Shokei Shoujo no Virgin Road (LN)

Volumen 1

Capítulo 4: En la Antigua Capital

Parte 4

 

 

Al poco tiempo, Menou aterrizó, y enseguida sacó la daga del cinturón que llevaba en el muslo.

La sala en la que se encontraba era un extraño sitio de pruebas. En marcado contraste con la pureza de la habitación superior, apestaba horriblemente a sangre y agonía.


El sótano de piedra contenía catres alineados a intervalos regulares. Y encima de los catres se encontraban mujeres jóvenes.

Tumbadas sin fuerzas en sus lechos, a todas les fueron extirpadas sus entrañas. Sus cabezas abiertas, con los cráneos vacíos, y les habían drenado la sangre, dejándolas casi momificadas. Los ojos de las jóvenes estaban abiertos y nublados, pero nunca volverían a mostrar la chispa de la vida.

En el centro del laboratorio, entre partes humanas colgadas del techo, también se encontraban dos frascos gigantes.

Uno era un frasco que recogía los elementos rojos de los cuerpos humanos, para no desperdiciar los materiales sobrantes de los experimentos. El otro contenía los restos de material humano que se habían separado del rojo.

¿Cuántas vidas humanas se habían gastado para extraer estos materiales?

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Los frascos, tan grandes que sobresalían por encima de Menou, estaban llenos a más de la mitad.

—…me queda un largo camino por recorrer, si todavía puedo dejarme engañar tan fácilmente por una vaga promesa de ayuda. —Comento Menou.

—Eso parece. Pero aún eres joven, así que no hay que dejarse abatir por algo como esto. Cuanto más envejece uno, más cobarde se vuelve, y naturalmente se aprende a manipular a los jóvenes en el proceso.

Una hermosa escalera se había materializado, bajando desde el agujero por el que había caído Menou. Compuesta por los tres colores primarios, era lo suficientemente sustancial como para sostener a Orwell, permitiéndole llegar al suelo con calma y seguridad.

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Orwell sonrió suavemente. Su mirada compasiva parecía la misma de siempre.

Mordiendo su frustración por haber sido separada de Akari, Menou se vio obligada a enfrentarse a la verdad que no quería reconocer.

Orwell era la autora intelectual de las desapariciones que ella misma había pedido a Menou que investigara, y eso no era todo.

La suposición de Menou sobre que la Orden de los Caballeros de esta ciudad era corrupta fue ingenua. Había alguien mucho peor trabajando con los terroristas de Los Comunes, quien a su vez estuvo detrás de los terribles experimentos humanos y también proporciono a un rey de La Nobleza con la tecnología para invocar a un Errante.

Todos los incidentes que Menou había encontrado en esta nación fueron obra de la arzobispa.

—Eres tranquila y sosegada para tu edad–por no decir que talentosa–pero careces de la cautela y la cobardía de esa joven a la que llaman Flare. Sin ella, no te hubieras convertido en una Verdugo tan temible.

—Me duele escuchar eso.

Si Orwell, la líder de Las Fausto en esta nación, formaba parte de esta conspiración, no era de extrañar que un rey de La Nobleza se atreviera a intentar una invocación con tanta confianza.

Si iban a luchar aquí y ahora, el mayor problema serían los materiales introducidos en el bastón de Orwell.

Los cristales rojos, azules y verdes eran objetos raros y prohibidos que nunca deberían estar en manos de una mujer sagrada.

—Ahora bien, señorita Menou. Me pregunto cuánto sabe sobre los cristales del Color Primario.

—Sé que están hechos de los tres colores más puros de este mundo: rojo, azul y verde. Como parte de la Dimensión Conceptual, formada por los poderes del planeta y la historia humana, estas piedras permiten acceder y conjurar los Conceptos mediante los Colores Primarios que pintan este mundo. Los materiales también pueden extraer cualquier color del mundo a través de la conjuración.

La indagación de Orwell fue tan cortés como siempre, así que Menou respondió con la misma expresión de calma.

Las piedras del Color Primario no era lo único temible en su arsenal. El complejo encantamiento que Orwell utilizo para su anterior ataque fue ejecutado con una delicadeza deslumbrante. Su habilidad para controlar la Fuerza Guía, tan importante en el proceso de conjuración, estaba claramente muy por encima de la de Menou.

—Con esas piedras, imagino que alguien de su nivel incluso podría crear mundos enteros mediante la conjuración, arzobispa Orwell.

—Ciertamente. No esperaría menos de la pupila de esa joven. Su conocimiento de los tabúes designados es impecable.

Aunque mantuvo su tono uniforme, por dentro Menou estaba de todo menos tranquila.

Sólo se le ocurría una razón para que Orwell las hubiera atraído hasta aquí.

Ella quería a Akari.

Más concretamente, quería la Pureza Conceptual de Akari. Lo más probable es que la ceremonia que estaba tratando de realizar en la sala no fuera para matarla. Debía ser un ritual sacrílego que pretendía utilizar su Pureza Conceptual de alguna manera.

—Entonces, ya que eres consciente de la diferencia de nuestras habilidades, te agradecería que te rindieras.

—Desafortunadamente, mi Maestra nunca me enseñó a rendirme.

¿Puedo ganar esto? se preguntó Menou. ¿Puedo vencer a la Arzobispa Orwell?

Se trataba de una personalidad poderosa; una genio entre Las Fausto, con un espíritu inquebrantable que acumuló logró tras logró a lo largo del tiempo que invirtió para ganarse una posición en la cima. Su primer ataque redujo a cenizas la mejor arma de Menou en cuestión de segundos. La desventaja estaba clara. Le convenía retirarse.

Pero como si hubiera leído los pensamientos de Menou, Orwell eligió ese momento para cargar la catedral con energía.

Fuerza Guía: Fusionar Materiales—Catedral, Construcción de Iglesia, Encantar Cresta—Conjurar [Barrera Sanctum de Múltiples Paredes]

Las ornamentadas y complejas crestas de la catedral se activaron. El torrente de Fuerza Guía que Orwell había bombeado dentro de las paredes creó una barrera impenetrable de capas que aisló el interior de la catedral del resto del mundo.

—Ahora puede estar segura de que la ayuda no vendrá, señorita Menou.

A pesar de que acababa de infundir una masiva cantidad de poder para crear una enorme barrera, Orwell no se veía abatida en lo más mínimo. Entre la velocidad y la precisión de sus encantamientos, y su sorprendente fuerza natural (suficiente para crear un muro alrededor de la catedral), estaba en una liga propia.

La única ventaja posible de Menou era la fragilidad del cuerpo envejecido de Orwell. Sus piernas eran tan débiles que ni siquiera un Incremento podría fortalecerlas lo suficiente. La única forma de derribarla sería en un combate cuerpo a cuerpo, pero Menou no dudaba de que la arzobispa tendría algunos trucos para defenderse. Sería suicida cargar contra ella en un ataque imprudente.

—¿Puedo preguntar sus motivaciones? Supongo que usted también estuvo detrás de la invocación en la capital real, ¿o me equivoco?

Menou continuó analizando los puntos fuertes de su oponente, en busca de debilidades, pero en su interior se lamentaba muchísimo.

Como Verdugo, debería haberse dado cuenta de lo que estaba ocurriendo. Sin embargo, por descuido término guiando a Akari al corazón de la herejía.

—Ah, bueno. Sólo ayudé a Las Fausto para evitar que la Orden de Caballeros se enterara de esto. Cuando les ofrecí a ellos la tecnología para realizar invocaciones–un subproducto de mis experimentos aquí, estuvieron encantados de cooperar.

La invocación de Errantes en la capital real desencadenó toda esta cadena de acontecimientos. Todo estaba conectado: las múltiples ceremonias diseñadas para despistar a Menou y la subsecuente trampa. En retrospectiva, también era cierto que conocían demasiado de los métodos de las Verdugos, cuya existencia ni siquiera era de dominio público.

—Le eché una mano a ese grupo terrorista de Los Comunes y a sus pequeños planes porque quería que recogieran chicas jóvenes para mí. Siempre es mejor tener más material, ¿no?

Eso explicaba las Armas Guía que los terroristas llevaban en el tren y, lo que es más importante, la Piedra del Rojo Primario, cuya adquisición y utilización requería una gran habilidad en la conjuración. Para la arzobispa, quien controlaba todas las iglesias en la capital real, sería una hazaña fácil adquirir y distribuir estas armas prohibidas…

…más aún si colaboraba conjuntamente con varios grupos de La Nobleza y Los Comunes.

—Las Fausto no podemos andar secuestrando personas públicamente. Así que, a cambio de ayudarles, hice que trajeran a las chicas a este sótano para usarlas en mis experimentos.

—…ya veo. Entonces también debes haber tenido alguna razón para que los terroristas atacaran el tren.

—¿No estaba la princesa Ashuna en ese tren?

Orwell respondió sin titubear, como si ya no tuviera motivos para ocultarlo.

—Su alteza siempre ha tenido una aguda intuición. Cuando me avisaron de que iba a venir aquí, quise asegurarme de que no se enterara de mis esfuerzos, así que intenté distraerla contigo. Sabía que ella actuaría si ocurría un incidente en el tren, y como sacerdotisa, tú también tendrías que hacer algo al respecto.

Eso tenía sentido: Sin el incidente terrorista, Ashuna no se habría encontrado con Momo. Y como Menou estaba al tanto de la presencia de la princesa, se vio obligada a actuar en consecuencia.

—El momento era perfecto, ya que los planes de su padre acababan de ser desbaratados por una Verdugo. Conociendo la personalidad de la princesa Ashuna, no había duda de que se interesaría mucho por la existencia de esa persona. Estoy segura de que eso le dificultó las cosas también, señorita Menou.

En efecto, el asunto de Ashuna privó a Menou del valioso recurso que representaba Momo. Si Momo no hubiera tirado a Ashuna del tren, probablemente los movimientos de Menou también se habrían visto muy limitados bajo la atenta mirada de la princesa.

Orwell había fingido ayudar a los terroristas y los había utilizado como peones desechables para forzar a Menou y compañía a un enfrentamiento con Ashuna. Sin dar un solo paso fuera de Garm, guio a Menou y a Ashuna hasta sus manos.

—El único factor inesperado fue esa asistente tuya. Supuse que si andaba investigando bajo tierra se toparía con la princesa y comenzaría otra pelea… pero como pudo comunicarse contigo a pesar de dar con aquella sala ceremonial, ¿tal vez trabajaron juntas? En ese caso, tendré que deshacerme de las dos también más tarde.

—…qué bajo ha caído, Arzobispa Orwell.

Ahora que tenía toda la información, Menou miró con dureza a la arzobispa.

Como el polo opuesto a Menou, se suponía que Orwell debía utilizar sus encantamientos y su posición para ayudar a las personas. Ese era su papel como mujer santa—especialmente como arzobispa.

Sin embargo, esta persona, que se encontraba en la cima de Las Fausto, había hundido sus manos tan profundamente en lo impensable con tanta premeditación que daba asco.

—A diferencia de mí, tú debes salvar a las personas. ¿Por qué haces todo esto?

—Ah, ¿no lo comprendes, verdad…? Supongo que no hace más que matar. Ah, sí. Ahora todo tiene sentido, señorita Menou. No me extraña que no lo entienda.

Orwell la miró como si fuera testigo de la ignorancia del mundo.

—Verá, cuando salvas a tantas personas, sus gritos de auxilio se vuelven muy molestos.

—¿Qu…? —Menou se quedó sin palabras.

Orwell continuó, sin inmutarse:

—“¡Ayúdanos!”. “¡Sálvanos!”. “¡¿Por qué no vienes a ayudarnos?!”. “¡¿Por qué no nos das más?!”. “¡Haz más milagros!”. “¡No te eches para atrás!” “¡¡Danos todo lo que tengas!!” “¡¡Tu tiempo, tu poder, tu vida entera!!”. “¡¡SÁLVANOS!!”… te persiguen sin cesar.

Sonaba como una anciana agotada mientras terminaba su confesión.

—Y a pesar de ello, no he oído de alguno que se salve a si mismo…

Fuerza Guía: Conectar—Santo Bastón, Tríada Primaria—Conjurar [Falsedad, Fuego Infernal]

Orwell canalizó su poder en una de las tres piedras de Color Primario en su bastón, la Piedra del Rojo Primario, conjurando un encantamiento.

Unas llamas rojas anormalmente vividas se sublevaron, cubriendo rápidamente el suelo.

—Ngh…

Menou se estremeció ante el ataque creado por el color primario.

Era muy diferente a cualquier encantamiento limitado por crestas o inclusive escrituras. Con los materiales y el avanzado control de Orwell sobre sus poderes, podía extraer y manifestar fenómenos mediante Conceptos de los Colores Primarios, una de las dimensiones creadas por las venas astrales del planeta y la historia humana.

Las llamas conceptuales no producían ondas de calor, pero si tocaban a Menou, la incinerarían hasta convertirla en cenizas que no dejarían ni huesos.

Fuerza Guía: Conectar—Daga, Cresta—Conjurar [Hilo Conductor]

Activando la cresta, lanzó la daga hasta envolver un adorno de la pared. Luego tiró del hilo unido y saltó, escapando de las llamas carmesí que lamían el suelo.

—Je. Muy impresionante.

—¡Tú…!

Aterrizando de nuevo en el suelo una vez que las llamas se apaciguaron, Menou rechinó los dientes frustrada por su falta de opciones.

Desde que el primer ataque con un rayo de luz destruyo sus escrituras, los únicos medios de batalla que le quedaban eran las crestas de sus dagas (las cuales servían para conjurar el Hilo Conductor y el Vendaval) y la de su túnica (que le permitía materializar una Barrera). Estaba contra la espada y la pared, sin ninguna posibilidad aparente de ganar.

Y, por si fuera poco, la barrera que rodeaba la catedral no le permitiría escapar.

—Hmm, ¿dónde estábamos? Ah, sí. Me preguntaste por qué haría todo esto, ¿no? Mis disculpas, querida. Cuando llegas a mi edad, pierdes el hilo de una conversación muy fácilmente.

Orwell no pareció molestarse en absoluto al ver que Menou evitaba sus encantamientos. Al contrario, lucía la sonrisa de alguien que observa con afecto cómo un niño enérgico juega al aire libre.

—Sabes, estos días me duele mucho la espalda.

—¿Perdón?

Menou no tenía ni idea de lo que estaba hablando.

¿Le duele la espalda?

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¡¿Qué tiene eso que ver?!

Fuera o no consciente de la confusión interior de Menou, Orwell se dio unas ligeras palmaditas en su propia espalda doblada mientras continuaba.

—Todas las mañanas, cuando me despierto, mi primer pensamiento es siempre “Ah, me duele la espalda”, ya te imaginaras.

Menou se preparó, asumiendo que esto era un preámbulo que conducía a alguna gran motivación, pero Orwell simplemente continuó con la queja común de los ancianos.

—Es muy doloroso levantarse de la cama. Tengo que pedirle ayuda a alguien más joven para levantarme, y cuando doy el primer paso, se puede oír cómo crujen mis rodillas. Oh, Dios mío. Es terrible. ¿Comprendes? Verás, creo que es el peso de todas las personas que he salvado lo que me arrastra. Son tan terriblemente pesados.

—¿Qué estás diciendo…?

—Ah, pero por supuesto que no lo entiendes.

Eres joven, después de todo.

El sentimiento que Orwell dirigía hacia la joven Menou no era de celos—

—Supongo que yo tampoco lo entendía cuando tenía tu edad. Pero esto es lo que pasa, señora Menou. Al final, no he conseguido convertirme en una auténtica mujer santa. Sólo soy una persona común y corriente que por casualidad puede ayudar a los demás gracias a mis poderes. Ahora que he llegado a esta frágil vejez, por fin me he dado cuenta de lo que realmente es. Eso es todo.

Fue una pena, para una joven que aún no conocía el miedo a la vejez que acabaría descendiendo sobre ella.

—Pero, aun así, ya que he salvado a tantas personas, creo que es justo que ahora se me permita matar a otros tantos para salvarme.

Menou miró en silencio alrededor de la habitación.

En este laboratorio, innumerables jóvenes secuestradas fueron sometidas a experimentos in-humanos, disecadas para investigar el origen de su juventud y convertirlas en materiales, todo con el propósito de que Orwell encontrará la manera de escapar de su envejecimiento.

Menou no podía comprender esa motivación en lo más mínimo. Así que desistió de intentar comprender los sentimientos de la anciana.

—…y por eso querías a Akari.

La Pureza Conceptual del Tiempo. Para una anciana que teme su propio deterioro, el Retroceso de Akari debe ser increíblemente tentador.

—¿Cómo pretendías utilizar su Pureza Conceptual? No es el tipo de cosa que cualquiera puede usar como quiera, ni siquiera una distinguida conjuradora como usted.

Luego de su experiencia rozando la Pureza Conceptual que habitaba dentro de Akari, la comprensión de Menou al respecto era dolorosamente clara. Incluso el uso de la Fuerza Guía de otra persona era bastante difícil.

Pero, naturalmente, Orwell también debía ser consciente de los peligros de una Pureza Conceptual.

—Dios mío, señorita Menou. Por favor, no me juzgue mal. Seguramente sabe que soy muy consciente de la inestabilidad inherente acopladas a los Errantes. Nunca intentaría ponerle la mano encima a uno directamente. ¿Cómo crees que he vivido hasta una edad tan avanzada? Conozco muy bien mis límites.

La arzobispa hablaba con tranquilidad de su propio sentido común, como si no hubiera secuestrado mujeres jóvenes para realizar experimentos con ellas.

¿Entonces cómo…? se preguntó Menou, hasta que se le ocurrió.

La sala ceremonial en la que habían estado antes de caer aquí.

—Esa sala de arriba parece ser la fuente de tu confianza. ¿Cómo ibas a utilizarla para controlar una Pureza Conceptual?

—Efectivamente. Bueno, en realidad es bastante relevante para ti, así que supongo que podría explicarlo.

Orwell sonrió cálidamente, como si estuviera impartiendo otra lección a una sacerdotisa más joven.

—Verás, esa sala ceremonial se creó originalmente para lavar el cerebro de los Errantes invocados.

—¿Lavar el cerebro…?

—En efecto. O quizás blanquear sus mentes sería un término más preciso.

El experimento de teletransporte que Momo había encontrado no se utilizaba realmente para la invocación en la capital real.

Orwell lo había creado con un propósito muy diferente.

—Es un sitio de prueba para borrar personalidades. Está pensado para limpiar el espíritu y el alma de una persona, sin dejar nada más que blanco. Esperaba que al usarlo en un Errante podría adquirir su Pureza Conceptual para usarla como quisiera, pero fue bastante difícil ajustarlo al nivel de limpieza adecuado. En un caso, incluso la propia Pureza Conceptual se tornó marfil, lo que fue bastante difícil de encubrir. Sin embargo, estás bastante familiarizada con aquel incidente, ¿no es así?

Una pequeña sonrisa se asomó en las comisuras de los labios de Orwell.

—La Errante que se encontraba parcialmente blanqueada redujo toda una ciudad a blanco, como bien recordarás.

La conmoción que produjo en Menou fue difícil de expresar con palabras.

Esta inesperada revelación la sacudió mucho más que la constatación inicial de la herejía de Orwell. Por un momento, sus pensamientos se congelaron. Su mente se volvió casi completamente blanca y por poco la daga se le resbala de las manos.

La hoja se agitó en su mano temblorosa.

—Tú… ¿por cuánto tiempo–?

—¿Te lo dije, no? Desde el principio.

Cuando Menou consiguió desenredar el nudo en su garganta, la anciana arrugada sonrió con picardía.

Desde el principio.

Quisiera o no, Menou se dio cuenta con horror de hasta dónde llegaba eso en realidad.

La ciudad natal de Menou se había convertido en nieve blanca, al igual que sus recuerdos sobre la misma. Su familia, sus amigos y el propio sitio se habían vuelto blancos y se desvanecieron como un todo. ‘Menou’ fue lo único que quedó atrás; su corazón acabo tan blanqueado que ni siquiera sintió tristeza por el supuesto siniestro.

Aquel incidente, que Menou no podía procesar como una tragedia a pesar de ser una sobreviviente, era todo obra de la mujer que tenía ante sus ojos.

¿Y con qué propósito?

—Después de algunos experimentos, determiné que, en lugar de intentar lavar el cerebro de los Errantes, era mejor reducir sus almas y espíritus a un blanco puro, dejándolos como Purezas Conceptuales sin voluntad propia. Pero incluso así, un Errante que intente usar su poder sigue siendo un peligro.

Orwell explicó la verdad con claridad.

—Ahí es donde entra usted, señorita Menou. Juntas, usted y la señorita Akari significan algo. Tienes el potencial para manipular la Pureza Conceptual de esa chica, ¿verdad?

Al decirle que ella misma estaba destinada a utilizar a Akari, Menou volvió a recordar el incidente del tren.

Menou no tenía barreras alrededor de su espíritu y su alma. Cuando su ciudad natal se tornó blanca, ella también término en un estado similar. Por eso Menou pudo conectar su energía con la de Akari— y con una facilidad asombrosa. Había evitado tocar la Pureza Conceptual en el tren para no exponerse a un peligro innecesario, pero era posible que también pudiera utilizarla.

—Creo que podrías. Sobreviviste a ese pueblo blanco, renaciendo como el más fino de los materiales. Puedes realizar la conexión con otros con suma facilidad–y bajo la tutela de Flare, tus encantos han mejorado hasta el punto de que ahora también te llaman Flarette. No tengo ninguna duda de que serás capaz de manipular su Pureza Conceptual.

Orwell había convertido toda esa ciudad en nieve blanca con el objetivo de crear un material con el cual controlar una Pureza Conceptual; dicho material ahora tenía por nombre ‘Menou’.

Su objetivo no era sólo Akari. Era Menou y Akari a la vez.

—…ah, ya veo.

La mente de Menou, que casi se había adormecido, comenzó a agitarse de nuevo.

Las dudas que había ido acumulando poco a poco durante los acontecimientos de la última semana empezaron a encajar, una tras otra.

La Pureza Conceptual de lo Nulo que pertenecía al chico al que Menou asesino sin conocer siquiera su nombre podría haber acabado convirtiéndose en inmortalidad. La única razón por la que Akari fue elegida para sobrevivir es porque su Pureza Conceptual del Tiempo resultaba más conveniente para los propósitos de Orwell. Esto también explicaba por qué una figura importante como la arzobispa se interesaría tanto por Menou, una simple Verdugo.

Orwell había mantenido su ojo en Menou todo este tiempo porque era un ingrediente indispensable para sus planes.

—Así que realmente estabas detrás de todo esto desde el principio.

—Así es. Hubo un poco de suerte y coincidencia, sin duda, pero cuando pasas diez años aprovechando cada pequeña oportunidad que puedas encontrar, eventualmente lograrás los resultados que deseas.

Un calor latente empezó a brotar de lo más profundo del estómago de Menou. Estaba enfadada— por haber sido engañada, por haber sido utilizada desde el principio de su renacimiento y por su propia estupidez al haber venerado a Orwell todo este tiempo.

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—He estado esperando a que tú, mi precioso material, crecieras lo suficiente como para poder controlar una Pureza Conceptual. Por eso estuve incitando a Las Fausto a llevar a cabo la invocación.

Orwell construyo paciente y cuidadosamente este plan durante mucho tiempo. Invocar a las entidades prohibidas conocidas como Errantes, atraer a la Verdugo conocida como Menou—todo ello era una pequeña parte de un plan que abarcaba más de una década.

—…heh. De principio a fin, sólo hubo una persona que dudó de mí. La Verdugo Flare.

Menou agarró su daga con más fuerza.

Al notar esto, la aguda arzobispa sonrió con deleite.

—Vaya, ¿te he hecho enfadar? ¿Pero por qué? ¿Por qué te has enfadado justo ahora? ¿Por quién? Seguro que no estás enfadada por haber perdido tu ciudad natal. Después de todo, ni siquiera tienes un yo. Esos pensamientos que tienes ahora son muy posteriores al hecho, ¿no es así, señorita Menou?

Todo se remonta al socavón de aquel día blanco y puro en el que Menou renació en este mundo.

—Has olvidado todo. Todo ha sido borrado.

Su ira llegó a un punto de ruptura.

Fuerza Guía: Conectar—Daga, Cresta—Doble Conjuración [Hilo Conductor, Vendaval]

Fuerza Guía: Conectar—Traje de Sacerdotisa, Cresta—Conjuración Múltiple [Barrera Múltiple]

Menou lanzó la hoja y la aceleró con Vendaval, pero fue derribada antes de que pudiera alcanzar a Orwell.

Orwell había activado la cresta de su túnica. Las múltiples barreras que se formaron eran mucho más resistentes que la armadura del soldado sortílego contra el que luchó Menou en el tren. Además, la velocidad de conjuración de Orwell era mucho más rápida que la suya.

Menou tiró del hilo para recuperar su daga lanzada. Orwell se rio agradablemente, sin burlarse de su ataque.

—Qué apropiado es que te llames ‘Flarette’. Mi material, antes perfectamente blanco, ha adquirido ahora un parecido demasiado grande con esa joven.


—Así es. Después de todo, soy una villana.

Sin expresión alguna, Menou dio un paso adelante.

Después de que su ira explotara, su mente estaba extrañamente calmada.

Sea cual sea la identidad de Menou, sean cuales sean las intenciones de Orwell, sólo había una cosa que tenía que hacer.

—Usar una Errante está categóricamente prohibido. Al igual que el uso de partes del cuerpo humano como material.

No importaba quién lo hiciera o por qué—nada de eso importaba.

Menou miró fríamente a la hereje ante sus ojos.

Orwell se sumergió hasta el cuello en lo prohibido. Se había escapado incluso de la Maestra de Menou y también se las arregló para llegar hasta la cima del Primer Estado.

Aun así, la misión de Menou no cambió.

—Usted ha cometido una grave ofensa, así que debe ser ejecutada. Esa es la razón de mi existencia.

—En efecto. La estoy esperando, jovencita. Pobre niña que no pudo compartir el destino de su ciudad natal.

La amable sonrisa de Orwell no vaciló. Estaba tocando los dos frascos que contenían los materiales que había obtenido al disecar a tantos humanos.

Fuerza Guía: Conectar—Pseudo-Concepto del Color Primario [Rojo]—Conjurar [Rojo Primario, Serafín Caprichoso]

Fuerza Guía: Sacrificio—Pecado Original, Orgullo: Espíritu, Cuerpo, Alma—Convocar [Pecado Original, Enredadera de Césped]

Todo el rojo de uno de los frascos comenzó a transformarse, y las partes del cuerpo humano del otro se convirtieron en un medio de sacrificio para la conjuración.

Los materiales rojos se convirtieron en una figura desnuda andrógina con alas. Y a la sustancia sombría y fangosa que apareció a los pies de Orwell le crecieron ocho patas y se convirtió en una especie de silla.

Orwell hizo un gesto al ángel rojo para que esperara mientras ella bajaba para sentarse sobre el demonio conjurado. Su mano se aferraba con firmeza al bastón sagrado con las tres joyas del Color Primario.

—Cuando estés lista, mi querida. Seré suave contigo. No tengo intención de quitarte la vida. Me encargaré de que tú y la señorita Akari cumplan con su legítimo propósito.

La líder herética de esta nación sonrió con dulzura.

***

 

 

Al quedarse en la sala ceremonial, los ojos de Akari se abrieron de par en par.

Estaba rodeada por sacerdotisas, la mayoría de las cuales tenían sus escrituras a mano y parecían listas para la batalla.

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Desafortunadamente, la breve oportunidad que Menou creó al lanzar sus escrituras tuvo poco efecto. Akari no tenía la suficiente experiencia como para correr al instante cuando se lo ordenaran; mientras permaneció congelada por la sorpresa de la explosión, las otras mujeres la rodearon.

—No te muevas, Errante. Pronto lo olvidarás todo.

—Ummm… ¿qué?

Akari apenas tenía idea de lo que estaba sucediendo, ya que todo se movía muy rápido, pero su instinto empezaba a sospechar que podía estar en una situación peligrosa.

—Sabemos todo sobre tu habilidad. Si sólo puedes usar el Retroceso, entonces no hay forma de que te resistas.

Las sacerdotisas continuaron la ceremonia, vigilando de cerca los movimientos de Akari.

El grupo la empujó, reuniéndose en el altar al centro de la sala.

Fuerza Guía: Conectar—Altar Ceremonial, Ceremonia de Construcción de la Cresta Conjurada— Conjurar [Pseudo-Reproducción: Blanqueado Parcial]

Los bordes de la sala ceremonial se deformaron y retorcieron.

No eran las propias paredes las que habían empezado a moverse—sino la pintura blanca que las cubría. El revestimiento comenzó a acumularse en el punto más alto del techo abovedado de la sala ceremonial—es decir, directamente sobre Akari y el altar.

Una vez que el líquido blanco convergió en ese punto, comenzó a condensarse en una única gota.

—Este es un fragmento del Crepúsculo Estelar– la esfera flotante y nublada del continente del norte. Ni siquiera una Errante podría resistir su efecto blanqueador.

—¡¿Espera, qué?!

El pánico se apoderó del pecho de Akari mientras las cosas se desarrollaban a su alrededor. Algo loco estaba ocurriendo, de eso estaba segura. Lo más probable es que ella y Menou hayan sido engañadas de alguna manera. Pero Akari no tenía ni la fortaleza mental ni los medios para escapar de esta peligrosa situación.

El inquietante líquido blanco que había sobre ella temblaba y estaba a punto de caer, cuando de repente…


Fuerza     Guía:     Auto-Conexión      (Condiciones

Cumplidas)—Acercamiento          Impropio,          Pureza

Conceptual [Tiempo]—Realizar [Retroceso: Memorias, Alma, Espíritu]

Se oyó el eco insonoro del tic-tac de un reloj, y el tiempo para Akari solo se alejó del resto del mundo. De repente, la inquietud desapareció de su rostro.

—¿Hmm? Esto es… ah, ya veo. esto es como aquella vez en la catedral de Garm. ¡Y guau! ¡Este es mi regalo de Menou!

Su actitud cambió por completo.

Akari se quitó el cintillo y lo miró emocionada. Las sacerdotisas la miraron fijamente, confundidas por su repentino y extraño comportamiento.

La ceremonia estaba casi terminada. Mientras las sacerdotisas observaban el procedimiento para asegurarse de que no se escapara, una pequeña risa se le escapó de repente a la chica del altar.

—Bien, ahora voy a resistirme.

Con eso, Akari hizo girar ligeramente su dedo índice.

Sus oponentes ni siquiera tuvieron tiempo de reaccionar.

Fuerza Guía: Conectar—Acercamiento Impropio, Pureza Conceptual [Tiempo]—Conjurar [Suspensión]

Shokei Shoujo no Virgin Volumen 1 Capitulo 4 Parte 4 Novela Ligera 

El encantamiento se produjo de forma tan natural como respirar.

Las mujeres que la rodeaban se congelaron en su sitio, iluminadas por la Luz Guía emitida por el dedo de Akari. Incluso su respiración y sus latidos cesaron, pero eso no significaba que estuvieran muertas.

El tiempo se había detenido temporalmente para las sacerdotisas.

Sin embargo, la gota blanca concentrada no se detuvo por completo. Se vio afectada por la suspensión del tiempo, pero su propia orden de blanquear al objetivo disminuyó ese efecto. Lenta pero seguramente, sin la velocidad normal de la gravedad, siguió arrastrándose hacia abajo.

—¿Huh? ¡Pero esta cosa no se detiene! Me pregunto por qué será…

Sin prisas, Akari despolvoreo su vestido y se bajó del altar. La gota blanca se abrió paso y cayó, golpeando el altar donde Akari había estado momentos antes y volviéndolo todo blanco.

—Sí, lo siento. No pretendo seguir a nadie más que a Menou ni ser utilizada por nadie más que por ella.

Y   sobre todo… en serio–en serio no quiero que nadie más que Menou me mate.

Akari ni siquiera se mostró perturbada por la inusual visión mientras agitaba su dedo como si fuera la batuta de un director de orquesta. Esta vez, conjuro un tipo diferente de encantamiento.

Fuerza Guía: Conectar—Acercamiento Impropio, Pureza Conceptual [Tiempo]—Conjurar [Teletransportación]

Ella estaba interfiriendo con el espacio, una materia estrechamente relacionada con el tiempo. Llevo a cabo aquel encantamiento con la práctica facilidad que sólo una Errante con un conocimiento íntimo de su Pureza Conceptual podría lograr.

Las sacerdotisas suspendidas en el tiempo entonces desaparecieron.

Sin prestar atención a su ausencia, Akari inclinó la cabeza hacia un lado y se cruzó de brazos, como si buscara en sus memorias.

—Ahora, en este momento… sí. A diferencia del tiempo en el tren, no hay necesidad de volver las cosas atrás… hee-hee. Supongo que lo más natural sería dejar ser a Momo.

Al pronunciar el nombre de alguien a quien técnicamente aún no conocía, Akari sonrió como si hubiera dado con una idea furtiva.

Fuerza          Guía:          Conectar—Acercamiento

Impropio, Pureza Conceptual [Tiempo]—Doble Conjuración [Teletransportación, Intemperie]

Se produjeron dos encantamientos a la vez.

Akari los había conjurado con la intención de trascender el espacio, y promulgar sus efectos en otro lugar completamente distinto.

Akari se rio al imaginar los resultados.

—¿Me pase de la raya? Siempre he estado un poco celosa de esas cintas. ¡No es justo tener un recuerdo de su pasado como ese!

Le sacó la lengua a alguien que no estaba allí para verlo. Entonces, después de esta muestra infantil de irrespeto, abrazó el cintillo contra sus pechos.

—Hee-hee… que suertuda soy. No hay muchas ‘veces’ donde pueda recibir algo tan maravilloso como un regalo hecho a mano por Menou. Estoy taaaan, ¡pero tan feliz!

Después de murmurar para sí misma, Akari dio forma de pistola a su mano derecha, apuntando con el dedo índice a su propia sien.

—Bien, entonces. No pasa nada. Sólo tendré una sensación de déjà vu, como siempre. ¡Y seguiré amando a Menou…! Así que no tengo ningún miedo.

Mientras Akari hablaba en voz baja, como si tratara de convencerse a sí misma, su mano derecha brillaba.

Fuerza          Guía:          Conectar—Acercamiento

Impropio, Pureza Conceptual [Tiempo]—Conjurar [Retroceso: Recuerdos, Alma, Espíritu]

La luz que había producido se disparó en su cabeza.

Una vez que el brillo del encantamiento se desvaneció, una Akari indemne parpadeó un par de veces.

—¿Hwuh?

Arrugó la frente, tratando de entender por qué se hallaba de pie cuando hace un momento estaba sentada. Y encima, las personas que la habían estado rodeando se fueron de repente.

—¿Ummm…?

Mientras se preguntaba qué acababa de pasar, Akari, no obstante, comenzó a caminar.

Tenía la sensación de que debía ir a un lugar importante.

Era lo mismo que había ocurrido en el tren. No sabía por qué. Sólo sabía que tenía que hacerlo.

Cuando se adentró en la sala ceremonial, se encontró con una escalera. Por alguna razón, Akari supo inmediatamente que bajar la llevaría donde Menou.

—Hrmm…

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Akari se cruzó de brazos y reflexiono por un momento.

Menou le dijo que corriera, pero Akari pensó que eso no era realmente lo que debía hacer. No, ni siquiera era realmente un pensamiento—sino más bien una fuerte compulsión. Algo en su interior la empujaba hacia adelante.

—Bien. Si Menou está en problemas, ¡tengo que ir con ella!

Pensando en una razón para ceder al impulso, Akari se dirigió hacia las escaleras. Seguramente nunca había estado aquí, pero una fuerte sensación de déjà vu la guio. Aunque no comprendía hacia dónde se dirigía, no cavilo.

Simplemente se dirigió en línea recta hacia el lugar donde debía estar.

—Aunque se enfade conmigo por haber venido, sólo va a regañarme. ¡No he hecho nada malo!

Akari se apresuró hacia Menou.

***

 

 

Con un ruido seco, la espada de Ashuna corto bruscamente al demonio en forma de cuerda.

Pero la criatura, que parecía componerse de una maraña de hilos negros y viscosos, no retrocedió. El trozo que había sido cortado se convirtió en una segunda criatura, que intentó atacar a Ashuna desde su punto ciego y se enroscó alrededor de su cintura.

Velozmente, Ashuna aplastó a la criatura que se despendio al acto, e incapaz de mantener su forma, se fusionó de nuevo con el cuerpo principal.

—Hrmm.

Ashuna inclinó su cabeza con elegancia.

Cortar un trozo del cuerpo principal solo creaba un segundo ser con albedrio propio, y cuando ese ser era aplastado, sus restos eran absorbidos de nuevo por el cuerpo principal. Sin embargo, no pudo encontrar algún tipo de núcleo en el enorme y retorcido cuerpo principal del demonio.

—Momo, ¿cómo se mata a esta criatura?

—¡¿Cómo voy a sabeeeerlo?!

Mientras daba vistazos rápidos a la batalla de Ashuna (todavía con la esperanza de que esta fuera despedazada por el demonio), Momo cortó otra de las escamas de su oponente con su oscilante cierra de afrontamiento.

Su batalla contra un dragón sin alas de color rojo puro la mantenía ocupada.

A diferencia del demonio de Ashuna, no tenía ninguna habilidad especial—era simplemente un soldado con la forma gigantesca de un dragón, y por lo tanto, más resistente. Su enorme cuerpo le daba un peso mortal a la mayoría de sus ataques, pero Momo era lo suficientemente ágil como para esquivarlos todos.

Pensando que no había nada que temer, Momo se lanzó con valentía al combate cuerpo a cuerpo. Su máxima prioridad era salir de este lugar. Incluso estaba dispuesta a endilgarle el dragón a Ashuna si eso significaba terminar esta batalla más rápido.

El dragón rojo, evidentemente enfadado por los ataques que le estaban asestando a su gigantesco cuerpo, giró su cabeza para sacudirse a Momo de encima y abrió sus fauces de par en par.

Fuerza Guía: Conectar—Piedra del Rojo Primario, Conjuración del Sello Interior—Conjurar [Flama Roja]

El fuego comenzó a formarse dentro de su

boca.

Las flamas creadas por el Pseudo-Concepto del Color Primario rojo eran tan encarnadas como una salpicadura sobre el lienzo blanco más pulcro que podría existir. Aunque no emitían calor, las flamas tenían incluso más poder de combustión que una llama real, ya que azotaban hacia fuera.

¡Todavía se puede!

Haciendo un juicio rápido, Momo estimo la cantidad de energía que había en las flamas y se lanzó hacia adelante.

Fuerza Guía: Conectar—Túnica de Sacerdotisa, Cresta—Conjurar [Barrera]

Activando la cresta de su túnica, se adentró en el centro del vórtice de llamas. Naturalmente, se centró más en proteger su cabeza mientras creaba la barrera, cubriendo las zonas más delgadas mediante el fortalecimiento de la constitución de su cuerpo con el Incremento.

Tal y como había calculado Momo, logró atravesar las llamas en el instante que tardó la barrera en consumirse—o algo así.

Porque en ese momento, un destello de Luz Guía se mezcló entre las flamas rojas.

El resultado fue un espantoso encantamiento que inmediatamente hizo desaparecer el paso del tiempo en la zona. El Tiempo se había teletransportado hasta aquí desde la catedral antes de activarse, devorando para formar dos pequeños agujeros en la barrera defensiva que Momo había creado alrededor de su cabeza.

En las zonas exactas en las que su pelo estaba sujeto por las cintas.

—¿…qué?

Justo cuando estaba a punto de cortar la nariz de su oponente con su sierra de afrontamiento, Momo se congeló de repente en su sitio.

Su pelo se había soltado.

Normalmente atado en coletas, de repente quedó libre en el aire. Cuando sintió que sus rizos se soltaban, Momo se apartó del dragón y miró detrás de ella—hacia las cintas que se habían quemado y caído al suelo.

Las dos cintas rojas que siempre había llevado; las que le había regalado Menou.

—Ah…

La sierra de afrontamiento que tenía en la mano cayó al suelo con un ruido sordo. Mientras Momo se quedaba inmóvil, el dragón aprovechó la oportunidad para atacar.

Momo ni siquiera intentó esquivar.

Con un rugido, el enorme cuerpo del dragón se estrelló directamente contra Momo, aplastándola.

—Oh, cielos.

Mientras Ashuna luchaba con relativa facilidad, intentando averiguar cómo matar al demonio, oyó el estruendo que sacudió el espacio subterráneo y entrecerró los ojos.

Bueno, eso debió matarla.

Sea cual sea la razón, Momo se había detenido de repente y se quedó quieta en medio de la batalla. En el caso de Ashuna, hubiera sido diferente, pero no podía imaginarse a Momo sobreviviendo a esa situación. Qué final tan anticlimático, pensó, decepcionada.

Las gigantescas nubes de polvo comenzaron a dispersarse. Pensando que al menos podría enterrarla más tarde si quedaba un cadáver, Ashuna entornó los ojos en el polvo que se desvanecía, pero la escena que surgió la hizo dudar de sí misma.

El enorme dragón rojo, con su masa aumentada por una enorme cantidad de Fuerza Guía, estaba agitando sus patas y su cola.

—¿Hmm?

Al verlo más de cerca, esto era, de hecho, obra de Momo. A pesar del ataque que acababa de recibir de frente, Momo se veía prácticamente ilesa, incluso inmovilizando al dragón con una mano. Lo tenía agarrado de la nariz.

Y eso no era lo más extraño.

—¡…hic!

Momo estaba llorando.

El tinte de la Luz Guía que incrementaba su cuerpo mientras lloraba estaba más oscuro y acentuado que nunca.

En medio de los exagerados sollozos de la niña, se oyó un sordo crujido.

Era el sonido de la nariz del dragón siendo desquebrajada por el agarre anormalmente desmedido de Momo.

—¡Waaah… WAAAAAAAHHH!

El sentimiento de batalla se vio ahogado por un alarido sin gracia.

Lo que seguiría sería una masacre.

Siguió llorando mientras levantaba al dragón con una sola mano y lo hacía girar, provocando un masivo woosh*. El suelo tembló cuando la gigantesca masa del dragón se estrelló contra él una y otra vez, pero Momo no le dio importancia. Ella agredió al gigantesco dragón en todos los sentidos, como un niño pagando su rabieta con una almohada.

—¡¿Por qué?! ¡¿Por qué?! Yo los protegí. ¡Yo SÉ que los protegí! ¿Entonces coooomo…? ¡Eso no es juuuusto! Esto no es… ¡Waaaah! ¡No! ¡No! No, ¡ESTO ES LO PEOOOOR! WAAAAHH!

—Er, uh, ¿Momo? Estamos bajo tierra, ¿recuerdas? Si sigues así–

—¡Cállate! ¡Vete a la mierda! ¡¡MUERE!!

—¡¿Whoa?!

Con las lágrimas aun cayendo por sus mejillas, Momo lanzó el dragón directamente hacia Ashuna. Ella consiguió esquivarlo, pero la bestia se estrelló contra el demonio, haciendo que ambos salieran volando contra la pared con un potente crash*.

Sabiendo muy bien lo problemático que habría sido sobrevivir a un golpe como ese, incluso la princesa sintió un escalofrío que le recorría la espalda.

Mientras tanto, Momo no dedicó ni una sola mirada a los resultados de su salvaje lanzamiento. Se limitó a tirarse al suelo y recoger los restos de las cintas.

—Wehhh… hic… p-pero mi senpai me las dio. ¿Qué hago…? Podría pensar que soy una chica mala que destruye regalos… nooo… eso no es juuuusto. ¡NOOOOOOO!

Apretando los restos de las cintas contra su pecho, Momo chillo incontroladamente como un bebé.

Los niños que lloran están fuera del área de experiencia de la Princesa Caballero. Mientras Ashuna dudaba en un raro momento de incertidumbre, los ojos acuosos de Momo se posaron en los dos monstruos que intentaban reincorporarse.

—¡Waaah… Waaaah!

La rabia se encendió en sus ojos llorosos.

—¡Todo esto es su cuuuulpa! ¡Eran un regalo de mi senpai! Eran tan, pero TAAAN preciosos. ¡ERAN TAN IMPORTANTES PARA MÍ! ¡Muere, muere, muere! ¡MUEEEERE!

Momo sacó sus escrituras y las cargó con energía.

Fuerza Guía: Conectar—

Una enorme cantidad de energía bombeo de su alma, y eso se vio reflejado en el libro.

Escrituras, 1:4, Pasaje Completo—

Momo continuó bombeando energías de su propio ser—más de lo que decenas de sacerdotisas ordinarias podrían producir juntas.

Conjurar [«—¿Qué estás haciendo? —Preguntó el rey. La mujer respondió: —Estoy cavando un pozo. — La tierra estaba seca. El suelo agrietado. Había arena por doquier. Al rey le pareció extraño. No había agua con la que llenar el pozo. ¿Por qué cavar un pozo aquí, en el fin del mundo? Así que el rey insistió–

Para manifestar el encantamiento que Momo intentaba conjurar, sus escrituras dirigieron el flujo de energía hacia lo más profundo de la tierra para interrumpirla. En comparación con Menou, que había hecho algo similar durante un instante encima de un tren en movimiento, el control de Momo era francamente torpe.

Sin embargo, la cantidad de energía que estaba utilizando era exponencialmente mayor.

Ashuna dedujo, por el lugar al que apuntaba el poder, lo que Momo intentaba hacer—y el color se le fue de la cara.

—E-Espera, Momo. ¿Seguro que no estás–? ¡La vena terrenal–!

—¡No me importa el bien o el mal!

Momo no prestó atención al tono de advertencia de Ashuna.

—Odio todo a excepción de mi senpai. Para lo que me importa, el resto del mundo puede desaparecer. Que todo a excepción de ella caiga en la ruina. El mundo estaría mejor si ella fuera lo único que quedara.

—¿Y de dónde sacaras el agua? Si esta vena se ha secado. Ni siquiera hay petróleo. No hay paz. No hay orden. ¿Qué podría florecer en este mundo? ¿Qué podría plantarse? ¿Qué podría encontrarse? ¿Qué queda por desenterrar? —La mujer contesto–

La vena terrenal tembló.

Este encantamiento ceremonial normalmente requería varias personas, pero Momo lo estaba reproduciendo sola, aunque en una escala mucho menor.

La sección de la vena que pasaba por debajo de la antigua capital de Garm se dobló y se desvió hacia la superficie bajo el encantamiento de Momo.

—¿Cómo? ¿Por qué? Amo todo lo relacionado con mi senpai. ¿Cómo has podido quitarme su regalo? Nunca, nunca los perdonaré. ¡Nunca!

–Esto no está muerto. Esta tierra está llena de poder. Si cavo más y más profundo, daré con la luz del gran poder. La verdad de este mundo. La fuente. La salvación brotará de la sangre vital de la tierra y llegará a los cielos, conectando todo el–

Normalmente, los conjuradores manipulan cuidadosamente el poder producido por la vena terrenal, pero el control de Momo no era lo suficientemente delicado.

Y esta simplemente se retorció hasta que salió a borbotones. No hubo ningún esfuerzo por controlarlo, y es que ni siquiera pretendió hacerlo.

—¡Lo odio todo! ¡Odio a todos! ¡Odio todo esto!

¡ESTÚPIDO! ¡MUNDO!


–cielo con la luz de este planeta para crear un muro que seguramente traerá la paz a todos. —El rey le creyó. No había sido abandonado. Reunió al pueblo, cavó en la tierra, y vio su luz. La luz de la esperanza. De lo que conecta. Y así–

Mientras desataba un encantamiento a una escala mucho mayor que la de un individuo, Momo lloró y gritó en voz alta.

—¡¡TODOS MENOS MI SENPAI DEBERÍAN MORIR!!

–se trasmitió su voluntad tanto en la tierra como en el cielo»]

Desde las profundidades de la tierra, hasta la superficie, el torrente de poder que broto de la vena terrenal se estrelló hacia arriba, irrumpiendo en toda la sala ceremonial.

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