Haken no Kouki Altina (NL)

Volumen 13

Capitulo 2: Un Día Normal en una Zona de Guerra

Parte 1

Había una pesada puerta de acero en el edificio de piedra.

Como se trataba de una instalación militar, no usarían puertas de madera que se encontraban en casas normales.

Como la puerta de acero era demasiado pesada, la bisagra crujió ruidosamente. Regis usó su hombro para aflojar la puerta que se cerraba lentamente. “Phew…”

Era casi de noche, pero aún hacía mucho calor. Se secó el sudor de las cejas con la manga.

Estaba a punto de dirigirse a la puerta de atrás cuando escuchó una voz detrás de él.

“¿A dónde vas?”

“¿¡Eh!?”

“¿Regis…?”

El que miraba a Regis desde el lado era Altina. Fue descubierto.

“… Voy a salir un poco para reunir información sobre esta ciudad.”

“Solo déjaselo a las tropas.”

“No, no, hay cosas que no puedo delegar en otros.”

“Aunque este es el territorio del imperio de Belgaria, fue tierra enemiga hace solo un siglo, así que no bajes la guardia. Así que tienes prohibido salir sola. ¿No es eso lo que me dijiste, Regis?”

“… Eso es porque Altina es la Généralissime.”

“¡Tú también eres un personal clave!”

“… No, no, alguien como yo no es diferente de una mota de polvo, ¿verdad?”

“¿¡No dijiste que tienes grandes responsabilidades!?”

Altina agarró la manga del uniforme de Regis y se estremeció. “Bueno— este asunto no se puede evitar.”

“¿Huh? ¿Cuál es tu razón?”

“… Fuimos directamente al centro de la ciudad después de pasar por la puerta en el día, ¿correcto?”

“Sí.”

Regis dijo a regañadientes:

“En el camino hasta aquí, vi una librería y…”

“¿Ehh–?”

Hubo una furia feroz en la sonrisa de Altina.

“Espera, espera, espera, por favor cálmate y escucha.”

“Ya te estoy escuchando con calma. Pero no sé si pueda estar tranquila después de oírte.”

“… Esta es una librería 200Li (888km) de la capital ¿sabes? Solo imaginando qué libros tienen en stock me llena de emoción. Han pasado menos de 50 años desde la aparición de la impresión de libros de texto móvil, por lo que también hay libros escritos a mano del pasado. Tal vez los libros de Etruria Theocracy o el Imperio Hispania se venden aquí también. Incluso si los libros cuestan tanto como una casa, estaré satisfecho con solo mirarlos. Pero esa es una librería en un rincón de la ciudad, por lo que probablemente no tenga libros tan extravagantes como piezas de arte. Si hay libros del Imperio, deben haber pasado por una selección rigurosa para garantizar que se venderán bien. ¿Cuál es el libro más vendido aquí? ¿Y quién es el autor? ¿¡No tienes curiosidad por eso!?”

“Realmente no.”

Regis se inclinó sobre sus hombros. “… S-sí.”

Hah ~, Altina suspiró y alborotó su cabello. Se revolvió el cabello carmesí que estaba cuidadosamente peinado para la reunión con los tenientes generales.

“¡Si entiendo! Pero voy contigo, ¿¡está bien!?”

“¿¡Ehh!? Bien…”

“Esta es la primera vez que visito una ciudad en el sur también. Vi algunos de los edificios mientras pasaba, pero todavía quiero mirarlos correctamente.”

“No… pero es peligroso para la Madam Généralissime ir sola…”

“¡Erm! ¿No quieres visitar la librería?”

Altina abrazó el brazo de Regis.

Regis sintió algo suave junto a su codo.

– Ella también ha crecido allí. “¿¡Uwahh!?”

“¡Estará bien! ¡Solo tenemos que regresar antes del amanecer!” Regis fue arrastrado por la puerta de atrás hacia la ciudad.

Y por supuesto, había centinelas colocado aquí. Pero después de ver el cabello carmesí y los ojos de Altina que eran prueba de su herencia real, nadie se atrevió a detenerla.

“¿¡Ooohhhh ~!?”

Regis chilló emocionado en la tienda.

Altina estaba parada detrás de él con una expresión aburrida. “¿Qué ocurre? ¿Viste algo raro?”

“¡Asombroso!”

“Creo que este lugar no es diferente de una librería normal.”

Aunque el diseño del edificio era diferente al de la capital y las ciudades que lo rodeaban, el piso, el techo y los estantes estaban hechos de madera, y no había nada especial en ellos.

La dependienta llevaba mangas cortas, lo que era raro en las librerías conocidas por sus costosas mercancías.

O mejor dicho, el dueño de la tienda era el que miraba intrigantemente a Regis quien no se parecía a un soldado, y la chica con cabello y ojos carmesí que era raro en este país.

Pero Regis solo tenía ojos para estos libros.

“¡Este! ¡Fue publicado hace 20 años! Un libro raro que muchos coleccionistas buscan minuciosamente.”

“Hmm… ¿Es un libro antiguo?”

“¡Sí lo es, un libro antiguo!”

El precio de los libros hace veinte años era mucho más alto que el presente. Hubo muchos que lo quisieron pero tuvieron que rendirse en lágrimas.

Y después de que estos jóvenes obtuvieran los medios económicos con el paso del tiempo, comenzarían a buscar y comprar los libros que no compraron en el pasado. Era un momento conmovedor que traería lágrimas al coleccionista.

Regis escaneó los libros en los estantes.

Estos libros no estaban empaquetados con su columna hacia afuera. Todos los libros se exhibieron correctamente, ya que todos eran productos de alta calidad y costosos, por lo que la tapa se podía mostrar perfectamente a los clientes.

Las reglas en las librerías eran que los clientes no podían tocar los libros sin el permiso del propietario.

“… Después de agregar la tarifa de transporte, ahora es más costoso que su tiempo de publicación, este es un libro que no se puede comprar en la capital… A este precio, esto es un robo.”

“¿¡Espera espera espera Regis!? Esto te cuesta un mes de tu salario. No hables tonterías.”

“Ah, bueno… ahora soy un oficial de administración de primer grado, por lo que mis salarios semanales han aumentado…”

Hablando de eso, el Ministerio de Asuntos Militares que supervisaba el desembolso del salario se había disuelto. Su autoridad había sido transferida al Primer Ejército y la Oficina del General.

Regis reprimió su voz y dijo:

“… Altina, los salarios se pagarán todavía ¿verdad?”

“Incluso si me preguntas… ¿No eres tú el que lo está manejando?”

“Ugh.”

Incluyendo esa parte, los asuntos administrativos relacionados con la Oficina de la Généralissime estaban ahora bajo el control del Conde Gauchen, por lo que no debería haber ningún problema.

El Primer Ejército se había hecho cargo del edificio del Ministerio de Asuntos Militares.

En este momento, el Primer Ejército estaba incluso a cargo del presupuesto militar y era el principal ejército de la nación.

Aunque la mayoría de la autoridad de mando y el presupuesto habían sido entregados, la relación entre Latreille y Altina no mejoró debido a eso. Los que estaban relacionados con el Cuarto Ejército todavía no tenían lugar en el palacio.

El Conde Gauchen compró la mansión de un noble que había caído en desgracia y la usó como el “Edificio Administrativo de la Oficina de la Généralissime”.

La intención del nuevo emperador Latreille sobre donde estaban los fondos, qué órdenes emitir y para quién o si los soldados comían bien, los empleados del Ministerio de Asuntos Militares lo sabían mejor que nadie.

Todo lo relacionado con el Cuarto Ejército había sido delegado a los Oficiales Administrativos contratados por el Conde Gauchen.

Sin embargo, el antiguo Ministerio de Asuntos Militares contaba con más de 2.000 empleados, pero solo 150 estaban empleados por la Oficina de la Généralissime.

Hubo un período caótico durante la reorganización.

Entonces, podría haber casos en que los salarios se pagaran tarde.

Podría estar bien en la capital, pero Regis no podía diferir el pago en una tienda cerca de las fronteras.

Incluso Regis no podía forzarse a gastar todo su dinero antes de una campaña.

“Hmm… Después de todo, si encuentro un libro, querré comprar más, será un dolor de cabeza si no tengo el dinero entonces.”

“¿¡Esa es la razón!?”

“… Ah, ahorraré la mitad del dinero, por supuesto.”

“Necesitarás gastos de subsistencia después de todo.”

“No, todavía tengo libros que planeo comprar en la librería de la capital y los puse en mi cuenta, por eso…”

“¿¡Puedes sobrevivir así!?”

“Jaja… No te preocupes, estaré bien. La comida, la ropa y el alojamiento son gratis en el ejército, después de todo.”

“Ehh—”

Altina frunció el ceño un poco. Eso no estuvo mal.

A pesar de que la mayoría de los libros en esta tienda se publicaron hace más de una década, esa fue exactamente la razón por la cual Regis quedó hipnotizado por ellos.

“… Aroe Maroe es una ciudad agradable”

“¿Cómo puedes basar tu juicio en sus libros?”

“Fufufu… Jeje…”

Regis examinó las estanterías mientras emitía un extraño sonido de risa que no era consciente de sí mismo.

***

Algún tiempo después, todavía en la librería-

Altina planteó un tema relacionado con el ejército, en parte porque no había otros clientes.

“Erm, ¿podemos vencer a Etruria?”

“¿Eh? ¿Estás preocupada por eso?”

“Tal vez Regis piense que no hay problema… pero todavía no sé cómo se desarrollará esta batalla.”

“… El ejército de Etruria Theocracy puede movilizar 30.000 hombres a lo sumo.”

A pesar de que eran más fuertes que el Ducado de Varden o el Reino Langobalt de la Federación de Germania, eran la mitad de fuertes que High Britannia. Tal vez a la par con el Reino de Estaburg con facilidad.

Regis dijo con confianza:

“Por otro lado, el Imperio de Belgaria comprometió casi 50.000 tropas en el sur. Este número es más que suficiente para recuperar los territorios perdidos y lanzar una invasión contraria.”

“Así que definitivamente ganaremos.”

“… Por supuesto. Pero el problema no es ganar o perder.”

“¿Es así?”

Altina inclinó la cabeza.

Regis inspeccionó la tienda una vez más para buscar a otros clientes. El dueño de la tienda estaba mirando hacia allí, pero no los escucharía si lo mantenían abajo.

“… El problema principal es cuántos soldados quedarán en el sur después de esta campaña.”

Los soldados no eran ilimitados, y los buenos oficiales eran aún más valiosos. Una unidad se volvería ineficaz si perdiera a muchos de sus oficiales.

“Es cierto que nadie quiere perder a sus soldados.”

“… Creo que el plan del emperador Latreille es aplastar al ejército invasor de Etruria Theocracy, recuperar nuestras bases e invadirlas.”

“¿¡Qué!?”

“… Dijo que quiere conquistar los países vecinos en dos años. Si hablaba en serio, al menos tendría que acabar con Etruria Theocracy antes de fin de año.”

“¡Pero vamos a invadir otra nación!”

“… Tal como mencioné anteriormente, esta ciudad pertenecía a otra nación hace un siglo.”

Y el nombre de ese país había sido borrado del mapa. Altina reflexionó y dijo:

“¿Va a emitir esa orden para nosotros?”

“… Esa es la razón por la que te otorgó el bastón del Généralissime. Y por qué quiero evitar demasiado cansar al Cuarto Ejército en esta batalla.”

“Quiero librar a este mundo de la guerra. Además de la pobreza y las lagunas en el estatus social… Mi sueño es hacer un mundo pacífico. Pero ahora, ¿debo invadir otro país?”

“… No necesitas dirigir la campaña tú misma, solo delega la tarea a alguien en quien puedas confiar.”

“Es lo mismo incluso si doy la orden. ¿Qué crees que deberíamos hacer, Regis?”

“… Incluso si protestamos, el Emperador en este momento es Su Majestad Latreille. Es deber de los soldados obedecer órdenes. Si queremos llevar a cabo nuestra propia voluntad, tendremos que levantar la bandera de la rebelión… Pero lo único que podemos proteger al hacerlo es nuestra voluntad.”

“¿¡Es así!?”

Altina se tragó el resto de sus palabras.

Lo que Regis dijo no era lo que realmente sentía.

Altina no estaba motivada por sus emociones, lo que demostraba cuánto había madurado.

“¿Crees que esto estará bien?”

“… Incluso si ensucia mi nombre en los libros de historia, seguiré adoptando la mejor estrategia por el bien de mi objetivo. Al menos por ahora, debemos seguir las instrucciones del nuevo Emperador.”

Altina bajó la cabeza.

“Entiendo. Desde el día en que Latreille se convirtió en emperador, sabía que este día llegaría”.

“… Por favor, no seas demasiado temeraria. No dejes que tus sentimientos se muestren.”

“Ya no soy una niña, todo estará bien.”

Regis recordó los dolores de cabeza que tenía en los días en que ella perdía el control.

No fue hace tanto tiempo.

Regis exhaló, luego volvió el tema al “presente”.

“… El Sur está bajo el control del Sexto Ejército en primer lugar. Hay algo que me molesta un poco, así que debemos hacer que trabajen duro.”

“¿Hay algo que te molesta?”

“… solo una especulación.”

En este momento, se abrió la puerta de la librería.

Un anciano caballero que parecía bastante bien conocido entró localmente junto con una joven dama.

El dueño de la tienda se inclinó cortésmente.

Sacó un libro que no estaba en exhibición debajo de su mostrador y se lo presentó al caballero.

Su conversación no era audible, pero probablemente había llegado un libro preordenado.

Era difícil hablar en el centro de la ciudad lleno de soldados del Sexto Ejército, y el contenido no era algo que los ciudadanos deberían saber, por lo que Regis abandonó la tienda.

***

Cuando regresaron al fuerte, el patio era ruidoso. Los soldados parecían haberse reunido.

Estaban a punto de comprobar lo que sucedió cuando Eric fue hacia ellos como una carga en ataque.

“¡Su Alteza! ¡Sir Regis! ¿¡Dónde fueron!?” Altina respondió con una sonrisa incómoda. “Ajaja… visitamos la ciudad por un momento…”

“¿Y no llevó escoltas? ¿¡Soy tan poco confiable!?”

“N-no. Solo pensé que llevar guardias conmigo atraería demasiada atención, y no podríamos visitar el lugar al que queríamos ir.”

“¡Su Alteza es una persona importante, estaremos preocupados si se va a cualquier lugar como quiera!”

Altina quien estaba en apuros miró a Regis con ojos suplicantes. Después de todo, Regis era quien quería recorrer las calles solo.

Sin embargo, los ojos de Regis se centraron en el patio detrás de Eric.

¿Esa persona rodeada por las tropas de Belgaria era un mercenario? Hablando de poderosos mercenarios-

“¿¡Ah, el Rey Mercenario!?”

La persona en el patio era alguien familiar. Era el líder de la banda mercenaria “Renard Pendu”, Gilbert Schweinzeberg.

Él trajo a sus mercenarios de élite junto con él. Gilbert también los notó y se acercó.

“Mucho tiempo sin verte, Estratega.”

“… Finalmente has llegado.”

“Mis hermanas y subordinados fueron tomados como rehenes después de todo.”

“¿Ehh, no lo dije en absoluto? ¿No indiqué claramente en la carta que están viajando con nosotros?”

“Es la norma para los mercenarios que rechazar esa solicitud significa perder la vida de tus camaradas.”

“… No soy un mercenario.” Altina sonrió:

“¡Te ves animado, Gilbert!”

“Su Alteza parece haber adelgazado.”

Su expresión fue inesperadamente amistosa. Regis comentó sin pensar:

“… Ustedes dos parecen haberse llevado espléndidamente después de que me fui.”

“¿Ehh? ¿No realmente?”

“Nope.”

“Sólo acabamos formando un sentimiento de camaradería después de pelear con espadas.”

“No lo niego.”

Entonces, se comunicaron a través de artes marciales eh. Regis agarró su cabeza.

“… ¿Por qué discutiste con un prisionero? ¿Por qué hiciste eso?”

En aquel entonces, todos se opusieron, pero nadie en el Cuarto Ejército pudo frenar el impulso de Altina para mejorar su habilidad con la espada.