Rakuin no Monshou (NL)

Volumen 3

Capitulo 5: Conferencia

Parte 1

 

 

Ax Bazgan había recibido la noticia en el Santuario Conmemorativo de Taúlia.

— ¿Dices que es una petición para una audiencia del príncipe Gil de Mephius?

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— Sí.

— ¿Mandó un mensajero? ¡No recibiré esa notificación!

Ax miró con ira a los soldados y esclavos que lo rodeaban. Tenía poca paciencia cuando las cosas progresaban sin su intervención.

— No —contestó pálidamente el soldado que entregaba el mensaje, más rápido de lo que los esclavos podían temblar de miedo al haber despertado la ira de su señor—. Entre los soldados encarcelados, varios han sido liberados. Traen un mensaje del príncipe.

“Dilo antes”, Ax lo mostraba descaradamente en su cara mientras furiosamente tomaba la carta del soldado.

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Ax Bazgan. Ahora, con cuarenta y un años y como decimoséptimo jefe de la Casa Bazgan, se denominaba obstinadamente el octavo rey de Zer Tauran, sucediendo a Yasch Bazgan, y no hace falta decir que él era el gobernador general interino de Taúlia.

Con una gran complexión y con las venas constantemente saltando por su amplia frente, sus ojos, característicos de los de sangre mixta zerdiana y mephiana, eran de un gris metálico, y aunque sus ojos tenían vitalidad, tenían un cierto grado de oscurecimiento.

— Una conferencia en las llanuras de Gajira. Ni una sola mención de nuestro ataque. Estoy siendo subestimado.

Mirando a los soldados arrodillados como si les echara la culpa de su derrota en la primera batalla, Ax tiró la carta. El estratega Ravan Dol, que esperaba detrás de él, la atrapó rápidamente. Ax miró fijamente al anciano, cuyos ojos seguían las palabras de la carta.

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— Tu estrategia tampoco sirvió de nada. Parece que no pudiste predecir que Garbera conspiraría con Mephius para tendernos una trampa cobarde. Gracias a eso, he perdido soldados e incluso me han robado dos preciosos cañones de largo alcance.

— Creo que le advertí que era demasiado pronto —Ni un poco perturbado por la ira de su señor, Ravan siguió leyendo la carta—. Pero el que lo deseaba y decía que esta era una oportunidad que no volvería a presentarse era usted, Lord Ax, a pesar de que yo le dije que debíamos esperar al menos una semana después de que Garbera se retirara. Debido a que los enemigos eran evidentemente tan pocos, no podíamos saber dónde habían puesto la emboscada. Le advertí una y otra vez que si no los vigilábamos cuidadosamente, la posibilidad de que cayéramos en una trampa era alta.

— Debes estar satisfecho de que mi honor sea mancillado así delante de mis hombres.

La boca de Ax se torció por la irritación. Y poco después, sus ojos se suavizaron un poco.

— ¿Y bien? ¿Cuál crees que es el objetivo del príncipe mephiano? — preguntó con voz subrepticia.

El anciano, cuyo cuerpo arrugado de un color marrón oscuro estaba envuelto por una tela rudimentaria, respondió:

— Dudo mucho que haya escondido a sus soldados para realizar un ataque sorpresa. Podría ser para contenernos o para determinar el alcance de los daños de la derrota viéndolo con sus propios ojos.

— Hmph, también he considerado eso. Ese maldito novato que sólo pudo ganar gracias a la ayuda oportuna de Garbera, se precipitando.

— Garbera también tiene que ocuparse de sus asuntos con Ende, así que sospecho que no se quedarán mucho más tiempo. A falta de soldados, el príncipe Gil querrá resolverlo todo temporalmente con su victoria. Pensando en este sentido, es probable que no haya ningún tipo de reproches por nuestro ataque en la conferencia. En vez de eso, debería ofrecerse a negociar con nosotros.

— ¿No habrá refuerzos de Mephius?

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— Mostraron movimientos como si hubieran predicho nuestro ataque, pero el que llegó para ayudarlos fue el ejército Garberano. Parece que los informes que describen fricciones entre Guhl Mephius y su hijo son de confianza.

— Hmmm.

Ax paseaba por el salón del santuario. Paso. Paso. La irritación que teñía su cara desapareció con el eco de cada paso. En el interior del Santuario Conmemorativo Histórico se encontraban en círculo los restos, documentos y tesoros acumulados sobre las generaciones de la Casa Bazgan: montañas de joyas, modelos de templos, armaduras doradas y ataúdes grabados con jeroglíficos ilustrados. Incluso ahora, no sólo contaban el esplendor de Zer Tauran, sino también el esplendor y la breve gloria de la Casa Bazgan. Sin embargo, no se trataba de los restos de sus antepasados, sino más bien de objetos saqueados de los almacenes de las provincias o de aquellos que compraban con dinero.

— Gil, ese cobarde… parece que fue llorando a Garbera porque sabía que no tenía respaldo.

Ax golpeó su abanico contra la palma de su mano. Ese también era un artículo transmitido por las generaciones de Zer Tauran y, además, un artículo más importante que cualquier otra cosa que se pudiera encontrar en el Santuario Conmemorativo. Encerrado en su mango relativamente grueso estaba la Garra del Dragón, el único objeto que la Casa Bazgan trajo consigo cuando huyeron de Zer Illias. Ax se aferró a esta reliquia, también conocida como el sello del soberano de la dinastía mágica, y nunca se permitió separarse de él.

Soñaba con recuperar la gloria y el poder de la Casa Bazgan dentro de su generación, sin importar el costo. Ax entrenó a sus soldados, compró armas del norte y se dedicó a entrenar a los dragones todos los días. Aunque había pasado muchos años peleando repetidamente con las otras provincias de Tauran, finalmente había completado los preparativos para llevar a cabo operaciones militares a gran escala junto con el norte de Eimen. Eimen era uno de los pocos camaradas que valoraban a la Casa Bazgan incluso después de la disolución de Zer Tauran y de la boda de la hermana mayor de Ax.

Pero medio mes antes, los informes de Eimen cesaron repentinamente. De acuerdo con los rumores que circulaban por el desierto y las praderas, tres estados provinciales, incluido Eimen, se habían integrado en una potencia emergente. El líder de esta fuerza emergente se denominaba a sí mismo un mago que podía controlar las artes antiguas, incluso refiriéndose a sí mismo con algún nombre blasfemo y usando algún poder ridículo. Pero era un hecho que su influencia se estaba extendiendo. Y este mago había declarado que reviviría el antiguo Zer Tauran con él mismo como centro. También había decretado que, de acuerdo con el juramento pasado, “todos los zerdianos están destinados a reunirse bajo mi mando”.

¡Que personajes como un mago se atrevan a resucitar un país que pertenece legítimamente a la Casa Bazgan!

Ax casi se pierde en la ira. Las otras ciudades fortaleza también fueron sacudidas. Algunos temían este misterioso poder que podía derrocar tres ciudades en un abrir y cerrar de ojos, mientras que otros ardían con la ambición de que si eran dueños de este poder podrían revivir el país de los zerdianos y dejar atrás sus nombres entre los señores rivales. Sin embargo, Ax no pertenecía a ninguno de los dos grupos.

Esto era como lo había previsto Noue. Ax quería movilizar inmediatamente a su ejército y destruir él mismo a este abominable mago. Sin embargo,

— Esta es una oportunidad que no volverá a presentarse, mi señor. Ravan Dol le había susurrado al oído.

Naturalmente, muchos estados tratarían de resistir a este mago. Pero también tendrían dudas sobre si se trata de un rival al que podrían enfrentarse solos. Aquí era donde el legítimo sucesor de la Casa Bazgan, Ax Bazgan, debía reunir a las fuerzas como su figura central a través de una alianza y derrotar al mago. Entonces sellaría permanentemente la improvisada alianza y declararía el nacimiento de un nuevo Zer Tauran.

— Sin embargo, para hacer eso, Lord Ax, —le advirtió severamente Ravan—, es necesario hacer una demostración de poder. El linaje puede denotar sus orígenes nobles, pero sólo eso no hará que la gente lo siga en estos tiempos turbulentos. Primero, necesita poder. Un poder inquebrantable que ejemplifique la creación de un nuevo Zer Tauran.

Fue por esta razón que Ax puso su mirada en Apta. Primero tomaría la fortaleza a través del poder absoluto, y luego formaría alianzas con las provincias zerdianas restantes. Con su fuerza combinada, podían defenderse de cualquier ataque de Mephius mientras resolvían el curso de acción para atacar mejor a las fuerzas del mago. O bien, era posible que los zerdianos que se convirtieron en los subordinados del mago, en ese momento, fueran incitados por el fuerte espíritu de la Casa Bazgan y se rebelaran contra él.

— Desde luego, si Garbera y Ende entran en guerra, el centro del continente se vería sumido en un caos que nos favorecería. Es un momento que no volverá. Pero esos malditos Mephianos. Pensé que definitivamente ayudarían a Garbera y moverían su ejército hacia Ende, pero aún no han enviado ni un solo pelotón desde Solon. ¿No están siendo demasiado cautelosos con nosotros?

— No lo sé. En cualquier caso, en Apta no hay nada más que las fuerzas del príncipe Gil. Ya es el tercer día, pero los exploradores no han informado de ningún movimiento de Solon. Ax-dono, debe estar de acuerdo con la conferencia. Haría bien en sondear directamente las intenciones del enemigo.

— Está bien.

Fue su ocasional muestra de irritación y rabia en su rostro lo que hizo que Ax demostrara la gran confianza que depositó en este anciano. Hizo un generoso asentimiento con la cabeza.

— Independientemente del resultado de la conferencia, tenemos que continuar con los preparativos para la guerra. Ravan, la nueva raza de dragones que mencionaste, si usamos-

Y antes de que pudiera terminar de hablar, se oyó un grito penetrante. En cuanto Ax sacó la espada de su cintura, una sirvienta corrió hacia el Santuario Conmemorativo.

— ¡Mi señor! ¡La princesa… Esmena-sama está…!

Al oír los gritos frenéticos de la pálida doncella, Ax se detuvo alarmado.

— ¡Síganme!

Ordenando a los soldados, abandonó el Santuario Conmemorativo y recorrió apresuradamente los senderos interiores del castillo. Se abrió camino a través de dos, y luego de tres puertas de bronce, que conducían a un jardín rodeado de altos muros. Una joven se movía tambaleándose a través de un pasillo techado que se conectaba con el jardín. Lo extraño de la escena era que, a pesar de que había tres criadas aferradas desesperadamente a sus piernas y a su espalda, sus zancadas eran inflexibles y la muchacha seguía caminando, arrastrándolas con facilidad, como si no le afectara.

— Esmena.

Ax dijo su nombre con dureza. Sin embargo, Esmena Bazgan no respondió. Su desaliñada figura, vestida con un delgado camisón, avanzaba insistentemente hacia delante, su mirada vagando distraídamente.

— ¡Mi señor!

Cuando Ax comenzó a correr hacia su hija, sus soldados le inmovilizaron los brazos por detrás.

— ¡Es peligroso! La sucia magia de ese bastardo puede haber causado esto. No sabemos qué peligro-

— ¡Oigan, suéltenme! ¡No me importa! ¡Sujétala por la fuerza bruta si es necesario!

Al recibir esta orden, los intrépidos soldados, sumándose a las sirvientas, inmovilizaron a Esmena. Esta vez, al ser inmovilizada por hombres adultos con armadura, ni siquiera Esmena pudo moverse. Ax también se había quitado las restricciones de los soldados en ese intervalo y corrió hacia su hija arrodillada en el pavimento.

— ¡Esmena, contrólate! ¡Esmena!

— …sama. ……sama

Sus labios, normalmente de color rosa tenue, eran pálidos y seguía hablando con delirio.

— Sí, tu padre está* aquí mismo. Esmena, aguanta… (NTI: aquí Ax piensa que Esmena quiere decir Otou-sama, que significa padre)

— …r, da-sama, gar, da, sama, ¡Garda-sama!

Junto con los gritos de su hija, los soldados y las sirvientas también gritaron inquietos.

¡Imposible!

Gruñendo sus dientes, Ax sujetó a su hija con ambas manos. Su cara era en contraste un rojo carmesí, sus ojos estaban entrecerrados por el éxtasis, y su respiración venía en jadeos irregulares. La joven Esmena, de diecinueve años, como si se tratara de su inocencia habitual, estaba ahora envuelta en un aroma cautivadoramente femenino.

— Garda-sama, Esmena está aquí. Garda-sama, ¿no queréis venir a verme? ¡Garda-sama!

— ¡Es suficiente!

En un arrebato de ira y junto a algún indicio de celos, Ax abofeteó a su hija en la mejilla. Esmena parpadeó como si le hubieran quitado algo, y puso una mano contra su mejilla palpitante.

— ¿P-Padre? ¿Por qué estoy…?

Volviendo a ser la de siempre, miró fijamente a su padre, que la agarraba por los hombros. Ax dio un profundo suspiro de alivio. Por el contrario, el desasosiego llenaba los ojos de ella, cuyo color se asemejaba al de su padre.

— ¿Podría ser… que yo… otra vez…? Ahh, es verdad. Volví a ver ese sueño. Dentro de la profunda oscuridad, una voz desde dentro de un espantoso remolino en capas como pliegues me hizo señas. Un sinnúmero de manos salieron de allí y me agarraron los hombros, el pelo, los pies…

Ahh. Su hija se cubrió la cara con ambas manos, llorando boca abajo. Ax la abrazó.

— No te preocupes. Todo está bien. Todo está bien. Es sólo que tienes un corazón sensible y estabas un poco perturbada por esos extraños rumores sobre el renacimiento de Garda.

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Echando un vistazo a las sirvientas, les hizo señas para que la acompañaran hasta su habitación.

Incluso después de que Esmena se había ido, los alrededores permanecieron alborotados durante algún tiempo. Tch. Ax se golpeó los labios.

— Espero que no se produzcan rumores extraños.


— ¿Realmente las cosas se detendrán con un rumor?

El que dijo esto fue el Gran Duque Hergo Tedos, un hombre que había apoyado a Taúlia después de su padre y que también era actualmente una existencia muy parecida a la de la mano derecha de Ax. Su digno rostro estaba ahora blanco como una sábana.

— Garda era un hombre que servía como sacerdote Ryuujin en el antiguo Zer Tauran. He oído que incluso después de la muerte de nuestro fundador Jasch Bazgan, defendió la capital de Zer Taúlia hasta el final. Su paradero, junto con la otra garra, se ha desvanecido…

— Y ahora, al cabo de 200 años, ¿me estás diciendo que ha revivido? Ridículo —escupió Ax.

Intentó hacer una muestra de coraje, pero al recordar la cara hechizada de su hija que había visto de cerca, no pudo reprimir esa sensación de que algo se congelaba en su interior.

Con esta es la tercera vez.

Esmena Bazgan se había levantado repentinamente de la cama, y como una sonámbula, intentó salir del castillo de forma inestable mientras decía el nombre de Garda. La primera vez, escuchó que intentó seducir a los guardias de la puerta que la detenían.

Ax estaba furioso e incluso estaba a punto de cortarles la cabeza en ese mismo instante para evitar que la noticia se filtrara. Pero justo cuando iba a hacerlo, fue detenido por Ravan Dol.

Para su horror, este tipo de incidente aparentemente estaba ocurriendo en todo el territorio occidental. Todas las jóvenes doncellas de gran renombre murmuraban el nombre de Garda y deambulaban por la noche y las calles del castillo con rostros fascinantes, como peregrinas que trataban de llegar hasta el antiguo templo de Zer Illias.

Esto era difícil de creer, pero nada excepto la magia podía provocar un comportamiento tan excéntrico en su propia hija.

— Mago antiguo o no —La cara de Ax se volvió más dura y pasó su mano contra el abanico que colgaba de su cintura—. No hay nada que el acero no pueda cortar. Mantente firme, Hergo. Me gustaría creer que no hay ningún soldado tan débil como para que le molesten los chismes, pero siempre hay uno entre mil. Los superiores deben mostrar su valor. Además, nuestro enemigo actual es Mephius. Los imperiales Mephianos pueden llamarse a sí mismos descendientes del Dios Dragón, pero en realidad no esperan que ningún idiota crea eso, ¿verdad? —Se burló Ax.

Era un hombre que vivió a través de las disputas en el oeste. Incluso si albergaba temores en su interior, Ax no era un estúpido que tan fácilmente lo dejaría aparecer en su cara.

***

 

 

La conferencia tuvo lugar en las llanuras de Gajira, distanciadas por igual entre Apta y Taúlia. Fue al otro lado del río Yunos y siete kilómetros al oeste a través de un terreno montañoso dentro del dominio de Taúlia. Ax investigó a fondo la zona en caso de que el enemigo le esperara e instaló una tienda de campaña.

Todavía quedaba un poco de tiempo hasta el mediodía. El cielo estaba nublado y los vientos tibios soplaban sin rumbo. Era un clima desagradable.

Ax guió a sólo doce soldados hasta allí. Aparte de eso, sólo había dos aeronaves que había preparado para inspeccionar desde el aire. Era para demostrar la audacia de Ax, pero había una multitud a sus alrededores.

— ¡Parece que el señor de Taúlia se va a reunir con el príncipe de Mephius!

— Me pregunto qué clase de persona es el sucesor de Mephius.

Eran las personas que vivían en las aldeas cercanas, y desesperadamente trataban de ver más de cerca la valla que los soldados habían levantado.

En el mundo occidental que prosperó al colapso de innumerables poderes, la historia de la Casa Bazgan era aún más larga y las vidas de sus habitantes también estaban protegidas. En las otras regiones, no era raro que los gobernantes cambiaran varias veces en el lapso de un año, y cada vez, el organismo gobernante se veía sumido en el desorden y la gente resollaba en las penurias, los soldados y mercenarios se convertían en ladrones y los asaltaban con frecuencia. Muchas cosas pasaban que perturbaban la vida pacífica.

— ¿Deberíamos ahuyentarlos?

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Un soldado de dentro de la tienda preguntó mientras movía la abertura para mirar hacia afuera.

— Déjalo, déjalo —Ax agitó la cabeza mientras se limpiaba el sudor del cuello. Estaba húmedo—. Nuestro pueblo taúliano es obstinado. Aunque los ahuyentes, inmediatamente se ocultarán y nos observarán. ¿Lo sabías? Cuando hay una pelea cerca, incluso hay un montón de personas que traen cajas de almuerzo para observarla —dijo Ax sin rodeos.

Y aunque la columna vertebral de su pueblo era tan clara como el día para él, ese mismo mensaje no llegó tan lejos como para que sus propios parientes de sangre tomaran acción.

En un lugar separado de donde se reunían los ciudadanos, había gente que veía el lugar de la conferencia desde lejos. Un hombre guiando a su caballo y una mujer encapuchada abrazándose a él. Sus apariencias eran sospechosas, así que un soldado les había llamado para que se detuvieran y les había pedido que se quitaran la capucha, pero luego los echaron inmediatamente.

— Me pregunto si se lo ordenó padre.

— Le amenacé mucho. Ese tipo sabe lo que pasará si me enoja.

— Bueno —dijo la muchacha con una voz risueña que sonaba como una campana—, tú sí que das miedo, Bouwen. Incluso si tienes fama de ser el chico gentil que ama los pájaros y las flores.

— Por favor, deténgase, princesa. Mire, no sabemos quién podría estar mirando.

El que tenía la cara enrojecida era el hijo adoptivo del Gran Duque Hergo, Bouwen Tedos. Todavía era joven, algunos dirían incluso con cara de niño, pero también era un general al mando de una parte del ejército de Taúlia; esos ojos que ocasionalmente vigilaban los alrededores eran severos.

Y la mujer a la que se refirió como “princesa” era la hija de Ax, Esmena Bazgan. A diferencia de su padre, cuya frente estaba rodeada de arrugas incesantes, sus rasgos eran extremadamente suaves. Sus grandes ojos brillaban con curiosidad y sus exquisitos labios se convertían naturalmente en una sonrisa.

— Aah, ¡afuera se siente genial! Como pensaba, no puedo estar encerrada en mi habitación. Siento como si mi cuerpo y mi mente se estuvieran pudriendo. Por eso tuve ese sueño repugnante.

Bouwen devolvió una sonrisa, aunque de hecho, miraba a su amiga de la infancia tres años más joven que él con pensamientos desgarrados.

Que diga que un día nublado como éste, con vientos tan fuertes, se siente

genial….

Debe ser considerado como un clima extremadamente deprimente. La princesa, criada bajo la actitud fundamentalmente sobreprotectora de Ax, había estado confinada en su habitación desde el disturbio antes mencionado de la pesadilla, y además custodiada por varias docenas de soldados; un estado de arresto domiciliario. La vigilancia era tan estricta que dar un solo paso por la puerta justificaba acciones de su padre, y eso podía hacer que izara la bandera blanca antes de que las distintas pesadillas pudieran hacerlo.

Aunque, incluso con la asignación de tantos guardias, es un hecho que las cosas terminarán como antes. Es anormal.

Todos los soldados a los que interrogó en la guardia esa noche escucharon el llanto de la princesa. Y sus recuerdos de allí habían sido completamente borrados. Cuando fueron descubiertos, todos, los que estaban fuera de la habitación, los que estaban en los pasillos, los que estaban en el techo estaban profundamente dormidos.

Todo el mundo. No hubo la más mínima sospecha de negligencia.

La magia que afectó toda esa distancia fue de hace más de 200 años. ¿Por qué se manifestaría ahora…?

Bouwen rechinó los dientes, cuando la gente comenzó a moverse. Una sola nave apareció como un punto bajo el cielo ceniciento. Se acercaba ante sus ojos. Parecía ser una nave de clase crucero. Bouwen había recopilado información sobre Apta. Puesto que el príncipe no había utilizado ninguna nave cuando partió de Solón, eso la convertiría en la única nave disponible en Apta.

Desde ella, pequeñas aeronaves despegaban, llevando a sus pasajeros al suelo.

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— Ho, así que eso es…


Murmuró Bouwen. Esmena también los observaba intensamente. Descendieron cinco personas. No hace falta decir que el joven al frente era el primer príncipe de Mephius, Gil. Estaba ligeramente armado, pero según la costumbre, colocó la espada colgada de la cintura en el suelo.

Caminó hasta la mitad del camino hacia la tienda. Ax salió e intercambió un saludo.

— He oído historias, pero es sorprendentemente joven.

Bouwen miró con ojos penetrantes al joven sucesor de su antiguo enemigo Mephius Eran tiempos turbulentos en los que no era raro que los hombres adornaran su primera campaña a la edad de trece o catorce años, pero diecisiete era demasiado joven para asistir a una reunión como representante de un país.

Es decir…. una persona de otro país.

Esmena murmuró con un susurro inaudible. Aunque había comerciantes de otros países que venían a Taúlia, el número que Esmena podía encontrar era muy limitado. Especialmente con aquellos de su históricamente disputado enemigo, los Mephianos, aunque ella había oído muchas historias de ellos.

Bueno, no esperaba que fueran diferentes a nosotros.

Viéndolos con sus propios ojos, asintió convencida. No había forma de que tuvieran cuernos o colas, y ella no los veía como salvajes. El príncipe de Maphius era sin duda joven, pero también podía ver a todos sus seguidores hacer frente valientemente a su temible padre. Como prueba de ello, su padre trató de invitarlos a la tienda, pero el príncipe se negó y señaló el terreno circundante.

Después de que su padre le pusiera la cara amargada de siempre, ordenó a los soldados que desde dentro de la tienda de campaña pusieran una larga mesa y sillas. El príncipe probablemente había propuesto celebrar la reunión fuera. Poco después, su padre estaba sentado frente a él.

¿De qué estarán hablando?

Para la princesa Esmena, incluso este asunto trivial era como una gran aventura para ella. Era una emoción desgarradora.

Sobre todo, el príncipe de su archienemigo. Esmena, sin saberlo, se sintió atraída por este joven que llevaba rasgos de una tierra desconocida para ella. Eso puede ser un presagio del futuro.

— Ahora bien, joven príncipe mephiano —Comenzó Ax Bazgan—. Nuestros antepasados han explorado nuestro mundo desde hace miles de años, y decenas de miles de años, y se han asentado en estas tierras, transmitiéndonoslas a nosotros. Hemos heredado su espíritu fronterizo, pero su juramento de una década en las tierras del valle de Seirin nunca se cumplió en diez años.

— Mientras haya algo de valor, no buscaré el conflicto.

— Así es —Ax agitó la cabeza—. Estas vastas tierras y bondades están ante nosotros. Esas son líneas famosas que se usan incluso en las obras de teatro, pero al final, los humanos son seres que exageran para satisfacer sus deseos insaciables. En medio de la batalla contra los antiguos habitantes, la Tribu Ryuujin, el que apuntó a sus propios hermanos no era otro que uno de los cinco sabios que establecieron el juramento decenal, una vieja científica.

— Estás bien informado.

— Y de esta manera, ahora derramamos nuestra sangre compitiendo entre nosotros. No diré nada inteligente, como que esto es realmente absurdo. Sin embargo, si se puede evitar una batalla inútil, creo que no hay nada mejor que hacerlo. Lo diré sin rodeos, príncipe Gil. Aléjate de Apta.

— Es una propuesta muy interesante.

El príncipe Gil sonrió y miró a los ojos de Ax.

Este maldito novato se está precipitando.

Por supuesto, Ax no pensó que aceptaría con sumisión la propuesta. Estaba observando el comportamiento de Orba tomando una actitud prepotente, independientemente de su carácter.

— Una vez que consiga a Apta, el balance de poder de Occidente sufrirá un drástico cambio. En dos años, no, en menos de un año, lo uniré. Además, príncipe, me he preparado para formar una alianza con tu Mephius.

— Mis pensamientos de evitar una batalla son los mismos, Lord Ax. Razón de más para que no haya necesidad de aplazar las cosas. Deberíamos hacer juramentos de amistad aquí y ahora.

— ¿Y quién creería que el príncipe y yo unimos nuestras manos y juramos aquí? Aún no eres el emperador. Cuando un hombre sin credibilidad espera obtener algo, debe proporcionar una compensación definitiva a cambio. Eso sería Apta. Es para nuestro beneficio mutuo que…

— No tengo la menor intención de dejar Apta —La expresión de Gil no cambió—. Bazgan-dono, está diciendo cosas egoístas. Es usted quien quiere desesperadamente la alianza con Mephius para que pueda concentrarse en el oeste.

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— ¿Qué?

— Pero ha estado en conflicto con Mephius durante mucho tiempo. En lo que respecta a la familia Bazgan, sus hombres se han dado cuenta de que Mephius es su enemigo de siempre. El que simplemente se unan a ese enemigo sin ganar nada está destinado a marcarlo como un cobarde y un traidor. Por eso intentó tomar la fortaleza de Mephius a través de la fuerza armada.

Tch. No seré capaz de llegar a un acuerdo con este.

Decirlo tan abiertamente de esta manera sólo cortará el camino de retirada para ambas partes. Ax flexionó irritado con las manos sobre su regazo.

¿O tal vez espera que tengamos una colisión frontal? No, si ese fuera el caso, entonces no se habría molestado en pedir una audiencia como esta.

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