Watashi, Nouryoku Wa Heikinchi De Tte Itta Yo Ne! (NL)

Volumen 8

Capitulo 65: El Pueblo Fronterizo

Parte 5

Luego se acercó al siguiente soldado y le hizo agujeros a su protector en el pecho con la punta de los dedos, tan fácilmente como si estuviera atravesando papel.

Pinchazo. Pinchazo. Pinchazo.

Después de abrir los tres agujeros con su dedo índice, hundió los cuatro dedos a la vez.

“¡Eeeeeeeeeeeek!”

Los agujeros no habían llegado hasta su cuerpo, pero el soldado aún gritaba de angustia.

Finalmente, se volvió hacia una roca que estaba un poco alejada, la señaló con el dedo y…

¡KA-BOOM!

Estos hombres eran del ejército real, el orgullo de su país. Sin embargo, un buen número había colapsado del miedo. En verdad, el simple hecho de que no se hayan desmayado muchos más era prueba de su orgullo.

Aunque, todo lo que habían hecho fue mantenerse de pie.

Incluso los que no se desmayaron apenas se mantenían de pie sin moverse. Parecían completamente conmocionados.

“Márchense, y cuenten lo ocurrido—cuenten a sus compatriotas lo que será de ellos si desafían mi voluntad.”

Mile invirtió la gravedad y flotó suavemente en el aire, volando en dirección a la manada, mientras los hombres observaban, quietos y en silencio.

***

Después de otro minuto, los soldados lentamente comenzaron a volver en sí. Si se quedan quietos en el medio del bosque, los monstruos caerían sobre ellos y serían aniquilados… Como debía de ser normalmente.

Esta vez, sin embargo, no había preocupación sobre esto.

Todos los monstruos acababan de escapar a toda velocidad.

Finalmente, uno de los soldados más sensatos gritó de repente: “¡Un momento! ¡Mierda! ¡Todos los monstruos saldrán del bosque! ¡Hay aldeas en las afueras del bosque y pueblos más allá de estas! ¡Se suponía que debíamos quedarnos aquí para detenerlos, pero todos los monstruos nos pasaron de largo!”

Con la esperanza de calmar a los hombres, el Capitán respondió de inmediato: “Esta bien. La otra mitad de nuestra compañía está esperando en las afueras del bosque, preparada para tal eventualidad. ¡Ellos detendrán a esos monstruos, estoy seguro! Aunque signifique ser aniquilados… Nuestro país fue quien comenzó esto, así que no podemos ir a llorar con mami solo porque nos salió el tiro por la culata. Además, estoy seguro de que las tropas locales no están ahí afuera jugando. Todos deberían haber estado haciendo sus propios preparativos mientras estábamos ocupados con nuestro trabajo.”

“Para cuando la estampida llegue a las afueras del bosque, esos monstruos deberían haber usado la mayor parte de su energía, y se separarán unos de otros gracias a sus diferencias de velocidad. Una vez separados, deberían ser una amenaza mucho menor.”

“Aun así, debemos ir tras ellos y participar en la defensa, no tenemos tiempo que perder. No, si queremos proteger nuestros hombres de la muerte. Además—ninguno debe de preocuparse por la Diosa. Pensar en ella, reportar a la Corona, ser interrogado, ahorcado—no importa lo que pase: ¡Ese es mi trabajo!”

Mientras miraban el rostro cansado del Capitán, la más mínima compostura comenzó a regresar a los rostros de los soldados. Efectivamente, ninguno tendría que dar el informe sobre la Diosa.

Lo único que se esperaría, sería tener una historia divertida que compartir a sus compañeros soldados y camareras en las tabernas. Tal era el privilegio del rango y afiliación.

“¡Bien, hay que moverse! ¡Tropas en marcha!”

Así, la brigada combinada de dos pelotones, de mercenarios y de cazadores comenzaron su avance.

Sus expresiones eran oscuras mientras se apresuraban a casa.

Aunque todos habían captado el estado de ánimo del Capitán y asintieron, la mayoría de los soldados eran conscientes de la cruda verdad: Sería imposible que los dos pelotones en las afueras del bosque pudieran repeler a tantos monstruos. Incluso después de eso, los monstruos no se detendrían, y las aldeas más allá de los pelotones de reserva, y los pueblos más allá de esas, serían todas…

Uh-oh, no queda mucho espacio antes de que termine el bosque, ¿verdad? ¡A este ritmo, estos monstruos saldrán del bosque! Bueno, es mejor frenar esto antes de que invadan a los aldeanos…

Mile, que había estado volando por delante de la estampida por si acaso, ahora estaba un poco asustada al darse cuenta de lo cerca que estaban llegando a las afueras del bosque. No pensaba ver sufrir a civiles inocentes como resultado de su intento de castigar a los soldados.

Umm, parece que hay soldados en las afueras del bosque, así que probablemente no tenga que detenerlos a todos. Todavía necesito hacerlos sudar un poco… ¡Muy bien!

En el bosque, sería imprudente usar una poderosa magia de fuego, o cualquier otra magia con la posibilidad de causar un desastre natural. Además, cualquier medio de ataque con mano dura solo haría que los monstruos y las bestias se volvieran a dar la vuelta y comenzaran la estampida en la dirección opuesta.

Con esto en mente, Mile, que ahora había superado a la manada, se volvió hacia el frente de la estampida, comenzó a agitar los brazos y gritó: “¡Centella!”

Centella (también conocida como Esfera Luminosa). Un fenómeno poco frecuente en lugares cercanos a tormentas eléctricas activas, donde una brillante esfera de luz atraviesa el aire cerca del suelo.

Es uno de los innumerables fenómenos frecuentemente confundidos con los ovnis o las almas de los difuntos.

Existen numerosos casos en que los humanos que han entrado en contacto con tales objetos, que muchos teorizan que están hechas de plasma natural, han perecido. Además, la centella se desvanece tan rápido como parece, sin dejar rastro.

En otras palabras, era un pequeño truco conveniente, que corría por el aire a lo largo del suelo y se disipaba por completo en lo primero con lo que entraba en contacto sin afectar el área a su alrededor en lo más mínimo.

Al regular su poder de manera apropiada, se podría garantizar que la cosa con la que la pelota entrara en contacto no muriera, sino que se aturdiría o se sobresaltaría al detenerse—o al menos, darse la vuelta. Al ajustar los números aquí, ella también debería poder ajustar el curso de la estampida.

El fenómeno de las centellas aún no se había explicado de manera completa y precisa, incluso en la Tierra, pero no importaba si era de naturaleza plasmática o no.

Mile esperaba y rezaba por ‘algo así’, y las nanomáquinas que recibieron sus pensamientos dieron vida a algo similar. Obtuvo el resultado sin tener que cuestionar el proceso, y eso era perfecto para Mile.

Honestamente, Mile no tenía intención de matar a un montón de monstruos en primer lugar. No se ganaba nada dejando que las montañas de cadáveres se pudrieran en el suelo del bosque en lugar de darles un uso práctico como alimentos o materiales. De hecho, hacerlo alteraría el ecosistema local. En lo que respecta a Mile, esta era la única forma de tener todo de forma segura.

¡Gyek!

¡Ga-hwee!

¡¡¡Gnyarh!!!

Sonaron varios gritos de terror y enojo cuando algunos monstruos fueron derribados, otros colapsaron y otros se dieron la vuelta, dirigiéndose una vez más a las profundidades del bosque.

Por supuesto, algunos de ellos continuaron, sin ser perturbados, mientras que otros se negaron a cambiar su curso. Estos números fueron, por supuesto, fríamente calculados por Mile, quien había determinado las direcciones en las que volaría su centella.

“Parece que todo salió bien.”

Ella había seleccionado los números de los monstruos en una cantidad suficiente, y aquellos que aún seguían habían quedado muy debilitados. ¿El resto? Bueno, los soldados más allá del bosque tendrían que hacer todo lo posible para tratar con ellos. Con ese pensamiento final, Mile se retiró. Si no regresaba pronto, tenía la sensación de que  el Comandante estaría bastante enfadado con ella.

***

“¿Qué? ¿La chica almacenamiento se fue? ¿Por qué? ¡¿A dónde fue?!”

Las tres chicas restantes del Pacto Carmesí parecían, preocupadas, mientras el Comandante se enfurecía.

“Umm, bueno, ella dijo que quería ir a perseguir a esos tipos solo un poco, así ya no pensarían en molestar de nuevo…”

“¡¿Bwuh?! ¿Me estás diciendo que cruzó la frontera e invadió tierras enemigas, sola, en medio de la noche? Les dije a todos, muy claramente, que no cruzaran la frontera sin importar qué. ¡¿Estaba siquiera escuchando?!”

Era después del desayuno a la mañana siguiente, mientras el grupo estaba limpiando el campamento, que la ausencia de Mile salió a la luz.

Para el desayuno, todos habían comido la carne sobrante del asado del día anterior, por lo que las chicas del Pacto Carmesí pudieron vender los condimentos y bebidas que Mile les había dejado.

Esto significaba que tendrían que descartar el barril que contenía los líquidos, pero aún les quedaba mucho de su salida anterior, por lo que no era algo que les preocupara demasiado.

Sin embargo, cuando los soldados pensaron que podrían pedirle a Mile que usara su magia de almacenamiento para llevar el resto de su carne aún sin comer para disfrutarla nuevamente esa noche, la verdad salió a luz.

“Bueno, en realidad,” explicó Mavis, tal como habían discutido la noche anterior. “Mile no es un soldado, sino una cazadora, que sale a su propio tiempo en busca de comida para sí misma, lo que no tiene relación con este trabajo o con fronteras nacionales.”

Al escuchar esto, una bombilla pareció encenderse sobre la cabeza del Comandante.

Ahora que lo pensaba, era justo como Mavis decía. Además, dado el informe de las actividades del Pacto Carmesí que había escuchado ayer de sus compañeros de escuadrón, era consciente de que Mile poseía una capacidad indeterminadamente mayor que un soldado promedio.

Sin embargo, no importa cuán fuerte haya sido, perseguir a una manada de monstruos sola era increíblemente imprudente.

Además, no se sabía lo que podría pasarle en el momento en que se marchó, hasta que se encontrara con los otros soldados.

Sería diferente si al menos tuviera tanta destreza de combate como la espadachina que era su líder, o la portadora de magia de combate…

El Comandante expresó eso, preocupado por esta acción imprudente que estaba permitiendo. Sin embargo…

“¿Qué? Mile es mejor con una espada que yo, más fuerte en magia de combate que Reina y más hábil en magia curativa que Pauline. Ella es nuestra maestra, después de todo.”

“¿Qué?” Gritó el Comandante impactado. “¿¿¿Qué???” Gritaron el resto de soldados. “¿E-Es eso cierto?”

“Muy cierto.”

“Así que, ¿no tenemos que esperar por ella?”

“Estará bien. Probablemente esté más segura que no nosotros ahora mismo.”

El Comandante guardó silencio. Ya no deseaba pensar en esto. Se volvió hacia sus hombres y ordenó; “¡Compañía, retirada! ¡Partiremos a casa de inmediato!”

Gracias a Mile, sus tiendas de comida y agua apenas se habían escaseado.

Solo les quedaba aproximadamente un día y medio de viaje, pero cuando viajaban por el bosque, donde cualquier cosa podía suceder en cualquier momento, era simplemente sentido común tratar de economizar o descartar suministros extraños.

Afortunadamente, los soldados tenían la fuerza suficiente para llevar una cantidad suficiente de carne restante para cenar esa noche y desayunar a la mañana siguiente. (No tomarían el almuerzo, ya que perderían demasiado tiempo).

“Lo siento por llegar tarde!”

“¡¿Cómo nos alcanzaste tan rápido?!”

En algún momento cerca del mediodía, Mile finalmente alcanzó al grupo, acercándose con calma, sin signos de fatiga. Por ahora, el Comandante ya había renunciado por completo a darle el sentido común.

“Ah, por cierto, recogí los barriles y la carne extra que quedaron en el campamento. Mis disculpas—debería haber dejado sólo lo suficiente para el desayuno y haber empacado el resto de antemano. Realmente no lo pensé. ¡También puedo llevar el resto de las cosas de todos, si quieren!”

Lo que ella diga, pensó el Comandante para sí mismo. Estoy cansado. Estoy tan cansado…

“¡Es hora de un descanso!” Decretó a sus hombres. “¡Denle toda su carne y bolsos a la chica almacenamiento!”

Mile farfulló, “¿C-Chica almacenamiento?!”

“Oh, lo siento…”

Sin querer, el Comandante había dejado que su apodo interno se le escapara. Inmediatamente se disculpó.

Esa noche…

“Bueno, parece que hay sal y pimienta, y salsa para la barbacoa. Y ¿qué hay de una limonada helada? También tenemos deliciosas manzanas para limpiar el paladar. ¡Y algo de cerveza sin alcohol, suave y bien fría, a solo cinco monedas medianas de plata por taza!”

“Mierda, ¡¡¡Mierdaaaaaaa!!!” Gritaron los soldados. “¡¡¡Ahí va todo nuestro dinerooooooo!!!”

***

Eventualmente, los soldados del reino vecino—que estaban en la persecución—regresaron a las afueras del bosque. Cuando llegaron, encontraron que la otra mitad de su compañía se veía absolutamente desaliñada.

Sin embargo, aunque estaban magullados y golpeados, seguían con vida. Y, por lo que los soldados podían ver, no parecía que un solo hombre haya perecido.

No me digas que trataron de protegerse y dejaron que los monstruos los superaran—¡No, nunca harían algo tan cobarde!

“¿Su reporte?” Preguntó el Capitán, dirigiendo su interrogatorio al Comandante del tercer pelotón, que estaba a cargo de las fuerzas de la retaguardia.

“¡Señor! Alrededor del mediodía de ayer, los monstruos comenzaron a aparecer a las afueras del bosque. Aunque sus grupos eran esporádicos, su número seguía aumentando, ocasionalmente llegando en oleadas más grandes. Aunque nuestros hombres fueron capaces de contenerlos, nos fatigamos y, aunque nadie sufrió heridas fatales, hubo un número creciente de lesiones. Sin embargo, gracias al envío de refuerzos por parte del ejército local y del Gremio de Cazadores que emitió una solicitud de emergencia, pudimos proteger completamente a los aldeanos locales del daño más allá de unos pocos campos, que fueron destruidos.”

“Fui yo quien tomó la decisión de contactar al ejército y al Gremio, así que personalmente asumo toda la responsabilidad por cualquier vergüenza o gasto en que pueda incurrir el ejército real como resultado de mis acciones. Por favor, no deje que ningún daño llegue a los otros hombres. Le ruego que lo considere…”

“¡¿Detuviste esa estampida sin perder a un solo hombre?!”

El Capitán estaba aturdido. A pesar de lo que el hombre había informado, nunca sospechó que realmente serían capaces de detener a los monstruos una vez que salieran del bosque.

Bueno, un momento… ¿En qué dirección se había ido esa ‘Diosa’? ¡Cierto! Ella fue en la misma dirección que los monstruos. También nos topamos con un montón de monstruos en el camino de regreso. Sin embargo, pudimos ignorarlos o expulsarlos sin ninguna lucha sin sentido. Pero los números parecían un poco altos para que todos se hubieran separado de la estampida por su cuenta.

Y luego obtenemos un milagro—muchos hombres heridos, pero ninguno fallecido… Bueno, supongo, que no es un milagro sino un ejemplo de ‘balance divino’…

Los heridos pueden ser sanados. Podemos gastar un poco de dinero y solicitar los servicios de magos expertos en curación, o podemos hacer una donación considerable a un templo y hacer que sus clérigos cuiden de nuestros hombres, siempre que no falten fuerzas y las heridas no sean \ demasiado graves… En otras palabras, aunque tendremos que gastar un poco de dinero en curación, el reino no tendrá que perder todo el dinero y el tiempo que tomaría entrenar a nuevos soldados hábiles. Estoy seguro de que la Diosa debe haberse dado cuenta de eso…

El Capitán le dio unas palmaditas en el hombro al hombre.

“¡Idiota! Ese es mi trabajo. Lo hiciste bien. Vayamos al pueblo más cercano y contratemos tantos magos curativos como podamos. Los haremos trabajar hasta que agoten su poder o se acabe nuestro dinero, lo que ocurra primero. Pediremos prestado el dinero si es necesario. Necesitamos volver a la capital lo más rápido posible. Si no queremos que el reino sea destruido, claro está…”

“¿Qué…?”

Parecía que todavía habría dificultades para estos hombres.

“Hicieron un brillante trabajo, todos. Es una gran bendición que hayamos podido completar nuestro deber perfectamente sin tener a una sola persona gravemente herida o asesinada. Honestamente, ni siquiera teníamos heridas leves cuando regresamos. Los logros de las señoritas y caballeros del Gremio de Cazadores son un ejemplo que todos debemos esforzarnos por emular. Les extendemos un agradecimiento profundo y esperamos trabajar junto a todos ustedes en el futuro. Ahora declaro disuelta esta alianza especial. ¡Retírense!”

Hubo una gran alegría por el decreto del Capitán. Todos habían regresado sanos y salvos.

Los soldados estaban encantados de este logro sin precedentes. Los cazadores, sin embargo, no participaron en el regocijo. A diferencia de los soldados, a quienes se les pedía constantemente que enfrentaran la muerte, independientemente de sus propios deseos, la vida de un cazador era una que se guiaba por completo por el propio libre albedrío.

Era perfectamente normal que volvieran vivos a casa. Después de todo, solo elegían trabajos que fueran adecuados para sus propias habilidades.

Por lo tanto, los cazadores nunca perdieron su no afectada actitud fría, aunque por dentro también estaban alegres.

“Lo siento. Nos encantaría pagarles un bono, pero no tengo la autoridad para hacerlo. Les daría lo que cargo en mi bolsillo, pero aún tengo que comprar una bebida para estos soldados, cuyas asignaciones especiales les invitaron a gastar. Son cuarenta, por lo que probablemente costará al menos tres o cuatro monedas de oro. Esos tipos no saben realmente el significado de contenerse…”

“¡Así que, me disculpo! Pagaremos la tarifa acordada por la ayuda de los cazadores, sin duda. Si todo va bien, ¡probablemente podamos hacer que aumenten la paga la próxima vez también! ¡Por favor les pido me disculpen!” Dijo el Capitán, inclinándose humildemente.

El Pacto Carmesí sonrió con ironía.

“Me pregunto si habrá una próxima vez,” dijo Mile. “No lo habrá,” dijo Reina.

“Lo dudo,” coincidió Mavis. “Tampoco lo creo,” agregó Pauline.

Se podría imaginar que no se había logrado mucho durante esa corta salida de Mile. Teniendo en cuenta lo rápido que los había alcanzado, no podría haber ido muy lejos, ni siquiera haber alcanzado el extremo de la cola de los monstruos que huían. Así que, ¿qué podría haber logrado?

Sin embargo, su pose triunfante sugirió que había puesto algo más en movimiento. Aun así, parecía no tener intención de pedir ningún pago adicional.