Jinrou E No Tensei Maou no Fukukan (NL)

Volumen 4: La Princesa de la Guerra

Capitulo 4: Una Vez que Tengamos a Meraldia en Nuestra Manos

Parte 10

Desde la fundación del Ejército de Liberación de Meraldia, Eleora había tomado oficialmente la postura de un espectador de apoyo. En el papel, los virreyes que lideraban la coalición tenían toda la autoridad, pero en realidad, estaban supeditados a Eleora. Y ella había logrado hacer que las ciudades del norte fueran suyas con facilidad. Me puse de pie y expliqué lo que era más peligroso sobre Eleora.

“El factor más importante para el éxito de Eleora es que tanto Rolmund como el norte de Meraldia están llenos principalmente de creyentes de Sonnenlicht. Por lo que me dicen los peregrinos, ella ya comenzó a expandir iglesias y templos para los devotos.”

Si pudiera ganarse a los sacerdotes y obispos de Sonnenlicht, tendría a la mayoría de los ciudadanos en su bolsillo. Y como su ejército no estaba obstruyendo la vida cotidiana de la gente, no tenían motivos para oponerse. Sobre todo, porque la mayoría de ellos odiaba al Senado. Pero había otro factor importante.

“Además de eso, la princesa misma es bastante popular entre los residentes del norte.”

Habiendo hablado con ella una vez antes, podía ver fácilmente cómo había sucedido eso.

“Ellos piensan en ella como la hermosa princesa del norte que ha venido a salvar a Meraldia. Además de eso, ella es bien hablada, decisiva y querida por los virreyes.”

Airia levantó la vista y murmuró con un tono grave, “Entonces tenemos que ocuparnos de ella pronto.”

“Sí… eso es absolutamente correcto, lady Airia.”

Aram se veía bastante pálido cuando dijo eso. Luego pasé a explicar nuestro plan para tratar con ella.

“Sospecho que Eleora intentará usar la religión para abrir una brecha en el sur también. Asegúrense de mantener buenas relaciones con los obispos de Sonnenlicht dentro de tus ciudades.”

Entre las ciudades del sur, las cuatro que bordeaban el norte tenían una cantidad excepcional de seguidores de Sonnenlicht. Yuhit ya había probado que también podían ser movilizados para una cruzada sagrada.

Una vez que terminé de explicar las cosas a los virreyes, llamé a una reunión con Baltze y los otros generales del ejército demoníaco para decidir un plan de defensa contra el norte. Mantuve las dos reuniones separadas porque sabía que los demonios tendrían dificultades para comprender las complejidades de la sociedad humana.

***

Finalmente, tuve la libertad de volver a mi oficina. Al hacerlo, encontré a Kite descansando en mi sofá.

“Esa debe haber sido una reunión agotadora, Veight.”

“Oh, por fin llegaste. ¿Cómo van las cosas por tu lado?”

Kite suspiró.

“Los senadores están en pánico. Algunos de ellos estaban apostados en Ioro Lange y ahora han sido encarcelados.”

“Se lo merecen.”

Si tratas a tu gente y a los virreyes como si fueran peones, solo puedes culparte a ti mismo cuando se vuelvan contra ti. Kite asintió, luego sacó la carta de hoy.

“Aquí está la carta que quieren que entregue esta vez.”

“Si me siguen enviando tantas, empezaré a quedarme sin espacio para almacenarlas.”

“Bueno, imagino que se detendrán pronto”, dijo Kite con una sonrisa sardónica. Tomé la carta de él y le eché un vistazo a su contenido.

“Así que quieren formar una alianza y crear un frente unido contra Rolmund, ¿eh?”

Eso sí que es descarado. Dejé la carta en un archivador y me volví hacia Kite.

“¿Quieres una bebida?”

“Un poco de té verde tibio, si tienes.”

“Oh sí, también tengo unas galletas de sal de roca que Lacy horneó. Siéntete libre de probar algunas.”

“No, gracias.”

Kite se negó rotundamente, pero negué con la cabeza.

“Lo siento, pero todos los que visitan mi oficina deben comer al menos tres.”

“¡Eres un tirano!”

No me llaman el Rey Negro de los Hombres Lobo por nada. Tomé el gran plato de galletas de Lacy y lo empujé hacia Kite.

“Adelante.”

“¡¿Cuántas tienes?!”

“Solo tienes que comer tres.”

“¿Por qué no comes algo también, Veight?”

“Ya terminé mi cuota de tres.”

“¡¿Y todavía quedan tantas?! ¡¿Esa chica es una idiota?!”

A quién le importa, solo cómelas ya. Date prisa. Kite tímidamente cogió una galleta de sal de roca. Se quedó mirando los cristales de sal en la superficie de la galleta antes de conjurar su magia de tiempo, por las dudas.

“Es una galleta normal… en lo que respecta a los ingredientes.”

“Sí, lo es.”

No tienes que ser tan cauteloso. Kite vaciló por un minuto, luego endureció su resolución. Tomó el bulto grueso y se lo metió en la boca. Un momento después—“Espera, esto sabe bien.”

“¿Alguna vez dije que supieran mal?”

Sus galletas eran de hecho deliciosas. Sabía que no me creería si le dijera que las galletas de Lacy eran buenas, así que tenía que hacer las cosas de esta manera. La ligera aplicación de sal realmente resaltaba el sabor de la harina de trigo. Y había suficiente azúcar para que todavía tuvieran un toque de dulzura. De hecho, era un gran fan de este sabor.

“El único problema es la cantidad.”

Suspirando, me volví hacia un armario cercano.

“Para que lo sepas, hay tantas galletas aquí como en el plato.”

Kite, quien cogía su segunda galleta, murmuró, “¿Qué es ella, una especie de abuela rural?”

“Es lo que yo pensé.”

Durante bastante tiempo después, no me faltaron bocadillos salados y dulces.

***

Después de conquistar Ioro Lange, el Ejército de Liberación de Meraldia continuó su avance. Ellos controlaban todo el noroeste, por lo que ahora estaban extendiendo su influencia hacia el sureste. Unos días después, Airia vino a mi oficina para darme otro informe.

“La antigua capital, Vest, se ha unido al ejército de liberación.”

“Eso es malo, ¿no?”

Vest era la ciudad más austral del norte y, hasta que comenzó la guerra de unificación, había sido la capital de Meraldia. Después de la guerra, estuvo demasiado cerca de permanecer como la capital del Senado, pero aún seguía siendo una ciudad importante. Airia frunció el ceño.

“Cuando Ioro Lange fue rodeado, el Senado no les envió ninguna ayuda. Eso envió un mensaje a los otros virreyes. ‘El Senado no protegerá a su pueblo.’”

“Tiene sentido…”

El Senado probablemente estaba apostando por su defensa más fuerte, la ciudad fortificada de Vongang. Una ciudad que había sido construida con el único propósito de reprimir una rebelión en el sur, que ocurrió. Pero a pesar de todas las tropas apostadas en Vongang, no habían enviado ninguna ayuda a Ioro Lange. Era lógico pensar que los virreyes de las ciudades restantes decidieron que era mejor unirse a Rolmund. Airia reflexionó, “¿Podría haber sido esta la razón por la que el ejército de liberación hizo tal demostración de rodear Ioro Lange, a pesar de no tener intención de atacar?”

“¿Para mostrarle a las otras ciudades lo incompetente que es el Senado?”

“Sí. Si la princesa Eleora realmente es el tipo de persona que dices que es, sir Veight, entonces parece bastante probable.”

En realidad, estaba pensando lo mismo.

“Concuerdo. Ella no es una simple soldado, eso es seguro. Ella es una política astuta que sabe cómo usar la guerra como una herramienta diplomática. Su primera batalla fue una dramática victoria sin sangre y está usando la fama de eso para expandir su influencia.”

Pensaba tres pasos adelante antes de hacer cualquier maniobra militar. Pero por otro lado, siempre que sus planes se desarrollen sin problemas, sus movimientos se volverán predecibles. Completamente a diferencia del imprevisible y volátil Senado. Aunque estaba un poco celoso de lo bien que le iban las cosas a Rolmund.

Normalmente, movilizar ejércitos requería mucha planificación, mapeo de rutas de suministros y todo tipo de otras pesadillas logísticas. Pero Eleora no tenía que preocuparse por nada de eso. Los virreyes, la gente y el clero estaban de su lado para que ella pudiera ir a donde quisiera y ser bienvenida.

Y como estaba lejos de su tierra natal, no tenía que preocuparse por que la burocracia en su país la frenara. Ella era capaz de mover su ejército con tanta facilidad como alguien que juega un juego de estrategia.

“En este punto, realmente me gustaría evitar un enfrentamiento directo con ella…”

Tomé un sorbo del té negro que preparó Airia y consideré mis opciones.

“La mayoría del Ejército de Liberación de Meraldia está formado por meraldianos. Si realmente luchamos contra ellos, simplemente se convertirá en una repetición de la guerra de unificación.”

“De hecho, no importa cómo logremos la victoria, dejará rencores duraderos.”

“Sí, exacto…”

Además, no importa cuántos miles de meraldianos matemos, en realidad no le haríamos ningún daño a Eleora. Por supuesto, no podía perder tantas tropas como para perder el apoyo del norte, pero eso era todo.

“Lady Airia, ¿tienes alguna otra información?”

“Déjame ver… Hmm…”

Airia comenzó a revisar los documentos que tenía en la mano hasta que encontró algo que le llamó la atención.

“Sir Forne ha recibido una misiva secreta de Welheim.”

Welheim estaba al sur de Krauhen y no estaba demasiado lejos de Veira o Zaria. La formación del Ejército de Liberación de Meraldia lo había atrapado entre dos organizaciones poderosas, por lo que probablemente había estado pensando profundamente en su próximo curso de acción desde que comenzó la guerra. Welheim tenía una relación profunda con Veira y habían estado intercambiando información desde antes de la formación de la Mancomunidad del Sur.

“¿Han decidido desertar a nuestro lado?”

“Sí. El Senado ahora solo tiene a Vongang y Welheim en su poder. En lugar de confiar en que el poco fiable Senado los defienda, Welheim ha decidido recurrir a nosotros, que tenemos un historial de protección de nuestras ciudades miembros.”

“Jajaja, supongo que se están refiriendo a Zaria.”

No pude evitar reírme. Todos los hombres lobo me habían reprendido por ir a ayudar a Zaria, pero esa decisión estaba dando sus frutos ahora.

“Dejaré la situación a sir Forne. Conociéndolo, negociará bien si eso significa que su ciudad no será la primera en ser atacada.”

Si Welheim se uniera a nuestra Mancomunidad, la ciudad de artesanos de Forne, Veira, ya no estaría directamente al borde del ejército de liberación. No tenía dudas de que haría todo lo posible para asegurarse de que Welheim se uniera a nosotros.

“Todo lo que queda ahora es Vongang. Todos los senadores restantes se esconden allí, ¿verdad?”

“De hecho, pero esa ciudad fue diseñada para soportar asedios prolongados…”

***

Mientras discutía la situación con Airia con una taza de té, Kite vino de visita una vez más. Me miró a mí y luego a Airia y entonces dijo vacilante, “El Senado envió otra petición de ayuda, pero no es gran cosa, así que puedo volver más tarde si quieres.”

Fue extraño escuchar que una petición de ayuda “no era gran cosa”, pero de nuevo, Kite probablemente sabía que no ayudaríamos al Senado de todos modos. Airia sonrió invitantemente y le hizo una seña a Kite para que entrara en la habitación.

“No es necesario. Acabo de terminar mi informe. Te veré en otro momento, sir Veight.”

“Sí, lo siento por esto. Estaré libre para la cena.”

Después de ver a Airia irse, me dirigí a Kite. La situación se había vuelto bastante grave para el Senado y sería peligroso seguir usando Kite como espía durante mucho más tiempo.

“Kite, ¿a dónde vas usualmente para informar al Senado?”

“Recientemente he estado yendo a Vongang. Desde que el ejército de liberación comenzó su invasión, la mayoría de los senadores huyeron allí.”

Ser descendientes de esclavos fugitivos le había enseñado al Senado habilidades útiles. Siempre eran cautelosos con los perseguidores y habían creado múltiples bases de respaldo, por si acaso. Sin embargo, ahora que habían perdido a Ioro Lange y Vest, la única ciudad a la que podían acudir era Vongang. Me quedé mirando la cara de Kite mientras pensaba en cuál sería el próximo movimiento de Eleora.

“Kite.”

“¿Sí?”

“No vuelvas al Senado. Quédate aquí en Ryunheit.”

“Ah, de acuerdo. Por mí está bien.”

Sinceramente, me sorprendió un poco lo fácil que él estuvo de acuerdo. Esperaba que él estuviera más sorprendido. Si Welheim desertaba y Vongang capitulaba, la Federación Meraldiana estaría acabada. Las posibilidades eran que Eleora había predicho la deserción de Welheim y probablemente estaba reuniendo sus fuerzas para tomar Vongang. Si Kite regresara a Vongang, podría quedar atrapado en la lucha. Peor aún, si lo capturaban, se encontraría con el mismo final que el resto del Senado.

“Tu ciudad natal es Vest, ¿verdad? ¿Está segura tu familia?”

“Sí, deberían estarlo. El ejército de liberación no ha saqueado ninguna de las ciudades que capturaron.”

Perfecto. Entonces, aunque traicione abiertamente al Senado, no habrá repercusiones para su familia. Ya había preparado una casa para él en Ryunheit, así que ya era hora de que dejara de ponerlo en peligro. Quitándose el uniforme del Senado, Kite se volvió hacia mí con una sonrisa renovada.

“Entonces, ¿cuál será mi trabajo ahora?”

Fufufu, ¿realmente quieres saberlo? Todos los traidores están destinados a encontrar un final espeluznante. Sonreí y dije, “Vas a ser mi vicecomandante.”

“¡¿Qué?!”

“He estado buscando un investigador experto desde hace algún tiempo. No creas que podrás escapar de mí tan fácilmente.”

“¡E-Entendido! ¡Haré este trabajo lo mejor que pueda, Veight!”

Desde hoy en adelante, eres el vicecomandante del vicecomandante de la Señora Demonio. Será mejor que estés listo para ganarte tu sustento.

***

—Los Registros de Guerra de Eleora: Parte 1—

Vestida con la armadura y la capa real de Rolmund, la princesa Eleora estableció su cuartel general en una colina con vistas al campo de batalla. Debajo de ella acampaban los pocos miles de miembros del Ejército de Liberación de Meraldia. Actualmente estaban rodeando la ciudad fortificada de Vongang.

“Supongo que este es un progreso aceptable.”

“Todo lo que están haciendo es pararse allí y blandir sus lanzas.”

Su ayudante, un hombre de mediana edad, le sonrió tristemente. Eleora le devolvió la sonrisa. El ejército de liberación era un amasijo de amateurs que solo habían entrenado en la disciplina militar de Rolmund durante unos días.

“Suenas insatisfecho, Borsche.”

“Es demasiado cruel enviarlos al campo de batalla con tan poco entrenamiento”.

“Eres un hombre amable”, dijo Eleora mientras se giraba hacia los muros de Vongang. “No es una mala fortaleza.”

Borsche asintió.

“Sí, Su Alteza. Creo que esta ciudad será una recompensa adecuada por sus servicios.”

“Hubiera preferido el verdadero Ioro Lange, pero supongo que no puedes tenerlo todo.”

Borsche hizo una mueca.

“Su Alteza, si su familia alguna vez supiera que pronunció tales palabras, sería juzgada por una corte marcial.”

Para los ciudadanos de Rolmund, el “verdadero” Ioro Lange es la tierra controlada directamente por el emperador. A pesar de que sus palabras estaban al borde de la traición, Eleora sonrió sardónicamente. Con su Blast Grimoire en la mano, ella se volvió hacia su ayudante.

“Pero imagínate cómo luciría ese palacio asquerosamente ornamentado si fuera mi bandera la que estuviera ondeando sobre él en lugar de la suya.”

“El pensamiento ciertamente me emociona.”

“¿Lo ves?”

Justo en ese momento, un caballero meraldiano corrió hacia la tienda de mando.

“¡Princesa Eleora! ¡Mis disculpas por la visita imprevista, pero el Senado está pidiendo una tregua!”

Eleora respondió con una voz fría, “Diles que no tengo ninguna intención de aceptar otra cosa que no sea la rendición incondicional. ¡Si algún mensajero viene con otros términos, expúlsalo!”

“¡S-Sí, señora!”

El caballero saludó y luego se marchó a galope. Eleora suspiró, “¿Esos tontos realmente creen que aún tienen algo que negociar?”

Otro de sus oficiales, una mujer, sonrió.

“Es porque son tan tontos que dejaron que la situación se volviera tan mala para ellos, Princesa.”

“Eso es cierto.”

Eleora se volvió hacia el resto de sus oficiales. Todos se pusieron de pie y la saludaron. Ella dijo, “Tengan en cuenta que, en esta batalla, el ejército de liberación es nuestra principal fuerza, pero también nada más que una multitud de espectadores. Los verdaderos actores somos nosotros, el cuerpo de magos. ¿Me entienden?”

“¡Sí, señora!” Los oficiales respondieron al unísono. Eran considerados las fuerzas de élite de Rolmund, por lo que no podían permitirse el lujo de fallar. Debían mostrarle a Meraldia que, a pesar de ser extranjeros, tenían la valentía y el impulso para luchar por una causa que no era la suya.

“Pueden ser mis elites, pero recuerden que solo hay ciento doce de ustedes. Y aquí, no hay reemplazos para reponer nuestras filas.”

Por supuesto, las bajas serían inevitables, pero Eleora quería mantener con vida a la mayor cantidad posible de sus valiosos hombres. Por un lado, Eleora sabe que no la traicionarán, pase lo que pase. Por otro lado, son mucho más hábiles que cualquier miembro del ejército de liberación. Pero Eleora no quería que pareciera que solo estaba haciendo luchar a los meraldianos. Así que, aunque ella prefería que su cuerpo de magos no peleara, no podía permitirse el lujo de retenerlos para siempre.

“Como mencioné antes, a partir de hoy los Blast Canes ya no son un secreto militar clasificado de grado 1. ¡Vuélvanse locos con ellos!”

“¡Sí, señora!”

Los oficiales saludaron de nuevo, pero esta vez están sonriendo como niños que estaban a punto de jugar una broma especialmente traviesa. Rezando internamente por su seguridad, Eleora agregó, “Necesitamos mostrar a estos humildes mestizos la fuerza del ejército de Rolmund. Pero no sientan la necesidad de exagerar y hacer que los maten. Solo peleen como siempre lo han hecho, eso será suficiente. Lo último que quiero hacer es tener que decirles a sus familias ‘Mi más sentido pésame. Lady Natalia murió en un intento imprudente de mostrar lo increíble que era.’”

La mujer que habló antes se ruborizó.

“¡¿P-Por qué me está señalando?!”

“Porque eres la más propensa a hacer algo imprudente, Suboficial Natalia.”

Los otros oficiales se rieron.

“Me gustan esas expresiones, caballeros. Espero grandes cosas de ustedes.”

No importa cuán feroz sea la lucha, estos hombres nunca han traicionado las expectativas de Eleora. Y ella confiaba en que esta vez no sería diferente. Por lo tanto, ella ordenó, “¡29º Cuerpo de Magos Imperiales, muévanse!”

“¡Sí, señora!”

Los hombres de Eleora taconearon sus botas juntos y le dieron el saludo más vigorizante hasta ahora.

***

“Oooh, finalmente ha comenzado.”

Con tranquilidad, observé el desarrollo de la batalla desde la seguridad de un bosque cerca de Vongang. Tenía un buen punto de vista desde donde estaba, enclavado en las ramas de un gran árbol.

“Es difícil que nos vean aquí, así que es agradable y seguro.”

“¡Seguro mi culo! ¡¿Por qué tuviste que traerme aquí también?!”

Mi recién nombrado vicecomandante se aferró desesperadamente a mí. Viendo su reacción, los otros hombres lobo que servían como mis guardias se echaron a reír.

“No te preocupes, te atraparemos si te caes”, dijo Monza juguetonamente. Kite gritó y dijo, “¡Deja de sacudir la rama! ¡Me voy a caer!”

“Como dije, te atraparemos si te caes.”

“Bueno, no quiero caerme, aunque me atrapen, ¡así que para!”

Lo siento, querido vicecomandante, pero eso solo hará que Monza quiera molestarte aún más. Monza disfrutaba jugar con su presa y esa parte de su personalidad se reflejaba en sus interacciones con todos. Aterrorizado, Kite se volvió hacia mí y dijo algo realmente propio de un vicecomandante.

“¿Sabes? ¡Normalmente los vicecomandantes no deben explorar los campos de batalla personalmente!”

“Normalmente no lo hacen.”

Te espera un duro despertar si crees que el ejército demoníaco es un mero ejército normal. Como Monza estaba vigilando a Kite, no tenía que preocuparme por que se cayera. Apunté mi telescopio al campo de batalla y cambié mi enfoque allí. La mayoría del cerco estaba formado por soldados voluntarios, que coincidían con la información que había recibido. Todos llevaban pecheras baratas sobre sus ropas civiles y estaban armados solo con lanzas.

“Me parece que están todos allí para hacer bulto”, murmuró Vodd mientras miraba a través de su propio telescopio. Entre nosotros, él era el que tenía más experiencia en el campo de batalla.

“No parece que vayan a participar en esta batalla en absoluto. Si el ejército está reclutando gente para que se quede allí, debería registrarme.”

“¿Entonces Eleora no está planeando usar su milicia como peones desechables para derribar la ciudad?”

Incliné la cabeza y Vodd respondió alegremente, “No, de ninguna manera. Solo mira las caras de esos cobardes. Si la ciudad enviara un solo pelotón de caballería, toda la formación se rompería.”

Lo que significa que Eleora tenía algún otro plan en mente para tomar la ciudad. Me volví hacia al escuadrón de Hamaam.

“Acérquense al campo de batalla lo más que puedan sin ser descubiertos y reúnan toda la información que puedan. Si es posible, traten de hablar con algunas de las tropas.”

“Entendido, Vicecomandante.”

Hamaam asintió y ajustó su mochila. En su interior había unos ungüentos y un amuleto de Sonnenlicht.

“Yo diría que soy tan bueno como tú imitando a un comerciante, Vicecomandante.”

Vaya, es raro ver a Hamaam haciendo chistes. Sin embargo, Hamaam luego agregó, “A menudo embosqué caravanas de esa manera…”

“No importa lo que hiciste en el pasado. En este momento, solo concéntrate en la misión que tienes por delante.”

“Entendido, Vicecomandante.”

Puede que Hamaam haya hecho cosas turbias antes de venir a nuestra aldea, pero eso no importa. En este momento él era un miembro diligente y leal de mi tropa.