Wortenia Senki (NL)

Volumen 11

Capítulo 4: Las Espadas Gemelas

Parte 1

“Seguro que es una estupidez de su parte, ¿no crees?” dijo un caballero con armadura roja desde lo alto de su caballo negro. Estaba hablando con un viejo caballero que lo seguía. “Podrían haber seguido escondiéndose debajo de su roca, pero en cambio decidieron salir y encontrarse conmigo solo para que pudiera matarlos. Pobres idiotas, de verdad”.

El caballero que había hablado era un hombre corpulento de pelo corto y rubio y barba. Fácilmente medía más de dos metros, sus brazos eran tan gruesos como troncos de árboles y su pecho era robusto. Era la imagen misma de un héroe viril y experimentado.

Pero en contraste con su apariencia corpulenta, su tono y gestos parecían frívolos, casi infantiles. Esta dicotomía le dio un cierto encanto inexplicable.

Muy por delante de él había un grupo de bandidos, el grupo más grande en las regiones fronterizas del norte de Rhoadseria. Había aproximadamente trescientos de ellos.

Originalmente habían sido un grupo mercenario que operaba en la frontera de Rhoadseria y Myest, pero cuando un gobernador los culpó por perder una guerra, citando su insuficiencia, decidieron que rebelarse era una buena alternativa a la pena de muerte. Se habían convertido en bandidos.

El grupo original sólo contaba con unas pocas docenas de hombres. Normalmente, un gobernador purgaría un grupo de bandidos antes de que pudiera crecer más grande, pero

Rhoadseria estaba actualmente en un estado de agitación política y el orden público era cada vez peor. Debido a los altos impuestos, los refugiados habían huido de las aldeas circundantes y terminaron uniéndose al grupo.

Debido a esto, se había convertido en el grupo de bandidos más grande en el norte de Rhoadseria.

Pero a diferencia de un ejército ordinario, que seguía el liderazgo de los comandantes de batallón y compañía, este grupo no tenía una cadena de mando clara. Eran simplemente una turba de vagabundos desorganizados. Aun así, no podían ignorarse.

Trescientos hombres era una amenaza lo suficientemente grande, especialmente considerando que el ejército de este caballero era de apenas cincuenta hombres, aunque entrenados por su familia. El enemigo tenía seis veces su número. Estaban en una desventaja asombrosa.

También había un rumor preocupante de que el líder del grupo mercenario original era un caballero que una vez había servido a algún país.

Los gobernadores de los alrededores habían tratado de reunir tropas y aplastar a este grupo de bandidos, pero los bandidos habían derrotado a sus fuerzas una y otra vez.

El hecho de que una turba desordenada pudiera hacer esto implicaba que, incluso si no era un ex caballero, su líder era al menos muy hábil.

Pero a pesar del enemigo potencialmente peligroso ante él, el caballero blindado no mostró ningún signo de duda o ansiedad. Debe haber estado muy confiado. De hecho, dado que estaba a punto de luchar hasta la muerte, su actitud parecía demasiado tranquila, como si se estuviera dirigiendo a un picnic y no a una batalla. Y para él, no había mucha diferencia entre los dos.

Su nombre era Robert Bertrand. Fue el segundo hijo de la baronía de Bertrand y un guerrero alabado en todo el norte de Rhoadseria como una de las Espadas Gemelas de la Casa Salzberg.

El viejo caballero se encogió de hombros ante el comentario de Robert. “Estoy seguro de que piensan que con su ventaja numérica, fácilmente nos derrotarán y dispersarán nuestras fuerzas. Pero trajiste a propósito a tan pocos caballeros sólo para atraerlos a esa confianza equivocada, ¿verdad, Lord Robert?” Habló con su maestro con una familiaridad que normalmente habría sido considerada grosera, pero los dos compartían una confianza que trascendía el decoro y la formalidad.

Después de todo, había servido como guardián y asistente de Robert durante los treinta años que Robert había caminado sobre la tierra.

Robert era un hijo legítimo de la Casa Bertrand, pero no era el hijo mayor. Como tal, no era el heredero de su padre, el cabeza de familia.

Él era, en el mejor de los casos, un sucesor potencial en caso de que algo le sucediera a su hermano mayor. Eso no significa que su padre no se hubiera preocupado por él. Le había dado a Robert la educación adecuada para un hijo de la baronía de

Bertrand y lo mantuvo a salvo. Robert había vivido una vida libre de peligro, a diferencia de su amigo jurado, Signus Galveria.

El padre de Robert también le había mostrado cierto grado de amor. Sin embargo, en la sociedad aristocrática, el hijo mayor siempre era favorecido. Su padre lo había comparado con su hermano mayor a cada paso. Después de escuchar una y otra vez que debía conocer su posición como el segundo hijo, Robert se había dado cuenta de que existía un muro entre él y su padre.

Debido a esa división, Robert había desarrollado un profundo vínculo paternal con el caballero que sirvió como su guardián y asistente constante. Lo veía más como una figura paterna que su verdadero padre.

Robert no se ofendió por la actitud de su caballero y en su lugar sonrió. “Si puedo ver una forma sencilla de manejar las cosas, lo hago. Y además, no te estás volviendo más joven, viejo. Seguiste mi plan porque pensaste que atacar su fortaleza de frente era imprudente, ¿verdad?”.

El anciano caballero asintió. Si los trescientos se encerraran en su fortaleza, se convertirían en una amenaza aún mayor. Robert necesitaría tres veces el número de bandidos (un ejército de mil) para derribar su fortaleza. El viejo caballero se había dado cuenta de que reunir ese tipo de ejército no era realista.

“Tienes razón,” dijo el viejo caballero mientras volvía sus ojos a las montañas rocosas detrás de los bandidos. “Los exploradores informan que su escondite está en esas montañas. Tienen una cerca y un foso, aunque muy simples, improvisados. Si se escondieran ahí, tendríamos que estar listos para aceptar pérdidas considerables.”

“Eso es lo que pensé,” contestó Robert. “El informe dice que la pendiente de la montaña es bastante empinada y el camino es estrecho. Tienen una fuerte ventaja ambiental.”

“Sí, y el hecho de que no tengamos esa ventaja de nuestro lado hace las cosas difíciles.” El viejo caballero se detuvo un momento antes de añadir: “¿Quizás deberíamos pedirle al vizconde Telshini que nos envíe algunas tropas?”.

“No seas estúpido. Él nunca haría algo tan admirable. Si el vizconde realmente se preocupara por esto, él no me habría enviado a cuidar de ello.”

Robert escupió amargamente al suelo, un marcado contraste con su anterior ligereza. Era porque estaba en presencia del viejo caballero, un confidente de confianza, que podía poner sus emociones al descubierto.

La baronía Bertrand tenía territorio en el norte de Rhoadseria, pero Robert estaba actualmente en el territorio vecino del vizconde Telshini. Normalmente, la responsabilidad de manejar a estos bandidos habría recaído en el vizconde y sus hombres, pero a pesar de eso, los caballeros de la baronía de Bertrand estaban

aquí en su lugar. Ya que eran vecinos, no era extraño que la baronía de Bertrand les echara una mano con estos asuntos. Sin embargo, sólo se suponía que estaban enviando refuerzos; no se suponía que funcionaran como la fuerza principal.

“¿Está insatisfecho, Lord Robert?” preguntó el viejo caballero. Robert le dirigió una mirada oscura. “¡Por supuesto que sí!

¡¿Cómo no iba a estarlo?!” gritó, furioso y lleno de odio en su corazón. “Día tras día, el viejo Salzberg me ordena luchar por él! Y cuando lo hago, todo el crédito va a mi padre y mi hermano! Esto es estúpido, y me siento aún más tonto por tener que jugar con esta mierda. ¡Al diablo con todos ellos!”

Robert estaba realmente furioso por la forma en que estaba siendo tratado, pero sabía que no debía expresarlo exteriormente la mayor parte del tiempo.

Él nunca hubiera dicho esto si alguien más cercano a sus ayudantes estuviera cerca. Él habría mantenido su ira reprimida. Aún así, sintió que si no lo soltaba en algún lugar, se volvería loco.

“El viejo Salzberg empujó este trabajo a mi hermano, no a mí, pero soy yo quien lo hace. Lo juro, esto es estúpido. Quiero terminar con esto y beber yo mismo para dormir en la taberna, mierda.” La expresión de Robert cambió de repente, como si hubiera recordado algo. “Oh, eso me recuerda. Mi hermano me dio un pequeño regalo antes de irme, ¿verdad?” susurró. Luego extendió la mano hacia el viejo caballero, como un niño que molesta a un padre por dinero de bolsillo.

El viejo caballero agitó la cabeza con un suspiro. Es cierto que había antiguos mercenarios mezclados con el enemigo, pero la mayoría eran refugiados no organizados que apenas habían tenido entrenamiento. Incluso si Robert estuviera un poco intoxicado, probablemente no sería sorprendido con la guardia baja.

De hecho, las probabilidades eran probablemente cerca de cero. Robert era, cuando todo estaba dicho y hecho, uno de los dos guerreros más fuertes que el conde Salzberg, el líder de las diez casas del norte, poseía.

Aun así, este leal viejo caballero se adhirió a los ideales de caballería; no podía dejar que su amo luchara ebrio. Además, cualquier cosa podría pasar en el campo de batalla. No podía hacer una excepción, aunque fuera para levantar el ánimo de Robert y aliviar el descontento que sentía.

“Sé que son meros bandidos, pero ¿de verdad piensas beber antes de una batalla?”Preguntó el viejo caballero. Ya había

amonestado a Robert así innumerables veces, y tampoco esperaba que Robert escuchara esta vez. Pero aún así tenía que decirlo.

Robert se quedó en silencio y volvió a empujar su mano hacia adelante, como si ya estuviera instando al viejo caballero a entregarla.

El viejo caballero suspiró de nuevo. Sacudiendo la cabeza, agarró un saco de cuero que colgaba de la silla de su caballo y se lo entregó a su amo.

“Lo juro, viejo, tus sermones duran demasiado”, dijo Robert con una sonrisa. Tomó un trago del saco y bebió el vino que contenía. Luego tomó dos tragos más y se secó la boca con el dorso de la mano. Escupió con irritación, su saliva se mezcló con el líquido rojizo. “Uf, esto es una mierda”.

El vino sació su sed, pero no supo a nada bueno. La calidad en sí no era mala, pero era una bebida de tercera, el tipo de bebida barata que se puede encontrar en una taberna local. No era algo que un noble como Robert solía beber. Además de eso, quizás debido a la forma desordenada en que se había conservado, era más bien amargo. No era ácido, pero era ciertamente desagradable.

Maldito bastardo. me diste este tipo de bebida de mierda a propósito, ¿no?

Su hermano probablemente había comprado vino barato, del tipo que se vendía a precios bajos para limpiar el espacio de almacenamiento. Robert había pedido la bebida para revitalizarse, pero sólo aplastó su entusiasmo aún más.

“Qué bueno que mi hermano sea tan considerado, ¿eh? Dándome esta bebida barata”.

La cara de su hermano, con rasgos esbeltos muy diferentes a la suya propia, apareció en la mente de Robert. Sabía de hecho que ambos venían del mismo útero, pero mientras Robert había conseguido los rasgos viriles de su padre, su hermano había conseguido la cara ovalada de su madre. Su hermano también tenía una inclinación más artística, una oveja negra entre una larga línea de guerreros.

Pero el hermano de Robert era hábil en el gobierno, y su reputación entre los plebeyos estaba aumentando. Entre los muchos nobles de Rhoadseria que gobernaban sobre sus tierras sin siquiera considerar a sus súbditos como seres humanos, su hermano era una rara excepción.

Robert, sin embargo, sólo veía la gestión supuestamente competente de su hermano como una inevitabilidad. Matar monstruos y subyugar bandidos cayó directamente sobre sus hombros en lugar de los de su hermano.

Eso significaba que la carga de su hermano era mucho más ligera, por lo que el hecho de que pudiera gobernar era mucho menos impresionante a la luz de tales condiciones favorables.

Ciertamente, Robert no creía que administrar los asuntos internos de un dominio fuera fácil. Pero Robert tenía más cosas que hacer que su hermano, y era conocido como una de las Espadas Gemelas del Conde Salzberg y había resuelto numerosos problemas en todos los territorios del norte. A pesar de eso, su hermano fue el que recibió elogios por sus habilidades de gobierno.

“¡Si todo el mundo está tan interesado en empujar el trabajo hacia mí, lo menos que podría hacer es darme algo de buen alcohol para ayudarme a superarlo!” Robert gruñó.

Pero incluso si Robert se quejara con su hermano por su tacañería, probablemente ni siquiera obtendría una disculpa. Por lo que a su hermano le preocupaba, Robert era una herramienta conveniente para la baronía. Esto no fue a pesar de su parentesco consanguíneo, sino por eso.

Si no hubiera habido sangre entre ellos, Robert podría haberse independizado fácilmente o haberse ido a trabajar con otro noble. Su hermano habría estado más inclinado a mantenerlo tranquilo en ese caso.

Pero eran familia y, por lo tanto, las cosas eran diferentes. No era diferente de cómo un miembro de la familia ayudaría con el negocio familiar aunque no estuvieran empleados oficialmente ni se les pagara por sus servicios. Desde la perspectiva de su hermano,

este vino era un pago más que suficiente. Si Robert se quejara de que su hermano estaba escatimando en su recompensa, o mencionara el orgullo y el deber de un noble, su hermano simplemente diría que no comprende lo que significa ser un noble. Ese idiota siempre hace esto.

Su hermano era francamente avaro. Él dio gran importancia a los impuestos y aprovechó cualquier oportunidad que pudo para reducir los gastos. Era un tacaño típico, por así decirlo.

Robert no creía que la frugalidad fuera una mala idea en sí misma. Un noble que despilfarraba su dinero ciegamente y descuidadamente no era más que un tonto que se llevaba a la bancarrota.

La comprensión de su hermano de la importancia del dinero lo hizo cien veces mejor que ese tipo de idiotas. Pero Robert no podía negar sentirse disgustado y enojado con los métodos de su hermano. Esto era lo que se podría llamar la brecha entre el realismo y el idealismo.

Su padre, el actual jefe de la familia, y su hermano llevaron lujosos estilos de vida dentro de su dominio, para mantener la dignidad y el prestigio esperado de un noble.

Los nobles eran la clase dominante, y un estilo de vida pobre mancharía su honor y autoridad. Los plebeyos no seguirían a alguien vestido con los mismos trapos que llevaban.

En ese sentido, había una cierta razón para vivir lujosamente. Robert se dio cuenta de esto y no iba a criticar a su padre y a su hermano por llevar una vida acomodada. También era lógico que su estilo de vida significaba que Robert, como el segundo hijo, no podía gastar tanto como ellos lo hacían.

Pero Robert sentía que era demasiado molesto para tratar. Además, su dominio no era de ninguna manera grande. Sus principales industrias eran la ganadería y la agricultura, y en comparación con otros nobles que tenían reservas minerales en sus territorios, sus ingresos fiscales eran comparativamente pequeños. Además de eso, el prestigio de la familia vino de su historia como una familia guerrera, no de sus gastos.

Con todo, su orgullo se convirtió en algo mezquino. Pero a pesar de lo mezquino que pudiera ser, tuvieron que aferrarse a él.

Tenían que mantener cierto estándar, o provocarían el desprecio de las otras familias nobles. Además, su estatus como familia guerrera significaba que tenían que invertir en asuntos militares. Entre eso y las finanzas necesarias para los asuntos internos, los ingresos fiscales no eran suficientes.

Considerando todo esto, uno podría entender fácilmente por qué el hermano de Robert querría reducir los gastos sin sentido siempre que sea posible. Pero cuando esos cortes se usaron como excusa para que Robert tirara de la pajita corta a cada paso, Robert eventualmente se enojaría con ello.

Su hermano incluso había tomado el dinero de la recompensa que el conde Salzberg le había pagado por sus servicios, diciendo que Robert se lo estaba prestando.

“Entiendo sus frustraciones, Lord Robert, pero por favor, baja la voz,” le reprendió el viejo caballero. Había escuchado a Robert en silencio por compasión, pero parecía que había decidido que era el momento de intervenir. Permitir que Robert reprimiera esta ira no le haría ningún bien, pero Robert tampoco podía arremeter. Si el padre o el hermano de Robert se enteraran de lo que acaba de decir, la fisura que atraviesa su relación sólo se haría más profunda. Eso no sería bueno para ninguno de ellos. Además, los bandidos podrían lanzar un ataque preventivo contra ellos en cualquier momento.

La expresión de Robert se agrió y chasqueó la lengua. Pero asintió y dijo: “Bien. Por ahora, terminemos este trabajo”. Levantó el hacha de batalla de mango largo en su mano derecha y la sostuvo en alto. “¡Mi nombre es Robert Bertrand! ¡Por orden del Conde Salzberg, señor y unificador del norte de Rhoadseria, por la presente los ejecutaré!”

Robert pateó contra los flancos de su caballo y blandió su hacha en la dirección de los bandidos. Un rugido animal y un intenso vendaval soplaron a través de la región montañosa. Se adelantó, como un tifón o un torbellino, una catástrofe natural en forma de hombre.