Wortenia Senki (NL)

Volumen 11

Capítulo 1: Se Acerca una Nueva Guerra

Parte 2

Cuando Dilphina dio su informe detallado sobre los acontecimientos de la guerra, Nelcius se dio cuenta de lo precariamente que Xarooda se tambaleaba en la cúspide de la destrucción.

No tengo la intención de interferir imprudentemente, pero…

Si pudiera evitar involucrarse en este asunto, preferiría hacerlo. Pero Nelcius se dio cuenta de que, basándose en lo que decidió Ryoma, podría tener que prepararse para lo peor. En cierto modo, Nelcius ya lo había decidido, pero seguía siendo una pregunta que tenía que hacer.

“Lord Mikoshiba, ¿tiene la intención de conquistar las diez casas de los territorios del norte de Rhoadseria?”

Los labios de Ryoma se curvaron hacia arriba. “Si. Por lo que parece, no les gusta jugar bien conmigo “.

“Ya veo. Lo he escuchado mucho del Maestro Boltz y del Maestro Igasaki. Mientras estabas en Xarooda, las diez casas enviaron aventureros y espías una y otra vez para obtener información sobre la península, ¿verdad?”

“Así es”, dijo Ryoma, encogiéndose de hombros. “Sabes, todo este asunto me enseñó una lección. Los nobles pueden ser unos bastardos astutos por derecho propio. No es que no pueda entender por qué lo están haciendo.”

“¿Qué es lo que quiere decir?” preguntó Nelcius.

“Tal como ellos lo ven, yo era un mercenario de origen desconocido. Ni siquiera era ciudadano de Rhoadseria. Pero de una forma u otra, terminé ayudando a la reina Lupis Rhoadserians en el momento adecuado, y cambió el destino de todos. Los nobles no están contentos de que Lupis haya ganado la guerra y quieren matarme por permitirle hacerlo. Incluso si realmente no lo hice por elección… ”

Ryoma suspiró. No había ayudado a la reina Lupis porque quisiera. Había pasado de ser un estudiante de secundaria normal en Japón a ser convocado a O’ltormea por Gaius Valkland. Había matado a Gaius y se había ganado la libertad, pero todavía estaba siendo perseguido por uno de los tres países más importantes del continente.

En la mayoría de los casos, sus únicas opciones habrían sido establecerse y vivir escondido en medio de la nada o cruzar a otro continente. Pero en ese momento, Ryoma había estado ocupado encontrando un camino de regreso a casa.

Fue entonces cuando, lamentablemente, ciertos planes lo obligaron a aceptar una solicitud obligatoria en la ciudad portuaria de Pherzaad, que había descarrilado todos sus planes.

La solicitud había terminado en un ataque dirigido por Mikhail, asistente de la reina Lupis, que pensó que iba tras la hija ilegítima del difunto rey Pharst II, Radine Rhoadserians. Al enterarse de que se había visto envuelto por la fuerza en la guerra de sucesión de Rhoadseria, Ryoma se dio cuenta de que necesitaba colocar a Lupis en el trono si quería defenderse a sí mismo y a las hermanas Malfist.

“Sí, fuiste una víctima desafortunada, atrapada en todo el asunto. La reina Lupis debería asumir la responsabilidad de todo. Pero los nobles que tiraron de la pajita no pueden evitar envidiarte”.

Ryoma asintió. La guerra civil había trastornado el equilibrio de poder entre los nobles de Rhoadseria. Aquellos que habían sido tratados mal antes ahora recibían un trato preferencial, mientras que aquellos que habían sido favorecidos estaban sujetos a la desgracia.

Este mundo está operado por la ley de la jungla. Los nobles que ahora estaban en la parte inferior tenían que ver cómo los que una vez habían pisoteado se vengaban de ellos. Pero incluso si esa fuera una verdad innegable, la gente no podría perdonar a quienes dañaron sus ganancias.

Eso fue especialmente cierto para los nobles que habían estado cerca de la facción del ex duque Gelhart. Los miembros de la facción neutral ahora buscaban venganza.

Aquellos que simplemente fueron expulsados de sus puestos tuvieron suerte. Algunos perdieron todos sus activos y otros perdieron todo su hogar por cargos falsos.

Había pasado más de una década desde que el ex duque Gelhart purgó la casa del duque Ernst, durante la cual la facción neutral había sido rechazada por la facción de los nobles.

El dolor y la humillación aún estaban frescos en la memoria de los nobles neutrales, y ahora que sus posiciones se habían invertido, aprovecharon la oportunidad para vengarse.

La incapacidad de la reina Lupis como gobernante solo hizo que los problemas fueran más pronunciados. El hecho de que ella no hiciera nada para evitar que la facción neutral atacara hizo que la facción de los nobles lo sintiera aún más.

Pero a pesar de todos sus defectos, Lupis Rhoadserians seguía siendo la soberana legítima de Rhoadseria. Podría haber sido diferente antes de que heredara oficialmente el trono, pero difamar públicamente el nombre de la legítima reina requería mucho coraje.

Y las acciones de Ryoma Mikoshiba fueron las que iniciaron todo este estado de cosas. Con un conveniente chivo expiatorio en la forma de un barón recién nombrado colgando justo delante de ellos, era natural que esos nobles descontentos se llevaran su frustración sobre él.

“Además, hice que el clan Igasaki investigara y descubrieron bastantes cosas inquietantes”.

Nelcius miró a Ryoma con curiosidad. “¿Como que?”

“No sé si fue intencional o simplemente una coincidencia, pero hay señales que indican que la gente del lado de Lupis está agitando intencionalmente a los nobles”.

“¿Para que te ataquen?”

Ryoma asintió pesadamente. Un largo silencio se instaló entre los dos, que solo se rompió cuando Nelcius gimió y negó con la cabeza.

“Es lógico. Usted sobresale, entonces ellos tratan de golpearlo. He oído a los nobles humanos aborrecer a los que ascienden en el mundo. Pero para la reina Lupis, eres el vasallo distinguido que la instaló en el trono. Incluso salvaste a Xarooda de su difícil situación. No puedo entender por qué ella te entregaría como un sacrificio…”

“Bueno, ya sabes lo que dicen. Una vez que ganes la guerra, puedes matar a tus soldados victoriosos. Desde donde está Lupis, probablemente piense que me pagó por completo haciéndome barón y dándome la península. Puede que tenga un poco de remordimiento de conciencia, pero eso es todo”.

“¿Entonces crees que esto no es la voluntad de la reina?”

“Con toda probabilidad, no lo es…”

Ryoma no creía que la Reina Lupis fuera vil o viciosa, sino todo lo contrario. Lupis Rhoadserians era bondadosa hasta el punto de fallar. Ella también era inteligente. Si nada más, ella había sido lo suficientemente sabia como para ver venir la guerra civil y sabía colocarse bajo el mando de Ryoma.

La mayoría de los nobles o miembros de la realeza nunca hubieran aceptado el plan de Ryoma. Algunos incluso podrían haber ordenado su ejecución por el puro descaro de hacer una propuesta tan absurda. Y aunque rompió su promesa a Ryoma, darle un título era su forma de compensarlo.

No era ingrata por naturaleza.

Ryoma ciertamente albergaba rencor y cierta mala voluntad hacia la reina Lupis, pero no iba a afirmar que ella carecía por completo de buenas cualidades.

Sin embargo, dudaría en decir que ella era una gobernante adecuada. Un soberano estaba en la cima del país y estaba encargado de tomar sus decisiones. Si Ryoma hubiera estado en su posición, no habría tratado a alguien como él con tanta indecisión como ella. Habría ejecutado a esa persona, a pesar de lo ingrato que podría haberlo hecho parecer, o lo habría

elevado a una posición aún más alta, al diablo con la resistencia de los nobles. Por supuesto, su decisión habría dependido de la naturaleza de esa persona y las circunstancias de la situación.

Quizás incluso hubiera elegido un tercer camino. De cualquier manera, uno no podría gobernar un país si temiera la mala reputación.

Una parte de la política es hacer que las cosas parezcan limpias y adecuadas.

En ese sentido, Lupis era, con mucho, la peor persona posible para servir como gobernante. No tenía el coraje de encubrir sus errores ni la determinación de descartar a quienes estaban cerca de ella cuando era necesario. Esto le compró la lealtad eterna de caballeros como Meltina y Mikhail, pero al final, esos rasgos solo terminaron siendo contraproducentes para ella.

“¿Quién lo hizo, entonces?” Preguntó Nelcius. “¿el Vizconde Gelhart?”

“Esa es una posibilidad, pero…” Ryoma negó con la cabeza. “Ya veo…” dijo Nelcius, asintiendo.

El vizconde Gelhart era de hecho el tipo de persona que agitaba sigilosamente a sus rivales para hacer que se destrozaran entre sí. Entre los nobles de Rhoadseria, Gelhart estaba especialmente obsesionado con el estatus noble y detestaba a los que ascendían en la escala social.

Dado que Ryoma fue la causa directa de su caída en desgracia, ciertamente lo odiaría lo suficiente como para querer verlo muerto.

Pero si bien podría haber enviado asesinos para deshacerse de Ryoma, no necesitaría convertir la ira de la facción de los nobles de la reina Lupis a Ryoma.

A cambio de su título y de las tierras cultivables del sur de Heraklion, la sentencia de muerte de Furio Gelhart había sido indultada. Pero aún así, él era el cabecilla de la guerra civil, y la reina Lupis y su corte lo consideraban un enemigo.

Actualmente, la guerra O’ltormeana-Xaroodiana era todo lo que ocupaba las mentes de Rhoadseria y los países vecinos. El nuevo régimen del país aún no se había reorganizado adecuadamente.

No sería ninguna sorpresa si Gelhart fuera despojado de su título noble o si todo su clan fuera ejecutado por sus transgresiones pasadas.

En otras palabras, la reina Lupis y el vizconde Gelhart todavía estaban en un estado de antagonismo hostil. Y Gelhart lo sabía perfectamente bien.

De hecho, el vizconde estaba tratando de consolidar una vez más la facción de los nobles y reunir su poder político. Tendría pocos incentivos para incitar a la facción de los nobles contra Ryoma en particular.

Permitir que las cosas siguieran su curso era mucho más preferible; salirse de su camino solo corría el riesgo de despertar sospechas sobre sí mismo.

Ese razonamiento redujo la lista de posibles sospechosos.

De los ayudantes de la Reina Lupis, sólo puedo ver a uno de ellos haciendo esto.

Ryoma estaba afiliado políticamente con la camarilla de la reina Lupis, al menos en lo que respecta al mapa político del palacio. En realidad, era más bien una facción independiente. Era un noble de Rhoadseria, pero no estaba bajo el control de la reina.

Entre la corte, había dos personas a las que particularmente no les agradaba: Meltina Lecter y Mikhail Vanash. Ambos habían servido

a la reina Lupis desde su infancia y los consideraba sus subordinados de mayor confianza. Pero aunque su habilidad como caballeros era considerable, carecían de previsión, y Ryoma tenía problemas para creer que cualquiera de ellos podría idear un plan que dependiera tanto de la manipulación de los demás. A pesar de esto, Ryoma estaba convencido de que eran ellos por alguna razón.

Pasaron por tanta vergüenza y agonía. Tendrían que aprender la lección tarde o temprano…

Meltina y Mikhail habían tratado de escapar a través de la guerra civil confiando en su destreza marcial y sentido del deber, pero sólo fueron humillados una y otra vez. Aparentemente, esa vergüenza repetida les enseñó que no todos los problemas podían resolverse con fuerza bruta.

Ryoma no sabía a cuál de ellos se le ocurrió esta trama, pero no tenía ninguna duda de que Meltina o Mikhail estaban detrás de ella.

Bueno, supongo que no puedo descartar la posibilidad de que sea esa misteriosa facción de la que me advirtió el viejo Julianus. De cualquier manera, si no hago algo, las cosas solo se irán cuesta abajo para mí.

La península de Wortenia era una fortaleza natural, y sellar la base impediría la mayoría de los intentos de entrada. Entrar en barco era posible, pero de los tres países del este, solo Myest tenía una armada fuerte.

El soberano del norte, el Reino de Helnesgoula, también tenía una armada, pero estaba ocupada luchando contra el Imperio O’ltormeano y el Sacro Imperio Qwiltantiano. Estaba demasiado distraído para tomarse la molestia de invadir Wortenia.

Con eso en mente, refugiarse dentro de la península no fue una mala idea. Pero Ryoma no ganaría nada simplemente retirando y endureciendo sus defensas. Tarde o temprano, alguien inevitablemente entraría a la fuerza en Wortenia.

Y es por eso que tengo que usurpar el control del norte de Rhoadseria.

Afortunadamente, sus preparativos estaban completos hasta cierto punto. Todo lo que quedaba era esta negociación final con Nelcius. “Y por eso te llamé aquí, Nelcius”.

Nelcius exhaló un profundo suspiro. Un momento después, separó solemnemente los labios. “Para discutir la posición de mi gente en su dominio futuro. ¿Estoy en lo cierto, Lord Mikoshiba?”

Ryoma asintió lentamente y con seriedad.

***

Esa noche, Ryoma llamó a cinco visitantes a su oficina. “Gracias por venir”, dijo una vez que entraron.

Los cinco inclinaron la cabeza a la vez. Kevin estaba al frente del grupo, con Melissa y Leon a su izquierda, y Rina y Annette a su derecha.

“Nos sentimos honrados de verlo, mi señor”, dijo Kevin en nombre del grupo. “Nos dijeron que la llamada era urgente, pero…”

Sus palabras fueron cuidadosas y rígidas, pero no sonaron antinaturales. Teniendo en cuenta que habían comenzado como esclavos, se habían vuelto bastante disciplinados. Aún así, Ryoma pensó que el discurso de Kevin era un poco exagerado, casi anacrónico.

Este mundo había establecido reglas y etiqueta para hablar con la nobleza, pero ver la mirada abatida de Kevin mientras actuaba en consecuencia trajo una sonrisa cínica a los labios de Ryoma. Ordenó a los cinco que se pusieran de pie.

Me gustaría encontrar una manera de simplificar todas estas formalidades, pero… será en otro momento, supongo.

La etiqueta cambió con el tiempo y los cambios de la sociedad. Incluso si Ryoma sintió que estaba desactualizado, aún tenían que cumplir con esas reglas.

Podría haberle ordenado a Kevin que acabara con las formalidades, pero cualquier otro noble se habría sentido ofendido, incluso exigiendo que un sirviente tan irrespetuoso fuera decapitado por ello.

Ryoma lo sabía, por lo que le había ordenado a Laura y a los demás que enseñaran a los niños soldados la etiqueta una vez que fueran liberados de su condición de esclavos.

Sin embargo, todavía irritaba la sensibilidad personal de Ryoma. Los hábitos que había fomentado en la década y media que había pasado en su mundo natal eran difíciles de romper.

Sin embargo, había cosas más importantes que priorizar en este momento.

“Antes de darte tus próximas órdenes, necesito confirmar algo. Escuché que las heridas que sufriste en Xarooda ya se han curado, ¿pero está todo bien?”

Los cinco volvieron a inclinar la cabeza.

“Sí. Me lastimé la mano izquierda durante la batalla por el Fuerte Notis, pero me he recuperado por completo gracias a las medicinas de los elfos”, respondió Kevin. “Los otros cuatro tenían diferentes lesiones de diversos grados, pero todos se recuperaron también”.

Ryoma asintió satisfecho.

Ya veo. Con el tiempo suficiente, las narices pueden incluso curar lesiones graves que potencialmente no pudieron recuperarse.

Incluso si debe aplicarse rápidamente, junto con algunas otras limitaciones, esa medicina élfica es asombrosa. Había escuchado que la medicina en este mundo era bastante primitiva, pero cosas como esta son legítimamente impresionantes.

Ryoma había sido informado de sus heridas con anticipación. Durante la batalla por el Fuerte Notis, un soldado oltormeano cortó el brazo de Kevin, casi cortándolo por completo. Pero unos pocos meses después, se había curado casi por completo. Fue un milagro que la medicina japonesa nunca pudo esperar imitar.