Isekai Mahou wa Okureteru (NL)

Volumen 3

Capitulo 3: El Segundo Héroe, Elliot

Parte 1

Más de lo que Suimei esperaba, Felmenia y Lefille parecían llevarse bien. Como lo demostró su primer encuentro, ambas eran chicas educadas y diligentes con un fuerte sentido de la justicia. Tanto su forma de pensar como sus disposiciones generales eran bastante similares, por lo que tenían mucho en común y no les llevó mucho tiempo abrirse el corazón la una a la otra.

Y dado que no había una sola chispa volando entre ellos, Suimei no tenía absolutamente ninguna preocupación sobre ellas viviendo y estando juntos.

Y, afortunadamente para Lefille, su nuevo amigo era alguien que estaba bien versado en la magia de este mundo. Lefille estaba algo molesta porque no podía asistir al Instituto de Magia como estaba, por lo que recibir lecciones de Felmenia era un buen sustituto por el momento.

Era solo que, a veces, parecía que estaba restringiendo a Felmenia. Suimei estaba seguro de que era solo su imaginación, así que no le hizo caso. Dos días después de que Felmenia llegara a la ciudad, los tres visitaron la sucursal local del Gremio de Aventureros conocida como el Pabellón Crepuscular.

Suimei y Lefille no habían estado en una oficina del gremio desde que habían repelido a Rajas, por lo que planeaban registrarse para informar y solicitar actividades dentro del Imperio. Y después de proporcionarle a la recepcionista una versión un tanto desinfectada de lo que sucedió con Rajas y los demonios, estaban a punto de terminar de poner todas las formalidades en orden.

“…Entiendo. Gracias por tu trabajo. Incluso nuestra sucursal ha oído hablar del asunto en Astel. Es lamentable lo del cuerpo comercial y los miembros que los acompañaban…”

“Ciertamente lo es. También me gustaría disculparme por proporcionar el informe tan tarde”.

Con eso, Suimei inclinó la cabeza hacia la recepcionista. El asunto con Rajas le había pesado mucho.

Se había retirado de la comisión del cuerpo comercial a la mitad, pero como todos los demás miembros habían perdido la vida, sentía que lo menos que podía hacer era hacer un informe adecuado sobre el incidente. Sin embargo, con la situación en la que se había encontrado, había sido completamente interrumpido al registrarse hasta ahora. Pero con esto, finalmente se había quitado una carga de los hombros.

“Eso no es necesario. No parece que se haya podido hacer nada más. Nos alegra ver que haya llegado aquí sano y salvo. Y con respecto a eso, Yakagi-san, nuestro apoyo ha sido bastante frugal, así que háganos saber si necesita algo”.

“Muchas gracias.”

Después de agradecer a la recepcionista del Pabellón Crepuscular que se había ofrecido a ayudar con cualquier cosa que pudiera necesitar en el futuro, Suimei regresó a la mesa donde Felmenia y Lefille estaban esperando.

Lefille estaba bebiendo un poco de jugo de uva de una taza de porcelana que sostenía con ambas manos, y Felmenia miraba el interior del edificio con su forma habitual y serena.

Dándoles un saludo y haciéndoles saber que todas las formalidades habían sido atendidas, Suimei se sentó a la mesa con ellos. Felmenia lo miró de inmediato con una pregunta.

“¿Estuvo bien?”

“¿Hmm? ¿Qué quieres decir?”

Suimei tensó su rostro como si su nariz estuviera tapada y pidió una aclaración. Lefille explicó en lugar de Felmenia.

“Con respecto al informe que hizo hace un momento… pudimos escucharlo desde aquí, y habló sobre los eventos con más detalle de lo que pensamos. Con tanta información, sabes que acabará llegando a este Hadorious o a quien sea, ¿verdad? ¿No sería eso una desventaja para nosotros?”

“Me pregunto… por lo que he escuchado, la razón por la que me usó como señuelo en primer lugar fue porque era parte de un gran plan, ¿verdad? No era como si quisiera matarme ni nada, aunque probablemente ni siquiera pensó en mi seguridad”, dijo Suimei.

“Eso es ciertamente cierto. Si no fuera por el asunto de Rajas, no creo que el duque Hadorious hubiera recurrido a tales medios. Probablemente solo te vea como un buen amigo del héroe que no posee absolutamente ningún poder”, coincidió Felmenia.

“Ya veo. Aun así… mantenerlo en la oscuridad solo podría beneficiarnos. Si nuestro oponente no sabe de nosotros ni de nuestro paradero, entonces no puede hacer nada contra nosotros. En resumen, ser demasiado comunicativo de nuestra parte puede ser un paso en falso”, explicó Lefille mientras dejaba a un lado su taza.

Ciertamente, la posición en la que estaban ahora era ventajosa.

A diferencia de aquí en el Imperio, habían usado nombres falsos cuando visitaban la Ciudad de Kurant, por lo que era probable que Hadorious ni siquiera supiera que Suimei todavía estaba vivo. Y si mantenían las cosas de esa manera, él no podría usarlas más.

Lo que Lefille estaba sugiriendo, entonces, era que Suimei esencialmente se había cortado la garganta con su propia lengua al decir demasiado. Suimei, sin embargo, conocía los riesgos y solo había actuado después de considerar los resultados potenciales en una escala.

“Si esto va a ir de una forma u otra, prefiero que él simplemente siga adelante y haga un movimiento. Si lo hace, entonces es una invitación abierta para que respondamos, después de todo. Entonces, si él se va a meter conmigo, entonces amablemente lo invitaría a venir a mí”.

Después de hacer esa declaración intrépida, agregó que podrían obtener una mejor lectura de Hadorious si los seguía, y con eso, concluyó su punto. Lefille luego agregó sus propios dos centavos.

“Qué inesperado. Pensar que estabas tan inclinado al conflicto…”

“Este tipo Hadorious es un noble que está dispuesto a arrastrar a transeúntes inocentes y usarlos como carne de cañón. Si es lo suficientemente desvergonzado como para usar con indiferencia a ‘el buen amigo del héroe’, entonces si las cosas se ponen serias, probablemente usará a Reiji y a los demás también. No importa cuáles fueron sus verdaderos motivos, no es alguien a quien podamos dejar en libertad por mucho tiempo”.

“Está bien si de alguna manera podemos mantenerlo bajo control desde aquí, pero el duque Hadorious es un oponente difícil de mover incluso para Su Majestad…”

“Bueno, eso es feudalismo para ti. ¿Qué vas a hacer? Y además, tampoco me interesa quedarme en deuda con el rey”.

Reconociendo lo difícil que era el problema, Suimei dejó escapar un gran suspiro y puso fin a esa conversación. Luego comenzó a consultar a las dos chicas sobre qué hacer a continuación. Mientras hablaban, una voz clara y hermosa los llamó.

“Disculpen, ustedes tres… ¿Podría molestarlos un momento?”

“¿Te refieres a nosotros?”

“Si.”

Suimei se dio la vuelta mientras respondía, y se encontró con la definición misma de un chico hermoso. Cabello rubio, ojos azules, piel delicada. Parecía que podía ser del norte de Europa, pero su tez no era lo suficientemente pálida. Sin embargo, era muy sexy.

Tenía un atractivo diferente al de Reiji, un hombre a quien la palabra “bonito” describía de manera bastante acertada. Este chico parecía tener la edad de Suimei, y su ropa tenía un aspecto extraño. Eran un poco diferentes de lo que vestían la mayoría de las personas en el Imperio.

Recogiendo sus pensamientos sobre su primera impresión de este joven, Suimei de repente se dio cuenta de que todos dentro del edificio estaban en movimiento. Si tuviera que adivinar, habría apostado que era porque este joven les estaba hablando.

“Perdón por la repentina intrusión. Mi nombre es Elliot Austin. En cuanto a mi identidad… Aunque es un poco extraño para mí decirlo yo mismo, si dijera que soy un héroe, ¿lo entenderías?”

Cuando el joven se presentó, todos en la mesa de Suimei se unieron al revuelo que se había apoderado del salón del gremio…

“Y aquí está el sacerdote de la Iglesia de la Salvación que me acompaña”.

“Me llamo Christa”.

Cuando Elliot la presentó, la joven que estaba parada justo detrás de él y a un lado se quitó la capucha, levantó con gracia los lados de su falda e hizo una cortés reverencia.

Tenía trenzas verdes colgando sobre sus hombros y una expresión inmutable, hosca y rígida en su rostro. Ella era una mujer joven que parecía muy nerviosa.

Elliot luego desvió su mirada hacia Lefille. Y al darse cuenta de que ella tenía su atención, pareció bastante sorprendida.

“Por la expresión de tu rostro, parece que tienes una idea de lo que está pasando”.

“No podría ser… ¿Recibiste también un oráculo?”

Temblando en estado de shock, la voz de Lefille vaciló mientras exprimía esas palabras. Elliot le sonrió y respondió con un tono refrescante.

“Así es. Recibí un oráculo de la Diosa Alshuna, ya ves, así que vine a recogerte”.

***

Vino a recogerla. Eso es lo que dijo Elliot. ¿Significaba eso que este joven era el héroe convocado en El Meide, el que iba a emprender un viaje con Lefille?

“Como era de esperar, coincide con la forma en que el oráculo te describió al pie de la letra. ¿Podrías decirme tu nombre?”

“Yo-yo soy… Lefille Grakis…”

“Lefille Grakis. Hmm… Lefille-chan, entonces. Encantado de conocerte.”

Con eso, Elliot le dirigió una sonrisa y su mano de porcelana a Lefille. ¿Fue una expresión de cariño? O quizás…

“Ahora bien, de acuerdo con el oráculo de la diosa Alshuna, ven con nosotros”.

“E-Eso es…”

Lefille estaba desconcertada. Elliot hablaba y actuaba como si se esperara perfectamente que ella viniera. Y dado que la conversación avanzaba por sí sola sin él, Suimei aprovechó su camino.

“¿Puedo decir algo?”

“¿Y usted es?”

“Soy su compañero, Suimei Yakagi. De repente te presentaste y te entusiasmaste, pero… ¿eres realmente el héroe?”

Christa parecía bastante irritada por lo que Suimei estaba insinuando. Dio un paso adelante como si estuviera dispuesta a regañarlo por sospechar de ellos, pero Elliot rápidamente levantó un brazo para sujetarla y habló en su lugar.

“Ese tipo de sospecha es natural, supongo. Ciertamente, es posible que la gente asuma el nombre del héroe, después de todo. Sin embargo, lo que digo es la verdad. Veamos… En mi caso, Christa y la gente del Pabellón Crepuscular pueden responder por mí”.

“¿Incluso la gente aquí ahora?”

“No hace mucho, fui con los miembros del gremio para subyugar a algunos monstruos. Creo que conocen muy bien mis capacidades”.

Cuando Elliot hizo esa declaración para dar un vistazo a su identidad, Suimei miró a la gente en el pasillo. Varios de ellos asintieron con la cabeza para confirmar lo que había dicho Elliot. Así que la razón por la que la multitud se agitó antes fue porque conocían la identidad de este joven… Ver al héroe acercarse a un extraño sin dudarlo debió haber sido una escena realmente interesante.

Sin embargo, ¿qué significaba que Suimei podía entender el idioma que hablaba este chico con una sensación totalmente diferente? Suimei tenía buen oído para las lenguas de su propio mundo, por lo que incluso si lo que estaba escuchando era una traducción, debería haber podido escuchar los detalles del idioma en sí cuando se concentró.

El hecho de que no pudiera hacer eso ahora sugiere que este joven no fue convocado de su mundo.

Lefille luego hizo una expresión severa y se volvió hacia Suimei.

“Suimei-kun, este joven también coincide con la descripción que obtuve del oráculo. Parece bastante seguro que es el héroe convocado en El Meide”.

“Sí, no hay duda de que Elliot-sama es el héroe convocado de El Meide”.

Christa también lo avaló rotundamente. Elliot luego se llevó una mano al pecho y se volvió hacia Suimei con un guiño.

“¿Y qué te parece? Con esto, creo que puedes confiar en quien soy ahora”.

“Que eres el héroe, de todos modos”.

“Entonces—”

“He escuchado lo que está pasando de ella, y puedo aceptarlo, pero tener que estar de acuerdo es una historia completamente diferente”.

“¿Perdón?”

“La idea de que ella tiene que seguir el juego sin importar qué… ¿Son los oráculos de tu querido dios tan absolutos?”

Suimei presentó sus dudas con bastante claridad. Estaba preguntando algo que puede haber sido considerado bastante obvio para la gente de este mundo, pero tenía que decirlo. Y la que respondió fue Christa.

“Por supuesto. Es la voluntad de nuestra estimada Diosa. Como aquellos que han recibido sus bendiciones, tenemos la obligación de cumplir con sus palabras”.

La gente de este mundo recibió oráculos directamente o, como diría Lefille, bendiciones de los Elementos y la Diosa. Y dado que la propia Lefille era descendiente de la mano derecha de la Diosa, se sintió especialmente obligada a honrar a la Diosa. Pero aun así…

“¿Qué sucede si la persona en cuestión no quiere hacer lo que le dijeron?”

“Pero debe hacerlo”, declaró Elliot sin rodeos.

A pesar de ser de un mundo diferente, el hecho de que estuviera tan seguro de Alshuna y su voluntad… No estaba exactamente claro en este momento, pero probablemente había una razón por la que no tenía dudas sobre el oráculo. Pero aun así, le resultó extraño preguntarle qué era de Lefille en su estado actual. Reflexionando sobre todo esto, Suimei le hizo una pregunta.

“Vas a subyugar al Señor Demonio o lo que sea, ¿verdad? ¿Y vas a llevar a alguien que no pueda pelear?”

“Debo admitir que también me siento incómodo en ese sentido”. Presentada con una objeción tan razonable, esa respuesta era natural. “Entonces—”

“Sin embargo, el hecho de que recibí un oráculo independientemente significa que hay una razón por la que ella debe venir conmigo, ¿verdad?”

“Eso es leer demasiado, ¿no?”

“Pero estos oráculos transmitidos a nosotros son algo tan exquisito y extraordinario que nuestras mentes no pueden comprender el verdadero significado detrás de ellos. Simplemente deben tomarse como divinos”.

“Incluso si lo dices así mientras gesticula como si estuvieras en un drama, no se conecta con la fe en la Diosa, ¿sabes?”

Suimei derribó la grandiosa manera de hablar y gesticular de Elliot. Christa fue la que se le acercó a continuación.

“Por lo que estoy escuchando…”

“¿Hmm?”

“Por lo que estoy escuchando, parece que no estás haciendo nada más que declaraciones que niegan el oráculo. ¿Estás diciendo que te opones no solo al héroe Elliot-sama, sino también a la voluntad de la gran Diosa Alshuna?”

“E-Eso es…”

Christa dominaba al grupo con una mirada penetrante. Y teniendo eso sobre ella, Lefille vaciló. Normalmente, la mera mirada amenazadora de alguna chica no causaría ni un ápice de ansiedad dentro de Lefille, pero con Alshuna agregada a la mezcla, era natural que se rindiera.

Fue allí donde, para lanzarle un salvavidas a Lefille, Felmenia desafió a Christa con una actitud tensa que era bastante inusual para ella.

“Ciertamente es cierto que la palabra de Alshuna es importante, pero ¿no estás ignorando las circunstancias de manera demasiado desconsiderada? Creo que es demasiado apresurado por su parte llevar a Lefille con usted aquí mismo, ahora mismo.”

“Y creo que todo el mundo es consciente de que no estamos en una situación en la que tengamos tiempo para el ocio. El Reino de Noshias fue arruinado por los demonios, y el otro día, las manos del mal clavaron sus dedos en el Reino de Astel, como ya sabrás”.

“Y eso se evitó”.

“¿Qué hay con eso? El problema en cuestión es que hay demonios que invaden territorios incluso mientras hablamos”.

“Sin embargo, incluso si Lefille fuera con el héroe, eso no significa que la situación actual vaya a cambiar. Más bien, existe una posibilidad considerable de que simplemente esté arrastrando a un transeúnte inocente a problemas. ¿No dañaría eso la reputación del héroe?”

Felmenia y Christa se miraron fijamente, chispas volando. Por un momento, pareció que la discusión fluía en contra del favor de Felmenia, pero logró contraatacar y recuperar su terreno. Christa luego selló firmemente su boca en una línea perfectamente recta, y Felmenia notó que Elliot la estaba mirando fijamente.

“… ¿Sucede algo?”

“Me gustaría escuchar tu nombre”.

“Me llamo Fem Ray”.

Cuando le preguntó por su nombre, Felmenia creó un alias en el acto. Luego, Elliot se acercó a ella y la miró como si hubiera despertado su interés.

“Fem-san, también parece que tienes bastante maná.”

“¡¿Q-Qué?!”

“Actualmente, estamos en medio de expandir nuestras fuerzas para enfrentar al Señor Demonio. En otras palabras, buscamos personas como usted que posean habilidades sobresalientes. Fem-san, ¿considerarías venir con nosotros junto con Lefille-chan?”

“¡¿Qué?!”

“¡¿QU-QUEEEEEEEEEEEE?!”

“No, en lugar de preguntar si vendrías, sería mejor decidir que sí. Si no me equivoco, la autoridad para reclutar aliados también es parte de ser un héroe”.

Al decir eso, Elliot se volvió hacia Christa en busca de confirmación. “…Si. Es tal como dices. ”

Aunque ella afirmó lo que dijo, dudó un momento antes de hacerlo. Probablemente fue porque albergaba malos sentimientos hacia Felmenia. A pesar del pequeño enfrentamiento que acababan de tener, la invitaron a unirse a su fiesta, por lo que ciertamente era comprensible que Christa no le agradara la idea. Elliot, sin embargo, pareció no prestarle atención.

“Entonces… ¿entiendes?”

“A-Aun así…”

Antes de que el desconcierto de Felmenia pudiera volverse más asombroso, Suimei intervino.

“No importa cómo lo digas, ¿no es eso demasiado prepotente?”

“Podría ser.”

Elliot no trató de esquivar la pregunta. Pero le dio una mirada escrutadora a Suimei, como si lo estuviera evaluando.

“¿Qué?”

“Parece ser fuerte, pero tú no pareces poseer las habilidades para poder soportar nuestro viaje”.

“¿Oh si?”

“En otras palabras, no puedes venir con nosotros. Aunque es lamentable, déjalo aquí. Para ti, puede parecer que te están arrebatando a tus dos compañeras, pero para la gente de este mundo, la subyugación del Señor Demonio tiene prioridad sobre todo lo demás. Por el bien de la gente de este mundo, quiero que te tragues las lágrimas”.

La cara de Suimei se contrajo un poco. Habiendo derramado tal desprecio sobre él, Suimei no pudo ni siquiera fingir compostura. A pesar del hecho de que se acababan de conocer, él no se contuvo y dijo lo que demonios quería.

“¿Qué me dices?”

“Por el bien de la gente de este mundo… ¿Estás diciendo que realmente puedes justificar esto con esa excusa?”

“¿Excusa…? ¿Quieres difamarme diciendo que estoy tratando de salirme con la mía con llevarme a estas chicas?”

“Estarías precisamente en lo correcto”.

Cuando Suimei dijo eso, Felmenia se aferró a él sin fuerzas y comenzó a lloriquear, casi llorando.

“¡Suimei-donooo! ¡¿Qué hacemos?!”

Felmenia estaba excesivamente perpleja. ¿Dónde se había ido esa figura galante que se enfrentó a Christa? Mirando a Elliot, Suimei le respondió.

“En tu caso, puedes simplemente ignorarlo, ¿no?”

“¡E-Eso no servirá! Tal como lo insinuó antes, si el estimado héroe de la salvación solicita el acompañamiento de alguien, está obligado a seguirlo”.

Inclinándose más cerca del oído de Felmenia, Suimei le susurró. “¿Qué pasa con la misión del rey?”

“¡No! Si tuviera que dar mi nombre real, el Estado Santo probablemente enviaría una notificación formal al congreso del Reino de Astel. Si eso sucediera, incluso si Su Majestad ordenara lo contrario…”

No le haría ningún bien, ¿verdad? Pensando en ello, Suimei recordó haber escuchado sobre cómo el rey se oponía a la invocación del héroe en la conferencia mundial.

Y considerando cómo había ido eso, no había forma de que las intenciones inciertas del rey de un solo país fueran priorizadas sobre el bien del mundo. Pero incluso entonces, Suimei no estaba dispuesta a retroceder.

“Me niego.”

“No tiene nada que ver contigo. No tengo ninguna razón para complacer tus objeciones”.

“Seguro lo harás. Estas dos son mis compañeros. Es lógico que yo tenga algo que decir al respecto”.

“Como dije antes, esto es por el bien del mundo”.

Cuando Elliot una vez más usó las circunstancias de este mundo como escudo, Suimei se irritó.

“Como si me importara una mierda”.

“¡Suimei-kun!”

“¡Suimei-dono!”

Incluso si era algo que no debería haber dicho en público, tenía que decirlo. Y al escucharlo, Felmenia y Lefille levantaron la voz sorprendidos. El héroe Elliot también habló en un tono considerablemente sorprendido.

“¿No eres un ciudadano de este mundo?”

“Tal vez sea así. Sin embargo, eso es intrascendente para mí”.

“Tu…”

Elliot lo miró perplejo, y Suimei le devolvió la mirada con una que mostraba su voluntad de hierro. Su competencia de miradas se prolongó brevemente, pero una chica rápidamente le puso fin. Fue Christa.

“¡¿Habéis oído a este hombre hace un momento?! ¡Mirad! ¡Este hombre se opone a las palabras de nuestra imponente Diosa y desafía su voluntad!”

Felmenia y Lefille casi saltan de sus sillas. Dándole la espalda a Suimei y los demás, Christa actuó como si estuviera dando un discurso dramático a la gente dentro del Pabellón Crepuscular desde la esquina del pasillo.

Entonces, esta fue una denuncia artificial y exagerada para arrastrar a todos los demás e intentar intimidarlos con números, ¿verdad?

En respuesta a la fuerte voz que Christa lanzó de repente, varias personas hablaron. Los miembros del Pabellón Crepuscular, que solo habían estado susurrando mientras miraban a Suimei y los demás, ahora estaban a todo volumen. Incluso las  personas en la fila para enviar comisiones que parecían ser seguidores de la Iglesia de la Salvación lanzaban miradas de juicio en su dirección.

En poco tiempo, la atmósfera en el salón del gremio estaba tan tensa que parecía que iba a detonar. Palabras despectivas como “sinvergüenza” y “desvergonzado” estaban siendo lanzadas a Suimei. No podía decir exactamente que estuvieran equivocados, pero poner en su contra a personas no relacionadas avivando las llamas de su devoción religiosa cabreó a Suimei sin fin.

“Diosa esto, Diosa aquello… Todo lo que ella diga vale, ¿eh? Entonces, ¿la voluntad de la persona en cuestión es simplemente basura para ti?”

“Ese no es el caso. Sin embargo, el problema que nos ocupa ahora es una cuestión de perspectiva en la que tales emociones no pueden ser la única base para las acciones de uno”.

Aun así… “Qué idiota.”

“¿Qué…?”

Al escuchar la denuncia abierta de Suimei de sus palabras, Elliot se sintió confundido por un instante. Después de mirarlo de reojo, Suimei se volvió hacia Felmenia y Lefille.