Genjitsushugi Yuusha No Oukoku Saikenki

Volumen 9

Extra 3: ¡Solo la Punta!

“¡¿Qué es esto?!” exclamó Trill.

Tras ser conducida al laboratorio de mazmorras de la supercientífica Genia, la tercera princesa imperial, Trill Euphoria, dejó escapar un grito de sorpresa al ver cierta cosa. Aquello que se cernía sobre todo el taller de la mazmorra, Mechadra.

“¡Combinaste los huesos de un dragón real con metal y partes de monstruos para crear un dragón mecánico!” gritó Trill, respondiendo a su propia pregunta. “Esa es la Casa de Maxwell para ti. ¡Es una idea creativa que no se le ocurriría a ninguna persona común y corriente!”

“Es una idea descabellada, sí”, dijo Erula, la alta elfa que la acompañaba. “¿Estamos seguros de que es una supercientífica y no una simple científica loca?”.

Genia se rascó tímidamente la cabeza.

“Aww, no me alabes tanto. Me estoy sonrojando.”

“Nadie te está alabando”, dijo Erula con un suspiro.

“No, creo que esta idea es digna de elogio”, los ojos de Trill brillaron más. “Es cuando hacemos las cosas que nadie más hará cuando la ciencia y la tecnología progresan. Ahora bien, hermana mayor Genia, ¿puedes hacer que esta Mechadra se mueva?”

“Hmm… Si la pregunta es si puede moverse o no, puede, pero…”

Mechadra no tenía ningún sistema de control, ni interno ni externo. Sin embargo, usando el poder de Souma, Poltergeists Vivientes, era posible moverlo. Cuando ella lo explicó, ocultando sólo el nombre de Souma, Trill se llevó una mano a la barbilla y asintió.

“Entiendo. Aunque se necesita la magia de una persona, hay una forma de moverlo.”

“Bueno, supongo que es así.”

“¿Tiene este Mechadra algún tipo de armamento?”

“No. Al fin y al cabo, nunca se diseñó pensando en moverla”. Enia lo dijo como si fuera obvio.

Trill parecía insatisfecha. “Es un desperdicio terrible. Si tienes una forma de moverlo, ¿cómo puedes no ponerle armas?”

“Por favor, no seas irracional. Los huesos de dragón son difíciles de usar. Si los ponemos en un arma, podría haber quejas de la Cordillera del Dragón Estelar, ¿sabes? Incluso el rey está en contra de la idea.”

“¡No se ponen armas sólo para usarlas!”

“¿Qué dices?” Enia y Merula la miraron sin comprender.

“¡Las armas hacen que una máquina sea más genial!”, declaró Trill, hinchando su pecho, que tenía un tamaño adecuado para su edad, con orgullo. “El armamento es un símbolo de poder. Al igual que las cosas bellas atraen a la gente, también lo hacen las cosas poderosas. Por ejemplo, aunque no tengas intención de usarlas, al colocar las armas, puedes encantar el corazón de la gente. Imagina, si quieres, un magnífico dragón. Si no tuviera cuernos ni garras, ¿crees que podría mantener el mismo esplendor?”

“Hmm… Hay alguna razón para eso”, reflexionó Genia.

Merula la agarró por el cuello y la sacudió. “¿Te lo estás creyendo? ¡Espera, no puedes dejar que te arrastre!”

Continuó Trill. “En el Imperio, cuando construimos una estatua de una gran persona, le damos un arma. Ustedes hacen lo mismo en el reino, ¿no? Siendo así, creo que deberíamos ponerle armas a esta Mechadra que apenas se mueve. Porque sería impresionante.”

“Uf… Hmm, lo genial es importante”, dijo Genia tras quitarse a Merula de encima. “Entonces, ¿qué tipo de armas tienes en mente? ¿Cañones de hombro, tal vez?”

Trill habló como si hubiera estado esperando este momento todo el tiempo. “¡Sí, un taladro, por supuesto!”

“”…””

Genia y Merula la miraron sin comprender por segunda vez en el día.

“¿Un taladro es un arma?” preguntó Genia.

“¡Claro que lo es! Si piensas en ello como un ataque que puede atravesar cualquier cosa, ¡¿qué es eso sino un arma?!”

“¿Dónde pensabas instalar esto, sólo como referencia?” preguntó Genia con dudas.

Los ojos de Trill brillaron. “¿Qué tal las dos manos? Si convertimos los brazos en taladros y los hacemos girar mientras perfora, podría abrir fácilmente agujeros en los muros de un castillo. Sólo de imaginar esa escena, me entusiasma.”

Los otros dos asintieron. Con una mirada compartida, hablaron al unísono.

“Rechazado.”

“¡¿Por qué?!”

“Te dije que los huesos de dragón son difíciles de usar, ¿no?”. Señaló Genia con calma. “Si hiciéramos ese tipo de modificación extraña a los huesos de uno de ellos, podría molestar a los dragones de la Cordillera del Dragón Estelar.”

Trill tragó saliva. Entonces, “¿qué tal si lo unimos al final de la cola?”

“Eso me suena igual.”

“¡La punta! ¡Sólo la punta!”

“Esta chica sólo quiere ponerle un taladro ahora”, dijo Merula con exasperación. Fue otro día animado para los cerebros del reino.