Isekai Mahou wa Okureteru (NL)

Volumen 1

Extra 4: ¡Choque En Una Noche Estrellada!

Esto sucedió justo después de terminar una misión problemática que le impuso el líder de la Sociedad.

Era tarde una noche con las estrellas brillando en lo alto. En las ruinas abandonadas que alguna vez fueron pisoteadas por un enorme dragón, había una mujer del norte de Europa con ropa moderna y refinada debajo de su armadura de caballero. Su cabello rubio platino estaba atado con una gran cinta para que no se interpusiera en su camino. Ella se paró altivamente ante Suimei.

“¿Tú otra vez? Realmente nunca te cansas de esto, ¿verdad?”

Mientras Suimei le hablaba de una manera perturbada, la mujer, Alexis, puso una sonrisa atrevida como si dijera que estaba tirando el guante y le lanzó un dedo.

“Por supuesto. Hoy, con certeza, corregiré el camino por el que caminas, Starlight”.

“Oye, ¿puedes detenerlo con ese apodo ya? En serio.”

Suimei hizo una mueca. “Starlight” era el nombre que usaba cada vez que hablaba con él. Probablemente era un apodo inspirado en algo de su magia que ella había presenciado una vez, pero era tremendamente vergonzoso que la llamaran así.

“¿No es mi decisión lo que te llamo?”

“¿No tengo al menos derechos de veto?”

“No, no lo tienes.”

A pesar de que era una pregunta honesta, Alexis lo interrumpió secamente. Y luego, con una gesticulación exagerada, empezó a montar un monólogo.

“Yo, Alexis Van Meizan, te ordeno, Yakagi Suimei, que te retires inmediatamente del sórdido grupo conocido como la Sociedad, y te sometas obedientemente a nuestra Orden de Caballería de la Rosa Cruz”.

“Pasaré.”

“¿Por qué? En lugar de perseguir los sueños de su líder que ni siquiera sabe que se pueden lograr, ¿no es mucho más razonable unirse a nosotros y usar su poder por el bien de la gente?”

“Quizás, pero realmente estás metiéndote aquí”.

Después de que Suimei escupió su contundente respuesta, la expresión de Alexis se volvió sombría. Al observar esto, la compañera de Suimei de la Sociedad que había estado observando en silencio las cosas desde el margen, Hydemary, se volvió hacia él con un rostro que transmitía una escasa cantidad de emoción.

“Oye, Suimei-kun, ¿quién es esta niña de aspecto verdaderamente terca?”

“¿Oh, ella? Esta es la pequeña princesa de la Orden de Caballeros de la Rosa Cruz de la que les hablé”.

Hydemary se burló con indiferencia. Ella no parecía interesada. Quizás fue porque se trataba de alguien desconocido para ella, pero a pesar de todo, la luz en sus ojos se mantuvo nítida.

“… ¿Entonces eres la alabada genio hija de Alzbayne?”

“Sip.”

Ante la respuesta frívola de Hydemary, el caballero miró de un lado a otro entre ella y Suimei. Ella parecía infeliz.

“Encuentro esto desagradable”.

“Qué casualidad. Por alguna razón, también me he sentido un poco molesto por un tiempo”.

Parecía que la evaluación de Suimei de la disposición de Hydemary estaba algo fuera de lugar. Las chispas volaban entre las dos chicas ahora.

Fue una sorpresa para Suimei que Hydemary mostrara tanta hostilidad sin una razón definitiva. Decir que era inusual era ponerlo a la ligera. Fue algo sin precedentes.

Y así se fundió un fusible. Al segundo que Alexis se movió, Hydemary intuyó lo que vendría e inmediatamente cantó un hechizo.

“Jetzt kommen, mein niedlicher Teddybär”.

[Ahora ven, mi lindo osito de peluche.]

Era la magia de Hydemary, la magia de origen.

Vestido con una túnica púrpura y un sombrero de bruja a juego con un patrón de estrellas, un oso de peluche gigante se manifestó justo encima de Alexis y cayó directamente hacia abajo como para aplastarla.

¡Bof!

“¡Ugh! ¡¿Qué es esto?! ¡¿Un animal de peluche?!”

“Es mi magia. ¿No es súper lindo?”

Al escuchar esas palabras jactanciosas provenientes del rostro inexpresivo de Hydemary, Alexis respondió sin miedo.

“No quiero que me subestimes. Si tuviera que hacer uso de mi magia, entonces tal… ¡¿Qué?!”

Parecía que estaba tratando de escabullirse de debajo del oso gigante, pero no se movía ni un centímetro.

“Es inútil. Beat-tan pesa cinco mil toneladas de maná, después de todo”.

“¡¿C-Cinco mil toneladas de maná?! ¡¿Qué pasa con esa dudosa denominación?!”

Alexis gritó, criticando una afirmación tan ridícula. Suimei al menos entendió sus sentimientos a ese respecto. Cuando se enfrentaba a alguien que manipulaba el origen de la magia, eso era la norma.

Sin embargo, era cierto: “5kMt” estaba escrito muy cortésmente en la parte posterior del osito de peluche. Según Hydemary, convirtió maná en peso y luego masa, creando una especie de unidad de medida para él.

“¡Ugh! ¡No puedo moverme!”

“Es inútil por mucho que luches. Ahora bien, Suimei-kun, ¿deberíamos irnos? Me gustaría ir a reparar a mis hermanitas rápidamente”.

Sintiéndose segura de su victoria, Hydemary se volvió para alejarse. Pero al igual que ella, el osito de peluche quedó suspendido de repente en el aire. Los delgados brazos de la princesita que parecía que solo sostenían cubiertos habían superado el peso. Suimei solo pudo dejar escapar un gemido al verlo, y Hydemary no se sintió muy diferente.

“¿Hmm? Para poder dejar de lado a Beat-tan… Ella es tal como la describiste, Suimei-kun: una mujer musculosa”.

“¡Tu! ¡¿Qué le has estado diciendo a la gente?!”

“¿La verdad?”

“Starlight, ¡corrige esa declaración que hiciste con respecto a una dama de belleza incomparable como yo!”

“¿Qué dama? Cada vez que te veo, te estás quitando la maldita tapa”.

Suimei sonaba molesto y, por alguna razón, Alexis respondió de una manera algo nerviosa.

“¡P-Pero eso no es culpa mía! ¡Es tu culpa por no venir a mí… quiero decir, al lado de la Orden de Caballería!”

Alexis le gritó a Suimei, pero no se detuvo allí. Con una expresión ansiosa como si el fuego de su corazón estuviera en llamas, lanzó una especie de confesión descarada.

“¡¿Por qué no vienes a mi lado aunque siempre estoy pensando en ti?!”

“Vas a causar malentendidos como ese…”

Escucharla decir eso hizo que Suimei se sintiera un poco caliente en la cara. Tampoco era solo su imaginación. Estaba un poco feliz de escucharlo, pero… ese no era el problema en cuestión. Probablemente porque Alexis estaba prácticamente agitándose con su magia aún activa, estaba dañando las ruinas circundantes. Al ver a Alexis actuar así, Hydemary dirigió una mirada fría en su dirección.

“Debes ser la niña musculosa de la que hablan en las calles…”

“¡¿Qué le estás diciendo a la misma reencarnación de Santa Lucía?!

¡Cállate la boca!”

“¿Qué pasa si digo que no, du Schweinehund?”

Schweinehund, que literalmente significa perro-cerdo con la connotación subyacente de ser un tonto, era un insulto favorito de Hydemary. El hecho de que lo estuviera usando ahora indicaba que se había cansado de la situación.

En cuanto a Alexis, que estaba en el extremo receptor del desaire, su rostro se puso rojo brillante como si fuera la ofensa máxima.

“Tú… Ahora me voy a poner serio…”

“¿Y qué va a pasar cuando te pongas serio?”

“¡Hmph! ¡Aetheric Highburst! ”

Con esas palabras, Alexis activó su horno de maná. Parecía que no estaba mintiendo acerca de ponerse seria. Inmediatamente convocó a una enorme estrella de la mañana con una bola que medía cinco metros de diámetro. Tomar tal cosa en la mano mientras afirmaba ser la reencarnación de un santo exaltado por su gran sabiduría planteó algunas preguntas, pero…

“Muévete a un lado. No tengo nada que hacer con un homúnculo como tú. El único que busco eres tú, Starlight. Tú y solo tú”.

El rostro de Hydemary casi se contrajo. Parecía que ella también estaba a punto de ponerse seria. Y con las cosas yendo tan lejos, Suimei también tendría que hacer un movimiento.

“Bien vale. Entonces supongo que tengo que… ”

Aunque Suimei estaba a punto de dar un paso adelante, Hydemary extendió la mano para detenerlo.

“Suimei-kun, ¿podrías retroceder?”

“¿Hmm?”

“Yo manejaré esto. De alguna manera… ¿Cómo lo digo? Tengo esta sensación nebulosa dentro de mi pecho”.

“Eh, tú…”

“Kunng-Lei Maximum Licht …”

Entonces Hydemary también activó su horno de maná, y se levantó el telón sobre un choque de magos de gran clase que intentaban aplastarse entre sí. Sin embargo, a pesar de lo que ambos querían, la pelea llegaría a su fin sin una conclusión definitiva.