Outbreak Company: Moeru Shinryakusha (NL)

Volumen 17

Capítulo 3: ¿De Una Manera U Otra?

Parte 5

El nombre del piloto del Super Hornet era Christopher Conops. Era un primer teniente naval con el Nimitz, veintisiete años, y miembro del 154° Escuadrón de Cazas de Ataque (VFA-154), apodado los Caballeros Negros. Christopher-san tenía el cabello dorado muy corto y un rostro varonil; no podría haberse parecido más a un típico soldado estadounidense si lo hubiera intentado. Si se puso un par de gafas de sol, podrías pensar que acaba de salir del set de Top Gu*.

“Así que este no es un mundo diferente, ¡¿es uno futuro?!” exclamó, horrorizado.

“Eso es correcto”, dije. “Japón me envió a mí ya mis amigos aquí con propósitos básicamente pacíficos, como embajadores especiales. Pero luego aprendimos recientemente que este es un mundo futuro, y que demasiado contacto entre el futuro y el pasado podría destruirlo todo. Estábamos pensando qué hacer al respecto cuando llegó el Nimitz”.

Le habíamos dado a Christopher-san uno de nuestros anillos mágicos de intérprete, así que ya no tenía que preocuparme por el estado de mi habilidad en el idioma inglés. Solo podría hablar.

“Buen Dios…” Christopher-san miró al cielo. “Y aquí asumí que estábamos en un mundo completamente diferente. ¡¿Qué diablos es esto, F*nal Countdown?!”

“¡Oh, oye, conozco esa película!”

“Hrm… Siendo este el futuro, supongo que tal vez Planet ** the Apes o The Phil*delphia Experiment estarían más cerca”, reflexionó Christopher-san.

“Usted sabe algunas cosas bastante antiguas”, le dije, impresionado.

“Mi papá estaba loco por esas películas. Demonios, me sorprende que los reconozcas”.

“Oye, quieres hablar sobre los papás que están locos…”

“¡Hah! ¡Y sin embargo, nosotros, los hijos, somos los que terminamos en la distorsión del tiempo!” Christopher-san se rió tan fuerte que comenzó a golpearse las rodillas. Realmente parecía… No sé. Americano. Y otaku-ish, supongo. (Escuché que había un número sorprendente de ellos en el ejército).

“Está bien, una pregunta más importante,” dijo Hikaru-san, interrumpiendo nuestra conversación. “¿Qué te poseyó para intentar derribarnos?”

“Oh, sí, eh, lo siento”.

“No estoy pidiendo una disculpa, estoy pidiendo una razón”. Hikaru-san sonaba bastante enojado. No parecía gustarle el piloto estadounidense, pero como finalmente convencimos a Christopher-san de que no éramos sus enemigos, esperaba que no comenzáramos una nueva pelea de inmediato.

Hikaru-san, sin embargo, insistió. “¿Son ustedes los estadounidenses realmente personas que comenzarían una guerra sin siquiera saber lo que está pasando?”

“No, no estábamos tratando de… bueno…” Christopher-san parecía avergonzado. “Cuando llegamos aquí por primera vez, el capitán y los otros comandantes hablaron mucho sobre lo que deberíamos hacer. Obviamente, este no era nuestro mundo y no teníamos ninguna forma de volver a casa. Lo que sí teníamos era un portaaviones nuclear varado sin forma de enfriar su reactor. Íbamos a tener que apagarlo para evitar que se saliera de control, y eso significaría sacrificar la mayoría de las funciones del Nimitz”.

“Así que teníamos razón”, dije.

“Supongo que el plan que se les ocurrió fue demostrar nuestro poder mientras aún pudiéramos, y luego tratar de negociar. Tal vez deberíamos haber comenzado con interacciones pacíficas, pero luego, si se tratara de una pelea, nos quedaríamos sin opciones. Queríamos tener una posición de negociación ventajosa para nosotros mientras teníamos la oportunidad…”

“¡Eso no significa que tuvieras que derribarnos! Con fines de demostración:”

“¡No iba a hacerlo! Ese no era el plan… No al principio”. Christopher-san levantó las manos como para protegerse de Hikaru-san, que se inclinaba hacia él. “¡Íbamos a comenzar con algunos ataques con misiles en áreas desocupadas! Pero entonces, de repente, el Nimitz fue rodeado por tropas terrestres, y luego intentaron abordarnos…”

“¡¿El ejército Bahairamano?!” Dije, y todos nos miramos.

“Hubo un enfrentamiento. El reconocimiento había mostrado un nivel de tecnología medieval o moderno temprano en este mundo, por lo que pensamos que podríamos simplemente mirarlos. Pero luego esos bastardos empezaron a golpearnos con, como… magia o algo…”

“No fue como magia, fue magia”, dije. Por supuesto, Theresa diría que fue una simple manipulación de la red de nanomáquinas, pero no había necesidad de empantanarse en detalles. Podríamos preocuparnos por eso más tarde.

“No fue suficiente perforar el blindaje de un portaaviones de propulsión nuclear, pero sí provocó que comenzaran los disparos”.

Christopher-san dijo que los primeros en atacar a los Nimitz fueron mutantes camuflados de algún tipo. Supuse que tenían que ser la “gente camaleón” con la que nos habíamos encontrado antes: la tribu de los hombres lagarto Eleamachi.

Sentí que realmente no podía culpar a la tripulación por abrirse cuando criaturas como esa intentaron subir a bordo de su barco. Diablos, casi le di un puñetazo a Brooke en la cara la primera vez que me topé con él en la oscuridad.

“Sin embargo, sabíamos que si aparecían más unidades enemigas, es posible que no pudiéramos resistir. Así que me enviaron a mí y a algunos de los otros para reconocer y actuar como una distracción”.

“Arrrghh…” Fue exactamente como lo habíamos predicho. De hecho, fue solo un poco tímido para ser nuestro peor escenario. Nuestra única gracia salvadora fue que la guerra total aún no había comenzado, pero tampoco estaba lejos.

“Y ahí fue cuando aparecieron ustedes. Nuestra mayor ventaja fue la superioridad aérea, así que cuando vi su unidad…”

“Sí…” dije. Si el enemigo pudiera lanzar ataques aéreos con dragones, entonces no solo serían superados en número, el Nimitz inmovilizado sería dominado fácilmente. Por supuesto que quería deshacerse de nosotros antes de que pudiéramos unirnos con la fuerza Bahairamana.

“¿Entonces estás diciendo que la pelea ya ha comenzado?” Preguntó Minori-san.

“Solo voleas espontáneas, como dije. Por ahora, no sabemos exactamente qué tiene bajo la manga ese ejército que nos rodea, pero parece que algo de eso es mágico. No queremos forzar su mano si no es necesario”.

“Los Bahairmanos probablemente se sienten de la misma manera”, dijo Minori-san.

Ambos bandos se enfrentaban a un enemigo que nunca antes habían visto y del que no sabían mucho. Pero ambos sabían ahora que la fuerza opuesta tenía poderes de combate inesperados. Mientras no fueran completamente estúpidos, era probable que ninguno de los bandos se apresurara a entrar. La situación era casi como un asedio.

“Sin embargo, tenemos un gran problema”, dijo Christopher-san. “Estamos trabajando contrarreloj”.

¡El reactor nuclear!

“No creo que estén contentos con un concurso de miradas para siempre”.

“Hombre, tenemos que darnos prisa”, dije, levantándome. “Si aún no han ido a la guerra, entonces tal vez podamos detener esto de alguna manera. Tendríamos que superar a los Bahairmanos, pero tal vez podamos hacer eso con nuestro dragón…”

Todavía corríamos el riesgo de que los otros Super Hornets vinieran por nosotros como lo había hecho Christopher-san. Si dos o tres de ellos nos atacaran a la vez, ni siquiera el dragón podría salir de allí.

“Suena como nuestra única opción,” dijo Minori-san.

***

Nosotros, los miembros del Ejército del Este del Reino de Bahairam, estábamos en un enfrentamiento con la nueva y misteriosa arma Eldant y los soldados dentro.

“¿Qué estamos haciendo aquí, Bronzer Harneiman? ¿Por qué el concurso de miradas?” preguntó uno de mis subordinados, acercándose a mí.

Por el momento, teníamos el castillo enemigo completamente rodeado y totalmente superado en número, y sin embargo, la única lucha eran ráfagas esporádicas de magia a distancia. El armamento del enemigo podía llegar más lejos que nuestros hechizos, por lo que acercarse sin ninguna cobertura era invitar al ataque de algo que se movía más rápido que una flecha acelerada.

El ataque en sí era invisible, pero no parecía involucrar magia de viento, sino una especie de pequeña piedra que se movía más rápido de lo que el ojo podía ver.

Hubo informes sobre el uso de armas similares en una ocasión en que personas que tomamos por soldados Eldant se habían infiltrado en las instalaciones de producción de dragones títeres y habían causado estragos. Presumiblemente, estas no eran armas mágicas desarrolladas por el propio Eldant, sino que les habían sido proporcionadas por ese otro mundo con el que estaban en contacto.

“Principalmente porque tienen el poder aéreo”, le dije al hombre. El enemigo poseía flying daggers que eran muchas veces más rápidas que cualquier dragón títere. No sabía qué tipo de poder de ataque poseían esas cosas, pero suponiendo que pudieran golpear el suelo desde el aire, nos enfrentaríamos a una masacre si intentáramos atacarlos. Entonces, en lugar de cualquier cargo suicida, se había decidido establecer un campamento en las colinas rocosas alrededor de la posición enemiga, rodeándolos y esperando que la situación cambiara.

“Mira, Bronzer”, dijo otro de mis subordinados. “El escuadrón de dragones títeres…” Vi a los dragones títeres adjuntos a la Primera Unidad del Este comenzar a elevarse hacia el cielo incluso mientras hablábamos.

Estas cosas eran nuestras armas más nuevas y nuestra mejor carta de triunfo. Habíamos tenido la capacidad de atacar desde el aire antes, pero por lo general había involucrado a magos que usaban magia de viento para lanzar objetos al enemigo.

La capacidad de moverse libremente en el espacio, eso era nuevo. No fue fácil de lograr. Pero los dragones eran criaturas voladoras por naturaleza.

Aún mejor, debido a que absorbieron la mayor parte de la magia, los ataques mágicos no funcionaron con ellos.

El éxito de Bahairam había sido descubrir cómo controlar a las criaturas mediante el uso de picos mágicos en sus cabezas que nos permitían realizar hechizos sobre ellos más rápido de lo que podían absorber la energía. Con un dragón títere, una persona podría volar.

Nuestros dracos no serían capaces de enfrentarse cara a cara con los flying daggers, pero si cargamos nuestras tropas en la parte trasera de una y la usamos para aterrizar en la cima del castillo enemigo, entonces podríamos tener una oportunidad de luchar. Eso era lo que nuestros comandantes tenían en mente.

Se había necesitado tiempo para instalar los asientos para todos los soldados que iban a formar parte del operativo, retrasando así el lanzamiento de los dragones títeres. Estas criaturas generalmente eran controladas por magos desde el suelo, no por pilotos desde sus espaldas. Hizo que fuera mucho más seguro enfrentarse al enemigo.

“¿No vamos a ser parte de la operación, señora?”

“Nuestro fracaso en la Tercera Capital todavía nos ronda el cuello”, le informé al hombre con una sonrisa de pesar. Mi unidad, la Segunda Unidad del Este, había perdido un prestigio considerable dentro del Ejército del Este como resultado de nuestra incapacidad para retomar la Guarida del Dragón.

Sabíamos de primera mano los peligros que representaban esas antiguas ruinas, así como el asombroso poder de quienes se habían quedado atrás para defenderlas.

Argumenté que sería excesivamente peligroso intentar recuperar la instalación por la fuerza, y mi  superior inmediato había confiado en mí en eso, pero en cuanto a los comandantes de las otras unidades, que habían llegado tarde a la escena y no habían experimentado la lucha por sí mismos, a sus ojos yo era solo un cobarde, e incompetente para empezar.

Y eso nos trajo a este momento. Habiendo perdido su oportunidad en la Guarida del Dragón, los comandantes de las otras unidades estaban ansiosos por producir algunos resultados tangibles. Atacar el castillo misterioso parecía la forma obvia. Y la Segunda Unidad estaría en servicio de retaguardia, excluida del glorioso asalto en el frente.

La Segunda Unidad estaba lo suficientemente feliz de aceptar esa tarea, reconociendo que el misterioso castillo tenía algo en común con la Guarida del Dragón, fuera lo que fuera. “Que se maten si están tan ansiosos”, les había dicho a mis propios subordinados.

Ahora dije: “Siéntese y observe un rato. No hay necesidad de correr hacia nuestra propia muerte”.

Mis subordinados no tenían todos los detalles y no todos estaban contentos de pensar que estaban perdiendo la oportunidad. Pero me encogí de hombros. Ellos verían.

***

El dragón despegó de nuevo y tomó velocidad hasta que se movió a un ritmo increíble.

“¡Oh, mierda! ¡Oh, mierda!” Christopher-san, que se había unido a nosotros en la espalda del dragón, no parecía que se estuviera divirtiendo.

A petición nuestra, iba a intentar ayudarnos a establecer comunicación con los Nimitz. Los pilotos normalmente llevaban dispositivos de comunicación inalámbricos, precisamente en caso de que fueran derribados y tuvieran que ser rescatados.

Si pudiéramos usar eso para ponernos en contacto con el barco, pensé, podríamos evitar una guerra total con los Bahairmanos. Seguramente sería mucho más rápido que tener a Minori- san probando aleatoriamente diferentes longitudes de onda o lo que sea.

Resultó que la tecnología militar más nueva podía usar satélites para comunicarse a distancias bastante sustanciales, pero obviamente  las comunicaciones por satélite no eran un comienzo aquí. El alcance sería de veinte o treinta kilómetros, como máximo.

“¿Todavía no estás lo suficientemente cerca?” Yo pregunté. “Sí… Demasiado ruido”, confirmó Christopher-san.

“¿Demasiado ruido? ¿Cómo funciona?” Dije. Si estuviéramos fuera del alcance de las ondas de radio, podría entenderlo, pero si lo que se interpusiera en el camino fuera estática real… ¿Alguien nos bloqueó?

¿Quién habría por aquí que pudiera interferir con las comunicaciones inalámbricas de grado militar? No pensé que Bahairam fuera capaz de eso.

“No hay ningún obstáculo importante por aquí”, dije. Todo era desierto hasta  donde  alcanzaba  la  vista.  Algunas  colinas  grandes  y rocosas, algunas fisuras en el suelo, pero nada que debiera haber bloqueado por completo una transmisión de radio.

“Acerca de esta gente de Bahairam”, dijo Theresa. “¿Crees que están usando el sistema de nanomáquinas, lo que ustedes llamarían magia, para atacar a los Nimitz?”

“¿Eh? Supongo que sí, ¿por qué?”

La magia era tecnología estándar por aquí, por lo que era de esperar que se usara en cualquier batalla importante. Fue bueno para atacar, defender y más. La magia que Myusel conocía, la había aprendido en el ejército.

“Bueno, supongamos que algo de esa magia produce fuertes ondas electromagnéticas”.

“¿Eh? ……… ¡Oh!”

Así que eso fue todo. Como dijo Theresa, lo que casualmente llamamos magia era en realidad una enorme colección de máquinas invisibles, la red de nanomáquinas. La “magia” implicó aprovechar esta red para producir varios fenómenos. TL; DR, la supuesta magia en este mundo en realidad tenía una base científica. Tome la magia del viento, Tifu Murottsu, que Myusel y yo usamos a menudo.

No fue producido por los espíritus del viento resoplando y resoplando; tenía que ser ondas electromagnéticas o algo más que influyera en el flujo de aire.

Obviamente, la energía electromagnética tan poderosa interferiría naturalmente con las comunicaciones inalámbricas, militares o no.

“¿Es como… ya sabes? ¿Cómo el encendido del microondas puede interferir con su red LAN inalámbrica?”

“Sí, más o menos”. Theresa asintió. “Demonios, incluso existe la posibilidad de que el campo de fuerza del Dragón Pesado esté bloqueando las comunicaciones. Es una pregunta complicada, muchos problemas con la frecuencia de la forma de onda y demás. La magia por aquí parece una forma de fuerza bruta de producir fenómenos físicos. Utilice un ataque eléctrico, por ejemplo, probablemente produciría ruido de frecuencia a gran escala”.

“Lo que estás diciendo es que ese es otro plan por el camino”, dijo Minori- san, tocando la radio que llevaba alrededor de su cuello. De repente, no importaba si teníamos una radio estadounidense o una JSDF. Si las ondas de radio fueran inaccesibles, es posible que no pudiéramos transmitir en absoluto.

Parecía que la interferencia electromagnética estaba bajo control aquí en la espalda del dragón, dentro del campo de fuerza.