Slayers (NL)

Volumen 11

Capítulo 1: ¡¿Una rebelión?! Una sociedad peligrosa…

Parte 1

-Mira, si te portas bien y nos das todo lo que tienes, puede que dejemos en paz.

-Si no…

Había sido una provechosa mañana pero, vaya, no había sido uno de mis hechizos de ataque el que había silenciado a los cinco o seis bandidos que aparecieron de improviso junto al cadáver de un hombre.

Algo podía percibirse alrededor del cadáver. Odio, tristeza, ira, hostilidad… la presencia parecía emanar todo tipo de emociones humanas negativas.

-¿Qu… qué es esto? – Aunque no eran más que unos burros, cuando los bandidos sintieron la repentina atmósfera hostil, dejaron a un lado sus amenazas y salieron con el rabo entre las patas.

En ese momento, comencé a recitar un hechizo.

-¿Ha sido mi imaginación?

-¡No! ¡Hay algo cerca de aquí!

Mientras sus gritos (o más bien chillidos histéricos) llegaban hasta mis oídos, la presencia parecía acercarse más y más.

Se escuchó un ruido amortiguado, y entonces…

-¡GRAAAH!

-¡Blast Ash!

Tras unos cuantos “fuegos artificiales”, el brass demon que había emergido del cadáver fue totalmente aniquilado por mi ataque, antes de poder volver a gruñir.

***

-Por cierto, parece que cada vez hay más de esos. – Dijo Gourry, mi compañero, en un tono muy pacífico, mirando hacia el cielo despejado con la mirada perdida, mientras caminábamos por un camino entre el bosque.

Había pasado sólo un rato desde que yo había acabado con el brass demon y con los bandidos, a los que además había robado su tesoro.

-¿Con lo de “esos” te refieres al brass demon que acabo de derrotar con mi hechizo? – Pregunté.

-Sí, esos. – Respondió Gourry, mirando por encima de su hombro. Yo también miré hacia atrás, pero el sitio donde nos habíamos enfrentado a la criatura ya no se podía ver desde aquí.

-Tienes razón, – dije, suspirando, sin molestarme en ocultar el pesimismo que se estaba apoderando de mí -. Hay muchos más que antes.

Lesser demons y brass demons. Son los mazoku de menor rango que existen, y me podía enfrentar a ellos sin ningún esfuerzo, pero no son el tipo de oponente al que puedas ignorar.

Para los guerreros o hechiceros corrientes, cualquier mazoku es un riesgo para sus vidas. No es nada para alguien con mis habilidades, por supuesto, pero incluso la gente como yo puede ser sorprendida por un ataque sorpresa, o superada por un grupo de mazoku como esos.

Afortunadamente no había demasiados, al hemos así había sido hasta hacía poco.

Todo comenzó más o menos un año y medio antes. Como Gourry había dicho, esos mazoku de bajo nivel habían empezado a salir por todas partes, causando graves daños a las ciudades.

Una vez también fuimos atacados por uno de esos demonios de madrugada en un hostal. Ambos tratamos de contraatacar rápidamente, pero los edificios cercanos recibieron daños y tuvimos que gastar un montón de dinero para pagarlos. También estaba el caso de cuando fuimos al escondite de unos bandidos para acabar con ellos por diversión y para robarles su dinero, pero el escondite ya había sido destruido por un demonio salvaje, privándonos de nuestro esperado dinero, y obligándome a destruir parte de la montaña con un Drag Slave. Pero eso cambió la topografía del terreno y acabó causándonos un problema con los que vivían allí… Da igual, podría seguir y seguir pero, resumiendo, hemos vivido una buena cantidad de situaciones así, últimamente.

La razón por la que esos incidentes ocurrían más a menudo… aún no se había descubierto. Pero, aún así, la sensación de que “algo está a punto de pasar” estaba presente en la mente de todo el mundo.

-Algo… está pasando, sin duda… – Murmuré tras detenerme en frente de la entrada de una ciudad.

Era la ciudad de Telmode, situada en un extremo de Lyzeille. Aunque, siendo sincera, la “ciudad” parecía más bien una enorme aldea, sin ninguna característica que la distinguiese. Si me preguntaras sobre la ciudad, sólo podría mencionar la muralla que la rodeaba, pero tampoco tenía nada de particular.

Pero bueno, dejando las características de la ciudad a un lado…

-¿Qué ocurre, Lina? ¿Por qué te has parado? – Preguntó Gourry con una mirada que expresaba incredulidad.

-Por eso. – Dije, apuntando a la entrada con los ojos. Tenía un trozo de papel en la parte superior, hecha de piedra.

“¡A todos los hechiceros!

Si no tienen ningún asunto importante que atender, por favor visiten la Asociación de Hechiceros más cercana

El Presidente de la Asociación de Hechiceros”

-¿De qué va todo esto? – Preguntó Gourry, aunque era un anuncio muy simple, con la mirada perdida como siempre.

En realidad, a simple vista, cualquiera podría entender que el papel quería decir “hechiceros, acudid a la Asociación de Hechiceros”, pero lo más curioso era lo de ir a la “más cercana”, y no concretamente la de esta ciudad. Eso significaba que el mismo cartel había estado circulando por distintos lugares, y no sólo en Telmode. Podía ser visto por muchos hechiceros y atraer su interés, pero no contenía ningún detalle. En otras palabras, algo importante había sucedido, y no querían que el público en general lo supiese. Ahora que lo pienso, había una nota similar a esta circulando hace mucho…

-Da igual, tengo que ir allí. – Dije antes de comenzar a caminar de nuevo.

***

-Um… ¿No eres la señorita… Lina Inverse?

Estábamos en la calle principal de la ciudad cuando alguien se dirigió a mí. Ya nos habíamos enterado de lo que sucedía gracias a la Asociación de Hechiceros, después habíamos tomado un almuerzo en un restaurante cercano, y ahora íbamos hacia nuestro destino.

-Sí, creo que lo soy, – contesté y me volví, encontrando a una niña ahí de pie. Aunque he dicho “niña”, parecía tener la misma edad que yo, o quizás mayor.

Tenía el pelo corto y rubio, y los ojos verdes. No sería equivocado decir que era guapa, pero las ropas que llevaba… un sombrero y una capa negros, y un traje negro de hechicera que cubría todo su cuerpo… además de una expresión de tener demasiadas cosas en la cabeza… todo eso le robaba la mitad de su encanto.

-Bueno… He oído tu nombre ahora mismo en la Asociación de Hechiceros. Tú… tú eres la Lina Inverse sobre la que se cuentan tantos rumores, ¿verdad?

-No quiero oír ninguna de esas historias que se niegan a desaparecer… – Comencé a decir, en vano.

-Es difícil distinguir los rumores que tratan de ensalzarte de los que quieren insultarte, pero…

-Sí, creo que soy exactamente esa Lina Inverse. – Le corté en seco, con una sonrisa torcida -. ¿Y bien?

Podía sentir una vena latiendo en mi frente tras oír sus palabras, pero conseguí controlarme con una gran dosis de fuerza de voluntad.

-¡Quiero pedirte un favor! – Gritó de repente-. Por favor… llévame… llévame contigo a Crimson!

-Pero bue… – La cogí de su brazo derecho y tiré de ella hacia un callejón cercano-. ¡Oye, no grites! Si quieres que te lleve conmigo es porque sabes lo que está pasando, ¿verdad? ¿Sabes lo que está ocurriendo en Crimson?

-Sí, por supuesto. – Dijo asintiendo a mi pregunta, con una profundidad oculta reflejándose en su mirada -. La rebelión de una sección de la Asociación de Hechiceros.

Eso era básicamente lo que ocurría en la asociación de Crimson.

Cuando uno de los hechiceros del pequeño reino de Ragd, que tenía tanto el título de ministro como poder sobre la asociación, empezó una rebelión, un cartel igual que el que acabábamos de encontrar apareció en las grandes ciudades.

Aquella vez, gracias a los extraordinarios esfuerzos de otra persona y de mí misma, el rey fue salvado y todo acabó con un severo castigo para el ministro pero… Esta vez estaba ocurriendo en la ciudad de Crimson, también localizada en los límites de Lyzeille.

El líder de esta rebelión era el director de la Asociación de Hechiceros de Crimson, que no tomaba parte en la política. En un movimiento ridículo por su parte, mató al lord de Crimson y ahora domina la ciudad por la fuerza.

Por supuesto, las noticias llegaron al corazón de la nación rápidamente, y el rey envió tropas para intervenir. Si la armada estaba de camino, acabar con la revuelta era cuestión de tiempo. Aún así, la Asociación de Hechiceros quería resolver el problema por su cuenta para restaurar la fe en su organización.

Esa fue la historia que había oído en la asociación un poco antes. Pedían a los hechiceros que pudieran ayudar que fuesen a Crimson y echasen una mano para acabar con la rebelión. Pero… como había muchos rumores falsos esparciéndose por todos lados, para evitar cualquier confusión innecesaria, la operación era secreta. Sólo habría una notificación oficial cuando todo hubiese acabado, pues así lo querían tanto el reino como la asociación.

Así que, como es obvio, no es un tema del que uno se puede poner a gritar en mitad de calle principal. Pero, tras estudiar su expresión, me di cuenta de que ella tenía sus razones para actuar así.

-Da igual, vamos a hablar… – Dije-. Así que, ¿Cuál es tu nombre?

-Aria Ashford. – La voz que respondió no fue la suya, sino las de un anciano.

Instintivamente miré hacia atrás, había una sombra de pie en el callejón. Ese hombre llevaba una capa negra y una capucha que le tapaba los ojos. Llevaba ropa simple y negra, y la cara apenas se le veía por la sombra de la capucha.

Aunque yo no soy muy alta, él parecía incluso más bajo que yo allí de pie, como si estuviera haciendo una reverencia.

-¿Q… quién…?

Ignorando la pregunta de Aria, el anciano comenzó a hablar. – Ya veo… Así que estos son los asesinos que has elegido… para derrotar a Lord Cairus.

-¿Qu… quién eres tú? – Volvió a preguntar la chica.

-Por favor, llámame Zonagain. Ahora, veamos sus habilidades.

Algo parecido a un silbido bajo cortó el aire entre las sombras del callejón.

No tenía ni idea de lo que estaba pasando, pero parecía que el viejo este acababa de declararnos la guerra. Comencé a recitar un hechizo entre murmullos, mientras Gourry liberaba su espada de la vaina.

-¿Pero qué…?

Tanto Aria como Gourry parecían sorprendidos. La propia oscuridad parecía retorcerse. Era una visión totalmente grotesca, alrededor de Zonagain la oscuridad se movía en forma de olas… ¡No! No era la oscuridad.

-¡Aah! – Aria dejó escapar un grito corto cuando se dio cuenta de la verdad. Una multitud de docenas de ratas se retorcían allí, casi imposibles de ver en las sombras. Antes no estaban allí, era como si hubieran aparecido como respuesta al silbido del anciano.

Así que… ¿el viejo era un beast master, capaz de controlar los animales? Bueno, aún con una armada de ratas, no creo que problemas para…

Entonces se oyó un ruido bajo en el callejón cortando mis pensamientos. Era como si algo pequeño hubiese reventado. Gourry, que se puso a mi lado, se quedó paralizado.

Empezaron a oírse más sonidos similares.

-Urgh… – A la vez que el sonido se volvía más alto, pude oír a Aria soltar un suave gruñido.

El sonido parecía venir de algún lugar cercano a Zonagain. Las ratas… espera, no creo que pueda seguir llamándolas así. Puede que un momento antes aún fueran animales, pero ahora tenían formas bizarras ante nuestros ojos. Los huesos y la piel se desgarraron… y aparecieron nuevos para reemplazarlos.

Eran más grandes, tanto que yo no podría coger una en mi mano, y no paraban de crecer más y más. Honestamente, tenía curiosidad por la criatura en la que se transformarían… pero no era el momento adecuado para detenerse a contemplar el proceso. Así que…

-¡Freeze Arrow! – ¡Cambié de objetivo para el hechizo que había recitado para usar contra Zonagain, para golpear con él a las ratas!

La docena de flechas de hielo las congelaron a todas en un momento, pero un momento después el hielo se desvaneció con un sonido parecido al del viento cuando sopla.

-¡Ungh…! – Sin darme cuenta solté un gruñido. Sabía qué criatura podía hacer que algo así ocurriese.

Los mazoku.

La verdad sobre las ratas estaba muy clara para mí.

-Jajajaja… ¿Qué te parece? No es algo que se vea a menudo, ¿verdad? – Dijo Zonagain con una sonrisa, rodeado de los lesser demons en los que las ratas se habían convertido.

¡BOOOM – BOOOM – BOOOM!

La repentina explosión vino acompañada de una llamarada, y seguida poco después por los gritos de la gente.

Las flechas de fuego que lanzaron los lesser demons llegaron a la calle principal cuando salimos del callejón para tratar de esquivarlas. Afortunadamente, parecía que no habían herido a nadie, pues a esa hora del día no había mucha gente en la zona.

-¡Huid de aquí! – Grité mientras los lesser demons salían del callejón. Algunas personas volvieron a gritar mientras salían corriendo de allí. “Bien, hay mucho espacio, podemos luchar aquí sin problemas”

-¡Gourry! ¡Cúbreme! – Dije antes de comenzar a recitar un hechizo.

-¡Vale! – ¡Respondió Gourry agarrando su espada, y lanzándose contra la horda de lesser demons!

-¡GOOOOH! – ¡Uno de los demonios se dio cuenta de lo que hacía Gourry, y creó varias flechas de fuego para disparárselas!

Pero antes de que pudiera lanzarlas, Gourry corrió hacia él, y clavó su espada en el estómago de la criatura.

-¡KWAAAAH! – Gritó el lesser demon antes de caer el suelo, y las flechas de fuego se disolvieron en el aire.

“¡Uno menos!”

-¡Increíble! – Exclamó Aria a mi lado tras ver a Gourry en acción.

Pero era pronto para celebrarlo, aún quedaban muchos lesser demon que seguían saliendo del callejón. La espada de Gourry acabó con una segunda criatura, y para cuando había derrotado a una tercera, ¡yo había terminado mi hechizo!

-¡Bram Blazer!

La luz azul creada por este hechizo puede penetrar al objetivo y, en el caso de un hombre normal, causarle algo parecido a un shock. Por otro lado, un mazoku sentiría un dolor considerable. Aún así, el daño causado normalmente no sería demasiado, ¡pero yo había potenciado mi hechizo con mi talismán!

El rayo cerúleo de mi hechizo atravesó a varios demonios conforme salían del callejón.

-¡KHEEECK! – Con un grito, los demonios se desplomaron en el suelo.

Hasta entonces los demonios se habían concentrado sólo en Gourry, pero ahora yo también me había convertido en un objetivo.

-¡Aria, sal de aquí! – Grité mientras desenvainaba mi espada corta, entonces corrí hacia delante recitando otro hechizo.

-¡GAAAH! – Gritó uno de los lesser demons, bloqueando mi camino. En ese momento aparecieron varias flechas de fuego en el aire y se lanzaron hacia mí.

Yo las esquivé saltando hacia un lado, y entonces liberé mi hechizo.

-¡Elmekia Lance! – Tras ver a mi hechizo derrotar al demonio perfectamente, comencé a recitar el siguiente.

Los lesser demons no eran demasiado débiles, pero no tenían ni idea de cómo trabajar en equipo. Además, aunque tenían una gran capacidad mágica, su poca inteligencia hacía que sus ataques fueran muy predecibles. Ni Gourry ni yo podíamos bajar la guardia ante estos enemigos, pero se podría decir que no eran ningún problema mientras estuviésemos atentos.

Resumiendo…

-¡Blast Ash!

El último de los lesser demons desapareció en un resplandor, cortesía de mi hechizo.

Ahora sólo quedaba el hombre llamado Zonagain.

-Vaya, os habéis encargado de esos lesser demons en muy poco tiempo. ¡Lo estáis haciendo muy bien! – Dijo una voz desde arriba.

Miré en esa dirección y vi una pequeña sombra en el tejado del edificio. ¿Había flotado hasta allí mientras nosotros luchábamos?

-¡No te entretengas con las vistas y baja aquí! – Grité -. ¿Decías que querías ver nuestras habilidades? Los lesser demons no son nada para nosotros, ¿no es hora de que luches tú mismo? ¿O prefieres quedarte ahí arriba porque estás asustado?

-No, es que me gustan los lugares altos. Como dice el refrán, “Al humo le gusta subir hasta lo alto” -. Dijo en un tono gracioso, ignorando mi provocación.

“Hmmm, todos esos años deben de haberle dado algo de sabiduría”

Mientras yo seguía mirando al viejo, Gourry dio un paso adelante.

-¿Entonces deberíamos subir nosotros? – Preguntó.

-No, no podemos. – Dije con una voz firme, sin dejar de mirar al anciano.

Gourry podría no haber pensado demasiado sobre el enemigo, pero mi opinión era algo diferente.

Los mazoku de bajo nivel como los lesser demons y los brass demons se crean a partir de pequeños animales sin sentido del yo, sin ego, que son transformados para proporcionar una forma a esos mazoku que los poseen desde el plano astral. La habilidad que Zonagain había mostrado era increíble: Había reunido ratas e invocado mazoku desde el plano astral al mismo tiempo, creando rápidamente lesser demons. Incluso un invocador no podía crear más de diez a la vez. Teniendo en cuenta eso, podía darme cuenta de lo poderoso y habilidoso que tenía que ser Zonagain.

Usar magia para volar era fácil, pero no podíamos movernos con libertad en aire. Si Zonagain tenía alguna otra habilidad especial aparte de las invocaciones, no desaprovecharía la oportunidad para atacarnos. Por eso había intentado provocarle para que bajase, pero parecía que se había dado cuenta.

Entonces…

-¿Qué pasa? – Preguntó Zonagain con tono jocoso -. ¿No vais a subir a…?

-No, no vamos a subir, cortándole a mitad de frase.

-Hmm… Así que no subís… No entiendo por qué, pero no me molesta demasiado. – Dijo con voz relajada -. Pero, entonces… ¿no supondrá un problema para vosotros? Podría cambiar todas las ratas, perros y gatos de esta ciudad si quisiera.

-Ja. Si es lo que quieres, adelante, no me importa. – Dije con naturalidad. Por primera vez la expresión de Zonagain parecía alterada.

-Uhm… ¿Crees que es un farol? ¿O crees que podrás atraparme sin importar cuántos miles de lesser demons se interpongan en tu camino?

-Nada de eso, lo siento… – Le señalé con un dedo y dije -. Si intentas algo así, lo ignoraremos y nos iremos de la ciudad rápidamente.

-¡¿Qué?! – Dijeron Gourry, Aria y Zonagain con asombro.

-¡Es… espera! ¡¿Qué estás diciendo?!

Ignoré al viejo que nos gritaba desde arriba, y me di la vuelta.

-Venga Gourry, Aria, vámonos ya de esta ciudad. Mientras el viejo este está ocupado poniendo posturitas en el tejado, iremos a Crimson y derrotaremos al director como-se-llame. – Dije, y empecé a caminar.

-¡Oye! ¡Espera! Si no te paras yo… ¡destruiré la ciudad!

-¿Ya está delirando el viejo? – Dije casualmente -. Vamos a dejarle solo, es normal que la gente hable sola cuando llega a cierta edad.

-¿Hablas en serio…? – Preguntó Gourry.

-Pero… ha dicho que destruirá la ciudad…

-No te preocupes de eso, Aria. Son sólo palabras. – Dije sin darme la vuelta. Por supuesto no lo dije sin pensarlo bien antes, me basaba en el razonamiento.

Como había pasado de mis provocaciones, Zonagain no parecía el tipo de persona que pierde los nervios fácilmente. Y, como dijo al principio, quería ver nuestras habilidades. El propósito de ese hombre era investigar nuestra fuerza. Aunque le diésemos la espalda, estaba segura de que no destruiría la ciudad en un arranque de ira.

-¡E… esperad! ¡He dicho que esperéis! ¡¿Cómo podéis ser tan irresponsables?!

¡Estos jóvenes de hoy en día…!

Los tres seguimos ignorando por completo las palabras del anciano y dejamos el lugar.

***