Hai to Gensou no Grimgar

Volumen 14++: Si Pudiera Verte Otra Vez

Historia Extra 5: Quien Era Yo Hasta Ayer

Parte 4

Yo estaba mirando hacia abajo. No me agaché. Todavía estaba de pie de alguna manera.

—¿Mary?

La voz que me llamaba vino desde tan cerca que me sorprendió. Prácticamente salté hacia atrás mientras miraba hacia arriba. Era Maron. «¿Qué?», traté de decir. Sin embargo, mi voz me falló, así que asentí.

—¿Qué pasa? ¿Estás bien?

—… Sí. —Forcé la palabra y agregué—: No es nada.

—¿Sí? Bueno, entonce está bien. Maron retrocedió fácilmente. ¿Había logrado ocultarlo? No estaba segura.

Aparentemente, el zombi había sido un enano, porque tenía varios artículos hechos de mithril, un metal que solo los enanos podían extraer y trabajar. Uno de ellos era un anillo, y Maron me lo pasó.

—Aquí, te lo daré, Mary. Está bien, ¿sí, Jin’e?

—Haz lo que quieras.

¿Todos los demás estaban bien con eso? No escuché ninguna objeción. —Ahí está. Tómalo. Llámalo un regalo por unirte a la Unión Libre. Escuché que los anillos de mitril protegen contra los demonios.

Puse el anillo en mi la bolsa sin mirarlo realmente. No lo quería particularmente. No lo necesitaba, pero era seguro que Maron haría un escándalo si me negaba. Era un dolor tratar con él. Por eso decidí aceptarlo en silencio.

¿Por qué me uní a la Unión Libre y vine a este Valle Zombi de todos modos? Esencialmente, lo hice por el dinero. Para ganar dinero. Seguramente podría vender el anillo de mithril por un buen precio. Si él decía que me lo regalaba, lo tomaría. Sin embargo, no necesitaba estar agradecida.

Si lo considerara una deuda, tendría que pagarla de alguna manera. Eso probablemente sería peligroso. Podrían aprovecharse de mí.

Montamos el campamento en un lugar que estaba a una hora de distancia del Valle Zombi. Maron y los demás solo tenían una tienda de campaña, y justo cuando me preguntaba qué iba a hacer yo, me dijeron que debía dormir sola en la tienda. Los hombres lo pasarían mal. También se turnarían para vigilar, así que podía dormir hasta la mañana.

—No es necesario que me den un trato especial…

—Eres especial —dijo en broma Maron—. Quiero decir, eres la única chica aquí. Tenemos que tratarte de forma especial. Nunca podría tratarte como a uno de los chicos.

—¿Quieres dormir a mi lado? —Jin’e dijo con una ligera risa burlona—. ¿Puedes desnudarte y cambiarte frente a nosotros? ¿O orinar? Si no, no tenemos más remedio que tratarte de manera especial. Eso es un hecho. Deberías aceptarlo.

La manera contundente en que lo expresó lo hizo más fácil. Lo acepté y decidí usar la tienda sola. Aun así, incluso después de forzarme a tragar las raciones de comida que había traído conmigo y me había acostado, no podía dormir.

La delgada tela de la tienda era todo lo que me separaba de cinco hombres que realmente no conocía. Estas eran las Llanuras Quickwind. Lejos de Altana. Si lo pensaba, esta situación era claramente peligrosa.

Eso significaba que no había estado pensando en eso. Había terminado siguiéndolos sin preocuparme. Había sido una idiota. Una completa idiota

Tal vez mi guardia había bajado porque Michiki, Ogu y Hayashi no eran del tipo de hombres que harían algo así. Sinceramente, nunca había tenido ese tipo de experiencia terrible, y nunca me había asustado. Al menos, no en Grimgar.

No podía estar segura de antes. No lo recordaba, después de todo. Pero tal vez no era cierto que nunca lo había experimentado.

¿Había sido como una polilla, atraída por la llama? ¿Había entrado en una trampa?

Una vez que comencé a temblar de miedo, no paraba. Estaban construyendo una fogata afuera. Me di cuenta de que había luz afuera de la tienda, pero no podía ver sus sombras.

Aun así, sentía sus presencias. Si escuchaba, podía escuchar sus voces. Ryuki y Ohjika eran los que estaban despiertos, ¿eh? Bromeaban sobre tonterías y se reían.

¿Maron, Jin’e y Ponkichi estaban dormidos? Ryuki y Ohjika parecían que, si estuvieran juntos, podrían hacer cualquier cosa, sin importar cuán terrible sea. Eso era solo mi imaginación, por supuesto. Podría estar pesando muy mal de ellos, y si fuera así, yo estaría siendo mucho más horrible que ellos. Sin embargo, era un hecho que yo era una persona terrible y egoísta.

Aun así, Ryuki y Ohjika no eran del tipo que se hacían cargo. Sentía que, en lugar de pensar o actuar por sí mismos, era más probable que estuvieran en la trama de otra persona.

No conocía a Ponkichi muy bien. Sin embargo, los otros cuatro claramente lo despreciaban. Pero a Ponkichi parecía no importarle. Le gustaba que lo molestaran, e incluso mostraba signos de sentirse a gusto en la parte inferior de la jerarquía.

Jin’e. ¿Qué hay de él? Incluso después de perder la protección de Lumiaris, había mantenido su integridad y continuó como un ex paladín. Parecía y actuaba rudo, pero podría ser bastante honorable. En realidad, no era un mal tipo. Ese era el sentimiento que tenía.

En realidad, era Maron quien parecía sospechoso. Él había sido el que me invitó, después de todo. Quiero decir, ¿qué tipo de nombre era Maron? Incluso su nombre era sospechoso. Esa actitud relajada. Siempre tonteando. Hasta ahora, no había hecho nada extraño. Había sido amable. Eso también era sospechoso.

Con cuidado de no hacer ruido, saqué el anillo de mitril. ¿Esto era prueba de sus motivos ocultos? Si era así, era demasiado descarado. ¿Realmente pensó que podría llamar mi atención con algo que le robó a un zombi?

Él había dicho que protegía a los demonios. ¿Eso también se aplicaba a los demonios de los sueños? Si lo usara para dormir, ¿me libraría de las pesadillas?

Eso era ridículo. Tratando de escapar de las pesadillas después de dejar morir a mis camaradas. ¿No debería haber agradecido que Michiki, Ogu y Mutsumi aparecieran en mis sueños? Normalmente, no debería haber podido verlos ni siquiera ahí. Porque no tenía derecho a mostrarles mi cara.

Tal vez merezco ser maltratada un poco. Si Maron está planeando algo, bien. Puede hacer lo que quiera. No me importa lo que me pase.

Si hubiera dicho algo así, Michiki se habría enojado. Ogu habría estado triste. Mutsumi me habría reprendido gentilmente.

Regáñenme.

Digan—: Mary, ¿qué estás haciendo? ¡No seas tan descuidada, mantén la cabeza fría!

Por favor…

Pude haberme quedado dormida un poco. No, no un poco, probablemente fue una o dos horas. No soñé. En algún momento, había agarrado el anillo de mitril.

No quería pensar que este anillo fuera lo que me ahorró las pesadillas. Había estado sin dormir tanto tiempo que no me sentía descansada. Mi cabeza se sentía pesada. Estaba nauseabunda. Todo se sentía desagradable.

Traté de sentarme. Quería salir de la tienda y tomar un poco de aire fresco. En ese momento, la puerta de la tienda se movió un poco.

La llamaba puerta, pero era solo una solapa de tela con algunos cierres en el interior de la tienda que permitía mantenerlq cerrada. No era como una puerta con llave. Si metías un dedo por la costura, se abriría fácilmente y también podrías cortar las cuerdas desde afuera.

Alguien había metido una mano por la costura y estaban mirando hacia adentro a través del agujero. A mí.

Reflexivamente, fingí estar dormida. ¿Eso estaba bien? ¿No debería haberme levantado y preguntarles qué creían que estaban haciendo?

Quienquiera que fuera, retiró la mano. Se alejó de la tienda. Parecía que se había ido a sentar junto al fuego.

—… ¿Cómo está?

—Está durmiendo. ¿Qué planeas hacer con esa mujer?

Maron y Jin’e. Aparentemente, Jin’e fue quien se asomó en la tienda.

—No sé. Hmm. Creo que está sufriendo en este momento. Si puedo ganarmela, quiero hacerlo. Mira, prefiero que sea consensual, en lugar de violación, ¿sabes?

—Como si me importaran tus preferencias.

—Pero, hombre, ¿hacerlo por la fuerza? Eso también puede ser bueno a veces, claro. Lo hicimos con la última.

—Eso no estuvo mal.

—Eres un simple bruto. Apuesto a que no puedes hacerlo si no las obligas, ¿verdad? Quiero decir, te encanta tratarlas mal, ¿no?

—No sé cómo alguien puede ser amable con las mujeres.

—¿Waaa? ¿De verdad? Es agradable. Pasar un buen rato con una linda chica. Mary también es una verdadera belleza. Sería divertido coquetear con ella. Sin lugar a duda. Sería divertido.

—¿Por qué perder tanto tiempo solo para poder hacerlo con una chica?

—Hay un sólido retorno del tiempo invertido, por eso. ¡Quiero decir, simplemente no entiendes el sentimiento, eh, Jin’e!

—Probar una vez a una mujer es suficiente para mí.

—Bueno, puedo entender el cansarse de ellas. En ese sentido, es más fácil cuando no deja un mal sabor de boca.

—Esa mujer nunca se interesará en ti.

—¿Eso crees…?

—Todavía tengo ojo para estas cosas. No es que lo necesite.

—¿Ah, sí? A pesar de tu falta de interés, eres astuto con estas cosas. ¿Es la diferencia en la experiencia de vida? Hmm. Entonces no puedo convencerla, ¿eh? ¿Entonces quieres hacerlo ahora?

Maron lo dijo como si no fuera nada, pero pensé que podría asfixiarme. Malo. De eso se trataba. No, era más que malo. No era solo Maron. Jin’e también. ¿Bastante honorable? ¿No es un mal tipo? Ja.

Por lo que acababa de escuchar, era un violador en serie. Incluso Maron, que aparentemente había estado tratando de seducirme, era más humano que él. No es que ni remotamente quisiera llamarlo humano.

Esto no está bien. Me van a atrapar. Me asaltarán. ¿Que puedo hacer?

Si me quedo aquí, estaré atrapada como una rata.

Así es. No debería quedarme en la tienda. Tengo que correr. Ya he tomado una decisión. Me voy de aquí.

Respirando solo por la nariz, mi mente se aceleró. Solo los dos estaban levantados. Maron y Jin’e. Dos hombres. Si recordaba, después de encender el fuego, se habían quitado la armadura. Sería difícil perderlos si corría. Pero, incluso si los tomara por sorpresa, ¿cómo iría eso? Estas no eran personas comunes. Eran soldados voluntarios. Tenían resistencia. No quería entrar en una carrera con ellos.

El comienzo iba a ser esencial. Necesitaba poner distancia entre nosotros con un buen arranque y hacer que se rindieran. Estas eran las Llanuras Quickwind, y también era tarde en la noche. No me perseguirían demasiado lejos.

Tenía un plan. Iba a renunciar a mis cosas. Solo se interpondrían en mi camino. Solo tomaría el dinero.

Maron y Jin’e no se habían movido todavía. Podía actuar primero.

Presioné mi pecho, como si tratara de forzar mi corazón, que quería escapar de mi boca, a quedarse en su lugar. No había tiempo para dudar. Deshice los cierres con dedos temblorosos. Estaba en silencio fuera de la tienda.

Estoy asustada. Estoy asustada. Estoy asustada. ¿De qué? ¿Cómo es que esto es aterrador en comparación con ese momento?

Esto no era nada en comparación con ese entonces. Death Spots. Era un millón de veces más fuerte que ellos.

Salí de la tienda.

Maron y Jin’e estaban sentados uno frente al otro junto a la fogata. Ambos me miraron al unísono.

Ryuki, Ohjika y Ponkichi yacían un poco lejos. Dormidos, como había pensado.

Por un momento, los ojos de Maron se abrieron, luego—: ¿Eh? —Puso una sonrisa—. ¿Qué pasa, Mary? ¿Te levantaste?

Jin’e me miró con ojos que parecían vidriosos, pero, al mismo tiempo, albergaba una luz peligrosamente apagada. Este hombre era más cauteloso que Maron. Probablemente sospechaba que su conversación había sido escuchada.

—Mas o menos… —Eso fue todo lo que dije antes de bajar los ojos y acercarme al fuego. ¿Esto iba a funcionar? Tenía que hacerlo—. Estoy agotada —añadí, suspirando. Debía mirarlos. Incluso yo podría manejar este tipo de actuación.

Me propuse no mirar a Maron o Jin’e a los ojos. Si vieran mis ojos, especialmente Jin’e, podrían ver a través de mí. Por eso, con la mirada baja, me acerqué al fuego, para sentarme junto a Maron y Jin’e.

Obviamente, en realidad no iba a sentarme. Primero, pateé a Jin’e en la cara tan fuerte como pude con la parte inferior de mi bota. Sin perder el ritmo, planté una patada giratoria en el flanco de Maron.

Luego salí corriendo. Solo trataba de alejarme del fuego. La dirección no me importaba ni un poco. Maron y Jin’e estaban gritando algo. Eso tampoco me importaba. No miré atrás. Me concentré en correr lo más rápido que pudiera. Incluso cuando mi garganta y mis pulmones ardían, incluso cuando me dolía el estómago, mis piernas nunca se detuvieron.

—Mary, siempre eres tan extrema —me dijo una vez Mutsumi—. Sin importar lo que hagas, nunca tomas medias tintas. Ese es un punto fuerte, pero también uno débil…

¿Cómo respondí cuando ella señaló eso?

—¿En serio? No lo creo —creo que eso es lo que dije.

Pero, dado que fue Mutsumi quien lo dijo, Mutsumi quien observaba a las personas de cerca, y era tan atenta, creo que tenía razón.

Yo era una persona extrema que odiaba las medias tintas. ¿Solo lo suficiente? ¿Aproximadamente cierto? Nunca podría hacer cosas así. Era cero o uno para mí. No, más como cero o cien. Todo estaba completamente bien, o totalmente mal. Amaba algo, o lo odiaba. No había nada en el medio para mí.

—No es bueno ser demasiada perfeccionista. —Eso es otra cosa que Mutsumi me dijo una vez—. Puede ser más duro para ti que para cualquiera.

—No soy realmente perfeccionista en absoluto —respondí.

No era eso.

Simplemente era terca e inflexible. Por eso no podía doblarme.

Cuando estaba completamente sin aliento, me dolía todo el cuerpo y no podía moverme ni un paso más, finalmente, mis piernas se detuvieron.

Nadie venía detrás de mí.

Estaba sola. Sentía que sería devorada por el infinito cielo estrellado. Dolía incluso solo estar de pie. Me senté en el suelo. Por ahora, necesitaba recuperar el aliento. Mientras intentaba desesperadamente hacerlo, una bestia aulló en algún lugar a lo lejos.

Salté un poco y mi aliento se congeló. Está bien, pensé. Venía de muy lejos. Pero hubo otro aullido. Esta vez, se sintió más cerca que antes. Miré alrededor del área. No podía ver nada. Sin importar cuántas estrellas hubiera, todavía estaba oscuro. Demasiado oscuro. Si tan solo estuviera la luna. Nunca había deseado la luna roja más de lo que lo hacía ahora.

¿Debería moverme? ¿Debería quedarme aquí? No podía decidir. Era un sacerdotisa, no una cazadora. No había manera de que lo supiera.

La bestia aulló. Esta vez, estaba claramente más cerca. No justo a mi lado, pero definitivamente bastante cerca.

Esto no está bien.

No puedo quedarme aquí. Seré comida por animales salvajes. No quiero eso. No quiero morir así.

Me puse de pie.

Pero ¿en qué dirección debo ir…?

La bestia aulló. Decidí alejarme de ese aullido. ¿Debía evitar dar pasos? ¿Debía callarme? ¿Todo era igual para la bestia? Probablemente podría encontrarme por  el olor. ¿Entonces no había escapatoria?

Podría estar arrinconada. La bestia ya podría haberme identificado como presa, y haber comenzado la caza.

Ayuda.

No era bueno.

Nadie me iba a ayudar. No había nadie aquí. Estaba sola.

Finalmente, esa realidad cayó dolorosamente sobre mí.

Estoy completamente sola.