Rakuin no Monshou (NL)

Volumen 1

Capitulo 3: Una Nueva Mascara

Parte 1

 

 

Estos últimos días, Tarkas había estado más ocupado de lo normal, rebosante por todas partes. Y cuanto más ocupado se volvía ese hombre, más animado se ponía también. Tan ligero de pies como si le hubieran crecido alas, les mostraba el auge de su orgullo.

Si se tratara de construir un estadio exclusivamente para el uso del Grupo de Gladiadores de Tarkas, o de planear comprar una docena de nuevas especies de dragones, Tarkas tenía planes a gran escala para el futuro de sus espadachines. Como de costumbre, Orba no era de la misma opinión.

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— Si puedes obtener un llamado frente a las familias imperiales, podría pensar en recompensarte, Orba. El oponente también estará excepcionalmente preparado. Que sea una buena pelea. Mira, si no puedes emocionarte, solo tienes que hacer lo que siempre haces.

Aunque le golpeó el hombro con una sonrisa de oreja a oreja, honestamente esto tenía un sabor extraño. Gowen, que lo escuchó todo, también sonrió irónicamente, pero inmediatamente lo convirtió en una mirada seria.

— No tengo dudas de que el Grupo de Gladiadores de Tarkas es una empresa importante en esta industria. Aun así, nunca supe que Tarkas tuviera conexiones con la familia imperial y otros altos mandos. Solo ha trabajado con nobles como Fedom, el Señor de Birac y el director del Gremio de Gladiadores. Aunque Tarkas aparentemente solo lo ha visto cara a cara durante las reuniones. Sin embargo, hasta ahora, nunca había recibido un solo empleo directo de Fedom. Pero creo que esto es un trabajo enorme. Constantemente le dije que es mejor solicitar la cooperación de otros lugares, pero Tarkas los ha rechazado a todos.

— Eres  propenso  a  preocuparte,  viejo—.  Dijo  Shique,  encogiéndose  de hombros—. ¿No está bien? Incluso si obtenemos su desaprobación, no serán nuestras cabezas las que rodarán. Solo significa que tendremos que encontrar otro lugar para luchar como gladiadores.

Orba también compartía el mismo sentimiento. Poco importaba dónde estaba. La única forma en que un gladiador podía asegurar su vida era ganar oro. Y si eso significaba que su camino a la libertad estaba un paso más cerca, continuaría luchando donde sea. Eso era todo lo que había al respecto.

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Varios días más pasaron después de eso, y los preparativos para su partida al Valle de Seirin finalmente habían comenzado. Cargaron sus armas y armaduras en carros y realizaron la ardua tarea de sacar a los dragones de sus jaulas.

Dentro de la espaciosa morada del dragón, Orba observaba sin palabras a Hou Ran guiando a los dragones. Aunque había visto varios entrenadores de animales aquí, no conocía a otro ser humano que pudiera manejar a los dragones así.

Había uno de esos entrenadores expertos que podía ―hacer bailar a tres Sozos al son de la música‖ usando una flauta, los alimentaba todos los días a una hora determinada, cepillaba suavemente sus hocicos y seguía haciendo eso como rutina diaria. Fue asesinado fácilmente, comido en un capricho de los Sozos.

Esa era principalmente la naturaleza de un dragón.

Un humano demostrando afecto y entrenándolos, podría lograr resultados hasta cierto punto, pero nunca hubo algo así como la certeza completa. Incluso los dragones que habían sido domesticados durante mucho tiempo albergaban esa naturaleza dentro de ellos. En realidad, no estaban tan seguros de su inteligencia, después de haber sido engañados por los humanos que han establecido trampas elaboradas, como por ejemplo, escollos o paredes que se derrumban.

Pero hasta donde él sabía, entre estos dragones, Orba nunca había visto un momento en que las órdenes de Ran no parecieran efectivas. Y ella no usaba látigo ni los atraía con cebos. Ran solo hacía sonar un silbido y se ponían en línea como soldados ordenados, llevando sus enormes cuerpos uno por uno en la dirección de la mano de Ran.

Pero, parecía haber diferencias individuales entre ellos.

— Orba. Ayúdame, no solo te quedes mirando.

Con palabras ligeramente irritadas, Ran cruzó sus brazos cerca de un dragón Baian de tamaño mediano. Después de haber dejado caer su cintura en la esquina de la jaula, parecía no querer moverse en absoluto. Aunque Orba no creía que fuera su lugar culparlo por ignorar las órdenes de Ran, cuando dobló hacia la esquina, parecía que el dragón no iba a moverse al otro lado sin importar lo que sucediera.

— ¿Qué debería hacer? ¿Atar una cadena alrededor de su cuello?

Una pistola tranquilizante casi no tenía ningún efecto sobre un Baian. Sin embargo, se necesitaba mucha mano de obra para tirar de él con las cadenas. El Baian de tamaño mediano era bastante pequeño en comparación de un Sozos, pero sus hombros aún tenían la misma altura que la cabeza de un hombre adulto. Tenía unos tres metros de largo, y el cuero rugoso de su cuerpo era como una armadura al tacto. Pequeñas escamas angulosas en forma de peine surgían en una línea, dándole la apariencia de un lagarto atroz.

— Deberías subirte, Orba.

— ¿Qué quieres decir?

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Orba fue tomado por sorpresa. No era como si no hubiera juegos de gladiadores en los que cabalgaban encima de Baians, pero costaba mucho trabajo poner a alguien que no estaba familiarizado con él en la espalda de uno. En resumen, no sabías cuándo el dragón se sacudiría y te pisaría, y mientras tanto tenías que intentar matar a tu oponente. Tenía la intención de entretener a la audiencia con la emoción de la situación, pero, sin magia o la eficacia de las drogas, era imposible manejar un pesado tanque como el Baian.

— Los dragones son diferentes de las bestias. Incluso si están degenerados, los dragones tienen el intelecto de un dragón. Los humanos simplemente no pueden entenderlo. Pero estarás bien, Orba. Ellos seguramente han abierto sus corazones.

Cuando los labios de la chica comenzaron a separarse, ella habló como si estuviera cantando. Sin embargo, su contenido prácticamente ordenaba a Orba que ―muriera‖, era incomprensible incluso para un gladiador. Pero, como se mencionó anteriormente, la verdad es que nunca había visto a alguien más hábil en el manejo de dragones que ella. Además, si él veía su característica sonrisa indefensa, por alguna misteriosa razón, estaba dispuesto a creer cualquier cosa aberrante que ella dijera.

Orba se acercó lentamente al Baian. El dragón comenzó a patear con sus patas traseras en el suelo, levantando un solo gruñido y moviendo su lengua, que estaba dividida en dos, adentro y afuera sin descanso, mientras miraba a Orba con ojos similares a cuencas de vidrio.

Orba al instante reunió su coraje. Cuando se movía a un lado, lo transmitió a sus piernas y saltó hacia su espalda. En un instante, aterrizó en la parte trasera del dragón. Para evitar ser arrojado, Orba posicionó ambos brazos alrededor del grueso cuello. Aunque inesperadamente, parecía como si la sangre caliente del dragón se transmitiera cuando la tocó, y Orba naturalmente no sabía si había o no un cambio en la mentalidad del dragón. Sin embargo, el Baian lentamente se puso de pie y comenzó a caminar hacia el lugar guiado por la joven.

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— Este niño nació hace solo medio año—. dijo Hou Ran mientras conducía a la bestia—. Incluso después de medio año, su cuerpo ya es tan grande como un adulto. Sin embargo, todavía son niños de corazón. Aun así, entre los entrenadores de animales, hay quienes no pueden ver la diferencia.

Los cuatro Baians fueron puestos en una nueva jaula con una polea. Esa jaula podría ser tirada por dos Sozos o un solo Houban. Pero, debido a que los Sozos eran considerados impredecibles pasarían el viaje en una jaula, aunque Hou Ran decía que los dragones Baian eran en realidad la variedad más caprichosa porque era imposible someter a uno por completo.

Así que, como todos estaban presionados por la prisa en los preparativos, cuando solo faltaba una hora para la partida, dragones de tamaño pequeño se precipitaron de repente al patio de armas.

Eran tres Tengos seguidos. Eran incluso más pequeños que los Baians y, debido a su maniobrabilidad en giros cerrados, a menudo se utilizan en el campo de batalla en lugar de caballos. Sus grandes cabezas se asemejaban a las de un pájaro, su largo cuello casi doblado hasta suelo rebotaba cuando corrían sobre dos patas delgadas.

Cuando los dragones se detuvieron de repente, el jinete principal de los dragones, casi salió volando por la fuerza, se desplomó.

— M-Mierda, es por eso que los dragones-

El hombre, escupiendo arena que parecía haber entrado en su boca, tenía su cuerpo regordete envuelto con una túnica púrpura. A juzgar por su apariencia, tenía la facha de un mercader rico que ganaba dinero fácil. Las dos figuras detrás de él, también sentadas en sus respectivos dragones, rápidamente se bajaron y le dieron una mano al que parecía ser su empleador cuando Hou Ran corrió hacia su posición.

El Tengo del frente había doblado sus piernas y estaba agachado. Probablemente lo habían sobrecargado de trabajo, ya que vómito blanco provenía de su boca. Ran estaba a punto de acariciar la parte posterior de su cuello cuando:

— ¡No te acerques más a Su Excelencia, esclava!

Hubo un solo golpe de látigo. Aunque Ran trató inmediatamente de saltar hacia atrás, se cayó y el látigo le rozó el tobillo. Sin embargo, Ran no corrió, sino que miró al soldado armado justo en frente de ella. Todavía era un soldado joven, cuando notó el cabello y la piel de Ran, se puso aún más furioso.

— La tribu adoradora del Dios Dragón, ¿eh? Malditos salvajes impertinentes.

La tendencia a despreciar a los nómadas como un pueblo incivilizado, los cuales no tenían un territorio fijo, era fuerte en todas las tierras. En ese sentido, como era lo mismo para el caso de Orba, Tarkas era completamente pragmático.

El soldado una vez más blandió su látigo.

Pero poco después, lanzó un gemido bajo y se puso rígido. La mano de Orba llegó por un costado, agarró su muñeca y la giró hacia arriba. Mientras se retorcía de dolor, doblando su espina dorsal, fue pateado hacia adelante.

— No sé dónde está tu ―Excelencia‖, pero aquí tenemos nuestras maneras. Si dices que odias tener que mezclarte con gente como los esclavos, no deberías haber puesto un pie voluntariamente en una guarida de esclavos. Por favor, retírate.

Le arrebató el látigo al soldado y lo tiró al suelo.

— ¿Conoces tu maldito lugar?

El soldado estaba a punto de ponerse de pie y desenvainar la espada en su cadera cuando:

— ¡Espera! ¡Espera, Orba!

Tarkas corría hacia ellos. Necesitó toda su fuerza para estimular su robusto cuerpo, que estaba igualado con el del hombre de la túnica.

— ¡Tú, completo idiota! De hecho, ni siquiera se supone que hables cuando no se te indique. ¡Date prisa y vuelve a tus preparativos! … Oh, Fedom-sama, si ha habido alguna descortesía, humildemente pido perdón. Especialmente teniendo en cuenta que ha venido a visitar un lugar tan sórdido como este, creo-

— Ahh, tranquilo. No tienes que inclinarte, Tarkas—. Dijo el hombre de la túnica, mientras se frotaba las manos y procedía a darle la mano al traficante de esclavos—. Tengo asuntos con este hombre de aquí. ¿Orba? Sí, era Orba. Tú.

Señaló con el dedo la máscara que Orba estaba usando, quien estaba a punto de irse apoyando el hombro de Ran.

Naturalmente, Tarkas fue tomado por sorpresa, pero también lo fue Orba. En primer lugar, era bastante raro que una persona del mundo exterior se refiriera a un espadachín por su nombre.

Orba se detuvo en seco. Cuando trató de recordar dónde había escuchado antes el nombre de Fedom, la cara de este último se volvió extrañamente distorsionada, ya que no se parecía al rostro de ninguna persona que Orba hubiera visto hasta ahora. Sólo mucho más tarde se dio cuenta de que era una sonrisa, sofocando el desprecio habitual por los esclavos, como para adivinar su estado de ánimo general.

En ese momento, olvidó esa extraña expresión, porque Fendom comenzó a decir unas inesperadas palabras dirigidas a Orba.

— ¿Me recuerdas? No, puede que no lo recuerdes. En ese momento, apenas estabas consciente. Soy miembro del consejo de la Dinastía Imperial de Mephius, el Señor de Birac. También estoy actuando como jefe del Gremio de los Gladiadores y yo soy el que te hizo usar esa máscara.

Era la primera vez que entraba en la oficina de Tarkas sin que el propietario estuviera presente. Pero, por supuesto, a él no le importaba algo así. Sobre todo, los intensos ojos de Orba miraban fijamente al hombre que tenía delante, el que se hacía llamar Fedom, un líder aristócrata mephiano.

— ¿Qué pasa con esos ojos? Parece que si tuvieras una espada inmediatamente la sacarías y me cortarías la cabeza.

Incluso podría estrangularte hasta la muerte con las manos, pensó Orba, pero por supuesto no dijo esas palabras en voz alta. Al lado de Fedom había un chico, un joven escudero y un soldado que era el único armado. Sería realmente descuidado hacer eso.

— Incluso si me guardas rencor, es como si estuvieras ladrando al árbol equivocado. No fue a causa de mí que fueras encarcelado, sino por tus propios crímenes.

— Entonces…

Fue la primera vez que Orba abrió la boca ya que este hombre había dicho su nombre.

 

************************************************************

 

— ¿Por qué me hiciste usar esta máscara? ¿Es esto lo que ustedes, los nobles, llaman diversión? ¿No importa cuánto sufro, porque solo soy un esclavo?

— ¡Cuidado con tus palabras!— Gritó el soldado enojado.

Pero Fedom dijo:

— No me importa. No tengo la libertad de jugar con esclavos que no están seguros de su porvenir—. Continuó—. Sin embargo… solo porque tu porvenir era incierto, sí, qué admirable es que hayas sobrevivido hasta el día de hoy. En ese entonces, no eras más que un niño. Habiendo sobrevivido como gladiador durante dos años… ¿se puede llamar suerte? No. En lugar de algo como la suerte, esto es, como lo explicaste tan bien, el significado dorado del destino, que dice que se decidió que todos los humanos viven desde el instante de la creación del universo, ¿verdad?

Volteó su cabeza hacia el joven detrás de él. El joven sonrió levemente y acarició levemente su barbilla. Aunque, en cierto sentido, era más irrespetuoso que la actitud de Orba entre la nobleza mephiana, Fedom no mostró señales de que le molestara.

— Además, eras prácticamente un niño en ese momento, pero tu físico también se ha vuelto mucho más adulto en estos dos años. No serías la misma persona si no fuera por la máscara… Hmph, sin embargo, el momento está un poco fuera de lugar. Dale otro año y tu cuerpo se habrá desarrollado más y más, pero también podría haber terminado mal.

Por supuesto, Orba no tenía absolutamente ninguna idea de lo que estaba hablando este hombre. Fedom estaba hablando como si se hubiera encontrado con un viejo amigo al que había extrañado, mientras que para Orba, por así decirlo, había sido una maldición, debido a que la máscara siempre separaba con hierro a su rostro y al exterior durante estos dos años, en los cuales, por un período de tiempo, había continuado ardiendo ferozmente en su rostro.

Había forcejeado, se había manchado de sangre porque trataba de quitarse la máscara con las uñas, y se rompió los tobillos donde la cadena se conectaba sus pies debido a sus forcejeos. Y cada vez, Orba había maldecido todo, por el destino que había perdido y el destino que había obtenido a cambio.

De hecho, durante dos años esa máscara había estado con Orba, que aún no había aceptado los sufrimientos y las muertes, y se había convertido en el verdadero símbolo de su determinación para recuperar de lo que había sido despojado, de la misma mano que le arrebató a su madre, hermano y Alice.

Y de repente, un noble desconocido se presentó ante él, diciendo que él fue quien lo hizo usarla. Era como dijo Fedom. Si hubiera tenido una espada a mano… no, podría ser una espada o una daga, o simplemente un jarrón muy pesado: cualquier cosa cercana que pueda usarse para matar. En el instante en que Fedom hubiera mostrado una abertura, se habría levantado de un salto y estrellado contra la cara del hombre. Por supuesto, incluso ahora, todavía no era demasiado tarde para eso.

Pero, ya sea que Fedom supiera o no sobre el posible doble suicidio de Orba, el hombre continuó hablando.

— Muy bien, Orba. Te quitaré esa máscara, aquí, en este lugar.

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— ¿Qué?

— Y eso no es todo. De ahora en adelante, también serás liberado de tu condición de esclavo. Ya no es necesario que sostengas una espada y mates. Sin embargo, esto no significa que serás un hombre libre. Es sencillo. Estas son las condiciones. Dentro de poco tiempo, Tarkas te dejará bajo mi custodia. Pero no es más que eso.

— Espera.

— Y durante ese tiempo, no vas a ir contra mis palabras y harás lo que digo. No hay necesidad de tener miedo. Es mucho más fácil que estar entre esclavos y matarse unos a otros. Solo me obedecerás como una marioneta. Sin embargo-

— ¡Espera!

Orba involuntariamente dejó escapar un grito de su boca. Sacudió la cabeza con irritación ante el parlanchín Fendom en frente a él.

— Si tú eres el que me hizo usar esta máscara, ¿por qué de repente vienes a quitarla? ¿Y por qué me liberarías de la esclavitud si todavía tengo que seguir tus órdenes? ¡¿Qué clase de broma es esta?! ¿Cuál es la razón por la que de repente quieres quitarme la máscara aquí y ahora? ¿Cómo es que me hiciste usarla en primer lugar? Ustedes bastardos manipularon tan fácilmente el destino de una persona a sus propias y caprichosas satisfacciones. ¡¿Cuánto más entretenimiento buscas?!

Aunque no estaba interesado en las palabras en sí, probablemente porque no podía comprender la angustia que se había incluido en ese período de dos años, Fedom se encogió, sorprendido. Cambió de lugar con el soldado, que se adelantó para proteger a su amo. Orba miraba ferozmente la figura de Fedom por encima del hombro del soldado, mientras un destello agudo se iluminaba en sus ojos detrás de la máscara.

— ¿Qué piensas hacer quitándome la máscara, liberándome de ser un esclavo y comprándome? ¿Estás criando algún tipo de jóvenes asesinos?

— E-Espera. Espera, te lo diré—. Esta vez le tocó a Fedom tomar el control. Oculto detrás de la espalda del soldado, se secó el sudor de la frente—. Entiendo. Sin embargo, no tenemos suficiente tiempo y este no es el lugar adecuado. ¿Sería mejor si te dijera que morirás si no sigues mis órdenes?

— Entonces será mejor que te des prisa y empieces a hablar. Acerca de lo que piensas hacer conmigo.

La manzana de Adán del soldado se balanceaba arriba y abajo. A pesar de que era solo una persona desarmada frente a él, parecía que estaba frente a un animal carnívoro con esos brillantes ojos dorados mirándolo.

Noble y esclavo. Básicamente, ni siquiera se suponía que los dos se vieran cara a cara, pero el aire de intimidación que invertía estas posiciones entre ellos ocupaba gradualmente la habitación. Entonces:

— Bien, solo espera un poco.

Un joven que parecía estudiante interrumpió la conversación. Dio un paso adelante, interponiéndose entre Orba y Fedom.


— Esta no es una historia extremadamente complicada. Pero explicarlo desde el principio, sin duda toma tiempo precioso. ¿Qué debo hacer para tratar de convencerlo primero? ¿Puedo comenzar quitando la máscara?

— Una vez que se remueve, no se puede usar de nuevo—. dijo Fedom con tristeza—. Si este tipo dice que no obedecerá más adelante, desaparece toda ventaja salvo matarlo.

— Hay muchas formas de hacer esto. Me gustaría que tengas fe en mí.

Mientras escuchaba el extraño intercambio entre los dos, Orba se dio cuenta de que el hombre, que parecía un joven, en realidad tenía una edad considerable. Tenía una voz algo ronca, y su cabello estaba mezclado con blanco.

— Lo entiendo, Hermann. Adelante.

Al recibir el permiso de Fedom, el hombre llamado Hermann se dirigió al lado de Orba. Orba retrocedió por reflejo y se sorprendió cuando sintió que los dedos del hombre se fijaban en su máscara.

Orba podía determinar la distancia de su propia espada y lanza, y también al instante medir el rango de ataque de su oponente. Ese era el talento que Orba tenía dos años atrás, y lo que lo hizo vivir por tanto tiempo.

Y sin embargo, Hermann había podido arrastrarse lenta y fácilmente hasta su pecho.

— No tengas miedo—. dijo Hermann con una sonrisa. Después de poner sus dedos en la máscara, se acercó aún más a su rostro.

— Esta máscara no se puede quitar incluso con fuerza sobrehumana. Además, no existe una llave para quitarla. Pero supongo que lo sabes mejor que nadie después de estos dos años, ¿verdad?

Orba dudaba de si el que llevaba una máscara era Hermann. ¿Era porque parecía que había pegado piel humana a su cara y de hecho estaba ocultando su verdadero rostro detrás de ella? La piel era extrañamente rígida y, dependiendo del ángulo de luz, tal vez no se viera como un hombre joven después de todo.

Pero, sobre todo, eran esos dos ojos que miraban en su dirección. A diferencia de su expresión facial, solo los ojos daban una luz aguda similar a la de una espada. El hombre no se parecía a ninguno de los oponentes formidables con los que Orba se había enfrentado, pero le sobrecogió un miedo que sobrepasó al que hubiera sentido hacia esos oponentes.

— No me toques—. dijo Orba temblando, no quería admitir que había perdido sus colmillos—. Además, si no tienes una llave, ¿cómo vas a quitar la máscara?

— La llave es algo que inventé. Te dije que no tengas miedo. Ahora, después de dos años, voy a liberarte.

Antes de que Orba pudiera replicar, había signos de dedos retorciéndose y tocando. Parecían provenir del propio cuerpo de Orba.

Un sonido feroz resonó. Cuando la máscara de Orba comenzó a moverse, se escuchaba como si el mundo mismo hubiera empezado a resquebrajarse. Cuando se dio cuenta de que perdió la sensación de estar juntos estos dos años, mientras se movía lentamente, de repente la máscara cayó. Cayó con un sonido extrañamente dulce y ruidoso en el suelo. Incapaz de moverse después de eso, Orba acarició suavemente sus mejillas.

Era una sensación deslumbrante, no emitía ningún sonido y de inmediato se cubrió los ojos con la mano. Aunque sentía que Hermann había usado algún tipo de ataque mágico, en verdad, ya sabía la respuesta. De alguna manera, esto fue más impactante para él que alguien que apuntaba a su vida a corta distancia, lo que hizo que su cuerpo se estremeciera.

Orba, ampliamente reconocido como un espadachín de primera clase que, una vez que cogía una espada, no tenía miedo a nada, se irritó consigo mismo por asustarse como un niño, y lentamente abrió los ojos.

Estaba la figura de Fedom de pie e inmóvil. No, no era solo él. El soldado presente y el chico escudero también, miraban inexpresivos con la boca abierta. No movían un solo músculo.

Entonces, de repente, el joven soldado se movió. Parecía que había vuelto a sus sentidos, cuando de repente se arrodilló en el suelo.

— ¿¡P-Príncipe heredero!?— dijo el joven con voz temblorosa—. Esto… d-discúlpeme por mi rudeza. No sabía que era el príncipe. Por favor, ¡le pido perdón!

— Imposible—. dijo Fedom. Su gordo cuerpo estaba temblando por todos lados—. ¡Es imposible! Pero… pero, Hermann. Él no se veía tan parecido antes. Incluso tomando en cuenta dos años, nunca esperé una imagen idéntica como esta.

— Es por eso que se llama hechicería—. Hermann se rió con una voz amortiguada—. ¿No te lo dije? Con suerte a tu lado, este hombre seguramente será de utilidad para el maestro.

Por un momento, todo el sonido dejó de salir de la boca de alguien.

Orba claramente había perdido la conciencia de su voz y cuerpo. Tocaba tímidamente sus mejillas de carne y hueso. No hubo ningún tacto de hierro. Esa máscara dura y fría estaba completamente ausente y reemplazada por una piel tibia y tierna. Medio atontado, Orba se preguntó si todo esto podría ser solo un sueño.

— ¿Quieres un espejo?

El único tranquilo, Hermann, descaradamente buscó a tientas en el escritorio de Tarkas, sacó un espejo de mano y se lo arrojó a Orba. Mientras lo agarraba en sus manos, Orba lo miró con la respiración contenida.

Un hombre pálido y de ojos delgados le miraba fijamente. Estos dos años, cada vez que se miraba en un espejo, solo aparecía ante él la máscara de hierro que imitaba a un tigre. Inicialmente sintió que esto definitivamente era real, pero pronto, Orba tuvo cierta sensación incómoda que obstruyó su felicidad.

Definitivamente era su cara. Y sin embargo, algo era diferente. Si bien sus ojos, nariz y boca seguramente no habían cambiado, sospechaba que ciertos ángulos sutiles habían cambiado.

Habían pasado dos años. ¿Era posible que se hubiera olvidado de su propia cara?

No… pero él no sabía la razón de esto. Después de todo, tenía la sensación de que sus ojos eran extrañamente agudos en comparación con los anteriores, sus labios se habían vuelto un poco más delgados, y su nariz parecía haber aumentado un poco.

— Bien—. Fedom rompió torpe y bruscamente el silencio que fluía hasta el momento—. Si es así, tus intenciones ya no serán un problema. Parece que se decidió hace dos años. Por algún poder de los dioses, demonios, el del Dios Dragón de antaño, o tal vez incluso una existencia de la que no sabemos el nombre. Sin eso, nunca podrías ser tan parecido.

En el momento en que Orba tenía ganas de preguntar de qué estaba hablando, Fedom hizo una declaración de inmediato.

— Ya no eres más Orba. Por supuesto, ya no eres un esclavo gladiador. Desde el momento en que se removió la máscara, naciste de nuevo como una persona diferente. Además, ni siquiera eres un hombre común que puedas encontrar en cualquier lugar. ¿Entiendes? ¡De hoy en adelante, te has convertido impecablemente en el heredero al trono de la Dinastía Imperial Mephius, Gil Mephius!

***

 

 

Fedom inmediatamente sacó a Orba de los campos de entrenamiento de esclavos de Tarkas. Debido a que se llevó a cabo tan rápido, por un tiempo, ni siquiera parecía que lo hubieran liberado de la esclavitud. Parecía que habían llegado a un acuerdo sin informar a Tarkas al respecto.

Orba no creía que su infierno como esclavo de repente terminara así, en realidad no lo sintió así. Más que eso, realmente no sabía en qué manos había terminado ni cuáles eran sus intenciones para el futuro, como siempre había sido el caso desde su infancia hasta ahora.

Fedom tenía varias mansiones alrededor del territorio Mephiano. A pesar de que trajo a Orba a una de ellas, por alguna razón había recibido instrucciones de cubrirse la cara con un manto.

Fedom condujo a Orba a una habitación con una alfombra extendida, cerró la puerta y le dijo que finalmente se le permitía quitarse el manto. El soldado y el escudero que también habían venido a los campos de entrenamiento eran los únicos en la sala. Ese mago llamado Hermann había desaparecido.

Después de quitarse el manto, todos los presentes volvieron a mirarle fijamente a la cara.

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— No importa cuántas veces vea… esto. Siento que alguien está jugando con mi mente. Como si en realidad fueras el príncipe imperial de Mephius, Gil, y me pusieras a prueba.

— ¡Yo soy el que no entiende esta mierda! ¿¡El príncipe imperial de Mephius!? ¿Qué diablos estás diciendo? ¡Habla para que un gladiador como yo lo entienda!

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Orba se estaba irritando considerablemente. Sin tomar ninguna ofensa por su manera insolente de hablar, Fedom asintió con la cabeza.

— Naturalmente—. Dijo, y comenzó desde el principio.

La historia se remonta a hace dos años. Desde el día en que Orba fue encarcelado.

Fedom, que era el Señor de Birac, originalmente no quiso saber nada del informe cuando Orba fue arrestado porque era solo un delincuente, pero por alguna razón recibió un mensaje urgente de los guardias de la ciudad.

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Pero cuando le dio una sola mirada a la figura de Orba que yacía en su celda, no pudo evitar levantar una voz sorprendida.

— Realmente te parecías mucho al príncipe heredero de Mephius.

Fedom lo pensó por un tiempo. Incluso en el mejor de los casos, el príncipe heredero era conocido por su comportamiento excéntrico. Aunque nadie creería realmente que el príncipe apareciera en la arena como gladiador, las dudas sobre su línea de sangre podrían manchar la dignidad de la familia imperial y, como mucho, plantear un problema en un futuro lejano, lo que a su vez podría cuestionar la lealtad de Fedom.

Así que decidió ocultar la cara de Orba. Por eso le había hecho ponerse esa máscara.

Por supuesto, Orba creía que eso no era todo. Aunque se sorprendió al escuchar que se parecía al príncipe heredero, creía un poco exagerado solicitar la ayuda de un mago.

El dolor que parecía haberle abrasado completamente la cara con llamas. La sensación fuera de lugar que tenía de sí mismo cuando se tocó la cara después de quitarse la máscara. ¿No habían tomado todas esas cosas en cuenta desde el principio?

Con todo su cuerpo hirviendo de ira, Orba fingió estar tranquilo.

— Entiendo la razón de tener que usar la máscara. Entonces, ¿cuál es la razón para que me la quites?

— Es como dije antes.

— ¿―Conviértete en el príncipe‖? ¿Pretendes hacerme un doble?

— ¿Oh? Parece que estás pensando correctamente. Así es. Si eres así de parecido al príncipe, deberías poder servir a la nación simplemente por eso. Creo que deberías estar honrado. Además, todo será a cambio de tu liberación de la esclavitud y de tu libertad. Ciertamente no hay nada más que decir que esto.


— ¿No se supone que Mephius debe firmar la paz con Garbera? ¿Está a punto de ocurrir otra guerra?

— Un doble no es alguien solo útil en el campo de batalla. Pero si conoces la paz, ¿también sabes sobre la boda del príncipe?

— Es porque yo era uno de los espadachines.

— Bueno, ahora irás al Valle de Seirin por un asunto diferente.

Fedom explicó que parecía haber muchas personas dentro y fuera del país que no estaban conformes con la boda. Podría ser posible que alguien intente

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