Hai to Gensou no Grimgar

Volumen 6: Hacia una Gloria que No Vale la Pena Tomar

Capitulo 8: Cruza la Línea

Parte 2

Kuzaku blandió su espada larga con tanta fuerza que pareció que podría tirar su escudo, aunque en realidad no lo hizo, y golpeó con su espada larga en la Espada Relámpago Delfín del Tori-san con todas sus fuerzas. Por supuesto, cuando tocó el arma, lo aturdió.

“¡Ah!”

El cuerpo de Kuzaku se estremeció, y terminó sentándose. Kuzaku debió saber que eso sucedería. Aun así, se había arriesgado.

El plan de Kuzaku había sido derribar el arma de las manos de Tori-san. Y funcionó.

El Tori-san se agachó e intentó alcanzar su arma caída. Estaba apenas fuera de su alcance. Eso era gracias al Shadow Bond de Shihoru.

Aun así, el Tori-san trató de estirarse más para agarrar su Espada Relámpago Delfín. Podría haber funcionado si nadie hubiera intervenido. Mary golpeó la empuñadura de la espada con su bastón corto y la lanzó lejos.

“¡Eres la mejor!” Kuzaku se puso de pie, luego levantó su espada larga sobre su cabeza. El Tori-san trató de cubrirse la cabeza con su Escudo Espejo. Sin embargo, Kuzaku no corto hacia abajo. Eso fue una finta.

“¡Rahhhh!”

Kuzaku pateó el Escudo Espejo, y luego golpeó con su espada larga la cabeza indefensa del Tori-san. No solo una vez. Dos, tres, cuatro veces, golpeó la parte superior de su cabeza. Incluso si no podía cortarlo por el poncho, era paliza que no podría soportar. Incluso una vez que el Tori-san colapsó y yacía boca abajo, Kuzaku lo golpeó dos o tres veces más, asegurándose de que estuviera bien muerto.

“¡Exhaust! ¡Exhaust! ¡Exhaaaauuuust! ¡Gwajajajajajajajajaaa!” Mientras tanto, Ranta se acercó con sus espeluznantes movimientos hacia atrás para recoger rápidamente la Espada Relámpago Delfín. Con Betrayer Mk. II en su mano izquierda, y la Espada Relámpago Delfínen su derecha, él blandió—

Espera, considerando la falta de fuerza de Ranta, la Espada Relámpago Delfín es bastante larga y pesada. ¿Va a estar bien…?

“¡Toma! ¡Hah! ¡Toma esto!”

Al igual que Haruhiro había esperado, sin lo duro que Ranta tratara de blandir tanto la Espada Relámpago Delfín como a Betrayer Mk. II, no estaba golpeando nada. Los Pansukes las evitaron fácilmente. Era un idiota. Un completo y total idiota.

“¡Elige una de las dos!” Haruhiro le gritó.

Haruhiro todavía estaba ocupado usando Swat en las dos lanzas. Quería decirle a Ranta que no tenía tiempo para tontear así.

Quiero decir, tengo que mirar alrededor mientras lo hago. Esto es bastante difícil. Apenas estoy manejándolo. Termina el tuyo y ven a ayudarme ya, hombre. Bueno, está bien, de verdad.

“¡Yah!”

Al menos alguien vino.

Era Yume. Yume cargó con fiereza. Con un salto mortal, dio un poderoso golpe con su machete. Uno de los dos Pansukes que estaban atacando a Haruhiro lo tomó en el hombro y, aunque no cayó, su cabeza retrocedió en dolor.

Raging Tiger. Era una habilidad de lucha de machete.

“¡Tau! ¡Tau! ¡Tauuuu!” Con esa extraña serie de gritos de batalla, Yume armó un combo de Brush Clearer, Diagonal Cross, Brush Clearer y acorraló al Pansuke.

Ella es tan valiente como siempre. Ese es el tipo de valentía que esperarías de un tanque. No, dada su ligera armadura, ella es más valiente que un tanque. Da miedo mirar. Tengo que apoyarla.

La próxima vez que golpeó una lanza, Haruhiro pateó al mismo tiempo al Pansuke en la rodilla. Shatter impidió que su oponente se moviera por un momento, lo que Haruhiro usó para acercarse y golpearlo en la barbilla con su sap.

La habilidad Hitter había sido originalmente diseñada para golpear la barbilla del enemigo con la palma de la mano después de realizar un Swat, pero Haruhiro había aprendido a aplicarla así. Haruhiro había estado a la defensiva todo este tiempo, por lo que probablemente le dificultó al Pansuke adaptarse al repentino ataque sorpresa. Naturalmente, eso había sido parte de los cálculos de Haruhiro, que era la razón por la que aprovechó plenamente del contraataque.

Una vez que aterrizó limpiamente un Swat, Shatter y Hitter, no sería difícil barrer la pierna de su oponente y tirarlo al suelo. Eso fue lo que hizo Haruhiro. Haruhiro montó al caído Pansuke, clavando su daga en el único ojo del cultista. Cuando se retorció y gimió, el Pansuke pronto dejó de moverse.

“¡Haruhiro-kun!” Shihoru gritó para advertirlo.

Cuando miró, otros cuatro Pansukes y un Tori-san venían hacia ellos. Haruhiro dejó escapar un profundo suspiro, luego sacó su daga y se levantó.

Actualmente, Ranta y Yume estaban cada uno luchando contra un Pansuke. Kuzaku y Mary hacían equipo contra otro. Había un total de cinco refuerzos enemigos, y uno de ellos era un Tori-san. Los únicos libres para actuar eran Haruhiro y Shihoru. Shihoru no podía luchar en un combate cuerpo a cuerpo, y lo mejor que Haruhiro podía esperar era resistir un par de ataques de los Pansukes con Swat.

“¡Ohm, rel, etc, el, krom, darsh!”

Pero esto era algo que Shihoru tenía. Un elemental negro como niebla voló hacia los refuerzos cultistas que se aproximaban. Shadow Mist. Era la versión mejorada de Sleepy Shadow, que causaba somnolencia intensa en el objetivo.

Normalmente, si fuera Sleepy Shadow o Shadow Mist que estuviera usando, no funcionaría si se enviara directamente a un oponente que se aproximara de esa manera. Era un hechizo que solo funcionaba si los tomaba desprevenidos. Sin embargo, Shihoru había descubierto que la Magia Darsh era especialmente efectiva contra los cultistas.

Cuando el elemental de sombra los envolvió, los cultistas comenzaron a caer como moscas. Se las arregló para poner a todos los Pansukes a dormir, pero el Tori-san solo se tambaleó un poco. Lo resistió, eh.

El Tori-san pateó al Pansuke que se había desplomado a sus pies. Parecía que estaba tratando de despertarlo.

“¡Ohm, rel, etc, el, vel, darsh!” Shihoru inmediatamente activó un Shadow Echo. Vwong, vwong, vwong. Con ese sonido distintivo, tres elementales de sombra que parecían bolas de algas negras volaron hacia el Tori-san. Sin embargo, incluso si golpeaban, probablemente no caería.

Haruhiro gritó mientras corría: “¡Kuzaku!”

“¡Vale!”

Kuzaku dejó el Pansuke a Mary y persiguió a Haruhiro. Dos de los tres elementales de sombra golpearon al Tori-san y parecían haber hecho algo de daño, pero estaba lejos de ser fatal. Además de eso, el Pansuke que el Tori-san había pateado se levantó.

Si llegan más enemigos, estaremos completamente acabados. Esa fue la idea que cruzó la mente de Haruhiro. Bueno, no es que tuviera tiempo para preocuparse por eso. Enfoque. Tengo que enfocarme. Enfoque, enfoque, enfoque.

Haruhiro se repitió a sí mismo mientras cargaba contra el Pansuke y el Tori-san. La razón por la que no estaba muy asustado era porque no planeaba pelear. Pelear contra ellos directamente estaba más allá de él.

Primero, el Pansuk empujó su lanza. Haruhiro se apartó a la izquierda, y esta vez fue Tori-san quien siguió con otro ataque.

Todavía estoy fuera de alcance, así que estoy a salvo, pensó. Incluso si el Tori-san lo atacara con su Espada Relámpago Delfín, no llegaría a Haruhiro. Probablemente.

“¡Ven aquí, ven aquí, ven aquí!” Haruhiro gritó, no tanto para provocar a su enemigo como para animarse a sí mismo, mientras esquivaba la Espada Relámpago Delfín del Tori-san y la lanza del Pansuke.

Pronto Kuzaku llegó y usó Bash en la lanza de Pansuke. Cuando lo hizo, Haruhiro había predicho que el Tori-san atacaría a Kuzaku. O más bien, había esperado que eso sucediera, pero no fue así. Mientras que Kuzaku estaba atacando al Pansuke con Thrust, el Tori-san comenzó a patear a los otros Pansukes.

No es bueno, pensó Haruhiro.

A este ritmo, los tres restantes despertarían. Pero si iba a detenerlo, tendría que atacar al Tori-san. Si intentaba tomar al Tori-san en una pelea directa, la vida de Haruhiro estaría en juego. ¿Este era el momento de apostar así?

En el momento en que se detuvo para pensarlo, perdió la oportunidad de tomar esa decisión. Ya era demasiado tarde. Los Pansukes estaban despiertos y comenzaban a levantarse. Debido a que ya había una mezcla caótica de aliados y enemigos cerca, no podían contar con la magia de Shihoru.

“¡Zeahhhhhhh!” Kuzaku empujó con fuerza al suelo al Pansuke, pero no pudo darle el golpe mortal. Eso fue porque el Tori-san intervino. Kuzaku no tuvo más remedio que huir de su Espada Relámpago Delfín.

¿Dónde está Ranta? ¿Yume? ¿Mary? Haruhiro trató de mirar. No puedo mirar.

Los Pansukes que el Tori-san había despertado pulularon hacia él. El pulso de Haruhiro se aceleró y su respiración se tensó. La presión era intensa. Sentía que iba a entrar en pánico. Sin embargo, si aún podía darse cuenta de eso, tal vez no era tan malo. Su campo de visión se había vuelto muy estrecho.

Las lanzas. Están viniendo. Swat. Swat. Swat. No, no puedo. Siento que voy a estropearlo. No puedo permitir que me hieran. Ahh—

Uwah…

Haruhiro saltó hacia atrás sin intentar un Swat. No podía usar Swat en este estado de ánimo. De seguro fracasaría.

Un gigante blanco. No es uno de la clase de cuatro metros. Más grande que eso. Hay uno de la  clase de seis metros que se acerca. ¿Qué vamos a hacer al respecto?

Las lanzas cayeron sobre él. Una después de la otra. ¿Podría eludirlas? Tenía que hacerlo. Pero no podía manejarlo del todo.

Haruhiro instintivamente se tiro al suelo y rodó.

“¡¿Queeeeeé estás haciendo?!” Ranta voló. Barrió dos lanzas al mismo tiempo con su Espada Relámpago Delfín. Naturalmente, los dos Pansukes que las sostenían colapsaron y temblaron. Ranta había envainado su Betrayer Mk. II y estaba empuñando su Espada Relámpago Delfín con dos manos.

“¡Te dije que lo hicieras así desde el principio!” Haruhiro gritó.

Haruhiro usó Swat en otra lanza de un Pansuke, luego siguió con Shatter y Slap. Su daga y su sap eran armas de corto alcance, por lo que era bastante difícil golpear las manos de su oponente con ellas.

Slap no era una habilidad que utilizara a menudo, pero funcionó bien. Los Pansukes sostenían sus lanzas con ambas manos. Cuando Haruhiro golpeó una de las manos derechas de los Pansukes con su sap, el Pansuke soltó su lanza con esa mano. Sin perder el ritmo, Haruhiro usó el pomo de su daga para golpear su mandíbula con Hitter. Cuando las piernas del Pansuke se rindieron y colapsó, Haruhiro rápidamente se puso detrás de él, luego lo agarró y usó Spider. Su daga se hundió en el único ojo del Pansuke.

“¡Cállate! ¡Inútil Parupirori!” Ranta fue a acabar con los Pansukes que había aturdido, levantando exageradamente su Espada Relámpago Delfín sobre su cabeza. Fue entonces cuando sus manos se detuvieron. “¡Espera! ¡¿Hay un gigante blanco viniendo?!”

“¡Ranta!” Haruhiro gritó.

“¡¿Qué…?!” Ranta usó Exhaust para volar hacia atrás con un estallido de velocidad. Los Pansukes que había aturdido habían empujado sus lanzas.

Kuzaku estaba corriendo y evitando al Tori-san y a un Pansuke. Mary y Yume manejaban un Pansuke cada una, y no podían moverse.

Shihoru había notado al gigante blanco entrante, y parecía estar pensando en lo que podría hacer con su magia. Lamentablemente, sin embargo, probablemente no había nada que pudiera hacer. Cuando se trataba de un gigante blanco de la clase de seis metros, detener su movimiento con la magia de Shihoru era prácticamente imposible.

Los Pansukes que no habían logrado atrapar a Ranta ahora cambiaron su objetivo a Haruhiro. Mientras usaba Swat en sus lanzas, Haruhiro estaba horrorizado de sí mismo por tratar de escapar de la realidad al enfocarse intensamente en solo usar Swat. Pero no podía pensar en nada que pudiera hacer, y tampoco sentía que fuera capaz de pensar en algo.

Era una locura luchar. No tenían ninguna posibilidad de ganar.

¿Entonces, qué? ¿Correrían? Podrían matarlos en el momento en que le dieran la espalda al enemigo. Algunos de ellos podrían morir, al menos. Estaban encerrados por todos lados.

Por eso estaba usando Swat, Swat, y Swat un poco más.

¿Esto está bien?

No había forma de que fuera así. Haruhiro necesitaba tomar una decisión.

Si se atrincheraban y continuaban la batalla, tenían la garantía de que todos morirían. Si corrían, algunos de ellos podrían sobrevivir.

Por supuesto, Haruhiro se quedaría hasta el final, trabajando para asegurarse de que todos huyeran lo más posible. Él era el líder después de todo. Por lo menos tenía que hacer eso. Sí, probablemente moriría. No es que quisiera morir. No podía hacerlo admirable y decir que estaba preparado para eso, haría lo que sabía que debería hacer.

No le importaba lo que le sucediera a él mismo. Si solo su vida pagara la de todos sus camaradas para escapar, estaba bien con eso. Pero esa no era la forma en que funcionaría. Más de una persona sería sacrificada. Se veía especialmente mal para Shihoru.

Además, incluso si escapaban de ahí, después de eso, tendrían que… No, él tenía que concentrarse en el ahora. ¿Qué era lo mejor que podía hacer en este momento? Si comenzaba a pensar en lo que vendría después, no podría decidir nada. Incluso si solo uno de ellos escapaba, quería que esa persona sobreviviera.

El gigante blanco se había acercado a una distancia de unos diez metros. Haruhiro no tenía tiempo de sobra.

Mientras usaba Swat en una lanza, Haruhiro gritó: “Corra—”

O comenzó a hacerlo, pero luego cerró rápidamente la boca.

De ninguna manera. Esto es simplemente genial. Haruhiro golpeó con Swat la lanza de otro Pansuke, y luego gritó algo más. Esta vez, un nombre. “¡Tada-san!”

“¡Tornado Slam!” Tada se lanzó con increíble velocidad, girando horizontalmente y golpeando con su martillo de guerra el tobillo izquierdo del gigante blanco. El impacto hizo que el gigante blanco se detuviera y mirara a Tada.

“Go, go…” dijo el gigante.

“Hey, ser insignificante.” Tada se echó al hombro su martillo de guerra, y luego levantó el dedo medio de su mano derecha. “Te haré polvo. Ven aquí.”

“¡Ohm, rel, ect, nemun, darsh!” Shihoru gritó.

Shadow Bond. Shihoru colocó un elemental de sombra en el suelo, deteniendo al Tori-san que estaba dirigiendo a su seguidor Pansuke para presionar a Kuzaku.

“¡Haaaaa!” Kuzaku inmediatamente atrajo al Pansuke lejos del Tori-san y se puso a trabajar en él. Usó Block en la lanza del Pansuke. Luego, entrando después con Thrust, usó Bash para golpear al Pansuke en la cara con su escudo. Desde ahí lo empujó hacia abajo, apuñalando su espada larga contra el único ojo del Pansuke..

“¡Ranta, toma al Tori-san!” Haruhiro llamó.

Cuando Haruhiro gritó, la respuesta de Ranta fue: “¡Muere!”

¿A quién estás diciendo que muera?

Aun así, Ranta comenzó a cruzar espadas con el Tori-san. Cuando era Espada Relámpago Delfín contra Espada Relámpago Delfín, ninguno se aturdiria. Sin embargo, el Tori-san también tenía su Escudo Espejo, por lo que Ranta no podría pasar sus defensas tan fácilmente, pero incluso un idiota como Ranta (ese pedazo de basura) podía ser usado para ganar tiempo. Sin Haruhiro necesitando decirle qué hacer, Kuzaku fue a apoyar a Yume y Mary.

Haruhiro usó Swat, Swat, y Swat nuevamente para defenderse de las lanzas de los dos Pansukes frente a él.

El gigante blanco de la clase de seis metros persiguió a Tada, golpeando con su puño y tratando de pisotearlo, ambos golpes contundentes, pero aún no lo había logrado. Tada aún tenía su martillo de guerra apoyado en su hombro, evitando pausadamente los ataques del gigante blanco con un mínimo esfuerzo. Él no era especialmente ágil, pero, era anormalmente valiente. ¿Tada pensaba que era invencible o algo así? Se movía con absoluta confianza. Incluso si el gigante lograra matarlo, no parecía que eso fuera suficiente para mantener a Tada en el suelo.

No mucho después de eso, Tokimune llegó, sus dientes blancos brillando.

“¿Todavía estan vivos, eh?” Tokimune llamó.

Kikkawa estaba ahí también. Inui, Mimorin y Anna-san, también. Tada y Tokimune se colocaron en lados opuestos del gigante blanco, turnándose para provocarlo y hábilmente arrastrándolo.

“¡Yahoo, Ranchicchi! ¡Estoy aquí para hacer mi entrada!” Kikkawa declaró, haciendo un giro hacia el Tori-san.

“¡Qué idiota! ¡¿A quién llamas Ranchicchi?!” Ranta inmediatamente pasó a la ofensiva. “¡No dejo que la gente me haga que les deba una!”

“¡No puedes mostrar tu gratitud, Ranchicchi! ¡Eres tan tsun, tsun, dere, dere, es simplemente adowable!”

“¡Cierra la boca!” Ranta gritó. “¡Te mataré, Kikkawa!”

“¡Cállate y kill them all! ¡¿Sí?!”

Inui, por alguna razón, tenía un brillo en el ojo que no estaba cubierto por su parche. “Heh…” Se rió para sí mismo, mientras deambulaba por el área.

¿Qué estás haciendo, hombre? Haruhiro estaba tan atónito, que se resbaló y casi falló su Swat.

“¡Ah!”

“¡Hahh!” Mimorin gritó.

Si Mimorin no hubiera blandido su bastón con todas sus fuerzas, golpeando la cabeza del Pansuke desde atrás con un fuerte ruido sordo, seguramente habría resultado herido, o algo peor. Siguida de su bastón, la espada de Mimorin dio un golpe certero en la cabeza del Pansuke.

Aprovechando su físico inusual, la técnica de la espada de Mimorin era increíblemente poderosa, a pesar de que usaba más que una espada. No había una técnica cuidadosa involucrada; básicamente se trataba de grandes cortes, y dejaba muchas aperturas. Sin embargo, cuando golpeaba, sus golpes tenían  la fuerza detrás de ellos para acabar a sus enemigos.

Incidentalmente, los elementales, que no eran visibles para el ojo humano en su estado normal, odiaban a la mayoría de los metales, por lo que los magos debían mantenerse alejados del hierro y el cobre. Sin embargo, si usaban un proceso especial llamado revestimiento elemental, aparentemente estaba bien. La espada de Mimorin tenía un revestimiento elemental, y se suponía que era bastante costosa. A pesar de eso, la trataba con poco cuidado.

Mimorin pateó al Pansuke que acababa de aterrizar ese combo de dos golpes en el suelo con un: “¡Hmph!” Y luego golpeó al otro Pansuke con su bastón y su espada.

“¡Has molestado a Haruhiro!” Mimorin gritó. “¡No puedes hacer eso! ¡Absolutamente no!”

¿Podría ser que Mimorin esté… enojada?, se preguntó Haruhiro. Lo parece.

Aunque era inexpresiva, su rostro estaba rojo. Aunque el Pansuke trató de apuñalarla con su lanza, Mimorin lo ignoró y lo golpeó con su bastón y su espada. Ella golpeó muy fuertemente. Era aterrador lo fuerte que lo había golpeado.

Eventualmente, el Pansuke ni siquiera pudo mantenerse de pie, colapsó de rodillas donde estaba parado, pero ella aún lo golpeó, lo golpeó y lo golpeó hasta que se desplomó en el suelo, pulverizado. Estaba cerca de respirar por última vez, si es que aún no lo había hecho.

Mimorin se volvió para mirar a Haruhiro. “Estaba preocupada.”

“…Eso es, eh… bueno… Entonces… ¿sabes…?”

“Está bien.” Mimorin negó con la cabeza. “Me alegro de poder verte de nuevo, sano y salvo.”

“…Yo también.”

“Sí. Es genial.”

Haruhiro comenzó a entrar en pánico. “¡Uh, uhhhhh, espera, todavía hay enemigos!”

“Existen.”

“Tenemos que matarlos.”

“Los mataré.”

“H-Hagámoslo,” dijo Haruhiro.

“Lo haré.”

“P-Pero…” Haruhiro miró alrededor del área.

Kuzaku, Mary y Yume estaban trabajando juntos contra dos Pansukes. Ranta y Kikkawa estaban abrumando al Tori-san. Al ritmo que iban las cosas, tendrían las cosas resueltas aquí tarde o temprano.

Inui todavía estaba vagando sin rumbo.

No, en serio, ¿qué estás haciendo, hombre?

Ignorando ese disparate absurdo por el momento, el problema, era evidente, era el gigante blanco.

“¡Ven aquí!” Tokimune golpeó su espada contra su escudo.

“¡Go, go!” El gigante blanco se agachó y balanceó su brazo derecho.

“¡Ahí!” Tokimune se deslizó bajo el brazo derecho del gigante blanco, evitándolo maravillosamente.

“¡Por aquí!” Tada llamó al gigante blanco.

El gigante blanco buscó a Tada, y lo encontró. En lugar de sus manos, usó su pie. El gigante blanco intentó patear a Tada. Estuvo cerca. Tada cayó hacia la izquierda, evitando el pie derecho del gigante blanco.

Lo primero que Tada hizo fue golpear con su martillo de guerra contra la espinilla derecha del gigante blanco. Si bien mostraba una abolladura clara, la forma en que se movía no indicaba nada parecido al daño.

“¡Mátalo! ¡Mátalo, sí?!” Anna-san gritó. Anna-san podía gritar y alentarlos hasta que su voz se pusiera ronca, pero iba a ser un poco difícil lograrlo.

Shihoru apretó su bastón, mirando alrededor, inquieta. Parecía que no había nada que pudiera hacer, y ningún hechizo que pudiera lanzar.

Si hubiera sido un gigante blanco de cuatro metros, tal vez podría haber hecho algo, pero contra un gigante blanco de seis metros, sería muy difícil. Si hubiera habido más obstáculos, o algo que podría haber usado para pararse, ella podría haber sido capaz de hacer algo más… ¿tal vez? De cualquier manera, en la situación actual, ni siquiera podía encontrar una forma de atacar.

“¡¿Haru?!” Mary gritó su nombre. Haruhiro estaba siendo preguntado qué hacer.

No me preguntes. Él se frustró. Cálmate, cálmate, cálmate. Mira, y piensa. Está bien. Mira.

Su cuerpo de repente flotó hacia arriba.

No.

No era que Haruhiro realmente estuviera flotando. Eso era obvio. Nunca podría suceder. Esto era algo mental, podrías decir. La mente de Haruhiro dejó su cuerpo, como una experiencia fuera del cuerpo, ¿tal vez? No lo había experimentado antes, así que no podía decir con certeza que así se sentía, pero Haruhiro estaba viendo cosas que posiblemente no podría haber visto mientras estaba parado en el suelo.

Solo duró un instante.

Tal vez fue una alucinación. O más bien, tiene que haber sido, ¿verdad? Pero… pude verlo. O, al menos, sentí que era capaz de hacerlo.

Por ese instante, Haruhiro había estado mirando desde un ángulo al gigante blanco de seis metros. Los muchos cultistas, los otros gigantes y los otros soldados voluntarios también. Había podido ver toda el área.

Era una forma extraña de ver las cosas. No era como si lo estuviera viendo claramente con sus ojos, pero tampoco era vago y borroso. Había sido algo así como una imagen o un diagrama detallado. Fuera lo que fuera, había tenido un destello de inspiración gracias a eso.

Fue el tipo de idea que le hizo pensar: ¿Por qué no se me ocurrió esto antes? No es que lo podría haber ayudado eso.

“Bueno, ya sabes, soy solo un tipo ordinario, después de todo,” murmuró Haruhiro.

“Eres especial, Haruhiro,” dijo Mimorin con una mirada hosca en su rostro. “Para mi.”

“…Gracias.”

Fui y le di las gracias sin pensarlo. No creo que sea bueno para mí estar haciendo eso. Necesito ser más firme. Tendré más cuidado a partir de ahora. Por ahora, sin embargo, me centraré en hacer lo que se necesita hacer. Eso es lo que haré.

“Lo dejaremos caer en el valle.” Dijo Haruhiro, a lo que Mimorin asintió, luego inclinó la cabeza hacia el costado con curiosidad.

“¿Cómo?”

“Sí. Ese es el problema…”

“Puedes hacerlo si lo intentas.” Alentó. Mimorin estaba actuando como siempre lo hacía, y era extrañamente tranquilizador.

Cuando Haruhiro y Mimorin se movieron, Kuzaku, Mary y Yume vinieron con ellos. Ranta y Kikkawa parecían necesitar un poco más de tiempo para acabar con Tori-san. Anna-san se había movido al lado de Shihoru en algún momento. Además, Inui estaba allí también.

Haruhiro llamó la atención de Tokimune. “¡En el valle!” Haruhiro trató de comunicarlo con esas pocas palabras y un gesto.

Tokimune le dedicó una sonrisa de dientes, por lo que debe haber entendido, ¿no? Probablemente estuvo bien.

“¡Vamos, vamos, vamos!” Tokimune estaba golpeando su escudo e intentando atraer al gigante blanco hacia él, tal como lo había hecho desde el principio, pero estaba eligiendo claramente un rumbo que lo llevaría al valle del asentamiento.

***

Tada era un bicho raro, pero de ninguna manera era tonto, por lo que estaba obligado a entender.

“¡Mimorin, protege a Anna-san!” Le dijo Haruhiro y luego se apresuró. Tenía que adelantarse a ellos y elegir un buen lugar. Tenía una idea.

En ese valle con el manantial, había algunas pendientes que eran suaves y podían subir o bajar fácilmente, pero también había pendientes empinadas que podrían llamarse acantilados. Primero, tenían que conducirlo hasta el borde del acantilado. ¿Podía hacerlo…? Bueno, según Mimorin, podía hacerlo si lo intentaba. Iba a hacerlo.

Examinó la ubicación del acantilado en el que había estado pensando. Había unos diez metros de profundidad ahí, tal vez. No era muy superficial. Bueno, era lo suficientemente bueno.

El gigante blanco se estaba acercando, liderado por Tokimune y Tada. Ranta y Kikkawa parecían haber eliminado al Tori-san también.

Había otros siete u ocho cultistas y un gigante blanco de cuatro metros en camino. Desearía que no vinieran más, pero no estaba sorprendido. Siempre era realmente evidente dónde estaban los Tokkis.

Hizo que Haruhiro se diera cuenta nuevamente de que su grupo por sí solo no era suficiente. Y no solo por un pequeño margen. Estaban lejos de ser suficiente.

Haruhiro era consciente de eso, por supuesto. Pero ¿no había empezado a malinterpretarlo? Si algo sucedía, no había garantía de que los Tokkis estuvieran ahí para ayudarlos. De hecho, hace apenas un momento, habían estado al borde de la derrota. Los Tokkis solo habían llegado por casualidad. Por eso sobrevivieron. Habían sido un poco afortunados. O, poniéndolo de la manera opuesta, si no hubieran tenido un poco de suerte, hubiera habido bajas.

La diferencia entre la vida y la muerte era delgada como el papel. Con un error, o incluso un poco de infortunio, puedes tropezar y caer por esa delgada barrera entre estar vivo y muerto.

Así era como Manato y Moguzo los habían dejado. Habían ido muy lejos, a un lugar donde Haruhiro y su grupo no podían alcanzarlos.

No sería extraño para ninguno de los demás seguirlos ahí. Se habían encontrado en la encrucijada muchas veces antes de ahora. Era solo porque, de una manera u otra, los caminos que había elegido habían conducido a la “vida,” por eso Haruhiro y el resto del grupo todavía estaban aquí. Esta vez era lo mismo.

Si se equivocaban y caminaban por el camino de la “muerte,” nunca volverían.

Era un pensamiento vertiginoso. No quería hacer esto más. Quería vivir en paz. Probablemente, no era como si no pudiera hacerlo si lo intentara.