Tate no Yuusha no Nariagari (NL)

Volumen 19

Capítulo 14: Doncella de Hierro Megido

“¡No podemos perder terreno!” gritó Glass. “¡Chris! ¡Ayúdame! ¡Formación Destructiva de Danza Circular, Triturador de Caparazón de Tortuga Congelante Diez!”

“¡Todavía tengo que mandar al infierno a Perra! ¡No puedo perder aquí! ¡Látigo Dimensional X!” dijo Rino, las dos liberando habilidades fuera del rango de la hermana de S’yne. Ambas habilidades que liberaron eran más fuertes que antes.

La que Glass liberó estaba viajando junto a la cadena de la hermana de S’yne, mientras que la de Rino había provocado que el látigo se dividiera en múltiples látigos, todos ellos ahora volando hacia la hermana de S’yne.

La hermana de S’yne procedió a crear una jaula de cadenas alrededor de sí misma, atrapando los látigos en su dirección.

“¡Aquí tienes un pequeño obsequio!” gritó la hermana de S’yne. Jadeé mientras la habilidad combinada basada en la defensa que Glass lanzó procedía a regresar guiada por la cadena hacia mí.

“¡Naofumi!” Glass tenía una mirada de lamento en su rostro, pero ella no necesitaba preocuparse. El ataque entró en mi cuerpo… ¡y jadeé una vez más ante lo fuerte que era!, ¡Casi demasiado fuerte!

“¡Raphtalia, Filo! ¡Esto es peligroso! ¡Todos, retrocedan!” grité. Ellos obedecieron rápidamente. Después reuní mi fuerza vital antes de pisar el suelo con fuerza y sacarla de mi cuerpo. Con un ruido sordo, un enorme cráter fue creado en el suelo, y entonces instantáneamente se congeló. Si no hubiese sido capaz de redirigir el ataque, yo de seguro habría terminado en pedazos.

“¡Vaya! ¿¡Qué tan fuerte eres ahora!?” jadeó Kizuna. Casi todos los presentes habían sido atrapados en cierto grado en mi repentina terraformación.

“Vaya,” repitió Filo.

“Un ataque con tal poder dentro de Naofumi-sama… incluso por un instante…” Raphtalia afortunadamente había sido levantada por Filo y también estaba a salvo, mientras Sadina y Shildina estaban seguras montando la cola de la Dragona Demonio.

Ellas eran tan ágiles como siempre. Kizuna, Glass, S’yne, y la recién llegada Rino se habían tropezado un poco a causa del repentino temblor, perdiendo un poco el balance en el proceso. La hermana de S’yne se veía bien, tal vez gracias a su cadena.

“Vaya, vaya, vaya. No es muy amable de su parte tratar de usar un ataque tan poderoso en mí,” dijo la hermana de S’yne.

“¿De qué estás hablando? ¡Y decir eso después de que lo enviaste hacia mí!” respondí. Podía sentir algo de daño interno causado por la energía que no pude expulsar. Suprimí la urgencia de escupir sangre y recité algo de magia… la Sanación Drifa sería suficiente. Comencé a recitarla y la magia fue completada instantáneamente.

“Es una de mis mejores cualidades,” dijo la Dragona Demonio, dentro de mi cabeza. Ella había predicho lo que yo iba a hacer y me ayudó en la finalización de la magia. Era muy parecido a tener un parásito dentro, y no me gustaba.

“¡Sanación Drifa Diez!” dije. La pronunciación era la misma, aunque de alguna forma se sentía diferente. Pero el dolor desapareció. El accesorio robado de Perra estaba ayudando.

“Vaya, vaya, vaya. Parece que será bastante grosero de mi parte si no me pongo al menos un poco seria. ¡Protección de Arma Diez!” La hermana de S’yne envolvió la cadena alrededor de su cuerpo, creando lo que parecía ser… una cota de malla.

¡Una cota de malla! ¿Por qué tenía que ser una cota de malla? Maldije en mi interior.

Decidí mostrarle un pulgar hacia abajo, burlándome de ella. “¡No me muestres esa horrible armadura!” grité.

“¡Por supuesto, Naofumi odia las cotas de malla!” recordó Kizuna.

“¡Si, tienes razón!” dijo Raphtalia. “¡Es lo que le robaron cuando la antigua princesa lo engañó!”

“Vaya, vaya, vaya,” dijo la hermana de S’yne, riéndose. ¡No te rías! Entonces esta era la razón por la que su cadena me había estado molestando tanto.

Ella parecía tener la intención de jugar con mi cabeza… pero también podría estar enojándome demasiado por algo bastante trivial.

La parte más compuesta de mí abrió mi ventana de estado y revisó el tiempo de transformación del Espejo del Odio.

¡No quedaba mucho tiempo! ¡Estaba a punto de volver a ser tragado por la ira! Una vez que terminara, perdería varios fortalecimientos, y le ocurriría lo mismo a la Dragona Demonio. ¿Tenía alguna esperanza de continuar la batalla bajo aquellas condiciones?

“Raphtalia, Kizuna, todos, la Dragona Demonio y yo no podremos mantener nuestro estado actual por mucho tiempo. Tenemos que atacar unidos y derrotarla ahora,” les dije. De otra forma, las opciones serían recibir una paliza o retirarnos. Tomar un enfoque más moderado podría darnos resultados, pero ella no se iba a permitir una batalla de desgaste. A pesar del riesgo, no quería perder esta oportunidad, así que simplemente la íbamos a atacar con todo.

“En ese caso, Héroe del Escudo, ¿qué tal si combinamos nuestra fuerza con esta habilidad?” sugirió la Dragona Demonio. Ella de nuevo estaba hackeando mi estado y destacando el nombre de una habilidad. Era una que no había pasado por la conversión hasta ahora, así que no había sido capaz de usarla. No estaba seguro de si ahora podía usarla gracias a la ayuda de la Dragona Demonio o gracias al Espejo del Odio.

No importaba. No parecía tener otra opción. Esta era la solución más rápida.

“Yo también te ayudaré,” agregó Rino, comenzando a recitar magia. Ella tenía el látigo, lo que le daba acceso a magia poderosa.

“¡Como la fuente de tu poder, yo te lo ordeno! ¡Permite que el camino verdadero sea revelado una vez más e incrementa la velocidad de mis aliados!” A partir del encantamiento, parecía ser magia de apoyo. “¡Velocidad Drifa X!” Eso se sentía bien. Nuestra velocidad fue incrementada un poco más que con la magia de apoyo de la Dragona Demonio.

“¡Vamos!” grité.

“¡Ya era hora! ¡Vengan por mí!” gritó en respuesta la hermana de S’yne.

“¡Ya estamos en eso! ¡Toma esto! ¡Prisión de Espejos Diez! Y… ¡Cambiar Espejo (ataque)!” grité.

“Vaya, vaya—” comenzó a decir la hermana de S’yne mientras espejos repentinamente aparecían a su alrededor y la encerraban. Solo unos segundos después y la Prisión de Espejos comenzó a agrietarse. Nosotros nos habíamos potenciado considerablemente—incluso si fue durante los últimos minutos—pero no podría contenerla por mucho. ¡Ella debió haber estado jugando con nosotros todo este tiempo!

Cambiar Escudo permitía usar Cambiar Espejo (ataque). Tenía un contra efecto contra la hermana de S’yne. Después realmente venía el momento de ensuciarnos las manos.

“¡Ha pasado un tiempo desde que usé esta habilidad!” El Escudo de la Compasión me daba acceso a una habilidad, pero no era una fácil de usar, así que no le había prestado mucha atención. Aquí, ahora mismo, se sentía como la única opción. Pero necesitaba algo de sanación inmediatamente después de usarla.

El nombre de la habilidad en sí no había cambiado, lo cual significaba que la conversión puede no haber sido perfecta. Pero siempre y cuando pudiera usarla, entonces eso era lo que tenía que hacer.

“¡Enfrenta una habilidad combinada del Héroe del Escudo y mía!” dijo orgullosamente la Dragona Demonio. “Este poder son las llamas de resentimiento del infierno, que queman incluso el alma. ¡Es la magia definitiva que puede erradicarlo todo! ¡El poder para doblegar a mis enemigos! ¡La Emperatriz Dragón, la soberana de este mundo, te lo ordena! ¡Como las llamas del propio fin de los tiempos, convierte este mundo en cenizas!”

“El castigo que he escogido para esta idiota malvada es ser perforada dentro de la doncella de hierro. Confinada por los gritos. ¡Asada por las llamas del odio!” me uní. “¡Doncella de Hierro Megido Diez!” Mientras el encantamiento terminaba, una doncella de hierro apareció, de un color completamente negro, llena de odio, y cubierta de llamas negras con una apariencia maligna y de dragón girando a su alrededor.

La doncella de hierro llameante se abrió, mostrando un interior infernal con llamas negras, y después se cerró de nuevo alrededor de la Prisión de Espejos, atravesándola y convirtiéndose en un pilar de fuego abrasador.

“¡Vaya! ¡Eso es realmente siniestro!” dijo Kizuna, mirando con preocupación hacia la creación de la Dragona Demonio y mía. Ya no estaba seguro de lo que ella esperaba de la Dragona Demonio.

“¡Concéntrense!” dije. “¡Ni siquiera estamos seguros de si esto la dañará!”

“¡Lo sé, lo sé!” respondió Kizuna. En el mismo momento en que la regañé, la hermana de S’yne apareció desde dentro de las llamas disipándose, con señales de quemaduras a través de su cuerpo. Ese además fue el momento en que mis escudos flotantes y mi armadura regresaron a la normalidad, y la Dragona Demonio regresó a su forma de bebé dragón. Ya no me quedaba SP. También había estado usando la fuerza vital… el EP, así que tampoco tenía mucho de eso.

La repercusión por usar esa habilidad además estaba haciendo que mis huesos se sintieran como si estuvieran en llamas.

Necesitaba usar agua sanadora de alma u objetos de sanación rápidamente, o no sería capaz de seguir luchando.

“Eso dolió más de lo esperado. Ahora es mi turno—” comenzó a decir la hermana de S’yne.

“¡Kizuna, ahora!” logré gritar.

“¡Bien!” respondió ella. Después Kizuna disparó una flecha de su Herramienta de Cacería 0, golpeando el accesorio en la cadena de las armas vasallas de la hermana de S’yne.

¡Con un sonido supremamente satisfactorio, el accesorio se rompió en pedazos! Si bien puede no haber sido un golpe decisivo, al menos habíamos lidiado con su arma vasalla. ¡Eso debe haber debilitado enormemente a la hermana de S’yne! La gema en su arma vasalla además cambió de estar nublada a clara.

“¡Adelante!” grité. Todos aquellos que aún podía luchar levantaron sus armas en respuesta, preparando una selección de habilidades—

“¡Hidra Diez!” gritó la hermana de S’yne, golpeando su cadena contra el suelo con un sonido sordo. En el instante siguiente, cadenas estallaron hacia todos nosotros a una velocidad increíble. Si golpeaban a aquellos sin armas sagradas o vasallas, eso sería todo.

Me paré al frente para protegerlos a todos, rugiendo mientras los ataques impactaban. Logré mantener mi posición, pero eran tan poderosos que no puede contenerlos completamente.

“¡Esto de nuevo!” me quejé. ¡Ella atacaba rápidamente y con mucha fuerza!

“¡Maestro!” Filo me atrapó mientras yo era enviado a volar a causa del impacto. “Vaya, vaya, vaya. Puse todo lo que tengo en ese ataque, y aun así no te mató. Estás

mejorando más rápido de lo que había esperado,” se burló la hermana de S’yne. “Qué… ¿qué fue eso? Eso fue… demasiado rápido,” jadeó Kizuna.

“No puedo creer lo rápido que fue,” estuvo de acuerdo Glass. Las dos también habían sido mandadas a volar, y ahora apenas se estaban poniendo de pie.

“Ella todavía parece estar… un poco más arriba de nosotros en términos de fuerza,” admitió la Dragona Demonio.

“¡Maldita sea! ¡Y eso que destruimos el accesorio que controlaba el arma!” dije, incapaz de evitar quejarme. ¡Había estado esperando que el arma le diera la espalda y que siguiera su camino, no que permaneciera en sus manos y comenzara a liberar más habilidades!

“Cometiste el error de pensar que todas las armas sagradas y vasallas están de su lado. Si comienzan a pensar en ustedes mismos como la justicia, como que no pueden estar equivocados, entonces serán iguales que aquellos que aterrorizan este mundo,” dijo la hermana de S’yne.

Parecía que… esa era un arma vasalla que quería estar con la hermana de S’yne, luchando por el bien de las olas. Ahora tenía a alguien nuevo en mi lista de basuras— el espíritu de la cadena de las armas vasallas. En el momento en que la cota de malla había aparecido, esto había terminado.

Dicho eso… ahora estábamos bastante golpeados. No teníamos los fortalecimientos necesarios para ganar esto. Era requerido un trabajo exhaustivo en nuestros niveles y habilidades latentes.

“Debemos retirarnos,” dijo la Dragona Demonio, adivinando lo que yo estaba pensando y comenzando a recitar magia.

“Oh, no necesitan preocuparse por mí,” dijo despreocupadamente la hermana de S’yne. “Justo estaba pensando que lo mejor sería retirarme.”

“¿En serio?” respondió la Dragona Demonio. “¿Con nosotros prácticamente tendidos a tus pies? De seguro alguien con tu fuerza podría jugar por uno o dos asaltos más.”

“En efecto. Pareces tener mucha energía restante para usar,” estuvo de acuerdo Sadina. “Sí. No volveremos a bajar la guardia,” agregó Shildina.

“¿Aceptarían que he recibido más daño del que esperaba, y que esto se estaba volviendo demasiado para mí? Creo que además estoy maldita. Es desagradable,” dijo la hermana de S’yne, tan relajada como siempre.

“Esa habilidad es poderosa y rápida, pero necesita demasiado tiempo para ser usada otra vez. Ustedes claramente me superan en número, y no quiero que otra de sus sorpresitas especiales aparezca y me haga perder. Por ejemplo, quién sabe lo que esas dos ahí atrás podrán hacer con sus nuevas armas,” continuó ella.

Ella de verdad hablaba demasiado. La odiaba inmensamente. Las dos de ahí atrás eran Sadina y Shildina. Ellas se veían como las más probables a salir con un plan astuto. Nosotros habíamos recuperado tanto un arma sagrada como dos armas vasallas, así que la hermana de S’yne hacía bien en ser precavida.

“Además parece que crecerán para convertirse en personas que proporcionarán un gran desafío. Incluso podrían ser más satisfactorios que los oponentes que creamos,” dijo misteriosamente la hermana de S’yne. Casi parecía que toda esta colaboración con Perra y los demás era solo para entretener a quien quiera que sea su jefe. Maldije en voz baja. Pero ella continuó, “En ese aspecto, el tipo del arpón también se veía muy prometedor. No esperaba que hiciera algo tan estúpido como esto.”

“¿A qué te refieres?” pregunté, sabiendo que nos lo diría.

“¿No lo ves? Aquellos como él pueden tener poderes extraños, ¿no? En su caso, él podía colocar multiplicadores en estadísticas cuando estaba dentro de su propio territorio,” explicó diligentemente la hermana de S’yne. Su habilidad principal era el fortalecimiento territorial.

“Todo fue una gran coincidencia, pero ustedes realmente arruinaron nuestros planes.” Con Kuflika a punto de morir, él había abandonado su ventaja de local y decidido jugar un arriesgado juego de visita para salvarla. Eso nos permitió luchar contra él en un estado debilitado.

“Aquella que todos ustedes llaman Perra también es una favorita particular del ser superior. La lastimaron tanto que, si reporto que los maté, mi cuello estaría en juego.” Podía aceptar esa explicación. Perra sabía cómo abrirse paso hacia el corazón de alguien. “Al menos, habiendo muerto una vez, puede que ella deje de ser tan ignorante.” Este intercambio causó que la ira de Rino se rebalsara.

“Asegúrate de que tu superior sepa esto. Perra no es virgen. Melromarc es un país de mujeres, con una reina al mando. Tenemos la mejor tecnología de reconstitución de membrana en el mundo. Aun así, será difícil de ver, te lo aseguro,” dijo Rino. Escuché algo de membranas y una zona privada. No necesitaba escuchar eso acerca del país por el que estaba luchando.

“Esta es una información de oro. Bueno, ahora me voy.” La hermana de S’yne comenzó a escupir sangre, y entonces miró hacia su mano ensangrentada. “Vaya, vaya, vaya.” Ella se despidió de nosotros. Todavía exudaba confianza, pero claramente había recibido algo de daño. Tal vez era por eso que se estaba retirando.

Al menos sentía que habíamos mejorado un poco. “¡Hasta luego!” Y así, la hermana de S’yne desapareció. A partir del sonido, ella se había hecho desaparecer y después corrió a gran velocidad.

“Ella puede correr realmente rápido. Darle caza… sería peligroso,” dijo Raphtalia, mirando en la dirección de los sonidos de retirada.

“¿Cuánto de eso creen que fue real?” preguntó Kizuna.

“Buena pregunta. Creo que todavía no podemos dibujar una línea definida, pero al menos se siente que ya somos lo suficientemente fuertes para amenazarla,” dije, un poco esperanzado. No estaba seguro de si hubiéramos ganado de continuar la batalla, pero tenía que creer que nuestra primera ola de ataques había sido lo suficientemente fuerte para al menos hacerla considerar la retirada.

“¡Oigan! ¡Tenemos que regresar con L’Arc y los demás!” exclamó Kizuna.

“Cierto, pero primero…” Me di la vuelta para mirar hacia Rino. Ella me saludó y luego hizo una reverencia.

“Héroe del Escudo, mi nombre es Rino, un operativo de inteligencia que trabaja bajo las órdenes de la reina. Presento ante usted el látigo de las siete estrellas recuperado,” dijo ella formalmente.

“Gracias. Fuimos capaces de salir de esta gracias a ti,” dije. Ella había hecho un trabajo tras bambalinas realmente increíble. Acepté el látigo y traté de remover el accesorio todavía unido a él. Le di un buen vistazo a la propia arma. Era el látigo que Takt había usado. Tenía una forma algo extraña.

Tiré del accesorio por un momento y entonces se despegó completamente. El látigo de las armas vasallas recuperó su brillo, convirtiéndose en un orbe de luz que giró a mi alrededor un par de veces y después desapareció. Tal como las otras armas vasallas, probablemente aparecería una vez más justo cuando la necesitáramos o una vez que regresáramos a nuestro mundo. Una vez más miré hacia Rino. “Entonces tienes algo en contra de Perra…”

“Sí. Esa mujer y sus amigas me engañaron de una forma horrible, empujándome hacia una verdadera pesadilla. Fui salvada de eso por usted, Héroe del Escudo, y por la reina… y después de escuchar del mal que ella estaba perpetrando, juré venganza,” explicó Rino. Así que ella era otra de las víctimas de Perra.

Probablemente había menos estrellas en el cielo. Al final Rino había sido aquella en el lugar indicado, en el momento indicado, para hacer algo al respecto. Trabajando como una espía, ella había encontrado el momento perfecto para bajar a Perra de su nube.

Eso había sido realmente satisfactorio. Iba a dormir como un bebé por un tiempo luego de ver eso.

“Gracias al tiempo que pasé con ellos, fui capaz de crear un reporte acerca de su tecnología y su estructura interna. Espero que más tarde pueda leerlo,” dijo Rino. Ella ya estaba probando ser increíblemente competente.

“Eres realmente hábil,” le dije. “Voy a tener que recompensarte por todo esto.”

“Por favor, solo castigue a esa horrible mujer. Eso es todo lo que deseo,” respondió Rino. “No, algo aparte de eso. Algo que va a suceder de todas formas no es una buena recompensa, ¿o sí?” dije.

“Héroe del Escudo…” dijo ella, con una expresión profundamente conmovida en su rostro. Ella ya lo había probado con sus acciones, pero podía darme cuenta de que odiaba a Perra desde lo más profundo de su corazón.

“Rino… desde ahora eres parte de mi grupo,” dije. “¡Bien!” accedió ella.

“¡Perra sufrirá!” dijimos ambos al mismo tiempo. Ella miró hacia arriba y yo estreché su mano con fuerza.

“¡Ella se está congraciando con Naofumi-sama a una velocidad increíble! Esto es como lo de Ruft una vez más… ¡Como diría Naofumi-sama, ella es Ruft II!” ¡Raphtalia sonaba confundida por lo que estaba pasando y ya le había dado a Rino un apodo extraño!

“Sí, tienes razón. Se ve como alguien que se va a llevar muy bien con él,” estuvo de acuerdo Kizuna.

“Kizuna, deberías alejarte de ella,” le advirtió Glass. “No necesitamos que tú caigas en el lado oscuro.”

“¿Y eso qué tiene de malo?” preguntó la Dragona Demonio, genuinamente confundida. “¡Tú permanece fuera de esto!” gritó en respuesta Glass.

“¡Naofumi! ¡Debemos irnos!” insistió Kizuna.

“Lo sé. Regresemos a ver cómo están L’Arc y los demás,” respondí. El intercambio de bromas usual había comenzado una vez más, pero ya habría tiempo para la rutina de comedia después de que todo esto estuviera resuelto. Tratamos nuestras heridas y después viajamos hacia la ciudad portuaria.