Saikyou Mahoushi (NL)

Volumen 4

Capitulo 17: La Fiesta del Té de los Aristócratas

Parte 2

Intentar esquivar la pregunta a medias no funcionaría. “¡S-Sí! Pero las calificaciones de Alus son solo promedio…” Espetó sin siquiera pensarlo. Pero no tenía forma de darse cuenta de lo poco natural que sonaba, ahora que estaba acorralada.

“Ya veo. Entiendo. Gracias por hacérmelo saber, Fia.” La refinada sonrisa de Frose era tan perfecta que solo su hija habría podido ver a través de ella.

Y los instintos arraigados de Tesfia le dijeron que la sonrisa de su madre era completamente hueca.

Luego, como si sus asuntos hubieran terminado, Frose se levantó y regresó a su escritorio como si estuviera cambiando de marcha, la discusión terminó para ella.

Tesfia se dio cuenta de que su reunión de madre e hija había terminado. “Madre, disculpa.”

“Sí. Vamos a cenar juntas. Haré que Selva te llame más tarde.”

Tesfia exprimió un “Sí” impotente y salió de la habitación. Ella tuvo cuidado al cerrar la puerta, pero aparte de eso su mente estaba en blanco.

Una vez en el pasillo, caminó hacia su habitación, con la cabeza baja.

Mantener las apariencias como noble era un grillete que prevalecía sobre el vínculo familiar entre Tesfia y Frose. Cuando Tesfia era joven no había odiado la idea de esto; en cambio, se había enorgullecido y puso todo el esfuerzo que pudo.

Pero, ¿dónde había salido mal?

Mientras Tesfia daba pasos firmes hacia su objetivo, en algún momento había dejado de ser la hija que Frose quería.

“Joven señorita…”

La repentina voz la trajo de vuelta a la realidad. Y se dio cuenta de que Selva la estaba mirando con expresión preocupada.

Cuando Tesfia lo miró tímidamente, Selva le dirigió una sonrisa particularmente gentil. “No es bueno meditar demasiado sobre las cosas. La Maestra Frose siempre la tiene en mente. La razón por la que no deja que se vea es por su larga estadía en el ejército.”

“Sí. Lo sé. Sé que mi madre siempre está ocupada y se preocupa por mí.”

Pero a pesar de saber esto, no pudo evitar pensar: Eso es porque me necesita, ¿no?

Como nobleza, tenían que servir al país. Con ese deber en mente, la familia Fable construyó su estado actual al adherirse a las reglas y restricciones sociales.

Los hijos de las familias nobles se unieron al ejército para servir como modelos a seguir para la gente. Y también era cierto que los militares necesitaban su poder.

La familia Fable recibió favores dignos de sus contribuciones. Sería imposible para ellos mantener su vasta tierra, mansión, y las finanzas necesarias para sus sirvientes sin su apellido y gloria. Por eso, Tesfia tenía que ser la próxima cabeza.

Sin embargo, ella se negó a expresar la tristeza que brotaba de si en palabras. Hacer eso sería como rechazar la carga y el orgullo de noble que ella había heredado.

La sensación de pérdida que sintió hizo un profundo agujero en su corazón, haciéndola querer gritar en voz alta. Ese agujero había estado creciendo lentamente desde que era joven, y aún no se había llenado. Sus recuerdos de su madre en aquel entonces, que deberían haber llenado ese agujero, por ahora eran una neblina.

Un sentimiento de impotencia se apoderó de Tesfia, con solo el anciano mayordomo que la miraba igual que siempre. Con cariño, con nostalgia…

“De hecho, el problema que está llevando la joven señorita podría ser demasiado pesado para que este mayordomo la ayude a cargarlo. Pero como un viejo que ha servido desde la generación pasada…” Selva miró por la ventana con una mirada distante, como si recordara algo. “Creo que es importante que supere sus dudas y miedo, y que hable directamente con la Maestra Frose. Eso también es algo que ella no pudo hacer por sí misma.”

“¿Quieres decir… mi madre?” Los ojos de Tesfia se abrieron de par en par. No podía imaginar que su madre no pudiera hacer nada.

“Cuando la Maestra Frose tenía la edad de la joven señorita, todas las noches se escuchaban sollozos desde su habitación… La Maestra Frose siempre se contuvo. Y está tratando de guiarle por ese mismo camino. O más bien, ese es el único camino del que ella es consciente.”

Los tiempos no siempre fueron tan pacíficos como lo eran ahora. Cosas mucho más sangrientas que simples luchas de poder se habían desenfrenado en lo poco que quedaba del reino humano. Ni hacer elecciones ni cumplir deseos… ni siquiera se permitía preocuparse. Todo lo que podría ser hecho era seguir el camino establecido para ti. Quizás ese fue el trabajo de la nobleza nacida en ese momento.

Tesfia no sabía mucho sobre cómo fueron las cosas en ese entonces… y tal vez sentía que tampoco sabía mucho sobre su madre.

“¿Selva?” Tesfia vio que los ojos del mayordomo estaban llenos de lágrimas. Su corazón se conmovió, y no pudo evitar llamarlo.

“Disculpe, he dicho demasiado.”

“Hay que ver. Si mamá te escuchara, no te hablaría durante una semana.”

“Eso sería problemático.” Dijo Selva con una pequeña sonrisa y un dedo levantado frente a sus labios.

Tesfia respondió con un asentimiento y una sonrisa en especie. Por ahora, los sentimientos de melancolía que se cernían sobre ella se habían desvanecido. “Gracias Selva. Intentaré hablar con mamá.”

“Y la apoyaré desde las sombras. Entonces, ¿ahora cuáles son sus planes, señorita?”

“Sí, creo que haré algo de entrenamiento en el campo.”

“Entendido. Luego la iré a llamar una vez que la cena esté preparada.”

Todo lo que Tesfia tuvo que hacer fue que su madre la reconociera poco a poco. Mientras hubiera tiempo suficiente para eso, no habría ningún problema, y seguramente su madre cambiaría de opinión.

Después de cambiarse de ropa en su habitación, Tesfia se dirigió al campo de entrenamiento antes de que se pusiera el sol.

Habían sido diseñados solo para Tesfia. Si bien no era tan impresionante como las instalaciones del Instituto, se había dividido en múltiples áreas más pequeñas con diferentes usos.

En este momento estaba en lo que era solo un espacio vacío, destinado a practicar magia.

Aparte de esta área, también había un dojo de esgrima, así como una instalación hecha para entrenar al cuerpo para el combate en vivo.

Los campos de entrenamiento que ocupaba actualmente abarcaban 50 metros en todas las direcciones. Las paredes estaban hechas de un material que absorbía maná, el mismo utilizado por los militares.

Frente a ella había objetivos resistentes a los impactos, y se dibujaban líneas blancas en el suelo. Eran remanentes del entrenamiento que ella hizo en su juventud, y se estaban desvaneciendo debido a los efectos posteriores de los hechizos y su pisada. Eso fue porque ella había lanzado hechizos aquí innumerables veces.

Primero, se paró en el centro y se calmó. Después de exhalar, sacó su katana.

La última vez que estuvo en casa, había mostrado los resultados de su magia a su madre y Selva. Su magia mostró una mejora que superó las expectativas de Frose.

Tesfia siempre estaba nerviosa frente a su madre y le costaba tratar con ella, por lo que se preparó para lo que sería una evaluación dura… que en realidad resultó ser razonable. Por eso había sentido llorar cuando su madre la elogió. Para ella, era natural mostrarle a su madre sus calificaciones y hacer que se probara su magia.

De hecho, ella había sido la que pidió inscribirse en el Instituto. Quería vivir la vida escolar junto a Alice, así como adquirir un rango digno de la nobleza.

Frose no había visto ningún punto en que su hija asistiera al Instituto, por lo que Tesfia nunca habría terminado allí si no hubiera hecho algo ella misma.

Pero ahora era capaz de practicar su magia hasta quedar satisfecha. En el fondo, sabía que tendría que demostrar su valía a través de sus propias habilidades refinadas.

Si era capaz de actuar de manera más inteligente como una joven noble, entonces podría no tener que llevar este tipo de ansiedad con ella. Pero Tesfia no era buena para cumplir con las expectativas puestas en ella para seguir un camino establecido por ella por otra persona… por eso eligió la otra opción disponible para ella… para mostrar su valía a través de sus habilidades como Maestro Mágica

Tesfia puso toda su fuerza en sus brazos como para sacudirse su vacilación y conflicto. Su voluntad directa fluyó hacia la katana.

En respuesta la fórmula mágica grabada en la superficie de la hoja comenzó a brillar.

***

Con su hija fuera de la habitación, el estudio de Frose estaba tan tranquilo como siempre.

Sin embargo, el ambiente no era tranquilo, sino algo más solemne. La razón de esto no era otra que la propia Frose, que estaba absorta en silencio en una investigación.

Ella utilizó cada conexión en la red de la familia Fable para concentrarse en su tarea, y sin embargo…

“No sirve de nada…” Murmuró de repente. Habiendo probado todos los medios posibles, se recostó en la silla y se pellizcó el puente de la nariz.

“Por favor, tenga cuidado de no sobrecargarse.” Dijo Selva, mientras dejaba un vaso helado en el borde del escritorio.

Con un simple agradecimiento, Frose se llevó el vaso a la boca. “Selva, ¿qué te parece? Después de toda esta búsqueda, solo puedo encontrar esta pequeña información sobre esta chica Loki. Pero solo he sido capaz de encontrar un perfil de la ceremonia de entrada del otro estudiante que supuestamente ha estado enseñando a Fia… esa persona llamada Alus.”

La única figura en la pantalla era una chica de cabello plateado. Cuanto más la miraba Frose, más algo se sentía mal.

“Eso es extraño…” Dijo Selva.

“… Pensar que ella conoce el Mundo Exterior a su edad.” Reflexionó Frose.

Selva miró a la chica en la pantalla con complicadas emociones girando en su mente. Quizás ella le recordaba a Tesfia.

Pero Frose albergaba más confusión y resentimiento que cualquier otra cosa. Se presionó la uña contra el labio y leyó el texto que detallaba la información de la chica. “Esto es lo poco que tienen que mostrar para ese programa equivocado de educar a los huérfanos en aras del poder de combate barato.” Escupió con desprecio.

Cuando Frose estaba en el ejército, el comando estableció en silencio lo que llamaron una “medida de protección”, que era criar a los hijos de Maestro Mágicos si perdían a sus padres.

A los niños se les dieron dos opciones: una era vivir la vida en un orfanato, la otra era participar en un programa militar para convertirse en Maestros Mágicos.

Pero no había una elección real que hacer. Prácticamente todas las muertes de Maestros Mágicos se debieron al combate contra Fiends. Aquellos que pusieron en práctica la medida de protección usaron esa verdad para presionar a los niños.

Susurrando en sus oídos, apelando a su ira y dolor. Diciéndoles cómo Fiends había matado a sus padres, y que los ayudarían a fortalecerse lo suficiente como para vengarlos si quisieran.

El resultado de este programa fue que todos los niños en la primera fase habían sido eliminados en su primera y única misión al Mundo Exterior. Ese grupo incluso había incluido niños menores de diez años.

Frose contuvo sus sentimientos de arrepentimiento y se contuvo de decir algo más.

“Y alguien así tiene ese tipo de clasificación… qué aterrador.”

“Sí.” Dijo Frose. “Ella debe tener algunos talentos, pero seguramente ha tenido que superar innumerables roces con la muerte… El mayor problema con el programa de entrenamiento de Maestros Mágicos fue el uso de niños que aún eran mentalmente inmaduros. En el momento en que decidieron eso fue el momento en que su salvación perdió todo significado. No se trata de si son excelentes Maestros Mágicos o no. Para ser sincera, creo que hay una posibilidad entre un millón de que alguien logre adaptarse a ese entorno.”

Frose continuó con su disgusto viendo la pantalla, luego la apagó. “No podrán resistir simplemente avivando sus llamas de venganza… especialmente no en la primera línea de batalla contra los Fiends.”

“Aparte de eso, esta persona es amiga de Lady Tesfia, así que ¿por qué no invitarla para conocerla?”

Normalmente esa propuesta era muy probable que fuera aceptada. Después de todo a Tesfia se le había dado permiso para traer a Alice varias veces.

Sin embargo… “No, estoy más interesada en él.” Dijo Frose, y tocó algunas teclas.

Esto sacó a relucir el perfil de un cierto Alus Reigin.

“Ah… el dueño original del palo de entrenamiento que trajo Lady Tesfia.” Dijo Selva.

“Eso es parte de eso, por supuesto, pero estoy más interesada en el hecho de que no puedo encontrar más información sobre este Alus, y ver cuán superficial es su perfil de estudiante.”

“Oh, eso es peculiar.”

Los VIP de las naciones extranjeras y la información secreta sobre los Maestro Mágicos de alto rango eran una cosa, pero era impensable que la red de información de la familia Fable no pudiera obtener ninguna información sobre un estudiante normal.

Frose dijo: “Y él está en el Instituto que está bajo la administración de Sisty… las cosas han tomado un giro extraño.”

Había demasiados elementos inexplicables para que solo un hijo de una familia noble se inscribiera en el Instituto con calificaciones promedio e interfiriera con el entrenamiento de su hija.

Frose se levantó y salió de la habitación, como si fuera a confirmar una de sus sospechas.

Selva, por supuesto, la siguió.

Se dirigió hacia el lado opuesto de la mansión. Pasando por la escalera central, se dirigió al balcón.

Desde aquí los jardines estaban a la vista. Y los ojos de Frose se fijaron en un solo lugar de su vasta tierra… los campos de entrenamiento donde Tesfia practicaba su magia.

“Seré honesta, reconozco que ha crecido enormemente en el corto tiempo que ha estado en el Instituto.” Dijo, mientras observaba a Tesfia en acción. Pero como siempre su expresión permaneció sin cambios.

Si bien Frose afirmó reconocer el crecimiento de su hija, sabía que ese tipo de crecimiento no sería de ninguna utilidad. Solo permitió que Tesfia ingresara en el Instituto porque le había suplicado. Para Frose, solo pretendía ser un breve respiro antes de hacer que Tesfia estudiara para convertirse en el próximo jefe de la familia.

Los grados y las mejoras en la magia llegarían después de eso, y si Tesfia cometiese errores, Frose incluso había considerado usarlos como una excusa para obligarla a abandonar el Instituto.

Pero Tesfia tuvo resultados razonables. Frose había temido que si asistía al Instituto sin el mínimo talento para la magia, solo estaría arrastrando el apellido por el barro. Sin embargo, los esfuerzos de su hija habían borrado esas dudas.

“Soy de la misma opinión. El crecimiento de la joven señorita es realmente asombroso. Sin embargo, es por eso que…”

incluso sin ningún favoritismo (no es que Frose mostrase alguno), Tesfia había mejorado considerablemente. Eso podría deducirse solo al verla manifestar la magia transmitida a través de la familia Fable, Icicle Sword.

El moldeado de la espada de hielo y la fuerza de su construcción cambiaron dependiendo de la experiencia y el desarrollo del usuario. Había perdido su belleza casi artística de antes, pero ahora se agudizó para cortar más fácilmente a su enemigo, y la cuchilla misma era más larga.

Ahora estaba más optimizada para luchar contra Fiends, lo que la marcó como completamente diferente de cómo era antes de que se inscribiera en el Instituto.

Pero por eso crecieron las sospechas de Frose.

Tesfia se concentró en crear la espada de hielo, sin darse cuenta de que la observaban desde el balcón lejano.

Una vez que la espada hizo su aparición completa, Frose entrecerró los ojos. “Nuevamente ha cambiado. Una forma más aguda… y más mortal.”

La larga espada era fría, dura, afilada y más adecuada para el combate en vivo, como si fuera una condensación de racionalidad, transformándola en una espada capaz de cosechar vidas de la manera más rápida posible. En menos de un mes, Tesfia había crecido aún más.

Normalmente eso sería algo de lo que alegrarse. Pero según la información que Frose había conseguido, algunos de los estudiantes habían quedado atrapados en el incidente en el Instituto. Los nombres de Tesfia y Alice se mencionaron con respecto a eso.

Todavía no había arrinconado seriamente a su hija, pero Frose sabía la verdad solo por su actitud. Por eso, naturalmente, podía entender lo que le había sucedido a su hija durante ese corto período de tiempo.

Mientras tanto, Selva dijo con admiración: “Debe haber estudiado mucho. Con su experiencia demostrada tan honestamente en su magia… la joven señorita debe haber superado algunas dificultades.”

El crecimiento de Tesfia lo conmovió, pero al mismo tiempo también sintió un toque de soledad. La chica delante de él ahora era muy diferente de la Tesfia más joven que había conocido.

Selva exhaló con un suspiro, mostrando los sentimientos que solo una persona mayor sentiría al ver crecer un árbol joven ante sus ojos.

“Eso es cierto, pero no hay necesidad de que aprenda todo. Entrar en el Mundo Exterior como Maestro Mágico no es la única forma en que un noble puede ganar influencia en el ejército… tal vez sea hora de renunciar.”

Frose dudó por un momento. Pero ya había llegado a la conclusión de que era hora de que su hija tomara una decisión. Ella sabía que la realidad era dura, y había algunas cosas que el talento y el esfuerzo normales no podrían superar.

Como conocía el Mundo Exterior, Frose podía anticipar el futuro de Tesfia y planearlo. Fue debido a su habilidad para imaginar años y décadas en el futuro que una decisión debía tomarse ahora.

Tal como se había hecho en el pasado…

Frose pudo ver los cambios en la magia de Tesfia. Tal vez la lección extracurricular lo había causado, o tal vez fue porque ella había quedado atrapada en una misión militar.

De cualquier manera, eso no fue suficiente. La existencia de algo que vinculaba el Mundo Exterior con el Mundo Interior, el mundo humano dentro de la barrera, tenía que haber sido necesaria para que su magia se transformara así. De lo contrario, no habría tenido este tipo de crecimiento acelerado en tan poco tiempo.

Con una expresión tranquila que entendía todo, Frose miró la escena transitoria ante ella. La chica inocente estaba viendo un sueño fugaz e intentaba seguirlo lo más directamente posible.

Los labios de Selva temblaron detrás de Frose. No quería pensar que la fría decisión de Frose era inevitable. Pero no importa lo que dijese, ella era la madre de Tesfia. Él bajó la mirada, dándose cuenta de que estaba siendo impertinente, antes de decir: “¿Sería realmente lo mejor para la joven señorita?”

“Selva, también deberías saber esto. Esto es por el bien de Fia, y por el bien de la familia Fable. Puede que se oponga, pero todavía no necesita entenderlo.”

Selva no dijo nada. Para este anciano mayordomo que conocía a Tesfia desde que era un bebé, no solo era alguien a quien le era leal, sino también algo así como una nieta.

Si esta fuera solo una familia acomodada normal, podría haber sido perdonada. Pero esta era la familia Fable, y las emociones personales no estaban permitidas. La actual familia Fable se basó en generaciones de orgullosas obligaciones y nobles compensaciones.

Selva dio un paso atrás y se inclinó para disculparse por quejarse ante el actual jefe de la familia.

Frose miró hacia él, sin sentimientos fuertes en particular, y murmuró: “Dicho esto, primero necesito averiguar qué pasó con ella.”

Selva terminó los preparativos de la cena y llamó a Tesfia de los campos de entrenamiento después de que se pusiera el sol y se encendieran las farolas.

Antes de la cena, Tesfia se dirigió a su habitación. Su habitación estaba en el segundo piso, subiendo las escaleras centrales y a la derecha.

Como los criados vivían en otro edificio, la mansión tenía muchas habitaciones libres. Había fácilmente más de diez habitaciones justo en el lado derecho de la mansión. Había una biblioteca, un salón, la habitación que los chambelanes habían usado durante muchos años, y más.

Al abrir la puerta, Tesfia preparó su cambio de ropa y se dirigió a la ducha. Eso fue en parte para quitarse el sudor del entrenamiento, pero también porque se requería vestimenta apropiada cuando cenaba con su madre.

No recibiría ninguna queja por usar ropa casual, pero, tal vez para parecerse más a la hija de su madre, Tesfia eligió un vestido, algo que generalmente no tenía la oportunidad de usar en el Instituto.

Después de terminar su ducha, el silencio al que normalmente nunca le prestó atención se destacó más que nunca.

Su dormitorio era más pequeño, pero la vida con Alice como compañera de cuarto era divertida, y ciertamente no se sentía tan sola allí como aquí.

Como si esperara este momento, llamaron a la puerta y aparecieron varias criadas. Las criadas comenzaron a secarle el cabello y cortarle las uñas.

Tesfia intentó negarse, diciendo que no necesitaban ir tan lejos, pero las criadas parecían disfrutar de poder cuidarla por primera vez en mucho tiempo. Al ver sus expresiones, Tesfia no pudo rechazarlas, y terminó confiándose a ellas.

Y como esta no era una cena con invitados, su vestido era lo suficientemente modesto como para ser usado dentro de la mansión.

Antes de que Selva pudiera volverla a llamar, Tesfia se dirigió al comedor cuando las sirvientas la despidieron.

Como los que servían en la mansión también comían allí, el salón era bastante grande.

Frose y Selva ya estaban esperando cuando llegó Tesfia. Tesfia se inclinó un poco antes de tomar asiento. Con eso, comenzó la cena.

Hasta donde Tesfia recordaba, generalmente no mantenían discusiones sobre cosas mientras comían. Sin embargo, Frose fue en contra de sus expectativas y comenzó a hablar, mientras observaba estrictamente sus modales.

“Entonces, Fia, ¿qué tipo de relación tienes con esta Sra. Loki que está en la cima de tu año?”

Esto era algo que Tesfia había estado esperando, y volvió a bajar el tenedor. Como había planeado con anticipación, iba a admitir haber estado familiarizado con ella, pero decir que no estaban cerca. “La Sra. Loki y yo estamos en la misma clase. Eso es todo.”

Era más inteligente no esconder algo que podría descubrirse con un poco de investigación. O luego podría terminar poniéndose en una peor posición.

“Oh, ya veo. Por cierto, ¿qué tipo de afinidad tiene ella?”

Tesfia se preguntó cuán profundo sería el interrogatorio de su madre. Pero, dicho eso, si quisiera, podría averiguar la mayoría de las cosas con solo quererlo. “Parece que ella tiene una afinidad por el atributo del rayo.”

“Que inusual.”

“¿En serio? No creo que haya otros que tengan afinidad por ese atributo en el mismo año.”

Cuando Frose miró a Tesfia con una mirada de reproche a su falta de conocimiento, Tesfia se dio cuenta de su error.

Su falta de estudio puso a Frose de mal humor, pero como era la hora de la cena, Frose se detuvo allí. En lugar de reprenderla, comenzó a explicar en un tono exasperado: “Escucha atentamente. El atributo del rayo necesita convertir maná para crear el poder del rayo. Eso no es algo que puedas aprender en un día o dos solo porque tienes afinidad por él… y no es hasta que hayas dominado sus hechizos difíciles que realmente puedas decir que tienes afinidad por él.”

“Ya veo.”

Frose ignoró el tono deprimido de Tesfia y continuó: “Fia, esa no es razón para que te rindas. ¿O tal vez tienes alguna otra razón?”

Rápidamente Tesfia se dio cuenta de que estaba hablando de su clasificación en el Instituto.

El sudor frío corría por su columna mientras se sentaba en su asiento sorprendida.

Su rostro tembló ligeramente mientras trataba de asegurarse de que su relación con Loki permaneciera desconocida, todo el tiempo recordando la tragedia que sucedió cuando Alice había sido invitada a la mansión…

Por alguna razón, Alice terminó teniendo que mostrar su magia, y Frose siendo una maestra estricta resultó en que ella trabajara no solo con Tesfia, sino también con Alice. Si Frose tuviera en sus manos a Loki, definitivamente las cosas empeorarían. Y por lo que parece, lo mejor sería evitar que el tema de Alus fuese mencionado más adelante.

Si no podía desobedecer a su madre, lo menos que podía hacer era no cavar su propia tumba. “Sí, seré más diligente.”

“… Bueno, no importa. Es cierto que has crecido como Maestra Mágica.” Las palabras indiferentes de su madre incluso sonaban robóticas. “Pero esta Sra. Loki despierta mi interés.”

Los hombros de Tesfia volvieron a temblar. Recordó que su madre había dicho lo mismo sobre Alice. Después de esto, ella encontraría alguna excusa para invitar a Loki a la mansión. En poco tiempo, Frose haría una sugerencia que Tesfia no podía rechazar.

Después de una rápida mirada, pudo ver el interés en los ojos de su madre. Solo se había librado de la persecución por un momento, ya que más dificultades aguardaban a Tesfia. Habiendo esperado tanto, Tesfia estaba a punto de darse por vencida cuando trajeron el plato principal.

Cuando Tesfia se dio cuenta de que Selva había elegido el momento para interrumpir su discusión, sintió que el mayordomo estaba de su lado.

Por supuesto, no había forma de que Frose no se diese cuenta de ello. Eso estaba claro por la forma en que suspiró.

Después de eso, ninguno de las dos abrió la boca excepto para llevar la tierna carne a sus labios.

Selva le abrió la puerta a Tesfia cuando salió del comedor, y en silencio le agradeció con los ojos. La cena que Selva había preparado por primera vez en mucho tiempo había sido deliciosa. Aunque hubiera sido aún mejor si hubiera podido disfrutar el sabor sin angustia, pero nada vendría de decir eso ahora.

Cuando Tesfia se fue del comedor, Frose tomó un sorbo de té. “Eres el mismo de siempre.”

Como se vieron todos los días, esta declaración puede sonar un poco extraña. Por supuesto, el mayordomo pudo captar lo que ella implicaba. “¿Tal vez fui demasiado considerado con su primera comida juntas, solo ustedes dos, en tanto tiempo?”

“Hm, bueno, está bien. Eres tan dulce con ella como siempre…” Murmuró Frose y tomó otro sorbo.

Cuando Tesfia regresó a su habitación, toda la tensión acumulada dentro de ella se drenó y se dejó caer sobre la cama. Pero seguía sin poder dormir. Su madre le había dicho que volviera más tarde, antes que Tesfia saliese del comedor.

Esta vez lo más probable es que se trate de Loki, o tal vez Alus.

Sin embargo, Tesfia ya no era solo una niña que le tenía miedo a su madre. Como dijo Selva, necesitaba poner sus propias intenciones en palabras. El momento para esa discusión era ahora.

Si pudiera persuadir a su madre, abriría un camino hacia el futuro y continuaría su vida en el Instituto.

Tesfia se sentó en su cama y respiró hondo. Todo el tiempo sintiendo cómo había pasado tanto tiempo desde que había hablado con su madre con sus propias palabras

De camino al estudio de su madre, Tesfia no vio a Selva ni a ninguno de los sirvientes.

Una vez en la puerta, comenzó a reflexionar sobre cómo debería comenzar la discusión. Pero ella ya había decidido cuáles serían sus primeras palabras, en su habitación. “Madre, también tengo algo de qué hablar”, decía con resolución, para mostrar su propia voluntad. Solo poder decir esas palabras requeriría mucho coraje de ella.

Preparándose, llamó a la puerta.

La fuerza detrás de su golpe no fue tanto una muestra de fuerte voluntad, sino que se estaba regañando a sí misma por comenzar a desfallecer y crear una situación en la que no podía retroceder. No iba a encontrar una buena razón o excusa al pensar. Entonces decidió al menos preservar su motivación, confiando en sí misma.

Pero unos segundos después de entrar en la habitación, esa determinación y resolución ya habían desaparecido de la cara de Tesfia.