Shin no nakama janai to Yuusha

Volumen 3

Capitulo 1: Una Vida Tranquila Y Pacífica

Parte 3

A decir verdad, me había estado refrenando. Honestamente, me hubiera gustado tener más intimidad con Rit.

“Bueno lo que sea. Entonces, ¿qué querías?” Aunque no de la manera más suave, cambié el tema de conversación.

“Nada en especial. Justo lo que dijiste en la inauguración de la tienda. ‘Siéntete libre de pasar a tomar un té’ y todo. Me vendría bien un té caliente”.

“Está bien, lo haré bien, así que cuídame un poco de la tienda”.

“Déjamelo a mí.”

Me dirigí a la cocina, riéndome entre dientes mientras Gonz estaba detrás del mostrador con su ropa de trabajo, balanceando inútilmente el brazo.

Preparé el té con práctica facilidad, colocando tres tazas de las que salía vapor blanco en una bandeja y me dirigí de regreso a la tienda. No había pasado ningún cliente.

Rit había regresado antes que yo, habiendo recuperado ya la compostura. Ella estaba sentada en el mostrador.

“Ahhh, eso da en el clavo”. Gonz gimió de satisfacción.

“Vaya, todavía tienes trabajo por hacer, ¿no es así?” Reprendí.

“Sí, pero mi trabajo está afuera. Se pone difícil en esta época del año”.

“¿No es peor el calor del verano?”

“¡Claro, pero el invierno ya es bastante malo! ¡Es un tipo diferente de dificultad!”

Los dos nos reímos cuando Gonz enfatizó el punto. Aun así, pude entender lo que estaba diciendo. El invierno y el verano fueron bastante duros.

“Son las yemas de los dedos en particular”.

Gonz se frotó los dedos delgados, pálidos, que no parecían carpintero. Un accidente lo había dejado con un dedo roto hacía años, pero los elfos poseían una especie de fuerza vital tenaz. El hueso roto se había curado por sí solo sin dejar ni una cicatriz.

Sin embargo, me gustaron más las manos de Rit, con sus callos y defectos de todas sus peleas y entrenamientos. Eran aún más entrañables porque se podía ver todo lo que había pasado para llegar hasta aquí.

“Oy. ¿Por qué de repente agarraste la mano de tu dama?”

“Ah, simplemente sucedió”.

Gonz se encogió de hombros, luciendo cada vez más exasperado. Rit se sonrojó mientras escondía una sonrisa detrás de su pañuelo. Ella se veía más y más linda.

“Ya está bien. Lo entiendo. Gracias por el té. Si me quedo más tiempo, vomitaré azúcar pura, así que debería seguir mi camino”.

“Okay. No te lastimes ahí afuera”.

“Lo haré lo mejor que pueda.”

Gonz se acabó el té restante de un trago, se volvió a poner los guantes y se aventuró al aire helado.

“Gonz se veía con frío”, comentó Rit.

“Debe ser duro trabajar afuera en un día como este”.

Todavía bebiendo nuestro té, Rit y yo estábamos llenos de una especie de respeto indiferente mientras veíamos a nuestro amigo soldado irse para reanudar la construcción de una casa.

El invierno no era un problema de otra persona en lo que respecta al Boticario de Red & Rit.

***

“Ni un solo cliente”. Nadie vino hoy.

Estaba descansando mi barbilla en mi mano, distraídamente pasando el tiempo.

“Hice un poco de café, así que tomemos un pequeño descanso”, dijo Rit.

Un breve respiro probablemente estaría bien. No era como si fuéramos a estar ocupados de la nada de repente. Mis hombros se hundieron un poco mientras me dirigía hacia Rit. Al ver eso, sonrió con ironía.

“Es solo un día sin patrocinadores. No tienes que deprimirte tanto”.

Ayer había sido uno de nuestros mejores días laborales. Había preparado muchos medicamentos con entusiasmo preparándome para que esa tendencia continuara, pero la tienda estaba tan vacía que podía escuchar grillos.

“Vender todas estas medicinas ayer significa que todos tienen lo que necesitan por ahora. Hay un reflujo y un flujo en eso”, dijo Rit con dulzura.

“Tal vez, pero aun así…”

Por lo general, había muchas personas que compraban galletas medicinales antes del trabajo, pero hoy no habíamos vendido una, todavía estaban todas sentadas en su canasta.

Se habían basado en una receta que tenía para alimentos en conserva, por lo que no tenían que desecharlos después de un solo día, pero era deprimente ver cosas que había hecho tiradas por ahí de esa manera.

“Pensé que haría un poco más de calor por la tarde”, comentó Rit mientras abría un poco la ventana, dejando que un viento frío soplara a través de la tienda. “Pero sí, con este frío, los Zoltanis no van a tener prisa por salir a caminar”.

Uno de los lemas por aquí era “Esperaré hasta mañana”. Ya sea que hiciera calor, frío o lluvia, cualquier día que fuera molesto hacer algo, la gente se ocuparía de lo mínimo y postergaría las otras cosas.

Me había acostumbrado a esa manera de hacer las cosas de Zoltan, y no es como si lo despreciara, pero…

“Cuando hace aún más frío, los clientes van a ser menos y menos frecuentes”, suspiré.

Rit me dio unas palmaditas en la cabeza para consolarme.

Que alguien a quien amas te haga eso fue reconfortante. Fue genial cuando te sentías deprimido.

“Solo necesitas tener algún tipo de producto que los atraiga debido al frío”, razonó Rit.

“Hay pociones mágicas que otorgan resistencia al frío, pero son caras a quinientas libras la botella, y solo duran un minuto, por lo que no serán buenas para nosotros”.

El brebaje era más para sobrevivir a una helada intensa y conjurada que te mataría instantáneamente. No había pociones para soportar todo un día de invierno.

La razón era que era un desafío mantener la magia durante un período prolongado.

Con una habilidad de preparación, podría hacer medicamentos con efectos más duraderos, como tabletas de fuego interno que aumentaron la temperatura de su cuerpo o la píldora de la maravilla de los tontos que disminuyó la inteligencia. Sin embargo, eran solo para emergencias y tenían efectos nocivos en el cuerpo cuando se tomaban con regularidad.

“Sí, esto es difícil de resolver”.

Rit cambió de marcha, pasando de darme palmaditas en la cabeza a tirar de ella para que descansara sobre su hombro y frotarme desde la parte posterior de la cabeza hasta el cuello mientras luchaba por encontrar una solución.

“Si solo las habilidades comunes fueran suficientes para hacer un calentador de Loggervia”.

“Mmm.”

Oh sí…

Me había olvidado por completo de esos.

Los calentadores de Loggervia fueron un dispositivo creado en el Ducado de Loggervia. Usaron polvo de hierro, agua salina, un polvo fino de carbón de cedro de Loggervian y algunas migas de pan. Se podría usar una habilidad de alquimia intermedia para combinar esos reactivos en un paquete que emitiera calor.

Inicialmente, habían sido un secreto nacional y se distribuían solo a sus soldados, pero durante la agitación que provocó el rey goblin hace cincuenta años, Loggervia había compartido el método de preparación con sus vecinos.

En el frío norte, el uso de calentadores Loggervianos para mantener calientes a los soldados condujo a un marcado aumento de la moral y una mejor capacidad para sostener el combate.

En la actualidad, las pequeñas herramientas estaban bastante extendidas entre las regiones del norte de Avalon. Aun así, a pesar de su conveniencia y los ingredientes baratos necesarios para elaborarlos, no era algo que todos usaran.

La principal razón de esto fue que comenzaron a emitir calidez tan pronto como se reunieron. Eso significaba que debían entregarse al usuario de inmediato.

Se requirió alquimia intermedia para fabricar calentadores Loggervianos, lo que dificultaba que los viajeros pudieran tener en sus manos los artículos.

“Serían perfectos para que un boticario los vendiera por la mañana”, dije.

“Sin embargo, necesitan Alquimia Intermedia, ¿verdad? Eso es lo que escuché en una tienda en Loggervia, al menos”, respondió Rit.

“Heh-heh-heh… La verdad es que descubrí una receta diferente durante mis viajes”.

“Este es un antiguo secreto nacional de Loggervian del que estamos hablando aquí”. Rit pareció sorprendida mientras despeinaba mi cabello.

Incluso entre los alquimistas, no mucha gente investigó cómo funcionaban exactamente las habilidades de la alquimia.

Eso se debió a que dicha investigación exigía los conocimientos técnicos adecuados en lugar de depender de una habilidad, y fue un desafío obtener ese conocimiento.

Pero debido a que había buscado formas de disminuir los impulsos de la bendición de Ruti, había aprendido en detalle cómo funcionaban exactamente esas habilidades. Mis viejos esfuerzos todavía estaban dando sus frutos.

Sin embargo, nunca encontré una manera de disminuir los impulsos de una bendición con tantas inmunidades y resistencias poderosas como el Héroe, que era lo que había estado buscando.

“Para los calentadores de Loggervia, aparentemente lo que hace la habilidad Alquimia intermedia es interactuar con el polvo de hierro y el carbón. El resto se puede hacer con Alquimia elemental o sin ninguna habilidad. El efecto de calentamiento proviene de la oxidación del polvo de hierro. Todo lo demás en la receta es solo para facilitar ese proceso”.

Loggervia era conocida por su producción de hierro, respaldada por la abundancia de madera aserrada de alta calidad de la que se jactaba. Un alquimista originario de la región y muy versado en reacciones relacionadas con el hierro había descubierto la fórmula de los calentadores.

“Lo que significa que todo lo que necesita hacer es hacer que el polvo de hierro se oxide extremadamente rápido. En cuyo caso, si usa el extracto de un hongo que se oxida, el proceso debería ser aún más eficiente. Y si usa polvo de hierro, una solución diluida del extracto de hongos y pan rallado, entonces los calentadores de Loggervia se pueden hacer con habilidades comunes”.

Los viajes del grupo a través de tierras frías habían sido mucho más cómodos después de que descubrí esa receta.

“Realmente no sé mucho sobre las habilidades de la alquimia, pero ¿no es ese tipo de increíblemente increíble…?” Preguntó Rit.

Cuando le conté al grupo de la heroína sobre mi descubrimiento hace mucho tiempo, respondieron con miradas en blanco. No solo eran todos fuertes y robustos, sino que sus mentes se centraban más en las cosas que eran útiles en combate. Fue un viaje para derrotar al señor demonio, por lo que difícilmente podría culparlos. La fiesta probablemente podría haber soportado cualquier clima si se lo hubieran propuesto.

Puede que no se haya sentido como un gran logro en el pasado, pero Rit me felicitó por mi descubrimiento ahora me alegraba.

“Entonces… ¿qué tal eso?” Pregunté vacilante. “¿Qué tal qué?” Rit respondió, confundido.

“¿Habrá algún problema si empezamos a vender estos? No quiero un problema de pociones multiplicadoras en nuestras manos”.

Rit me abrazó con fuerza y presionó su frente contra la mía con una risa. “Esto estará bien. Esto seguramente hará que todos sepan lo increíble que eres”.

“Uf.”

“En serio, sin embargo… mi Red es realmente algo”, dijo Rit felizmente, luego mostró una sonrisa deslumbrante.

Esta vez, no se tapó la boca con su pañuelo, dejando que su felicidad se mostrara.

“Es porque siempre estás ahí para mí”, respondí mientras le devolvía el abrazo a Rit.

***

Le pedí al herrero Mogrim que me diera un poco de polvo de hierro y reuniera algunas muestras. Dejando la tienda a Rit, me dirigí a donde Gonz estaba trabajando.

“Hola, Gonz”.

“Oh, ¿eres tú, Red? Es bastante raro verte por ahí”.

Hoy Gonz estaba construyendo un nuevo almacén para una tienda de ropa. Los pilares de soporte ya estaban levantados y él estaba trabajando en las paredes.

Sus largas orejas semielfa estaban rojas, afectadas incluso más que la mayoría por el frío invernal. Llevaba una bufanda de lana envuelta alrededor del cuello, pero en general, vestía ropa más ligera que no se interponía en su trabajo.

“Hace frío hoy”, observó Gonz mientras se quitaba los guantes de trabajo de cuero y se tapaba los oídos con las manos para calentarlos. Su nariz y cabeza también se habían vuelto de un color cereza, y parecía que estaba sufriendo.

“Traje una muestra para que la pruebes”.

“¿Una muestra?”

“Sí, es para días fríos como hoy. Es un calentador”.

Saqué uno de los calentadores en una bolsa de mi canasta y se lo pasé a Gonz.

“Vaya,  eso  es  bastante  cálido”.  Gonz  parecía  disfrutarlo  mientras  lo sostenía contra sus dedos y orejas.

“Estaba pensando en intentar venderlos. Deberían mantenerse calientes durante unas quince horas”.

“¿En serio? ¡Definitivamente querría uno!”

Gonz ya había agarrado el calentador de Loggervian que le había ofrecido, reclamándolo para él, lo que me hizo reír un poco.

“¿Qué tienes ahí?”

El padre de Tanta, Mido, y algunos otros artesanos dejaron de trabajar y se agolparon.

“Hice un montón, así que hay suficiente para todos”. Pasé los calentadores a los trabajadores uno tras otro. “Oooh, eso es cálido”.

“Realmente odio el frío”.

“Maldita sea, esto es lindo”.

La respuesta fue excelente.