Megami no Yuusha wo Taosu Gesu na Houhou (LN)

Volumen 2

Capítulo 2: La Santa

Parte: 1

 

 

Cuando el Rey Demonio desvió el calibre más alto de magia ligera, Holy Torrent, la Santa Sanctina y sus compañeros usaron un círculo mágico para huir de Dog Valley a los restos de la catedral en el Reino. A pesar de su humillante derrota, el rostro bien favorecido de la Santa no mostró signos de molestia o impaciencia.

“Nuestra Diosa nos está probando. Estaremos un paso más cerca de su paraíso una vez que hayamos destruido a ese malvado Rey Demonio”.

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Este paraíso solo estaba abierto a los devotos seguidores de la Diosa Elazonia después de la muerte. Para demostrar que eran dignos de unirse a ella, se les exigió que derrotaran a las siniestras criaturas demoníacas, incluso si eso significaba que murieran y resucitaran para desafiarlos una vez más.

Su determinación de unirse a la Diosa correspondía a la de un seguidor devoto, y todos los guerreros sagrados la colmaron de elogios.

“Tiene toda la razón, Lady Sanctina”.

“Aparte de ti, ¿quién más podría derrotar al Rey Demonio?”

“Lucharemos por ti, nuestra Santa, hasta que nuestra última gota de sangre deje nuestro cuerpos.”

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Mientras se arrodillaban fielmente frente a ella, Sanctina sonrió serenamente sobre ellos. Estaba acostumbrada a este tipo de cosas, a pesar de que eran mucho mayores que ella.

“Podríamos haber fallado esta vez”, comentó, “pero todavía tenemos otros medios para derrotar a su malvado gobernante”.

Ese método fue la magia de luz más fuerte conocida por el hombre: Ruina Solar. Creó una lente mágica masiva que se extendía lejos en el cielo hasta el horizonte distante, reuniendo energía solar para quemar la superficie de la tierra. Era el castigo divino de la Diosa.

Según sus enseñanzas, ella otorgó estos poderes al primer papa, quien destruyó a la hereje capital Mouse con Ruina Solar. Muchas pinturas representaban este momento divino: la lente mágica que absorbe los rayos del sol, el cielo del mediodía transformándose en un negro infinitamente oscuro, y la luz y el calor furiosos que caen en cascada sobre la ciudad, a más de diez mil grados Fahrenheit.

El corazón de Sanctina se llenó de anticipación mientras pensaba en cómo ella también sería representada en pintura tras pintura en su momento de victoria cuando derrotara al Rey Demonio. No hizo ningún intento por calmar su corazón latiente.

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“Dicho esto, no podemos vencerlo como están las cosas ahora”.

Después de todo, incluso el primer papa no podría haber lanzado Ruina Solar sin la bendición y el apoyo de la Diosa. No importa cómo lo veas, Sanctina y sus treinta guerreros miserables no pudieron reunir el poder suficiente para ejercer una abominación tan mágica.

Mientras pensaba con una expresión preocupada en su rostro, uno de sus hombres habló.

“Quizás deberíamos consultar al Cardenal Cronklum. Nos dará algo de su sabiduría y conocimiento sobre nuestro próximo movimiento”.

“Ah, sí, una idea maravillosa”, dijo Sanctina, aplaudiendo con una sonrisa en su rostro.

Por mensaje telepático, explicó toda la situación a Cronklum en la Archibasílica.

“Es por eso que me gustaría pedir su ayuda en la destrucción de su rey”, concluyó.

“Ya veo”, respondió.

Sugirió una solución: “Dirígete al país minero del norte, Tigris. Deberían tener ya sabes qué.”

“¿Sabes qué?”, Preguntó ella, inclinando la cabeza en un momento de confusión.

Pero cuando Cronklum dio más detalles, ella estuvo de acuerdo.

“Sí, podríamos derrotar al malvado Rey Demonio usando eso”.

“Bueno, entonces espero buenas noticias”.

Con eso, cortó la conexión telepática y comprobó que no había nadie cerca.

“Eso, y la gente de Tigris no tiene suficiente fe en nuestra Diosa. ¡Qué gran oportunidad para recordarles la fortaleza de la iglesia!”

Cronklum murmuró para sí mismo.

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Con derrotar al Rey Demonio y apoderarse del país cínico Tigris bajo su cinturón, ciertamente sería elegido como el próximo Papa, no hay duda al respecto.

“Cuento contigo, mi amada santa”.

Mientras pensaba en el día en que su costosa y fiel sabueso cazaría un ciervo para él, su rostro estalló en una radiante sonrisa.

***

 

 

En una taberna y posada en el Reino Jabalí, su dueño de mediana edad sonrió con sorpresa cuando el chico de cabello negro y su doncella lo visitaron.

“¡El niño está vivo! Cuando no volviste después de tu disputa con el Rey Demonio, pensé que tal vez no te habrías salvado”.

“Bueno, siempre aparece un centavo malo, ya sabes. No puedo deshacerme de alguien con una mala personalidad tan fácilmente”, respondió el chico de cabello negro.

“Eso no es algo de lo que alardear”, reprendió el dueño mientras le entregaba tazas de cerveza para celebrar su regreso seguro.

Cuando Shinichi se sentó en el bar, aceptó agradecido la bebida.

“Hablando de”, el propietario cambió el tema, “¿supongo que la pequeña señorita Arian también está bien?”

“Sí, no pudo venir hoy, pero está bien”.

“Señor, me gustaría pedir un poco de jamón y pan”, interrumpió Celes.

“Ah, bien, entonces la niña está bien”, murmuró el dueño, pareciendo aliviado mientras preparaba su orden.

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“Quiero decir, no estaba preocupado por su vida, ya que ella es una de los héroes eternos, pero con todos esos panfletos alrededor de la ciudad diciendo que fue acosada sexualmente por el obispo y todo eso, estaba un poco preocupado de que ella se sintiera destrozada o algo así”.

“¿Hmm? ¿Es eso lo que ha estado pasando?”

Shinichi había sido quien distribuyó esos folletos, pero fingió ignorancia, ordenó su propia comida y cambió el tema en su lugar.

“Por cierto, ¿es cierto que hay una Santa que está intentando derrotar al Rey Demonio?”

Al ver que su hechizo los atacó desde el sureste cerca del Reino, Shinichi sospechó que podría haberse detenido aquí. Su suposición parecía estar en la marca, ya que el dueño de la taberna asintió, un poco impresionado.

“Eres rápido en la aceptación. Escuché que la iglesia asumió que fracaso y envió a la Santa Sanctina a hacer el trabajo”.

“¿Podría por favor empacar el jamón y el pan? Me gustaría llevarlo a casa”, intervino Celes una vez más.

“Celes, ¿no ves que estamos teniendo una conversación importante en este momento? Habla más tarde”, advirtió Shinichi, lo que implica que debía prestar más atención.

“Nada es más importante que la comida de Lady Rino”, le recordó.

Al ocuparse de todos los asuntos relacionados con los alimentos, la criada se volvió bastante inútil, incapaz de responder o funcionar correctamente. El dueño sonrió al ver la familiaridad de los dos, mientras envolvía el jamón y el pan en un paño.

Continuó la conversación.

“Hablando de Santa Sanctina, he oído que es mejor usando magia que incluso los cardenales mismos. Si te vuelves demasiado descuidado, vencerá al Rey Demonio antes de que te des cuenta”.

“Bueno, dado que ya nos hizo algo, esperábamos unir fuerzas con la Santa. ¿Todavía está aquí?”

“Mal momento”, se quejó el propietario.

“Escuché que estuvo aquí hasta ayer. Parece que ya se ha ido a otro lado”.

“Oh, eh. No sabes a dónde fue, ¿verdad?”, Preguntó Shinichi.

El dueño quedó perplejo por un momento.

“Hmmm, definitivamente los escuché decir que se fue por la puerta norte, por lo que probablemente se dirigiría al país minero, Tigris”.

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“¿El país minero?”

“Ve hacia el norte alrededor de Dog Valley al pie de las montañas Matteral. Ahí es donde está su ciudad. El área está muy bien gracias a la extracción de hierro y oro, ya sabes”.

“Hmm, me encantaría golpear una mina y enriquecerme rápidamente”.

“De hecho, muchos idiotas ya se han ido para probar su suerte, con el mismo ideal que tu”.

El gobierno ya había adquirido las mejores áreas mineras en su territorio, por supuesto. El sueño de obtener oro seguiría siendo solo un sueño.

“Ahí van mis esperanzas de conseguir oro… De todos modos, ¿por qué la Santa se dirige allí?”

“¿Crees que lo sabría? ¿Por qué no vas a preguntarle tú mismo?”, replicó el propietario. Sin embargo, dio una advertencia útil: “Pero no creo lleguen a ser socios con la Santa”.

“¿Y por qué?”

“Se rumorea que es la prodigio favorita del cardenal Cronklum, por lo que la tiene rodeada un grupo de guerreros santos para mantener alejados a los tipos”.

Eso es lo que dijo uno de sus clientes habituales: que tenía treinta hombres con ella cuando se dirigió al norte.

“A diferencia de la pequeña y saludable señorita Arian, esta chica es una historia diferente. Estaría dispuesto a apostar que ella nunca dejaría que un tipo sospechoso se le acercara”, continuó.

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“Desearía poder enviar mi solicitud o algo”, bromeó Shinichi, ocultando su frustración en su interior.

Bueno, supongo que sería demasiado fácil.

En situaciones de vida o muerte, la confianza era más crucial que la habilidad para unificar un grupo. Con su conocido grupo de hombres y habilidades mágicas, ciertamente no tenía razón para traer a alguien sospechoso a su grupo.

Más importante aún, si hubiera escuchado que el obispo Hube había acusado a Shinichi y Celes de conspirar con el Rey Demonio, sería peligroso incluso mostrar sus caras.

“Oh, sí, ¿qué le pasó al obispo Hube de todos modos?”, Preguntó.

“¿Hm? Fue llamado de regreso a la Archibasílica. Creo que estaban lidiando con el incidente del folleto y viendo si él era el responsable del colapso de la catedral. Escuché un rumor de que lo despojaron de su título de obispo como castigo”.

“Aw, eso es una lástima (Heh-heh-heh, le sirve bien)”.

“No hay necesidad de telepatizar tus verdaderos sentimientos hacia mí”, bromeó Celes, tragando el último trago de su cerveza.

Estaba enferma y cansada de verlo sobresalir en mantener una cara seria mientras él se burlaba dentro de sí mismo.

Shinichi tomó su bebida terminada como una señal, dejando algunas monedas en el mostrador mientras se paraba.

“Gracias por la comida. Volveremos de nuevo”.

“Sí, y la próxima vez traiga a la señorita con usted. Dígale que nadie cree esos terribles rumores de todos modos”, dijo el dueño.

Ya tenía la mano en la puerta, listo para irse, pero la preocupación del dueño por Arian lo conmovió tanto que se detuvo y miró hacia atrás.

“Hey, ¿alguna vez has oído hablar de papas fritas?”, Preguntó.

“¿Qué es eso?”

“Es una forma de cocinar papas. Toma mucho aceite, por lo que es costoso de hacer, pero apuesto a que irían muy bien con cerveza…”

Más tarde, estas papas fritas —la receta de Shinichi— se convertirían en el tema de conversación de la ciudad. Un gran éxito, de hecho, el dueño lloró de alegría por su nueva prosperidad.

***

 

 

Shinichi y Celes volvieron al castillo del Rey Demonio para dejar la comida a Rino y recoger a Arian antes de dirigirse a Tigris, el país minero.

“¿Has estado hay antes, Arian?”, Preguntó.

“Sí, solía pasar cuando era una cazadora de monstruos. Puedes conseguir ollas de hierro, herramientas y cosas muy baratas allí. Ah, y la calidad también es muy buena. ¡Sabes, mi vieja espada fue hecha en Tigris!”, Arian parloteó.

“¿Tu vieja espada? Eso parecía algo muy normal.”

“Bueno, no tenía mucho dinero en ese entonces…”

En ese momento, había ordenado una espada fuerte y lo suficientemente gruesa que no se doblaría bajo su fuerza como medio dragón. Con eso, simplemente no quedaba suficiente dinero para afilar o decorar la espada. Recordó este recuerdo con nostalgia mientras frotaba la espada mágica ahora atada a su cadera.

“No creo que vendan espadas mágicas, pero sus productos son tan baratos y de alta calidad que incluso los venden en el Reino”, explicó.

“Entonces se benefician comprando barato en Tigris y vendiendo caro en el Reino”, Shinichi teorizó emocionado, atrapando su puño cerrado en su otra palma.

Esta fue una gran cantidad de información. Se giró hacia la criada.

“Celes, tengo una propuesta de negocios para ti”.

“Me niego a teletransportarme”.

“Tsk, ya lo descubriste, ¿eh?”

Piénsalo: lleva diez días hacer un viaje entre el Reino y Tigris. Con la teletransportación, podrían reducir los gastos de viaje y el riesgo de robo en la carretera. Lo que significa que podrían vender a un precio más bajo que los otros comerciantes, monopolizar el mercado y obtener grandes ganancias.

“Permíteme explicarte. Cuanto más grande es el objeto, más poder mágico se requiere para usar la teletransportación. La distancia también es un factor, lo que significa que podría teletransportarme, digamos, el valor de una carga de mercancías, solo seis veces al día”.

“Sí, eso es más que suficiente”.

Cualquier usuario promedio de magia humana se sorprendería de su indiferencia, poniéndose pálido al preguntarse en voz alta qué demonios era esa persona.


Pero Shinichi sabía que sería un desperdicio hacerla usar su magia en tales esfuerzos, porque necesitaba lanzar hechizos para atacar y encontrar a sus enemigos y disfrazarse a sí misma y a Shinichi.

Además de eso, no tenía ningún deseo de hacer enemigos a los comerciantes llevándolos a la bancarrota. Lo que significaba que este servicio de entrega urgente de teletransportación no se concretaría después de todo.

“Dicho esto, eventualmente necesitaremos ganar dinero de alguna manera”, murmuró Shinichi.

Claro, había montañas de oro en el castillo del Rey Demonio. No era que les faltaran fondos ni nada. Pero necesitaba recordar que no era infinito. Debido a que todavía estaban en las primeras etapas de la agricultura y muy lejos de la autosuficiencia, tenían que gastar una cantidad significativa en comprar alimentos de las aldeas vecinas. Lo que significa que había una gran cantidad de producción y ninguna entrada, y que necesitaba asegurar algunos ingresos para proveer su futuro.

“Si tuviéramos algunos productos especiales exclusivos hechos por demonios o algo así, estoy seguro de que estaríamos repletos de comerciantes ansiosos por obtener una porción del producto”.

Si pudieran intercambiar y vender sus almas por dinero en efectivo, los comerciantes serían las primeras personas en la fila en vender, vender y vender.

Supuso que si los bienes fueran lo suficientemente tentadores, algunos de los comerciantes definitivamente encontrarían una forma de evitar las enseñanzas de la Diosa y comenzarían a comerciar con los demonios.

“Y a partir de ahí, podemos establecer un comercio con los humanos, lo que eventualmente disminuirá el prejuicio contra la raza demoníaca…”, balbuceó.

“Wow, Shinichi, piensas en tantas cosas diferentes”, se maravilló Arian, mirando su rostro serio con admiración.

“Ese es el trabajo de un asesor”, respondió Celes sin mucho adorno, pero incluso ella le entregó un halago en agradecimiento.


Pasaron el tiempo hasta que finalmente llegaron a Tigris.

Contra el espléndido telón de fondo de las montañas Matteral extendiéndose en la distancia en ambas direcciones, se pararon frente a las murallas de la ciudad.

Estaban hechas de piedra de la cordillera, apiladas altas y gruesas ante la ciudad. Era formidable, más apropiado para una fortaleza impenetrable que una ciudad minera.

“Bueno, apuesto a que el Rey Demonio probablemente podría sacar las murallas de un solo golpe”, alardeó Shinichi.

“Él es una especie de excepción a la regla, ¿no es así?”, Intervino Arian, sonriendo secamente.

Pensar que estos muros del castillo no eran más que un pedazo de papel para el Rey Demonio, y en comparación, cómo los héroes, y mucho menos los humanos, lucharían y vacilarían frente a esta fortaleza pedregosa.

Hubo inundaciones de personas y vagones que entraban y pasaban por las puertas de la ciudad: mineros que iban a trabajar, personas que trasladaban mineral a la ciudad, comerciantes que almacenaban productos metálicos. Los tres se deslizaron entre la multitud y los guardias de la puerta no los detuvieron cuando entraron a la ciudad sin problemas.

“No sé si es por su industria principal, pero hay un montón de tipos de aspecto rudo”, observó Shinichi.

“Supongo que tiene sentido. Tienes que ser realmente fuerte para trabajar como herrero y otras cosas también”.

Todos los hombres que caminaban por el camino parecían fuertes, pero no había muchos que llegaran al punto de ser excesivos. En su mayoría eran más delgados, como los corredores de maratón.

No tengo la impresión de que así es como quieren verse, más bien es como si no comieran lo suficiente para desarrollar músculo.

Por otro lado, el uso de la magia en este mundo se limitó a unos pocos seleccionados, a pesar de que era un poder que superaba por mucho a la ciencia. Estos pocos favorecidos se convirtieron en magos o sacerdotes de la corte, cazadores de monstruos o incluso héroes; no terminarían labrando campos en alguna granja.

Debido a la magia y su conveniencia, no hubo muchos avances científicos en este mundo: sin cosechadoras, tractores u otra maquinaria, y ciertamente sin pesticidas ni fertilizantes químicos. Todo esto significaba que sus cosechas eran relativamente pequeñas, y no podían obtener la comida necesaria para engordar como los japoneses modernos.

Pero no parecen estar muriendo de hambre, así que eso es bueno.

Como mínimo, tenían papas, que eran lo más parecido a hacer trampa en el juego de la nutrición. Entonces, tal vez este mundo estaba bien después de todo.

Shinichi se perdió en sus pensamientos hasta que de repente notó el delicioso olor a comida que flotaba hacia él. Cuando levantó la vista, vio a un niño que vendía brochetas de carne de su carrito.

“¿Qué es esto?”, Preguntó Celes.

“Brochetas de carne de cabra”, explicó Arian.

“¡Si le das unas monedas más, derretirá un poco de queso para ti!”

Ella voló al stand en un instante.

“Tomaré todos los que tengas”, ordenó.

“¡Celes!”

Shinichi la regañó mientras la perseguía.

“¡Hey!”

“Margh blamag glomarm (Traducción: ¿Tratando de entrenar a la gente como perros? Eres un propietario sucio y pervertido)”.

Ella masticó y tragó.

Incluso con sus mejillas abultadas con carne a la parrilla, no se olvidó de darle su golpe habitual.

“Come o habla. No hagas ambas cosas”.

Shinichi sacó un pañuelo del bolsillo e intentó limpiar el queso de su cara.

“Dios. La primera vez que te vi, pensé que eras una chica genial. Oh, ¿por qué tienes que ser así…?”

“Si hubiera sabido de tales deseos irresistibles, no lo habría hecho. Tú eres quien enseñó a este cuerpo inocente a desear cosas tan traviesas”.

“¿Podrías parar con estas insinuaciones?”, Suplicó Shinichi.

No podía negar que él era la razón detrás de su celo por la carne (totalmente no sexual), pero nunca anticipó que se convertiría en una niña cursi y torpe. No podía asumir la responsabilidad de eso.

Mientras pensaba y dejaba escapar un suspiro laborioso, alguien lo golpeó en el hombro.

“¿Qué pasa, Arian?”

“Bueno, pensé que las brochetas eran realmente deliciosas”, dijo, mostrándole sugestivamente el queso manchado en su mejilla mientras mordía la brocheta.

“… Tienes algo por aquí”.

Shinichi se rió secamente mientras le limpiaba la mejilla con el pañuelo.

Su sonrisa estaba llena de pura alegría.

“¡Ji, ji, ji, gracias!”

“No hay problema”, Shinichi respondió tímidamente, alcanzando su propio pincho en un intento de ocultar su vergüenza.

Megami no Yuusha Volumen 2 Capitulo 2 Parte 1 Novela Ligera

 


Cuando el chico del puesto de brochetas le quitó las monedas a Shinichi, parecía que estaba listo para llorar sangre, haciendo un gesto salvaje hacia el área a su alrededor.

“Señor, ¿podría irse ahora?”

Cuando Shinichi finalmente miró a su alrededor, se dio cuenta de que una multitud de hombres se había detenido sobre sus talones, fascinados por Celes y Arian. Ah, y estaban llenos de celos y envidia.

“… Lo siento mucho”, dijo Shinichi, inclinando la cabeza profundamente.

Tomó ambas manos y huyó, dejando atrás la furia asesina de cada soltero de allí.

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