Fushi no Kami (NL)

Volumen 5

Capítulo 1: Flores En Ciernes

Parte 6

Al día siguiente, mientras me divertía en el balneario de aguas termales, me convocaron a una reunión: era una orden directa.

Solo había tres personas actualmente aquí en la región de Sukuna que podían darme órdenes, un caballero de Sacula: el conde en funciones, Lord Itsuki; mi superior militar, sir George; y mi supervisora directa, Lady Maika. Sin embargo, la orden no provenía de ninguno de ellos, lo que significaba que debía provenir de Su Excelencia el Conde Sacula, quien se suponía que se reuniría con nosotros en el resort. Finalmente, me encontraría cara a cara con mi señor como un caballero.

Cuando entré a la sala de conferencias, noté que Lord Itsuki y Sir George ya estaban sentados en la mesa larga y un hombre corpulento y de mediana edad sentado en el asiento de honor. A pesar de su edad, tenía un físico musculoso respetable. No era otro que el Conde Gentoh Sacula Amanobe.

“Ash George Fénix, a su servicio”.

Cuando hice una reverencia, una sonrisa apareció en el rostro severo de Su Excelencia.

“¡Oh, ahí estás! ¡Quería conocerte desde hace un tiempo, Sir Fénix!”

El conde abandonó su silla con movimientos tan ágiles que nadie hubiera pensado que ya tenía cuarenta y tantos años. Luego, procedió a acercarse pesadamente a mí y puso ambas manos sobre mis hombros. O mejor dicho, les dio una bofetada. No por animosidad, sino por afecto. Su rostro se iluminó.

“Lamento haberte llamado tan abruptamente. Quería conocerte lo antes posible, ¡así que corrí aquí sin enviar ningún mensajero por delante!”

Fue extremadamente amigable desde el principio. Mejor que todo lo contrario, pero sigue siendo una sorpresa.

¿Realmente viajó aquí él mismo? ¿En lugar de tomar un carruaje? ¡Qué enérgico cuarenta años!

“La capital es tan aburrida, pero tus informes siempre me alegran el ánimo.

¡Ha ha, no puedo creer que finalmente nos veamos!”

“El placer es mío, excelencia. Estoy profundamente agradecido por recibir el título de caballero de su parte”. Pero preferiría que no me golpeara tan fuerte en los hombros, excelencia.

“¡Eso es lo menos que puedo hacer por alguien de tu calibre! Ojalá pudiera darte más. ¿No estás de acuerdo, Itsuki?” Invitó a su hijo a participar en la conversación.

“Estoy de acuerdo, padre, pero tal vez podrías ser un poco más amable con Ash. Es un poco más pequeño que tú”, le advirtió su hijo sobre sus intensas bofetadas de saludo.

Gracias por el respaldo.

“A primera vista, parece frágil, pero tiene un tronco robusto. Y muchos músculos”. Su Excelencia no pareció captar el mensaje.

“Gracias, Su Excelencia.”

“¡Tu apariencia está a la altura de tus historias de valentía! ¡Eres un verdadero héroe, Sir Fénix!” me felicitó mientras golpeaba violentamente mis hombros.

Le correspondí la mirada de disculpa de Lord Itsuki con una sonrisa irónica. Simplemente me resigné a mi destino. Prefiero que sea demasiado amigable que difícil de complacer.

Una vez que Su Excelencia el Conde Sacula terminó de saludarme, no regresó al asiento de honor, sino que se sentó en la silla más cercana.

“Hasta aquí las formalidades”.

Espera. ¿Fue un saludo formal? Se había sentido más como un ataque de casualidad.

“Vamos a comer y beber y discutir las cosas en un ambiente relajado. Después de todo, el tema es un poco complicado…”

“Eso suena bien. Déjame—”

Como la persona de menor rango, debería haber sido mi deber llamar a la anfitriona, pero antes de que pudiera decir algo, la voz profunda y penetrante de Su Excelencia resonó en la habitación.

“Oye, ¿hay alguien ahí? ¿Puedes traernos algunos bocadillos y alcohol?”

Una respuesta nerviosa vino desde fuera de la habitación. Dadas las habilidades de las azafatas, deben haber notado inmediatamente que la voz pertenecía al conde. No es de extrañar que entraran en pánico.

“Ahora que eso se solucionó, vayamos a la primera orden del día”.

“Padre, no todos están aquí todavía. ¿No deberíamos esperar hasta que llegue Maika?”

“¿Hm? Oh, tienes razón”.

“Realmente deberías comportarte un poco más como tu edad…” Lord Itsuki suspiró exasperado, pero Su Excelencia simplemente se rio casualmente.

Se sintió reconfortante ver a Lord Itsuki, quien generalmente era tolerante, convertirse en la voz de la razón. La actitud excesivamente amistosa y franca de Su Excelencia el Conde Sacula obligó a los que lo rodeaban a intervenir. Todo el espectáculo.

“Su Excelencia actúa muy rápido”, le dije al conde de mediana edad sentado a mi lado.

Sí, a mi lado. Después de entablar un combate cuerpo a cuerpo a mi llegada, Su Excelencia se sentó en la silla más cercana. O en otras palabras, Su Excelencia se había sentado casualmente en uno de los asientos inferiores. Y como no podría haber tomado un asiento más alto, tuve que sentarme a su lado. Me sentí terriblemente fuera de lugar, a diferencia del propio conde.

“¡Hm! Sí, la velocidad es esencial para todos los aspectos de la vida. Especialmente cuando se trata de defender el territorio, nunca se sabe cuándo podrían aparecer los próximos demonios. Si se demora demasiado, es posible que ni siquiera haya una próxima vez. Siempre debes actuar lo antes posible”.

“Entonces, en cierto modo, ¿el territorio agudizó los sentidos de Su Excelencia?”

Como resultado, había llegado sin ningún anuncio preliminar, no le importaba la disposición de los asientos y pidió comida en voz alta antes de que la persona de menor rango pudiera hacerlo. Sin embargo, como ciudadano de la región de Sacula, tuve que decir que la velocidad definitivamente no era la norma.

“Aun así, Itsuki y mis hombres a menudo dicen que soy demasiado apresurado”.

En vano, apareció. Claramente, no habría tenido sentido decir nada como un recién llegado.

“Su Excelencia, tengo mucha curiosidad sobre la capital real. ¿Ha estado sucediendo algo interesante?”

“Como dije antes, aburrido como siempre. Muchos comentarios malos y todos tratando de arrastrarse unos a otros. ¡Oh por cierto!” Se sentó en posición vertical y su voluminoso torso se inclinó hacia adelante. “Arthur envía sus saludos. ¡Ha ha! Me habría regañado si me hubiera olvidado de contárselo todo, especialmente a Ash”. La sonrisa del conde Sacula fue agridulce, probablemente porque tuvo que fingir que lord Arthur era su hijo menor.

“Estoy feliz de escuchar eso. ¿Arthur está bien? En su última carta, todo parecía estar bien”.

“Sí, lo está haciendo bien. Aunque sigue recordando a Sacula y refunfuñando por querer volver”.

Como en las cartas que había recibido.

“Mientras no reprima las cosas y se refrena, me siento aliviado”.

“Ha ha, no estoy seguro de eso. Le hubiera encantado acompañarlo en este viaje. Antes de mi partida, me miró con bastante reproche”.

Dada la verdadera identidad de Lord Arthur, no podría haber abandonado fácilmente la capital real. Desafortunadamente, si quisiera conocerla, tendría que visitar la capital yo mismo.

Después de preguntar sobre varias anécdotas mencionadas en las cartas de Lord Arthur, alguien llamó a la puerta.

“¡Ah, debe ser Maika!” Dijo Lord Itsuki.

Al mismo tiempo, Su Excelencia el Conde, que había estado hablando sin parar hasta ahora, de repente se quedó en silencio en medio de su frase. Fue como si el tiempo se hubiera detenido. Mientras observaba su voluminoso cuerpo inmóvil, Lady Maika entró en la habitación.

“Me disculpo sinceramente por mi llegada tardía”.

El cabello de Lady Maika estaba húmedo y su piel enrojecida. Aparentemente, estaba tomando un baño de aguas termales cuando su abuelo la llamó. Naturalmente, le había llevado algún tiempo llegar aquí.

Después de inclinarse, Lady Maika expresó su perplejidad ante el asiento de honor vacío. Pareció aún más confundida al descubrir al hombre de mediana edad sentado a mi lado. Lord Itsuki y Sir George hicieron contacto visual frenéticamente para indicarle que en realidad no estaba imaginando cosas.

Aunque no entendía por qué el hombre de mediana edad había ocupado uno de los asientos inferiores, lo saludó cortésmente. “Su Excelencia Conde Sacula, es un honor conocerlo. Soy Maika Amanobe, la hija del jefe de la aldea de Noscula, Klein, y su hija Yuika”. Su saludo fue impecable a pesar de su confusión, su suave voz musical para los oídos y sus elegantes movimientos un deleite visual.

En cambio, Su Excelencia permaneció en silencio. Con los labios sellados y una expresión rígida, miró a Lady Maika. La tensión era palpable. Mil veces más rígido que mi presentación. ¿Pero por qué? Ella era su nieta, emparentada por sangre.

Maika tampoco había anticipado esta reacción. Entrecerró los ojos mientras se devanaba los sesos a toda velocidad para dar una respuesta adecuada. Su llegada tardía era la única explicación posible a la que se podía llegar. Maika había llegado a la misma conclusión e hizo una profunda reverencia con una expresión seria en su rostro.

“Una vez más, mis más sinceras disculpas. Lamento profundamente haber respondido a su llamada con tanta demora”.

Probablemente habría actuado de la misma manera. Sin embargo, el conde de Sacula asintió brevemente. Miró a Lady Maika sin pronunciar una sola palabra.

Extraño… Incluso si ella hubiera cometido un paso en falso, él debería haber seguido adelante después de la disculpa. Dejando a un lado la cuestión del perdón, había convocado a Lady Maika por una razón, por lo que no tenía sentido permanecer en silencio.

Un pesado silencio llenó la habitación. Lady Maika parecía cada vez más preocupada cuando decidió intentarlo por última vez. “¿Su excelencia?

¿Puedo preguntar si hice algo grosero? Aún no tengo experiencia, pero me encantaría saber si te ofendí para poder corregir mis malos modales”.

Sin embargo, Su Excelencia permaneció en silencio. Tanto es así que casi parecía como si se hubiera convertido en piedra. Lady Maika estaba al límite de su ingenio, así que dejó que sus ojos vagaran por la habitación en busca de ayuda. Fue Lord Itsuki quien vino al rescate de su amada sobrina. Con un profundo suspiro, se quejó a su padre inmóvil.

“Padre, estás avergonzando a Maika. Solo admítelo ya”.

¿Admitir qué?

Lady Maika y yo contuvimos la respiración y aguzamos el oído para escuchar la razón de su extraño estado de ánimo.

“Admite que tu nieta es linda”, agregó Lord Itsuki.

¿Pensó que su nieta era linda? ¿Qué tenía eso de extraño? ¿Cómo se relaciona eso con el comportamiento rígido del conde?

“¡¿L-Linda…?!” El conde rompió su silencio gritando a todo pulmón. “¡Pero Itsuki! M-Mi nieta es… ¡Ella es la hija del hombre que me robó a mi querida y amada Yuika!”

Era difícil distinguir lo que estaba gritando, pero se podía ver el dolor en sus ojos. No habría sido una sorpresa que empezara a vomitar sangre en cualquier momento. Un grito del alma de un hombre que adoraba profundamente a su hija.

“Sí. ¡Y también es la hija de tu querida, amada Yuika!” El hijo del conde permaneció tranquilo, su fuerza interior excedía la de su padre.

“La hija de Y-Yuika…” La cabeza del conde se sacudía violentamente, como si estuviera sufriendo una convulsión.

Su hijo aprovechó esa oportunidad para levantar la voz y presionar por una respuesta. “¡Eso es, padre! ¡Tú nieto parado frente a ti es la hija de Yuika!

¡Es extremadamente inteligente, fuerte y linda! ¿No estás de acuerdo?” “¡¡¡Aargh!!!”

Su Excelencia… Bueno, lo que sea, déjelo en paz.

El conde se inclinó hacia atrás y sostuvo la cabeza como si acabara de sufrir un golpe directo al ver a su nieta.

“¡Admítelo, padre! ¡No puedes seguir apartando la mirada para siempre! Mi querida hermana Yuika se casó con Sir Klein, ¡y juntos criaron a esta maravillosa niña! ¡Vamos, abre los ojos y mírala!”

El conde apretó los dientes. ¿Contra qué estaba luchando? Respirando profundamente, el abuelo comenzó a mirar hacia Lady Maika, que parecía haberse congelado de pánico. Sin embargo, ni el conde ni su sucesor habían notado su estado actual, por lo que continuaron hablando con un entusiasmo cada vez mayor.

“¿Qué piensas, padre? ¿No me digas que crees que no es linda? ¿Puedes atreverte a decir que no es linda?”

“Ella es n-no-no – ¡¡¡No, no puedo decirlo!!!” Gritó el abuelo de Lady Maika mientras golpeaba la mesa. “¡¡¡Ella es la más linda!!!”

“¡Exactamente! ¡Ella es la más linda! ¡Y será aún más linda cuando hables con ella! “

“¿De verdad, Itsuki?”

“Ella es trabajadora y muy considerada. ¡Es una gran niña, padre!” “¡E-Eso es increíble, Itsuki!”

“¡Sí, es maravillosa, padre!”

Ya no sabía lo que estaba pasando. ¿Qué se suponía que debía hacer? Por el momento, dejé que mi vergüenza se mostrara.

Fuera de la habitación, se podía escuchar el golpeteo de las azafatas que habían notado la situación inusual. Alguien había gritado para convocar al vizconde Sukuna. Realmente sentí pena por ellos.

Mientras tanto, Lady Maika, que estaba tan—o debería decir incluso más— confundida que yo, había venido a esconderse a mis espaldas.

“D-Dime, Ash… Hm… Qué…” Lady Maika murmuró vacilante, sin saber cómo reaccionar ante su tío y su abuelo que la adulaban. Después de una breve pausa, los señaló con su dedo tembloroso. “¿Qué es eso?”

“No tengo ni idea, y tampoco quiero saberlo”, respondí. Sin embargo, sus fuertes gritos insinuaron la razón. “Pero supongo que se podría decir que tu tío y tu abuelo perdieron la cabeza debido a tu ternura”. Esa fue toda la conjetura que estaba dispuesto a hacer.

Justo cuando Maika y yo habíamos perdido toda motivación para aclarar las cosas, el vizconde Sukuna entró en la habitación.

“Perdón por entrometerme. ¿Escuché que hubo algún tipo de problema importante?”

Me sentí profundamente avergonzado por molestar al anciano vizconde, que seguramente estaba ocupado con otros asuntos. “Su Excelencia Vizconde Sukuna, mis disculpas por causarle tales molestias”. Hice una profunda reverencia mientras me disculpaba por mis violentos superiores.

¿No debería ser al revés? “De hecho, hay algunos problemas, pero no es nada serio, así que puedes dejarlos en paz”.

El vizconde ya parecía haber comprendido la situación al escuchar las divagaciones del tío adulando a su sobrina y el abuelo alabando a su hija y nieta a los cielos. Me asintió con una sonrisa extremadamente gentil.

“Ha ha, de hecho, no suena serio. Por cierto, tu comida y bebida estarán aquí en cualquier momento”.

“Por favor, no te molestes más con ellos. ¡Y muchas gracias!”

“¡No te preocupes por eso!” Ahora el vizconde había comenzado a sentir lástima de mí al ver mi incesante reverencia de disculpas. “Como padre, puedo entender tener sentimientos encontrados sobre el hijo de su querida hija”.

“Ah, ¿de verdad?” Lady Maika ladeó la cabeza.

“Sí, por supuesto. También creo que mis nietos son lindos, pero titubeo al ver los rasgos del hombre que robó a mi hija”.

Por eso, el abuelo de allí se convirtió antes en una estatua de piedra. Y una vez que superó la conmoción inicial, se convenció a sí mismo de entrar en un estado de euforia, alabando la ternura de su nieta. Qué aterrador.

“Además, como probablemente sabrá, el noviazgo de Sir Klein y Lady Yuika no es exactamente uno de los mejores recuerdos de Gentoh”, dijo, asumiendo que sabíamos de lo que estaba hablando. Desafortunadamente, no lo hicimos. “¿Oh? ¿No lo sabes?”

“No nosotros no. Nos ha dado demasiada vergüenza preguntar…” Respondí a la pregunta del vizconde mientras miraba a Lady Maika a mi lado.

Estos últimos cinco años, había habido oportunidades más que suficientes para preguntar sobre el comienzo del romance de la Diosa Yuika y el Jefe Klein. Sin embargo, nos habíamos abstenido de hacerlo por respeto a la salud mental de Lady Maika. No había nada más vergonzoso que escuchar a tus padres hablar sobre su vida amorosa, sin importar tu edad. Especialmente si había causado tanto alboroto en ese momento. Aunque todavía no estaba seguro de por qué me habían metido en esto. No obstante, seguí el juego, ya que no podía rechazar ninguna solicitud de Lady Maika, que me había apoyado tanto a lo largo de los años.

“Hm. Supongo que tiene sentido”, el vizconde Sukuna, que debe haber tenido mucha experiencia en la vida, simplemente se rio.

“Maika, tal vez es hora de que lo sepas”, le dije.

“¿Tú también lo crees?” Lady Maika pareció estar de acuerdo con mi evaluación, pero aún buscaba una confirmación.

“Sí, quiero decir…” Mi mirada se posó en Lord Itsuki, que estaba contando una linda anécdota sobre Lady Maika, y el Conde Gentoh, que la escuchaba con entusiasmo. “Por si surge algo. Por suerte, esta vez se resolvió así”.

“Estás bien.” Lady Maika dejó caer los hombros, admitiendo que había llegado el momento. “Entonces, vizconde Sukuna, si lo sabe, ¿le importaría contárnoslo?”

“Seguro. ¿Quieres que sea breve?”

Lady Maika aceptó la amable sugerencia del anciano vizconde con un gesto de vergüenza.

“Veamos. ¿Conoce el Torneo de Lucha con la Espada Real?”

El torneo fue famoso, así que tanto Lady Maika como yo asentimos. Era un torneo nacional de lucha con espadas que se realizaba aproximadamente cada cinco años. Normalmente, solo los soldados y caballeros de los alrededores participaban en las competiciones regulares de la capital real, pero el Torneo Real atraía a luchadores que se enorgullecían de sus habilidades de todo el país.

“Escuché que se llevará a cabo este año”.

“Sí. Dado que no ha habido ningún incidente importante con demonios, parece que este año puede tener lugar con seguridad”.

Lo más probable es que el calendario de “aproximadamente cada cinco años” se deba a los posibles aplazamientos provocados por los principales incidentes demoníacos. Las áreas de desastre y los territorios circundantes solo sufrirían más pérdidas y daños si tuvieran que enviar a sus mejores luchadores a un torneo mientras se enfrentan a los demonios. O para decirlo de otra manera, fue un torneo tan prestigioso que valió la pena enviar a tus mejores luchadores a pesar de sufrir grandes pérdidas.

“Y parece que el ganador recibe una medalla de oro”.

“Eso es correcto. Supongo que también sabes lo especial que es una medalla de oro… “

Una medalla de oro era la distinción más alta posible en el reino. Estaba en otra liga que las de plata que había recibido. Según el real decreto, a los señores de territorios individuales como el Conde Sacula solo se les permitía entregar medallas hasta la plata. Solo la familia real podía otorgar medallas de oro.

Como tal, una medalla de oro no solo era el más alto de los honores para el destinatario, sino también para su territorio de origen. Por esa razón, era costumbre que al ganador de la medalla de oro se le concediera un deseo.

“Si ya sabes eso, no te daré más explicaciones. Había una vez un joven soldado de Sacula que participó en el Torneo Real. Joven y fuerte”, recordó el anciano vizconde. “No hace falta decir que ninguno de los participantes era débil. De hecho, muchos de ellos eran más grandes y tenían más experiencia que el joven soldado. Siguiendo puramente las apariencias, puede que incluso pareciera el más débil”. El vizconde Sukuna hizo una breve pausa. “Sin embargo, el joven soldado derribó a todos sus oponentes y ganó en un abrir y cerrar de ojos. Como dicta la costumbre, al ganador del Torneo Real se le concedió un deseo al recibir la medalla de oro como prueba de su victoria”.

Los ojos de Lady Maika brillaron con anticipación mientras adivinaba la conclusión. Resultó que la historia que había estado evitando durante los últimos cinco años era de su agrado.

“Y sí, señorita Maika. El joven soldado pidió la mano de una mujer joven en matrimonio. Estoy seguro de que ya ha adivinado el nombre del soldado y la mujer”.

Por supuesto que lo sabemos.

Así fue como el jefe Klein, que solía ser tan reservado y a quien le encantaba ser dominado por su esposa, llegó a casarse con una diosa.

¿Quién hubiera pensado que su matrimonio había causado un alboroto a tan gran escala? Siempre había asumido que estaba contenido en la región de Sacula, pero resultó que se había desarrollado frente a todo el reino. No es de extrañar que el jefe Klein fuera tan respetado entre Sir George y los demás caballeros. Gracias a sus habilidades con la espada, había ganado a su novia en la batalla.

“Tanto Yuika como Sir Klein ya estaban profundamente enamorados el uno del otro en ese momento. Se conocieron en la academia militar y se enamoraron instantáneamente”, amplió el anciano vizconde al ver nuestro asombro.

“Entonces, ¿ganar en el Torneo Real era la condición para su matrimonio?” Lady Maika preguntó emocionada.

“Se podría decir que… Aunque, más exactamente, fue para silenciar al padre de la joven, que se opuso al compromiso”. El vizconde Sukuna miró al conde Gentoh. “El conde quería mucho a su hija. Era inmensamente hermosa, ingeniosa e inteligente. El conde se jactaba de que ella era la joya de Sacula todo el tiempo”.

Eso no era difícil de imaginar dado su comportamiento anterior. Debe haber sido un padre bastante cariñoso. Y como estábamos hablando de una diosa aquí, podía simpatizar con él.

“El joven soldado, por otro lado, era hijo del jefe de una aldea remota. El conde se enfureció porque nunca le entregaría a su hija a un hombre así”.

“¿Por sí mismo?” Preguntó Lady Maika.

“Bastante”. El vizconde sonrió. “El joven soldado fue ampliamente reconocido como una persona muy talentosa. Su victoria en el Torneo Real consolidó su condición de espadachín excepcionalmente dotado y lo puso más allá de cualquier reproche”. Sus logros fueron más que satisfactorios. Todo se reducía a la terquedad del conde Gentoh. “Me imagino que el conde tenía sus propios planes para su orgullo y alegría. Emparejado con sus instintos paternos, eso lo llevó a ignorar las súplicas del soldado y su hija. Como resultado, la joven pareja decidió confiar en una victoria en el Torneo Real”.

Así, su matrimonio acabó siendo la recompensa por la medalla de oro. Y dado que la novia no se opuso en absoluto a la boda, incluso el conde sobreprotector tuvo que reconocer su profundo amor mutuo. Como padre amoroso y aristócrata de alto rango, se tragó su orgullo y aceptó a regañadientes su matrimonio. Tiene sentido.

“En otras palabras, Su Excelencia piensa en el Jefe Klein como un ladrón de novias que le arrebató a la fuerza a su amada hija”, resumí.

“Como padre, parece que no importa el novio, pero el sentimiento debe haber sido especialmente fuerte en este caso”. Como padre, el anciano vizconde afirmó mi declaración con una expresión de pesar.

Al mismo tiempo, Lady Maika, que nunca podría haber sabido lo que se sentía ser padre en esa situación, estaba enamorada de la anécdota de sus padres. Tenía las mejillas enrojecidas y dejó escapar un suspiro.

“Qué maravilloso… los envidio. También quiero que me roben así…”

Podía sentirla mirándome apasionadamente, pero solo forcé una sonrisa forzada a cambio. Fue prácticamente imposible para mí “robar” a Lady Maika. Si bien puede haber sonado un poco pretencioso decirlo, el hecho es que ninguno de sus parientes se habría opuesto a que nos casáramos en primer lugar. Y si todo el mundo nos estuviera dando su bendición, no se podría hablar de “arrebatar”.

Por cierto, Lord Itsuki y el Conde Gentoh aún no habían regresado al tema principal en cuestión. Aunque probablemente consideraron felicitar a su sobrina (o nieta, respectivamente) como el tema principal del día. Me recordó a la primera vez que conocimos a Lord Itsuki. En ese entonces, también se había obsesionado con Lady Maika.

Lady Maika, que había hecho un puchero brevemente por el hecho de que yo había ignorado sus insinuaciones, rápidamente notó mis preocupaciones. Un suspiro después, nuestras mentes se habían sincronizado. Usando una señal con la mano de caza, me preguntó si debería “ir a por ello”. Mi respuesta fue, por supuesto, “Sí, ¡adelante!” El hecho de que los cazadores usaran comúnmente este gesto de la mano para anunciar una próxima muerte fue pura coincidencia. No estamos planeando una rebelión.

Lady Maika se acercó rápidamente a su tío y abuelo extrañamente eufóricos. En el camino hacia allí, se lavó la expresión de exasperación de su rostro y la reemplazó con la sonrisa más linda posible.

“Queridos tío y abuelo,” dijo Lady Maika con una voz dulce y mortal, dos tonos más alta de lo habitual, “¿podrían dejar de hablar entre ustedes e incluirme a mí también? Me siento solo si me dejan fuera…”

Su tío y su abuelo obedecieron su súplica con una mirada cariñosa en sus rostros. En ese momento, se decidió quién ejercía el mayor poder en la sala.

“Ahora bien, vayamos a la razón por la que todos estamos reunidos aquí hoy”, proclamó el Conde Gentoh después de recomponerse.

Sin embargo, ya no parecía tan digno como cuando llegó aquí por primera vez a una velocidad igual a la primera velocidad cósmica. Pasarían al menos unos pocos cientos de años antes de que ese majestuoso cometa volviera a aparecer. Fue un error dejarlo sentarse junto a Lady Maika en primer lugar, probablemente la peor condición posible para una charla seria.

Conde Gentoh presentó el tema: “El desarrollo de varias nuevas tecnologías en nuestra región en los últimos años”.

Todos los presentes se encendieron y asintieron con una expresión seria.

“Primero, me gustaría expresar mi gratitud hacia el personal de la Oficina de Promoción de la Reforma del Territorio, que estuvo a cargo de los proyectos que llevaron a todos esos logros, y al conde en funciones, Lord Itsuki, quien atestiguó el establecimiento de un nuevo departamento para empezar con. Excelente trabajo de todos”.

“Creo que hablo en nombre de todo mi personal en la Oficina de Promoción cuando digo que nos sentimos honrados por sus amables palabras, Su Excelencia”, respondió Lady Maika a las palabras de gratitud de nuestro superior con una sonrisa gentil y digna.