Jimi na Kensei (NL)

Volumen 6

Capitulo 2: La Era Del Apóstol De La Espada

Parte 5: Respuesta

Había aprendido bastante de mi primer duelo de práctica con mi maestro. No solo pude acostumbrarme a cómo se maneja mi cuerpo adulto, sino que también me enseñó más sobre el camino de la espada.

El Maestro Suiboku es un espadachín admirable y un inmortal admirable. Admito que hay una parte de mí que tiene mis dudas sobre él como ser humano, pero como su aprendiz, realmente lo admiro. Si bien supongo que soy la única persona a la que realmente ha hecho feliz, esa es una razón aún más para que yo aprecie lo que ha hecho por mí.

Además, la gente también me llama Grim Reaper y Gibbeter. En términos de infamia, estamos bastante igualados.

“Ahí, eso debería ser suficiente. Los cuerpos inmortales no retienen cicatrices, por lo que habría estado bien dejarlo, pero de todos modos”.

Mi maestro había detenido el sangrado de mi frente y me aplicó un vendaje sobre la herida. Supongo que, para una relación normal entre maestro y aprendiz, debería recordar cómo mi maestro solía hacer esto por mí todo el tiempo. Desafortunadamente, mi maestro nunca había hecho esto por mí, ni una vez, ni siquiera durante mi larga historia de entrenamiento con él. Además, mi maestro había sido tan rápido en cuidar mi herida que realmente no tuve tiempo para disfrutar de la nostalgia.

“Gracias.”

“Heh… Perdón por hacerte escuchar las divagaciones de un anciano”, dice el Maestro Suiboku, sonriendo felizmente y mirando hacia otro lado con un poco de timidez. “Estamos haciendo esperar a su esposa. Deberíamos volver”.

“S-Sí, tienes razón…”

Admito que hay algo un poco vergonzoso en que mi maestro hable de mi esposa. Esta sensación no suele ocurrir, por lo que quizás también sea un efecto secundario del bálsamo dorado. Si ese es el caso, supongo que estoy en un estado de emoción intensificada inducida por las drogas. Escribir eso hace que parezca bastante aterrador, pero pensándolo bien, para empezar, ya soy un monstruo que no envejece. La gente realmente tiene una tendencia a olvidar las cosas que da por sentado.

“¿Por qué no me cuentas un poco sobre tus experiencias mientras caminamos?”

“Claro… Hay muchas cosas de las que no puedo hablar, pero…” “¡Hahaha! ¡No te preocupes por esas cosas!”

Mi maestro y yo podríamos haber atravesado rápidamente el palacio, si hubiéramos querido. Pero dado que hacerlo alarmaría innecesariamente a la realeza, decidimos volver a caminar tranquilamente y charlar sobre la marcha.

Pensando en ello, estoy bastante seguro de que esta es la primera vez que comparto un momento como este con mi maestro. Supongo que mis quinientos años de vida habían sido realmente huecos, si no totalmente carentes de sustancia…

“Bueno, podemos empezar con cómo me las arreglé para que me contratara mi empleador actual. Fue porque salté sobre un carruaje de la Casa Sepaeda mientras llevaba a Lain”.

“¿Oh? Suerte que no te mataron en el acto”.

“Parecía que pensaban que tenía prisa porque llevaba un bebé. De hecho, estaban un poco asustados, así que la verdad es que Lain me salvó la vida en ese momento”.

No hace falta decirlo, pero hay muchos soldados y burócratas que sirven a la familia real en el palacio. Cuando me ven, me despiden al principio, luego miran hacia atrás rápidamente y miran dos veces. Algunas de esas personas no pueden dejar de mirarme mientras paso.

“Mm… ¿Es porque te has hecho más grande con el Bálsamo de Oro?”

Al principio pensé que tenían miedo de mi maestro y de mí, pero parece que ese no es el caso. Aun así, no parecía que les sorprendiera que los dos pareciéramos hombres adultos.

“Maestro, tal vez es que nunca antes me habían visto herido”.

Todos miran fijamente mi cara, con un enfoque particular en mi frente. Supongo que es natural que me haya dado cuenta de que en realidad se sorprendieron al verme herida, ya que bastantes personas han mirado mi frente el tiempo suficiente.

“… Eso podría ser, de hecho.”

Esta es, en realidad, la primera vez que me lastimo. Pero dado que me había enfrentado a mi maestro, las lesiones vienen con el territorio. Pero para la gente del palacio, el hecho de que esté herido podría ser algo bastante impactante.

“Mm… Entonces, ¿te he hecho perder la cara?”

Mi maestro parece un poco preocupado. Incluso el Apóstol de la Espada, que había derrotado a todos los retadores sin tener un rasguño, no pudo derrotar a su maestro Suiboku. Supongo que ese es el rumor que se esparcirá por todo el palacio.

“Hahaha, por supuesto que no”.

Honestamente, siempre he sentido que mis elogios, el Joven Apóstol de la Espada, el mejor espadachín del Reino de los Arcanos, son una carga demasiado pesada y, francamente, una cantidad excesiva de elogios. La verdad es que prefiero que mi reputación se vea un poco empañada después de este incidente. Tampoco tengo idea de cuántas personas he humillado hasta ahora. Habiendo hecho eso, sería bastante descarado que me preocupara por mi propia reputación.

“Esto fue lo que sufrí debido a mi propia locura. Por favor, no se preocupe por eso, Maestro”.

“Bien. Gracias por decir eso.”

“¿Qué crees que estás haciendo, Sansui?”

Si bien no me había molestado, Lady Douve evidentemente sí. Lady Douve, que me había estado esperando en la finca con Blois y Lain, está bastante enojada conmigo por haberme herido.

“Mm… lo siento.”

“No, no, por favor no se culpe a sí mismo, Maestro Suiboku. Todo es culpa de Sansui por lastimarse en primer lugar. Es su culpa por ser débil”.

A pesar de su enfado, Lady Douve presenta un argumento que ni siquiera mi maestro puede contrarrestar. Tiene razón en que me lastimé porque era débil, por lo que también debe tener razón en que es mi culpa por ser débil.

“Sansui, la reputación de la Casa Sepaeda descansa sobre tus hombros.

¿Que estabas pensando? No hay excusa para simplemente exponer tu herida a todo el capital. Incluso si estuvieras luchando contra tu maestro, no te excusa por dejarlo para que todos lo vean”.

“Mm…”

“Mis disculpas, Lady Douve.”

Lady Douve, que está extremadamente furiosa, me mira con dureza. Parece que el haberme lastimado la molestó mucho más de lo que esperaba.

Quiero decir, mira. Blois y Lain están impactados al ver la herida en tu cara”.

La observación de Lady Douve es correcta. De hecho, Blois y Lain están extremadamente sorprendidas.

“¿Q-Qué pasó, Sansui? ¿No te enseñó el Maestro Suiboku a través de la práctica de columpios?”

“Bueno, hoy comenzamos un nuevo nivel. Hicimos un duelo de práctica con espadas de madera… Y, bueno, me asestó este golpe”.

“¡¿Por qué hoy, de todos los días?!”

“¡Eso es, papá! ¡Mama Blois estaba tan feliz de que hubieras crecido! ¡¿Por qué vienes a casa herido?!”

“Incluso si te ves cómo un hombre adulto, supongo que todavía eres solo un niño en el corazón”.

Las quejas de Lain duelen, pero también lo hace la observación de Lady Douve. Alguien que sabe que he vivido quinientos años ha señalado que todavía soy un niño en muchos sentidos. ¿Eso significa que generalmente me tratan como a un niño? Supongo que debo considerar mi comportamiento con mucho más cuidado.

“Suspiro… Estoy tan decepcionada de ti, Sansui”, dice Lady Douve, visiblemente molesta.

Después de terminar sus críticas hacia mí, su expresión adquiere una expresión de tristeza, como si hubiera perdido algo de sentido en su vida.

“Ni siquiera quiero ver tu cara. Sal por un rato. Sí… Tahlan está esperando con Saiga y los demás cerca de la academia. ¿Por qué no ir a verlos? Quizás esos otros hombres puedan tranquilizarte acerca de esa cara vergonzosamente herida”.

Con eso, Lady Douve se queda en silencio. Parece que ya ni siquiera quiere hablar conmigo. Mi maestro y yo intercambiamos miradas y, al final, decidimos dejar la propiedad de Lady Douve.

Como sugirió Lady Douve, decidimos visitar la sala al aire libre de la academia. Allí, mis alumnos y Ran, Tahlan y Saiga están practicando, pero…

“¡¿Qué pasó, Sansui?!”

“Sí, ¿qué pasó, Maestro Sansui?”

“¡¿En serio?! ¡Tú… ¿HERIDO?! ¡¿POR QUÉ?!”

Los tres están más sorprendidos de que me lastime que de que parezca un adulto. Los otros estudiantes también están confundidos por el pánico después de ver mi vendaje. A pesar de que todos se lesionaron durante la práctica, parecía que no podían creer que yo pudiera lastimarme en absoluto.

“Mm… le di algunas instrucciones… Y, bueno, le partí la frente”, explica mi maestro en tono de disculpa. Parece que incluso mi maestro no había pensado que todos me consideraran tan imbatible. Como me tomaron con la guardia baja, no había forma de que mi maestro, menos consciente de la situación que yo, pudiera haberlo sabido.

Después de una pausa, Tahlan habla primero.

“Con todo respeto, Maestro Suiboku… ¿Por qué instruyó al Maestro Sansui de esa manera?”

Habiendo sentido que mi maestro me había lastimado a propósito, en lugar de ser una herida que había sufrido debido a mi propio error, Tahlan enderezó su postura y explicó su pregunta.

“No puedo creer que un hombre de su habilidad lastime a su estudiante sin quererlo, Maestro Suiboku”.

No es que esté realmente lastimado, es solo que hay sangre saliendo de la herida de mi frente. Esto apenas cuenta como una lesión en la práctica de la espada.

Aun así, parece que Tahlan cree que había un propósito superior detrás de esta herida. Eso es cierto no solo para Tahlan, sino también para Saiga y los demás. Todo el mundo se está poniendo demasiado nervioso por el hecho de que he derramado un poco de sangre.

“Sí, había una razón”, responde mi maestro. Definitivamente no está poniendo excusas. Su explicación será particularmente importante para los presentes aquí.

“Tahlan, pudiste leer y evitar el Flash Step de mi hermano, ¿no es así?”

“Solo pude rodar por el suelo de una manera vergonzosa y de alguna manera salvar mi propia vida en el proceso”.

“Cuando vi eso, me sorprendió muchísimo. Incluso si hubiera sabido cómo funcionaba Flash Step, no pensé que pudiera moverse con tanta confianza”, dice mi maestro, alabando a Tahlan. Incluso pareció sentir una cierta cantidad de asombro cuando expresó su sincera opinión. “A pesar de que mi aprendiz te había entrenado, no pensé que pudieras luchar contra mi amigo, que después de todo había obtenido alturas tan increíbles. Creo que podrás asestarle un golpe a mi aprendiz en un futuro próximo”.

Tahlan vuelve a hacer una pausa antes de responder: “Me honras”.

“Lo mismo va para ti, Ran, y para ti, Saiga. Ambos eran muy fuertes. Si bien sus formularios estaban incompletos, ambos tienen futuros prometedores de infinitas posibilidades”.

Ran y Saiga se sonrojan ante los elogios de mi maestro. No es solo un halago o un espectáculo; realmente los está elogiando genuinamente por su habilidad. Por eso Tahlan y los demás parecían tan complacidos. Y, por supuesto, a mi maestro le complace poder alabarlos.

“El problema es… mi aprendiz estaba contento con ese hecho”. Mi maestro me mira con dureza.

“Tahlan. Mi aprendiz estaba demasiado contento de ver tu crecimiento y el de Saiga. Aceptó que ese crecimiento era suficiente y sintió que no tenía nada más que hacer”.

“Q-Qué… ¿Qué significa eso?”

“Este tonto se había convencido a sí mismo de que debía concentrarse en el servicio mientras estaba en el mundo mortal. Él había aceptado que, porque le quedaba mucho por aprender, estaba bien si lo alcanzaba. Se sintió satisfecho con no estar completamente entrenado mientras ustedes vivían, y que simplemente podría regresar al bosque donde yo residía y reanudar su entrenamiento una vez que todos hubieran muerto”.

Parece que Tahlan y los demás se sorprenden al escuchar eso.

“Fue el colmo de un comportamiento deshonroso. Por lo menos, me habría sentido insultado al saber eso”.

Mientras miro a mi alrededor incómodo, todos parecen tristes. Como había dicho mi maestro, los había estado deshonrando como su instructor de espada.

“Intentaste convertirte en el más fuerte y lo habías logrado, y fuiste elogiado como el más grande. Sepa que para honrar a los demás, su deber es continuar buscando nuevas alturas. No dé por sentada su larga vida y actúe como un anciano generoso. Hacer lo contrario equivale a menospreciar a sus estudiantes”.

Es una crítica dura, probablemente las palabras más duras que me ha dicho mi maestro.

“… Maestro Sansui.”

Como representante de los presentes, Tahlan se arrodilla ante mí. Tal reverencia debería haber sido impensable para Tahlan, un hombre de sangre real.

“Me enfrenté al hermano aprendiz del maestro Suiboku. Me faltaban fuerzas, y lo máximo que podía hacer por mi cuenta era defenderme, pero… Sin sus enseñanzas, Maestro Sansui, probablemente no hubiera podido lograr ni siquiera eso. Fue gracias a tus instrucciones que pude luchar en esa batalla”.

El compañero aprendiz del maestro Suiboku, su hermano aprendiz… No había tenido la oportunidad de conocerlo, pero sin duda había sido extremadamente fuerte.

Tahlan había podido luchar contra tal oponente. Pudo defenderse solo. Para Tahlan, que no tiene talentos especiales más allá de su Arte, debe ser algo de lo que esté extremadamente orgulloso. Si Tahlan había alcanzado esa fuerza debido a mi entrenamiento, entonces eso es algo de lo que también puedo estar extremadamente orgulloso.

“Maestro Sansui, las habilidades con la espada que heredaste del Maestro Suiboku son extraordinarias. Habiendo tenido la fortuna de presenciar la pelea del Maestro Suiboku, me emocioné aún más al recibir sus instrucciones, Maestro Sansui”.

Tahlan exuda la misma tristeza que había mostrado Lady Douve. Se había sentido profundamente entristecido al saber que me habían lastimado, que había aceptado la posibilidad de perder, que había abandonado la idea de volverme más fuerte durante este tiempo que estaba con todos ellos.

“Maestro Sansui… Por favor, se lo ruego. No se limite a guiarnos de la mano, sino que también avance usted mismo. ¡Queremos que seas el muro que tenemos ante nosotros en esta era en la que vivimos!”

Ni siquiera necesito leer sus auras para notar que todos los estudiantes me están mirando. Me miran suplicantes, exponiendo sus deseos con la fuerza de sus ojos. Parece que quieren creer que sigo siendo el mejor espadachín.

“¡Por favor, no esperes con ansias el día en que todos hayamos muerto y desaparecido!”

Es una súplica llena de dolor, y soy yo quien los está lastimando.

Si mi maestro no hubiera aparecido frente a mí, ¿habría perdido algún día contra Tahlan o Saiga? ¿Me habría sentido sinceramente feliz de haberles concedido? Quizás esa felicidad sería la mía, pero no sería algo alegre para ellos.

“Si existe la buena fortuna para un espadachín, es tener la bendición de un buen maestro”.

Me arrodillo y coincido con la mirada de Tahlan.

“Y si existe la buena fortuna para un instructor, es ser bendecido por buenos aprendices y criarlos. He sido bendecido en ambos sentidos”.

Había estado tan contento con cada día, había estado tan contento conmigo mismo, que había olvidado lo mínimo que se esperaba de mí. Mi maestro no solo me había estado instruyendo, sino que también había continuado mejorando sus propias habilidades. Había olvidado ese hecho obvio.

“Les tengo mucho cariño a todos. Todos ustedes son tan honestos, serios y dedicados. Me encanta verte entrenar con tanta seriedad. Me enorgulleció verlo ser alabado por la sociedad bajo mi instrucción, al servicio de Su Señoría”.

Necesito ser fuerte.

“Lo di todo por sentado porque soy el aprendiz del Maestro Suiboku, porque soy tu maestro, y sobre todo porque soy un Inmortal de larga vida… Lo di todo por sentado y me olvidé de ser un espadachín, ante todo.”

Tomo la mano de Tahlan y lo ayudo a levantarse, luego miro a Saiga. Miro al hombre que, sin duda, algún día se convertirá en el más fuerte, el hombre que tiene más posibilidades de vencerme. El hombre que alguna vez estuvo tan poco dispuesto a aceptar que no podía derrotarme ahora quiere que sea fuerte por encima de todo.

“Yo… me volveré aún más fuerte. ¿Continuarás persiguiéndome?” “¡Sí!”

Ser dependiente es una gran carga, pero también es extraordinariamente satisfactorio. Probablemente sea en este momento cuando finalmente comprendo correctamente cuáles son mis responsabilidades.

“Maestro Suiboku. Te pido una vez más tu instrucción”. “Mi entrenamiento es duro. Prepárate”.

“Sí, señor.”

Me volveré más fuerte ahora, en el presente. No hay nada tan bendecido, tan afortunado.

“Entonces tengamos otro duelo de práctica. Todos ustedes, observen atentamente. ¡Un duelo entre aquellos que han logrado No Duda es algo que incluso los Inmortales rara vez presencian!”

Mi amo saca su espada de madera.

“¡Ven, Sansui! ¡No te atrevas a avergonzarte ante tu maestro y tus aprendices! “

“Entendido, Maestro.” También saco mi espada.

“Te desafiaré con toda mi habilidad”.

Al mismo tiempo, siento que las auras a mí alrededor se enfocan. Mi maestro y yo estamos a punto de comenzar una verdadera prueba de nuestras habilidades. Una batalla entre el maestro que había dominado completamente la espada y yo, su aprendiz elegido. El solo hecho de poder ver una pelea así pone tensos a todos los que me rodean.

“Tomé un camino largo e indirecto para enseñar a Sansui. ¿Entiendes por qué? Es porque aquellos en el estado de No Duda pueden lidiar con sus oponentes como les plazca. Incluso si me mostrara luchando contra un espadachín promedio… si Sansui aún no hubiera alcanzado ese estado, solo haría que el oponente pareciera débil y no captaría la esencia de mi fuerza”.

Pienso en el reciente duelo de práctica contra mi maestro. Había chocado espadas con mi maestro, pero ¿cuánto tiempo había pasado desde que pude participar en un duelo de práctica adecuado de esa manera? No, podría haber sido la primera vez que sucedía en mi vida. Sin duda eso también era cierto para mi maestro. Incluso el Inmortal que había desafiado recientemente a mi maestro no habría sido un desafío real.

“Lanzaré todas mis fuerzas contra Sansui. Mi aprendiz debería poder resistirlo. Ya he confirmado que puede”.

Esta es una pantalla instructiva que solo funciona porque mi maestro y yo estamos aquí. Con los dos juntos, podemos mostrarles a todos cómo es el verdadero dominio de la batalla. Podemos mostrar lo que normalmente se limita a nuestra imaginación e intercambiar golpes entre nosotros.

“¡Ahora, concéntrate y presencia! ¡Los frutos de nuestro entrenamiento!”

Mi maestro y yo nos cruzamos con alegría. Este duelo de práctica solo puede suceder porque mi maestro había pasado siglos dominando el arte de la batalla, y porque yo he heredado ese dominio. Todos los presentes no pueden evitar sentir una emoción, una emoción profunda, una tensión pura y una anticipación al poder presenciar tal batalla.