Watashi, Nouryoku Wa Heikinchi De Tte Itta Yo Ne! (NL)

Volumen 8

Capitulo 64: Una Vez Más En La Capital

Parte 1

 

 

“Perdón por la intromisión,” dijeron Aureana y Monika mientras entraban a la habitación de Marcela-sama, que se encontraba sentada en una silla.

Marcela se giró son su silla, quedando de frente ante las dos chicas.

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“Me pregunto cómo irá la batalla contra el Imperio de

Albarn…” dijo Monika con preocupación.

Marcela respondió en un tono relajante. “Bueno, nuestro bando los ataca con una fuerza militar abrumadora, así que creo que deberían estar bien.”

Aunque habló para calmar a su amiga, esto no era una mentira. Marcela tenía varias conexiones en el palacio, por lo que cualquier información que obtuviera era muy precisa. No tenía acceso a cada detalle, pero en este caso, sabía que había ‘un incidente a gran escala relacionado con el Feudo Ascham’, y había conseguido que sus fuentes la informaran lo mejor que posible.

Además, nada de esto era en realidad información clasificada, por lo que no había problemas en difundirlo.

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No se podía ocultar un envío a gran escala de fuerzas militares—ni era algo que debía ocultarse. Después de todo, enviaban estas tropas para defender territorios en las tierras fronterizas que enfrentaban la amenaza de invasión; el evento había sido ampliamente difundido.

No solo fue una oportunidad para apelar a la buena voluntad de sus súbditos y jactarse de que eran un reino que no abandona incluso a sus ciudadanos más remotos, sino que también era una oportunidad perfecta para impulsar el nombre del primer príncipe, que había sido asignado como Comandante del ejército.

“Pero antes de hablar de eso…” Marcela señaló una pausa en la conversación y miró con cautela alrededor de la habitación.

Luego, de repente se volvió hacia la cama y extendió su brazo derecho.

“¡¡¡Ahí estás!!!”

“¡Gaaaah!”

“¡¡¡Eeeeek!!!”

El aire comenzó a brillar mientras aparecía una figura sobre la cama, Monika, Aureana y la misteriosa figura gritaron a su vez.

“¡Pensé que podrías estar allí!”

“¿C-c-c-cómo lo supiste…?”

Mile tembló violentamente al ser cogida por el cuello por Marcela.

“Te lo dije antes, ¿no?” Respondió Marcela, de manera casual, repitiendo las mismas palabras que había dicho la última vez.

“¿Realmente creías que sería incapaz de detectarte, Adele- san?”

“Aha … Aha, aha…”

Mile—no, Adele—comenzó a reír entre lágrimas.

Marcela, en el fondo de su corazón, murmuró suavemente. De todos modos, tanto esta vez como antes, había una extraña forma de trasero en la parte superior del edredón…

Después de eso, Adele y Marcela se pusieron al día sobre todo lo que había sucedido desde su última reunión.

Dicho esto, las actualizaciones de Marcela se limitaron principalmente a la vida académica, por lo que realmente no había mucho que contar. Naturalmente, fue Adele quien dominó la conversación.

“Y así, terminé diciéndole esas mismas palabras a Sir Juno, el Comandante del ejército de Ascham,” continuó.

“¡¿¡¿Eres un demonio?!?!” Gritaron las tres chicas.

Adele, por supuesto, resumió la parte relativa a sus hazañas de la Formación de la Diosa.

“Y les devolvimos el agua a cinco monedas de plata por taza…”

“¡¡¡Todas ustedes son unos monstruos!!!”

“Cuando dimos la mitad de las 4,000 monedas de oro que ganamos al Conde cuyas tierras habían sido las más devastadas, y otra mitad del resto para la gente de Ascham, ¡Pauline perdió casi por completo la cabeza!”

Las otras tres se echaron a reír.


A pesar de que ella también era hija de un mercader, Monika tenía poco apego al dinero, pero sabía que Pauline se habría escandalizado ante la mera mención de dividir las cosas de esa manera, incluso si el dinero en cuestión no hubiera sido suyo.

“Entonces, ¿qué pasó con las 1,000 monedas restantes?”

preguntó Monika.

De repente, Adele desvió la mirada. Las otras tres la observaron en silencio.

“Bueno, de todos modos, así que el ejército Imperial se retiró, sin que ninguno de los soldados abandonara o recurriera a robar o al saqueo generalizado para causar caos en el reino. Si alguna vez deciden cometer otros actos de agresión en el futuro, al menos creo que probablemente evitarán Ascham.”

En su recuento, Adele explicó su transformación como ‘un simple disfraz’, y habló de ‘llevar las provisiones sigilosamente’ en lugar de ponerlos en su inventario. Marcela podía adivinar la verdad. Sin embargo, si no se podía confiar en sus amigos para no abordar tales temas, ¿para qué eran los amigos?

“Supongo que tienes razón. Después de la misteriosa pérdida de sus suministros, la aparición de la Diosa y el hecho de que apenas llegaran a casa gracias a la benevolencia de las santas doncellas… Si la Diosa se pusiera seria, o las doncellas decidieran abandonarlos, habrían sido aniquilados sin siquiera tener la oportunidad de pelear. De todos modos, ninguna de las partes sufrió daños, y Ascham está en paz nuevamente, por lo que parece que todo salió bien.”

“Me pregunto sobre eso…”

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Marcela parecía convencida de que el resultado más favorable había ocurrido, pero Aureana parecía pensar lo contrario.

“La única forma de estar completamente seguros de la seguridad futura del feudo habría sido eliminar a las fuerzas Imperiales mientras estaban debilitadas… Esos soldados que lograron regresar a salvo podrían algún día volver para invadir alguna otra parte de nuestro reino, y no podemos contar con que las cosas terminen sin daños más graves la próxima vez. Puede que haya muchos soldados y campesinos que no salgan con vida…”

“Así que, ¿estás diciendo que deberíamos haber exterminado a esos 5,000 soldados con el fin de disminuir la posibilidad de futuras batallas?”

“¡Y-yo no quise decir eso!”

Marcela no parecía dispuesta a considerar la línea de pensamiento de Aureana, pero para un ciudadano patriótico—o incluso una persona que considera el asunto desde un punto de vista lógico—Aureana tenía razón, e incluso Marcela podía ver eso. Aun así, no podía soportar la idea de matar a miles de hombres que huían simplemente porque eran soldados.

“Creo que las vidas de miles de soldados y civiles de nuestro propio reino son más importantes que las vidas de 5,000 soldados enemigos,” dijo Monika suavemente. “Pero si están dispuestos a comprar los productos que vende nuestra empresa;

¡Entonces cada vida es preciada, sin importar quiénes sean!”

Infectadas por la sonrisa tonta de Monika, las demás comenzaron a reír también.

Monika siempre puede romper la tensión entre Aureana y Marcela cuando se ponen serias, de forma tan simple… Ha pasado más de un año y medio desde que las dejé, pero no han cambiado ni un poco. Oh, y ahora que lo pienso, se graduarán pronto, ¿no?

La próxima vez que Adele viera al trío, ya no serían estudiantes.

Al darse cuenta de esto, una extraña soledad brotó dentro de su corazón.

***

 

 

Los cuatro charlaron hasta muy noche, pero si no dormían más temprano que tarde, sería un problema; no para Adele, sino para las otras tres, que tenían clases por la mañana.

Odiaba dejarlas, pero volverían a verse pronto. Adele les prometió esto, y luego una vez más abandonó la habitación de Marcela. En solitario, fue bastante fácil para Adele moverse rápidamente y escapar a altas horas de la noche sin ser detectada.

Dicho esto, a Adele no le habría costado más trabajo hacer lo mismo con otras chicas bajo su protección. En realidad, las otras chicas del Pacto Carmesí no querían entrometerse en la única vez que Adele estaría con sus viejas amigas.

Y así, mientras saltaba sobre los muros de la Academia Eckland, la joven se transformó una vez más, de Adele, a Mile. Se dirigió a la posada, manteniendo una barrera mágica hasta que regresó a su habitación—por si acaso.

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Adele era el nombre que usaba solo con sus compañeros de clase de la Academia.

Era ese nombre que había recibido cuando dejó atrás su viejo mundo y renació en una nueva vida. Y luego ella abandonó ese nombre, y ahora era Mile. Ella vivía una nueva vida en un nuevo mundo con cada nuevo nombre.

Mile extendió los dos brazos y saltó alto.

¡Mari…posa!

Pase lo que pase, Mile nunca podría tomar nada realmente en serio.

¿Era porque ese realmente era el tipo de persona que era?

¿O era por otra cosa…?

Cuando Mile abrió suavemente la puerta de la habitación, encontró una lámpara que aún brillaba sobre las otras tres que estaban sentadas hablando.

“Oh, ¿aún siguen despiertas?”

“Hubieras estado triste si todas hubiéramos estado dormidas cuando volvieras, ¿no?” Mile no pudo responder.

Este era el lugar dónde pertenecía—dónde pertenecía la chica llamada Mile…

“¡Ah, hey! ¡No me aprietes así! ¡Eso duele!”

Reina trató de alejar a Mile, con su rostro un poco rojizo.

“Eres tan  tímida, Reina,”  dijo Paulin  suavemente, sonriendo.

Mientras tanto, Mavis se retorcía las manos con enojo, preguntándose por qué Reina siempre recibía los abrazos de Mile, y nunca ella.

En verdad, Mile evitaba abrazar a Mavis, sabiendo que al hacerlo pondría su cara o cuello justo en el medio del busto de Mavis.

Como resultado, Mavis no debería esperar ningún abrazo de Mile en el corto plazo, salvo en alguna circunstancia extraordinaria. No sería hasta mucho, mucho después que Mavis se daría cuenta de este hecho.

“Hora de dormir,” dijo Reina. “¡Sí! ¡Buenas noches!”

***

 

 

“Creo que podemos pasar por la rama del Gremio y hacer una o dos solicitudes con bastante facilidad. Mile, tienes muchas cosas en tu almacenamiento. Saca algo que podamos usar para completar una solicitud diaria. Aún debemos pagar, de todos modos,” dijo Reina a las demás. Acababan de cruzar la frontera desde el Reino natal de Mile, Brandel, al el Reino de Tils, de donde procedían las demás.

“¿Qué…?”

“¿Qué? No te sorprendas. Todavía estamos obligadas por un período mínimo de servicio en este país, a cambio de la educación gratuita que recibimos en la Hunters´Prep. Así que tomaremos un trabajo fácil para que todos sepan que estamos de vuelta en el reino, mostramos algunos resultados y nos adelantamos un poco diciendo ‘Oigan, estamos trabajando aquí’.”

“Ah…” dijeron las otras tres.

Esa es nuestra Reina. Las otras tres estaban al tanto de su contrato no oficial con el reino, pero en realidad no lo habían pensado mucho.

“Además, si se trata de un trabajo de exterminio, solo sacar las partes de los monstruos que hemos cazado como trofeos para verificación contaría como fraude. Lo único que podemos darles de buena fe serían hierbas, materias primas o carne comestible.”

“E-en realidad eres bastante atrevida, ¿verdad, Reina?”

“¡¡Serás—!!”

Una vena se hinchó en la frente de Reina.

“¡Mile, no eres quien para hablar!” Dijo Pauline regañándola.

No había duda de que Mile estaba equivocada. Por lo que se disculpó rápidamente.

Al pasar por el primer Gremio, Mile sacó cinco jackalopes de su inventario, y los entregó, haciendo un seguro y excelente regreso a casa de su viaje.

Por cierto, cuando se está en una misión de escolta al salir del país, todo el tiempo dedicado hasta completar ese trabajo también se cuenta como trabajar dentro del país—incluso cuando se alejaba mucho de las fronteras nacionales. Como resultado, planearon extender su tiempo de finalización de trabajo un poco.

Era un poco turbio, pero si acumulaban suficiente basura podrían construir una montaña. Era natural que un cazador quisiera liberarse de las obligaciones innecesarias tan rápido como pudiera.

Por supuesto, Tils seguía siendo el hogar de Mavis y Pauline, y ambas tenían familias que amaban y apreciaban, por lo que mientras las dos permanecieran en el grupo, solo tenía sentido llamar a Tils su base de operaciones.

Por eso, su deuda con el país no importaba demasiado.

En cualquier caso, ahora que habían dado a conocer su presencia en el país una vez más, Pacto Carmesí avanzó perezosamente hacia la capital del reino.

Cazaron presas pequeñas y recolectaron otras materias primas en su camino, pero todas esas cosas obtendrían un mejor precio en la capital, por lo que no había razón para venderlas poco a poco en cada Gremio que pasasen.

Como deseaban seguir avanzando, no aceptaron ninguna solicitud de exterminio. No tenía sentido cazar algo más que un monstruo que necesitaba ser asesinado, sin importar dónde se encontraran en el reino.

Con los montones de bienes que ya estaban almacenados dentro de Mile en su llamado ‘almacenamiento’, podían engañar fácilmente a cualquiera, pero las cuatro no eran del tipo que se aprovecharía de tal cosa—ni siquiera Pauline.

Hablando de Pauline, había estado de mal humor en los últimos días. O al menos, había algo raro en ella.

Claro, se debía por su trabajo de caridad—principalmente por entregar esa enorme cantidad de dinero que había ganado— estafando a los solados—a la gente de Ascham y Cesdole.

“Tres mil… tres mil monedas de oro…” Murmuraba deliberadamente de vez en cuando.


“¡Ugh! ¡Ya basta! Pauline, ya sé que estás molesta por el dinero, pero si nos hubiéramos quedado con esa suma de dinero hubiera sido inaceptable. ¡Es suficiente con quedarnos con mil monedas de oro!”

Mil monedas de oro, para el dinero japones moderno, eso sería como tener 100,000,000 de yenes. Era más que suficiente. Además, para cualquier otra persona, parecía que habían regalado ese dinero. Suponiendo que nadie se enterara del resto, por supuesto.

Incluso, Pauline podía tener su corazón roto.

“Ya tienes que dejarlo ir, Pauline,” dijo Mavis. “No podemos volver y recuperar el dinero que hemos regalado. Además, gracias al almacenamiento raro de Mile, es que pudimos ganar mucho más que otros cazadores. ¡Volveremos hacer esa suma de dinero en poco tiempo, pero de forma honesta!”

“P-pero ese… Con todo ese dinero, habría estado un paso más cerca de mis objetivos…” Murmuró Pauline.

Reina levantó una ceja y preguntó, “¿Tus objetivos? ¿No querrás decir nuestros objetivos?”

“Uh…” Tanto Mavis y Pauline hablaron sin pensar. Mavis parecía estupefacta, mientras que el rostro de Pauline parecía decir, Oh, no.

“Pauline, acaso—”

Pauline solo desvió la mirada, en silencio.

“¿Qu…?”

A su lado, Mile se tapó la boca con la mano en estado de shock. Esta vez, sin embargo, no era la postura infantil, demasiada deliberada que normalmente hacía—parecía estar realmente aturdida.

“M-M-M-M-Mavis, ¿de qué estás hablando? Tengo magia de almacenamiento perfectamente normal, solo uso magia de hielo dentro…” Dijo Mile, tratando desesperadamente de vacilarla.

Reina, sin embargo, la miró con cansancio, y luego respondió, “Mile, ¿todavía sigues tratando de mantener esa mentira? Ya lo sabemos. La carne que dices que estás enfriando con hielo mágico no está congelada cuando la sacas. Ni siquiera está fría. Las verduras nunca pierden su sabor, y las hierbas mantienen toda su potencia. ¿Realmente esperas que creamos que puedes lograr todo eso simplemente enfriando las cosas con hielo?”

“¿De-desde cuándo lo saben?”

“Creo que, desde que desde la primera vez que cazamos

lagartos de roca.”

“También lo descubrí por esos días,” dijo Mavis. “Yo igual,” dijo Pauline.

“¡¿¡¿Básicamente desde el inicio?!?!”

Mile, que se había esforzado tanto para esconder el secreto de su inventario hasta ahora, bajo su cabeza con incredulidad.

“T-todo mi dolor y sufrimiento… fue por nada.”

Aunque, esto significa que ahora casi no tengo secretos que esconder—salvo por la historia de mi reencarnación, que nadie escuchará nunca—y los secretos de los fundamentos de la magia, incluyendo los nanos…

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Bueno, supongamos que, si considero que le conté a Marcela-san y a las demás los fundamentos de la magia, pero no el truco de mi inventario, entonces el conocimiento de ambos grupos sobre mí está al mismo nivel ahora.

Por un lado, Mile no pudo evitar sentirse mal. Pero por otro, de alguna manera se sentía tranquila.

Bueno, está bien.

No iba a dejar que esas pequeñeces la molestaran. Bueno, dejarse molestar por estas cosas es muy típico de Mile.

La próxima vez, viajaremos en la dirección opuesta a la que viajamos esta vez, lo que significa que iremos al Este. Ahora que lo pienso, ¿no era de un reino de por allá del que hablaron esos tipos que secuestraron a Faleel?

De hecho, habían mencionado un país en el lejano Este. Los hombres dijeron que de ahí era el origen de su misteriosa secta y de sus misteriosas enseñanzas. No había prisa, pero Mile quería saber qué era lo que yacía ahí para  asustar incluso a las nanomáquinas.

Si era algo que perturbaría a las nanomáquinas, que parecían no tener ningún interés particular en la vida y muerte de la mayoría de los seres humanos, tenía que ser una cuestión de proporciones dimensionales.

Se me vienen a la mente frases desgarradoras como ‘este mundo ha sido destruido y renacido en numerosas ocasiones’ y ‘la causa de la destrucción de la civilización’. Más que probable, era algo relacionado con las misteriosas acciones de los dragones ancestrales, que era lo que impulsó a Mile a emprender este viaje en primer lugar.

Mile pensó profundamente y luego…

“‘Mientras Mile todavía vivía como Adele, al este del Reino de Tils, una religión misteriosamente sectaria comenzó a echar raíces…’ ¡¿Espera, este es el culto del dios del Ojo Dorado?! ¡¿¡¿O podría ser el Clan Manji, buscando la Campana de Diamante?!?!”

Mientras Mile continuaba con su comedia solitaria, las otras tres la miraban con cansancio.

***

 

 

“¡Oh, la Capitaaal! ¡Estamos en caaasssaaa!” Gritó Mile mientras se acercaban a las puertas de la ciudad. Las otras tres, suponiendo que una vez más estaba sacando una cita de un cuento de hadas, la ignoraron.

El primer lugar al que se dirigieron fue su antigua posada. Podrían pasar por otros lugares después, pero si no entraban en la posada de inmediato, podría ser demasiado tarde, y luego, terminarían divididas entre diferentes habitaciones. Además, si había algún lugar donde deberían mostrar sus caras primero, era allí.

“¡¡¡Estamos en casa!!!”

“Bienvenidas de vu—¡Oohhhh! ¡Oh cielo santo, han vuelto!” Lenny salió corriendo a por las chicas.

Como siempre, ahí estaba ella: Lenny, la niña de diez años— o tal vez tenía once años, ya que su cumpleaños ya había pasado—era la caratula de la posada, llena de energía, su cabello con trenzas cortas familiares, sus ojos que parecían un poco húmedos.

“¡Me alegra que hayan vuelto a casa a salvo!”

No era extraño que los cazadores aparecieran muertos, en cualquier momento, en cualquier lugar. Como resultado, incluso en sus relativamente pocos años de vida, Lenny había visto a muchos huéspedes que se iban de viaje, y nunca más volvían.

Cada vez que le decía una palabra de despedida a un huésped que se iba de viaje, se preparaba con anticipación para tal resultado.

Esto por sí solo era suficiente para hacer que Lenny se alegrara cuando hubo quienes que no solo regresaban salvos a casa, sino que elegían quedarse en su posada nuevamente. Especialmente cuando esos huéspedes eran las chicas a las que ella podía sacarles provecho…

Y así, Lenny las miró a las cuatro con una gran sonrisa y dijo, “¡Bienvenidas a casa!”

Tal era Lenny la ávara.

Una vez que las cuatro tomaron una habitación, se dirigieron al Gremio de Cazadores, su próxima parada obvia—por supuesto.

“¡Estamos de vuelta!” Anunció Mavis mientras atravesaban la puerta del Gremio.

Los empleados y el resto del personal del Gremio se pararon

y gritaron: “Son las Chicas Almacenamiento”

“¡¡¡Somos Pacto Carmesí!!!” Refutó el grupo.

Aparentemente, los demás les habían estado puesto nombres extraños.

A decir verdad, la magia de almacenamiento de Mile—o al menos la habilidad que ella disfraza como tal—era la característica más distintiva del Pacto Carmesí. Eran bastante hábiles en batalla, pero por lo que cualquiera en el Gremio sabía, que no eran de rango A o S.

En general, la evaluación del Gremio del Pacto Carmesí era de un grupo de rango C con habilidades a la par con las de rango B; la fuerza que poseían realmente no era tan inusual.

Ciertamente no era suficiente que hayan podido ganar contra los Rugientes Mithrils—si lucharan con toda su fuerza, en cualquier caso.

Por supuesto, esa sería la evaluación de alguien que no supiera nada sobre la lucha contra los dragones ancestrales, o el verdadero poder de Mile, o las hazañas de dopaje de Mavis, o la magia picante de Pauline…

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Y luego, estaba el hecho de que eran un grupo compuesto completamente de chicas lindas y jóvenes. El hecho de que poseyeran tales habilidades mientras seguían siendo hermosas señoritas, en lugar de viejas o rucas, les otorgaba un valor agregado—y a medida que continuaran creciendo a partir de sus experiencias, también abrían grandes perspectivas para el futuro.

Dicho esto, la verdad era que lo que más había llamado la atención de todos los cazadores y afiliados del Gremio dentro de la capital era esa (llamada) magia de almacenamiento.

Con un poder como ese, podrías llevar varias veces—tal vez incluso diez veces más—cuando estés cazando, recolectaban o entregando cosas. Realmente, el hecho que Mile no estuviera bien dotada era lo único que mantenía a algunos de los hombres bajo control.

Así, en algún momento u otro, su apodo peculiar había comenzado a extenderse.

“Bueno, ese apodo es para Mile, ¿verdad? Eso no tiene nada que ver con el resto de nosotras,” dijo Mavis, no queriendo estar afiliada a un título tan incómodo.

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“¡¿¡¿Que se supone que significa eso?!?!” Dijo Mile enfurecida por la traición.

“Ya, ya…”

“¡Oh, realmente son todas ustedes!”

Mientras Pauline intentaba consolar a Mile, el maestro del Gremio descendió del segundo piso y las saludó.

“Han vuelto mucho antes de lo que esperaba. Aun así, lo más importante es que todas están a salvo. Supongo, que volverán a trabajar en este país por un tiempo. Bueno, no les pediré que lo hagan. Sé que los jóvenes siempre quieren andar aquí y allá, y en todas partes. Mientras se mantengan a salvo y recuerden volver a casa, es bueno salir y ampliar sus horizontes de vez en cuando. De eso se trata ser un cazador, después de todo.”

Comparado con su trato cuando se fueron, el maestro del Gremio parecía un poco más comprensivo. Reina y Pauline lo miraron con sospecha, pero Mavis y Mile se llenaron de una alegría sencilla de que haya alguien que parecía entender sus sentimientos.

El maestro del Gremio había emprendido este tipo de viajes en su juventud, por lo que no era sorprendente que pudiera comprenderlas. A juzgar por su discurso, pensaron que debería ser fácil la próxima vez que decidieran viajar.

“Hasta la próxima vez que tengan ganas de volver a viajar, ¡todas deberían trabajar duro y concentrarse en capacitarse, ganar dinero y acumular puntos de contribución!”

Con eso, el maestro del Gremio regresó alegremente al segundo piso.

Las chicas del Pacto Carmesí lo observaron en silencio mientras se marchaba.

El maestro del Gremio probablemente no tenía idea de que tenían más de mil monedas de oro en ahorros ni de que ya habían acumulado puntos más que suficientes para la promoción y simplemente estaban esperando el tiempo mínimo requerido para dejar de ser rango C.

Del mismo modo, probablemente se sorprendería al saber que ya poseían habilidades en un nivel igual a los cazadores de rango B.

Por supuesto, los informes de sus logros en las ramas extranjeras del Gremio probablemente ya habían salido de la postal del Gremio, pero dichos informes solo se entregaban una vez al mes, e incluyendo el tiempo de viaje, en el mejor de los casos serían unas pocas semanas, y posiblemente un mes o más, antes de que se corriera la voz tan lejos.

De hecho, podría pasar algún tiempo antes de que esta rama, donde se registraron como Pacto Carmesí, recibiera noticias de sus logros en el extranjero.

Después de saludar a todo el personal del Gremio y los cazadores que estaban presentes, las chicas del Pacto Carmesí se retiraron a su posada una vez más.

“¿Ya se ha ido a casa Pacto Carmesí?” Preguntó el maestro del Gremio.

“Ah, sí—justo después de que volvió a subir, señor,” dijo la empleada que había preparado su té.

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“Muy bien, saldré por un rato. Voy a pasar por el palacio después de visitar al Conde Christopher, así que podría tardar.”

Con eso, el maestro del Gremio se puso de pie y comenzó a hacer sus preparativos para salir. Había una sonrisa inusualmente alegre en su rostro.

“El maestro del Gremio parecía estar extrañamente de muy buen humor. Y parecía pensar que nos quedaríamos en la ciudad por un tiempo…”

“Ahora que lo pienso, tienes razón. A pesar de que solo nos detenemos aquí por un momento porque está en nuestro camino. No hay forma de que podamos terminar un viaje de entrenamiento tan rápido, después de todo. Bueno, supongo que nos quedaremos en la ciudad durante aproximadamente una semana, al menos.”

Mientras Pauline escuchaba el intercambio de Mile y Reina y pensaba en los modales del maestro del Gremio, una sonrisa maliciosa se extendió por su rostro. Al ver esto, un escalofrío recorrió repentinamente la columna vertebral de Mavis…

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