Outbreak Company: Moeru Shinryakusha (NL)

Volumen 16

Capítulo 1: Tienen El Mundo Entero En Un… ¿Aprieto?

Parte 2

“¡¿Qué?!”

“Hoo hoo hoo hoo hoo”. Una risa suave me recibió. Solo pude mirar con asombro. El gobernante retorcido que controla las energías oscuras del mundo… El mal supremo que busca destruir todas las cosas…

“No… no puede ser… ¡¿Tú?!” Dije estupefacto. Si. Alguien a quien conocía bien. “¡Minori-san…!”

“Estoy impresionado de que hayas llegado tan lejos, Shinichi-kun.” Se deslizó las gafas por el puente de la nariz con el dedo medio. Los lentes captaron la luz reflejada del magma, lo que hizo imposible ver sus ojos. “Sí, debo dar crédito a quien se lo merece. Y eso me lleva a una propuesta”.

Koganuma Minori sonrió abiertamente. Tenía el mismo aspecto que la última vez que la vi. O, no del todo, ahora estaba usando un traje de cuero negro ajustado a la forma, como una cosa de bondage o tal vez un disfraz de “kei extraño”. Pero su cuerpo todavía se parecía al cuerpo que conocía y recordaba. Lo que estoy tratando de decir es que se veía genial, como, injustamente sexy.

Uh, pero continuando…

“Une fuerzas conmigo. Te daré la mitad del mundo”. No dije nada.

“No necesito decirte que no tienes ninguna posibilidad de vencerme como estas ahora. Te falta el arma final, la hoja encantada que corta el mal… La Hetero Sword”.

Es verdad. Ella tenía razón. No tenía el arma que necesitaba. Y todavía…

“Únete a mí. Conviértete en mi mano derecha. Tú de todas las personas eres capaz”. Minori-san me sonrió, casi amablemente, como para enfatizar que no tenía otra opción en este momento. Eso era cierto. Ella tenía razón. Y entonces dije…

“No me engañarás, Minori-san.”

“¿Oh no?”

“¡’Mitad del Mundo’ es probablemente el nombre de alguna silla o algo así! ¡Y cuando se rompa en pedazos, probablemente bailarás enmascarada y semidesnuda, alardeando de que eres el rey o algo estúpido como eso!”

“¿Era mi plan tan obvio?” Minori-san dijo, levantando una ceja.

A decir verdad, fue una decisión cercana. Fue esa expresión, ‘la Mitad del Mundo’, lo que me hizo volver a mis sentidos. Si hubiera dicho algo como ‘Dejaré que me toques todo lo que quieras’ o algo así, probablemente habría asentido con la cabeza…

Er, eh. Ahem. No importa. Hablaré en serio. Perdón.

“Además, sé el tipo de mundo que dominarías, ¡uno en el que los hombres solo pueden casarse con hombres! ¡No durarían dos generaciones!” ¿Y quién quería la mitad de un lugar así?

“Oh, no hay problema. Mara**hy Banco**n quedaron embarazadas en Patalli**, ¿no es así?”

“¡Esa excepción solo confirma la regla!”

“¡Los agujeros de Yaoi son todopoderosos!”

“¡Te lo sigo diciendo, esas cosas son ficticias!”

“Detalles, detalles”.

“¿Eso es todo? ¿Un detalle?”

“Está bien, entonces las negociaciones han fracasado. Supongo que el tiempo de la misericordia se acabó”. Luego me señaló directamente.

“¡Ni siquiera estabas tratando de negociar, ¿verdad?!” Yo dije. Esa criatura que encontré, definitivamente habría sido el final para cualquier humano normal.

“Eso es suficiente de ti. ¡Vamos!”

“¡No puedo esperar!”

Ambos nos preparamos para pelear. El aura maligna se desprendió de ella como el hedor a podredumbre, luchando contra la luz que emitía. Fue el armagedón, la última batalla de la luz y la oscuridad. Y estaba comenzando ahora mismo.

***

“¡Prepárate, Minori-san!” Susurré, pero al segundo siguiente, un puño aterrizó en la parte posterior de mi cabeza. “¡Hrgh! ¡Ouch! ¡Es como si mi cabeza se estuviera partiendo!”

¡El señor demonio ataca!

¡Shinichi sufre 99 de daño!

“Una poción, ¡necesito una poción! Demonios, ¡incluso un spray de emergencia!”

“¿Qué estás murmurando?”

“¡¿Eh?!” Parpadeé y me di la vuelta para descubrir… “¡¿La Reina Demonio que controla el poder de la oscuridad y la podredumbre?!”

“Disculpa, ¿quién?”

Allí estaba Minori-san, vestida normalmente, con los brazos cruzados, mirándome. Llevaba su camiseta sin mangas JSDF, no un traje de esclavitud, y sus pantalones de campaña. Maldita sea.

Por supuesto, en su caso, una camiseta sin mangas ya era bastante sexy, especialmente por la forma en que su sostén se asomaba por los bordes de… bueno, de todos modos, avanzando.

“Cuando comenzaste a sentarte frente a la pared y murmurando para ti mismo, pensé que finalmente te habías roto”.

“¿Qué quieres decir con finalmente? ¿Asumiste que me rompería?” Dije levantándome.

“Entonces, ¿qué estabas haciendo?”

“Oh, solo estoy disfrutando de un poco de escapismo”.

“¿Sí? Bueno, las cosas son bastante urgentes aquí, así que tal vez podrías hacer eso en tu tiempo libre,” dijo Minori-san, en voz baja, tal vez por respeto a las personas que nos rodean. Luego suspiró.

“¿Shinichi-sama?” Una adorable sirvienta elfa-san, orejas puntiagudas y todo, me estaba mirando, sus pálidos ojos violetas miraban con preocupación detrás de su cabello rubio. Myusel Fourant.

La criada semielfa que trabajaba en mi mansión. De pie directamente detrás de ella, dicho sea de paso, estaba una mujer que se parecía mucho a ella, aunque exudaba un aura que se parecía mucho más a… bueno, a una mujer. Era su madre, Falmelle Faugron-san.

“¿Estás bien?” Dijo Myusel.

“Oh, eh, sí, gracias, estoy bien”, dije, tratando de esbozar una sonrisa.

“Nos sorprendió la forma en que se volvió hacia la pared y se sentó”, dijo una joven de aspecto alegre con orejas de animal y cola. Estaba vestida con sus habituales pantalones holgados y blusa de tubo, el abdomen expuesto y todo, una fuente constante de erotismo saludable.

Esta era la mujer lobo, Elvia Harneiman, y era la artista residente de nuestra empresa, Amutech, una empresa de entretenimiento en general.

Elvia fue originalmente una espía enviada por el Reino de Bahairam, pero aquí estábamos. Con ella estaba su hermana gemela, o en realidad, su hermana trilliza, Amatena, y la subordinada de Amatena, Clara Belberith. Ambos, dicho sea de paso, estaban completamente cubiertos por uniformes militares. Maldita sea.

…Ahem. Continuando una vez más.

“Sé lo que estaba haciendo. Huyendo de la realidad con alguna extraña fantasía, sin duda”. Este comentario exasperado vino de alguien que también estaba apoyado contra la pared. Cabello largo y negro, vestido con un vestido negro de estilo gótico-lolita que se veía casi terriblemente bien en esta hermosa joven, quiero decir, un hermoso joven.

Este hermoso joven que se parecía muchísimo a una hermosa jovencita. Pero de todos modos, definitivamente era un joven hermoso. (Es un punto importante, así que lo repetí tres veces).

Ese era Ayasaki Hikaru-san, un empleado de Amutech como yo. Era bastante inteligente, a veces para bien, a veces para peor, y parecía que había visto a través de mí. De todos modos, supongo que demostró que era una buena elección de personal.

“¿Has tomado una decisión?” preguntó alguien con quien no estaba tan cerca. Su nombre, según recordaba, era Theresa. Era tan hermosa como Myusel y los demás, y parecía humana a primera vista, pero en realidad no lo era.

Ella era una muñeca. Un patrón geométrico brillaba débilmente en su cuello, como si hubiera algo incrustado allí, y había más cosas brillantes alrededor de su cabello, muñecas y tobillos, la luz visible desde debajo de su delgado atuendo.

Aparentemente, era una muñeca en movimiento hecha hace bastante tiempo, una ginoide hecha de nanomateriales. Pero todas las cosas que nos había dicho, los hechos que había revelado, las verdades que había dejado al descubierto, eran demasiado para mí, y terminé tratando de escapar a un, bueno, mundo de fantasía.

Pero Minori-san tenía razón: no podía quedarme así para siempre. Por un lado, estaba Theresa, que se puso las manos en las caderas y dijo: “Permítanme reiterar. Creo que puedes detener el reactor rebelde”.

“Reactor…” Miré más allá de Theresa, echando una nueva mirada a la habitación en la que estábamos. Casi se sentía como si estuviéramos parados en un agujero gigante.

Esta era una instalación antigua que Bahairam había considerado muy importante; lo llamaron la Guarida del Dragón. Era una estructura subterránea ubicada debajo de una pequeña colina. Justo aquí, cerca de la entrada, había una cúpula semiesférica, por así decirlo, hecha de ladrillos y aparentemente erigida por el ejército de Bahairamanian.

Debía de tener unos cien metros de diámetro, lo suficientemente grande como para que pudiera haber tenido un partido de fútbol en el interior.

Estaba bastante seguro de que los enanos debían haber tenido algo que ver con el proceso de construcción, pero tenía que admitir que nunca le habría dado crédito a Bahairam por tener las habilidades de ingeniería para llevar a cabo algo como esto.

Lo curioso de eso, sin embargo, era que justo debajo de nuestros pies había una enorme instalación hipertecnológica que hacía que esta cúpula pareciera un juego de niños.

Y Theresa dirigía el lugar. Por lo que dijo, y como administradora, debería saberlo, la parte más profunda de la instalación albergaba un enorme reactor que actualmente estaba averiado. Si cedió, la devastación podría abarcar a varios países vecinos. El desastre ni siquiera comenzaría a describirlo. Y, obviamente, tampoco íbamos a salir con vida.

Incluso si el reactor solo se llevara a Bahairam y Eldant, podríamos estar hablando de decenas de miles, tal vez millones, de bajas. Pero eso probablemente no sería el final, si fuéramos realistas.

Diablos, podría acabar con este mundo entero.

Era algo así como cómo la gente predijo un ‘invierno nuclear’ si alguna vez hubiera una guerra nuclear a gran escala. La expresión no se refería a la radiación de las armas, sino a la posibilidad de que las partículas sobrantes de los ataques (cenizas y humo generados en grandes cantidades por la devastación) pudieran ser absorbidas por la atmósfera y bloquear el sol alrededor de la mayoría o todo el mundo durante horas o años. Sería como el día más nublado de la historia, en todo el mundo, y nunca terminaría.

Obviamente, eso mataría a la mayoría de las plantas, lo que significa que los herbívoros morirían de hambre. La temperatura bajaría (de ahí viene el ‘invierno’) y todo el entorno global cambiaría drásticamente, posiblemente exprimiendo la mayor parte de la vida en la tierra. Esa era la teoría, de todos modos.

Mi punto es sobre la ceniza y el humo generados por una explosión masiva. No estábamos lidiando con un arma nuclear, pero estábamos lidiando con una explosión potencialmente grande. Podría significar el final para más de un par de naciones.

Ah, y una cosa más: no tuvimos mucho tiempo hasta que el devastador reactor alcanzó esa fase crítica. No hay posibilidad de sentarse y plantear hipótesis sobre las posibilidades. Como dijo Minori-san, las cosas eran urgentes.

Y todavía…

“Está bien, pero ¿por qué yo?” Pregunté, sabiendo lo patético que sonaba. Salvar el mundo suena muy bien, pero cuando estás en una situación básicamente imposible y alguien te dice: “¡Eres el único que puede salvarnos, hazlo!” resulta que no siempre es obvio qué hacer. Incluso puede empezar a sentirse como un castigo.

Aquí, en realidad, no era un guerrero de la luz y no tenía habilitado el modo trampa.

Si seguía el ejemplo del fénix y me quemaba hasta convertirme en cenizas, no reencarnaría ni nada. Simplemente estaría muerto.

Y sin embargo, por alguna razón, Theresa quería que yo hiciera este trabajo. Estrictamente hablando, fue en realidad la madre de Myusel, Falmelle-san, quien inició esto, al profetizar que podría resolver esta situación si llegaba a Bahairam. Así que aquí estaba, y luego, de repente, Theresa, la muñeca viviente, estaba de acuerdo con Falmelle-san y me lo contaba todo. Al menos, así es como se sintió.

“Porque eres el único que puede acercarse al reactor”, dijo Theresa, sonando molesta por tener esta conversación en este momento.

“¿Qué te hace estar tan seguro de eso?” Yo dije. Theresa era una muñeca; se supondría que era más resistente que cualquier humano, pero dijo que no podía acercarse al reactor. Que se quemaría literalmente en unos pocos segundos, mucho antes de que pudiera hacer algo útil. Entonces, ¿por qué no me incinerarían instantáneamente?

“¿Cómo?” Theresa se acercó a mí y puso su mano pálida en mi mandíbula.

“Oye, eh, eh, qué estás…”

Um, y además, estás muy cerca de mí…

Desde esta distancia, lo suficientemente cerca como para sentirme respirar, me puse un poco nervioso. Incluso sabiendo que ella no era exactamente humana, incluso sabiendo que lo que fuera que la impulsaba solía ser un comandante militar, y no necesariamente uno joven, el cuerpo que estaba mirando ahora era el de una mujer joven tremendamente atractiva, y no podía

No ayuda a sentirse un poco intimidado.

Luego, sus dedos recorrieron su camino desde mi mandíbula hasta mi cuello. Fue sexy. Me refiero a realmente sexy. Es como un poco de cosquillas, pero, ¡ah! Tuve que guardar silencio.

Casi siento a Myusel y Elvia mirándome. Sin embargo, no puedo hacer mucho al respecto…

“Porque tienes esto”.

“¡¿Qué?!” Myusel exclamó.

“¿Eh? ¿Qué, que?” Pregunté, confundido.

“¡Shinichi-kun, tu cuello, quiero decir, tu pecho!” Minori-san dijo, señalándome.

“¿Eh?” Miré hacia mi pecho, una especie de área alrededor de mi clavícula. “¡¿Eh?!” Ahí estaba: la marca del héroe, casi exactamente como la había imaginado en mi fantasía. “¡¿Qué diablos es esto?!”

Allí, en mi pálida piel de interior, había una especie de sigil, lleno de líneas complicadas que lo hacían parecer casi un circuito eléctrico. Obviamente, solo podía doblar el cuello hasta cierto punto, por lo que solo podía ver el borde.  ¡¿Pero  cuándo  llegó  eso?!  ¡No  estaba  todavía  fantaseando, ¿verdad?!

***

Mi nombre es Kanou Shinichi. Soy el director general de una empresa pionera en el mundo paralelo, la empresa de entretenimiento general Amutech.

Ese es el puesto que me asignaron cuando el gobierno japonés decidió que yo, un ex guardia de seguridad del hogar otaku, sería el chivo expiatorio perfecto para dirigir su empresa, que estaba involucrada en el intercambio con este otro mundo, al menos supuestamente. Realmente fue una fachada para una invasión cultural de Japón.

No me lo tomé en serio cuando me enteré de eso, y finalmente enviaron a Ayasaki Hikaru-san en un esfuerzo por reemplazarme.

Hubo un poco de alboroto, pero digamos que desde entonces, mis esfuerzos de evangelización otaku han ido bastante bien. De hecho, son como el agua en la tierra seca: este mundo estaba hambriento de entretenimiento y las cosas que hemos traído se han extendido como la pólvora.

La cultura otaku echó raíces casi de inmediato.

Casi antes de darme cuenta, incluso hubo personas que crearon sus propios doujinshi. Diablos, estaba pensando que estábamos en camino de tener la primera convención de doujinshi pan- dimensional dentro de unos años.

Pero después de eso, las cosas empezaron a cambiar y rápidamente. Algo grave estaba sucediendo en el Reino de Bahairam, la nación vecina al Sagrado Imperio de Eldant, donde yo estaba basado. Aparentemente, una instalación llamada Guarida del Dragon en la ‘Tercera Capital’ del país fue el epicentro de varios terremotos y un brote de incendios a gran escala. La ciudad misma estaba al borde de la destrucción total.

No solo eso, simplemente sucedió que la madre de mi sirvienta Myusel, Falmelle-san, estaba justo en el medio de la ciudad cuando sucedió.

Ella usó su magia única, o habilidad o lo que fuera, El Ojo de Previsión, para descubrir que yo era la única que podía evitar que este desastre se hiciera más grande, y le suplicó a Amatena, la hermana mayor de mi amiga Elvia, y a su subordinar a Clara para que me lleve a Bahairam.

No podía decirle que no a Falmelle-san, Amatena y todos los demás, así que me fui a Bahairam. Allí nos encontramos con dragones salvajes, fuimos atacados por hombres lobo y hombres tigres desnudos, y finalmente fuimos separados.

Fue difícil, pero finalmente logramos reunirnos en la Guarida del Dragón, donde Falmelle-san nos estaba esperando. Lo cual fue genial y todo, pero  ahí es donde también  nos encontramos con Theresa, la joven con apariencia de muñeca que era la verdadera administradora de la instalación. Y nos dejó entrar en la aterradora verdad de este mundo.

Es decir, que todos los elfos, enanos, hombres lobo y hombres lagarto aquí, todas las personas a las que llamamos semihumanos, eran en realidad los llamados BOU, Unidades Organoides Biónicas, los últimos productos de la ciencia genética. Y lo que pensamos como magia era en realidad una nube de nanomáquinas en la atmósfera. (Estas máquinas se denominan aquí “sprites”).

Así que resulta que la Guarida del Dragón era una reliquia de una civilización anterior, y las criaturas que llamamos dragones eran en sí mismas una forma de BOU.

La Guarida era una fábrica que los producía. Bahairam se tropezó con él, decidió que podría ser útil, pero luego perdió el control. ¿Y el resultado final? El reactor que se encontraba en las profundidades de la Guarida del Dragón se estaba volviendo crítico.

Fue un problema, puedo decirte eso. Pero no fue nuestro mayor problema.

La explicación de Theresa había incluido algunas palabras que reconocí. Palabras como América y China. Así es: lo que habíamos tomado por los restos de una civilización pasada en este mundo eran en realidad los restos del futuro de nuestro propio mundo.

Supongo que si fueras un riguroso, no habría forma de estar seguro de que nuestro mundo se convertiría en este mundo en un futuro lejano. Quizás, por ejemplo, eran literalmente mundos paralelos, y fue pura coincidencia que este tuviera naciones con los mismos nombres que países en mi propio mundo y tecnología similar.

La ciencia ficción está llena de historias que postulan que el tiempo no es una sola línea recta, sino que a veces se ramifica en mundos similares pero claramente distintos.

Pero entonces, era tan extraño cómo este lugar del que estaba seguro que era un mundo de fantasía tenía un escenario de ciencia ficción escondido debajo de la superficie. Supongo que eso es bastante común en el manga, el anime y los juegos, pero nunca pensé que iría a un lugar como ese. Y mucho menos estar parado en la zona cero cuando se supo la verdad.