Isekai Ryouridou (NL)

Volumen 1

Prologo: Caída Dramática

Cuando llegué, me encontré tirado en el suelo en un bosque desconocido.

“¿Eh…?”

Me senté y contemplé mi entorno, todavía aturdido.

Sí, eso es un bosque. Estaba justo en medio de un bosque que nunca había visto en mi vida.

Bueno, nací y crecí en un distrito comercial, así que supongo que no había tal cosa como un bosque que había visto. Además, de todos modos, no podría imaginarme este tipo de jungla en ningún lugar de Japón.

Pude ver un árbol enorme y extrañamente retorcido. Había grandes hojas de palma y flores que seguramente parecían venenosas. Un grito de pájaro completamente extraño sonó desde algún lugar cercano. Y el follaje sobre mi cabeza era tan espeso que ni siquiera podía ver el cielo.

¿Dónde diablos estoy?

Luego, miré mi cuerpo, que estaba medio enterrado en la maleza verde. Estaba en el uniforme de mi chef, completo con delantal blanco y zapatos. El logotipo negro del ‘Restaurante Tsurumi’ estaba estampado en mi pecho. Finalmente, había una toalla blanca envuelta alrededor de mi cabeza, completando mi conjunto habitual.

¿Qué estaba haciendo durmiendo en un lugar como este, vestido con este atuendo?

En cualquier caso, me senté allí con las piernas cruzadas y traté de pensar en lo que había sucedido antes de perder el conocimiento.

Sin embargo, justo cuando me fui a mover, mi mano rozó algo. Era la sensación de madera dura, lisa y procesada. Lo saqué de debajo de la maleza y descubrí que era un cuchillo de cocina universal con una funda de magnolia blanca. El agarre de ébano mostró mucho uso, y la hoja tenía 20 centímetros de largo.

Sabía exactamente qué era esto sin siquiera tener que sacarlo de su funda. Este era el cuchillo que mi viejo valoraba más que la vida misma, que venía de la famosa y antigua tienda de cubiertos Sakaki en Kyoto.

En cuanto lo vi, lo recordé todo.

***

Me llamo Asuta Tsurumi. Mi apellido utiliza el “tsu” del estrecho de Tsugaru, y el kanji para “parar” y “mirar”. Mientras tanto, el Asuta está escrito como “engordar mañana”. Tengo 17 años, en mi segundo año de la escuela secundaria pública. Mido 170 centímetros de alto y peso 58 kilos, así que no, no estoy especialmente gordo. Y en realidad no nací en Tsugaru, sino más bien Chiba en la región de Kanto.

Mi familia dirige el restaurante Tsurumi, un restaurante que funciona bastante bien por sí mismo. O, bueno, al menos así fue, hasta que esos tipos comenzaron a merodear hace un mes.

Aparentemente, el edificio de al lado estaba siendo remodelado en una especie de complejo de diversiones o algo así, así que el nuevo propietario vino a pedirnos que vendiéramos nuestras tierras.

Oficialmente, quería construir un estacionamiento para su nuevo lugar. Sin embargo, parecía que la verdadera razón era que iban a tener un patio de comidas en el parque, y tener un restaurante popular al lado podría haber atraído a sus clientes.

Naturalmente, no había razón para aceptar una demanda tan unilateral, por lo que mi Padre se negó cortésmente. Sin embargo, parecía que nos enfrentábamos a un peor sinvergüenza de lo que pensábamos. El nuevo propietario de ese edificio aparentemente era el tipo de hombre que se había apoderado de la propiedad del lugar a través de medios turbios.

Y así, cuando comenzó la remodelación de ese edificio, fuimos atacados por un acoso encubierto. Hicimos que alguien rociara con pintura “veneno” en los postigos de nuestra tienda, y la gente nos llamara pero no dijera una palabra, e incluso nos arrojaron  un gato muerto frente al lugar…

En realidad, todo era viejo y probado. -acoso escolar. Lo único que hicieron que se sintieron actualizados fue difundir rumores infundados en línea sobre nuestra tienda que intoxicaba a las personas.

Por supuesto, nuestros clientes habituales no prestaron atención a esto, y salieron tan a menudo como siempre.

Sin embargo, dicho esto, vimos una caída dramática en los nuevos clientes y estudiantes universitarios en su camino de regreso de la escuela y similares, lo que tuvo un efecto definitivo en nuestros números de ventas. Realmente me hizo sentir el poder y el alcance de Internet en un grado frustrante.

Sin embargo, mi comentario simplemente se rio, diciendo: “¡Me siento mal por cualquiera que crea esas tonterías y se pierda la oportunidad de comer mi comida!”

Sin embargo, no pasó mucho tiempo antes de que no pudiera simplemente reírse de eso.

Para mí, se sintió como unas pocas horas antes.

Padre dejó los preparativos de la noche para mí y fue a buscar suministros, solo para ser atropellado por un pequeño camión en el camino y trasladado al hospital. Me apresuré a ir a verlo tan pronto como recibí ese aviso, sin siquiera detenerme para cambiarme el uniforme.

Cuando vi a mi padre en la cama del hospital, él me devolvió una sonrisa cordial.

A pesar de que tenía una sonrisa en la cara, tenía fracturas en ambas piernas. Las vendas estaban envueltas alrededor de sus brazos y su cabeza, con manchas rojas por todas partes.

Después de todo, lo había golpeado de frente un camión que iba a una velocidad de unos 80 kilómetros por hora. El médico que lo atendió tenía una expresión de asombro en su rostro y dijo que era un milagro que todavía estuviera vivo.

Después de golpear a mi padre, el camión continuó y salió a toda velocidad. Hubo varios testigos, pero se quitaron las placas y el conductor llevaba una máscara de esquí y gafas de sol para ocultar su apariencia.

Era claramente un ataque deliberado, manejado por expertos. Pero aun así, mi padre seguía sonriendo.

Bueno, necesitarías un camión volquete o algo para terminar con este viejo mío.

“Entonces, ¿cuánto tiempo hasta que me den de alta?”

El médico que lo atendió parecía extremadamente preocupado, frente a su paciente muy sonriente, postrado en cama y gravemente herido.

“No, ya ves, antes de que podamos discutir algo así, primero tendremos que examinar tus ondas cerebrales, y luego tendremos que realizar una cirugía en tus piernas…”

“Correcto. Entonces, ¿cuánto tiempo hasta que salga? ”

“En este momento, realmente no puedo decir… Después de todo, tiene fracturas en ambas piernas, y no sabemos cuántos meses de rehabilitación necesitarás…”

“Ya veo. Bueno, te dejo todo eso a ti, Doc, pero tengo una tienda que administrar. No me importa si necesita estar en una silla de ruedas o lo que sea, pero por favor denme de alta lo antes posible. Si tengo que dejar las cosas a este patán, mi tienda se arruinará”.

Naturalmente, “este patán” se refirió a mí.

Bueno, es cierto que mi viejo seguiría empuñando ese cuchillo suyo hasta que muriera, incluso si tuviera que usar muletas o una silla de ruedas. No pude evitar sonreír también, pensando en ello.

Fue entonces cuando recibí una llamada de mi amiga de la infancia, Reina. Sus gritos de pánico llegaron. “¡Asuta! ¡Tú restaurante está en llamas!”

La sonrisa se borró de la cara de mi viejo por primera vez cuando se la transmití.

“¡Asuta, mi cuchillo! ¡Esa es la única cosa que no puedo perder! ”

Volé fuera del hospital, volviendo a casa con más prisa de lo que había estado en el camino.

Mi papá valoraba más ese cuchillo Sakaki que la vida misma. Siempre gritaba acerca de cómo un verdadero chef podría satisfacer a un cliente sin importar dónde se encontrara, independientemente de los ingredientes y las herramientas disponibles. “Pero esto es lo único que no puedo dejar de entender”, agregaba, agarrando ese precioso cuchillo de la famosa cuchillería en Kyoto.

Esa era la única cosa que no podía soportar perder. No importa cuánto lo acosaran, incluso después de ser atropellado por un camión y romper ambas piernas, e incluso quemar su tienda, mis palos se mantendrían firmes. Pero si perdió ese cuchillo, esa sería la gota que colmó el vaso.

Y así corrí, tan rápido como pude.

Cuando llegué a la tienda, ya había docenas de espectadores mirando el espectáculo, y el camión de bomberos había comenzado a funcionar.

Pero el restaurante todavía estaba envuelto en llamas, y el humo negro se elevaba hacia el cielo de verano. Probablemente no había forma de evitar que todo se quemara en el suelo en este punto, sin importar cuánta agua vierta. Simplemente estaba ardiendo demasiado ferozmente, como algo salido de una pesadilla.

“Asuta-chan…”

Reina había estado parada allí atónita, pero cuando se dio cuenta de que estaba allí, se aferró a mí con lágrimas en los ojos.

Agarré sus delgados hombros, di un solo asentimiento… y luego me zambullí en las llamas rugientes.