Shokei Shoujo no Virgin Road (LN)

Volumen 1

Capítulo 4: En la Antigua Capital

Parte 5

 

 

Justo encima de donde Momo había conjurado su encantamiento, en el castillo real, se desato un pánico sin precedentes.

Una parte del castillo, que contaba con una historia de más de ochocientos años, fue destruida de repente.

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Y todo se debió a que una ráfaga de luz procedente del subsuelo había atravesado con brusquedad la parte del castillo reservada para las visitas turísticas. Nadie resultó herido, ya que no se encontraba abierta en ese momento, pero una multitud de personas se aglomero para ver lo que sucedía.

Los caballeros que custodiaban la zona entraron en pánico y corrieron de un lado a otro tratando de encontrar el origen. Algunos de ellos conocían la sala ceremonial subterránea y sospechaban que podía estar relacionada, pero no podían revelar esa información al público.

Mientras corrían fuera del edificio para comprender mejor la situación, los caballeros se quedaron boquiabiertos.

La mismísima Princesa Caballero Ashuna y una sacerdotisa desconocida estaban luchando contra una extraña criatura.

—Cielos. ¡Pero que espectáculo tan emocionante, Momo!

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Ashuna se rio encantada tras haber resistido el estallido de poder simplemente con su Incremento. La explosión la había dejado bastante maltrecha, pero ninguna de sus heridas fue demasiado grave.

—Bueno, después de presenciar un espectáculo así, ¡yo también tendré que ponerme las pilas…! ¡Atrás, chusma! ¡No puedo prometer que no quedaran atrapados entre todo este ajetreo!

Fue un error contenernos por si causábamos demasiado daño bajo tierra, pensó con una sonrisa. Si Ashuna se ponía seria, podría llegar a demoler lo que quedaba del castillo cercano, pero…

—Oh, bueno. No es gran cosa.

Al final, sólo es un viejo castillo que se convirtió en un lugar de reunión para los corruptos. Las personas dentro parecen haber huido ya, así que devastarlo incluso podría hacerme sentir mejor, razonó Ashuna mientras cargaba su espada.

Fuerza     Guía:      Conectar—Espada,     Cresta— Conjurar [Corte: Expansión]

La energía de Ashuna surgió a través de la cresta tallada en su espada.

El nivel de fuerza era demasiado para ser contenido por una sola cresta. La estaba cargando deliberadamente con un exceso de energía. Al igual que el despliegue de poder de Momo, esto era mucho más de lo que cualquier individuo ordinario debería ser capaz de producir por sí solo, y resultó en un encantamiento mucho más poderoso que cualquiera de los que esa cresta manifestaría normalmente.

Las escrituras de Momo habían logrado resistir el exceso de Fuerza Guía para conjurar el encantamiento anterior con éxito, pero la espada de Ashuna era sólo un pobre sustituto.

Empezaron a aparecer grietas en la hoja, pero Ashuna las desestimó y siguió alimentando la espada con poder. La hoja se quebró y se rompió—pero no se deshizo.

La luz mantuvo unidos los trozos rotos de la espada, creando una espada gigante mucho más grande que cualquier arma ordinaria.

—Ahora, demonio.

Mientras la bestia se retorcía de dolor por la fuerza extraída de la vena terrenal, Ashuna levantó su brillante espada y sonrió dulcemente.

—Seguramente hasta una criatura como tu moriría si la destruyen sin dejar rastro, ¿verdad?

Ella balanceo la espada de luz.

Con su ataque de corte expandido, la espada de luz cortó limpiamente al demonio y lo redujo a polvo— pero eso no fue todo.

El tajo de la enorme espada atravesó en diagonal el castillo medio derruido, asestando el golpe definitivo.

Por un momento, la mitad superior del edificio se deslizó hacia un lado donde había sido cortada. Luego se derrumbó por su propio peso y, al instante siguiente, el antiguo castillo real comenzó a desmoronarse en pedazos.

—¡Jaja! ¡¡QUÉ BIEN SIENTA CORTAR LA HISTORIA!!

La Princesa Caballero soltó una estridente carcajada al ver cómo se desmoronaba el antiguo castillo real.

Cuando se giró para ver cómo estaba Momo, la chica seguía llorando.

—¿Necesitas ayuda?

—¿También quieres que te mate?

Momo no prestó atención a los ruidos de la tierra ni a las nubes de polvo mientras el viejo castillo real se caía a pedazos, ni tampoco miró a los ojos de Ashuna mientras sujetaba con una mano al dragón que se agitaba.

El castillo se derrumbaba ante las dos. Había una multitud de personas que exclamaban alarmadas mientras el edificio de importancia histórica se destruía, pero por lo que a Momo le importaba, toda esa multitud podía morirse también.

A diferencia de Ashuna, que se reía a carcajadas, las emociones de Momo seguían siendo un caos.

Las lágrimas seguían cayendo por sus mejillas mientras maldecía al mundo. Sujetaba al dragón que se agitaba en su mano derecha, mientras que con la izquierda se aferraba a los restos de las cintas.

Lo único más importante para ella que las cintas era una sola persona. Momo estaba considerando golpear a Ashuna una vez que terminara de ocuparse de este dragón, cuando recordó que tenía a alguien mucho más urgente que destruir.

Todo esto era culpa de la arzobispa.

Se giró hacia la base de la culpable y descubrió que había una barrera erigida alrededor de la catedral.

¿Por qué me contuve en primer lugar?

Ciertos lugares, circunstancias y obligaciones frenaron el espíritu de Momo.

Por eso se le quemaron las cintas.

Aunque quisiera ir a golpear al origen de sus problemas, la barrera alrededor de la catedral era demasiado fuerte.

Bien, pensó, y cargó sus poderes en el arma perfecta que casualmente tenía en su mano derecha.

Fuerza Guía: Conecta—

La brusca intrusión de Momo se encontró con la violenta resistencia del Dragón Furioso.

Era el protocolo de defensa automática del soldado sortílego, diseñado para defenderlo de influencias externas. Cualquiera que intentara conectarse a él fuera de los medios aprobados, vería cómo su Fuerza Guía era empujada hacia su interior, intentando aplastar su espíritu y su cuerpo por igual.

Menou se había defendido de esto con sus escrituras.

Pero Momo no tenía ese nivel de habilidad.

Así que, en su lugar, se abrió paso con su enorme cantidad de poder.

Dragón Furioso, Conjuración del Sello Interior—

La Fuerza Guía de Momo aplastó el empuje del Dragón Furioso y lo expulsó.

La contracorriente se vio obligada a retroceder con aún más energía, lo que permitió a Momo descomponer la energía que alimentaba el núcleo del dragón y sustituirla por la suya propia.

La energía almacenada que mantenía al soldado con forma de dragón en funcionamiento fue expulsada, deteniéndolo por completo. La Piedra del Rojo Primario dejó de servir como núcleo para el soldado sortílego, y se vio obligado a volver a su estado de mero material.

Entonces Momo utilizó aún más su propia Fuerza Guía para cargar la piedra y comenzar a conjurar.

Piedra del Rojo Primario, Pseudo-Concepto del Color Primario [Rojo]—

Momo utilizó el material en su mano para desahogar sus sentimientos de frustración.

Conjurar [Falso Sol]

Y con el color primario conjuro un Pseudo-Concepto allegado: Falso Sol.

Era un sol rojo antinatural que no producía ni calor ni luz. El extraño y desigual círculo que apareció parecía algo que un niño podría replicar con un frasco de tempera roja.

Todas las miradas en la antigua capital de Garm se concentraron en el sol artificial que apareció de repente.

Sin embargo, Momo los ignoró; incluida la mirada fascinada de Ashuna. Todavía ahogada en sollozos, fijó su mirada en la catedral.

—Todo es culpa tuya.

Momo corrió hacia la catedral, con el pseudo-sol bidimensional todavía presente en su mano derecha. Con su fuerza y velocidad aún potenciadas por el Incremento, saltó el foso que hace unos minutos se trataba del antiguo castillo real y dio un salto aún mayor.

Mientras Momo se elevaba en el aire, sus ojos se posaron en la torre del reloj de la catedral.

Con sus ochocientos años de historia, este elemento del edificio se consideraba un símbolo especialmente conmovedor de Las Fausto es esta nación. Teniendo en cuenta su valor cultural, era demasiado valioso para describirlo.

Y todo esto significaba tanto para Momo como lo que había desayunado ayer. Para ella, se trataba de algo tan insustancial que podría olvidarlo fácilmente en una semana.

Llorando como una niña, Momo levantó el sol plano sobre su cabeza…

—¡Apártate!

…y aplastó sus furiosos sentimientos contra la barrera.

***

 

 

Menou luchaba por ganar tiempo.

Valiéndose únicamente del Hilo Conductor y Vendaval (las dos crestas talladas en su daga), consiguió realizar esquives erráticos. Sin entrar nunca en el radio de acción de Orwell y sus sirvientes sortílegos, Menou luchaba puramente para mantener su distancia.

Sólo para sobrevivir.

Su resistencia se estaba agotando poco a poco, al igual que su suministro de energía. Orwell tampoco intentaba atacarla seriamente. Después de todo su objetivo era capturar a Menou con vida. Sólo tenía que esperar a que la chica se quedara sin fuerzas.

—…esto es ridículo. —Refunfuñó Menou sin pensárselo mucho.

Es cierto que Orwell era una anciana, pero también era una hábil conjuradora que había pulido al extremo sus ya elevados dotes naturales. En circunstancias normales, Menou nunca lucharía contra un oponente así de frente. Se acercaría a él por detrás para atacarle sin que se diera cuenta, o fingiría amistad para tener ventaja, o le tendería una trampa para apuñalarle por la espalda.

Sin embargo, su enemigo había superado todas sus tácticas habituales como Verdugo.

La arzobispa utilizó la excusa de solicitar una investigación para alejar a Momo, atrajo a Menou junto con Akari a su territorio y forzó a Menou a tener una batalla frontal.

Desde el momento en que llegó a esta nación, ella no hizo más que bailar en las palmas de Orwell.

Y como la catedral estaba sellada con una barrera, ni siquiera podía huir. Pero Menou persistió obstinadamente, alargando la batalla lo mejor que pudo.

Incluso rodeada de enemigos, sabía que había una cosa en la que podía confiar.

Y pronto llegó ese momento.

Múltiples temblores sacudieron la sala ceremonial.


El polvo cayó del techo. No se trataba de un terremoto, sino de un poderoso impacto en la superficie que había sacudido toda la catedral. Evidentemente, algún tipo de problema surgió en las crestas de encantamiento del edificio, cerrando la barrera que había atrapado a Menou en su interior.

—¿Qué demonios…? —Comento Orwell.

—Sabe, tengo una cosa de la que estar orgullosa.

Mientras los temblores sacudían el laboratorio subterráneo, Menou interrumpió a la alarmada arzobispa y cargó hacia ella. Estaba protegida por el ángel que flotaba a su lado, pero eso no importaba.

Una pequeña sonrisa se dibujó en sus labios ante el cambio que había estado esperando.

Menou escucho pasos que bajaban al sótano.

—Verá, tengo la ayudante más capacitada de todo el mun–

—¡¡MENOU!!

—¡¡¡¿TU QUÉ HACES AQUÍ, IDIOTA?!!!

Al darse cuenta de que no era Momo la que llego para respaldarla, Menou se alejó rápidamente de Orwell.

Se trataba de Akari, de entre todas las personas. ¿Es que nunca aprende la lección? pensó Menou, completamente aturdida.

—¡Maldita sea, Akari! ¡¿Por qué estás aquí?!

¡¿Qué pasa por esa cabeza vacía tuya?!

—¿Huh? ¿Qué? ¡¿Por qué te enfadas con la linda chica que vino a rescatarte?!

—¡¡PORQUE ES OBVIO QUE SÓLO ME RETRASARÁS!!

Esta era la segunda vez que se interponía en el camino de Menou en medio de una batalla. Es natural que Menou se sintiera desconcertada.

—¡Argh! ¡Te dije que corrieras! Sabía que eras un idiota, ¡pero esto es ridículo!

—¡P-Pero no podía irme sabiendo que estabas en peligro, Menou! No está bien abandonar a las personas. ¡Quiero ser amable contigo, y quiero que tú también lo seas conmigo! ¡Así que no he hecho nada malo!

—¡Bien, entonces! La próxima vez que te pida que hagas algo, ¡te pondré una correa al cuello para asegurarme de que me escuches! ¿Feliz?

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—¡Menou! ¡Eso es demasiado pervertido para mí gusto! ¡Aunque sea contigo, no creo que esté mentalmente preparada para algo así! ¡Vamos a trabajar saludablemente nuestros caminos antes de tomar un paso como ese, ¿okay?!

—¡¡OH, CÁLLATE!!

Su intercambio desinfló rápidamente la tensión en el campo de batalla. No obstante, Orwell se encontraba tan aturdida que ni siquiera intentó aprovechar el momento. Las sacerdotisas que habían rodeado a Akari en la sala ceremonial eran verdaderas élites. Hasta con la pequeña oportunidad que había creado Menou, no eran del tipo que dejaría escapar a su presa tan fácilmente.

Y, sin embargo, aquí estaba Akari.

—¿Pero cómo–?

Justo cuando Orwell empezaba a expresar su consternación, el techo volvió a retumbar.

Esta vez, fue algo más que un temblor o dos. Era como si un gigante estuviera haciendo una rabieta en la superficie, provocando enormes temblores uno tras otro. El techo del laboratorio subterráneo tembló y empezó a agrietarse. Mientras Menou miraba hacia arriba, las grietas del techo seguían extendiéndose.

BOOM*

Un ruido sordo hizo temblar el suelo y reverberó en sus huesos.

El techo subterráneo había llegado a su límite. Las grietas se abrieron de golpe, llenándose de agujeros, y finalmente se desmoronaron por completo. Las piedras se convirtieron en escombros al caer en un desprendimiento, sepultando el suelo de abajo.

Menou y Orwell inmediatamente activaron las barreras de sus túnicas para sobrevivir el derrumbe.

—Maldición. ¡Es una cosa tras otra…!

El semblante habitualmente tranquilo de Orwell se torció de disgusto ante la avalancha de imprevistos.

Y en el centro de todos esos escombros se encontraba una diminuta chica de cabello esponjoso que se abrió paso a patadas de entre los restos del techo.

De inmediato Menou agarró a Akari y le cubrió los ojos por detrás.

—¿Menou? ¿Qué pasa? ¿Algún tipo de fetiche con los ojos vendados? Bueno, supongo que no es tan malo… sí, puedo manejar esto. De acuerdo. Sigamos desarrollando nuestro amor de forma saludable y constante.

—¡No me gustan este tipo de cosas, así que mantén la boca cerrada, por favor!

—Mm-hmm.

Sorprendentemente, Akari apretó los labios de buena gana. Y lo que es más importante, el refuerzo de Menou por fin había llegado.

Sin embargo, entro con mucha más violencia de la que abría anticipado.

A base de fuerza bruta se abrió paso hasta una zona subterránea atravesando una catedral desde arriba. Menou fallo al calcular los daños, y luego notó algo mucho más preocupante.

Momo estaba llorando.

Cuando Momo lloraba, perdía casi todo el sentido de la razón. Sería demasiado peligroso para ella hacer un alboroto indiscriminado aquí.

Sin dejar de cubrir los ojos de Akari, Menou intentó desesperadamente señalar a Momo con su propia mirada.

Su ayudante abrió la boca como si quisiera decir algo, pero luego la cerró con visible esfuerzo.

Aunque cuando lloraba entraba en un frenesí de locura, Menou era la única persona que podía llegar a ella. Esta era la razón principal por la que Momo seguía siendo una bata blanca y la asistente de Menou, a pesar del abrumador talento natural que, de otro modo, la habría hecho igualar fácilmente a cualquier Verdugo de pleno derecho.

—…hmph.

Momo moqueó, mirando la forma en que Menou casi parecía estar abrazando a Akari por la espalda. Las lágrimas brotaron de sus ojos mientras luchaba contra el impulso de gritar preguntas, pero se las arregló para no hablar en voz alta para que su voz no pudiera ser identificada.

Sabía lo que Menou le estaba advirtiendo: No podía dejar que Akari viera su cara ni escuchara su voz.

Así que dirigió su atención a Orwell. Y golpeó al ángel directamente en la cara como para aliviar su frustración.

—¿Qué es ese ruido…?

—No te preocupes por eso.

Los fuertes y sordos golpes, como si alguien estuviera haciendo un trabajo de demolición con sus propias manos, eran en realidad el sonido de Momo arrastrando al ángel flotante y golpeándolo contra el suelo.

La reserva natural de Momo de Fuerza Guía era increíblemente grande—tanto que normalmente suprimía la mayor parte de su esencia.

Por lo general, cuando se aprovecha esta energía, uno saca el poder de su alma y lo controla con el espíritu. Pero en el caso de Momo, la cantidad de poder en su alma era demasiado grande, por lo que se cuidaba de sacar sólo pequeñas cantidades, para no sumir su espíritu en el caos.

Como acaba de ocurrir en este caso particular.

Sin su espíritu para mantenerlo bajo control, su poder prácticamente se desbordaba de acuerdo a sus crudas emociones. En este estado, Momo no podría detenerse hasta agotar toda su energía, así que probablemente se calmaría cuando terminara de golpear al ángel.

El problema era que la batalla aún no había terminado.

—Dios… menudo problema has causado.

Con la catedral—su base—destruida, Orwell miró a Momo con irritación.

—Ciertamente tiene talento, ¿no es así? Pero aunque esa chica es aterradora… si sólo está en un modo de desenfreno, estoy segura de que se le acabará el poder muy pronto. Así que usted sigue siendo mi máxima prioridad, señorita Menou.


Incluso sin su protector angélico, la arzobispa seguía teniendo ventaja.

Tenía un bastón sagrado insertado con tres piedras de Color Primario y el demonio sobre el que estaba sentada para moverse. Las crestas de la daga de Menou y su túnica de sacerdotisa no serían suficientes para superarla.

Además, estaba el problema de Akari. Menou apenas podía moverse mientras la protegía y le cubría los ojos.

—¿Huh? Eh, Menou, espera un segundo. ¿Realmente llegué en un muy mal momento?

—Sí. Increíblemente. —Menou suspiró. —Por eso te dije que corrieras… uff. ¿Por qué viniste aquí cuando sabías que era peligroso?

—Es solo que…

Con los ojos aún cubiertos, los labios de Akari se curvaron en una mueca.

—El lugar más seguro que conozco en este mundo es a tu lado, Menou.

Por un momento, Menou no pudo responder. Intentó hablar, pero no encontró las palabras adecuadas.

Eventualmente, gimió en señal de derrota.

—…tu realmente eres una idiota.

—Grrr. ¡Qué mala eres, Menou! ¡Pudiste haberte mostrado un poco más conmovida por esa línea, sabes!

—Y encima eres una descarada…

Menou suspiró profundamente ante la actitud perpetuamente despreocupada de Akari.

—Pero supongo que está bien, ya que tu cara me ha recordado algo.

—¿Huh? ¿Qué? ¡¿De verdad?! ¿Así que soy útil?

—Te lo ruego: Por favor, cállate un minuto.

—¡Mmph!

Menou atrajo la cabeza de Akari contra su pecho, manteniendo sus ojos cubiertos con un brazo.

No era sólo para que no viera a Momo—toda esta escena sería nociva para la tranquila vida de Akari.

Ver su cara de felicidad le había recordado a Menou el incidente en el andén del tren cuando partieron de la capital real.

Tenía más crestas para servir como medios de conjuración que sólo su arma y su túnica.

Menou utilizó su mano libre para sacar una sola moneda de su monedero, luego abrió la boca y puso la moneda de cinco en la parte superior de su lengua.

Fuerza Guía: Conectar—Moneda de cinco, Cresta—Conjurar [Burbuja Guía]

La moneda en la lengua de Menou empezó a producir burbujas.

Eran burbujas brillantes de luz, destinadas a entretener a los niños; del mismo tipo que les había mostrado a Akari y a la niña en el andén del tren. Las Burbujas Guía eran difíciles de romper y podían moverse ligeramente a la voluntad del conjurador, pero eso era todo.

Se multiplicaron hasta llenar por completo la visión de Orwell.

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Fuerza Guía: Conectar—Daga, Cresta—Conjurar [Hilo Conductor]

Menou utilizó la poca energía que le quedaba para activar la cresta de su daga, doblando hacia atrás el brazo para lanzarla a una corta distancia.

—Tu afición por las distracciones es también muy similar a la de aquella joven.

Sentada encima del demonio, Orwell esquivó fácilmente la daga, y luego sonrió ligeramente cuando vio dónde había caído.

La daga se clavó en una Piedra del Rojo Primario que se había derramado del frasco cuando se hizo añicos durante el derrumbe.

—Oh, qué astuta. Se ve que lo has pensado bien, pero me temo que fallaste.

—¿Lo hice?

—Ahora, no hay necesidad de fingir…

Ella asumió que las burbujas fueron una distracción mientras Menou intentaba formar una conexión a través del Hilo Conductor. Orwell se rio divertida por el esfuerzo al hacer que el demonio cortara la fibra, pero luego su expresión se puso rígida.

Menou no estaba sujetando el otro extremo del cordón unido a la daga.

Seguía cubriendo los ojos de Akari con una mano y sujetándola para evitar que se moviera con la otra. Con las dos manos ocupadas, Menou escupió la moneda de cinco pulgadas que aún descansaba en su boca.

Entonces sacó la lengua, como una burla infantil.

La punta de su lengua tocó una de las burbujas flotantes.

Se habían dispersado lo suficiente como para llenar la visión de Orwell, pero algunas de ellas se habían dispuesto sigilosamente para formar un camino único y continuo.

—El verdadero truco está aquí.

Orwell asumió que las burbujas fueron sólo una distracción, pero un número suficiente de ellas se habían conectado para crear una línea, que conectaba con una Piedra del Rojo Primario diferente a la que la daga había atravesado.

Menou envió poder a través de la burbuja que su lengua estaba tocando.

Fuerza Guía: Conectar (a través de las [Burbujas Guía])—

Su energía fluyó a través de las burbujas y hacia los materiales rojos del frasco.

Piedra del Rojo Primario, Pseudo-Concepto del Color Primario [Rojo]—

Los materiales hechos a partir de colores primarios eran medios de conjuración diseñados para conjurar a partir de su respectivo Concepto, de la forma en que Orwell los había utilizado antes.

Si no estaban infundidos con la Fuerza Guía de nadie, no eran más que recipientes vacíos que cualquiera podía utilizar.

Shokei Shoujo no Virgin Volumen 1 Capitulo 4 Parte 5 Novela Ligera 

La habilidad de Menou podría palidecer cuando la comparábamos con Orwell, pero seguía siendo una conjuradora muy talentosa para su edad.

Conjurar [Falsedad, Fuego Infernal]

Se trataba de una manifestación artificial de las llamas del inframundo. Un ataque violento por la espalda, pero una estratagema necesaria para luchar contra un oponente tan terrible.

—Necesitarás más que eso… ¡para derrotarme!

Fuerza Guía: Sacrificio—Enredadera de Césped, Cuerpo—Convocar [Pecado Original, Plaga]

Orwell se giró inmediatamente, sacrificando el cuerpo del demonio que tenía debajo para modificar su forma en un nuevo demonio mediante una conjuración. El demonio pasó de ser un asiento con varias patas a convertirse en un enjambre de pequeñas criaturas negras, devolviendo las llamas de Menou; los bichos se quemaron, pero resistieron.

—…sí, sí. Un movimiento muy astuto. Pero aún no es suficiente.

Orwell desvió su mirada de las llamas hacia Menou, cargando su bastón de poder.

Fuerza Guía: Conectar—Santo Bastón, Tríada Primaria—

Pero justo cuando giró para disparar un desagradable encantamiento hacia Menou y Akari—

Orwell se encontró cara a cara con una alta sacerdotisa de cabello rojo oscuro.

—¿…qué?

Orwell se paralizo. El cambio repentino en los pocos segundos que había estado mirando hacia otro lado fueron demasiado inesperados para que sus pensamientos los procesaran, y su encantamiento se vino abajo justo antes de completarse.

Se trataba de una sacerdotisa pelirroja, cuyo rojo se asemejaba a la sangre seca. Era quien sostenía a Akari. Sin duda, esta ominosa figura fue la única persona que siempre sospecho de Orwell desde que se sumergió nuevamente en la oscuridad de las artes prohibidas.

—¡¿Flare?! ¡¿Pero cómo…?! No, no puede ser.

¿¡ACASO FINGISTE SER LA SEÑORITA MENOU TODO ESTE TIEMPO PARA ACERCARTE A–!?

—Tenías razón en una cosa.

La imagen de Flare vibro como un espejismo.

Hubo una especie de ondulación en el espacio, y la aparición de la sacerdotisa pelirroja se fue alterando gradualmente.

Cuando la luz se desvaneció, volvió a convertirse en Menou.

—Siempre me ha gustado una buena diversión.

—¡¿Qué…?!

La arzobispa jadeó con incredulidad.

Manipular las partículas de luz individualmente para establecer un Camuflaje Guía era una técnica especial y avanzada desarrollada por Flare. Multitud de personas le habían rogado en múltiples ocasiones que les enseñara esa técnica, pero ninguno consiguió dominarla hasta el punto de poder utilizarla en el campo de batalla.

Ni siquiera la propia Orwell.

—Pero esa joven es la única persona capaz de manipular la Fuerza Guía así–

—Me temo que no. Ciertamente no estoy al nivel de la Maestra, pero aún puedo usarla en la batalla.

Fue gracias al conocimiento que Orwell tenía de la personalidad enfermiza de la Maestra y de la dificultad de su técnica que saltó directamente a la absurda conclusión de que Menou había sido ella disfrazada desde el principio. Y es que Flare si era el tipo de persona que realmente podría hacer algo así con tal de arrinconar a su presa.

Aunque Menou no podía mantener su disfraz de otra persona mientras se movía, podía mantener la ilusión con suficiente eficacia mientras se quedaba quieta.

Al fin y al cabo, la primera técnica que le habían enseñado a fondo fue la del Camuflaje.

—Es porque aprendí esta técnica que me llaman Flarette.

El orden en el que minuciosamente instruyeron a Menou en el arte de la conjuración fue realmente bizarro; diferente a cualquier educación ordinaria. Y lo que es más importante, ella había sido blanqueada de tal manera que podía absorber estas enseñanzas como ingredientes para una sopa. Gracias a estos dos factores, Menou pudo dominar el Camuflaje, aunque de forma imperfecta.

Había un factor más—el más peligroso de todos—y que Orwell paso por alto.

La persona más peligrosa de la sala no era Momo, que estaba golpeando a un ángel; ni Orwell, la arzobispa que había roto un tabú—ni siquiera Menou, que podía manipular las partículas de luz para imitar la apariencia de cualquier persona.

Sino la Errante que fue invocada aquí desde otro mundo.

Menou no tuvo la amabilidad de decirle a su oponente toda la verdad sobre su estrategia prevista. Los otros trucos eran sólo para distraer a Orwell de la existencia de Akari el tiempo suficiente para que Menou hiciera su verdadero movimiento.

—Vamos, Akari.

—’Kay… Mmn!

Menou utilizó su Fuerza Guía para extraer el poder de la otra chica, haciendo que los hombros de Akari se movieran; su cuerpo se retorció como si le hicieran cosquillas.

Esta era la verdadera estrategia que había pensado cuando llegó Akari.

Fuerza Guía: Conectar—

Por supuesto, cuando se intenta utilizar el poder de otra persona, normalmente tanto el usuario como el recipiente sufrirían daños en sus espíritus y en sus almas—pero ese no era el caso con estas chicas.

Desde su renacimiento, Menou fue capaz de aceptar los espíritus y las almas de otras personas.

Y Akari entregó la totalidad de su alma y su espíritu a Menou con una confianza incondicional.

Al igual que en el tren, Menou utilizó la magia de Akari para conjurar un encantamiento de gran potencia. Sin sus escrituras, tendría que usar las crestas de su daga, pero los niveles latentes de la Fuerza Guía de Akari incluso superaban con creces a los de Momo.

Orwell seguía conmocionada por el Camuflaje. Así de amenazante era para ella la imagen de Flare. En su condición actual, ella no sería capaz de manipular la compleja conjuración de los Conceptos de los Colores Primarios. Probablemente podría usar crestas simples, pero eso no sería un problema. Si utilizaba mucho del poder de Akari para conjurar su Vendaval, la daga de Menou hasta podría atravesar las múltiples barreras de Orwell.

Menou estuvo segura de su victoria hasta el último instante.

—Una  verdadera  lástima,  señorita  Menou.

Estuvo muy cerca.

Fuerza Guía: Auto-Conexión (Condiciones Cumplidas)—Catedral, Crestas de Encantamiento en la Construcción de la Iglesia—Conjurar [Barrera de Protección VIP]

En un instante, la barrera de la catedral se activó, y la Luz Guía brilló alrededor de Orwell, protegiéndola.

Los ojos de Menou se abrieron de par en par.

No fue la voluntad de Orwell la que había conjurado este encantamiento. La barrera de la catedral estaba construida con condiciones que la activaban automáticamente. Lo más probable es que la destrucción de su barrera exterior por un ataque externo fuera una condición para construir una barrera aún más fuerte que protegiera a las personas más importantes del interior.

Esto es malo. Menou empezó a ponerse nerviosa.

La poderosa barrera que protegía toda la catedral se estaba concentrando en una sola persona. Incluso con la Fuerza Guía de Akari, Menou no podía atravesar su dureza. Podía entender esto muy bien debido a su habilidad para medir con precisión la cantidad de poder en un encantamiento.

Menou apretó los dientes. Debería haber predicho esto. Había visto las crestas de la catedral durante su primera visita. No pudo analizarlas todas, pero se dio cuenta de que no sólo había una barrera exterior, sino también una que funcionaba en el interior.

Lo había tomado demasiado a la ligera.

Orwell sonrió triunfante y comenzó a cargar su bastón sagrado a paso tranquilo.

Fuerza Guía: Conectar—

Menou dudó.

Sabía que estaba a punto de hacer algo que no debía.

Pero no tenía más opciones. Tenía que elegir.

Eso era lo que su Maestra le había enseñado.

Tomando la decisión precipitada de que tenía que usar un movimiento prohibido si quería ganar, actuó inmediatamente.

Akari Tokitou, Pureza Conceptual [Tiempo]—

Menou profundizó su conexión con Akari aún más que en el tren. Tomar prestada la energía de Akari no sería suficiente para atravesar la barrera de Orwell. Así que, en su lugar, tuvo que confiar en la Pureza Conceptual acoplada indebidamente a su alma.

El poder de Menou hizo contacto con el alma de Akari.

Entonces, en ese instante, su espíritu se sumergió en un profundo abismo.

Ni siquiera hubo tiempo para resistirse. El espíritu de Menou fue completamente superado. La cronología de su conciencia se sumió en el caos, y la Menou del pasado y la del presente se volvieron imposibles de distinguir. Ya no podía saber dónde estaba ni qué hora era. No tenía ningún reloj interno al que recurrir.

Naturalmente, no podía conjurar en ese estado. Se adentró a un reino que no tenía cabida para la conciencia y a donde ninguna alma humana debería morar jamás.

Ella hizo una apuesta y había perdido.

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La conciencia de Menou pasó del mundo exterior a lo más profundo de sí misma, arrastrada a los confines del tiempo.

***

 

 

Cuando abrió los ojos, Menou era su yo más joven, de pie en un reino de color blanco puro.

Volvió a ser una niña, de cabello largo y rebelde. Y a pesar de ello, sostenía sus escrituras en la mano izquierda y su daga en la derecha.

El líquido que goteaba de su daga manchaba lentamente el paisaje de un color carmesí.

Menou no sabía dónde estaba—o siquiera cuándo. Su sentido del tiempo se había diluido en una confusa maraña.

Sin rumbo fijo, comenzó a vagar por la tierra blanca. Sin algún destino, o sentido de la orientación, o puntos de referencia.

Ella simplemente se limitó a poner un pie delante del otro. Por mucho que caminara, sólo había nieve a su alrededor. Sus pies se hundían a cada paso, lo que dificultaba cada vez más el avance. No podía divisar nada más que la blancura sin fin. ¿Voy en la dirección equivocada, o siquiera debo caminar? Menou no sabía qué era lo correcto o lo incorrecto, pero siguió adelante.


¿Cuánto tiempo estuvo caminando? Porque eventualmente se dio la vuelta y miró hacia atrás.

En medio del paisaje blanco, la ruta que había tomado por su cuenta estaba teñida de rojo por el líquido que derramaba su daga.

—……

A Menou la abrumo una terrible sensación de vacío.

A lo mejor debería morir.

El pensamiento surgió con demasiada naturalidad.

No es que nunca se hubiese preguntado si había elegido el camino equivocado, como dijo su Maestra.

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Aunque declaró que se convertiría en una villana, fue incapaz de desprenderse completamente de todo. Se jactaba de ensuciarse las manos por el bien de los demás, pero anhelaba convertirse en una sacerdotisa pura, propia y muy poderosa.

Mientras continuaba matando personas.

Contemplando su vida perpetuamente contradictoria, Menou levantó lentamente la punta de la daga hasta su barbilla.

Se vio envuelta en el Tiempo, caminando por su propio mundo interior en un extraño estado de suspensión. Siguió caminando y caminando, pero al final no pudo encontrarla. No pudo encontrar la ciudad donde había nacido. Los padres y amigos que seguramente tuvo estaban enterrados en un blanco interminable. Incluso el camino por el que había pasado estaba teñido de rojo oscuro.

Si esto era todo lo que le aguardaba, Menou pensó que a lo mejor no valía la pena haber sobrevivido…

De vez en cuando, Menou tenía aquel sueño.

Se encontraba en un aula de clases japonesa, en una escuela en la que nunca había estado.

Todos llevaban uniformes diferentes. Había estudiantes con chaquetas, suéteres, trajes de marinero… aunque los estilos de ropa desentonaban, nada parecía fuera de lugar.

Cuando entró en el aula, todos dejaron de hablar y la miraron.

El espacio era cálido y silencioso, sin conflictos. Nadie llevaba armas. Aparte de centrarse en sus estudios, todos eran libres para gastar su tiempo como quieran.

Cuando los saludó, la recibieron con sonrisas amistosas, charlando de nada en particular.

Era amiga de todos los de la clase, y entre ellos estaba su mejor amiga.

Eran muy unidas. No había secretos entre ellas. Le hacía feliz ver a su amiga animada. Y también se divertía cuando esta estaba de buen humor. Se entendían porque ella conocía el trágico pasado de su amiga, y su amiga era consciente de sus más profundas aflicciones.

Platicaba con su mejor amiga de nada en particular mientras esperaban a que empezara la clase.

Era un sueño ridículo, desde luego, y nunca podría comentárselo a nadie.

Pero cuando mataba a una persona y tenía ese sueño, a la mañana siguiente, siempre se preguntaba: A lo mejor si muriera, también podría asistir a esta clase.

Menou estaba a punto de desenfundar la hoja de su daga sobre su carótida cuando sucedió algo.

—Está bien.

La mano de otra persona detuvo la suya.

Levantó la vista confundida y, de alguna manera, fijó los ojos en Akari.

Sin que Menou se diera cuenta, el mundo blanco que la rodeaba había desaparecido. Al darse cuenta de que ahora estaba en un lugar completamente diferente, Menou miró a su alrededor.

Estaban dentro de un edificio. Había una pizarra en la fachada decorada con garabatos de tiza, hileras de pupitres y sillas desgastadas por el uso, y la suave luz del atardecer que entraba por las ventanas.

Menou nunca había visto este lugar—sin embargo, por alguna razón, le resultaba increíblemente nostálgico.

De pie en un aula japonesa, con un uniforme de marinero, Akari miró a Menou como si lo supiera todo sobre ella y apartó suavemente los dedos de la hoja que apuntaba a su propia garganta.

—Está bien–no te preocupes. No importa lo que ocurra; no importa lo que digan o hagan los demás; sea el Tiempo que sea…

El tono serio de Akari distaba mucho de la chica despreocupada que Menou conocía, y hablaba con absoluta seguridad.

Cogiendo la daga de Menou y arrojándola a un lado, Akari abrazó a Menou con fuerza y le murmuró una promesa al oído.

—Siempre seré tu mejor amiga, Menou.

La hoja repiqueteó contra el suelo.

***

 

 

Los ojos de Menou se abrieron.

Su conciencia regreso a la realidad. Volvió a tomar las riendas de su espíritu, que había sido tragado por la Pureza Conceptual.

Y no había pasado casi nada de tiempo.

—…bien.

Cerró los ojos durante un instante y luego los volvió a abrir.

En términos físicos, ese fue el tiempo que tardó en sumergirse nuevamente en la tierra de los sueños para luego salir.

Por supuesto, no podría encontrar algún lugar al que pertenecer dentro de ese mundo de ilusiones. Perdió su ciudad natal junto con sus recuerdos sobre la misma, pero aun así siguió caminando. Y ahí, su joven yo, de pie en medio de aquella tierra blanca de sal, miro a su Maestra pelirroja y tomo una decisión.

Su razón de vivir, el lugar al que pertenecía— todo eso ahora se encontraba justo entre sus brazos.

Era una Verdugo, que existía únicamente para destruir entidades prohibidas.

Akari había perdido el conocimiento, quizá porque alguien había tocado su alma. Menou apretó con fuerza a la chica inconsciente y le susurró algo en voz baja al oído, sólo porque sabía que no podría escucharla.

—Gracias, Akari.

Sacudiéndose la incertidumbre, Menou fijó su mirada en Orwell.

La arzobispa ya había terminado de preparar su encantamiento de ataque, apuntando con su bastón a Menou y Akari.

Orwell era una hereje que se manchó las manos haciendo lo impensable con tal de huir de la vejez. Ahora que había sacado la Pureza Conceptual de Akari, Menou lanzó un ataque que sería una muerte adecuada para la anciana que anhelaba la juventud.

Conjurar [Envejecimiento]

Conjurar [Colores vivos, matices del paraíso, todos los tintes y sombras]

Menou utilizó la Pureza Conceptual de Akari para conjurar un encantamiento y enviarlo directamente hacia Orwell.

Al mismo tiempo, la arzobispa lanzó su propio ataque desde su bastón.

Fue deslumbrante y destructivo. Aunque la arzobispa realizo su ataque un segundo después de Menou, el disparo tecnicolor dreno y desvaneció todo en su camino, filamento por filamento, con una suavidad aterradora.

Pero la Pureza Conceptual del Tiempo rechazó el Concepto de los Colores Primarios.

Ni siquiera tuvo un momento para resistirse— no había punto de comparación. La Luz Guía de color blanco puro que salió disparada de Menou y Akari se tragó por completo el ataque de Orwell. Sin perder ni una fracción de su velocidad, la Pureza Conceptual avanzó atravesando la barrera de la catedral que protegía a la arzobispa.

La Luz Guía que ambas produjeron juntas impactó directamente sobre Orwell.

—Ah…

El cuerpo de Orwell comenzó a envejecer rápidamente. Su piel, ya de por sí arrugada, perdió toda la humedad y empezó a agrietarse, sus músculos se atrofiaron en segundos y sus piernas cedieron.

—Aaaah… no… ¡estuve tan ceeeeeeeeerca…!

Arrastrándose por el suelo, la anciana moribunda extendió su brazo hacia Menou.

—No soy… como tú. No he… matado a nadie…

he salvado a tantos… y por eso… debo vivir… me lo merezco–

—¡Arzobispa Orwell!

Mientras la anciana se aferraba a la vida, Menou acercó su daga a la frente de Orwell.

—Con toda esa ambición suya; con tu objetivo delante de tus ojos… ¿Por qué no usaste tus escrituras?

—Ah…

Las escrituras eran la piedra angular de una sacerdotisa.

Ciertamente, las piedras del Color Primario también eran un arma formidable, pero si Orwell hubiera combinado eso con la infinidad de encantamientos multipropósito que le daban sus escrituras, seguramente habría podido arrinconar a Menou mucho antes de la llegada de Akari.

Orwell invoco demonios, materializo un ángel e incluso controlo los colores primarios, pero ni siquiera en su amargo final intento utilizar sus escrituras.

—Ah, sí… je. Es cierto.

De repente, la obstinada determinación desapareció de su rostro.

—Pensé que tenía que dejarlas de lado, supongo. Al principio, tomé las escrituras porque quería ser el tipo de persona que ayuda a los demás, ya ves. Pero en algún punto del camino, eso se transformó en un ego sobredimensionado. Los gritos de salvación se aferraron a mí espalda y corroyeron mi corazón.

Ella había salvado a muchísimas personas. Intentó aferrarse a su fe como sacerdotisa, pero envejeció y se pudrió, incapaz de soportar por completo el gran peso de ser una santa.

En su búsqueda por un propósito, la única persona a la que no pudo salvar fue a ella misma.

—Pensé que si apartaba todo en lo que creía– todo lo que era correcto y hermoso, tal vez podría encontrar una forma de vivir. Esperaba comprender el significado de mi vida; algo que no podría encontrar viviendo una vida llanamente justa… dígame, señorita Menou.

Ya sin arrastrarse, Orwell se rió por última vez.

—Ya que su vida es tan opuesta a la mía, ¿acaso conoce la respuesta?

—…no.

Menou no podía entenderlo.

Desde el principio, nunca había examinado su forma de vida.

Siempre se había limitado a matar personas por el bien de los demás.

Orwell sonrió débilmente.

—Ya veo… bueno, espero que sea capaz de encontrar lo que yo no pude. De hecho, estoy segura de que lo hará, aunque odie admitirlo. Siga caminando para que algún día lo encuentres…

Mientras se desvanecía lenta pero inexorablemente en la muerte, la arzobispa, que había llegado a matar a personas para escapar del envejecimiento, transmitió en voz baja sus últimas palabras a Menou.

—Para que encuentres… tu forma de vida…

Con esa bendición final, Orwell exhaló su último aliento.

Todo lo que quedaba era el cuerpo marchito de una anciana, vestida con las ropas blancas y puras de una obispa.

No muy lejos, Momo se quedó sin fuerzas para seguir golpeando al soldado con forma de ángel y se desplomó. No parecía estar gravemente herida. Después de una buena noche de descanso, debería volver a moverse sin problemas.

Todo termino.

Una vez que confirmó que todo había terminado, Menou miró al cielo.

Estaban bajo tierra, pero la luz les llegaba desde

arriba.

La Luz Guía de la vena astral que protegía a Garm brillaba a través del agujero que conducía a la superficie.

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Misteriosamente, el rayo se centró directamente en el cuerpo de la arzobispa.

—……

Menou dio un solo paso hacia atrás, alejándose de la luz y adentrándose en las sombras.

Porque hay es adonde pertenecía.

Y encontrándose a sí misma en la oscuridad, la Verdugo ofreció una última oración por todas las almas que fueron cegadas por su mano

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