Hai to Gensou no Grimgar

Volumen 6: Hacia una Gloria que No Vale la Pena Tomar

Capitulo 8: Cruza la Línea

Parte 3

Podrían encontrar algún tipo de trabajo en Altana, y ganar dinero de esa manera. Haruhiro había cambiado de cómo había sido cuando se alistó por primera vez como soldado voluntario. Si lo intentara ahora, seguramente no sería imposible para él.

Lo pensaré seriamente.

Más tarde, por supuesto.

Si logro salir de esto intacto.

“¡Haruhiro!” Tokimune corrió hacia él. “¡Aléjate de ahí! ¡Déjame esto a mi!”

“¡Está bien!” Haruhiro corrió hacia la derecha. Mientras cortaba las tiendas que los mercaderes habían abandonado ahí, vigilaba a Tokimune, que estaba a punto de llegar al borde del acantilado.

“¡Go, go, go!” El gigante blanco persiguió a Tokimune.

Tokimune se detuvo de repente, volviéndose para mirar al gigante blanco. El acantilado estaba justo detrás de él en este punto. “¡Heeeey! ¡Atrápame si puedeeeees!”

“Go…” El gigante blanco, sin embargo, se detuvo.

Ah… ¿es por nosotros?

“¡Idiota, es demasiado obvio!” Ranta se burló de Haruhiro.

Pudo haber sido capaz de aguantarlo de alguien más, pero cuando esa basura lo dijo, dolió. O, más bien, Haruhiro estaba en estado de shock.

Pero aún no había terminado.

“¡Plan B!” Alguien gritó.

Sí. Estaba ahí, también. El sacerdote que una vez había sido un guerrero, que en su mayoría todavía era un guerrero. El hombre con el pesado martillo de guerra. Aquel que no conocía el miedo, el Sr. “Habilidad Destructiva.”

Tada.

Tada atacó al gigante blanco por detrás e hizo un salto mortal. “¡Somersault Boooooooooomb!”

Su martillo de guerra explotó en el tendón de Aquiles del gigante blanco, o donde sería si los gigantes blancos tuvieran un tendón de Aquiles, eso era, y envió trozos de su carne, o de lo que sea que estaba hecho, a volar por todos lados.

Plan B.

Espera, ¿qué es eso? Haruhiro pensó, aturdido.

Si tuviera que adivinar, atraerlo por el borde del acantilado había sido el Plan A, y arratrarlo o empujarlo sobre el borde del acantilado era el Plan B. Haruhiro, honestamente, solo había pensado en el Plan A. Sin embargo, con la fuerza de Tada…

“¡Go, go!” El gigante blanco intentó dar media vuelta mientras tropezaba. Eso fue cuando sucedió.

“¡Delm, hel, en, balk, zel, arve!” Mimorin gritó.

“¡Jess, yeen, sark, kart, fram, dart!” Shihoru añadió.

Hubo un destello de luz y una explosión de humo en el pecho del gigante blanco, mientras que varios rayos cayeron sobre su cara y hombros. Blast y Thunderstorm. ¿Se habían señalado mutuamente, o era una coincidencia? Mimorin y Shihoru habían lanzado sus ataques mágicos simultáneamente. Incluso el gran gigante blanco de seis metros tuvo que inclinarse hacia atrás.

Ah, por supuesto, Haruhiro se dio cuenta. Eso tiene sentido. Si el poder de un hechizo no es suficiente, simplemente pueden combinarlos. Esa es una forma de hacerlo, eh.

“¡Whoosh!” Yume gritó. Usó Rapid Fire, soltando varias flechas en rápida sucesión, disparando al único ojo del gigante blanco. En una ocurrencia notablemente rara, Inui hizo lo mismo y disparó una flecha propia.

“¡Aieeeeeeee!” Anna-san chilló y saltó en el aire. “¡Fuck off!“

“¡Tokimune-san!” Haruhiro comenzó.

Sin que Haruhiro tuviera que decir nada más, Tokimune se alejó del borde del acantilado.

“¡Delm, hel, en, balk, zel, arve!”

“¡Jess, yeen, sark, kart, fram, dart!”

Una disparo más. No, dos disparos. El Blast  y Thunderstorm de Mimorin y Shihoru le dieron el último empujón, obligando al gigante blanco a inclinarse aún más hacia atrás. En este punto, ya no podía aguantar más. No podía mantenerse en pie.

El gigante blanco parecía consciente del acantilado, pero tuvo que mover su pierna izquierda en esa dirección para apoyarse. Sin embargo, no había terreno ahí. Era un acantilado después de todo.

Cayendo. El gigante blanco estaba cayendo.

“¡Genial!” Kuzaku agitó su brazo.

Mary colocó su mano sobre su pecho, miró hacia el cielo y suspiró de alivio.

“¡Sí!” Yume sonreía toda.

“¡Miren, se los dije!” Ranta gritó. Estaba tan emocionado que balbuceaba tonterías.

“¡Feliz Año Nuevo! ¡Guau!” Kikkawa tenía aún menos sentido.

¿Por qué de repente es Año Nuevo?

Haruhiro no quería llover en su desfile, pero este no era el final de las cosas. Tomó un breve respiro.

“¡Siguiente! ¡Seis Pansukes, dos Tori-san, y un gigante de cuatro metros! ¡Están viniendo!”

“¡Jajajaja!” Tada se rió mientras levantaba sus lentes con su dedo índice izquierdo. “Es bueno no tener escasez de enemigos para aplastar.”

“¡Podemos luchar con alegría y buen humor, eh!” Tokimune parecía estar realmente disfrutando. “¡Hagamos esto, chicos! ¡Anna-san, contamos contigo para animarnos!”

“¡Déjamelo a mi, sí!” Anna-san infló su pecho con orgullo y empujó su puño hacia delante. “¡Mientras el sol esté en el cielo y Anna-san esté en la tierra, la victoria será suya! ¡Todos, luchen por Anna-san!”

¿Qué, todo esto ahora es por Anna-san? Haruhiro no estaba seguro de estar decepcionado con eso, pero los otros estaban estallando en vítores, y parecía estar levantando su moral, por lo que decidió dejarlo pasar.

“¡Ranta, toma uno de los Tori-san!” Llamó. “¡Kuzaku, toma todos los Pansukes que creas que puedas manejar!”

“¡Lo haré, así que será mejor que me pagues el debido respeto, Parupiro!” Ranta gritó.

“¡Bien!” Kuzaku gritó.

“¡Mary, Yume, Shihoru, quédense agrupadas por ahora!”

“¡Lo tengo!”

“¡Nyan!”

“…¡De acuerdo!”

“¡Tada!” Tokimune salió corriendo. “¡Vamos a atacar al gigante blanco!”

“Podría hacerlo yo mismo,” se jactó Tada.

“¡Cuenten conmigo para ayudar también! ¡Paz, paz! ¡Yay, yay, yay!” Kikkawa gritó.

Tada y Kikkawa siguieron a Tokimune. Parecía que Mimorin estaría cuidando a Anna-san. Mientras tanto, Inui vagaba sin rumbo cerca de Shihoru.

No, en serio, ¿qué pasa con ese tipo?

Kuzaku podría manejar tres de los Pansukes, mientras que Haruhiro, Mary, Yume y Shihoru se encargarían rápidamente del resto. Uno de los Tori-san iría a Ranta, pero ¿qué pasaría con el otro?

Haruhiro probablemente podría contar con Tokimune, Tada y Kikkawa para manejar al gigante blanco. Echó un vistazo hacia el valle. No habían exactamente matado al clase de seis metros, por lo que era seguro que volvería a subir hasta aquí. Necesitaban eliminar los refuerzos antes de eso, y luego salir de aquí.

Date prisa. Pero no seas apresurado.

Tada se lanzó hacia el gigante blanco.

Hombre, estoy sorprendido de que pueda hacer eso sin tener miedo.

Kuzaku valientemente usó Bash en las lanzas de los Pansukes, barriéndolas a un lado con su larga espada. El paladín de su grupo no era un chiflado como Tada. Debido a eso, Haruhiro pensó: Maldición, Kuzaku es increíble. Es asombroso, en serio. Tal vez tengo que agradecer a Mary por eso. Sí, supongo que no querría verse patético frente a la persona que ama.

Cualquiera que sea el caso, no dejaría que el duro trabajo de Kuzaku se desperdiciara.

Podía ver esa línea.

Esa línea tenuemente brillante.

No era recta. Se doblaba y retorcía muchas veces. Era una propuesta que se le ofrecía por su conciencia situacional que surgía de sus observaciones, combinada con sus predicciones basadas en la experiencia.

Oye, si hago esto ahora mismo, ¿no funcionaría?, decía. Si se retrasaba incluso una décima de segundo, ya no sería útil. En el caso de Haruhiro, afortunadamente, ya sea por hábito o por alguna otra fuerza, nunca dudaba cuando veía la línea, o mejor dicho, cuando la veía, ya estaba en movimiento.

Con pasos suaves, se apresuró a pasar uno de los Pansukes, enterrando su daga en el único ojo del cultista.

Mientras la soltaba, ejecutó un Shatter en el Pansuke junto a él, y luego continuó usando el sap en su mano izquierda para ejecutar Hitter en la mandíbula del otro Pansuke.

Para terminar, aterrizó un Shatter sobre otro Pansuke. Entonces, retrocedió.

“¡Ohhhhhhhh!” Kuzaku dispersó a los Pansukes con su espada larga y escudo. Un Pansuke estaba muerto, y tres habían caído en el desorden cuando Haruhiro los tomó por sorpresa, por lo que no pudieron detener a Kuzaku.

¿Los tenemos controlados a todos ahora? No, pensó Haruhiro.

“¡Ah!” Kuzaku retrocedió. Cuando alguien lo atacó con una Espada Relámpago Delfín, todo lo que podía hacer era evitarla.

Era un Tori-san. Dos de ellos, de hecho. ¿Qué estaba haciendo Ranta?

“¡Exhaust!”

Ahí estaba. Por una maldita vez.

Ranta saltó y atacó a uno de los Tori-san desde un costado. Hubo un fuerte choque cuando su Espada Relámpago Delfín se encontró con la otra Espada Relámpago Delfín. Ranta ganó la contienda de empuje y lanzó al Tori-san fuera de balance. Pero había dos Tori-san. El otro lanzó una estocada a Ranta.

“¡Exhaust!” Ranta se disparó hacia atrás a una velocidad increíble.

Si los Tori-san lo persiguieran, estarían jugando directamente en las manos de Ranta. Lamentablemente, no lo hicieron. Los Tori-sans centraron sus ataques en Kuzaku.

“¡Oh, mierda! ¡No puedo tomar dos de ellos!” Kuzaku se vio obligado a correr.

Los Pansukes estaban usando esa apertura para intentar reagruparse.

“¡Rantaaaa!” Haruhiro gritó.

“¡Estoy empezando, ¿de acuerdo?!” Ranta contorsionó todo su cuerpo y adoptó una extraña pose con su Espada Relámpago Delfín volteada hacia un lado. “¡Oh, Oscuridad! ¡Oh, Señor de los Vicios! ¡Dread Wave!”

Tal vez su actitud idiota llamó su atención, porque no era solo Haruhiro, los Pansukes y los Tori-san también miraban a Ranta.

Bueno, sin embargo, no es como si algo fuera a suceder.

Eso era obvio. No era solo el Dios de la Luz, Lumiaris, cuyo poder no alcanzaba el Reino del Atardecer. El Dios Oscuro, Skullhell, tampoco.

“¿Eh?” Haruhiro miró con sorpresa y consternación. “¿Qué? ¿Eh? ¿Por qué?”

“Hmph…” Ranta miró hacia el suelo. “Olvidé por completo que no puedo usar magia aquí.”

“¡Estúpido Rantaaaa!” Yume gritó.

Ranta realmente era un idiota, y un pedazo de basura, y estaba más allá de toda ayuda, pero el enemigo había dejado de moverse. Incluso si esto era un efecto secundario inesperado de su idiotez, como soldados voluntarios, debían explotarlo al máximo.

“¡Ohm, rel, etc, el, nemun, darsh!”

Shadow Pond. Shihoru colocó un elemental de sombra en el suelo donde estaban los dos Tori-san. No se moverían de ese lugar por un tiempo.

“¡Maten a los Pansukes!” Haruhiro inmediatamente, y Kuzaku se abalanzó sobre ellos.

“¡Zeeah! ¡Rahhh! ¡Oryahhhhh!” Gritó.

Haruhiro se puso detrás de los Pansukes. Yume sacó su machete y se acercó a ellos blandiéndolo. Mary no dejó el lado de Shihoru.

De repente, aunque Haruhiro no vio la línea, tuvo la sensación de que podía matar a uno de ellos. Tengo que matarlos cuando pueda, razonó. De acuerdo, ahora es el momento…

Pero cuando entró para un Backstab, alguien repentinamente robó su muerte.

“¡Heh!” Era Inui. Ese desviado Inui aterrizó una patada de salto en la espalda de Pansuke, derribándolo, y luego pisó con fuerza la mandíbula del cultista.

Crack. Hubo un sonido desagradable, y su cuello se inclinó en una dirección que nunca debió.

“¡Soy Inui! ¡El que trae la destrucción de los cielos!

Hombre, eso fue impresionante y todo. Pero salió de la nada. Me asustaste.

Inui se volvió hacia Shihoru con un misterioso destello en el único ojo que no estaba cubierto por su parche. “¡Oh, mi novia predestinada, sigue el camino de la carnicería conmigo!”

“De ninguna manera.” Fue una respuesta inmediata, y en un tono bastante fuerte para Shihoru. Bueno, por supuesto que sería así.

“Heh…” Inui giró y se fue por el otro lado. “Por ahora, te digo adiós…”

—Espera, ¿eh? ¿Te vas? ¿A dónde demonios vas?

Eso no estaba claro, pero Inui se fue corriendo.

Bueno… ¿Tal vez lo dejemos hacer lo que quiera? Quiero decir, no tiene que volver si no quiere. Estamos lo suficientemente ocupados cuidándonos a nosotros mismos.

Tokimune, Tada y Kikkawa estaban dando vueltas alrededor del gigante blanco mientras lo atacaban. Parecía que Tokimune y Kikkawa lo estaban acosando y actuando como señuelos, mientras que Tada era el que daba los golpes fuertes. El gigante blanco ya tenía daño en ambas piernas. La forma en que iban las cosas, parecía que los tres podrían matarlo, pero no iba a ser rápido.

Todavía hay tiempo antes de que los Tori-sans se liberen del Shadow Pond o su efecto expire. En ese momento, si podemos matar a los cuatro Pansukes—

Pero mientras Haruhiro estaba pensando eso…

“¡Delm, hel, en, balk, zel, arve!”

…Los Tori-san quedaron impresionados. Era el hechizo Blast.

Fueron golpeados contra el suelo, luego rodaron un poco, pero se estaban levantando. No parecía que estuvieran completamente ilesos, pero tampoco parecían haber sido lastimados seriamente.

Miiiimoriiiin, Haruhiro gimió silenciosamente. Maldición, sus ponchos son realmente resistentes.

“Oh, bueno,” murmurando un poco a sí mismo, Haruhiro decidió cambiar de marcha. No podía cambiar lo que ya había sucedido. Kuzaku, Haruhiro, Ranta, Yume, Mary, Shihoru y Mimorin tenían que eliminar a los dos Tori-san y a los cuatro Pansukes.

Incluso tenemos a Anna-san animándonos, así que tenemos la ventaja numérica, ¿sabes? Podemos hacerlo. Deberíamos poder hacerlo. Estoy seguro de ello. Probablemente.

Kuzaku mantuvo a tres de los Pansukes bajo control, mientras que Yume se ocupó del otro. Ranta parecía que estaba apuntando a un Tori-san. Si no lo hiciera, estarían en problemas.

Mientras vigilan a los Tori-san, primero tenían que reducir rápidamente el número de Pansukes, y luego…

Haruhiro miró hacia el valle. Solo para estar en el lado seguro.

Miró nuevamente para verificar lo que estaba viendo.

“…¿En serio?”

Esto es terrible.

¿No era ese el gigante blanco de seis metros que intentaba escalar del valle?

Era un shock, pero Haruhiro no perdió la cabeza por eso. No podía afirmar que esto había estado dentro de su rango de expectativas. Había estado enfocado en otras cosas, después de todo. Pero solo tenía que lidiar con eso.

Los soldados voluntarios estaban retrocediendo.

¿Están retrocediendo?

¿A dónde van a correr?

Y ¿por qué?

“Eso, eh…” se dio cuenta. Esta vez, no pudo evitar perder la cabeza.

Del sur.

Hay algo que viene.

Es grande, blanco y se retuerce.

Bueno, sí, por supuesto. Por supuesto que habrían escapado. Quiero correr también. No hay más remedio que huir de esa cosa.

Su altura no era tan grande, aunque parecía más grande que el gigante de la clase de seis metros. El problema era su longitud. Tenía veinte metros de largo, tal vez veinticinco. Podría llegar incluso a treinta metros de largo. Posiblemente aún más.

La hidra.

Era una criatura inquietante y gigante que parecía tener nueve serpientes de dos a tres metros de diámetro, todas juntas. Si los atacara, ¿qué harían?

Haruhiro, por supuesto, huiría a los confines de la tierra. Esa sería la respuesta normal.

Parecía que Iron Knuckle, los Berserkers y Orion estaban de acuerdo con la visión de Haruhiro. Eran humanos también. Gracias al cielo. ¿Eso era bueno? ¿No? No era particularmente bueno.

Haruhiro no se tomó el tiempo de pensar qué hacer. “¡Tokimune, es la hidra! ¡Tenemos que correr!”

“¡Vaya…!” Tokimune tomó su decisión rápidamente. “¡Está bien, todos corran! ¡Protejan a Anna-san!”

“Justo cuando casi había terminado aquí. Maldición.” Aunque se quejó mientras lo hacía, Tada empujó su martillo de guerra y se fue corriendo.

“¡Corran, corran, corraaan! ¡Sí! ¡Corran!” Kikkawa estaba alegre incluso en un momento como este.

Aunque se suponía que Anna-san era la animadora del grupo, estaba rechinando los dientes con una audible frustración. “¡Es hora de una retirada estratégica, sí, maldita sea! ¡No hay elección, ¿sí?!”

“Vámonos.” Mimorin agarró a Anna-san por el cuello y la arrastró lejos.

“¡Nyan…!” Yume se dio vuelta y huyó.

“¡Justo cuando estaba a punto de mostrarles lo genial que soy!” Ranta también se fue.

Mary vaciló.

“¡Estaré bien, así que vete!” Kuzaku no retrocedió. O más bien, no podía. Si lo intentaba, los Pansukes se unirían a él y lo golpearían.

“¡¿Haruhiro-kun…?!” Shihoru miró a Haruhiro.

“¡Vete, Shihoru! ¡Tú también, Mary!” Haruhiro corrió tan rápido como pudo, intentando hacerlo él mismo ¡Mírala, mírala! Esa linea. Era en momentos como este cuando realmente quería verla.

Pero, por supuesto, no era nada conveniente.

Haruhiro no era un héroe. Era solo un líder. Era por eso que no tenía más opción que hacer lo que debería, y lo que podía, como líder.

“¡Kuzaku, envíalos al infierno!” Llamó.

“¡Entendido!

¡Ruahhhhhhhhhhhhhhhhhhhh!” Kuzaku usó su espada larga para barrer varias lanzas, luego usó Bash en el Pansuke frente a él. “¡Dahhhhh! ¡Gahhseahhh! ¡Rahh! ¡Nwahhhhhhhh!”

Sin detenerse, Kuzaku blandió su espada mientras se protegía con su escudo, y avanzó. Incluso cuando las lanzas de los Pansukes alcanzaron su armadura, Kuzaku las ignoró y avanzó.

Él llevaba una sólida armadura de placas.

Dicho eso, cuando recibía un buen golpe en su armadura, aún tenía que doler. Al menos, se magullaría.

Detente ahí. Espera, por favor, Kuzaku.

“¡Ahí!” Haruhiro forcejeó con uno de los Pansukes, no desde atrás, sino desde un lado, y lo estranguló usando su brazo izquierdo mientras clavaba su daga en el único ojo del cultista.

Eso fue bastante forzado, ¿no? Si hubiera fallado mi sincronización incluso un poco, habría estado en peligro. ¡Da miedo…!

Podía sentir una fría masa de miedo adherirse al interior de su estómago. ¿Y qué? ¿Qué diferencia hacía?

Haruhiro se acercó a otro Pansuke, sacando un combo con Shatter y Hitter. Sin embargo, otro Pansuke llegó para apuñalarlo con su lanza, pero saltó para evitarlo. Incluso mientras gritaba: Oh, mierda, oh, mierda, esto es muy peligroso, en su corazón, hizo Swat en la lanza dos veces.

Mientras gritaba: ¡En serio, ya he tenido suficiente, denme un respiro, augh!, en su cabeza, intervino y usó Arrest para agarrar el brazo de Pansuke, seguido por un barrido de piernas para tirarlo al suelo.

“¡Assuh!” Kuzaku dejó escapar un misterioso grito para mentalizarse, luego usó Bash para golpear a uno de los Pansukes.

Ahora, corramos, pensó Haruhiro.

No tuvo que decir nada para transmitir ese mensaje. Haruhiro y Kuzaku salieron corriendo al mismo tiempo.

“¡Jaja!” Kuzaku se rió mientras corría. “¡Esto es asombroso! ¡Jajaja! ¡Simplemente impresionante!”

No, um, amigo, ahora no es el momento de reír. Bueno, no es como si no entendiera cómo se siente. Kuzaku debe haber estado bastante asustado también.

Ahora que está libre, se siente muy bien. Pero ¿eso es todo? Está disfrutando tanto de esta mala situación que no puede hacer nada. ¿Eso podría ser parte de esto? La emoción de todo esto es adictiva. Quiero vivir en paz. Así es como realmente me siento, pero la pregunta es si puedo. ¿Cómo sería una vida sin cosas como esta? ¿Sorprendentemente menos aburrida de lo que podría esperar…?

Los Pansukes, los Tori-san y el gigante blanco de la clase de cuatro metros los persiguían. Detrás de ellos había soldados voluntarios, cultistas, gigantes blancos e incluso la hidra.

Hacia donde se dirigían estaba el valle y el gigante blanco de seis metros que pronto se arrastraría fuera de él.

Esto es lo peor. Me siento terrible. Ojalá esto fuera solo un sueño. ¿Alguien puede tomar mi lugar? Como, quiero ayuda aquí, ¿sabes? No estoy bromeando. Si alguien nos salva y nos garantiza a mí y a mis camaradas nuestra seguridad, haré lo que sea. No es mentira. No importa lo que sea.

No quiero pasar por todo esto. Es ultra estresante, ¿sabes? Hombre, he tenido sufiente con esto, en serio. Estoy harto. No es nada divertido, ¿de acuerdo?

Creo que también podríamos morir. Esta vez, tal vez no tengamos suerte. ¿Qué pasará cuando muramos? ¿Vamos al cielo? ¿O al infierno, tal vez? ¿Dejamos de existir? ¿Volver al vacío?

No quiero morir. Tengo miedo de morir. No quiero. No, no, no, no quiero eso.

Sí. Lo sabía. No necesito esto. Este tipo de situación. No me importa un poco de emoción de vez en cuando, pero no necesito estas cosas extremas de vida o muerte. Haruhiro lo sentía muy agudamente. ¡Quiero vivir en paz!

Tokimune y los otros que se habían adelantado a ellos parecían tomar un desvío alrededor del valle para llegar a la colina inicial.

¿Podrán evitar al clase de seis metros de esa manera? Haruhiro pensó. ¿O no? No lo sé, ¿tal vez podría ser de cualquier manera?

No parecía que sus perseguidores estuvieran a punto de alcanzarlos por el momento.

Incluso si la ruta era un poco cuestionable, tenían que tomarla.

El clase de seis metros ya estaba fuera del valle hasta su cintura. Se sostenía con su brazo izquierdo y balanceaba su derecho.

“¡Go, go, go, go, go!” Gritó el gigante.

Intentaba golpear a Tokimune y Tada con su mano derecha.

“¡Esquiven!” Haruhiro gritó.

No necesitaban que les dijera eso. Tokimune, Tada e incluso Kikkawa se tiraron al suelo para alejarse de la mano derecha del gigante blanco.

El gigante blanco se preparó con ambos brazos y levantó su cuerpo. Mientras estaba haciendo eso, Mimorin y Anna-san, Ranta, Yume, Shihoru y Mary pasaron frente a él.

Inui estaba perdido. Pero ¿a quién le importaba ese desviado?

Haruhiro y Kuzaku se quedaron ahí, incapaces de moverse.

“¡¿Ahhhhh?!” Haruhiro gritó.

“Qu… ¡¿Q-Q-Q-Qué…?!” Kuzaku balbuceó.

El gigante blanco de seis metros se levantó ante sus propios ojos. Para ser precisos, acababa de salir del valle, por lo que todavía estaba de rodillas, pero todavía era grande. Era enoooorme. Pero si se detenían aquí, los enemigos detrás de ellos se pondrían al día. Sería como decir: Bueno, sí, por favor intenta golpearnos, al gigante blanco.

Haruhiro le dio una palmada a Kuzaku en la espalda. Era hora de hacerlo o morir. “¡V-Vamos! ¡Corre! ¡Tenemos que!”

“¡Guhsuh!”

¿Qué diablos significa “guhsuh”?

Eso no estaba claro, pero Kuzaku salió corriendo. Sin embargo, su forma de correr era un poco incómoda. No es que Haruhiro estuviera mucho mejor.

¡Como si pudiéramos correr sin problemas ahora!

“¡Go, go…!”

El gigante blanco intentó golpear a Kuzaku y Haruhiro con su mano izquierda mientras todavía estaba sobre una rodilla, o tal vez estaba tratando de agarrarlos y aplastarlos.

“¡Bwuh…!” Kuzaku se deslizó de cabeza al suelo, evitando la mano derecha del gigante blanco.

“¡Ah…!” Haruhiro rodó para evitarlo.

“¡Go, go, go!”