Watashi, Nouryoku Wa Heikinchi De Tte Itta Yo Ne! (NL)

Volumen 12

Capítulo 89: Una batalla defensiva

Parte 1

 

 

“¡¿Pero si hacen algo así de estúpido no van a terminar causando una guerra con alguien más?! Aunque derroten temporalmente a esas colonias de demi-humanos—dejando de lado a los otros clanes asentados dentro del país—van a causar que otros demi-humanos vengan desde países circundantes, y quizás también ejércitos humanoides de otras naciones, con la intención de defender los antiguos tratados y prevenir una guerra demi-humana en el continente. Además, los dragones antiguos formaron sus propios pactos, y si se enojan… ¡Es un suicidio! Y aparte, a pesar de todo lo que está pasando aquí, ¿el Imperio quería empezar a meterse con el Reino de Brandel? ¿En qué demonios pensaban?”, gritó Mile.

Sir Webdel se encogió de hombros, una mirada de preocupación en su cara.

Publicidad M-AR-1

“Digo, por lo que he escuchado, parece que los demi- humanos fueron los que empezaron esta particular pelea… Y de forma muy reciente. Así que, en realidad, este es un cambio de planes de emergencia, por lo que las, em, preparaciones para con los otros países se detuvieron…”.

“¡¿Qué?!”.

Estaba claro que Sir Webdel estaba midiendo sus palabras para evitar decir cosas como “agresivo” o “invasión”.

Por lo general, eran los humanos los que iban tras asentamientos demi-humanos, en busca de reclamar algunas tierras fértiles o tesoros raros. Era poco común que los demás humanoides, los elfos y enanos, se metieran en conflictos de este tipo. Quizás debido a que sus índices de natalidad eran demasiado bajos, debido a su longevidad, tenían poco interés en expandir sus territorios y en su lugar priorizaban la protección de sus asentamientos actuales, lo cual significaba que las guerras no los hacían muy felices que digamos…

Que los demi-humanos empezaran esfuerzos de guerra era algo prácticamente sin precedentes. Sólo ocurría en casos excepcionales, y muy a menudo, resultaba que los humanos eran la causa principal—por obligar a los demi-humanos a tomar acción cuando su gente era esclavizada, sus tesoros robados, o sus compañeros asesinados por invasores.

Publicidad M-M5

Por lo tanto, las miembros de Pacto Carmesí rápidamente concluyeron que las personas del Imperio deben haber cometido crímenes horrendos para incitar la ira de los demi- humanos.

Al verlas llegar a esta conclusión, Sir Webdel sacudió su cabeza. “No, digo, ese no parece ser el caso… ¡Al menos no esta vez, en serio!”.

Básicamente había aceptado que a menudo ese era el caso.

“Hace muy poco, los demi-humanos comenzaron de repente a invadir tierras ajenas a sus territorios y a echar por la fuerza a los humanoides que residían ahí. Parece que al menos dejaron que se llevaran consigo sus pertenencias, pero claramente este es un acto de agresión, una violación de los antiguos tratados”.

Era un poco raro referirse a seres que vivían dentro de los límites del Imperio como “invasores”, pero, aunque los demi- humanos residieran dentro de las fronteras imperiales, por derecho, no eran verdaderos ciudadanos del Imperio. No tenían obligaciones militares, ni de impuestos, y ni siquiera debían obedecer los edictos del Imperador. Pero a cambio, tampoco tendrían protección oficial.

Para ponerlo de forma amable, eran extranjeros que habían construido sus casas ahí. Para ponerlo de forma menos amable, eran igual que bestias y monstruos que vivían en los bosques. Por lo tanto, aunque aparentemente tenían los mismos derechos y privilegios que los humanos, no sería una sorpresa que peleas surgieran por la más mínima provocación, gracias a la profunda intolerancia y malicia que quedaba entre ambos grupos.

Y por supuesto, este era justo el tipo de situación que los líderes políticos podrían tratar de usar a su favor, ya fuera apaciguando el conflicto o empeorándolo…

Sin saber las motivaciones de ninguno de los grupos relevantes, poco se podía hacer en este punto. O alguien estaba tramando algo, o había habido un muy desafortunado malentendido.

Aun así, Pacto Carmesí tenía una idea, particularmente porque Sir Webdel había nombrado al enemigo no como una tribu de bestias y demonios en particular, sino a la raza demi- humana en general…

“No me digan…”. “¿Podrá ser…?”

“Probablemente…”.

Las cuatro guardaron silencio un momento.

“Entonces, Sir Webdel, ¿con qué bienes comercia su tienda exactamente?”, preguntó Pauline, cambiando de tema con normalidad. “A decir verdad, yo también vengo de una familia de comerciantes…”.

No había razón para que ningún comerciante ocultara a qué tipo de negocios se dedicaba, así que Sir Webdel respondió la pregunta de Pauline con honestidad. Sin duda, él pareció casi agradecido por el repentino, por no decir antinatural, cambio de tema, probablemente habiendo empezado a preocuparse de que la conversación estuviera dirigiéndose a terrenos peligrosos.

Mile regresó con los niños, para servirles otra ronda de comida.


Acompañada por algunos de los niños mayores, Mavis se alejó una corta distancia, aceptando una vara y su petición de lecciones sobre lucha con espadas.

Reina se encargó de los niños que querían aprender magia.

Y Pauline siguió hablando con Sir Webdel sobre sus negocios…

Publicidad G-M1



***

 

 

“Muchísimas gracias por haber aceptado esta solicitud mía. Creo que ha sido una buena experiencia para los niños”, dijo Sir Webdel, bajando su cabeza.

“¡Muchas gracias por   contratarnos!”,   respondió   Pacto Carmesí, bajando sus propias cabezas.

Ya que esta había sido una misión independiente, en lugar de una a través del gremio, no había ningún reporte final qué completar. Ellas recibieron su pago por adelantado, así que, su trabajo había terminado.

Publicidad G-M2



Sabiendo cuántos ingredientes raros y sazonadores caros usaban los platillos de Mile, Sir Webdel con timidez había ofrecido compensación adicional, pero Mile simplemente rio y se negó a aceptar. Aunque sus ingredientes eran raros, eran cosas que había guardado en grandes cantidades al pasar por sus lugares de origen. Ya fueran ítems con temporadas breves de cosecha, o absurdamente caros de transportar para personas que vivieran lejos, Mile no veía estos objetos como artículos de particular valor.

Aunque se tratara de sazones, toda especia era resultado de su magia de calor, usando pimienta y semillas de cáñamo y sésamo negro, semillas de amapola, nori, jengibre, y demás, para moderar el nivel de sazón e incrementar la calidad y profundidad del sabor. El nori era algo que Mile había cosechado ella misma durante el viaje de Pacto Carmesí a una ciudad costera. Luego lo había procesado y secado con magia, junto con lechuga marina y kombu. Reunir esos ingredientes no tomaba más que un poco de trabajo, así que no eran tan caros. Además, tenía tanto guardado que, si sólo Pacto Carmesí los usaba, tomaría varios siglos antes de que su suministro siquiera empezara a terminarse.

***

 

 

“Sir Webdel estuvo lleno de sorpresas, ¿no creen?”, dijo Mavis cuando todas se reagruparon.

“¡Sí! Aunque claramente esto es un secreto a voces…”,

agregó Pauline.

“Estoy segura que los demás equipos ya han descubierto al menos lo mismo que él nos dijo”, agregó Reina.

Sin duda, como implicaron las chicas, si ellos no habían descubierto al menos esta información, entonces esos supuestos comerciantes, quienes hablaban con nobles, expertos en espionaje, y agentes locales, deben ser inmensamente incompetentes.

“O quizás, esta es información que ellos quieren que otros países sepan. Si una guerra contra los demi-humanos ocurre, ellos querrían que otros países supieran que el Imperio no es el malo y que fueron los demi-humanos los que rompieron el tratado. Además, si no es algo que ellos mismos estén vociferando, sino información que los altos mandos de otros países obtuvieron por cuenta propia… Si fuera sólo cuestión de Albarnianos hablando mal de los demi-humanos, podría dejarse pasar como rumores infundados, pero si los países descubren esto por medio de sus propios agentes de inteligencia, entonces no pueden argumentar que el Imperio inventó todo”, razonó Mile en voz alta.

Las otras tres asintieron, siguiendo su lógica.

“Entonces, no es clasificado, y cualquier persona razonablemente informada sabría al respecto… Entonces, ¿qué hacemos?”, preguntó Reina.

Las otras tres no tardaron nada en responder.

“Bueno, por ahora, ¡supongo que deberíamos ir a decirle a nuestros empleadores!”.

“Cuando escuchen al respecto, probablemente querrán ir de inmediato a recolectar información en esas áreas…”.

“Así que tendremos que tomar una ruta que nos lleve hacia allá…”.

“En cual caso…”. “¡Vamos!”.

***

 

 

Cuando los comerciantes escucharon la información de Pacto Carmesí, corrieron hacia algún sitio con gran apuro, y después, su estancia en la capital se extendió tres días. No estaba claro si estaban usando su tiempo extra para hacer sus propias investigaciones o para encontrarse con otros equipos, pero en todo caso, parecía que fueron capaces de encontrar la locación en cuestión, la cual Sir Webdel no había podido nombrar. Al fin, su nuevo destino fue decidido.

Se dirigían a las montañas, al sureste de la capital.

El Imperio en general era muy montañoso, así que, por lo general, no era la gran cosa decir que irían a las montañas. Además, había muchísimas montañas al sureste.

Y este era un lugar donde pocos humanoides vivían, pero las aldeas demi-humanas eran numerosas…

“Aparentemente”, explicó Pauline, “La tienda del Señor Webdel, la Compañía Worrell, y la Compañía Dilabolt, el negocio que antes era del criminal Galadle, habían aceptado trabajos de distribuir provisiones a la escena de la acción”. Pauline había aprendido esto durante su conversación con Webdel luego de que las demás se separaran.

“En otras palabras”, dijo Reina, “estaban a cargo de proveer suministros militares. Supongo que, si sólo vas a moverte dentro de tu país, es normal usar comerciantes civiles en lugar de unidades militares de transporte. De esa forma, puedes usar ese tiempo para comenzar a preparar unidades de transporte para la siguiente campaña militar real”.

Publicidad M-M1

Aunque la guerra en la Tierra moderna podría implicar grandes movimientos de armamento y munición, en el estado actual de este mundo, lo que un soldado de bajo rango llevaba eran provisiones y cosas como flechas o espadas de repuesto.

Publicidad G-M1



Ya que no iban a invadir otro país, estas tropas no requerían las herramientas necesarias para asediar castillos o fortalezas, como arietes, balistas, ganchos, escaleras de soga, y demás. Tampoco había necesidad de sacar grandes cantidades de comida de la capital, ya que podían comprarla o requisarla de aldeas cercanas, y no había que preocuparse de que caravanas de suministros llevando provisiones adicionales fueran atacadas por soldados enemigos. Asimismo, quedarse dentro de su propio país significaba que las tropas podían contar con fuentes de agua confiables, es decir, con suficiente agua potable.

Y claramente, ningún bandido se atrevería a atacar una caravana protegida por soldados. De intentarlo, el ejército se movilizaría al día siguiente y aniquilaría a cualquier bandido en el área. Pelearse con el ejército, o con los altos mandos de un país, simplemente no tenía sentido.

Por ello, la disponibilidad de suministros no era un problema.

Sin embargo, seguían siendo suministros militares, para ser usados por la milicia—verdaderamente lo más mínimo de lo mínimo en términos de provisiones. No iban a llevar carne de alta calidad o vino añejado, sin importar cuánto lo pudieran apreciar los soldados.

***

 

 

En la capital, los “comerciantes” se habían reabastecido, comprando varios artículos de lujo para llenar el espacio en las carretas, las cuales ahora estaban casi vacías.

Sería extraño que comerciantes viajaran por el Imperio sin nada qué vender, y por supuesto, negociar había probado ser una fuente lucrativa de conversaciones e información. Todo esto significaba que necesitaban mercancía.

La comida para los soldados era suministrada por el ejército, así que no necesitarían provisiones estándar—y de ahí el concentrarse ahora en artículos de lujo, como aguardiente y dulces.

Sin embargo, estos productos no eran especialmente grandes, dejando más espacio en las carretas a comparación de cuando salieron de la capital de Tils. Como resultado, las miembros de Pacto Carmesí fueron capaces de relajarse al dejar la capital y viajar a las montañas.

“Entonces, ¿qué deberíamos hacer?”, preguntó Mile.

“¿Qué crees que se necesite hacer? Si esto procede como siempre, solo tendremos que explicar lo que podamos y dejar las cosas tan ordenadas como sea posible”, dijo Reina.

“Supongo…”. Mile no pudo hacer más que hundirse de hombros.

“Bueno, podríamos obtener algunos resultados si usamos el nombre de aquel recadero de los dragones antiguos”, ofreció Pauline.

“Oh, cierto”, bromeó Mile, “Ese tal Vende-tiza”.

“Se llama Berdetice”, dijo Reina en tono monótono. Ella ya estaba acostumbrada a ser la persona seria en el dúo cómico de Mile.

“Aun así, sabemos que no es sólo un dragón el que está a cargo de contactar a cada equipo de investigación en cada ruina alrededor del continente, ¿verdad? Sin importar hasta dónde puedan volar o lo amplio de su territorio, no sería muy eficiente…”, pensó Mavis.

“Bueno, aun si es otro dragón antiguo el encargado de este sitio, ¿no es suficiente dejarles saber que nosotras—o mejor dicho, los humanos—sabemos lo que traman? Podemos dejarlos hablar todo lo que quieran, y cuando estén satisfechos, se irán sin luchar. Además, estoy segura que información sobre nuestro encuentro pasado ha sido compartida con los demás dragones antiguos. Probablemente le contaron también a los demonios y gente bestia en el sitio, ¿no creen?”, dijo Reina.

“Supongo…”, respondieron Mile y Pauline.

Por un lado, este conflicto entre humanoides y demi- humanos no parecía un gran problema. De hecho, sería incluso favorable para Tils si las fuerzas Albarnianas acababan con sus propios recursos luchando dentro de su propio país.

Sir Webdel había llamado a esta incursión un cambio de planes de emergencia, el cual había interrumpido algún tipo de preparaciones relacionadas a “otros países”. Aunque él había sido ambiguo a propósito, era difícil imaginar que no habían estado preparando alguna especie de invasión.

“¿Y si mejor ignoramos todo esto?”, preguntaron Mile y Mavis, quienes habían llegado a la misma conclusión casi al mismo tiempo.

Reina y Pauline parecían perplejas, pero una vez Mile lo explicó, ambas parecieron entender su punto de vista.

“Ya veo”, dijo Reina. “No hemos aceptado una misión para tratar de resolver este conflicto—y si se resuelve, eso sólo aumentaría las probabilidades de una invasión por parte del Imperio a nuestros países de origen”.

En general, los asuntos internacionales no eran una preocupación para Reina, que se había asentado temporalmente en Tils y no lo consideraba su país natal. Sin embargo, no se sentía bien imaginar al lugar donde vivían las familias de sus amigas, junto con el sinfín de otras personas a las que había conocido, siendo arrastrado a una guerra, y era aún más desagradable pensar que sus propias acciones podrían empeorar innecesariamente las cosas.

“Entonces, ¿sólo vamos a reunir información y no ayudaremos a resolver el conflicto? ¿Eso no solo empeoraría las cosas?”, preguntó Pauline.


Las otras tres guardaron silencio.

Avivar las llamas de la guerra ciertamente sería ir muy lejos. Ellas no habían aceptado ninguna misión así, y hacerlo las convertiría en belicistas.

El silencio llegó hasta Pauline también.

“Bueno, no sabemos con seguridad que esto esté conectado a aquellos otros incidentes, y no tiene caso especular al respecto ahora. Si pasamos horas pensándolo y llegamos a descubrir que lo que ocurre es algo completamente diferente, será un enorme desperdicio de tiempo y esfuerzo— ¡una gran pérdida para nosotras!”.

“Supongo que tienes razón”.

Escuchando la palabra “pérdida”, Pauline fue persuadida. “Bueno, ¡entonces dejemos esto a la suerte!”, declaró

Mavis. “Ese es nuestro…”.

“¡Pacto Carmesí!”, completaron las otras tres.

***

 

 

Publicidad M-M2

Siete días luego de su partida de la capital, la caravana llegó a la región sureste del Imperio. Esta era una distancia que, en cualquier otro país, incluso la carreta de transporte más lenta habría cubierto en unos cinco días, pero viajar tomaba mucho más tiempo aquí en el Imperio, debido a sus precarios caminos y largas zonas de lodo como resultado del clima lluvioso.

A pesar de esto, gracias a tanto la magia como la fuerza de Pacto Carmesí, las cosas procedieron sin problemas. Habría tomado incluso más tiempo para caravanas normales, pero gracias a las habilidades de Mile, no pasaron mucho tiempo atascados en el lodo o tratando con ruedas rotas. En esta área, la mayoría de grupos formarían caravanas mucho más grandes para protegerse de monstruos y bandidos. Sin embargo, mientras más carretas estuvieran presentes, más ruedas y ejes se romperían, y habría más retrasos. No era como si una carreta pudiera simplemente abandonarse cuando algo saliera mal, así que todos tendrían que detenerse hasta que las reparaciones terminaran. Y por supuesto, las condiciones significaban que las carretas se rompían con más frecuencia de lo normal.

“Los caminos están en mal estado, así que moverse tarda más para las caravanas, lo cual lleva a costos innecesarios. Por lo tanto, los precios de los bienes aumentan, y hay más probabilidad de ser atacado, lo cual sube aún más los precios como una forma de control de riesgos… Es un círculo vicioso”, dijo Pauline, dando la perspectiva de un comerciante.

“Pero más importante”, agregó Reina, “el Imperio es vasto, con varias colinas—y por ser un país pobre sin casi nada de fondos, no hay mucho para dedicarle al mantenimiento de las carreteras nacionales…”. Como hija de un vendedor ambulante, quien había viajado en una carreta con su padre desde cuando tenía recuerdos, Reina probablemente tenía mucho más conocimiento sobre las carreteras que Pauline, quien era la mimada hija de una casa mercante de mediana clase y que jamás había salido de casa antes de volverse cazadora…

“¡Oh, ahí! ¡Ese parece el lugar donde los soldados se están quedando!”, intervino Mile, apuntando a un campamento lleno de tiendas para dormir y para suministros que parecía pertenecer a la milicia Albarniana.

“¡Bien, vayamos a ver!”.

“¡Sí! Em, esperen— ¿no deberían ser nuestros clientes los

que decidan eso…?”.

***

 

 

“¿Qué? ¿Están vendiendo artículos de lujo? ¡Por supuesto, nos interesa! Estoy seguro que será una buena forma de aumentar la moral de las tropas. Aunque no queremos vernos envueltos en estafas. Entonces, ¿tienen aguardiente y bocadillos? ¡Dennos los mejores que tengan primero!”.

Esta era la forma en que las cosas funcionaban con las tropas en las líneas del frente de este mundo. No es que hubiera algo mal en esto—ya que era importante dejar que los soldados descansaran cuando no hubiera peligro al asecho, e incluso en la Tierra de la era moderna, había muchos lugares donde podían comprarse artículos de lujo desde la cantina de la base o mientras se encontraban en navíos militares.

Sin duda, los oficiales de aquí estaban listos para extender su gratitud a los comerciantes por haberse molestado en transportar estos artículos a tan remoto y peligroso lugar…

siempre y cuando los comerciantes no trataran de ganar demasiado dinero con las tropas.

Por lo tanto, recibieron con facilidad el permiso de los altos mandos, y los comerciantes abrieron su tienda. Como antes, eran los otros equipos los encargados de hablar con personas “importantes”. Este equipo estaba principalmente a cargo de recolectar rumores locales, y aunque los soldados no eran exactamente personas locales, las tropas terrestres no eran muy diferentes de personas comunes.

Aunque sus enemigos no eran especialmente numerosos, la fuerza individual de cualquier demonio u hombre bestia superaba por mucho la de cualquier soldado humano. Aun si el ejercito creía tener la ventaja numérica y de armamento, era seguro que enfrentarían muchas bajas, y los soldados sabían que existía la posibilidad mucho mayor que cero de volverse una de tales bajas. Esto significaba que estos eran hombres que, casi literalmente, no sabían si vivirían para ver el próximo amanecer.

Dejando de lado la triste realidad, la llegada de los comerciantes fue una agradable sorpresa. Encontrar comida apetecible, bebidas, y demás lujos aquí, en un lugar como este, era algo que jamás habrían pensado que fuera posible. Además, había dos jovencitas presentes, al igual que dos (aparentemente) niñas, quienes les recordaban a sus propias hermanas e hijas.

No cabía duda de que los “comerciantes” podrían hacer

Publicidad G-AB



unas cuantas ventas y lograr que los hombres hablasen.

“¡Señor, gracias por trabajar tan duro por las personas de este país!”.

“¡Sigue esforzándote igual, Hermano!”.

La hospitalidad japonesa de las chicas, inculcada en ellas por Mile durante su estadía en la posada de Lenny, no hacía más que ayudar a su causa.

Y así, Pacto Carmesí, quienes habían pedido “ayudar con las ventas”, empezaron a sumar información…

Mantente Enterado
Notificarme
guest
This site uses User Verification plugin to reduce spam. See how your comment data is processed.

INSTRUCCIONES PARA LA ZONA DE COMENTARIOS

1- No Puedo Comentar: Toca los botones que estan debajo del recuadro de comentarios, aquellos que le cambian el estilo a Negrita, Cursiva, etc. (B, I, U, S)

2- No Aparece Mi Comentario: Es por nuestro sistema de moderación, luego de revisar y aprobar tu comentario, este aparecera. NOTA: Usa un correo real o no se aprobara tu comentario.

3- ¿Como Escribo un Spoiler?: Toca [ + ] (es el botón spoiler) y aparecera una ventana, ahí debes poner el TITULO de tu spoiler (recomendamos poner simplemente SPOILER), luego en el codigo que aparecera en el recuadro del comentario debes escribir dentro de los simbolos ] [

[spoiler title="Titulo de tu spoiler"]Aqui va tu spoiler[/spoiler]

Nota: Todo el texto que coloques antes o despues del codigo del spoiler sera visible para todos.

1 Comentario
Mas Votados
Mas Recientes Mas Antiguos
Respuestas en el Interior del Texto
Ver todos los comentarios