Seirei Gensouki: Konna Sekai de Deaeta Kimi ni

Volumen 18

Capítulo 3: Santa República Democrática De Erica

Parte 2

Su posición actual estaba a varios minutos a pie del edificio donde Liselotte había estado confinada.

“Como ya habrás escuchado, esto es Ericaburg, la capital de la Santa República Democrática de Erica. Originalmente fue la capital real del Reino de Rivanoff. El edificio en el que te hospedas es la residencia del jefe de estado en las afueras del distrito noble”, explicó Andrei mientras caminaba a la cabeza.

“¿Entonces esta área sería el antiguo distrito noble?” “Sí. ¿No es una zona animada?”

“Hay mucha gente, pero todos son trabajadores. Hay obras en todas partes…” Liselotte miró a su alrededor confundida.

Todos los que caminaban por las calles parecían ser trabajadores o asistentes. No se veían ciudadanos comunes. Todos se llamaban enérgicamente unos a otros y se apresuraban a hacer su trabajo.

“La gente marchó sobre el castillo durante la revolución, destruyendo la mayor parte del distrito noble. Actualmente estamos en medio de la selección de terrenos y edificios para edificios gubernamentales, y luego los construimos en orden de prioridad”.

La mayoría de los edificios en el distrito noble habían sido completamente arruinados. Los que se encontraban a lo largo del camino hacia el antiguo castillo se encontraban en un estado especialmente terrible. El camino en sí también fue excavado en ciertos lugares, haciendo que la destrucción sobresaliera como un pulgar dolorido.

Cicatrices de su revolución, ¿eh? El enfado de los instigadores es evidente.

Liselotte observó su entorno con cara de conflicto. Como alguien en una posición de gobierno, este no era un asunto con el que no estuviera familiarizada. La rabia de la gente se acumuló antes de explotar, incluso Amande podría terminar así.

“Los rastros de destrucción son especialmente malos en esta área. ¿Ves ese montón de escombros de allí? Ahí es donde solía estar el castillo real.” Andrei señaló en la dirección en la que caminaban, a un punto a unos cien metros de distancia.

“¿El castillo real?” Liselotte parecía dudosa. No había nada que pareciera un castillo en la dirección que señaló Andrei. Sin embargo, ese era el único lugar que parecía extrañamente vacío, una montaña de escombros y tierra. Era como si hubiera habido un edificio allí que era más grande que las estructuras circundantes. El paisaje desprendía una sensación extraña.

“Sí, solía estar allí. En el tiempo pasado. Santa Erica destruyó el castillo durante la revolución, enterrando a la realeza en su interior”, afirmó Andrei con indiferencia.

“¡¿Qué?!” Liselotte se sorprendió.

“Lo sabrás una vez que nos acerquemos un poco. Solía haber una colina allí, y el castillo de piedra fue construido en la cima…”, dijo Andrei, continuando hacia adelante.

“¿Santa Erica lo destruyó sola?” preguntó Liselotte, corriendo tras él. “Sí, de un solo golpe”, respondió Andrei con orgullo.

“¿Un… golpe…?” Liselotte fijó su mirada en la montaña de escombros. La escala del castillo que una vez estuvo allí se podía inferir por la posición y el tamaño del terreno. Puede haber sido un reino pequeño, pero seguía siendo un castillo para un rey. El castillo habría sido construido sobre una buena base con materiales resistentes. Además—

Solía haber una colina allí, y el castillo estaba en la cima… ¿Y ambos fueron aplastados de un solo golpe? Eso sería imposible incluso con la clase más alta de magia de ataque.

Si bien no era tan resistente como la piel de dragón, las paredes del castillo a menudo se pintaban con un material especial que tenía una alta resistencia mágica. No estaba claro si eso se había usado en el castillo que solía estar aquí, pero fue una hazaña increíble incluso si no lo fue. No era realista que el castillo y la colina hubieran sido destruidos de un solo golpe.

Liselotte logró hacer una pregunta a través de su silencio. “¿Cómo es eso…?”

Andrei pudo sentir la incredulidad en la reacción de Liselotte y sonrió con orgullo. “Ya te dije. La Santa tiene un poder milagroso. Todo miembro del ejército de la revolución puede dar fe de ello”.

“¿Es el poder de sus Armas Divinas?”

“¿Armas Divinas?” Andrei parecía desconcertado.

“Son las armas legendarias que poseen los héroes convocados a Strahl. Santa Erica tenía un personal de obispo, ¿verdad? Esas son sus Armas Divinas… ¿No sabías que era una heroína?”

“S-Sí, es la primera vez que escucho algo así. Escuché rumores de héroes descendiendo en ciertos reinos, pero…”

Andrei asintió con los ojos muy abiertos. Un reino remoto de este tamaño tendría dificultades para obtener mucha información. A juzgar por su reacción, Erica no les había revelado eso.

“Ya veo…” murmuró Liselotte.

Esa Santa ocultó su condición de heroína a sus propios camaradas. Ella dijo que quería mantenerlo en secreto justo antes de que también hablara de Amande…

Había dejado de lado sus preguntas ya que no había nadie para responderlas, pero ¿cuál era la razón de eso? Su curiosidad se despertó de nuevo.

¿Podrían Satsuki y los otros héroes hacer algo similar con sus armas?

Hasta donde Liselotte podía recordar, la mayor exhibición de Armas Divinas que había visto fue cuando Hiroaki manifestó el dragón de agua Yamata no Orochi en su partido contra Rio. Hiroaki no parecía tener control total sobre él, pero después de convocar a todos los dragones de agua, su poder estaba a la par con la clase de magia más fuerte. Pero incluso un golpe directo de un dragón de agua no podría destruir una colina.

Las leyendas tendían a volverse más exageradas con el tiempo. Cuando Liselotte vio a Hiroaki controlar al dragón de agua, asumió erróneamente que las Armas Divinas podían crear fenómenos a la par o ligeramente mejores que la clase más alta de magia. Incluso eso fue suficiente para ser un poder formidable.

Sin embargo…

¿Podría el verdadero potencial de las Armas Divinas ser incluso mayor que eso? Varias veces la clase más alta de magia… ¿Suficiente para volar una pequeña colina de un solo golpe, al menos?

No era solo un poder formidable, era una amenaza. Se necesitaría un ejército de diez mil para tener una oportunidad contra alguien así. Ese era el poder que tenían los héroes.

Pero en este momento, era difícil decir si los otros héroes tenían tanto poder. Tenían las mismas Armas Divinas, por lo que no había ninguna razón por la que no pudieran hacer lo que el Santo podía hacer, pero al menos era imposible para Hiroaki, quien ni siquiera podía manifestar el Yamata no Orochi completo contra Rio.

¿Sabe la Santa cómo extraer el poder misterioso de las Armas Divinas? Tal vez quería ocultar su condición de heroína para mantenerlo en secreto. Incluso si terminara en guerra, un secreto como ese sería una gran ventaja contra cualquier enemigo.

Si un ejército enemigo no tuviera información alguna, no tendría forma de contrarrestar tal movimiento. Sería una tontería mostrar los poderes de uno en esa situación. Si el poder de la Santa estuviera conectado a sus Armas Divinas, los reinos que poseían a los otros héroes también intentarían sacar sus poderes. La Santa pudo haber querido evitar eso.

No tenía pruebas, pero esa fue la conclusión a la que llegó Liselotte. Era una información vital, por lo que fue una suerte que ella pudiera darse cuenta al ser secuestrada. Y ahora tenía algo que hacer como noble del Reino de Galarc.

Necesito encontrar más información sobre la Santa, no importa cuán trivial sea.

Por ejemplo, lo que le sucedió a la Santa después de que vino a este mundo. ¿Por qué decidió convertirse en santa? Sólo entonces…

“¿Señorita Liselotte?”

Andrei la llamó. Pareció sorprendido de escuchar que el Santo era un héroe, pero ¿cuánto entendimiento tenía de los héroes? “¿Santa Erica es una heroína? Si eso es cierto, entonces qué asombroso”, fue la impresión de aceptación incondicional que parecía emitir. Después de calmarse de expresar su alegría, miró a Liselotte, que estaba congelada en su lugar.

“Ah, lo siento, estaba tan sorprendido…”

Liselotte suavizó torpemente su expresión con una sonrisa.

“Valió la pena traerte aquí primero, entonces. ¿Entiendes ahora?” preguntó Andrei, sonriendo con gran satisfacción.

“¿Entender qué, exactamente?”

“La razón por la que seguimos a la Santa Erica”.

“Quiero decir que la sigues por el poder que tiene, pero ese no es el caso, ¿Verdad?”

El poder al que se atenían cambió de poder político a pura violencia. Erica poseía la fuerza para aplastar el poder político mismo. Liselotte señaló indirectamente tal interpretación con su pregunta.

“No lo es. Ella es el símbolo de la justicia misma. Ella piensa en la gente más que nadie. Santa Erica solo usa su poder para salvar a los débiles. Ella no es una santa debido a su tremenda fuerza. Ella tiene su tremendo poder porque es la Santa. Es por eso que creemos que el futuro está en la dirección en la que ella procede. Cuidaremos su espalda y seguiremos sus pasos. Santa Erica es nuestra luz de guía”, enfatizó Andrei sin una pizca de duda en su rostro. Tenía absoluta confianza en ella. Quizás confianza no era la palabra más apropiada.

“Tu fe en Santa Erica casi suena como si estuvieras adorando a una deidad. Uno en el mismo nivel que los Seis Dioses Sabios.”

Sí, es fe, pensó Liselotte.

No había seguidores religiosos que dudaran de su dios. Santa Erica había establecido una posición para sí misma como objeto de su adoración. Su título de “Santa” también se estaba encarnando.

“Indudablemente. Eso es lo que es un santo, ¿no? Muchas de las personas en nuestro país ven a Santa Erica como un profeta que media entre nosotros y los Seis Dioses Sabios, o incluso como una reencarnación de los Seis Dioses Sabios. Si dices que es una heroína, entonces era natural que la adoraran así. Los héroes son los discípulos de los Seis Dioses Sabios.” Andrei parecía completamente confiado en sus palabras; su fe en el santo había sido respaldada por el título de héroe después de todo. Sus emociones parecían estar muy altas después de saber que Erica era una heroína. Probablemente ahora la veía como una figura aún más excepcional.

Santa Erica no está siendo adorada porque es una heroína. El objeto de su adoración resultó ser un héroe, por lo que su fe se hizo aún más fuerte. Esa fe solo se fortalecerá de aquí en adelante…

Un vistazo de ese proceso estaba sucediendo ante Liselotte en este momento. Teniendo en cuenta cómo Santa Erica ocultaba su condición de héroe, no había forma de que actuara sin un plan.

¿Tenía algún tipo de gran trama planeada? ¿Su estado actual como figura de adoración era parte de sus planes?

¿Cuánto de todo esto es un acto calculado? Liselotte tragó saliva.

Tenía más curiosidad que nunca sobre cuándo y por qué Santa Erica comenzó sus movimientos. Había muchas cosas que quería preguntar, pero—

“Esto es simplemente por curiosidad, pero dijiste que Santa Erica hizo esto de un solo golpe, ¿verdad? ¿Cómo hizo para destruir un castillo y la colina en la que se encontraba?” Empezó con una pregunta fácil.

“Ella golpeó el suelo con su bastón. Eso fue todo”, respondió Andrei con orgullo.

“¿Eso es todo lo que hizo?”

“Sí. Para ser precisos, golpeó el suelo y una onda de choque lo atravesó…” “¿Como un fuerte terremoto?”

No sucedía con frecuencia, pero sí ocurrían terremotos en Strahl. En la batalla entre Santa Erica y Aria también, el bastón del obispo había volado la tierra cuando fue golpeado en el suelo. Liselotte había creído que las Armas Divinas de Erica tenían el poder de controlar la tierra, por lo que fingió calma para confirmar eso ahora.

“El suelo tembló con el impacto, pero no fue un terremoto. Es difícil de describir con precisión, pero fue como si el suelo se abriera en una ola explosiva. La onda de choque ganó impulso y levantó el suelo, y una vez que el suelo comenzó a colapsar, se elevó, tragándose toda la colina, el castillo y todo. Ah, incluso el recuerdo es impresionante”, explicó Andrei, eligiendo sus palabras. De hecho, debe haber sido difícil explicar un fenómeno que podría tragarse un castillo entero.

“Estoy segura de que debe haber sido una vista increíble…”

El resultado de lo cual fue presentado ante ellos. Si el ejército de la revolución marchaba sobre el castillo, habría personal no militar refugiándose en el interior. Algunos pueden no haber tenido voluntad de pelear y solo estaban en el castillo para trabajar ese día. A menos que hubieran evacuado a la gente por adelantado, habría gente inocente enterrada entre los escombros. Liselotte miró la destrucción con una cara de dolor.

“Sí, estaba más allá de la imaginación”. Andrei asintió con firmeza en elogio de la gran hazaña de la Santa.

“¿Pero no fue un desperdicio destruir todo el castillo? Podrías haber reutilizado el edificio, y estoy seguro de que había comida y tesoros almacenados dentro”.

Si recuperaran los tesoros y la comida primero, también habrían tenido la oportunidad de advertir a las personas que estaban dentro. Liselotte hizo su pregunta con la esperanza de eso.

“Por supuesto. Soy un ex comerciante, así que estoy de acuerdo contigo en eso. Afortunadamente, parece que podremos recuperar los tesoros y, de todos modos, el castillo real era un símbolo de los males de la monarquía. Una herencia negativa, por así decirlo. No podíamos permitir que permaneciera en pie”, dijo Andrei con una expresión ligeramente conflictiva.

“¿Incluyendo a los malvados miembros de la realeza y los nobles dentro?”

“Eran un sacrificio necesario. Hubo algunos de la clase noble que estuvieron de acuerdo con las ideas de la Santa, y los únicos que quedaron en el castillo al final fueron aquellos que se opusieron a ella con hostilidad.”

“Ya… veo…”

Liselotte no hizo más preguntas. En cambio, lanzó una mirada de soslayo a los restos de la destrucción y cerró los ojos en oración silenciosa.

“No condenamos a nadie por el mero hecho de ser de la clase noble. Algunos nobles tienen prejuicios por su estatus, pero sabemos que hay nobles que se preocupan por la gente. Si están de acuerdo con las enseñanzas de Santa Erica, estamos dispuestos a tenderles la mano. ¿Y tú?” Andrei se volvió hacia Liselotte con una mirada juzgadora.

“A mí también me disgustan las acciones de tiranía hacia la gente. No me creo superior solo porque soy un noble. Sin embargo, me criaron en el lado de los que ustedes llaman los explotadores, como un ciudadano de clase privilegiada. Es por eso que no puedo negar que puedo ver y reaccionar a las cosas de manera diferente a ti, un miembro del lado que se crio como oprimido”.

Liselotte dio su opinión honesta sin tratar de parecer perfecta.

“Qué buena y sincera respuesta. He visto a muchos nobles dar acuerdos vacíos en los que no creen solo para salvarse, pero realmente eres diferente”. Andrei sonrió ampliamente, mostrando sus dientes blancos.

“Me siento honrada. ¿Estarías dispuesto a contarme más? Creo que solo se puede llegar a una conclusión con una comprensión adecuada de este país y de Santa Erica”. Liselotte se inclinó una vez y miró a Andrei.

“De hecho, es como dices. Me gustaría mostrarte otros lugares, así que hablemos mientras avanzamos. Primero está el área donde vive la población en general. Por aquí por favor.”

En un tono encantado, Andrei comenzó a liderar el camino con un salto en su paso.

***

En el camino de las ruinas del castillo al área de la ciudad…

“En nuestro país, la legislación la llevan a cabo los asambleístas que participan en el congreso. También toman algunas de las decisiones políticas. El líder del órgano administrativo es el jefe de Estado, quien actúa como representante de la nación”.

“Así que has dispersado los derechos legales y administrativos que el rey habría tenido bajo la monarquía”.

“Exactamente.”

“¿Cómo se seleccionan el congreso y el jefe de estado?”

“En una elección indirecta en la que los ciudadanos seleccionan a los votantes del congreso y del jefe de estado a través de elecciones, luego cada votante presenta su voto para el jefe de estado y los miembros del congreso. En la primera elección, los principales miembros de la revolución fueron seleccionados como primer congreso, y el Santo fue elegido como jefe de estado”. Andrei explicó el sistema de gobierno detrás de la Santa República Democrática de Erica mientras caminaban.

“¿A quién se le ocurrió ese sistema de selección?”

“El marco general lo hizo Santa Erica. Sin embargo, hay algunos puntos que todavía están en un callejón sin salida, por lo que todavía estamos en medio de establecer las leyes básicas en torno a ese sistema”.

El borrador del sistema de Erica probablemente se usó como una disposición temporal para hacer la elección del primer jefe de estado y del congreso.

“Ya veo…” No podía estar segura sin leer las leyes reales, pero a Liselotte le sonaba como si estuvieran extremadamente motivadas para implementar una democracia.

“Lo importante es que la participación en la política esté ampliamente disponible y que el país se mueva de acuerdo con la voluntad de la gente. La monarquía puede haberse movido de acuerdo con la voluntad de la clase noble, pero atender solo a la clase privilegiada es lo que llevó a la explotación de la clase baja”, dijo Andrei, enfatizando cómo debería ser la nación.

“Entonces, al expandir el alcance de quién puede participar en la política, hará que sea más difícil para los participantes restar importancia a los asuntos… Si el resultado los afectará, sentirán la responsabilidad detrás de todas y cada una de las decisiones. Hay muchas leyes que los nobles aprueban porque, después de todo, no se aplican a ellos”, dijo Liselotte. No había necesidad de escuchar las opiniones de quienes no participaban en política, por lo que era fácil emitir juicios sobre cosas que no se aplicaban a uno mismo.

Era innegable que una monarquía facilitaba que las leyes sólo beneficiaran a quienes participaban en la política. Y que la carga tendía a trasladarse a la gente…

“Ah, qué maravilloso. Santa Erica nos dijo exactamente lo mismo. Los humanos somos iguales. Por eso debemos eliminar las leyes que se usan de manera desigual”.

Andrei parecía complacido con la declaración de Liselotte, ya que sus ojos brillaban con pasión.

“Creo que es bueno que los altos mandos del país tengan en cuenta la voluntad de la población. Eso fortalecerá su sentido de responsabilidad hacia la gente”, dijo Liselotte, coincidiendo con las formas de la Santa República Democrática de Erica. Si bien su intención era hacer que Andrei se sintiera bien hablando positivamente sobre el país, pensó que sería ideal que sucediera tal cosa. Por eso no estaba mintiendo.

“Sí, sí. Es importante que los elegidos tengan estas cosas en mente. No podemos dejar el país en manos de alguien que no tiene responsabilidad sobre el pueblo”. Debe haber estado disfrutando de la discusión, ya que Andrei cerró la distancia entre él y Liselotte con entusiasmo.

“S-Sí, estoy de acuerdo”, asintió Liselotte, casi retrocediendo.

“El plan original era mostrarles nuestro congreso, pero ahora no veo la hora de hacerlo: habrá uno esta tarde para establecer las leyes básicas. Debatimos todos los días al respecto, por lo que sería una buena oportunidad para que veas nuestro fuerte sentido de autoconciencia. Ah, y lea también las leyes propuestas; me encantaría escuchar su opinión sobre ellas”.

“Por qué, estaría muy interesado en eso. Lo esperaré con ansias.” Liselotte puso una sonrisa inquieta pero amistosa.

No es que esté diciendo algo que realmente no pienso, pero…

Para no levantar sospechas preguntando de repente por la Santa, estaba de acuerdo con todo lo que decía para obtener información. Pero la reacción de Andrei fue tan seria que la dejó sintiéndose un poco culpable.

Pensé que era un poco joven para un primer ministro, pero ¿podría estar faltando gente con experiencia política?

Andrei era un hombre bueno y honesto. Sin embargo, un hombre honesto era demasiado poco confiable para tener como primer ministro. Un primer ministro no debería creer en los demás fácilmente; en todo caso, deberían estar constantemente alerta. Estaría mejor como erudito que como político, pensó Liselotte, cuando…

“Hmph”.

Sus ojos se encontraron con los de Natalia, quien los escoltaba sin participar en la conversación. Natalia observó la conversación armoniosa de Liselotte con Andrei y resopló de descontento. Tal vez ella pensó que él estaba siendo influenciado por la atención de una hermosa mujer noble.

“Aparte de eso, ¿podrías contarme más sobre Santa Erica?” Liselotte ignoró la mirada de Natalia que podía sentir y, en cambio, le preguntó a Andrei qué era lo que más le preocupaba.

“Por supuesto. ¿Qué te gustaría saber?”

“No sé nada acerca de cómo llegó a ser llamada Santa, entonces, ¿podríamos comenzar allí? ¿Era ya una Santa cuando la conociste por primera vez?” Si supiera cómo Erica se convirtió en Santa, tal vez podría ver algo nuevo.

“La primera vez que la conocí, o mejor dicho, la primera vez que la vi, aún no la llamaban santa. Sin embargo, no había duda de que ella ya estaba planeando la salvación de la gente en ese momento… Le hice la misma pregunta porque también tenía curiosidad.” Andrei recordó el recuerdo con una sonrisa cariñosa.

“Si no te importa, ¿estarías dispuesto a decirme su respuesta? Me gustaría saber por qué se convirtió en santa.”

“Muy bien. Santa Erica me dio permiso de antemano para decirle si expresó interés en escucharlo”, dijo Andrei como prefacio. “Por lo que me dijeron, Santa Erica originalmente vivía en un pequeño pueblo con su prometido”.

“¿Con su prometido?” Liselotte ladeó la cabeza.

Pero si recuerdo…

Cuando Erica le preguntó a Liselotte si había alguien a quien amaba en Amande, Erica mencionó que no debería hacer nada de lo que se arrepienta. Que significa…

“Desafortunadamente, él ya falleció”. Andrei sacudió la cabeza con tristeza.

Así que su prometido fue arrastrado a la invocación del héroe… luego murió debido a algún tipo de circunstancia.

“Santa Erica dijo que algún tipo de situación la llevó a ella y a su prometido a la aldea”.

Según las leyendas transmitidas en la región de Strahl, hubo seis héroes que participaron en el período de la Guerra Divina. Los héroes llegaban de lejos, convocados a través de las piedras sagradas, y los reinos que poseían esas piedras las guardaban bajo estricta seguridad.

Es difícil creer que una piedra sagrada capaz de convocar a un héroe se mantuviera en un pueblo, pero no es como si la ubicación de cada piedra sagrada fuera conocida desde el principio. Tal vez yacía sin descubrir en algún lugar cerca del pueblo. Luego, cuando llegó el momento, ocurrió la convocatoria, supuso Liselotte.

En realidad, había cuatro reinos en la región de Strahl que se sabía que tenían piedras sagradas. El almacenado en el Castillo de Galarc que convocó a Satsuki, el del Reino de Beltrum que convocó a Rui, el que la Restauración tomó del Castillo de Beltrum que convocó a Hiroaki, y el del Reino de Centostella que convocó a Takahisa. De los dos restantes, uno que convocó a Renji yacía intacto en un aislado manantial del bosque. Y el último, como supuso Liselotte, yacía sin ser descubierto en una montaña cerca de un pueblo remoto.

“Su prometido ya había fallecido, por lo que no dijo mucho sobre ese pueblo, pero dijo que decidió convertirse en Santa Erica debido a la muerte de su prometido”.

“¿Cómo falleció?”

“Una persona poderosa vino al pueblo. Lo mataron tratando de proteger al pueblo de ellos”.

“Su prometido debe haber sido un hombre maravilloso…”

“Sí, aparentemente sí. Extendió su mano a las personas que sufrían, preocupándose por los demás antes que por él mismo, dijo Santa Erica. Después de aceptar su muerte, decidió continuar con su legado…”

“Ya veo…”

En un mundo donde las vidas de la realeza y la nobleza pesaban más que las de los plebeyos, eventos desafortunados como ese tenían que suceder.

“Después de presenciar la muerte de su prometido, Santa Erica se afligió, se enfureció y se hundió en la desesperación total. ¿Por qué las personas se paran encima de otras personas? ¿Por qué las personas no nacen iguales? ¿Por qué usan el estatus que obtienen para lastimar a otros? Empezó a resentirse fuertemente con el mundo que creaba personas con poder. Luego, recibió una revelación divina, diciéndole que salvara al mundo”.

“¿Una revelación…?”

Qué palabra tan sospechosa para mencionar de repente. Revelación: una palabra que significaba que Dios había otorgado a los humanos una verdad que normalmente no serían capaces de percibir.

“Antes, por los restos del castillo, dije que nuestra nación ve a Santa Erica como un profeta, ¿no?” Andrei dijo con una sonrisa orgullosa.

“No, pero… ¿Era verdad? Cuando dices revelación y profecía, ¿quieres decir que Santa Erica recibió la voluntad divina de los Seis Dioses Sabios?”

Liselotte miró fijamente a Andrei. Parecía pensar que era una historia inventada y dio a entender fuertemente que él debía haber estado bromeando con su mirada.

Andrei sonrió forzadamente ante la reacción de Liselotte. “Por qué, es natural sentirse sorprendido. Hubo muchas personas que la trataron como un bicho raro al principio. El rey caído Rivanoff también la trató como hereje hasta el final.

Cualquiera que se opusiera a la autoridad proclamándose santo portador de la palabra de los Seis Dioses Sabios sería naturalmente tratado como un hereje. Las personas en el poder la declararían bruja y la ejecutarían. Eso fue probablemente lo que sucedió en realidad también.

“¿Tienes pruebas? Que Santa Erica recibió la profecía de los Seis Dioses Sabios”, dijo Liselotte en un tono nervioso, algo raro en ella.

“Nadie más que Santa Erica puede recibir la palabra de los Seis Dioses Sabios. No hay manera de probar tal cosa.”

De hecho, esa sería la prueba del diablo. “Eso… puede ser cierto…”

Pero sin pruebas, no había nada que creer.

“Además, ni siquiera un profeta puede estar conectado continuamente a la voluntad de los Seis Dioses Sabios. Las profecías no son el todo y el final”.

“Entonces, ¿por qué crees en sus profecías?” preguntó Liselotte.

“Hay tres razones para eso. La primera es porque todas las profecías de Santa Erica han sucedido exactamente como ella dijo; por ejemplo, que derrocaría el Reino de Rivanoff y establecería una nueva nación en su lugar, por el bien de la gente. Eso fue lo que ella predijo, y eso fue lo que hizo que sucediera”.

“…” ¿No fue eso simplemente porque ella tenía una meta y los medios para hacer que esa meta sucediera? Esa fue la refutación que inmediatamente vino a la mente de Liselotte, pero se abstuvo de discutir. En cambio, esperó por las otras dos razones.

“Otra es por su poder. Santa Erica dijo que se le otorgó un poder que los humanos no deben usar debido a la profecía. Luego usó ese poder para realizar milagros dondequiera que fuera”.

“¿Cómo destruir el castillo real de un solo golpe?”

“No fue solo destrucción. Curó heridas sin usar magia, convirtió tierras baldías en suelo fértil y cambió la tierra para alterar el flujo del río”.

Todos esos son fenómenos causados por las Armas Divinas… Pero Satsuki dijo que alguien le enseñó a usar las Armas Divinas en un sueño cuando llegó por primera vez a este mundo, ¿verdad? Alguien le habló unilateralmente en un sueño… ¿Podría ser esa la profecía?

No estaba segura, pero de repente recordó lo que Satsuki dijo una vez y se preguntó si eso podría estar relacionado con esto.

“La tercera razón es que se puede confiar incondicionalmente en las palabras de Santa Erica. Así de fuerte es la confianza entre nosotros. Por supuesto, no solo confiamos en ella porque es fuerte, se ganó esa confianza porque continuamente usa su poder para la salvación de los débiles. Antes de que la gente la llamara santa, vagó de pueblo en pueblo después de la muerte de su prometido, realizando milagros dondequiera que iba, ayudando a liberar a los débiles de la tiranía de los fuertes sin compensación. Conocí a Santa Erica en medio de ese viaje”.

No había nadie que dudara de las palabras de quien adoraban. En otras palabras, el hecho de haber construido su posición hasta el punto de ser adorada como una santa fue la tercera razón. Sin embargo, si bien todo hasta el punto de que mataron a su prometido tenía sentido, todo lo que siguió fue un poco difícil de creer. Si tuviera el poder de un héroe, no le habría sido imposible hacer creer a la gente que era una profeta.

Eso es lo que dudaba Liselotte. Sin embargo, el sueño que Satsuki le contó una vez también pesaba en su mente.

Satsuki dijo que vio un sueño que le enseñó cómo usar el poder del héroe.

¿Quizás quien apareció en ese sueño fue el mismo que le dio a la Santa su supuesta profecía y le enseñó cómo sacar aún más el poder de sus Armas Divinas? ¿Pero quienquiera que apareciera en el sueño no sería los Seis Dioses Sabios?

No había forma de confirmar su hipótesis, pero eso solo hizo que su imaginación creciera más salvajemente. Liselotte estaba perdida en sus pensamientos con una mirada desconcertada en su rostro.

Estaba destinada a estar en medio de una gira, pero el impacto de esa información la había hecho olvidar eso. Andrei aprovechó la oportunidad para volver a interrogarla. “¿Bien? ¿Crees en la profecía de Santa Erica ahora?”

“Honestamente, estoy medio dudosa”, respondió Liselotte con sinceridad.

“Haha. Realmente eres una persona sincera. Tu excelente educación y tus valores justos te permiten tener una visión cuidadosa del mundo. Es por eso que nos gustaría que le prestes a nuestra nación tu fuerza. Ahora, estamos casi en el área central”.

Andrei parecía haber sentido que su conversación hasta ahora había valido la pena, mientras la miraba apasionadamente mientras la invitaba hacia el centro de la ciudad justo delante de ellos.