Jinrou E No Tensei Maou no Fukukan (NL)

Volumen 3: La Unificación del Sura

Capitulo 3: Nueva Virreyna

Parte 15

Cuando nos fuimos, miré hacia atrás y vi a Petore conversando profundamente con las sirenas. Aunque estaba sonriendo, había un tinte de tristeza en esa sonrisa. Después de un rato, Petore se acercó y se unió a nosotros.

“Por Dios, nunca pensé que las deleitaría con cuentos de mis acciones heroicas por tanto tiempo. Pero gracias, Veight.”

“Acciones heroicas, ¿eh?”

Petore hinchó su pecho y dijo, “Cuando era joven, mi nombre se escuchaba por todas partes. El príncipe de la familia Fikartze era bastante conocido en el pasado, para que sepas.

“Supongo que estas acciones heroicas son las que no puedes contarle a tu esposa.”

“Sí. Por favor, no le digan sobre esto. Aunque ella sabe la mitad de mis escapadas de todos modos.”

No pensé que lo admitiría tan fácilmente. Petore saludó a las sirenas en el muelle y luego cerró los ojos.

“Pensar que recordaba al joven que conoció solo una vez hace cincuenta años y que no hizo más que causarle problemas. Los demonios son mucho más humanos que esos monstruos despiadados del Senado.”

Petore se volvió hacia mí.

“Veo que has estado cuidando bien a esas chicas. Si incluso a las sirenas les gustas, debes ser confiable. No tengo dudas sobre aliarme contigo ahora.”

“No te preocupes, no traicionaremos esa confianza.”

Agarré la mano arrugada de Petore y le di un firme apretón de manos.

***

Petore y yo volvimos a su mansión para intercambiar información y discutir nuestros planes para el futuro. Después de haber estado hablando por un tiempo, Petore preguntó, “¿Por cierto, Veight? ¿Qué vas a hacer después de esto? ¿Volver a Beluza?”

Las personas que había dejado en Beluza probablemente habían regresado a sus respectivas ciudades. Quedaban unos cuantos kentauros para servir de mensajeros, pero eso era todo.

“Volveremos a Ryunheit. He estado lejos de mi puesto por mucho tiempo. También necesito convencer a las ciudades del sur restantes para que se unan a nosotros.”

“Sí, es mejor apresurarse si ese es el caso.”

Petore abrió el cajón de su escritorio y sacó un montón de documentos.

“Por lo que me dicen mis espías, las ciudades del norte todavía están en caos. La pérdida de su héroe Ranhart parece haberlos golpeado duro.”

“Oh, ese Héroe falso.”

No había escuchado ese nombre en mucho tiempo. Petore continuó su informe.

“Según los que lo conocieron, Ranhart era de Krauhen, la ciudad famosa por sus minas de sal. Si bien no conozco los detalles completos, parece que ahora hay algún tipo de disputa civil.”

Miré a Lacy. Ella me dio una mirada de disculpa. Le hice una señal con mis ojos para que guardara silencio y ella asintió en reconocimiento. Petore notó nuestro pequeño intercambio y dijo con un suspiro, “Le hiciste algo a esa ciudad, ¿verdad? La posición de Krauhen se ha vuelto precaria en el norte.”

No hice nada a propósito. Respeté los deseos de Lacy e hice que entregaran su carta. Bueno, supongo que podría haber difundido algo de propaganda que podría llevar a una revuelta mientras estaba en ello.

“Además, las tres ciudades que atacó el ejército demoníaco, incluido Bahen, están insatisfechas con la poca ayuda que Meraldia ha estado prestando para ayudar en la reconstrucción. El control de Meraldia sobre el norte está empezando a disminuir.”

Parecía que el norte no estaba en posición de montar un contraataque. A pesar de las buenas noticias, la expresión de Petore era sombría.

“Pero ya sabes, incluso esos imbéciles en el Senado no son tan incompetentes como para seguir decepcionándolos. Sin duda intentarán algo pronto.”

Petore suspiró. Era precisamente porque el Senado rechazó varios planes precipitados uno tras otro que era tan difícil lidiar con ellos. Lacy asintió enfáticamente en acuerdo, pero se detuvo después de mirarme. Sin embargo, parece que no puedo permitirme el lujo de tomármelo con calma.

“Gracias por la información, lord Petore. Haré todo lo posible para terminar de negociar con las dos ciudades restantes lo antes posible.”

“Más te vale, Veight. Las ciudades más cercanas al norte son las que están en mayor peligro, así que si quieres convertirlas en tus aliadas, tienes que actuar rápido.”

Ahora tenía una razón más para volver a Ryunheit. Antes de irme, fui al muelle para despedirme de Garsh.

“Garsh, fuiste un verdadero salvavidas”, dije mientras estrechaba su mano.

“Es natural que los aliados se ayuden entre sí. Ven a visitarnos cuando estés libre.”

Sonreí. Garsh y yo nos habíamos acercado bastante durante el último mes o así. Luego me volví hacia los matones peligrosamente vestidos que estaban detrás de mí y le pregunté a Garsh, “Entonces, ¿para qué están estos tipos aquí?” Ellos eran del grupo de soldados que Garsh había traído con él. Sonriendo, Garsh respondió, “Todos son inmigrantes de Ryunheit, o descendientes de inmigrantes. Pensé que tomaría tiempo enviar refuerzos si terminabas necesitándolos, así que puedes llevarlos contigo. Piensa en ello como un símbolo de nuestra amistad.”

Él solo los estaba repartiendo como si fueran vegetales que sobran de la cosecha.

“Escuché rumores de que estás expandiendo Ryunheit y construyendo un nuevo conjunto de muros. Estoy seguro de que serás capaz de manejar a unas cuantas personas más. No te preocupes, seré yo quien pague sus salarios.”

“Ese no es realmente el problema aquí…”

No estábamos cerca de terminar de construir las expansiones. Además, si tuviéramos matones como estos merodeando por ahí, arruinaría la imagen pública de Ryunheit.

“No te preocupes, te prometo que estos tontos son ciudadanos respetuosos de la ley.”

“No estoy seguro de poder confiar en tus promesas cuando se trata de eso.”

“¡Jajajaja, supongo que no!”

No importa, estoy harto de este viejo. Mientras trataba de encontrar la mejor manera de rechazar a Garsh, uno de los matones dio un paso adelante. Era un hombre gigante, fácilmente de dos metros de altura y todo musculoso.

“¡No te preocupes, Jefe Veight! ¡Somos los leales hombres del Capitán Garsh! ¡Nunca haríamos nada que pudiera avergonzar su nombre!”

El enorme hombre apoyó su maza en el hombro mientras decía eso, con su mohawk meciéndose en el viento. ¿Cómo diablos puedo creerte cuando te ves así? Sin embargo, Garsh lo respaldó.

“Sabía que podía contar con mi teniente. ¡Oigan, ustedes, preséntense ante el vicecomandante del Señor Demonio!”

“¡Sí!”

El hombre del mohawk pisó el suelo, haciendo temblar el suelo, y balanceó su maza en un gran arco.

“¡Soy el comandante de las fuerzas de desembarco de Beluza, Grizz! ¡Me llaman el Rey del Puerto!”

Nunca he oído hablar de ti. Como no dije nada, los otros matones también comenzaron a presentarse.

“¡Soy Gonzas la Red! ¡Me llaman el Maestro de los Mares Tormentosos!”

“¡Soy Barossa el Destructor de Mástiles! ¡Nadie me gana cuando se trata de fuerza pura!”

“¡Soy Vashka la Anguila! ¡Mis habilidades con el cuchillo te dejarán sin palabras!”

“¡Oye, yo soy la Anguila! ¡Espeo la Anguila!”

“¡No, yo lo soy! ¡Chalza la Anguila!”

¿Por qué todos quieren tanto ser una anguila? Un momento, ¿no me digas que tengo que escuchar las quinientas presentaciones?

“Muy bien, suficiente. Lo entiendo. Todos ustedes pueden ser anguilas. Los llevaré conmigo, así que por favor, solo deténganse.”

“¡Sí, Jefe Veight!”

Al final, me vi obligado a llevarme a estos 500 gángsters conmigo. Aunque parecían bien disciplinados y bien entrenados.

“Jefe Veight, ¿cuándo vamos a atacar a esos bastardos del norte?”

“¡Si vamos hacia el norte, será mejor que nos abastezcamos de pieles!”

“¡Sí, no podremos durar hasta allí solo con estas hombreras!”

Por el amor de Dios, solo usen ropa normal. Las cosas ya estaban bastante mal cuando los hermanos Garney eran los únicos musculosos con los que tenía que lidiar.

***

—Las Acciones Heroicas de Petore—

Oh, Tanya, ¿finalmente volviste? Nuestros invitados están a punto de irse. Por Dios, son bastante revoltosos. Ese maldito mocoso de Garsh se está juntando con sinvergüenzas de nuevo. Dale un regaño por mí, ¿quieres? Honestamente, nunca debí dejar que se casara con Mérida. Lo menos que pudo haber hecho fue traerme un nieto para mimarlo.

Oh, ¿el ejército demoníaco? Sí, fueron solo algunos hombres lobo y sirenas que vinieron esta vez. Según Garsh, también tienen hombres lagarto y hombres caballo. Son un grupo muy ruidoso, de acuerdo. Combinan perfectamente con Garsh. Oye, no me juntes con esos incultos. Cielos, a todos les gusta burlarse de mí, ¿eh?

Sí, me he aliado con ellos. Quiero decir, no fue una gran elección. Comparados con esos bastardos podridos del Senado, estos tipos son cien veces más sinceros.

¡Por supuesto que los escogería! El ejército demoníaco incluso ayudó a Beluza a matar al Terror de las Profundidades para que pudieran recuperar sus rutas marítimas. Cuando les supliqué a esos cabrones del Senado por ayuda, no me dieron ni la hora, pero ese muchacho llamado Veight ayudó a Garsh sin siquiera pedir una recompensa.

Si mi elección es entre dos sinvergüenzas, prefiero el ejército demoníaco que el maldito Senado. No, en serio, esa es la única razón. Te lo estoy diciendo, eso es todo. En serio. Sí, es cierto. Oh, ¿podrías traerme una taza de té?

¿Hm? ¿Sirenas? ¿Por qué siempre me preguntas sobre las cosas de las que no quiero hablar? No, claro que no te estoy ocultando nada.

De verdad. Umm… bueno… verás… Mira, esto sucedió cuando todavía era un joven mocoso que ni siquiera tenía su propio barco. Uno de mis parientes zarpó durante la temporada equivocada porque no pudo controlar su codicia. Gracias a eso, nos vimos envueltos en una gran tormenta y nuestro barco se hundió. Todos los demás se ahogaron, pero logré agarrarme a una tabla y mantenerme a flote.

Aun así, esa tormenta casi me mata. Pensé que estaba acabado. Peor aún, los tiburones olfatearon toda la sangre y comenzaron a acercarse. Ya sabes, cuando hay tiburones alrededor, se supone que no debes moverte. Si salpicas, pueden encontrarte aún más fácil.

Así que allí estaba yo, esperando el final, cuando una sirena me salvó. Ella usó su canción para alejar a los tiburones y me protegió hasta que pasó la tormenta.

Incluso me llevó de vuelta al puerto. No sé por qué. Pero ella me dijo que su nombre era Reena. Ella me contó todo sobre su gente y de repente me di cuenta de por qué me había salvado. ¿Hm? ¿No es obvio? Es la misma razón por la que te enamoraste de mí, tonta. Cielos, es difícil ser popular. Jajaja.

Ah, Tanya… ¿Te gustaría ir a Veira y ver una de sus obras al aire libre? Tengo negocios con el Virrey Forne de todos modos, así que podríamos ir. Podemos conseguirte un vestido nuevo mientras estamos allí también. No podemos permitir que la esposa de un virrey se vea sencilla, ¿verdad? Claro, eres vieja, pero eso no me importa en absoluto. Si acaso, te has vuelto más guapa desde que te conocí.

¿Qué? ¿Qué es tan gracioso? Bueno, quiero decir que vamos a estar allí de todos modos. Cielos. Supongo que mientras estés feliz, eso es todo lo que importa.

***

Dejé Lotz, con la fuerza de desembarco de Beluza, Lacy, Parker y mis guardaespaldas hombres lobo. Nuestro grupo era tan grande y bien armado que ningún bandido se atrevió a atacarnos.

“¡Woohoo, no puedo esperar a matar a algunos bandidos!”

“¡Les enseñaremos a esos cabrones que los piratas son más fuertes que los bandidos!”

“¡Nunca volverán a soñar con atacar a los viajeros!”

Para ser honesto, estos 500 matones eran mucho más aterradores que cualquier grupo de bandidos. Después de unos días de viaje, llegué a las familiares puertas de Ryunheit. ¿Oh? Parece que ya terminaron el muro. Un imponente muro rodeaba la ciudad, protegiéndola de amenazas externas.

“Por lo que me dijo Azul, pensé que tomaría un poco más de tiempo…”

Incliné la cabeza y crucé las puertas. Airia me estaba esperando dentro.

“Bienvenido a casa, sir Veight.”

Detrás de ella se encontraba la guarnición de la ciudad. Eso era normal, pero detrás de ellos había una fila de gigantes. Había diez en total y cada uno medía unos pocos metros de altura. Escuché que los sobrevivientes del segundo regimiento se habían reincorporado a Ryunheit, pero no sabía que estaban sirviendo a Airia. Los combatientes beluzanos que estaban detrás se encogieron de miedo.

“G-Gigantes…”

“Mierda, son reales…”

“O-Oigan, esos tipos son nuestros aliados, ¿verdad?”

Incluso la forma en que se asustaron me recordó a los gángsters de los años 90. Volví a saludar a Airia y luego le pregunté por el muro.

“Lady Airia, veo que los muros han sido terminados antes de lo previsto. También parece que has hecho algunos nuevos amigos gigantes.”

Airia sonrió y respondió, “Los gigantes ayudaron en la construcción, adelantándola a lo previsto. Pudieron construir el muro en un instante.”

Eso tenía sentido. Los gigantes eran tan diestros como los humanos, pero como cinco veces más grandes. Eran los trabajadores perfectos. Aun así, era impresionante que Airia hubiera logrado ganárselos tan rápido. Me dirigí a los gigantes y dije, “¿Así que ustedes son los responsables de terminar los muros? Bien hecho.”

Sonrojándose, uno de los gigantes respondió, “Simplemente hicimos lo que nos dijeron…”

“Cuando ayudamos a los humanos aquí, nos dieron las gracias. No es como en el norte.”

Los gigantes aquí eran más gentiles que la mayoría. Eso era porque solo los menos agresivos sobrevivieron a la derrota. La mayoría de los más apasionados habían muerto luchando contra las fuerzas del Héroe y Meraldia. Los sobrevivientes habían estado tan traumatizados por la batalla que algunos incluso habían llegado a temer a los humanos. Pero ahora estaban trabajando para un humano, e incluso parecían felices viviendo aquí. La sonrisa de Airia se ensanchó.

“Después de completar los muros, estos maravillosos gigantes nos ayudaron a construir nuevas casas y reparar las carreteras. Le han hecho un gran servicio a Ryunheit.”

Los gigantes se rascaron la cabeza con vergüenza. Justo entonces, unos cuantos caninos se acercaron trotando. Uno de los caninos que parecía un terrier parecía ser un capataz. Se cepilló el pelo y gritó, “¡Oigan, es hora de trabajar!”

Los gigantes se dieron la vuelta, sorprendidos.

“¡Sí, señor!”

“Discúlpennos, lord Veight, lord Airia.”

Nos hicieron una reverencia y luego avanzaron pesadamente tras los caninos. Cuando los alcanzaron, levantaron a las lindas criaturas y las llevaron sobre sus hombros.

“Muy bien, Dwaaji y Groat, ayuden a sentar las bases de los barracones allí. Zuv y Grunge, por favor comiencen a trasladar la madera desde el aserradero.”

“Entendido, señor.”

Los gigantes asintieron amistosamente y los caninos se pusieron a trabajar.

“¡Hagamos de la nueva ciudad la mejor ciudad que existe!”

“¡Sí!”

En toda mi vida como demonio, nunca había visto algo así. Pequeños caninos y humanos débiles dando órdenes a los gigantes.

La mayoría de los sitios de trabajo también tenían humanos trabajando en ellos y muchos humanos y demonios vinieron a ver cómo progresaban las cosas. Todos sonreían y todos hablaban con los gigantes como si fueran amigos.

“¡Miren, chicos, los gigantes están aquí!”

“¡Vaya, son incluso más grandes de cerca! ¡Y hombre, son fuertes!”

“¡Gracias por la ayuda, señor Dwaaji, señor Groat!”

Tanto niños como adultos se maravillaron de la fuerza de los gigantes. Airia se rió entre dientes.

“Se han convertido en la comidilla de la ciudad que conoces. Bastantes de los residentes los conocen por sus nombres.”

“Eso sí que es una sorpresa.”

Esperaba que aprendieran de su derrota, pero no esperaba que los gigantes transformaran esto a fondo. Sin duda, las habilidades de liderazgo de Airia y la asistencia de la alta dirección del ejército demoníaco ayudaron a acelerar esa transformación.

“Realmente estás a la altura de tu título de Embajadora Demonio.”

Airia se rió de nuevo y negó con la cabeza.

“Eso no es cierto. Todo esto es gracias a tus logros, sir Veight.”

“¿Qué hice?”

Les di unos cuantos seminarios sobre comportamiento humano, pero eso fue todo. Sin embargo, el tono de Airia era serio.

“Tú eres el que les enseñó a interactuar con los humanos, ¿verdad? Todos aprendieron porque tu diste el ejemplo, Discípulo de la Gran Sabia. Oh, también te llaman el Lobo Mago Asesino de Héroes y la Mano Derecha de la Señora Demonio.”

Ella tenía un punto, pero sentía que solo había estado luchando para resolver un problema tras otro, así que no había tratado activamente de dar un buen ejemplo ni nada.

“No, creo que el sufrimiento de la derrota los cambió. Aprendieron de esa experiencia y se hicieron más sabios.”

“Eso es cierto, pero…”

Oh, a quién le importa quién merece crédito por esto. Lo que importa es que ellos aprendieron. Airia suspiró.

“Realmente eres un hombre extraño, sir Veight.”

“¿De verdad?”

Tal vez parecía así porque antes había sido un humano. Bueno, mientras hiciera un buen trabajo no me importaba demasiado. Después de todo, siempre había más trabajo por hacer.

***

Mientras caminaba de regreso a la mansión de la virreina con Airia, discutí mis planes con ella.

“Beluza y Lotz están dispuestos a unirse a la alianza del ejército demoníaco. Eso solo nos deja dos ciudades más del sur.”

“La Ciudad Laberíntica, Zaria, y la Ciudad de Artesanos, Veira. Lord Aram es un buen amigo del virrey de Veira, así que le pedí que negociara en nuestro nombre.”

“¿Estás segura de que podemos confiárselo a él?”

Estaba un poco preocupado por dejarlo todo en sus manos. Airia asintió y dijo, “No te preocupes. Veira y Shardier están fuertemente vinculados a través del comercio. Estoy segura de que podrá negociar un acuerdo favorable, siempre y cuando la Señora Demonio esté dispuesta a aceptar sus condiciones.”

Eso me recuerda, el vaso que Aram me mostró cuando lo conocí venía de Veira, ¿no? Era bastante bueno.

“Está bien, confiaré en él. ¿Qué deberíamos hacer con Zaria?”

En ese momento, la expresión de Airia se nubló.

“Zaria es la ciudad sobre la que el Senado trata de ejercer el mayor control. Durante la guerra de unificación, fue el lugar de una horrible batalla.”

Según Airia, Zaria había sido saqueada a fondo y sus muros reducidos a escombros.

Aunque la ciudad se había reconstruido después de la guerra, Meraldia se había negado a permitirles construir nuevos muros. Sin embargo, eso significaba que estaban eternamente expuestos a bandidos y monstruos.

Cuando le pregunté a Airia sobre eso, ella respondió, “Las calles de Zaria están diseñadas como un laberinto, se giran y tuercen en direcciones aleatorias, con un montón de muros sin salida. Todos los residentes de la ciudad viven en edificios de tres pisos o más, cuyas entradas están hábilmente disfrazadas,”

“Entonces, en lugar de muros, ¿usan un laberinto para confundir a sus enemigos y eliminarlos desde arriba?”

“Correcto. La mayoría de los residentes de Zaria son cazadores hábiles y saben cómo usar arcos y trampas. No muestran misericordia a sus enemigos, por eso la ciudad es temida por los bandidos.”

Entiendo que necesitaban llegar así de lejos para sobrevivir, pero aún era impresionante lo minuciosos que eran. Sin embargo, tuve la sensación de que sería difícil negociar con veteranos endurecidos como esos.

“Supongo que tendré que ser yo quien vaya.”

“En ese caso, déjame acompañarte. Me he estado comunicando en secreto con el virrey de Zaria y ellos desean reunirse conmigo directamente.”

Sorprendido, intenté disuadirla.

“Será peligroso, ¿sabes? En caso de que lo hayas olvidado, eres el enemigo número uno de Meraldia. Estar en las calles es bastante peligroso, no puedo permitir que te pongas en peligro.”

“Sin embargo, Zaria será una ciudad difícil de ganarse. Debido a su proximidad al norte, su situación es extremadamente precaria. Si manejas mal las negociaciones, es posible que fortalezcan sus lazos con Meraldia. Además, las cosas sobre las que deseo hablar con el virrey de Zaria son clasificadas. No puedo enviar a nadie más en mi lugar.”

Aunque todavía estaba un poco preocupado, era cierto que Airia era una negociadora hábil. Sería reconfortante tenerla cerca.

“¿No puedes invitar al virrey de Zaria a Ryunheit?”

“Lamentablemente no. Oficialmente, Zaria es enemiga de Ryunheit. Si su virrey visitara el cuartel general del ejército demoníaco y el Senado descubriera esa visita, Zaria estaría en un aprieto político.”

“Eso es cierto.”

Beluza y Lotz se habían aliado con nosotros tan fácilmente que había olvidado que todavía éramos invasores técnicamente inhumanos de una tierra humana. Eso nos ponía en una posición bastante mala para negociar por la paz. Lo que significa que podría ser mejor si Airia se uniera a mí. Si fuera solo, es posible que el virrey de Zaria se sienta intimidado.

“¿Hay alguna posibilidad de que el virrey de Zaria pueda estar atrayéndonos a una trampa?”

“La hay. La ciudad es el lugar perfecto para un asesinato”, respondió fríamente Airia. Luego añadió, “Sin embargo, dudo que Zaria quiera convertirse en un enemigo del ejército demoníaco. Los laberintos pueden funcionar para los enemigos humanos, pero una ciudad sin muros no tendría ninguna posibilidad contra los hombres lobo y los gigantes.”

“Es cierto, trucos como esos no funcionan en demonios. ¿Así que esos tipos son lo suficientemente inteligentes como para darse cuenta de eso?”

Me sentí aliviado al saber que Zaria era alguien con quien podíamos negociar, pero parecía que Airia pensaba que yo era un tonto por haberme preocupado.

“El virrey de Zaria, Melgio, es un hombre extremadamente cauteloso. De hecho, tiene que serlo, o no podría seguir siendo virrey.”

“Esperemos que no sea demasiado cauteloso.”

“Ese es un miedo que compartimos. Pero también es precisamente por eso que deseo visitarlo en persona, para demostrar que estamos resueltos a nuestra causa.”

Así que podremos negociar, pero será difícil. Sin embargo, antes de poder preocuparme por eso, necesitaba resolver el difícil problema de elegir quiénes serían los guardaespaldas de Airia.