Otomege Sekai wa Mob (NL)

Volumen 9

Capítulo 5: El Reino Santo de Rachelle

Parte 1

Noche.

Fred había llegado a un callejón trasero desértico.

Temblaba de miedo y miraba constantemente a su alrededor.

Recientemente se habían producido varios incidentes contra funcionarios y a Fred le preocupaba que pudiera ser el siguiente objetivo.

Entonces, haciéndole señas, él se encontró a una mujer encapuchada escondida en la oscuridad.

La mujer se quitó la capucha cuando Fred se acercó. La mujer encapuchada era Merce.

—Llegas tarde, Fred.

Fred es un noble que trabaja como médico en el palacio real, pero eso a Merce no le importaba y le habló de esa forma. Sin embargo, Fred, que se encontraba en una posición vulnerable, no dijo nada y le entregó el paquete que había traído.

—Traje lo que te prometí.

Verificando el contenido, Merce cogió el pequeño frasco y le dirigió una sonrisa traviesa a Fred.

Sin embargo, había una luz inquietante en el fondo de sus ojos.

—Me alegro de que lo hayas traído conmigo. Ahora sí que has cumplido las condiciones que quería, ¿no?

El frasco contenía un veneno que Merce había pedido a Fred que preparara.

—…… Es de acción lenta, insípida e inodora. No se sentirá extraño cuando lo combines con las bebidas. Ahora que lo he preparado, ¿puedo contar con que cumplirás tu palabra?

—Mantendré tu secreto en silencio. Aun así, ¿cómo te atreves a traicionar a tu amigo, Su Majestad?

Merce empezó a burlarse de Fred y guardó la pequeña botella de medicina. Entonces, ella agarró el pecho de Fred y lo acercó.

—Cuando ese rey incompetente colapse, debes actuar según lo planeado. Puedes tomarte el tiempo que necesites para confundir las cosas.

Fred parecía pálido mientras interrogaba a la amenazante Merce.

—¿Q-Qué es lo que intentan hacer?

Fred fue empujado por Merce, cayendo sobre su trasero

Entonces, Merce miró a Fred y se rió con una expresión desagradable.

—No tienes que saber nada, pero te diré algo especial. Se acerca el día en que el reino recuperará su forma original. ¿No te hace ilusión?

Después de decir eso y saliendo de buen humor, Merce se dirigió al restaurante donde esperaba Roland.

***

Ha pasado un mes desde que nos conocimos, pero todavía sigues siendo fría conmigo, Merce.

Era medianoche y Roland estaba frente a la taberna, a punto de terminar su velada con Merce. Lo único que hacían era beber juntos y nada más.

—Ya estás otra vez con eso. No soy una mujer fácil.

Roland había notado que Merce estaba de buen humor hoy y decidió presionar para que le diera un beso.

—Entonces dame un beso de despedida……

Cuando Roland se acercó a su rostro, el dedo de Merce se posó en sus labios.

—Eso tendrá que esperar hasta la próxima vez. Ha sido un placer, Señor Leon.

Cuando vio a Merce irse de buen humor, Roland, que todavía usaba el seudónimo de Leon, suspiró profundamente.

—Es una mujer desagradable hasta el final por decir que espere ansioso la próxima vez. ……

Bueno, ¿creo que debo volver pronto?

***

Después de separarse de Roland, Merce llegó al sótano donde estaba el escondite del Bosque de las Damas.

Gabino también vino de visita, y cuando notó la presencia de Merce, sonrió.

—¿No es la señorita Merce? Si es así, el plan parece estar yendo bien.

—S-Sí, Lord Gabino. He actuado según lo que me indicó.

El caballeroso y amable Gabino enrojeció aún más el rostro de borracha de Merce.

Gabino se acercó a Merce, quien se movió según sus instrucciones y se llenó de alegría cuando tomó su mano.

—¡Vaya! Lo has hecho bien. Esto pondrá al reino en un caos. ¡Tú arduo trabajo finalmente será recompensado! Eres una mujer maravillosa, señorita Merce.

—¿E-Es verdad?

Merce, que no ha sido elogiada por los hombres durante mucho tiempo, se sintió bien con las palabras de Gabino.

Viendo tal situación, Zola se acercó a Gabino para competir contra Merce.

—Lord Gabino, yo también estoy haciendo lo mejor que puedo.

—Sí, no lo he olvidado. Han soportado muchos días duros bajo tierra, a pesar de que nacieron como nobles. En pocos días, el reino será restaurado a su antigua gloria. Y entonces podrán volver a su vida de lujos.

Las mujeres que pertenecen al Bosque de las Damas lucían aliviadas ante las palabras de Gabino.

Entonces, la representante le hizo una pregunta a Gabino, mirando la puerta gruesa que estaba bien cerrada.

—Por cierto, Lord Gabino….. hemos preparado otra persona para usted.

Muchas miradas se dirigieron a la gruesa puerta.

Detrás de las gruesas puertas, las mujeres podían oír las voces de los hombres que sufrían y se asustaron por ellas.

Gabino sonrió.

—Entonces comencemos los preparativos.

***

Saliendo del escondite del Bosque de las Damas, Gabino caminaba por la capital real con uno de sus subordinados.

Además del Bosque de las Damas, el cuaderno contenía los nombres de antiguos nobles que se escondían en la capital real y organizaciones de grupos insatisfechos.

Mientras miraba la espalda de Gabino, pensando y mirando su cuaderno, su subordinado le hizo una pregunta.

—¿Por qué no preparó el veneno usted mismo?

Era una pregunta natural que al menos deberían preparar el veneno por ellos mismos, sin causar ningún problema a Merce.

Sin embargo, Gabino le dijo a su subordinado que era “Ingenuo” y luego le explicó por qué lo hizo de esta manera indirecta.

—No importa si es venenoso o no. ¿De verdad crees que ellas conseguirán cumplir lo que han anhelado buscar? No olvides que tenemos otros planes.

—Pero si esto tiene éxito, el Reino de Holfault se convertirá en nuestra marioneta. Si los que nos apoyaron toman el poder, el Reino Santo de Rachelle puede concentrarse en Repard.

Al escuchar a su subordinado, Gabino le dirigió una mirada fría.

—No tendrán éxito. Fallarán de todos modos, así que podemos usarlas. Bueno, le daré crédito a ella por hacer que el rufián de Roland se bebiera el veneno.

Gabino dijo eso, pero cuando se tocó la herida de la frente que obtuvo en la República de Alzer, arrugó las cejas.

Inmediatamente después de eso, volvió a mostrarse inexpresivo y se dirigió al siguiente escondite.

***

A la mañana siguiente.

En el palacio real, Milaine y Roland estaban comiendo en la misma mesa.

Ambos se sentaron en los extremos de una mesa rectangular, uno frente al otro, pero lejos.

Milaine pensó que esta distancia marcaba la distancia entre ellos como pareja. Para los dos, este matrimonio político no tenía amor.

A ella le parecía normal, pero le molestó que Roland esté tan feliz de estar jugando afuera por la noche.

Es por eso que ella siempre le daba unos comentarios sarcásticos.

—Escuché que estuviste bebiendo hasta muy tarde.

Roland estaba pálido y no podía comer, y Milaine se disgustó al ver que volvía a tener resaca.

A ella no le agradaba que Roland le empujara sus asuntos políticos mientras él se la pasaba jugando.

Si fuera incompetente e incapaz de hacer algo, lo habría dejado en paz, pero Roland no es menos competente que Milaine en asuntos políticos.

De hecho, es una mala cualidad porque si le obligas a hacerlo, puede hacerlo.

El hecho de que pueda hacerlo y no lo haga es lo que sacaba de quicio a Milaine. Sin embargo, hoy Roland hablaba muy poco.

Por lo general, se supone que debe devolver el sarcasmo, pero hoy está tranquilo.

A pesar de su preocupación, Milaine continuó hablando con Roland.

—Recientemente las calles se han vuelto muy peligrosas. Estoy aumentando el número de patrullas, pero Su Majestad también corre peligro, así que debería abstenerse de jugar…

Antes de poder terminar, Milaine se puso de pie, derribó su silla y se dirigió directamente hacia Roland. La gente que la rodeaba entró en pánico y corrieron hacia donde estaba Roland.

Roland estaba pálido, se resbaló de la silla y cayó al suelo, sin poder levantarse.

—¡Su Majestad!

Cuando Milaine llegó al lado de Roland, él todavía respiraba.

Entonces, ella mandó a llamar de inmediato a Fred, el médico del palacio.

—¡Llamen a Fred de inmediato! ¡Deprisa! Su Majestad, ¿está bien? Fred llegará pronto.

Roland abrió los ojos mientras Milaine seguía llamándolo. Entonces, cuando agarró el brazo de Milaine, él exprimió su voz.

—Mantén en secreto de que me caí…… entonces……. si sucede algo…… al mocoso……

Mientras Roland tosía, a Milaine se le salían las lágrimas.

—¡Su Majestad….. Querido!

***

La Academia estaba un poco ruidosa con los preparativos para la fiesta del té.

Unos estudiantes se movían para prepararse, y otros se peleaban por saber a quién invitar y a qué fiesta de té asistir.

No odiaba este bullicio, pero ahora estaba en la biblioteca para otra cosa. Estaba a solas con Livia en la biblioteca después de las clases.

Luxon también estaba aquí, pero ahora estaba escondido ante la vista de todos y no podía unirse a la conversación. Había otros estudiantes leyendo libros en la biblioteca, pero el número es pequeño y no había gente alrededor.

Por lo tanto, se puede decir que en realidad estamos solos.

Estaba recopilando información sobre el Sagrado Imperio Mágico de Voldenova, pero Livia se ofreció a ayudarme y me acompaño.

Ahora estaba leyendo un libro sobre la relación entre el Sagrado Imperio Mágico de Voldenova y el Reino Santo de Rachelle.

Aprendí un poco de esto en clase, pero el libro contenía más detalles.

—Una vez que el Imperio le dio a la familia real una armadura especial como prueba de amistad, fue a partir de ese momento que el nombre de Rachelle se volvió sagrado.

Parece que los dos países tuvieron una profunda conexión hace mucho tiempo, y que aún actualmente siguen en contacto.

Si es un aliado del enemigo de Milaine….. Entonces es un enemigo para mí.

También pondré al Sagrado Imperio Mágico de Voldenova en la lista de países que odio. Sin embargo, en la lista de países que me desagradan sólo figuran Rachelle y el Imperio.

En ese caso, la protagonista también tiene una conexión con el Reino Santo de Rachelle. Livia abrió la boca mientras yo rezaba para que esto no se volviera un problema molesto.

—Leon, estás sobre-esforzándote de nuevo, ¿verdad?

Livia, sentada a mi lado y con su mirada en un libro, me preguntó eso. Solo pude dar respuestas sosas a las preguntas ambiguas.

—Hay un montón de cosas molestas, así que es un gran problema para mí. Tengo que sermonear a los idiotas de primer año, y debo ayudar a Finley a hacer su fiesta del té.

También estaba ocupado en la Academia.

Cuando un chico ingenuo causa algún problema, me llaman por alguna razón. La mayoría de estos problemas se dan entre hombres y mujeres.

Si se tratara de un asunto amoroso no hubiera tenido problemas, pero lamentablemente ese no es el caso. Se trata de chicos molestando a las chicas y necesitan que las ayude.

Sin embargo, cuando Livia detuvo su mano, ella se volteó para mirarme. Al parecer, había algo más que quería preguntar.

—Has estado saliendo todas las noches, ¿verdad?

—…… ¿De quién escuchaste eso? ¿Fue Roland?

Livia negó con la cabeza cuando dije ese nombre, ya que pienso que si alguien sabe que salgo de noche probablemente sea Roland.

—Si sales con frecuencia, incluso los alumnos de la Academia se darán cuenta, y se ha rumoreado mucho eso.

Aparté mi vista de la mirada acusadora de Livia, cuyos ojos se entrecerraron ligeramente. No podía explicar en detalle por qué salía de noche, así que decidí evadirlo.

—N-No estoy haciendo nada malo. L-Lo juro.

No quiero que la gente piense que estoy saliendo por las noches a jugar con algunas chicas, así que primero diré que ese no es el caso.

Sin embargo, Livia no estaba preocupada por eso.

—No estoy preocupada por eso, ya que no hueles al aroma de otra mujer, pero estás haciendo algo peligroso, ¿verdad?

—…… Bueno, algo así. ¿Eh? ¿Olor?

—Leon, me lo dirás, ¿no?

¿Hasta qué punto sabes? En este caso, sería mejor explicar la situación con algo de verdad.

El truco para contar una mentira es entrelazar la verdad con ella. Pero una persona honesta como yo no dice mentiras……………………. Sólo ocultó la verdad que es inconveniente.

—No〜, no es nada serio, estoy tras la pista de una serie de asesinatos que han ido en aumento recientemente. El asesino no ha sido atrapado todavía y eso no es tranquilizador, ¿verdad?

—No creo que ese sea un trabajo que debas hacer, Leon. Además, es peligroso. Me dolía el corazón ver que Livia estaba preocupada por mí.

Sin embargo, existe una razón por la que no podía dejarlo, no me quedaba más remedio que continuar.

—No te preocupes. Te lo explicaré cuando esté todo resuelto, y si necesitas algo puedes confiar en Clare.

Con ella, incluso si ocurre algún problema, podrá ganar algo de tiempo y escapar. Livia no estaba satisfecha con mi petición.

—…… ¿Somos tan poco confiables?

—No, ese no es el caso.

—Sabemos que te preocupas por nosotras. Pero también debes tenernos confianza. Angie y yo hemos estado esforzándonos por ayudarte. Es muy diferente a como éramos antes, sabes.

Escuché que Livia y Angie estaban trabajando duro mientras yo estudiaba en el extranjero. Ni siquiera me había enterado, pero fue Clare quien me informó.

Me alegró saber que lo hacían por mí, pero aun así no quería llevarlas a ningún sitio peligroso.

—Aun así, no quiero ponerlas en peligro.

—¿No nos necesitas, Leon? Soy más útil de lo que crees…….

Cuando se trata de magia, Livia es mejor que yo tanto en conocimiento como en habilidad. Sabía de lo que ella era capaz.

Sin embargo, aun así… termino pensando de esa manera.

—Los chicos tenemos nuestro orgullo, sabes. A veces tengo que hacer lo mejor que puedo o terminarás abandonándome, ¿no?

Incluso yo, que soy como un extra de Luxon, soy un poco obstinado. Sin embargo, Livia no parecía entenderlo.

—Ni Angie ni yo te abandonaremos.

Al ver a Livia enojarse y mirar devuelta el libro que tenía, suspiré un poco, reflexionando sobre lo que debería haber dicho mejor.

Cuando llevé mis ojos hacia el libro, escuché la voz de Livia.

—Nunca te abandonaré, pero si me abandonas, te perseguiré por todas partes y haré que te fijes de nuevo en mí.

¡Qué palabras tan alegres! No fui tan insensible como para alegrarme de lo que dijo, y llevé mi rostro hacia Livia con torpeza.

Livia miró su libro y continúa investigando.

Tenía el mismo aspecto de siempre, pero sus palabras eran extrañamente aterradoras.

Seguro que es por el tono de su voz, pero mi capacidad de gestión de crisis intuía algo muy pesado.

—E-Emm, lo siento mucho. Por favor, perdóname.

Estaba demasiado asustado y me disculpé, pero Livia me miró y sonríe.

—¿Por qué te estás disculpando?

A pesar de que tenía una sonrisa amable, sentí que me estaba preguntado, “¿Quizás tenías la intención de dejarnos?” Me sentí como si me hubieran interrogado. La gran sonrisa parecía intimidarme.