Shin no nakama janai to Yuusha

Volumen 4

Prologo: La Aparición Del Sabio

La primera vez que la vi, mi corazón se aceleró como nunca antes.

En un mundo marchitado y descolorido, ella brillaba intensamente. Lo reconocí por lo que era. Ella era la Heroína y yo el sabio.

Estaba destinado a estar al lado de la Heroína, al igual que esas viejas historias triunfantes.

Todavía puedo recordar ese momento, incluso ahora. Estaba trabajando en el presupuesto repartiendo subsidios a cada uno de los gremios de la capital. Esta era una tarea importante, sin duda, pero difícilmente podría decirse que fuera digna de un Sabio.

En ese momento, estábamos en medio de una serie de pérdidas consecutivas ante las fuerzas del señor demonio, y la élite de los Caballeros de Bahamut luchaba por evitar que las líneas del frente colapsaran. Naturalmente, todos los recursos disponibles se destinaron a financiar los preparativos militares y los subsidios a los gremios se redujeron al mínimo. Incluso un niño podría entender eso, sin embargo, los gremios incompetentes conspiraron de todas las formas posibles, desde sobornos hasta amenazas, para obtener más para sí mismos.

Qué tontos desesperados. Y yo, un sabio, estaba desperdiciando inútilmente mi vida lidiando con gente como ellos. Fue insoportable.

“Su señoría.”

Estaba trabajando en los documentos para presentar en la reunión de presupuesto cuando las palabras de mi asistente me interrumpieron. Suspirando, dejé mi bolígrafo.

“¿Qué pasa? Si es uno de los gremios que quiere una reunión, diga que estoy en una cita y rechace”.

Se podría haber puesto un reloj en esas visitas. Ni siquiera yo podía empezar a comprender por qué esos incompetentes estaban tan despreocupados con el peligro en la puerta.

“No es alguien de un gremio, señor. Baron Ragnason, el vice-comandante de los Caballeros de Bahamut está solicitando una audiencia”.

“Barón Ragnason… Ah, el que tiene una extraña bendición”.

“¿Extraña bendición, señor?”

Escuché su pregunta, por supuesto, pero fue de mala educación investigar las bendiciones de los demás. Es más, me molestó tener que explicar una cortesía tan básica. Le hice un gesto a mi asistente para que hiciera pasar al hombre mientras me dirigía hacia la sala.

¿Aun así, barón Ragnason? ¿Qué negocio tendría conmigo un advenedizo, un simple aristócrata de una sola generación?

El barón Ragnason había ganado el estatus de noble como vice- comandante de los Caballeros de Bahamut, pero fue el primero de su linaje en lograr algo de notoriedad. No poseía historia ni herencia. Como heredero de un marqués, humillarme con un advenedizo como el barón Ragnason parecía totalmente innecesario. Mientras esperaba en el salón, reflexionando sobre esos pensamientos, llegaron el barón y una chica de cabello azul que nunca había conocido antes.

La joven tenía una expresión melancólica, por lo que mi primer pensamiento fue preguntarme si era una esclava que él había tomado.

“Es un honor conocerlo, Lord Srowa. Soy Gideon Ragnason”, dijo con una sonrisa, extendiendo su mano.

Aunque era Parvenu, eso no cambiaba el hecho de que era un caballero. No se ganaba nada ignorando el saludo que le ofrecía. Le devolví el apretón de manos con una sonrisa cortés y renuente.

“Un placer, barón Ragnason. ¿Qué te trae aquí hoy?”

“Me gustaría presentarles a mi hermana menor”.

“¿Hermana?”

La chica que había asumido como esclava era aparentemente su hermana. No sabía que el barón Ragnason tuviera ninguno.

“Soy Ruti Ragnason”. La chica se presentó sin rastro de sociabilidad en su rostro.

“Mi hermana estaba en el campo, así que rezo para que puedas perdonar sus modales”, dijo Gideon, inclinando la cabeza hacia mí.

Quizás la chica podría haber objetado, pero si se trataba de un pariente suyo, ¿por qué no la había presentado ya en el circuito social de la capital? Gideon no tenía ninguna herencia de la que hablar, pero se le había confiado como segundo al mando de la élite de los Caballeros de Bahamut de la capital a una edad temprana.

Era bastante popular, y había muchos aristócratas y comerciantes poderosos a los que les encantaría contarlo entre las filas de sus facciones. ¿Quizás su hermana no era tan capaz?

¿Podría haber sido que ella llevaba una especie de bendición problemática?

“El propósito de mi visita es solicitar tu ayuda, Lord Srowa, como sabio”.

“¿Ayuda? Me temo que soy un hombre bastante ocupado”.

“Soy muy consciente y no pregunto esto a la ligera. Sin embargo, creo que este será un asunto que les permitirá brindar un gran servicio al reino… algo verdaderamente meritorio”.

“¿Meritorio?”

Estaba molesto conmigo mismo por fijarme instintivamente en eso. Barón Ragnason… En compañía de dos Ragnason, esa manera de dirigirse se volvería tediosa. Decidí que era preferible llamar al hombre Gideon. Cuando consulté con él, respondió: “No me importa en absoluto”, con una sonrisa que irradiaba confianza.

“La prueba es más convincente que la explicación. Sería más rápido para ti verlo por ti mismo. ¿Puedo pedirte que uses Evaluar en mi hermana?”

“¿Evaluar?”

Hubo innumerables bendiciones en este mundo, pero en medio de todas ellas, solo dos tuvieron acceso a la Evaluación: Sabio y Santo. Era una habilidad increíblemente útil que permitía al usuario observar la bendición de un objetivo.

“¿Y por qué exactamente debo hacer esto por ti?”

“Porque la bendición de mi hermana menor es así de única”.

Concentré mi mente y miré directamente a los ojos rojos de Ruti. Y ahí estaba ella.

“¡¿Que—?!”

Estaba abrumado por la brillantez. Ella era hermosa y sublime. Esta fue probablemente una sensación que solo aquellos con Evaluar podrían entender, pero las bendiciones tenían una forma para ellos.

Luchador, Ladrón y otras bendiciones comunes eran aburridas, como piedrecillas en la orilla de un río. Las bendiciones de nivel superior como Sabio y Cruzado tenían una forma hermosa: piedras preciosas talladas a mano.

Sin embargo, la belleza de esta chica… Era un resplandor celestial que no podía expresarse con palabras. Nada más que un milagro podría explicar tal existencia. Las manos humanas nunca podrían captar esta magnificencia. Su nombre era el Héroe.

Fue la primera vez en mi vida que sentí admiración por una Bendición Divina que no fuera Sabio

“Lord Srowa”.

Gideon me llamó de vuelta a la realidad por el encanto de esa bendición. Me armé de valor y aparté la mirada de ella, desconectando mi Evaluar.

“…Usted tenía razón. Este ha sido un encuentro bastante importante para mí”.

“Lord Srowa, me gustaría que fuera el testigo para dar fe de la bendición de mi hermana menor”.

“¿Me estás pidiendo que confirme lo que es?”

“Incluso con el testimonio de alguien tan influyente como tú, convencer al palacio será una dura prueba. Sin embargo, el Héroe debe recibir todo lo que necesite para tener éxito. Como tal, se debe hacer que el rey acepte su bendición”.

“Cierto. Si tiene la intención de luchar contra las fuerzas del señor demonio, tener un ejército de apoyo es de suma importancia. Una promesa del rey que respalda su búsqueda sería ideal”.

Fue posible sondear el contenido de una bendición con la Evaluar de Sabio. Sin embargo, no había forma de demostrar la integridad de su testimonio sin otro Sabio o Santo para corroborar.

El regreso del Héroe, una figura de leyenda. Obtener el reconocimiento real implicaría mucho más que mi palabra. Sin duda, requeriría logros convincentes.

“Ya veo. Así que esta es la razón por la que me concedieron el Sabio”.

“¿Mmm?”

“Lo siento, solo estaba hablando solo”.

Gideon parecía desconcertado por mis murmullos, pero sus pensamientos me importaban poco.

“Sí, Ruti la Heroína, yo, Ares el Sabio, con mucho gusto te ayudaré”.

Finalmente había encontrado mi razón de vivir. No cabía duda de que Dios me había concedido mi bendición para ayudar al Héroe.

“¡Ya veo! Es reconfortante contar con su apoyo, Lord Srowa”.

“Ares está bien”.

Esta vez le tendí la mano.

“Has hecho bien en guiar al Héroe hasta ahora, Gideon.”

“¿Hn?” El hombre frunció el ceño levemente ante eso, tal vez sin comprender el significado de mi declaración.

Gideon había cumplido con su papel, y ahora era mi turno de hacer el mío. Yo era Ares el Sabio, el que, junto con el Heroína, arreglaría el mundo.

Ese fue el día en que realmente comenzó mi vida.