Seiken Gakuin No Maken Tsukai (NL)

Volumen 2

Capitulo 5: Una Fiesta Alocada

 

 

“… ¿A dónde se habrá ido Leo-kun ahora?” Se preguntó Lyseria en voz alta, mirando alrededor del salón con un vaso de jugo en la mano.

Mientras estaba ocupada cuidando de Millet y Linze, Leonis había desaparecido.

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“¿Qué sucede, Seria?” Le preguntó Elfine.

“Elfine-senpai, ¿has visto a Leo-kun?”

“¿Tal vez salió a tomar aire fresco? Estar rodeado de mucha gente puede ser agotador”. Elfine esbozó una sonrisa tensa. “¿No estás siendo un poco sobreprotectora?”

“¿L-Lo estoy…?”

“Es como cuidar de un gato. Si eres demasiado pegajosa, podría huir”.

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Elfine palmeó suavemente el hombro de Lyseria y se fue a otra mesa.

Lyseria, sin embargo, se quedó un poco sorprendida.

(¿Quizás estoy siendo sobreprotectora?) El amuleto de gato que Leonis le había regalado vibró ligeramente desde su lugar acoplado al terminal de Lyseria.

Por alguna razón, Lyseria simplemente no podía soportar dejar a Leonis solo. La pregunta era: ¿por qué? No era sólo porque fuera un niño de diez años, y estaba segura de que tampoco era porque fuese su sirviente.

Después de todo, se sentía así desde que lo vio por primera vez en las ruinas. Lyseria tenía esta extraña sensación de que conocía a Leonis desde mucho antes de que se conocieran.

(¿Por qué me siento así…?)

Lyseria alzó su rostro y vio que Leonis se acercaba a ella.

“Oh, Leo-kun, ¿dónde estabas?”

“No me gusta estar rodeado de multitudes, así que salí a tomar aire fresco”.

“Oh…” Era exactamente como Elfine había dicho.

“Seria-san…” Comenzó Leonis, fijando sus ojos en el rostro de ella.

“¿Qué pasa?”

“Eres linda”.

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“… ¡¿Huh?!” La cara de Lyseria se puso roja. “¡¿Q-Q-Q-Qué estás diciendo?!”

Leonis simplemente se limitó a sonreír, como si disfrutara de su reacción aturdida.

“¿Te sentías sola sin mí? Qué cosita tan adorable eres”. Se burló de manera engreída.

“L-Leo-kun, ¿qué te ocurre?” Preguntó Lyseria, percibiendo que algo estaba claramente fuera de lugar en su comportamiento y tono.

“Soy un hombre tan pecador por haberte infligido esta soledad, Seria-san”.

Leonis acunó su cabeza entre sus propios brazos.

“¿Has comido algo extraño?” Preguntó Lyseria, preguntándose si había setas sospechosas en su ensalada.

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Justo cuando pensaba en llamar al médico de la nave, las luces se apagaron de repente, sumiendo el salón en la oscuridad.

“¿Huh…?”

Seiken Gakuin no Maken Tsukai Volumen 2 Capitulo 5 Novela Ligera

 

“Kuh… ¡Ah!”

El cuerpo de Regina rebotó en el suelo varias veces antes de estrellarse contra la pared. Las garras brillaron, desatando una onda de choque invisible. Si no hubiera materializado su Espada Sagrada para protegerse, el ataque le habría arrancado el estómago.

(… ¿Por qué… uno de los Espadachines Sagrados del Imperio Integrado hace esto…?)

Soportando el dolor, Regina se levantó con su Espada Sagrada manifestada en su forma de rifle, [Drag Striker]11. Fue entonces cuando se dio cuenta de que quien la había atacado no era un Guardia Real.

“… ¡¿Qué?!”

La persona ante ella tenía el rostro de un lobo. Era un hombre bestia. La parte superior de su uniforme había sido desgarrada, revelando una estructura mucho más grande que la de un humano.

“Tch, usar mi Espada Demoníaca debe haber anulado el poder de la otra Espada Demoníaca”. El hombre bestia chasqueó la lengua y lamió el arma en forma de garra que había aparecido en su brazo derecho.

Regina estaba confundida. Sin duda, esa arma no podía ser…

(¡¿Un hombre bestia con una Espada Sagrada?!)

Eso no debería ser posible. Las Espadas Sagradas eran regalos del planeta a la humanidad. Eran un poder destinado para oponerse a los Void. Regina nunca había escuchado de un hombre bestia siendo capaz de invocar una Espada Sagrada.

(No, eso no importa ahora…)

Regina sujeto su [Drag Striker]. Era la tercera forma de su Espada Sagrada, [Drag Howl], y tenía la forma de un mosquete. Esto la convertía en la más ligera y adaptable de las versiones de [Drag Howl].

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“Huh. Estaba intentando sacarte el corazón, pero…” El hombre lobo sonrió con malicia mientras se acercaba cautelosamente.

(… ¿Peleo con él? No, debería huir y buscar refuerzos…)

La Espada Sagrada de Regina no era adecuada para la lucha cuerpo a cuerpo. Había sido entrenada en el combate cuerpo a cuerpo con armas, pero había una diferencia fundamental y significativa en la capacidad física entre los humanos y los hombres bestia.

El régimen de entrenamiento de la Academia Excalibur se centraba en el combate grupal contra los Void. Había algunas sesiones de entrenamiento simulado entre Espadachines Sagrados, pero el combate uno a uno no era su estilo de lucha habitual.

“¡Quédate quieta y muere!” El hombre bestia blandió sus garras hacia ella. (¡Aquí viene esa onda de choque invisible de nuevo!) Regina se dejó caer y quedó tendida en el suelo. *¡Skriiiiiip!*

Un tempestuoso estruendo sacudió el aire mientras la pared detrás de ella era atravesada. Regina rodó ágilmente por el suelo y se levantó de nuevo, disparando con [Drag Striker]. La bala cargada de rayos silbó en el aire, pero el hombre bestia la apartó con la garra.

“¡Ah, ha, ha, eso es todo lo que tu Espada Sagrada puede hacer, humana?” “… ¡!”

Regina disparó con [Drag Striker] unas cuantas veces más, manteniendo al hombre bestia a raya mientras retrocedía.

Sin embargo…

*¡Vrrrrrrrrrrrr!*

“¿Qué…?”

Regina se detuvo cuando el mamparo detrás de ella se cerró como si cortara intencionadamente su vía de escape.

“Qué pena, chica. Esta nave ya está bajo nuestro control”.

“¿Qué has dicho…?”

(¿Han secuestrado el Hyperion? Eso significa… ¡que tienen a la princesa Altiria bajo su custodia!)

Regina miró al espíritu acurrucado a sus pies. Probablemente el Carbuncle había huido para alejarse de la gente que había tomado a la princesa como rehén. Regina levantó su Espada Sagrada para mantener al espíritu a salvo.

“¡Muere!”. Aulló el hombre bestia mientras se abalanzaba, blandiendo sus garras a medida que corría.

“… ¡¿?!”

Regina disparó su arma por reflejo, pero una ráfaga invisible repelió los disparos. Dio una patada a la pared que había detrás de ella y dio un salto horizontal. Fragmentos del suelo y la pared destrozados salieron disparados por el aire, rozando el rostro de Regina mientras se movía. Cuando rodó fuera del alcance del ataque del hombre con cabeza de lobo, volvió a disparar. Esta vez, un disparo logró cortar el cuello del hombre bestia.

Desgraciadamente, el cuerpo del hombre bestia resultó ser bastante resistente. Ese único golpe no había sido suficiente para causarle una herida mortal.

“¡Ha! ¡Qué lástima, Espadachín Sagrado!” El hombre bestia blandió su garra contra Regina, que había caído.

Sin embargo, justo antes de que el ataque pudiera conectarse…

*¡Booooooooooooooooooooooooooom!*

Con una explosión estruendosa, el mamparo sellado se abrió de golpe y el hombre bestia salió volando por el pasillo.

“… ¿Huh?” Regina no pudo evitar poner una expresión bastante tonta. Al darse la vuelta, vio a un joven sosteniendo un enorme báculo de pie en el agujero que había atravesado el mamparo.

“… Erm, ¿Regina-san? ¿Qué está pasando aquí exactamente?”

“Keh, heh, heh. Será mejor que todos se queden quietos si no quieren morir”.

La puerta del salón de fiestas se cerró de golpe. Un total de treinta y seis personas, incluyendo el personal de la fiesta, los representantes civiles, Lyseria y los demás, habían sido obligados a sentarse juntos en el centro del salón. Los hombres que llevaban uniformes de la Guardia Real de la Princesa Altiria estaban rodeando a los rehenes.

Eran hábiles. En el breve momento en que las luces se apagaron, aseguraron a los civiles y les pusieron cuchillas en sus gargantas para obligar a los estudiantes de la Academia Excalibur capacitados para el combate a desarmarse y obedecer.

Tessera, Millet, Linze y Leonis, los únicos niños presentes, habían sido separados y colocados en una esquina del salón. Los hombres declararon que, si alguien hacía algún movimiento sospechoso, no dudarían en matar a los rehenes. Lyseria y los demás Espadachines Sagrados no tuvieron más remedio que obedecer.

(¡¿Qué demonios está pasando aquí?!)

Lyseria lanzó una mirada interrogativa a Elfine, que estaba sentada a su lado, pero su confiable senpai se limitó a negar con la cabeza en silencio. Los niños del orfanato se mostraban terriblemente asustados. Incluso la poco femenina Millet temblaba de miedo. Curiosamente, Leonis permanecía inusualmente sereno, a pesar de tener una espada en su garganta.

(¿Por qué Leo-kun está tan tranquilo con esto?) Lyseria estaba en pánico, pero cuando Leonis le miró, le dirigió un guiño juguetón en su dirección.

“¡E-Explíquense! ¡Pertenecen a la guardia real de Su Alteza! ¿Por qué hacen esto?” Preguntó un hombre de mediana edad que era uno de los consejeros del Séptimo Assault Garden.

“Heh, heh. ¿Crees que formamos parte de la guardia real?” Uno de los jóvenes se burló antes de despegar su rostro.

“¡¿Qué?!” Exclamó el consejero con incredulidad.

El rostro falso del guardia se desprendió para revelar las fauces abiertas de la cabeza de un gran lobo.

“Un… ¡¿Un hombre lobo?!”

“¿Cuál es el significado de esto…?” Murmuró Fenris Edelritz, del comité ejecutivo, con sus ojos muy abiertos por la sorpresa.

“Este es el poder de mi Espada Sagrada… Face Thief”.

“¿Una Espada Sagrada? ¡Los no-humanos no deberían ser capaces de manifestar una!” Gritó Fenris.

“¿Qué? ¿Estás tan sorprendida? Sí, eso es cierto. La diosa nos dio su bendición. El poder de una Espada Sagrada ya no es un privilegio exclusivo, ¿ves?”

(¿La diosa?) Lyseria dudó de sus oídos.

El hombre lobo se rió alegremente y miró a los estudiantes de la academia.

“Aquí es donde les diría que soltaran sus armas, pero eso en realidad no funciona con ustedes, espadachines sagrados, ¿no es así?” Entonces, se dirigió al guardia que estaba detrás de él. “Hey, Jakt…”

“Ya lo sé…” El caballero asintió y luego comenzó a remover su rostro también.

De debajo de la fachada apareció un viejo elfo con tatuajes en toda su cabeza. Con su disfraz descartado, su cuerpo volvió a ser rápidamente el de un anciano.

“Espada Demoníaca, activate. Bomb Apple12”. El anciano susurró, y una fruta negra que dejaba escapar un miasma ominoso apareció en su mano. Entonces, el elfo arrugado lanzó la manzana al grupo de rehenes.

“¡¿Q-Qué has hecho?!” Preguntó Fenris.

“Una b-bomba… de vapor. Si usas… tu Espada Sagrada… Yo… la detonaré”.

“¡¿?!” Lyseria y los demás tragaron con nerviosismo.

“¡¿Qué es lo que quieres?!”

“Somos miembros de Sovereign Wolves”. Explicó el hombre lobo con una sonrisa burlona.

“… Terroristas que defienden sentimientos anti-imperialistas”. Murmuró Lyseria. Había escuchado hablar de Sovereign Wolves antes.

Eran una facción política formada en torno al Clan Shamar, un grupo que poseía un gran poder y albergaba sentimientos anti-imperialistas. Abogaban por la abolición de la discriminación de los semi-humanos y se oponían al gobierno humano del Imperio Integrado. Encabezaban actos terroristas que se habían cobrado la vida de más de doscientas personas en la Capital Imperial.

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(He oído que su líder, Bastea Colossuf, se estaba ocultando…)

“Vamos a negociar con la capital. Exigiremos la liberación de nuestros compañeros apresados a cambio del Hyperion, el regreso seguro de la princesa Altiria y sus vidas”.

“¡El imperio no cederá a las exigencias de un terrorista!” Replicó Fenris.

“Heh, heh. Supongo que ya veremos eso”. Dijo el hombre lobo con una sonrisa mordaz.

(… Las comunicaciones del exterior con la nave deben estar interrumpidas).

Lyseria se mordió el labio.

Algo estaba interfiriendo con las conexiones del Hyperion. Probablemente, la Oficina Administrativa de la Academia Excalibur aún no estaba al tanto de lo que ocurría.

“Elfine-senpai”. Susurró Lyseria.

“No te preocupes”. Susurró Elfine, cogiendo la mano de Lyseria entre la suya. “Por ahora, solo esperemos nuestra oportunidad”.

“Entonces, ¿qué está sucediendo aquí exactamente?” Le preguntó Leonis a Regina mientras ataba al inconsciente hombre bestia con una sombra.

En su camino hacia la cubierta, los mamparos habían comenzado a cerrarse repentinamente alrededor de Leonis, atrapándolo entre dos de ellos. Al no tener otra opción, utilizó hechizos explosivos para abrir un camino, y allí se encontró con Regina luchando contra el hombre bestia.

“Tu suposición es tan buena como la mía. Por cierto, estos mamparos son de acero encantado de grado militar. ¿Cómo los has atravesado?” Regina frunció el ceño con sospecha.

“Um, huh, entonces ¿quién es este hombre bestia?” Leonis desvió la mirada como si pretendiera evadir la pregunta y fijó su mirada en la figura inconsciente que había atado.

“Creo que es un integrante de Sovereign Wolves, un grupo de terroristas anti-imperialista”.

Dijo Regina, pinchando con un dedo su terminal de información. “Su rostro coincide con el de una de las personas de la lista de los más buscados de la base de datos”. Le mostró la pantalla a Leonis. Ciertamente, la fotografía que aparecía en el dispositivo era idéntica a la del hombre bestia inconsciente que compartía el pasillo con ellos.

“¿Cómo consiguió abordar la nave?” Se preguntó Leonis en voz alta. Él y Shirley podían viajar a través de corredores mágicos en las sombras para entrar en casi cualquier lugar, pero un simple hombre lobo no debería haber sido capaz de ejecutar hechicería de tan alto nivel.

“Probablemente se colaron durante la confusión tras el ataque del Void. Además, este hombre bestia se hizo pasar por uno de los guardias reales de Su Alteza”.

“¿Se disfrazó?”

“No exactamente”. Regina negó con la cabeza. “Definitivamente usó algún tipo de poder especial. Era la habilidad de una Espada Sagrada, creo”.

“¿Una Espada Sagrada?” Leonis inclinó su cabeza interrogativamente. “¿No son las Espadas Sagradas concedidas sólo a los humanos?”

“Sí. Nunca he oído hablar de un semi-humano utilizando una”. Dijo Regina, volviendo su atención al hombre bestia desplomado en una esquina. “Este hombre lobo no llamó a su arma una Espada Sagrada, sino… Espada Demoníaca”.

“… ¿Espada Demoníaca?”. Leonis repitió sus palabras con suspicacia.

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Una Espada Demoníaca lo opuesto a una Espada Sagrada. Leonis se preguntó si se trataba de un simple juego de palabras o si tenía un significado más profundo.

Sin embargo, no tuvo mucho tiempo para considerar la idea, ya que un potente crujido sacudió el suelo bajo ellos.

“¿Se está moviendo la nave?” Preguntó Regina con sorpresa.

Un grupo de semi-humanos permanecía junto a su rehén, la princesa, en el puente principal del Hyperion.

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“He cerrado todos los mamparos de la nave. ¿Es esto lo que querías?” Preguntó Altiria, con una voz ligeramente temblorosa. Se mordió el labio con tanta fuerza que se estaba poniendo pálido. Un Elemental Artificial con la forma de una temible serpiente se enroscaba alrededor de su brazo. La repulsiva sensación de vincularse con un espíritu desconocido le puso la piel de gallina a Altiria.

(… No puedo creer que crearan algo como esto).

Crear Elementales Artificiales requería una tecnología secreta conocida sólo por la Casa Real y la Compañía Phillet. Los terroristas no deberían tener un espíritu lo suficientemente fuerte como para manipular el Hyperion.

“Heh, heh, heh, espléndido. Asi que este es el poder de una princesa con la sangre de las tres casas reales progenitoras”. Se carcajeó la elfa oscura, Sharnak, mientras sacaba su rojiza legua.

“… ¡!”

Altiria le miró con determinación. A pesar de su mirada, se mostró incapaz de resistirse a la elfa oscura. Los cuchillos en las gargantas de la tripulación del puente implicaban que Altiria tenía que hacer todo lo que le dijeran. Si desobedecía sus órdenes, los terroristas matarían sin piedad a sus rehenes.

“Hacer esto no hará que el imperio ceda a sus demandas”.

“Supongo que eso ya lo veremos”. Bastea Colossuf, el líder, respondió fríamente con una mueca. “Los tenemos a ustedes y a este acorazado bajo nuestra custodia. Creo que el regreso seguro de todos a bordo es un trato lo suficientemente bueno como para persuadirles de que liberen a nuestros camaradas”.

Con esa feroz sonrisa en sus labios, Bastea sujetó a la princesa por el cuello con sus enormes manos.

“… Nnng, aah… Guh, aaah…!” El dolor recorrió el cuerpo de Altiria mientras las gruesas garras de león del hombre bestia se clavaban en su carne.

“¡Su Alteza!” Gritó uno de los miembros de la tripulación.

“Nada me gustaría más que arrancarte la garganta, pero de momento vales más viva”. Los intensos ojos felinos de Bastea estaban llenos de un profundo odio hacia el Imperio y la Familia Real.

“Heh, heh, heh, no debes hacer eso. La diosa tiene asuntos con esta princesa”.

Dijo Sharnak, reprendiéndolo levemente.

“Hmph…” Bastea soltó a la princesa, y su pequeña figura se desplomó en el suelo.

“Kah, nng…” Tosió, tratando de llenar sus pulmones de aire.

De repente, el operador de la nave se puso pálido y dijo: “U… Una gran cantidad de reacciones biológicas han sido confirmadas a lo largo del curso de la nave…”

“Un arrecife del vacío”. Murmuró Bastea. “Evadanlo y diríjanse al noreste, hacia la isla Carsez. Nos reagruparemos con nuestros compañeros que se esconden allí para reponer nuestros suministros y efectivos”.

“… Entendido”. El operador asintió.

“Oh, eso sería un problema…” Intervino Sharnak.

“¿Qué?” Bastea le dirigió una mirada suspicaz.

“Mantén nuestro curso y dirige la nave hacia el arrecife del vacío”. Le ordenó.

“¡¿Estás loca?!” Gritó Bastea. “¡¿Has perdido completamente la cabeza, maldita bruja?! Si entramos en el arrecife, los Void se tragarán la nave entera con nosotros dentro”.

“Sí, esa es precisamente la idea”.

“¡¿Q-Qué…?!”

Sharnak lamió la hoja de la oscura Espada Demoníaca en su mano con una expresión de éxtasis. Una sombra de auténtica locura se extendió por sus ojos carmesí.

“… Tú. Eres una sacerdotisa del Culto de la Perdición”. Declaró Bastea. “¿Te importaría no agruparme con esos cultistas suicidas?”

“¡No intentes ocultarlo, bruja!” Aulló Bastea Colossuf, activando su Espada Demoníaca. Una espada ancha envuelta en llamas carmesí apareció en sus grandes y robustas manos.

“Oh, pequeño tonto incorregible…” Sharnak se burló mientras su Espada Demoníaca negra dejaba escapar un destello repentino.

En ese momento, las llamas alrededor de la Espada Demoníaca en las manos de Bastea se encendieron salvajemente, consumiéndolo rápidamente.

“¡Gaaah… Aaaaaaaaaaaah!”

“Intentar matarme con la Espada Demoníaca que te concedí es una estupidez”. Sharnak se rió mientras miraba al hombre bestia siendo consumido por el fuego.

“¡M-Maldita… bruja!”

“Ya no te necesito, Bastea Colossuf. Aunque le daré un buen uso a tus adorables subordinados”.

En cuestión de segundos, Bastea había sido reducida a cenizas por las llamas que habían surgido de su propia Espada Demoníaca. Los otros hombres bestia no mostraron ninguna reacción ante la abrupta muerte de su líder. Con rostros carentes de emoción, cada uno de ellos mantenía su espada firmemente dirigida a los rehenes.

“…”

Altiria permaneció en silencio y miró fijamente a Sharnak. Ante ella se encontraba una mujer desquiciada que se atrevía a sonreír alegremente después de haber asesinado a su propio camarada. Estaba claro que el acto tampoco había sido para salvar a Altiria. La elfa oscura emitía un aire mucho más amenazador que el que tenía Bastea.

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“Heh, heh. Ahora bien, princesa…” Sharnak se volvió hacia ella, caminando sobre las cenizas en el suelo. “Me has oído, ¿verdad? Mantén la nave en su curso actual”.

“… M-Me niego”. Respondió Altiria, sacando todo el valor que pudo reunir.

Si el barco entraba en un Arrecife del Vacío, toda la nave estaría perdida. Incluso si tomaran a la tripulación y a los pasajeros cautivos, no podría aceptar semejante demanda.

“Vaya, eso sí que es un problema”. Sharnak ladeó su cabeza como si estuviera preocupada por algo insignificante.

“¿P-Por qué harías algo así…?” Preguntó Altiria.

“Heh, heh. ¿Por qué? Para crear más Espadas Demoníacas, por supuesto”.

Respondió Sharnak.

“¿Espadas Demoníacas…?”

“Sí. Para crear una Espada Demoníaca, se debe mancillar una Espada Sagrada. En otras palabras, los únicos sacrificios apropiados para la diosa son Espadas Sagradas que han sido corrompidas por el miasma de la nada”.

(¿Qué está diciendo…?) Altiria estaba verdaderamente aterrorizada por los maníacos murmullos de Sharnak.

(No es alguien con quien pueda razonar…)

“… Soy una princesa del imperio. Incluso si tomas mi vida, ¡nunca haré lo que dices!”

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“¿Oh? Bueno, eso es muy lamentable. Pero me temo que tu consentimiento no es necesario”.

Sharnak recitó un canto enigmático, y el Elemental Artificial enroscado en el brazo de Altiria comenzó a retorcerse salvajemente en respuesta. Una oleada de información se introdujo en la mente de la princesa, obligándola a perder el conocimiento.

“N-Noo… ¡Nooooo!”

“¡Ahora, ofrezcamos un sacrificio para celebrar la llegada de la diosa!”

La risa enloquecida de Sharnak llenó la habitación.

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