“Quiero saber qué sucede dentro, pero no tenemos tiempo…”

“Parece que no hay ningún disolvente de magia en el edificio. Podría mirar y escuchar usando Clarividencia y Wire Tap, y luego compartirlo con ustedes dos usando un hechizo de Enlace”, ofreció Celes.

En las sombras de un edificio cercano, se unió a los dos y cantó el encantamiento, evocando las imágenes y los sonidos dentro de la catedral. Cuando vio esto en el ojo de su mente, se lo pasó a los dos humanos.

“La arquitectura interior no es tan diferente de la Catedral del Reino Jabalí, tampoco… Ah, ahí”.

Al final de la catedral había una sala de oración, opulenta y que albergaba una estatua de la Diosa y, en el centro de todo, una niña soltera, rodeada de sus santos guerreros.

Tenía la piel clara, cabello rubio platino y túnica de color blanco puro.

Con un delicado rubor de color en su rostro, le recordaba a una hada de nieve, amenazando con desaparecer en cualquier momento. Por el contrario, su cuerpo era femenino y suave, formidable y tenso en todos los lugares correctos. Tenía un encanto y una sensualidad que no coincidían con su edad. Este era el enemigo más nuevo del Rey Demonio:

La Santa Sanctina.

“¡Lo sabía! ¡Qué buena apariencia!”, Shinichi gritó.

“Bien por usted.”

“¡Espera, ¿ella tiene la misma edad que yo…?!”, Exclamó Arian.

Los tres tuvieron diferentes reacciones ante sus generosos pechos gemelos, hasta que su atención se centró en un objeto a su lado.

“¿Qué demonios es eso?”

Era un cristal de tres metros de altura, translúcido y elevado sobre ellos.

No había sido cortado: su superficie era áspera, dejada como estaba cuando fue sacada de la tierra. Pero fue tan hechizante que atrajo la atención de quienes la rodeaban, la joya más hermosa de todas.

“Ustedes no recuerdan haber visto algo así en el Reino Jabalí, ¿verdad?”

“No, ni siquiera en la catedral”, respondió Arian.

Eso significaba que esta cosa no podía ser algún tipo de herramienta para un ritual de la iglesia de la Diosa. Ambos ladearon la cabeza al unísono.

Junto a ellos, Celes ofreció una posible explicación con incertidumbre:

“¿Tal vez podría ser un conductor mágico?”

“¿Sabes lo que es?”

“Sí. Pero este es el más grande que he visto”, murmuró. “Por eso no puedo estar segura….”

Pero antes de que Celes pudiera terminar su explicación, la Santa hizo un movimiento.

“Próximo. Por favor, entra”, gritó ella.

“S-sí”.

Un joven con un corte profundo en el brazo entró en la sala de oración. Primero fue sorprendido por el enorme cristal, luego por su belleza, olvidando por completo el dolor punzante en su brazo cuando su rostro se puso rojo como la remolacha.

La Santa no pareció darse cuenta, ya que ella solo sonrió suavemente y puso su mano sobre su brazo derecho.

“Curación.”

Un estallido de luz surgió de su mano, en el momento en que lo tocó.

“Muchas gracias. Esta es mi ofrenda.”

Le tendió varias monedas de plata, esperando tocar su mano mientras las entregaba. Pero uno de sus guerreros fornidos intervino para tomar el dinero.

Abatido, se volvió para irse, deteniéndose en seco cuando ella lo llamó.

“Por favor espera. Antes de irte, ¿podrías ofrecer tu devoción a las Lágrimas de Matteral?”

“Estoy seguro de que eres consciente del grupo de demonios en Dog Valley. Este es un ritual necesario para derrotarlos”, explico uno de los guerreros santos.

“¿UHuh…?”

Todavía no parecía entenderlo en absoluto, pero un guerrero sagrado empujó su espalda hasta que estuvo de pie frente al cristal gigante. Comenzaron a presionarlo para que se apurara, colocando su palma sobre el cristal.

Tan pronto como hizo contacto, una tenue luz borrosa salió de su mano

—Y rápidamente fue absorbida por el cristal.

“¡¿Ah?!”, gritó sorprendido.

Nunca había experimentado una frialdad tan penetrante o una fatiga tan abrumadora en toda su vida, y su trasero se estrelló contra el suelo al caer al suelo.

La santa continuó sonriéndole serenamente.

“Estoy muy agradecida por su cooperación. Con tu devoción y fe, definitivamente venceremos al clan demoníaco.”

“Su cuerpo se sentirá mejor después de una buena noche de descanso”, aconsejó otro de sus hombres.

“Por favor, vuelve a ofrecer tu devoción a la Diosa”.

“No solo tú”, agregó otro. “Dígales a todos sus amigos y familiares que vengan y se ofrezcan a ella”.

Sus miradas decían: si ignoras nuestra solicitud, nunca más volverás a ser curado en esta catedral.

Lo empujaron por los hombros, obligándolo a ponerse de pie y empujándolo por la puerta trasera.

Mientras la Santa observaba esta escena, su sonrisa plástica no vaciló ni se movió en absoluto.

Llamó a otro paciente desprevenido desde afuera.

“Siguiente”, dijo. “Por favor entra.”

Fue así por un tiempo. Hombres y mujeres, jóvenes y viejos. Todos fueron despojados de su fuerza, expulsados a las calles tan pronto como la Santa terminó con ellos.

Arian tembló de furia.

“¿Por qué? ¿Por qué harían algo tan terrible…?”

“Para derrotar al Rey Demonio, por supuesto”, respondió Shinichi, soltando la mano de Celes, satisfecho con lo que habían visto.

“¿Supongo que esa cosa roba el poder mágico?”

“Sí, estos conductores mágicos son piedras extrañas que pueden almacenar poder mágico”, Celes asintió mientras explicaba.

Echó un último vistazo al conductor mágico, las Lágrimas de Matteral, y deshizo el hechizo de Clarividencia.

“Pueden recolectar magia para usar en hechizos o convertirlo en objetos mágicos. Bueno; No conozco todos los detalles, e imagino que sería mucho más rápido preguntar a los expertos, los enanos”.

“Muy bien, preguntaré cuando regresemos al castillo”, él asintió.

Pero mientras veía a otra madre y un niño debilitados salir de la catedral, su rostro se contorsionó de asco.

“Entonces están pensando en reunir la magia de la gente y lanzar un gran hechizo de ataque… Es como una Bomba”.

No había forma correcta de que los héroes de la justicia derrotaran a sus enemigos. Pero para colgar la fe sobre las cabezas de estas personas y obligarlos a rendirse… Bueno, esta escena diabólica fue suficiente para hacerlo quiero vomitar

“¿Cuántas personas normales necesitarían reunirse para derrotar al Rey Demonio?”

“…No lo puedo decir con certeza”, respondió Celes, sacudiendo la cabeza de un lado a otro.

Si la Santa y sus treinta hombres pudieran reunir sus poderes y quemar levemente al Rey, imagine lo que podrían hacer con la magia de decenas de miles de personas. Puede ser lo suficientemente fuerte como para golpear su espada al Rey Demonio Azul.

“¿Debo destruir el conductor mágico?”

Celes estaba lista para eliminar totalmente esta amenaza contra su maestro.

“No, ese es nuestro último recurso”, rechazó, levantando su mano.

“No tenemos pruebas de que sea su único conductor mágico. Y si lo destruimos, solo incitará más violencia y los estimulará a atacarnos con mayor fuerza”.

Algunos agentes de los demonios destruyeron las Lágrimas de Matteral. Se han infiltrado en la ciudad, ¡un enemigo a quien temer! Pero esto es una prueba de que tienen miedo de los humanos. ¡Ahora presten su poder a la Diosa nuevamente, y eliminaremos esta maldad para siempre!

Así es como empujarían a la gente a tomar medidas, y la situación empeoraría con seguridad.

“Incluso si asumimos que es su único conductor mágico, pueden lograr lo mismo al llevar a todos al castillo del Rey Demonio”, continuó Shinichi.

Digamos que todos vinieran al castillo, combinando el poder mágico de decenas de miles de personas. La Santa podría lanzar un hechizo poderoso para vencer al Rey Demonio de una vez por todas.

Para ser honesto, ese sería un final realmente teatral y cliché. Shinichi se rió con ironía, sabiendo que no había forma de que ese día llegara.

“¿Y si necesitan más? Si juntaran unos pocos miles de héroes, probablemente obtendrían el mismo efecto”.

“¿Por qué no han hecho eso?”, Preguntó Celes.

En lugar de responder de inmediato, Shinichi le hizo una pregunta a Arian.

“¿Cuántos héroes hay?”

“Lo siento. Solo sé de mí, Ruzal, y su grupo”, respondió tímidamente.

“… Oh, lo siento, olvidé que no tenías amigos”.

Su rostro era serio.

“¡Eso no tiene nada que ver con esto!”

Tartamudeó Arian con lágrimas en los ojos.

“Oye, no te preocupes por eso. Rino tampoco tiene amigos…”

“Lady Rino puede no tener amigos de su edad”, interrumpió Celes, “pero ella es amada por los residentes del castillo, así como por decenas de miles de sus súbditos en el mundo de los demonios”.

“Oye. ¡No creo que Arian pueda aguantar más! ¡Su MP está peligrosamente cerca de cero!”

“… Está bien. Te tengo, Shinichi”.

Celes realmente no quiso decir nada con su ataque, pero Arian asomó la nariz en el aire, abrazando sus rodillas contra su pecho. Shinichi trató de consolarla por un tiempo antes de volver al tema en cuestión.

“Estoy seguro de que hay un montón de razones por las cuales los héroes no se unen para hacer un ataque combinado contra nosotros: tal vez no hay suficientes héroes o están ocupados porque están peleando contra otros monstruos o sus horarios son demasiados desordenados.”

Además de eso, hubo una guerra política entre los cardenales para el nombramiento papal. Pero Shinichi no estaba familiarizado con los entresijos de los asuntos internos de la iglesia. No había forma de que adivinara que este era el caso.

“En pocas palabras, no ven al Rey Demonio como una amenaza tan inminente que tendrían que usar todo su poder colectivo para atacarlo”, adivinó.

“¿Entonces nos subestiman?”

La frente de Celes se arrugó molesta.

Pero tenían que estar agradecidos. Esa era la única razón por la que los demonios aún no habían sido aniquilados.

“Odio decirlo, pero tengo la sensación de que el Rey Demonio aún podría ganar contra ellos… De todos modos, si se llegara a eso, Rino propondría retirarse al mundo de los demonios.”

“Correcto.”

Por lo menos, esta batalla no fue una pelea a muerte con un solo vencedor. En este momento, su único objetivo era crear un ambiente para que Rino, amante de la paz, comiera tanto como quisiera.

En cuanto al motivo oculto de Shinichi, bueno, eso era crear un país donde todos pudieran vivir felices, independientemente de su nacimiento o raza o si fueran humanos, demonios o medio dragón.

“Destruir el conductor mágico es nuestro último recurso, ya que seguramente conducirá a la guerra. Y de todos modos…”

Shinichi contuvo el aliento por un momento, deteniéndose para permitir que su sonrisa más malvada se derramara en su rostro.

“¿No sería más interesante robar ese conductor mágico y usarlo para nuestros actos malvados?”

“Estás enfermo”, Celes escupió, mientras la imaginación de Shinichi se escapaba con él, alegremente pensando en convertirlo en un banco de almacenamiento mágico y hacer robots mágicos.

“¿Cuál es nuestro próximo movimiento si no es para destruir el conductor mágico?”

“Hmm, sí, eso…”, se sumió en sus pensamientos por un momento.

“El conductor mágico podría ser reemplazado incluso si lo tomáramos.

Tenemos que raptar a la santa. Ella es insustituible”.

“¿Vas a coquetear de nuevo con el corazón de una joven doncella?”, Comentó en tono molesta.

“¡¿Eh?!”, intervino Arian, disparándose desde el suelo, olvidando su obstinado acto.

Su rostro cambió de repente para revelar una expresión de corazón roto, mientras se aferraba a su pecho.

“¿Vas a hacerle lo mismo a esa Santa que a mí?”

“Eso no…”

“¿También vas a ser amable con ella? ¿Haciéndole panqueques? ¿La vas a ver desnuda? ¿Vas a lamerle el cuello?”

“Cálmate, Arian. ¡Estás soltando algunas cosas bastante locas!”

“Ah…”

Arian se tapó la boca con la mano y miró a Celes.

Pero la criada no parecía sorprendida en absoluto.

“Si te refieres a lo que sucedió en la posada, vi todo con Clarividencia. No hay necesidad de ocultar nada”, aseguró.

“¡¿Por qué se lo dijiste?!”, dijo Shinichi, pero él fue demasiado lento para detenerla.

“¿V-Viste… todo, todo eso…?”, Tartamudeó Arian.

Su rostro se puso blanco de miedo, luego rojo de vergüenza, al darse cuenta de lo que todo esto significaba.

“¡NOOOO….!”, Gimió desesperada mientras corría hacia el horizonte.

Pero, por supuesto, considerada como era, desplegó sus habilidades de salto para saltar sobre los tejados, con cuidado de no herir a las personas en las calles mientras salía corriendo.

“No tienes que huir así…”, la llamó.

“Como amigos, pensé que no deberíamos tener secretos entre nosotros.

Esto no es lo que pretendía…”, Celes se movió torpemente.

“Espera, ¿estás siendo considerada?”, Preguntó Shinichi, harto de toda esta situación.

“En cualquier caso, ¿qué haremos a continuación?”, Preguntó, volviendo al tema después de que salieron de la creciente multitud, reuniéndose para mirar la escena.

Los dos caminaron más hacia las sombras de los edificios.

“Pongamos a un lado toda esa charla sobre seducirla. Lo mejor sería entablar una amistad con ella y hacerla entender la situación de los demonios, pero…”

“¿No sería eso difícil?”

“Sí…”, Suspiró, completamente perdido.

“Como dijo el viejo de la taberna, hay un grupo de esos guerreros santos a su lado. Simplemente no hay forma de acercarse a ella”.

Bueno, probablemente podría descubrir un momento en que ella estuviera sola monitoreando su horario y su rutina diaria. Él podría ponerse en contacto con ella más fácilmente si estuvieran solos. Pero incluso si pudiera, los guerreros santos lo interrumpirían y lo reprenderían, lo que significaría que tomaría mucho tiempo construir una relación sólida.

“Si nos demoramos, podrían llenar completamente el conductor mágico”.

“Reunirse con Arian por primera vez fue mucho más fácil que esto”, recordó Celes.

No tenían un límite de tiempo, ella era una solitaria e incredulidad.

“Comparado con esto… No, no podemos rendirnos incluso antes de intentarlo”, se interrumpió Shinichi, sacudiéndose un mal presentimiento y levantando la cara para mirar hacia adelante.

“De cualquier manera, ¡quiero encontrar una manera de acercarme y hacer contacto con ella! Por esta razón…”

“¿Sí?”

“Encontremos a Arian”.

“… Mis más sinceras disculpas.”

Con Celes y sus disculpas inusualmente sinceras, Shinichi se dirigió hacia el horizonte, donde su sana niña había desaparecido.