Hai to Gensou no Grimgar

Volumen 6: Hacia una Gloria que No Vale la Pena Tomar

Capitulo 8: Cruza la Línea

Parte 1

 

 

Lo sé, pensó Haruhiro. Debí hacer un discurso más poderoso, uno lleno de energía.

A Haruhiro le habría encantado hacer eso, por supuesto, pero no se le ocurrió nada, así que no había mucho que pudiera hacer al respecto. Además, esta vez, no había necesidad.





“¡O, o, o, o, o, o, o, o, o, o, o, o, o, o, o, o, o, o, o…!”

“¡¿Qué estás haciendo?!” Haruhiro agarró a Ranta, que estaba parado ahí, del brazo y salió corriendo. Mientras corría, gritó: “¡Retrocedan por ahora! ¡No se paren directamente frente a los perros, retírense!”

Incluso sin las órdenes de Haruhiro, Kuzaku, Yume, Shihoru y Mary escaparon. No era solo Haruhiro y su grupo, también los soldados voluntarios despegaron hacia la izquierda, hacia la derecha y hacia atrás, dispersándose en todas las direcciones.

Ducky había dicho que no les dieran la espalda, pero esa no era una opción. Había gigantes blancos que medían más de cuatro metros de altura yendo directamente hacia ellos. Si los atacaban directamente, seguramente los atropellarían, o serían pisoteados o golpeados. Si trataban de tomarlos de frente, como Ranta había estado a punto de hacer, eso sería peor. Mientras intentaban ponerse manos a la obra, los gigantes blancos se acercaban, y mientras todavía estaban yendo: Oh, mierda, oh, mierda, ¿qué hago?, y en pánico, serían pisoteados hasta la muerte.

Pero incluso si corrían…

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“¡Ha-Ha-Haruhiroooo!” Ranta gritó. “¡Viene! ¡Uno de ellos viene hacia aquí!”

“¡Sí, ya lo sé!”

Uno de los gigantes blancos estaba persiguiendo a Haruhiro y Ranta. Haruhiro soltó el brazo de Ranta y movió las piernas con más fuerza. Pero más adelante había otro gigante blanco. ¿Dónde estaban los demás? No tenía tiempo de buscarlos.

Un gigante blanco detrás de mí. Otro al frente. ¿Voy a la derecha? ¿O izquierda?

No es bueno. No se puede ir a la derecha o a la izquierda. Esa es solo mi intuición, sin embargo, no, no lo dudes.

“¡Corre y deslízate para pasarlo!” Gritó.

“¡¿Eh?! ¡¿En serio?!” Ranta gritó.

“¡En serio!” Haruhiro cargó hacia el gigante blanco frente a él.

Manos. Las manos vendrán primero. Ambas manos. Tratando de agarrarme. No son tan rápidos. No deberían serlo, ¿verdad? Dirígete hacia el lado derecho. Deslízate para pasar más allá de la mano izquierda del gigante blanco en el exterior. Vamos. Tengo que hacerlo. Vamos. Puedo hacerlo. ¡Esquiva!

“¡Yuh…!”

Girando su cuerpo hacia un lado, evitó por poco la mano izquierda del gigante blanco. Pero ¿qué demonios se suponía que era “Yuh”? Haruhiro no lo sabía.

“¡¿Ranta?!” Gritó.

“¡Sí!”

Ranta había esquivado la mano derecha del gigante blanco de alguna manera, y parecía haber logrado ir detrás de él. No era algo que habían establecido intencionalmente, pero escucharon a los dos gigantes blancos golpearse el uno detrás del otro.

“¡Já! ¡Se lo merecen!” Ranta aulló.

Haruhiro no podía estar tan jubiloso como el animado Ranta. En todo caso, Haruhiro quería quitarse sus frustraciones.

“¡Oh, maldición! ¡¿Ellos también?!” Haruhiro gritó.

Por supuesto, los que había visto al principio no eran todos. Todavía venían más gigantes blancos. Tampoco eran solo gigantes. Algo más se mezclaba con los gigantes blancos, o mejor dicho, podría haber sido más exacto decir que los gigantes blancos se mezclaban con ellos. Había claramente más de ellos que gigantes blancos después de todo.

No, si no dijera que había muchos más, sería una mentira directa. Cielos, cielos, ¿esos no eran cultistas de un solo ojo y ponchos blancos los que se precipitaban hacia ellos en masa?

Haruhiro quería reagruparse con sus camaradas. Pero, primero, quería comprobar si estaban bien. Revisó, y—

¿Cómo?, quería gritar.

“¡No te separes, Ranta!”

“¡¿Hey, heyyyyyyyy?!” Le Ranta gritó. “¡Esto es ridículo, ¿sabes?!”

Ranta ni siquiera estaba escuchando. Su atención estaba completamente enfocada en los cultistas. Bueno, tal vez era difícil culparlo por eso. Después de todo, los cultistas normales nos persiguen con sus lanzas.

¿Qué hacemos?, pensó frenéticamente Haruhiro.

No había tiempo para pensar. El tiempo era muy, muy limitado. Si se detenían, todo habría terminado. Tenían que seguir adelante. ¿Por dónde? ¿A dónde irían?

Escuchó voces. Voces de personas. Sonidos. Presencias. Respiración. Su propia respiración.

Frente a ellos, había diez cultistas normales, Pansukes, o alrededor de ese número. También había dos cultistas de élite, Tori-san, armados con Espadas Relámpago Delfín y Escudos Espejo, ¿quizás tres? Había más cultistas que eso, pero estos eran los únicos por los que Haruhiro tenía que preocuparse de inmediato. Además, un gigante blanco, uno de la clase de cuatro metros.

Detrás de ellos estaban el resto de los gigantes blancos. Los dos que habían chocado antes estaban recuperándose. Había una serie de gigantes que se habían detenido, ¿se habían visto obligados a detenerse? ¿Estaban en combate? ¿Había soldados voluntarios luchando con los gigantes blancos?

Sí. Había. Por ahí.

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“¡Vamos, Ranta!” Haruhiro gritó.

“¡¿Nwahh?!”

Incluso mientras corría, Haruhiro nunca dejó de mirar. Ranta estaba manteniendo el ritmo.

Esos son los Berserkers, eh, pensó. Increíble. Incluso en esta situación, ya tienen abajo a uno de los gigantes blancos. No, no solo uno. Dos, eh.

Ducky y los Berserkers iban a trabajar en su tercer gigante blanco. Estaban usando herramientas para hacerlo. Cuerdas. Con pesas en los extremos, probablemente.

Las lazaron, envolviéndolas alrededor del cuello del gigante. Luego, las jalaron como grupo. Tirándolo al suelo. Era fácil de describir, pero era difícil lanzar las cuerdas y hacer que salga como quieres. Además, se necesitaría mucha fuerza para tirar al gigante al suelo. También tenían que estar sincronizados.

A pesar del nombre de su clan, lo que hace que esperes que los Berserkers entren sin miedo a ningún contraataque, en realidad luchaban con delicadeza y técnica.

Junto a los Berserkers con sus tres grupos, diecisiete personas, moviéndose prácticamente como un solo grupo, divisaron a Yume. O bien estaba mirando a los Berserkers con asombro, o estaba con la mirada perdida, porque solo estaba parada ahí.

Incluso mientras corría hacia Yume, Haruhiro siguió buscando. No solo los Berserkers estaban luchando. Había soldados voluntarios pululando alrededor de un gigante blanco de ocho metros un poco miás lejos. Había un intrépido e imprudente que se subió al gigante, trepó sobre sus hombros y lo golpeó en la cara.

Max. Ese era “One-on-One” Max.

Max era pequeño, pero llevaba una espada gruesa en cada mano, y estaba cortando, o más bien golpeando, al gigante blanco con ellas. Le lanzó una lluvia de golpes.

Los de Iron Knuckle estaban castigando a uno de la clase de ocho metros.

También vio las capas blancas de Orion. Se habían extendido a grupos individuales. No parecía que estuvieran presionando activamente el ataque. Pero tampoco huían confundidos.

Los Tokkis.

Tokimune estaba parado justo en frente de un gigante blanco, con Tada atacándolo desde un lado. Kikkawa y Mimorin también estaban ahí. Inui. También Anna-san.

Esa es Mary junto a Anna-san, eh, pensó Haruhiro. Kuzaku está ahí también.

Tengo que encargarme de Yume primero.

“¡Esa chica!” Ranta gritó. Parecía que Ranta había visto a Yume. “¡Oye, Yume! ¡No te quedes ahí parada!”

Yume se volvió en su dirección. “…¿Qué?”

“¡Ven aquí!” Haruhiro la llamó.

Ella asintió con la cabeza y se fue corriendo hacia ellos. Los cultistas llegarían pronto, y esta área probablemente caería en un completo caos.

“¡Mary! ¡Kuzaku!” Haruhiro gritó.

Dio media vuelta y miró mientras corría hacia los Tokkis. Los cultistas habían llegado. Kuzaku y Mary notaron a Haruhiro y los demás.

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“¡¿Dónde está Shihoru?!” Gritó.

“¡Lo siento!” Mary frunció el ceño mientras negaba con la cabeza.

“¡No tenemos tiempo!” Ranta gritó.

“¡Ella es nuestra máxima prioridad!” Haruhiro le gritó.

Mientras pensaba en eso, miró. Inspeccionó el área mientras pensaba. Mientras miraba a su alrededor, Haruhiro propuso su estrategia básica.

Bueno, seremos parásitos, por así decirlo. Me siento mal por eso, pero vamos a actuar como parásitos en los más fuertes mientras buscamos a Shihoru. Estoy extrañamente calmado, ¿eh? ¿Tal vez no tengo tiempo para entrar en pánico?

“¡Shihoru está perdida!” Llamó. “¡Anna-san, ten cuidado!”

Una vez que los llamó, Haruhiro cambió de rumbo y se dirigió en dirección a Iron Knuckle. Sus camaradas estaban detrás de él. Ranta, Yume y Mary, con Kuzaku en la retaguardia.

Shihoru, pensó. ¿Dónde está? Shihoru. ¿Dónde estás?

Por un momento, temió lo peor. Rápidamente descartó la idea. Los cultistas se habían unido a la batalla entre los soldados voluntarios y los gigantes blancos. Eso iba a hacer que fuera más difícil descifrar cualquier cosa.

Incluso si no puedo resolverlo, miraré. Mira. Mira. Búscala. Busca a Shihoru.

“¡Tú…! ¡Yo también voy!” Ranta fue a atacar a un Pansuke cercano.

“¡Eso no está bien!” Haruhiro detuvo a Ranta, pero no dejó de moverse.

“¡Puedo manejar esto yo mismo!” Max gritó mientras se aferraba a la cara del del gigante de ocho metros, clavando su espada en su ojo. “¡Maten a los cultistas, mis hermanos!”

¿Puede manejarlo por sí mismo? ¿De qué está hablando? Pero los tipos de Iron Knuckle están haciendo lo que dice. ¿En serio?

Todos los miembros de Iron Knuckle, excepto Max, se alejaron del gigante blanco de ocho metros y atacaron a los cultistas.

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Había un hombre que destacaba. Estaba ligeramente equipado, sin casco, y tenía una perilla corta. Era la mano derecha de Max, Aidan. Empuñaba una lanza, poco común para un soldado voluntario. Estaba derribando a un cultista con el astil, luego empalándolos a través de su único ojo con la punta. Además de eso, usaba una variedad de patadas para derribar a los cultistas. Era menos un guerrero y más un artista marcial. Su falta de armadura podría ser un signo de su confianza. No parecía estar fuera de lugar. Incluso un Tori-san, con su espada y escudo listo, se redujo a una patada de salto sorpresa y una puñalada de la lanza de Aidan. Era increíble.

Los otros hermanos rodearon a los cultistas y los aplastaron. Iron Knuckle había destruido dos bases de cultistas. Ellos conocían a sus oponentes. Parecía que pensaban que los simples cultistas no podían derrotarlos. No parecía que fueran a perder.

Haruhiro actuó como un parásito total. Se unió a Iron Knuckle, mirando a su alrededor, teniendo cuidado de no meterse en su camino. Buscó a Shihoru.

“¡Shihoruuuu!” Yume gritó.

Los cultistas y los gigantes blancos seguían llegando. ¿Se estaban reuniendo de todo el Reino del Atardecer?

¿Estar aquí luchando no era un error? Lo estaban manejando por ahora, pero eventualmente los soldados voluntarios se quedarían sin energía. Cuando eso sucediera, sería un jaque mate. El fin.

Pero el dios gigante estaba en la colina inicial. ¿Podrían pasar al dios gigante y huir de regreso a donde los Ri-komo, no, las Habitaciones Gremlin?

Shihoru. Antes de eso, tenía que pensar en Shihoru.

Shihoru.

“¡No puede no estar aquí!” Mary gritó.

Eso era cierto. Ella estaba aquí. Tenía que estarlo. Estaba en algún lado. Simplemente no podían verla.

No podía verla.


¿Está en algún lugar donde no puedo verla…?

“¡El valle!” Haruhiro gritó.

Podría estar equivocado, pero era posible.

El asentamiento de soldados voluntarios del Reino del Atardecer había sido construido alrededor de un valle con un manantial en el fondo. No era un valle profundo, pero tampoco superficial. Al menos, no podía ver el fondo desde aquí. De cualquier forma, si ella fue separada de sus camaradas, huyó y trató de esconderse en algún lugar, ¿ese no sería el lugar que elegiría?

El fondo del valle era un callejón sin salida. No estaba garantizado que fuera seguro. Si el enemigo la encontrara, estaría en peligro inmediato. Pero si fuera presionada para tomar una decisión, no lo pensaría así.

Mientras se dirigía al valle, Haruhiro continuó mirando. Mirando de un lado a otro, comprendió lo mejor posible la situación de sus aliados. Se sentía como su deber en este punto. Daba miedo mirar y darse cuenta de lo que estaba pasando. La ignorancia era más fácil para su mente, pero también daba miedo a su manera.

¿Haruhiro moriría con los ojos cerrados o abiertos? De cualquier manera, era aterrador. Sin embargo, si tenía los ojos abiertos, podría encontrar alguna forma de evitar su inminente muerte. Si tenía los ojos cerrados, ni siquiera podría resistirse en vano.

En la parte trasera del grupo, Kuzaku fue atacado por un cultista. Era un Pansuke. Solo uno.

Haruhiro inmediatamente dio media vuelta. “¡Kuzaku, detente ahí!”

“¡Está bien!”

Kuzaku detuvo la lanza de Pansuke con su escudo, y luego usó Thrust. Con la espada larga de Kuzaku apuñalándole el pecho, pero sin atravesarlo gracias a su poncho, el Pansuke titubeó. En ese punto, Haruhiro ya había pasado corriendo a su lado.

Con una parada repentina, se puso detrás del Pansuke. Lo agarró, metiendo su daga en el único ojo de Pansuke con un agarre de revés. La liberó y se dirigió al valle.

“¡Imbécil!” Ranta gritó.

Ranta, cállate.

“¡Déjame manejar esto!”

“¡La próxima vez!” Haruhiro llamó.

Si lo manejas rápido y bien, me gustaría que lo hicieras. Bueno lo que sea. Estamos aquí. Este es el valle.

“¡Ahí está!” Haruhiro gritó. “¡Shihoru!”

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Shihoru estaba encogida al borde del manantial. Ella levantó su rostro y miró hacia Haruhiro.

“¡Lo siento! Yo… ¡No pude encontrar a ninguno de ustedes, y estaba asustada!”

“¡Bueno, ¿quién puede culparte?!” Ranta se rió. “¡Esta vez lo dejaré pasar, así que déjame apretar esas tetas tuyas!”

“Vaya…” Kuzaku estaba horrorizado.

“Eres de lo peor. No podrías hundirte más,” dijo Mary, y Haruhiro tuvo que estar de acuerdo.

“¡Idiota!” Ranta se rió en voz alta. “¡Siempre puedo hundirme más! ¡Seré el peor de lo peor de lo bajo! ¡Idiotas!”

Ese es el problema con él.

“¡Shihoru!” Yume corrió por la ladera, como si estuviera rodando.

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Haruhiro estaba por seguirla, pero luego se volvió y miró. Fue algo bueno hacerlo. “¡Yume! ¡Trae a Shihoru aquí!”

“¡Nyanwr!”

¿Qué se supone que es “Nyanwr”? De todos modos, cuento contigo. Tenemos cosas propias con las que lidiar. Enemigos. Cultistas entrantes. Cinco Pansukes. Un Tori-san. Eso es mucho. Pero si nos atraparan mientras estábamos en el valle, estaríamos en desventaja porque tendrían un terreno elevado. Lucharemos contra ellos aquí.

Hasta que Yume y Shihoru llegaran a ellos, tendrían solo cuatro personas: Haruhiro, Ranta, Kuzaku y Mary.

“¡Kuzaku, haz lo que puedas!” Haruhiro ordenó.

“¡Entendido! ¡Los atraeré hacia mí!”

“¡Ranta, usa ataques rápidos!”

“¡No tienes que decírmelo!”

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“¡Mary, no te esfuerces demasiado!”

“¡Estoy bien!”

“¡Rahhhhhhhhhhhhhhhhhhhh!” Con un rugido poco característico, Kuzaku cargó contra los cultistas. Los Pansukes empujaron sus lanzas en un intento de detener su carga.

Kuzaku usó su escudo para bloquear, no, para barrer sus lanzas. No fue Block lo que usó. Fue Bash. Además de eso, hizo grandes cortes y golpes con su espada larga y escudo.

“¡Ngahhhh! ¡Rahhhhhhhh! ¡Yahhhhhhhh!”

La espada larga de Kuzaku y su escudo solo estaban haciendo a un lado las lanzas de los Pansukes o aterrizando golpes en sus ponchos. No estaba haciendo ningún daño. Pero los Pansukes no podían avanzar. Kuzaku mantenía a un total de cinco Pansukes a raya. Obviamente, no podía seguir así. Además, estaba ese tipo también. Empujando a un lado a los Pansukes, el Tori-san se movió hacia adelante. El Tori-san desvió la espada larga de Kuzaku con su Escudo Espejo, y luego inmediatamente lo atacó con su Espada Relámpago Delfín.

“¡Leap Out!” Gritó una voz.

Ese era Ranta. Saltó desde un costado a una velocidad increíble, aterrizando una patada en el Escudo Espejo del Tori-san. Incluso cuando el Tori-san perdió el equilibrio, blandió su Espada Relámpago Delfín hacia Ranta. Ranta estaba tratando de atacarlo, pero sería malo si recibiera un golpe de esa arma. Incluso un rasguño lo dejaría aturdido. Ranta retiró su Betrayer Mk. II. Su forma parpadeó ominosamente.

“¡Missing!”

El ataque del Tori-san parecía haber entorpecido. Estaba fascinado por los misteriosos movimientos de Ranta. Ranta evitó fácilmente a la Espada Relámpago Delfín y puso algo de distancia entre los dos.

“¡Já! ¡Maldita sea, soy genial!” Ranta se rió.

“¡En realidad no!” Haruhiro le gritó.

Haruhiro salió del lado derecho del grupo de enemigos, apuntando a las lanzas de los Pansukes con su daga y su sap. Mary también tomó una posición detrás de Kuzaku en diagonal y estaba usando su bastón corto para interferir con sus lanzas.

“¡Dahhhh! ¡Tahhhhhh! ¡Nwahhhhhh!” Kuzaku balanceó su escudo y espada larga con temeridad mientras avanzaba hacia adelante. Los Pansukes comenzaron a retroceder, pero el Tori-san llegó y golpeó la espada larga de Kuzaku con su Espada Relámpago Delfín.

“¡Ngh!” El cuerpo entero de Kuzaku se estremeció. El Tori-san entró para seguir con otro golpe. Kuzaku podría tener la mejor armadura en el grupo, y también estar usando un casco, pero incluso él no estaría completamente indemne si recibía un buen golpe de una Espada Relámpago Delfín. Aquí, en el Reino del Atardecer, donde la magia de luz no funcionaba, las heridas grandes podían poner en peligro la vida.

“¡Hah!” Mary gritó.

Si Mary no hubiera movido su bastón corto diagonalmente, golpeando la Espada Relámpago Delfín, las cosas podrían haberse puesto bastante mal.

Mary gritó: “¡Augh!” Y cayó de espaldas, temblando, pero el Tori-san casi deja caer su Espada Relámpago Delfín también. Al final, no la dejó caer, pero Kuzaku pudo usar ese tiempo para recuperarse.

“¡Estuvo cerca!” Kuzaku barrió las lanzas de los Pansukes con su espada larga y escudo. “¡Todavía tengo un largo camino por recorrer!”

“¡Lo estás haciendo bien!” Haruhiro lo alentó.

Haruhiro trató de moverse detrás de los Pansukes. Vengan a mí. Bien. Funcionó.

Haruhiro logró despegar a varios de los Pansukes de Kuzaku. “¡Ranta, muéstranos tus agallas!”

“¡No lo hagas…” Ranta atacó de nuevo, acercándose a uno de los Pansukes. “… sonar tan fácil, maldita sea! ¡Reject!”

El Pansuke empujo la punta de su lanza. Ranta la apartó a un lado con Betrayer Mk. II y retrocedió. El Pansuke fue atraído e intentó perseguir a Ranta.

“¡Avoid!” Ranta gritó.

Cuando su oponente trató de moverse hacia adelante, Ranta hizo un ataque hacia un punto vital mientras retrocedía. La habilidad de Ranta aterrizó perfectamente. Betrayer Mk. II perforó ese único ojo del Pansuke y colapsó en el suelo.

“¡Aunque lo haré con bastante facilidad!” Ranta gritó. “¡Quiero decir, este soy yo después de todo!”

“¡Ahí vas, poniéndote engreído!” Haruhiro respondió.

Haruhiro usó Swat en dos lanzas de Pansukes, las golpeó con fuerza, y las golpeó de nuevo. Ranta había derrotado a un Pansuke y estaba buscando otro, así que Kuzaku solo necesitaba lidiar con un Pansuke y el Tori-san. Pero el Tori-san era el problema.

“¡Nuh!” Kuzaku usó Bash para golpear la lanza del Pansuke, luego rápidamente trató de cerrar rápidamente la brecha entre ellos, pero el Tori-san movió su Espada Relámpago Delfín. Eso forzó a Kuzaku a saltar hacia atrás.

“¡Tomaré uno de ellos!” Mary llamó.

Habiéndose recuperado del efecto entumecedor de Espada Relámpago Delfín, Mary estaba tratando de hacer que el Pansuke se volteara y la enfrentara. Sin embargo, incluso en una pelea uno a uno, el Tori-san iba a ser difícil. Su Espada Relámpago Delfín era demasiado peligrosa. Todo lo que Kuzaku podía hacer era hacer un seguimiento de la distancia entre ellos y correr.

“¡Maldición! ¡Esto es patético!” Kuzaku gritó.

“¡No te precipites!” Haruhiro gritó mientras usaba Swat en las lanzas que seguían acercándose a él. Se lo dijo a Kuzaku, pero también lo decía en voz baja.

Sí. No puedo apresurar esto. Mira. Échale un buen vistazo. ¿Hay refuerzos enemigos? Ahora no. Sin embargo, no sería extraño verlos venir en cualquier momento. Cuando eso suceda, no puedo comenzar a entrar en pánico como: “¡Oh, mierda, oh, mierda, estamos muy jodidos!”

Kuzaku se centró completamente en evadir la Espada Relámpago Delfín. Mary estaba jugando a lo seguro y centrándose en la defensa, mientras que Ranta no podía aterrizar un golpe decisivo. ¿Estaba mirando y esperando su oportunidad de hacerlo de un solo golpe? Haruhiro no estaba haciendo nada más que usar Swat. No estaban haciendo nada más que quedarse ahí y, eventualmente, podrían derrumbarse si tuvieran que mantener el ritmo, pero no sería en mucho.

¿Veo algo?

Venía una flecha. Esta iba a golpear. El Tori-san la tomaría directamente en la cara. No, el Tori-san saltó a un lado para evitarla.

Haruhiro miró hacia atrás. Yume. Estaba saliendo del valle. Ya estaba preparando su segunda flecha. Disparó. Entonces, prácticamente al mismo tiempo…

“¡Ohm, rel, etc, nemun, darsh!”

Justo detrás de Yume, Shihoru estaba cantando y dibujando sigilos elementales con su bastón.


El segundo disparo de Yume también falló. El Tori-san lo esquivó. Sin embargo, cuando se apartó del camino de la flecha, un elemental de sombra se fijó al suelo donde estaba a punto de dar el paso.

Shadow Bond.

El pie del Tori-san fue atrapado por el elemental de sombra, y no podía alejarse de ello. El Tori-san estaba claramente nervioso. Fue entonces cuando Kuzaku entró para acabar con él.

“¡Rahhhhhhhhhhhhhhhhhhhh!”

Punishment. Era fundamentalmente lo mismo que la especialidad de Moguzo, la habilidad de guerrero, Rage Blow, o el Corte de Gracias. Blandió su espada diagonalmente con todas sus fuerzas. Sin embargo, en esta versión de paladín, se defendía con su escudo mientras lo hacía. Normalmente, al menos.

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