Shokei Shoujo no Virgin Road (LN)

Volumen 2

Capítulo 3: Despliegue de Sutileza Durante El Baile Nocturno

Parte 2

La batalla entre Momo y Ashuna no duro demasiado.

Tampoco hay mucho que decir al respecto. Momo en serio quería hacerla sufrir, pero la princesa amante de la batalla se encantó con la idea de combatir nuevamente contra la talentosa sacerdotisa. Hacerla feliz era lo contrario del objetivo de Momo, así que se rindió en cuanto su ataque inicial falló.

Y por supuesto, Ashuna no pareció molestarse enf lo más mínimo porque Momo la hubiera atacado.

—¡Siempre eres tan enérgica, Momo!

—Muérete…

Ashuna sonrió alegremente a Momo, cuya única respuesta fue una queja molesta.

Ahora se encontraban sentadas una al lado de la otra en un bar de mala muerte ubicado en algún sótano cercano al callejón.

Los jóvenes delincuentes a los que Momo había presionado para obtener información al final se dispersaron. Cuando se enteraron de que Momo era una conocida de Ashuna, inexplicablemente aceptaron todo sin más quejas. A Momo todo aquello le parecía extenuante.

—Entonces, ¿qué diablos está haciendo aquí, su alteza? En todo caso, habría esperado que te quedaras holgazaneando dentro del Castillo Libelle.

—¿Su alteza? Vamos, Momo, no seas tan formal. ¿Por qué no sigues llamándome princesa-chama? ¡Amiga mía!

—¡¿Cómo diablos saliste viva de esas ruinaaaas…?!

En apenas unos minutos de conversación, la compostura de Momo ya estaba decayendo mientras Ashuna la ponía de nervios.

De camino a esta ciudad, Ashuna y Momo se encontraron en la Frontera Salvaje. Ashuna arrastró a Momo para que la acompañara a explorar unas ruinas antiguas que encontró por casualidad, pero Momo al final utilizó a Ashuna como cebo para escapar y la dejo ahí tirada. Sin embargo, Hemos aquí. Vivita y coleando, ¡y está más molesta que nunca! O al menos eso es lo que diría Momo.

Pero, por alguna razón, eso hizo que Ashuna se sintiera todavía más feliz.

—Hablando de las ruinas, esas gárgolas fueron bastante duras. Los enemigos basados en el Concepto del Pecado Original siempre son molestos. Especialmente los demonios. Mi estilo de lucha no parece estar muy bien adaptado a ellos.

—Bueno, eso es porque tu única estrategia es la fuerza bruta, Princesa-chama. Y las gárgolas son más bien imitaciones de demonios reales, ya que no son más que estatuas de piedra a las que se les ha conferido energía demoníaca.

Los cuerpos de los demonios estaban compuestos por el propio Pecado Original. Esencialmente, un demonio era lo que obtenías luego de extraer la esencia de un Pecado Original. Todo lo que absorbiera, ya fuera orgánico o inorgánico, se transformaba en algo de naturaleza impía. El Concepto del Pecado Original erosionaba de forma natural la composición fundamental de las cosas y las hacía todas iguales.

—Esas gárgolas probablemente absorbieron físicamente a los demonios y estos cambiaron su propia composición en consecuencia. Se asemejan más al concepto de ‘monstruo’ que al de un demonio a mi parecer. Después de todo, un monstruo es en realidad un ser vivo que ha absorbido un Pecado Original y ha cambiado su naturaleza.

—¿Lo dices en serio?

—Sí.

Los encantamientos basados en el Pecado Original eran únicos en cuanto a su origen. Y eso se debe a que hace mucho tiempo no existía tal concepto. Mil años antes, el ser que trajo a los demonios y los monstruos al mundo ataco de repente.

Una niña, equipada únicamente con una Pureza Conceptual y su desbocada imaginación, engendro demonios, y la sangre y la carne que derramo originó monstruos. Toda aquella maldad provino de la Pureza Conceptual controlada por una sola Errante. Y las imitaciones menores que surgieron luego de que los herejes aplicaran la ingeniería inversa con la materia maldita pasaron a ser conocidas en la actualidad como Conjuros del Pecado Original.

Momo dio un sorbo a la leche que había pedido mientras pensaba en esa historia de origen.

—Pero no lo entiendo. ¿Por qué tomarse la molestia de convertir a los demonios en otra cosa? Al hacerlos más físicos, pierden su inmortalidad, ¿no? ¿No se puede convocar a un demonio tal cual, como aquella vez en el Reino de Grisarika?

—Es una cuestión de masa. Convocar a un gran demonio destilado del Concepto del Pecado Original requiere un sacrificio de igual tamaño, por no hablar de una habilidad innata en la conjuración. Es más rentable convocar demonios más pequeños y limitarlos a un objeto material, se inanimado o no. Pero lo más importante, mi muy dirigente Princesita-chama…

Es que la Pureza Conceptual sellada sobre el océano al sur de Libelle era el origen de los monstruos que ahora asolaban este mundo.

…sin embargo, Momo no estaba aquí para explicar la naturaleza de los demonios o el Pecado Original. Ella miró fijamente a Ashuna.

—Incluso si generosamente paso por alto el por qué estás aquí, ¿cómo demonios acabaste jugando a ser la sugar momy de esos bebés de la basura?

—Hey, no los llames así. Son buenos muchachos. Una vez que ganas su confianza, resultan hasta adorables.

Como siempre, ambas operaban en longitudes de onda completamente diferentes. A lo mejor Ashuna no estaba evitando la pregunta intencionadamente, pero su respuesta, extrañamente desviada, puso una expresión agria en el rostro de Momo.

—Hablar contigo es tan estresante…

—¿De veras? A mí me gusta hablar contigo, Momo. Por otra parte, podrán ser presuntuosos y todo lo que quieras, pero la mayoría de esos chicos no pasan de malcriados haciendo alguna travesura para sentirse libres. Fueron ellos los que decidieron verme como su guía, ¿y quién sabe?, ¡puede que incluso acaben haciéndome un favor en el futuro!

—Bucear en el contenedor no me parece muy beneficioso. Por no hablar de que ya te vez algo grandecita para jugar a la adolescente rebelde, princesa-chama.

—Vamos, no seas así. Y aunque no lo creas, tenemos más o menos la misma edad.

No es del todo ilógico… supuso Momo. Pensó que sería inútil presionarla más.

Ashuna era una princesa de una nación extrajera. Hacer conexiones personales aquí no le sería de ninguna utilidad práctica. En este continente, había poca interacción entre las naciones, ya que todas estaban separadas por la Frontera Salvaje. Sin embargo, más que ser puntos aparte, la cuestión era que la mayoría de las naciones no tenían el tiempo ni la energía para dedicar a sus vecinos.

—¿No se te están yendo las cosas de las manos en tu propia nación? —Preguntó Momo. —Quiero decir, ¿no le acaban de cortar la cabeza a tu querido padre? Ya sé que eres la más joven, ¿pero no deberías mostrarte?

—¿No huirías con tus vecinos si las cosas se pusieran toxicas en casa?

Hace apenas tres semanas, el padre de Ashuna había cometido el grave pecado de invocar a dos Errantes. En realidad, fue él quien invoco a Akari a este mundo.

Mientras Momo miraba a Ashuna de forma escrutadora, tratando de sondear sus objetivos, Ashuna le devolvió la mirada.

—…los conflictos políticos no son mi fuerte. No quiero tener nada que ver con la selección de nuestro próximo líder. Sucede que algunos de mis familiares adoran complicar innecesariamente las cosas sencillas. ¿Te lo imaginas…? La verdad incuestionable es que mi padre cometió un crimen de lo más bajo y acabó pagando por ello. Quise huir rápido antes de verme arrastrada a todo ese circo.

—Qué egocéntrica…

—Prefiero pensar que soy precavida. Parte de la razón por la que me hice caballero en primer lugar fue para poder cargar una espada allá donde sea que vaya, en caso de que necesite alejarme de alguna tontería política. —Ashuna rio alegremente.

En verdad, era un comportamiento adecuadamente irresponsable para la libre y justiciera Princesa Caballero. Momo no pudo ocultar su asombro ante la inusual declaración despreocupada de una supuesta miembro de La Nobleza.

—¿Pero a quien le importa mi vida? ¡Estoy más interesada en la tuya! Dime una cosa: ¿por qué te estabas metiendo con ellos, Momo?

Cuando Ashuna volvió a cambiar de tema, Momo guardó silencio.

Su intención había sido presionar a los delincuentes locales para que le dieran información sobre los miembros y el escondite de La Cuarta en Libelle. Dado que se encontraba en un territorio desconocido, esa parecía la forma más rápida de averiguar las cosas.

Sin embargo, Ashuna se le había adelantado e incluso tenía a los delincuentes bajo su control.

—…estoy tratando de acabar con los de La Cuarta. Son tan comunes como las cucarachas, en realidad, pero los de esta ciudad definitivamente están involucrados en algún tipo de ceremonia relacionada con el Pecado Original. ¿Sabes algo de la píldora roja?

—Ah, eso. ¡Trabajas rápido!

—¿Sabes algo?

—Por supuesto. Estoy intentando poner un alto a la circulación de esta llamada ‘monstrina’. Me enteré de ella cuando se la confisqué a uno de esos pequeños secuaces míos, así que he estado usando esa información para calcular su ruta. Ya he localizado el lugar donde la están produciendo, y también tengo una idea sólida de quién está detrás. Toma, echa un vistazo a esto.

Momo levantó las cejas, pero Ashuna se limitó a sonreír y sacar algo del pecho de su vestido.

—¿Ves? Tengo una invitación de Manon Libelle para un baile nocturno en el Castillo Libelle.

—¿Manon Libelle…? Es la hija del señor de esta ciudad, si mal no recuerdo. ¿Y qué pasa con ella?

—Bueno, la cabeza de la familia, Trizista Libelle, ha estado mal de salud. Así que van a celebrar una fiesta para estrenarla como su sucesora, o eso parece.

Evidentemente, la carta sellada que agitaba era una invitación escrita. Qué apropiado para una princesa, aunque fuera de otro reino.

—Esto es sólo una corazonada, pero creo que está involucrada con los movimientos de La Cuarta en Libelle. ¿Por qué no vamos allí e investigamos juntas?

—¿Y por qué asumes de forma tan natural que voy a trabajar contigo, Princesa-chama?

—Bueno, ¿por qué no lo harías? Tampoco es para tanto.

—Yo paso. Agradezco la oferta. Parece una pérdida de tiempo.

Ashuna se vio algo desconcertada.

—¿No vas a venir conmigo? Entonces, ¿por qué no te infiltras en la base de producción mientras yo investigo a Manon Libelle? No sería tan malo dividir el trabajo y compartir nuestros resultados después. De hecho, ¿por qué no hacer un concurso para ver quién consigue más información, ya que estamos en ello?

—Supongo que eso estaría bien, pero… ¿realmente eres buena para pasar desapercibida, Princesa-chama?

—¿Oh-ho? Odio decirte esto, Momo, pero no hay nada en el mundo que no pueda lograr. Me enorgullezco de mi capacidad para olfatear los puntos débiles del enemigo.

—¿Olfatear? Si dependes de un extraño sexto sentido, eso ya es una mala señaaaal…

Momo resopló. Ninguna persona en su sano juicio pondría tanta fe en un instinto que ni siquiera puede explicar adecuadamente. Nunca he oído hablar de una princesa que sobreviva a base de puros instintos animales, pensó con ironía, encogiéndose exageradamente de hombros.

Por supuesto, eso no pareció molestar a Ashuna. Después de todo, era una princesa de La Nobleza y había logrado tanto que era ampliamente conocida como la Princesa Caballero. Estaba encantada de aceptar el reto de Momo.

—Cree lo que quieras, Momo. Te comerás tus palabras cuando veas mi destreza como sabueso. Te prometo que traeré información valiosa de ese baile nocturno.

—Para lo que me importa. Puedes hacer lo que quieras, Princesa-chama. Estaré esperando noticias de tu gran éxito.

Momo se burló de la confiada princesa y la dejó atrás.

***

—Así que… resulta que sigue viva.

En el salón del hotel, más tarde esa noche, Menou frunció el ceño mientras escuchaba el informe verbal de Momo.

—¿Por qué una de las princesas del Reino Grisarika estaría actuando como la líder de una banda de delincuentes…?

Tras conseguir una habitación de hotel barata para pasar la noche, Menou se había escabullido de Akari para reunirse con Momo.

Ashuna era una princesa de verdad, aunque fuera de otro reino. No tenía ningún sentido que diera órdenes a jóvenes rufianes en los callejones de otra nación.

—¿Que te digo? Pero si tuviera que adivinar, creo que lo hace por diveeeersión.

—Ese es un extraño sentido de la diversión para una princesa de la realeza. Honestamente… ¿y cómo fue que localizó tan rápido la base de producción y al cerebro? Ella no pudo haber llegado aquí mucho antes que yo.

Dado que Menou viajaba con Akari—una total novata—había planeado el viaje con precaución. Probablemente, Ashuna había tomado la ruta más corta posible para cruzar la barrera a través de la Frontera Salvaje, pero incluso así, no podría haber más de una semana de diferencia como máximo entre sus llegadas. Que ella reuniera tanta información prometedora en tan poco tiempo era poco menos que asombroso.

—Supongo que no la llaman la Princesa Caballero por nada. Ciertamente es muy audaz al meter sus narices en todos estos asuntos, para bien o para mal.

—Enteeeendido. Así que supongo que mañana por la noche iré a machacar la supuesta base de producción.

—Acerca de eso, Momo. En realidad, estoy planeando infiltrarme en ese baile nocturno que tendrá lugar en el Castillo Libelle.

Como Ashuna había mencionado, Manon Libelle estaba organizando un baile. Dado que el Conde de Libelle se encontraba postrado en su cama, esta fiesta estaba destinada a presentar a Manon al público como su representante.

Como la cabeza de Las Fausto en esta ciudad, Sicilia también estaba invitada. Menou había conseguido una invitación, así que pensaba asistir también. Con suerte, esperaba infiltrarse en el castillo.

—Dudo que haya alguien fuerte en la base de producción, ¡así que puedo hacerlo soooola! ¡Pero lo más importante, seeeenpai!

Momo estaba acostumbrada a trabajar por separado, así que insistió en que no había nada de lo que preocuparse. En cambio, agarró con fuerza los hombros de Menou.

—¿Momo?

—¡Déjame confeccionar tu vestido!

—¿Mi vestido? ¿Por qué? —Menou parpadeó confundida.

Las túnicas de sacerdotisa que Menou y Momo solían llevar eran perfectamente aceptables como vestimenta formal para Las Fausto. El único problema potencial sería que las suyas en específico fueron ligeramente modificadas, pero aun así podían llevarlas a cualquier evento con orgullo.

—Llevaré mi túnica de sacerdotisa al baile. Como voy a formar parte del séquito de la pastora Sicilia, tiene mucho sentido.

—¡Para mí no! —Momo bramó. —¡Escucha, seeeenpai! No vas a esta fiesta para divertirte. ¡Estás investigando al enemigo e infiltrándote en su base! ¡¿Por qué ibas a llevar un traje que prácticamente grita “¡Soy una sacerdotisa!” en territorio enemigo?!

—H-hmm. Supongo que tienes razón, pero…

—Además, esa maldita Princesa-chama estará allí. ¡Tiene unos instintos estúpidamente fuertes! ¡¿Qué pasara si te pone en su punto de miiiira?!

Momo estaba divagando, pero había algo de verdad en sus palabras. La intensidad de su tono hizo que Menou se encogiera un poco.

—¡Y sobre todo! —Momo apretó el puño con fuerza, sin dejar lugar a protestas. —¡¡Te verías muy elegante, seeeenpai!!

—P-Pero, Momo… —Menou trató de convencer a su ayudante de ojos brillantes empleando una voz tranquila y racional. —El baile es mañana. No tendrías tiempo ni los materiales para hacerme un vestido antes de esa fecha, aunque sólo sea un disfraz, ¿no?

—Todo lo que necesito es una noche… — Declaró Momo.

Parecía determinada. Es cierto que Menou no tenía suficiente experiencia en la confección de ropa como para saber cuánto tiempo le llevaría hacer un vestido. Pero Momo se veía tan segura de sí misma que sonaba a que realmente podría hacerlo.

—Ahora, no hay tiempo que peeeerder. ¡Si me disculpan~!

Aparentemente llena de inspiración, Momo salió corriendo de la habitación, dejando a Menou sola.

Desde luego, era el tipo de asistente que podía realizar cualquier tarea que se propusiera. Lo más probable es que mañana entregue el vestido. Aun así, Menou no pudo evitar preguntarse por qué Momo solo se empeñaba en las tareas más extrañas.

Sin embargo, había otra astilla en la mente de Menou.

—Bueno, aparte de Momo… el verdadero problema es Akari.

Si Menou asistía al baile en el Castillo Libelle, estaba garantizado que ella armaría un escándalo y exigiría acompañarla.

Con un fuerte suspiro, Menou se dirigió a la habitación donde le esperaba Akari.

***

—¡Yo también quiero ir!

La reacción de Akari ante el plan de Menou para el día siguiente fue exactamente la que había previsto.

—¡No es justo! ¡No es justo! Yo fui la que dijo que quería ir primero. ¿Cómo es que tú puedes ir y yo no? ¡La vida es tan injusta!

—Te lo digo, no es una cuestión de justicia.

Sencillamente estoy haciendo mi trabajo…

—¡¿Qué clase de trabajo súper divertido es ese?!

La mayoría de las personas que asisten a esta clase de eventos lo hacían como parte de algún deber profesional.

—¡Y además! ¡¿Qué vas a hacer si me secuestran o algo mientras no estás, Menou?!

—El señor es grande. Seguro escuchará la plegaria que rezare para honrar tu necesario sacrificio.

—¡¿Qué?!

Akari estaba empezando a ponerse irracional, así que Menou respondió con frialdad.

—Bromas aparte, sería mucho más problemático si me acompañas. Lo siento, pero las invitaciones son sólo para una persona, sin acompañantes. Además, no tienes nada que ponerte, ¿o sí?

—¡Tengo mi uniforme escolar!

—Ah… bueno, supongo que eso es un tipo de ropa formal.

El uniforme que Akari llevaba puesto cuando fue invocada ciertamente podría funcionar. Estaba guardado en su equipaje, pero llamaría demasiado la atención si lo llevara en público.

—Pero no. En este mundo no tenemos la costumbre de que los estudiantes lleven ese tipo de uniformes. Tendrás que quedarte aquí y comportarte.

—Mrrr… —Akari dejó de enfurruñarse el tiempo suficiente para lanzar una mirada de cachorro a Menou. —Entonces al menos me dejarás verte con un vestido, ¿verdad?

Menou sonrió con dulzura.

—Por supuesto que no.

—¡¡ENTONCES DÉJAME IR!!

Ninguna persuasión adicional fue suficiente para detener a Akari.

***

Los bailes eran eventos llamativos muy típicos de La Nobleza, por decir lo menos.

Menou se encontraba dentro del salón de baile en el Castillo Libelle. Al igual que muchos castillos de la Nobleza, el interior estaba decorado de forma extravagante, con comida y centros de mesa colocados por toda la sala. Los asistentes charlaban entre ellos mientras la música en directo fluía por la sala. Los camareros patrullaban por el espacio, reponiendo constantemente las copas de los invitados. Un magnífico candelabro colgaba del techo por encima de todo.

Entre los invitados que se mezclaban con esmóquines y vestidos de moda, Menou se mantuvo al margen como un alhelí2.

Ella también llevaba un vestido precioso.

Al final, Momo había cumplido su promesa, por lo que Menou cargaba con el resultado de sus esfuerzos. Técnicamente, también servía de disfraz.

2 Flor blanca que sirve como decoración. Como nota al margen, en el lenguaje de las flores hace referencia a la pureza.

El atuendo le daba un aire muy diferente al que tenía cuando llevaba sus ropas de sacerdotisa. Su cabello, normalmente recogido en una coleta, estaba recogido en un moño suelto. Su característica cinta de pañuelo la llevaba alrededor del cuello.

La mirada de Menou se fijó en Manon Libelle.

Como el jefe de su casta y de la ciudad, Trizista Libelle, estaba recluido en su lecho, con Manon siendo la que ocuparía su puesto. El objetivo principal de esta fiesta era presentarla como tal al público.

Como anfitriona, no paraba de revolotear de un grupo a otro, charlando con los de La Nobleza y Los Comunes más adinerados.

Por el contrario, no se veía ni un solo miembro de Las Fausto.

Sicilia, la pastora, sólo había intercambiado un breve saludo con ella. Era prácticamente inaudito que alguna de Las Fausto hiciera una aparición proactiva en este tipo de actos. Las Fausto tenían tan poca implicación política con los otros estamentos del reino que a menudo eran vistos como arrogantes, indiferentes o pesados de profesión.

Y, sin embargo, eran Las Fausto quienes establecían los límites de lo que estaba bien y mal en este mundo.

En cierto modo, era comprensible que algunos Nobles estuvieran insatisfechos con ello. De hecho, casi hasta se sentía deliberado. El descontento de Los Comunes se dirigía hacia La Nobleza, que a su vez dirigían su descontento hacia Las Fausto. Esa era la naturaleza del sistema de tres estados.

Sin embargo, ¿que era merecedor de todo el descontento de Las Fausto?” Justo cuando pensaba en esto, una sonrisa radiante llenó su visión.

—¡Menou! ¿Te diviertes?

Era Akari.

Ante los ojos de Menou había una imagen que le resultaba a la vez familiar y totalmente extraña. Al igual que Menou, Akari llevaba un atuendo diferente al habitual, pero era uno que Menou veía todos los días.

Akari llevaba una túnica de sacerdotisa.

La suya era sencilla—no alguna túnica personalizada como la de Menou o Momo. Al notar la mirada de Menou, Akari extendió los brazos para mostrarse.

—Hee-hee, ¿qué te parece? ¡Soy una sacerdotisa pura, propia y muy poderosa!

—No se supone que las idiotas deban llevar esas túnicas…

—¿Fue una difamación lo que mis oídos oyeron, sacerdotisa-san?

Menou se cubrió la cara con una mano y gimió mientras Akari la miraba y hacía pucheros.

Al final, no pudo evitar que Akari viniera.

No podía llevar su uniforme escolar, pero no tenían un vestido para Akari. Cuando Menou le pidió a Momo que modificara el vestido que le había hecho para que se ajustara a las medidas de Akari, Momo montó en cólera y dijo que prefería quemar el vestido antes que acceder a esa petición, así que Akari acabó fingiendo ser parte del séquito de la pastora Sicilia para acompañarla.

Sicilia le había proporcionado una túnica de repuesto destinada a las sacerdotisas de su iglesia, pero el resultado no le pareció correcto, ni siquiera a una Verdugo como Menou.

—Honestamente… esto es un insulto para todas las sacerdotisas y monjas capacitadas que entrenaron rigurosamente para conseguir una de esas…

—Oh vamos, ¿de verdad es tan malo?

¡Hasta sacrílego! Después de todo, Menou seguía teniendo su orgullo como una miembro de Las Fausto. Aunque fuera para una misión, seguía pareciéndole deshonroso el que le permitieran ponerse una túnica…

—Tan solo recuerda que no debes seguir a ningún extraño. Ni siquiera si dicen conocerte, ¿de acuerdo? Y tampoco pruebes alguna de las comidas o bebidas de aquí, pase lo que pase. Sé que ya lo hemos hablado, pero el anfitrión de esta fiesta ha estado distribuyendo una extraña droga.

—Lo sé. Ya me lo has dicho varias veces. ¿Qué piensas que soy?

—Una niña de 10 años.

Akari hinchó las mejillas.

—Eso no es cierto. Alguien me acaba de decir que soy una dama encantadora. ¿¡Vez que soy una auténtica mujer!? ¡Para todos los demás resulta obvio!

—Son cosas como esa las que realmente hacen que me preocupe por ti…

Akari parecía dejarse llevar por los halagos con demasiada facilidad.

Sin embargo, ya que estaban aquí, al menos podía contar con que Sicilia le echaría un ojo encima cuando tuviera que alejarse.

Este baile nocturno era una oportunidad perfecta. El personal del castillo estaba ocupado manteniendo la fiesta, y la propia Manon Libelle sin duda estaría confinada a la sala lo que resta de la noche.

A Menou sólo le preocupaba infiltrarse en el interior del castillo.

Miró los alrededores de la sala, pero no vio al otro personaje de interés por ningún lado.

—¿Menou? ¿Qué ocurre?

—…necesito alejarme un momento. Recuerda, no dejes que nadie te convenza de que lo acompañes.

—Aww…

Ignorando los lloriqueos de Akari, Menou entró en acción. La fiesta empezaba a alcanzar su punto álgido. Se alejó caminando cerca de la pared. Se había hecho una idea aproximada de dónde se encontraban los guardias. Comenzó a caminar con pasos despreocupados.

Abandonando su papel de alhelí, se deslizó entre la multitud de personas.