Lazy Dungeon Master (NL)

Volumen 16

Capítulo 1: Comienzo

Parte 8: El Tiempo Libre De Narikin Y Rokufa

“¿Podemos tener algo de tiempo libre? ¿Y hacer turismo como queramos?” preguntó Narikin.

“(Sí. Puedes pasar la próxima semana como quieras; todo es tiempo libre.)” Keima, su maestro, respondió a través del pájaro que estaba poseyendo. Keima le había dado un informe a su propio superior, la cima del imperio Haku, y al recibir una recompensa, decidió compartirlo con el grupo de Narikin, al parecer. “(Después de todo, nos apresuramos a Underling, y nunca tuvimos mucha prisa en primer lugar. Ahora es un buen momento para tomar un descanso. Podemos volver al trabajo una vez que vayamos a Mastermind. ¿Está bien?)”

“Entendido, Maestro”.

“(¿También, Rokufa? Como bono especial, ustedes dos pueden usar hasta cinco monedas de oro como quieran)”.

“¡¿Ah?! Gracias.”

“(Muy bien, eso es todo. Más tarde.)” Keima terminó la posesión, y Tran regresó a su jaula por su cuenta.

Rokufa dejó escapar un suspiro. Cinco oros bastaban para que una familia de plebeyos viviera dos, tres años sin trabajar, si se gastaba con prudencia. Demasiado para una semana de turismo.

“¡Cinco oros enteros por una semana! El Maestro debe estar muy molesto porque Haku se ocupó de aquellos que contrataron a un asesino para matarlo antes que nosotros. ¿No estás de acuerdo, Narikin?”

“Sí. Dijo que es un bono especial, pero no hicimos nada especial. Estos cinco oros deben ser su forma de decir: tienes una semana, aquí está tu financiación, muéstrame los resultados”.

Toi, que estaba escuchando mientras estaba de pie junto a una pared, negó con la cabeza. Ella creía que Keima realmente quería darles un pago y un descanso. Los héroes a menudo perdían la comprensión del valor del dinero al convertirse en nobles. Ciertamente hicieron un trabajo digno del pago, pero… Independientemente. Según la estimación de Toi, a Keima probablemente le habían pagado alrededor de cien oros, y le había dado cinco pensando nada más que en que era una pequeña porción del pago total. Luego adivinó la verdad por completo al suponer que él había perdido la semana desde que se sintió culpable por dar solo cinco monedas.

“Mi señora, mi señor. Lord Keima es más genuino de lo que piensas, y creo que sería prudente tomar sus palabras al pie de la letra; lo más probable es que solo quiera que descanses”, dijo Toi, pero los dos sacudieron la cabeza colectivamente en el acto.

“Eso no puede ser correcto. El propio Maestro obtuvo la información sobre las mazmorras artificiales que le informó a Haku. Solo escuchábamos como pájaros, ¿recuerdas?”

“De hecho, y tú también te quedaste atrás con la jaula, Toi. Seguramente puedes entender que cinco oros serían excesivos como recompensa por tan poco trabajo, ¿no?” Rokufa dijo.

“¿Oh? Eso hace que parezca que yo también estoy siendo recompensado”, dijo Toi con sorpresa, lo que a su vez hizo que Rokufa y Narikin pusieran sus propias miradas de sorpresa.

“Por supuesto. En última instancia, puede servir a otro, pero aquí somos compañeros de trabajo. ¿No es así, Narikin?” preguntó Rokufa.

“Absolutamente. Ahora, reunámonos todos y pensemos en cómo gastar estos fondos de guerra. Contamos con tu aporte, Toi”.

Toi había pensado con certeza que estaban en guardia contra ella y que la estaban utilizando mientras servían como guardias para vigilarla, pero parecía que ese no era el caso. La veían como una compañera de trabajo, y ante eso ella solo pudo sacudir la cabeza con exasperación; eran suaves, como cierta otra persona. Keima estaba un poco en guardia contra ella, pero al final seguía siendo blando. Después de todo, él la estaba dejando caminar libremente y apenas tenía ojos sobre ella. Toi se rascó la cabeza, decidiendo que tendría que entrenar tanto a Keima como a sus sirvientes para que valiera la pena servirle. Tenía la intención de ponerlo todo en estas cosas, ya que Leona le había dicho directamente que lo sirviera.

“En ese caso, ¿puedo sugerir que primero exploremos cómo podemos invertir el oro para crear más riqueza a partir de él?”

“Hm, ¿entonces sugieres que comencemos un negocio? Necesitaríamos permiso para eso”, dijo Narikin.

“Eso sería útil para recopilar inteligencia, pero no somos exactamente comerciantes”, dijo Rokufa.

“No, no. En este mundo, hay algo conocido como apuestas, y existe incluso en Underling”.

Dicho esto, las carreras de caballos a gran escala y similares se llevaron a cabo solo una vez cada pocos meses. El único juego habitual eran los dados en los bares, naturalmente.

“¿Juego? No soy fanático”, dijo Narikin.

“Eso corre el riesgo de perder dinero en lugar de ganarlo”, estuvo de acuerdo Rokufa.

“Sin embargo, es precisamente en ese tipo de lugares donde se reúne la información. ¿Qué tal? Tal vez sería prudente considerarlo parte de los gastos de esta investigación”.

Los dos eran rígidos y formales, al igual que su maestro. Toi los guio para que se relajaran al enmarcarlo como parte de su trabajo. Seguro que jugar en un garito le serviría como un buen descanso. Seguramente.

“Investigación… ¡Ah, ya veo! Entiendo lo que quieres decir”, dijo Rokufa. “¿Te diste cuenta de algo, Rokufa?”

“Por cierto. Un garito sería un lugar tradicional para pasar los días libres, ¿no?”

“¡Ah…! ¡Ahora entiendo todo! ¡Sin duda eso es exactamente lo que quiso decir el Maestro!”

Eso no era exactamente lo que ella pretendía, pero el objetivo general de Toi se había logrado. Aun así, no había forma de que Haku no hubiera agotado ya una fuente de información tan obvia. Toi no esperaba que aprendieran nada nuevo allí.

“Hmm, dijo una semana, así que supongo que podemos gastar cincuenta monedas de plata al día”. sugirió Rokufa.

“¿No estaría más cerca de los ochenta?” Narikin respondió.

“Para que quede claro, dividir quinientas monedas de plata en siete días sería setenta y una monedas por día”, dijo Toi, calculándolo rotundamente en un instante. Rokufa y Narikin se conmovieron.

“En ese caso, tomaremos setenta por día como nuestros fondos. Si dividimos más eso entre nosotros…” comenzó Rokufa, sus ojos vagando.

“¿Treinta monedas de plata cada uno, entonces? Empecemos.”

“Veintitrés cada uno, con uno sobrante. Sin embargo, creo que sería más natural que los tres viajáramos juntos. Formamos un trío sólido, como marido y mujer acompañados por un sirviente”.

Realmente, Toi pensó que esta era una buena oportunidad para que aprendieran más sobre matemáticas. Y… todavía estaba un poco incrédula de que desearan activamente involucrarla en esta misión. Ella los miró, pero su decisión era firme. Pensar que incluso habían planeado darle dinero y enviarla en una misión en solitario. Realmente eran demasiado suaves.

“No temáis. Planeamos que trajeras a Tran y Ceiver contigo”, dijo Narikin. “¿Y qué harías si dejo la jaula y salgo corriendo? Cielos.”

“Vaya, vaya. No huirías cuando el Maestro te haya ordenado que nos vigiles, Toi.”

Ciertamente no planeaba huir, pero de alguna manera estos dos estaban confiando tan peligrosamente que ella quería hacerlo de todos modos. Pero ella no lo haría.

“Ahorremos el dinero que ganemos o nos quede para regresar con el Maestro”, sugirió Narikin.

“Por cierto. Ahora, Toi, muéstranos dónde podemos ir a apostar”, dijo Rokufa.

“…Entendido, mi señora”.

Y así, Toi los llevó a los dos a un garito para descansar con el pretexto de reunir información.

***

Pasaron los días.

“Oh, eso sí que es interesante”, dijo Narikin.

“Heheh, ¿verdad? Ahora, sobre el trato que hicimos…” “Por supuesto. Compartiré mis consejos”.

“¡Gahaha, pensé que sabías lo que pasaba! Yeehaw, ¡ahora puedo volver a jugar!”

Estaban en un garito ubicado en una calle principal del Reino Santo. Narikin había amontonado sus fichas mientras bebía, y lanzó tres (cada una con un valor de plata cada una) al corredor de información.

“Erm, ¿mi señor? No diría que la información que acabas de comprar valió la pena en particular”.

“¿Hmm? ¿Tú crees?”

“Por cierto. ¿De qué serviría saber sobre la búsqueda de una mascota perdida? Creo que puede que estés demasiado borracho.”

Según la observación de Toi, las mejillas de Narikin ciertamente estaban rojas. Narikin era una armadura viviente, pero por el bien de su investigación estaba en forma humana. Su cuerpo humano era capaz de emborracharse. Quizás por eso siguió recopilando información exclusivamente inútil.

“Sin embargo, ¿no es interesante cómo el caimán mascota casi fue comido por el grupo que lo encontró?”

“¡¿Lo es?!”

“Es un caimán. ¡Un cocodrilo! Sin mencionar que el aventurero salvó al caimán comprándoselo. ¿No te hace llorar? ¡Cuesta un poco más que el pago de la misión! Ahahaha, aparentemente lo compró para evitar tener que pagar la tarifa por fallar en la misión. Los aventureros seguro que lo tienen difícil. Aunque técnicamente soy uno de ellos”, dijo Narikin.

“Bueno, si la búsqueda fuera simplemente para encontrar la mascota, podrían haberle cobrado la tarifa al que dio la misión. La historia hubiera sido perfecta si la conclusión fuera que todo era una estafa destinada a sacar dinero de los aventureros.”

“Oh, ahora eso es interesante. Muy bien, te has ganado una propina, Toi.” “¿Gracias…?”

Toi dio respuestas poco entusiastas cuando Narikin, de buen humor, le dio dos fichas. Bueno, esto aún podría considerarse un éxito en general, ya que se estaban tomando un descanso.

“Aun así, disfruto este juego de ruleta. Simplemente no me quedo sin fichas jugando esto”, dijo Rokufa, sentado junto a Narikin y jugando a la ruleta (que era en gran medida idéntica al juego de la Tierra, ya que fue presentado por un héroe). Después de ver al crupier lanzar la bola, colocó la mitad de sus fichas restantes (cinco) en el número 14.

“Milady, jugar así de agresivo por lo general resulta en quedarse sin monedas de inmediato. ¿Puedo sugerir apostar de manera más amplia?”

“Está bien. A veces tengo razón.”

… Y, de hecho, la bola cayó en 14. Su apuesta se multiplicó por treinta y seis, lo que dio como resultado un total de 180 monedas. El traficante lucía una sonrisa forzada.

“¿Ves? Tengo más fichas.” “…Supongo.”

Esa no era ella obteniendo una parte de la suerte de Rokuko. Más bien, estaba analizando la trayectoria de la pelota con sus ojos y calculando dónde aterrizaría. La especie Ángel tenía ojos excepcionalmente poderosos para la observación. Estaba destinado a ser utilizado en el campo de batalla. Naturalmente, sus predicciones no fueron perfectas, pero acertó una de cada cinco veces.

El hecho de que la ruleta no tuviera un rayo en el interior como la ruleta de la Tierra hizo que fuera más fácil de adivinar. También se podría decir que estaba prediciendo el futuro.

Si apostara la mitad de sus monedas cada vez y ganara una vez cada cinco veces, terminaría recuperando sus fichas. Y a veces sacaba un doble, lo que la convertía en una verdadera montaña de fichas.

“¡Las reglas son tan simples! Solo tienes que adivinar en qué hoyo caerá la pelota”, observó Rokufa.

“Todavía hay mucha diversión por hacer”, respondió Narikin, pero sonreía principalmente porque su victoria significaba que tenía que seguir reuniendo información. Ella había ganado a lo grande ya que sus fichas decrecientes casi las habían mandado a casa. Toi suspiró; estarían aquí más tiempo aún.

Y, de hecho, toda la información que recopilaban no tenía ningún valor. Alguien dejó caer un pañuelo amarillo, un ratón cavó un agujero en una pared, el dueño de una tienda de artículos estaba haciendo trampa, etc., nada que ver con su investigación actual. ¿Cuál era exactamente el plan de Narikin, comprar información sobre los mejores burdeles del barrio rojo? Incluso si se lo informara a Keima, la única respuesta que obtendría sería un evasivo “E-Es bueno saberlo”.

El único dato relevante era que un inversor en el campo de la fruta había muerto repentinamente. Probablemente era uno de los que había intentado asesinar a Keima, solo para ser tratado por Haku. Sin duda el cadáver era un maniquí, mientras que la persona real estaba siendo torturada. O eso supuso Toi, en cualquier caso.

“¡Ahora, ahora, mi amada esposa ganó de nuevo! La verdad es que hemos sido bendecidos por la diosa de la fortuna… ¿Hay alguien a quien le gustaría contagiarse algo de esa suerte? ¡Dame una historia, cualquier historia que mi esposa encuentre divertida!” declaró Narikin.

“¡Jefe, jefe! ¡Compra mi historia!” “¡No es mío! ¡Compra el mío!

“Ahaha, formaos ahora, buenos compañeros. Di tu parte.”

Si Rokufa simplemente hubiera estado ganando dinero en la ruleta, los habrían expulsado en un abrir y cerrar de ojos, pero dado que Narikin estaba presumiendo y repartiendo las fichas como dulces, la guarida estaba dejando que sucediera. Se estaba logrando un extraño equilibrio.

Y para ir más lejos, los clientes se jugaban inmediatamente las fichas que distribuía Narikin y las devolvían a la tienda. La actividad mejorada significó que la guarida en realidad estaba ganando más de lo habitual. El den, en general, se estaba beneficiando de ellos. El grupo de Narikin gastaba alrededor de veinticinco monedas de plata cada día.

Aunque incluso con tanto gasto, todavía no estaban gastando las setenta y una monedas que inicialmente planearon usar cada día, por lo que al regresar a la guarida se lamentaron de no haber alcanzado su cuota.

“Dios mío, qué pareja tan ridícula… Espera un segundo”.

Toi negó con la cabeza. ¿Por qué se estaba tomando tan en serio la recopilación de información cuando todo esto era solo una excusa para que se tomaran un descanso en primer lugar? Sheesh. Pasar tiempo con esos dos realmente le trastornaba la cabeza.

“…Supongo que debería disfrutar este descanso también. Discúlpeme camarero. Frutas, por favor.”

Toi pagó las papas fritas que acababa de recibir a un mesero, quien le dio uvas. Se metió uno en la boca y bebió el jugo dulce.