Watashi, Nouryoku Wa Heikinchi De Tte Itta Yo Ne! (NL)

Volumen 8

Capitulo 65: El Pueblo Fronterizo

Parte 4

Mientras todos menos los vigilantes dormían y el silencio caía sobre el campamento, había movimiento en la tienda del Pacto Carmesí.

“Está bien, volveré.”

“Ten cuidado allá afuera. Por supuesto, estamos hablando de ti, así que supongo que no tiene sentido preocuparse.”

“¡Ajaja, haré lo mejor que pueda!”

Mile salió de la tienda y atravesó el claro, envuelta en un campo de invisibilidad y barrera de sonido. Esta vez, se había asegurado de contarles a sus compañeras de grupo lo que estaba pasando de antemano, por lo que no tuvo que escabullirse.

Luego, Mile cruzó la frontera e invadió el país vecino.

Por supuesto, dado que era una cazadora y no un soldado, fue un acto inofensivo que no podría llamarse como una ‘invasión’. Ella no estaba actuando como parte del ejército, y no había recibido ninguna orden de ellos.

A partir de ahora, Mile no era más que una cazadora solitaria, que salía en busca de materias primas durante su tiempo libre, fuera de sus tareas laborales. Sí, no había ningún problema con esto.

Se atravesó por el bosque a una velocidad inhumana, y pronto, se encontró con un ogro.

“¡Muy bien! ¡Campo de invisibilidad, barrera de sonido, despejen! ¡Intimidación, a toda potencia!”

Normalmente, el poder mágico de Mile—o espíritu o aura o lo que tenga, su presencia general, que los monstruos y los animales salvajes percibirían como ‘el olor del peligro’— era algo que siempre suprimió por completo, pero ahora lo liberó con toda su fuerza.

En otras palabras, todas las criaturas de la región circundante sintieron de repente que se acercaba una forma de vida peligrosa, una forma de vida con la mitad del poder de un dragón ancestral, con sed de sangre sin sentido.

Y con esta presencia acercándose, ¿qué creen que podría suceder?

KA-THUMP-KA-THUMP-KA-THUMP-KA-THUMP

En efecto, una estampida.

Delante de ella, todos los monstruos de este lado de la frontera, que habían sido conducidos hacia Marlane más temprano, junto con todos los monstruos (los peligrosos, no comestibles) que habían sido expulsados de Marlane, comenzaron a correr a toda velocidad hacia las afueras del bosque en el lado del país vecino.

Mientras tanto, detrás de ella, todas las criaturas comestibles apreciadas por los cazadores comenzaron a correr a la misma velocidad hacia Marlane.

Cualquier presa útil que quedó atrapada en la estampida, Mile la escoltó cuidadosamente fuera de la refriega y la envió de regreso a Marlane.

Mile luego se acercó al final de las filas de los ‘monstruos malos’ y respiró hondo, lista para liberar sus poderes de intimidación una vez más.

“Jiji-jojo… Jiji-jojo… ¡No, espera, eso está mal!”

Incluso cuando estaba sola, Mile nunca dejaba de interpretar a ambos lados del dúo de comedia… Lo quisiera o no.

“Está bien, intentémoslo de nuevo. Muy bien, grnnnnnnnnhh… Er.”

Ese momento fue un poco peligroso.

Mile pensó, es importante no sobrecargar los músculos en momentos como este.

***

Habían pasado dos días antes de que el ejército de la nación enemiga se hubiera acercado a la frontera entre las tierras, persiguiendo a los monstruos. Sin embargo, al igual que en el lado de Marlane, se habían establecido para una barbacoa de orcos después de terminar sus tareas. Además, aunque todavía tenían una buena distancia para viajar al día siguiente, habían decidido acampar mientras había una buena cantidad de luz.

Por supuesto, había una razón para esto.

La posibilidad de que Marlane condujera a los monstruos en su camino antes de lo previsto, y que tuvieran que quedarse para bloquearlos para proteger a los cazadores, granjeros y cultivos de su reino del daño, dejó a los soldados vacilantes para hacer una salida prematura del bosque.

Además, si regresaran demasiado pronto, la gente podría pensar que estaban corriendo, lo que dañaría su reputación más que cualquier otra cosa.

Dicho esto, si bien ambas razones eran legítimas, su verdadera motivación se reducía a algo como; “Vinimos hasta aquí, así que podríamos pasar otra noche y disfrutar de una buena comida al aire libre.”

Los soldados se tomaron su tiempo en la retirada, moviéndose solo durante las horas del día a un ritmo humano normal.

Ahora, los grandes monstruos se precipitaron en pánico, ya no intentaban mantener una distancia segura entre ellos y los hombres que los habían perseguido. Detrás venía Mile, y…

Estaban sobre ellos en un instante.

***

A la mañana siguiente, los dos pelotones enemigos habían empacado su campamento y apenas comenzaban a salir, cuando escucharon un grito de los guardias que habían sido colocados en la retaguardia.

“¡Un enjambre de monstruos viene a toda prisa por detrás!

¡Hay ogros, duendes, kobolds y otros—todos ellos pastoreados por un lobo terrible o algo así, se acercan a toda velocidad! ¡Hay al menos cincuenta de ellos!”

“¡¿Q-Qué demonios?!”

Según el informe del guardia, había ‘al menos cincuenta’, pero en verdad, su número era más cercano a setenta u ochenta, como mínimo. Si la suerte no estaba de su lado, podrían ser aún más. De hecho, en el peor de los casos, posiblemente había cientos, o incluso miles.

Puede haber enemigos que ni siquiera se pueden ver, escondidos en los árboles o fuera de la línea de visión—aunque es posible que se estén imaginando enemigos que no están allí. Todo lo que podían decir era que los monstruos se acercaban—rápido.

No estoy seguro si nos vamos a librar de esta…

Por supuesto, nadie quería terminar sufriendo bajas cuando el objetivo era hostigar al enemigo.

Por lo tanto, la nación enemiga había reunido una avalancha de fuerza para esta misión, con 100 hombres en total entre los dos pelotones, los mercenarios contratados y los cazadores, todos bajo el liderazgo de un Capitán, el líder de la compañía.

A cada uno de los dos pelotones que se habían unido asistieron además sus propios lugartenientes.

La mitad restante de la compañía se había quedado en las afueras del bosque. Claro, arrastrar a 180 soldados a través del bosque sería demasiado difícil, por lo que se mantuvieron en guardia en la periferia de los árboles, preparados para defenderse ante la posibilidad de que algún monstruo escapase.

Vale la pena señalar que estos soldados no eran la fuerza de ningún ejército regional.

Era poco probable que un feudo singular acosara por sí solo a otro país en un evidente acto de agresión y aunque las lesiones sufridas cada vez eran pocas, una pequeña fuerza no podía permitirse hacer ese tipo de ataque una y otra vez.

Particularmente si era en nombre de un acto tan deshonroso y no por el bien de proteger sus hogares o su país.

Cualquiera que muriera en nombre de una causa tan vergonzosa nunca sería bienvenido a las puertas del Valhalla. Todo hombre, sin importar su rango, conocía ese hecho.

“¡Un contraataque! ¡Todas las tropas en formación de batalla, cara a cara! ¡¡¡De prisa!!!”

No tenía sentido tratar de escapar de una avalancha de monstruos dentro del bosque. Nunca llegarían a tiempo, y si fueran atrapados por la espalda, serían aniquilados, sin siquiera la oportunidad de resistir. Aunque eran plenamente conscientes de la inutilidad de su tarea, no tenían más remedio que ponerse de pie y luchar.

Si tan solo tuvieran un enemigo disperso con solo unas pocas cabezas cada uno para enfrentar.

Si tan solo estuvieran en un lugar más abierto con menos árboles. Sin embargo, en este punto, no había nada que ganar al desear tales cosas.

Se enfrentaban a una horda de monstruos en medio del bosque, donde los humanos estaban en desventaja. Había límites en cuanto a cuánto podían moverse o balancear sus espadas, y más monstruos podían aparecer en cualquier momento.

Gracias a la naturaleza repentina del ataque, y la dirección de donde vino, ni siquiera hubo tiempo para asumir una formación de batalla adecuada.

Iris, Teatelia, lo siento. Parece que no volveré a casa…

El Capitán sacó su propia espada y se volvió para enfrentar a la horda enemiga. Justo entonces—

“¡Buajajajajaja ¡Soy la Diosa, Visibiel!”

Sobre los árboles, una forma extraña apareció.

Allí flotaba, vistiendo un atuendo que, si un terrícola la hubiera visto, les haría comentar: ‘¡Oh, un traje de baño!’ Sobre eso, llevaba un vestido translúcido hecho de luz, con alas de hielo y un halo ya formado y adherido.

De hecho, era su aspecto habitual, solo con un ligero cambio en el vestuario.

Por cierto, ahora que su halo y alas se habían convertido en un elemento básico, Mile había improvisado algunos atajos. En otras palabras, en lugar de emitir instrucciones detalladas a las nanomáquinas, ahora nada más les ordenaba: ‘¡Formación de Diosa!’ y dejaba que hicieran el resto por su cuenta.

Luego pensó en esta extraña forma: ¡Bueno, no es una mentira! Todos pueden verme, no hay nada claro acerca de mi apariencia, por lo que es justo decir que soy ‘visible’. ¡Así que no estoy mintiendo!

Era una afirmación a la par con, lo compré a una viejita que solo va a la iglesia los domingos.

Los dos pelotones estaban rodeados por una barrera de celosía mientras la chica, Visibiel, descendía de las copas de los árboles frente a ellos—sin cierta dificultad. La horda   de monstruos se dividió, evitando a los soldados por los costados, siguieron corriendo  como alma que lleva el diablo. Aparentemente,  fueron  incapaces  de detenerse a tiempo  y formaron este patrón para poner la mayor distancia posible entre ellos y una fuerza que estaba claro que deberían tener en cuenta.

“¿E-estamos a salvo…?” Murmuró el Capitán, pero era muy pronto para hacer ese comentario.

“¡Ustedes! ¿Por qué perturban este bosque? Dependiendo de su respuesta, podría no dejarlos marchar.”

¡¡¡Eeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeek!!!

Todos los soldados gritaron internamente, mirando al Capitán.

Esta figura claramente no era una persona ordinaria. Al principio habían estado complacidos, pensando que esta chica era su aliada, ya que se refirió como Diosa y los salvó de la estampida de monstruos. Pero, repentinamente se volteó contra ellos. No podrían ganar contra el maligno—más aun, contra una deidad. Su única esperanza radicaba en el ingenio de su Capitán.

“¡Na-Na-Nada más alejábamos a estos monstruos peligrosos que están en las afueras del bosque, para proteger a nuestros granjeros! ¡Pueden ser monstruos, pero también son criaturas que han recibido las bendiciones de la vida de parte de Su Grandeza! ¡Nunca pensaríamos hacer algo tan atroz como entrometernos con vidas inocentes sino fuera por defendernos y alimentar a nuestras familias!”

Era una espléndida respuesta. Después de todo, el Capitán se había ganado el puesto.

“Oh, ¿será verdad? ¿Entonces seguramente no conducían esos monstruos al país de al lado para hostigar a sus vecinos? ¡Seguramente nunca harían algo tan atroz!”

“¡E-E-Eso es absurdo!”

Un sudor frío bajaba por el rostro del Capitán.

“Muy bien, entonces… ¿Oh?”

En ese momento, Mile notó que uno de los soldados tenía su brazo izquierdo flácido. Aparentemente, se había roto un hueso mientras perseguía a los monstruos. La tasa de lesiones puede haber sido mucho más baja de este lado que el contrario que intentaba detener la invasión de monstruos, pero eso no significaba que escaparan por completo sin daños.

Lentamente se dirigió al lugar donde estaba el hombre, pálido de miedo, y pasó las manos por el brazo roto.

“Hmm. Parece que ya juntaron estos huesos, ¿verdad? En ese caso…”

El brazo del soldado comenzó a brillar, y al instante—

“¡Ya no me duele!” Gritó el hombre, asombrado. “Lo veo y no lo creo. Ha sido sanado por completo.”

“¿Qué…?”

El hombre tímidamente flexionó la extremidad y luego la balanceó con más fuerza.

“E-Está curado…”

Curación silenciosa e instantánea. No solo del hueso, sino también del músculo, arteria y tendón, todo sanado completamente. Nunca los magos maestros de la capital o los pontífices en el mayor de los templos podrían hacer eso.

El silencio cayó en todo el grupo. Nadie hizo un sonido.

“Bien, pasaré por alto esto, pero solo esta vez, así que no se atrevan a cruzarse conmigo de nuevo. Sería una pena tener que hundir todo este continente debajo de las olas, así que supongo que tendría que contenerme lo suficiente como para destruir solo esta tierra…”

¡¡¡Eeeeeeeeeeeeeeeeeeeek!!!

Los soldados temblaban como hojas que sacude el viento. Mientras tanto, la Diosa Visible—ejem, ‘Visibiel’—pensó:

Aunque estos soldados hayan creído, no tenía sentido si sus superiores, que escucharían este informe, no creyeran. Se acercó a los hombres, quienes inmediatamente se pusieron rígidos como tablas y sacó la espada de una de las vainas de los soldados.

“¡Toma esto!”

Giró la hoja con los dedos hasta que se torció en una espiral de metal.

¡¿¡¿Por qué no se rompió?!?! Los soldados estaban estupefactos—como deberían de estarlo. La espada debería haberse roto. No había forma factible de que tomara una forma tan peculiar.