Slayers (NL)

Volumen 2

Capitulo 3: El que Duerme en la Barrera en el Fondo del Agua

Parte 2

– Uh… uh… ugh… – Me convulsioné dos o tres veces hasta que desperté.

– Buenos días, alegrías. – Dijo Gourry por segunda vez.

– ¡¿Por qué puñetas has hecho eso?! – Exigí saber.

– Oye, no tienes ningún derecho a pedirme explicaciones… ¡tú empezaste! Pero…

– Se dio la vuelta y apartó los ojos de mí antes de continuar –. Me has asustado. Pensé que te ibas a ahogar, así que tuve que hacerte la respiración asistida para que volvieses a respirar.

– ¡¿Qué tú me… QUÉ?! – Dije, ahogándome con mis propias palabras.

¿Respiración asistida? ¡¿El boca a boca?! La sangre se me subió a la cabeza. Tuve que reunir valor para preguntar… –. Y… ¿qué quieres decir con eso exactamente?

– Pues que te tumbé bocabajo y te di patadas en la espalda.

“¡¡Toma!!”

Le di un capón en la frente, lo cual se estaba convirtiendo en una costumbre.

“¡¿Te parece forma de tratar a una dama?!”

– ¿Qué pasa? No pensarías que me refería al boca a boca, ¿verdad? – Preguntó, provocándome.

– ¡No! ¡Por supuesto que no! – Respondí.

– ¡Sí que lo pensaste! Te estás poniendo colorada, ¡tendrías que verte!

– Uff, da igual, ¿podrías…? ¡¿Podríamos centrarnos en la barrera?! Se puso a mirar el agua, pero también a canturrear.

– Te has puesto co-lo-ra-da, te has puesto co-lo-ra-da…

“Cerdo.”

– Bueno, pongámonos serios. – Dijo Gourry por fin –. Una persona no podría aguantar la respiración lo suficiente como para llegar hasta el fondo.

– Cierto. – Contesté, cruzando los brazos.

– ¿No tienes algún hechizo para respirar bajo el agua? – Preguntó.

– ¿Un qué?

– Un hechizo para respirar agua, quiero decir.

– Ninguno del que pueda depender en estas circunstancias. – Contesté, rascándome la cabeza.

– ¿En serio? – Preguntó Gourry, sorprendido y desalentado.

– En serio, pero ahora que lo pienso puede que haya otra manera… – dije antes de tirarle de nuevo al agua, porque me dio la gana

–. Veamos si esto funciona.

Aunque me acababa de secar, empecé a prepararme para otra aventura subacuática.

Bueno, ‘empecé a preparar me’ hace que suene como si fuese algo más complicado que tomar una buena bocanada de aire y recitar un hechizo simple, que era lo que iba a hacer.

Suponía que había sólo dos maneras de afrontar la situación: la primera era lanzar un hechizo de agua que, suponiendo que funcionase bajo la influencia de la barrera, permitiría a una persona respirar agua. La segunda se basaba en usar un hechizo para crear una barrera de viento a mi alrededor que viajaría conmigo bajo el agua… como si me moviese dentro de una burbuja de jabón gigante. Al final elegí la segunda opción porque la primera tenía una desventaja significativa. Vamos, que me volvería a mojar si la usaba.

– ¡Ray Wing! – Exclamé lanzando mi hechizo, y el aire empezó a retorcerse a mi alrededor, abrazando mi cuerpo y elevándome con suavidad. En seguida me lancé al agua a una velocidad considerable.

El hechizo Ray Wing fue concebido para el vuelo a alta velocidad, aunque tenía la desventaja de que era difícil maniobrar con él.

Pronto me di cuenta de que no era más fácil hacerlo bajo el agua. Además, tampoco estaba exento de los efectos del Rune Breaker.

La barrera de viento era más débil de lo que yo esperaba. Incluso teniendo en cuenta la diferencia de densidad entre el aire y el agua, me movía más lentamente de lo que me había imaginado. Aun así, me mantenía seca y eso me hacía feliz. Si moría ahogada al menos lo haría seca y con una sonrisa.

No es que me tomase a guasa la posibilidad de que me quedase sin aire dentro de la barrera antes de llegar al fondo, pero hay veces que si no te ríes, acabarás gritando. Decidí que si notaba que me faltaba el aire, saldría disparada hacia la superficie a toda velocidad.

Por suerte no hubo que llegar a eso. Sólo unos instantes después de pensar en ese plan de huida, llegué a mi destino… ¡la joya gigante! Desde el pilar en la superficie no había sido posible determinar su tamaño, pero ahora estaba claro que podía contener una persona en su interior con facilidad.

– Hmmm. – Me puse a reflexionar un instante. La luz del Lighting que había lanzado antes no era lo bastante potente como para llegar hasta allí, así que recité otro y lo lancé más cerca.

No pude evitar soltar un grito ahogado cuando lo vi. Había, sin duda alguna, un hombre dentro de esa joya gigantesca… o eso parecía al menos.

– Cuando pensaba que ya lo había visto todo… – murmuré mientras me quedaba paralizada junto a la joya, envuelta en la barrera del Ray Wing. Aunque no podía permitirme quedarme allí a descansar. Estábamos en el mismísimo centro del Rune Breaker, donde la efectividad de la barrera ejercía su máximo poder.

El hombre de dentro de la esmeralda tenía el pelo largo, y llevaba un traje y un manto que claramente indicaban que era un hechicero de alto rango. No era ni alto ni bajo, ni joven ni viejo. Tenía los ojos cerrados y casi parecía atractivo. No pude identificar el color de su ropa debido a que la esmeralda filtraba todo a través de su verde superficie, pero entonces se me ocurrió algo…

“¿No será…?”

Intenté quitarme la idea de la cabeza.

“Pero, si fuera él…”

Me acerqué hasta que la barrera de viento empujó un poco la esmeralda.

Entonces…

– ¿Quién está ahí? – Oí una voz en mi cabeza, una voz que no era la mía.

– ¡Telepathy! – Exclamé en voz alta.

– ¿Una mujer? Tú… percibo que no tienes ninguna intención de hacerme daño. Lo que significa que no eres aliada de Tarim ni de Daymia.

– ¡H-hey espera! ¡Un momento! – Dije en voz alta, intentando descubrir quién me estaba hablando y qué quería decir con eso.

– No hay necesidad de gritar. Puedo oír tus pensamientos.

Me sonrojé al escuchar eso.

Telepathy, o telepatía, es una técnica para transmitir tus propios pensamientos a otra persona. El lenguaje hablado es innecesario cuando se habla con un hechicero telépata. Los telépatas con más talento suelen ser los que nacen con esa habilidad, al contrario que los que la aprendían. No hacía falta decir que yo no era ninguno de esos casos. Así que el tipo de dentro de la joya estaba usando Telepathy para enviarme sus pensamientos, y oír los míos. Por supuesto, existía la posibilidad de que su habilidad no fuera de naturaleza mágica. Si lo fuese, dudo que pudiese utilizarla en esas circunstancias… justo en el centro del Rune Breaker.

– ¿Qué es lo que ocurre entre tú y esos dos, Daymia y Tarim? Por un momento me pareció que estaba sonriendo.

– Mis disculpas. Tendría que haberme presentado ya. Soy el presidente de la Asociación de Hechiceros de la ciudad de Atlas, Halcyform.

– ¡¿H-Halcyform?! – Grité. No me lo podía creer pero… intenté calmar mis pensamientos y seguir escuchando.

– Si no le importa, señorita, permítame recordarle que no hay necesidad de gritar.

– Sí, vale, perdón. P-pero, ¡es que no me lo esperaba! Quiero decir, ¡desapareció hace medio año!
– No desaparecí, me hicieron desaparecer.

– ¿Quién…?

– Tarim y Daymia, por supuesto. “¡¿QUÉ?!”

Ya había imaginado que Tarim escondía algún secreto sobre el incidente, pero…

– Ambos tenían la vista puesta en el puesto de presidente. Ese día, Tarim… – Entonces se detuvo.

– ¿…Tarim hizo qué?

– Lo siento, pero ni siquiera sé tu nombre. Ni sé por qué estás aquí, en este lugar, conmigo.

– Soy Lina. Lina Inverse.

– Ah, ya veo… – Dijo… o más bien pensó… como si todo hubiese cobrado sentido.

Le expliqué lo ocurrido los últimos días tan brevemente como pude, parando en un par de ocasiones para renovar mi barrera de viento.

– …y así es como le encontré. – Concluí.

– Ya veo… te has centrado bastante en darme descripciones psicológicas, pero tu explicación sobre los sucesos importantes ha sido suficiente. Parece que ambos somos víctimas de los engaños de Tarim. Él me trajo hasta aquí y me selló en el interior de este extraño lugar. Es un hombre mucho más astuto de lo que me había imaginado.

“¿Astuto? Seguro. Algo tenía que tener a su favor, no es que sea muy bien parecido que digamos.” Pensé para mí misma.

– ¿Bien parecido…? “¡Maldita sea!”

No me había dado cuenta de que le había transmitido ese pensamiento.

– No es nada, no se preocupe. De todos modos, como he acabado envuelta en todo este asunto, le agradecería si me pusiera al día.

– Comenzó un día hace seis meses. Tarim me hizo llamar, diciendo que tenía algo importante que hablar conmigo. Accedí a reunirme con él, por supuesto. Me pidió reunirnos en casa de Daymia… concretamente en el centro de la sala que hay sobre nosotros.

Momentos después de que llegase, algo que parecía baba me envolvió. No pude defenderme. Y cuando la baba se solidificó, estaba encerrado… aquí dentro.

– ¿Así que esta cosa de color esmeralda es la forma solidificada de aquella baba?

– Correcto. Parece que Tarim y Daymia conspiraron para dejarme fuera de escena, ambos asumiendo que tomarían mi lugar en el puesto de Presidente. Por supuesto acabarían discutiendo entre ellos. Es hasta gracioso, la verdad.

¡No era gracioso! Algunas personas parece que no les afecte nada, en serio.

Lo que me estaba tocando la moral era Tarim… ¡el muy bastardo! Sabía que escondía algo cuando le pregunté sobre Halcyform y le cambió la cara. ¡Pero no se me había ocurrido que fuera por esto!

“¡Imperdonable! ¡Por lo que le han hecho a Halcyform, y por mentirme a mí, Lina Inverse, sufrirán mil muertes! ¡Se van a cagar!”

– De nuevo debo pedirte que moderes el tono de tus pensamientos. Es inquietante. “Ooops, lo he vuelto a hacer.”

– Eh… lo siento. He sido una maleducada… ¡bueno! No tema. ¡Juro que le vengaré!

– Bueno, aunque es muy amable de tu parte, como no estoy muerto esperaba que quizás podrías liberarme de esta prisión. Te estaría enormemente agradecido.

– Oh. Ah, ¿liberarle? Hmmm, supongo que eso significa romper esta esfera, ¿verdad?
– Supongo… – respondió, con un tono que indicaba poca confianza.

– Mis disculpas por el tono.

La telepatía podía ser como un grano en el culo.