Shijou Saikyou No Daimaou Murabito A Ni Tensei Suru (NL)

Volumen 6

Capítulo 72: El Ex-Señor Demonio, Interrumpido

Cinco grandes potencias gobernaron este continente. El Imperio de la Hechicería de Laville, nuestro hogar. La República de Goldenia, morada de enanos.

Los Estados Federales de Saphiria, crisol de muchas especies.

El Imperio de Vyheim, un lugar donde los elfos disfrutaban de derechos especiales.

Y… la Federación de Asylas, estado de salvajes.

Estas Cinco Potencias habían jugado un papel importante en el lío en Megatholium que se había unido a mí ya Ireena. Para luchar contra Lars al Ghoul, una organización criminal dirigida por demonios que se fortalecía día a día, Megatholium había estado tratando de mediar y unir a las naciones reuniendo a sus líderes… pero la alianza de cinco vías se vino abajo.

Todo había sido orquestado por Lizer Bellphoenix, el líder de Megatholium y líder de la religión más grande del mundo, Credo Unido. Al final resultó que, este plan, formulado por el mayor oficial de mi antiguo ejército y uno de los Cuatro Reyes Celestiales, fue una oportunidad perfecta para un poco de autorreflexión. El problema era que también convirtió a Laville en la nación más despreciada del continente.

Las cosas parecieron calmarse cuando Olivia se lanzó directamente a la línea de fuego, así que supuse que estábamos a salvo de una gran conmoción. Aparentemente, sin embargo, no me había tomado la locura del Rey Dread de Asylas lo suficientemente en serio.

“¿Formar un ejército en un momento como este? ¿Qué podrían estar pensando?” Me pregunté en voz alta, frunciendo el ceño en la entrada.

“…Estoy de acuerdo. Me parece una tiranía”. Kalmia debe haber tenido algunos pensamientos sobre esto, ya que un indicio de disgusto había aflorado en su rostro parecido a una máscara.

Ireena parecía sentir lo mismo. “¡¿Cómo podrían desplegar sus tropas ahora…?! ¡Si las cosas van mal, terminaremos con una guerra a cinco bandas en nuestras manos…!”

Las fuerzas de Laville y Anti-Laville se miraban fijamente. La situación era como un globo a punto de estallar en cualquier momento. Lo único que lo mantenía unido era el motivo político. Tal como estaba ahora, Saphiria fue la única nación que nos apoyó. Eso puso automáticamente a Goldenia, que estaba en contra de Laville solo de nombre, en una posición difícil. Después de todo, las dos naciones tenían una relación comercial cercana, pero era más como un trato tipo amo-sirviente.

Ninguna otra nación necesitaba exportaciones de la República de Goldenia. Los estados federales de Saphiria, por otro lado, tenían una industria en auge centrada en los alimentos, y su agua tenía una gran demanda durante todo el año. Mientras tanto, Goldenia estaba salpicada de desiertos y su suministro de agua estaba constantemente bajo. Para Goldenia, el agua de Saphiria era más crucial que la vida misma. Ningún otro país tenía recursos hídricos que les permitieran exportar.

Si alguna nación se peleaba con Laville, Saphiria naturalmente se uniría al Imperio en un frente unido. Pude ver a Saphiria amenazando a Goldenia para que se uniera a nosotros, aprovechando sus recursos hídricos, pero

¿quién podría decir qué haría Goldenia en respuesta? De cualquier manera… no había duda de que los egos políticos y las obligaciones intensificarían la locura una vez que comenzara la batalla.

Por eso los que estaban en contra de Laville, hasta ahora, no habían hecho más que protestar débilmente. La Federación Asylas, sin embargo, aparentemente tuvo problemas para captar esa vibra y había decidido hacer la guerra. Me imaginé que los otros líderes de las Cinco Potencias estaban perdiendo la cabeza.

“… ¿Y qué quiere Su Majestad que hagamos?”

“Primero, irás a los territorios gobernados por los Salvans y los Spencer. Luego—”

“— ¡Vamos a salvar a Ginny y los demás!” Dijo Ireena. Kalmia asintió.

Los Salvans eran la familia de Ginny. Los Spencer eran de Elrado. Las dos casas habían mantenido una relación amo-sirviente durante generaciones y habían protegido su franja de tierra desde la fundación de Laville. La ciudad atacada estaba ubicada a lo largo de la frontera, y escuché que estaba inundada en un mar de sangre.

Me imaginé que Ginny y Elrado, como los mayores de sus familias nobles, se estarían preparando para entrar en batalla ellos mismos, a pesar de que todavía no eran adultos. En tiempos de crisis, no era inaudito que tales descendientes fueran confiados con todo el ejército.

“Ginny estará perfectamente bien. Es Elrado lo que debería preocuparnos”.

Cuando viajamos al pasado de la mano de un joven misterioso, había creado y armado a Ireena y Ginny con equipo mágico. Dado que podían convocar estas protecciones a voluntad, no había peligro de que el enemigo las tomara. Mientras no pasara nada loco y su armadura y armas permanecieran en buenas condiciones, imaginé que Ginny estaría bien.

Elrado, por otro lado, fue un comodín.

“… Aunque teníamos nuestras diferencias cuando comenzamos la escuela en la Academia”, dije, “creo que casi somos amigos. Me niego a dejarlo morir”.

Elrado estaba entre mis compañeros de clase que acudieron corriendo en mi ayuda durante el incidente en Megatholium. No quería que muriera.

“Entiendo la misión. Nos apresuraremos a llegar a nuestro destino. Pido disculpas por el problema, Kalmia, pero te pido que cuentes a nuestros padres”.

“Entendido.”

No hubo tiempo para informarles. De hecho, renunciaríamos a los modos de transporte estándar… como los carruajes.

“Tenemos que teletransportarnos. ¿Estás lista, Ireena?” “¡Puedes apostarlo!” Ella asintió en mi dirección.

Preparé el hechizo que nos llevaría a nuestro destino. Solo funcionó en lugares que un lanzador visitó anteriormente, pero había estado por todo el país desde que ingresé a la Academia, ya que siempre me encontraba en algún problema. Incluso había visitado esta ciudad fronteriza en una ocasión anterior.

Obviamente, podríamos teletransportarnos allí. No había forma de que el hechizo no funcionara.

Después de lanzar la magia y nuestra conciencia se volvió confusa… Ireena y yo abrimos los ojos en un lugar desconocido.

“Umm… ¿Crees que el asalto del enemigo convirtió la ciudad en un bosque?” Preguntó Ireena, mirando alrededor y parpadeando confundida.

Un bosque. Estábamos parados en medio de un follaje descuidado.

“… No, Ireena. Ciertamente estamos en un bosque. Nunca fue una ciudad”. “Oh, p-pero eso significa…”

“Sí. Parece que el hechizo de teletransportación ha fallado”.

“¡D-De ninguna manera! ¡P-Pero nunca te equivocas!” Ireena me miró con incredulidad.

Negué con la cabeza. “No cometí tal error. Hemos caído directamente en manos del enemigo”.

“¿Las manos del enemigo?”

“Sí. Deben haber anticipado que nos teletransportaríamos y manipularíamos el hechizo para que nos enviaran a este bosque”.

Una especie de obstrucción. Tales técnicas eran populares en los viejos tiempos cuando la magia de teletransportación se usaba para casi todo… pero muy pocas personas en la era moderna podían lograrlo. Imaginé que tenía que ser el plan de ese hombre.

“Ireena. No bajes la guardia”, le advertí. “Me imagino que esta es una trama mucho más allá de lo que podríamos haber esperado. Nada está fuera de los límites de aquí en adelante. Piense en ello como un territorio inexplorado. Permanece alerta.”

“C-Correcto”, respondió Ireena, asintiendo.

Le devolví un asentimiento afirmativo propio. “Por ahora, debemos hacer algo sobre lo que sea que nos impida salvar a Ginny y Elrado”. Miré los árboles a mí alrededor. Era de noche, así que apenas podía ver nada, aunque podía oír pájaros, insectos y bestias.

No me tomó mucho tiempo detectar un rastro del hechizo del enemigo a nuestro alrededor.

“…Como yo pensaba. Los que se interponen en nuestro camino no son unos don nadie”.

Era más que un simple círculo mágico construido en un bosque. La vida vegetal y animal se había incorporado al hechizo. Solo conocía a una persona que podía lograr algo tan complejo.

El ex Rey Celestial, Lizer Bellphoenix. Me di cuenta de que el hombre detrás de los incidentes recientes también lo había planeado. Sus motivos no estaban claros, pero solo podíamos hacer una cosa.

“Busquemos en el bosque. El hechizo se extiende por toda esta zona. Puedo trabajar para anularlo una vez que pueda analizarlo adecuadamente”.

Creé una fuente de luz usando un hechizo para lugares oscuros, Search Light. Orbes luminosos aparecieron y nos mostraron con qué estábamos trabajando.

“La visibilidad suele ser escasa en el bosque por la noche. No solo vigile sus pasos, sino también sus alrededores”.

“Uh-huh. De lo contrario, podríamos tropezar y embarrarnos”.

Nacimos aldeanos, lo que significaba que esto era como nuestro propio terreno, y avanzamos rápidamente. Nuestros pies eran demasiado ágiles para quedar atrapados en la maleza, y ninguna de las serpientes venenosas nos mordió. Caminamos por el bosque como si fuera nuestro propio patio trasero.

Y luego, nos encontramos en medio de un cliché. Magia de trampa.

Una confusa multitud de ellos se instaló en el bosque, lo que me impidió analizar exactamente cómo funcionaba su interferencia. Sin embargo…

“Ireena, no te acerques allí. O puede que te ahogue un boom que es demasiado familiar”.

“Entendido. Sylphy es la única fuente de explosiones que necesito”.

Vi otra trampa más ingeniosamente colocada. “Hagas lo que hagas, no toques ese árbol”.

“¿Qué pasaría si lo hiciera?”

“Te volarán la cabeza en pedazos”. “E-Ew. Qué crudo”.

Nos las arreglamos para ver a través y evitar cada artimaña. Era evidente que nuestro enemigo estaba decidido a detenernos, pero eso simplemente no iba a suceder. Había terminado de analizar casi todo. En cuestión de minutos, podría anular el hechizo.

Como si esperara esta oportunidad, el espacio a nuestro alrededor cambió de repente. Algo en mí hormigueó, e instintivamente lancé un hechizo defensivo. Un Mega Wall de tres capas. Un orbe semitransparente nos cubrió a los dos.

Un relámpago vino zumbando hacia nosotros desde todas las direcciones. Un grupo de destellos púrpuras que viajaban a la velocidad de la luz se precipitó hacia nosotros mientras un trueno golpeaba. Los rayos se partieron como las venas de una hoja, chocaron con mi barrera mágica y se desvanecieron en la nada. Sin embargo…

Una de las tres capas que componían mi Mega Wall se destruyó.

“Ah. Nada mal”, dije con silenciosa admiración. Ireena permaneció en silencio, su rostro tenso.

Miramos al que está detrás de este ataque. Una figura con capucha negra estaba junto a un árbol llamativamente grande. Era un extraño, pero yo sabía lo que era.

“Eres un demonio, ¿no es así?” Sin respuesta.

En cambio, obtuvimos una mirada intensa que irradiaba asesinato.

“… Ard Meteor. Y tú, Ireena Litz de Olhyde. Juro por mi vida que te clavaré donde estás”.

Mirando esos ojos que parecían tan llenos de confianza homicida, le dediqué una sonrisa tranquila y le hablé, tal como lo había hecho cuando era el Señor Demonio.

“Voy a romper ese espíritu tuyo. Y luego seguiré mi camino”.