Imouto Sae Ireba Ii (NL)

Volumen 3

Capítulo 7: El Zoológico

Itsuki escribió todo el arco del parque de diversiones del volumen 4 de Todo sobre mi hermanita al día siguiente. Él originalmente planeó que sus personajes subieran a una selección más amplia de atracciones, que se abrazaran el uno al otro en la casa embrujada y que crearan una buena atmosfera en la Rueda de la Fortuna.

El típico estereotipo de cita feliz y emocionante. En su lugar, los personajes terminaron subiendo a montañas rusas hasta casi desfallecer.

Bueno, al menos es mejor que reutilizar ese tropo una

vez más…

Ciertamente el texto era más memorable que si hubiese escrito la alternativa. Pero: “Hmm… No sé si estará bien…”

Él había querido profundizar la relación entre su héroe y heroína en el parque de diversiones, pero habían pasado tanto tiempo gritando en vagones de montaña rusa que a lo mejor aún eran ‘conocidos casuales’. Él debía compensar  el  terreno  perdido  en  algún  lado,  pero—¿dónde?

“Mmmmm…”

Itsuki lo pensó durante unos segundos. Luego eligió la solución más fácil y trillada posible.

“¡Bien! ¡Los meteré a otra cita!”

Cuando se trataba de lugares para citas estereotípicas, supuso que lo siguiente era el zoológico o el acuario. Quizás un viaje al zoológico mañana me podría ser de ayuda.

“…Oye. Kanikou. Levántate.”

Nayuta estaba desparramada sobre el kotatsu.

“¿Mnngh?”

“Mañana iremos al zoológico.”

“¡…! ¡Muy bien!”

Ella de inmediato despertó por completo y aceptó la oferta.

***

Al día siguiente, los dos estaban en el zoológico. Las vacaciones de la Golden Week habían terminado, y estaban allí entresemana, así que no había mucha gente por ahí.

“¡Sep! Definitivamente es mejor salir entresemana.”

“¡Mm-hmm!”

Los dos se sonreían el uno al otro, de buen humor.

“Creo que tampoco había venido al zoológico en un buen tiempo.” hizo notar Nayuta.

“Sí, yo solo vine una vez de niño…”

De niño—antes de que Chihiro se convirtiera en su hermanastro. Cuando la madre de Itsuki aún estaba viva.

“¡Bueno, genial! ¿Listo  para  mirar a estas bestias desnudas, puestas  al  aire  libre  a  la  vista  de  todos, encerradas en jaulas y tratadas como los animales que son?”

“¡No lo digas así!”

Lo primero que vieron fue la atracción más popular del zoológico: el recinto de pandas. Toda la zona estaría llena de observadores los fines de semana, haciendo que tomarte tu tiempo viéndolos se volviera una tarea frenética, pero aparte de Itsuki y Nayuta, solo había un par de niños acompañados de sus padres.

Justo en medio del hábitat de aspecto natural, había una gran pila de bambú junto a un solo panda sentado con su amplio trasero en el suelo masticando aquello. Tenía las piernas esparcidas en dirección a la barandilla, justo donde Itsuki estaba de pie, por lo que él y Nayuta tenían una vista en primera fila de lo que colgaba entre dichas patas.

“……Asombroso.  Es  enorme,  ¿no  te   parece?” se maravilló Nayuta mientras veía.

“…Sep. Es enorme…”

Era incomparable a cualquier humano. El escroto por sí solo podría haber sido lo suficientemente grande como para cubrir la cara de un hombre adulto. La gente no podía evitar verlo.

“¡Mamá! ¡Qué bonito panda!”

“Sí, es lindo, ¿no?”

Una pequeña niña y su madre gritaban con deleite a la vista.

“…Abrir sus piernas frente a una niña de preescolar…”, comentó Nayuta. “Eso sería penado por exposición indecente si fuera humano.”

“Sí. Este panda está loco…”

El panda seguía masticando su bambú, ajeno a la valoración de la niña.

“Sabes, Itsuki, los pandas me recuerdan a los ancianos.”

“…Justo pensaba lo mismo.”

La vista del panda, usando de manera experta sus manos para masticar cada trozo de bambú, se parecía demasiado a un viejo fósil con sobrepeso en un bar, viendo el partido de béisbol con una cerveza en una mano y un pincho de yakitori en la otra.

“Mira, Itsuki. Este panda tiene unos treinta años en edad humana.” Nayuta leyó el cartel en la barandilla.

“Justo en la mejor parte de la vida… ¿Y cómo estás tú pasando ese precioso tiempo?” Él miró al animal con exasperación.

“Oye, tiene un trabajo. Este viejo está exponiendo su pene al mundo todo el día y comiendo toda la comida que puede. Ese es su trabajo. Supongo que tiene una habitación para dormir cuando acaba su turno, pero aquí dice que tiene una piscina y suelo calentado y todo eso”.

“Se está dando la gran vida.”

“Además, este es el animal más popular del zoológico.”

“Cielos. Si yo pudiera atraer personas solo por sentarme a comer desnudo, apuesto a que el zoológico también me pagaría una fortuna.”

“Yo vendría a verte si estuvieras desnudo todo el día.”

La  niña  cerca  seguía  gritando  y  diciendo  “aww” mientras saludaba al hombre de mediana edad… disculpen, mientras saludaba al panda frente a ella.

El par incluso pensó que era un poco conmovedor mientras se alejaban del hábitat.

***

“Los zoológicos son mucho más divertidos de lo que crees, ¿no te parece…?”

Después de dar una vuelta por el parque y ver a todas las bestias desnudas en exhibición, los dos estaban tomando una cola con helado en la cafetería. Leones, jirafas, elefantes, hipopótamos, cebras, todos los animales típicos del zoológico estaban allí, pero verlos en persona seguía teniendo un gran impacto. No era de extrañarse que fueran populares.

Itsuki estaba agradecido también por lograr haber visto a un montón de aves raras. Él era un fanático de los búhos, observándolos a todos con suficiente pasión como para hacer que Nayuta tuviera envidia.

Los murciélagos también les brindaron una sorprendente cantidad de diversión, era imposible aburrirse de verlos volar, comer, pelear entre sí. Apreciaba lo duro que trabajaban para ganarse su comida, en contraposición a ese panda pervertido royendo su bambú.

“…Últimamente me ha entrado curiosidad por los canguros”, dijo Nayuta seriamente mientras que con su popote tocaba el helado en su cola.

“¿Canguros?”

“Sí. Bueno, ¿has visto sus bolas? Cuelgan entre sus piernas como si fueran un péndulo.”

“¿…Sí?”

“Me preguntaba, ¿no se les desgarrarían cuando el canguro comenzara a saltar?”

“Deja de asustarme…”

“Además, los canguros machos luchan entre sí por la hembra y esas cosas, ¿verdad? Imagínate a alguien practicando kickboxing contigo cuando tu entrepierna está al aire libre de esa forma. Me preocupan.”

“……Tienes razón. Es como si estuvieran exponiendo sus puntos más débiles el uno al otro todo el tiempo. Hace que la MMA parezca juego de niños.”

Itsuki trató de imaginar cómo sería la vida si su escroto estuviera colgando como el de un canguro. Lo hizo estremecer.

“Y los leones, los elefantes y todos los demás tenían su cosa  colgando  también,  ¿sabes?  Tomé  muchas  fotos. ¿Quieres ver?”

Nayuta mostró a Itsuki su carpeta de fotos. Comenzaba con una muestra de testículos de canguro, seguido por las partes privadas de leones, elefantes, pandas, hipopótamos y otras tantas criaturas—todo en primer plano.

“¿…Qué crees tú que estás haciendo?” el exasperado Itsuki finalmente preguntó.

Nayuta giró su cabeza suavemente hacia un lado.

“…Jee-jee. Si tan solo pudiera agregar genitales humanos a esta colección… *mirada… mirada…*”

“Deja de mirarme así.”

“*¡Mirada!*”

“Deja de ver mi entrepierna!”

“Mmmgh… Los humanos se preocupan bastante por sus genitales, ¿no es así? Podrían aprender una o dos cosas del reino animal.”

“Cállate”. Suspiró Itsuki. “¿…Cómo pueden vivir así? Tan indefensos.”

“Y desnudos.”

“Como que me asusta un poco… Quiero decir, supongo que están seguros en el zoológico, pero me sorprende que cualquiera de ellos pueda sobrevivir en la naturaleza… totalmente desnudos.”

“Sí, si lo piensas de esa manera, los animales de zoológico realmente lo tienen fácil, ¿no? No tienen que preocuparse por ser atacados, pueden comer toda la comida que quieran gratis, tienen un veterinario si se enferman o lastiman, y a veces hasta los cuidadores del zoológico les buscan una pareja para procrear.”

“Es un tratamiento de reyes”, dijo Itsuki mientras asentía. “…Pero no sé si yo estaría dispuesto a vivir enjaulado, a voluntad de otras personas. Sin importar cuán difícil sea mi vida, quiero vivirla por mi cuenta, o algo así.”

“¿Vivir desnudo?”

“…Con ropa”

Nayuta  se  burló.  “Entonces  me  encantaría  ser  un lechón para que un hombre salvaje como tú me comiera, Itsuki. Un lechón desnudo.”

“Los hombres salvajes como yo todavía podemos elegir lo que comemos”, dijo Itsuki.

“Aw,  qué   malo.”  Nayuta  hizo   pucheros  mientras soplaba burbujas en su soda.