Mushoku Tensei: Isekai Ittara Honki Dasu (NL)

Volumen 7

Capítulo 3: Quagmire Rudeus

Parte 3

Cuando empezaron a juntarse, una cosa parcialmente translúcida… apareció más adelante a lo largo del corredor, flotando lentamente hacia nosotros. Era una figura humanoide delgada, pero no tenía ni cabeza ni piernas. Vestida con una vieja y destartalada túnica, flotaba hacia nosotros ingrávidamente, como si nadara por el aire mismo. No era un experto ni nada, pero tenía que ser algún tipo de fantasma.

“¡Tenemos esqueletos y un Espectro, jefe!”

“¡Acérquese a ellos, Patrice!”

“¡De acuerdo!”

“Sara, Timothy, Rudeus, ¡cuidado con nuestra espalda! ¡Concéntrense en los esqueletos!”

“¡Está bien!”

Me di la vuelta y descubrí que varios esqueletos que llevaban espadas viejas y oxidadas ya venían hacia nosotros por detrás. En realidad podían moverse sorprendentemente rápido.

“¡Fuera del camino!” gritó Sara, empujando para pasarnos a mí y a Timothy a una posición adelantada. Ella se había echado al hombro su arco y sacó un gran cuchillo en su lugar.

“¡Los esqueletos son débiles para los ataques con fuerza bruta, Rudeus!” llamó Timothy.

“¡Esa es mi especialidad!” Apunté con mis dos manos a los esqueletos en marcha. Si la fuerza bruta era suficiente para derribarlos, esto no estaría tan mal.

“¡Stone Cannon!”

Mi proyectil letal favorito golpeó al primer esqueleto en línea y lo pulverizó; la piedra siguió moviéndose, destruyendo un segundo esqueleto también.

“¡Responde a mi llamado, Dios de las Oscuridades, y destroza a mi enemigo! ¡Stone Cannon!”

Una fracción de segundo después, Timothy disparó su propio cañón de piedra, que atravesó un solo esqueleto antes de detenerse.

Supongo que gano esta ronda… No es que sea una competición o algo así. 

“Muy bien, ya hemos terminado aquí. Vamos a…”

“¡Todavía no!”

Justo cuando estaba dando vueltas para apoyar a Suzanne y a los demás, el urgente grito de Timothy me hizo retroceder. Un esqueleto estaba tomando forma ante mis ojos. Los mismos que había destrozado se estaban recomponiendo lentamente.

“Mientras ese Espectro esté vivo, los esqueletos son inmortales”

Oh. Bien. Claro que sí. 

Los esqueletos eran criaturas inmortales. Podías destrozarlos y prenderles fuego, y seguían viniendo a ti mientras se quemaban. Los carbonizabas hasta convertirlos en cenizas, y aún así se recomponían. Los ataques con fuerza bruta eran la forma más simple de hacerlos incapaces de moverse, pero eso era sólo una medida temporal. Mientras los tenías incapacitados, tenías que eliminar a los Espectros que los animaban. La magia de fuego podía quemar a un Espectro, pero eso no hacía mucho excepto conseguir un poco de tiempo. Como los esqueletos que controlaba, volvería eventualmente.

La magia divina era de lejos la respuesta más efectiva para un Espectro. Podía borrar sus formas espectrales mucho más rápido y completamente que cualquier hechizo de fuego; y un Espectro derrotado de esa forma se había ido para siempre. Además, los esqueletos golpeados por los hechizos divinos se convertían en partículas de luz y desaparecían permanentemente. Pero mientras los Espectros permanecieran intactos, podían convocar un suministro interminable de nuevos.

“¡Te invoco, Dios que bendice la tierra que nos nutre! ¡Entrega el castigo divino a aquellos lo suficientemente tontos como para desafiar los caminos naturales! ¡Exorcistrate!”

Evidentemente, Mimir se había entrenado en esta escuela de magia.

Miré por encima del hombro el sonido de un conjuro desconocido y vi que la bola de luz que Mimir había invocado golpeaba el cuerpo espectral del Espectro.

“¡Gyyeeeeeaaaaa!” Con un chillido que rompía las orejas, el fantasma desapareció. Su cuerpo parcialmente transparente se rompió en pedazos y se redujo a pequeñas motas de luz, que pronto se desvanecieron en el olvido. Instantáneamente, los esqueletos se desmoronaron, sus huesos se desmoronaron sin vida hasta el suelo.

“¡Bien, estamos bien!” llamado Suzanne.

“¡Vuelvan a la formación, todos!”

Sara se dio la vuelta y pasó corriendo a mi lado para tomar su posición normal en el medio; Mimir se unió a ella, y volvimos a nuestra posición inicial. Esa pelea había sido un poco inquietante, pero al menos había visto un nuevo hechizo por primera vez.

“Es la primera vez que veo la magia divina… o un fantasma, por cierto”, dije en voz baja, mirando a Timothy.

“Es la segunda vez que veo a un Espectro”, respondió.

“La primera vez, mi grupo no tenía ni idea, e hizo que mataran a uno de nuestros amigos. Esa fue una lección muy dolorosa.”

“¿No estaba Mimir contigo en ese momento?”

“No. Esto fue mucho antes de que formáramos Counter Arrow. Sin embargo, me propuse que practicáramos para este escenario. Estoy muy contento de haberlo hecho.”

Sara nos miró por encima del hombro y se puso un dedo en los labios. Nuestra conversación probablemente le estaba haciendo más difícil escuchar las amenazas.

“Lo siento”, susurré. Definitivamente este no era el lugar ni el momento para una charla casual. En un lugar como este, el descuido podría hacer que te maten en un abrir y cerrar de ojos.

En cualquier caso, aparentemente esta ruina estaba embrujada por encima de todo lo demás. Eso fue más que un poco perturbador. A juzgar por su apariencia, ese fantasma podría haber sido un guerrero en vida… ¿Podría haber sido un soldado de la primera guerra entre humanos y demonios?

No, eso parecía muy poco probable. Seguramente un fantasma de un pasado tan lejano no estaría todavía merodeando en un lugar que la gente visitara con bastante regularidad. Probablemente fue un aventurero que murió aquí en los últimos años. Mis condolencias, amigo. Espero que descanses en paz.

“Ah, bien. ¡Aquí estamos!”

La voz de Suzanne me devolvió a la realidad. Me di cuenta de que finalmente habíamos salido de ese sinuoso laberinto de pasillos hacia un espacio más grande y abierto. Parecía que estábamos en un amplio pasillo de unos cien metros de largo. Un conjunto de escaleras desmoronadas en el centro conducía al segundo piso, y ambos lados del pasillo estaban alineados con esculturas de piedra gigantes. Parecía bastante obvio que una parte importante de la fortaleza estaba justo delante.

“Oh wow…”

Y luego estaba el suelo.

Estaba prácticamente cubierto por una alfombra de hermosas escamas blancas, casi como los pétalos de un cerezo en flor. Estas tenían que ser las escamas de Snow Drake por las que estábamos aquí. Considerando su valor, ciertamente había muchas de ellas tiradas por ahí.

Basándonos en la investigación que habíamos hecho antes, esta sala era parte de la ruta que los Snow Drake usaban para ir de su nido a sus cotos de caza. A menudo se detenían aquí para acicalarse mientras se desplazaban por la zona. Era conocido como el mejor lugar para encontrar sus escamas en todo el complejo.

“Más allá de esta sala, entraríamos en el territorio de los Snow Drakes”, dijo Suzanne desde adelante.

“No vayas más allá de esa última estatua en la fila de atrás. ¿Está claro, todo el mundo?”

Mimir y Patrice gritaron “¡Sí!” al unísono, y luego se pusieron a trabajar recogiendo escamas.

Habíamos planeado cuidadosamente esta parte de la operación con antelación. Junto con Sara y Timothy, se suponía que debía vigilar las amenazas desde todas las direcciones. Se sabía que los Snow Drakes emergían del extremo más alejado de este pasillo, y a veces otros monstruos salían del segundo piso o del pasillo por el que acabábamos de pasar. Estábamos al acecho de los Murciélagos Gigantes, los Topos de Ojos Rojos, los Micónidos y los Espectros, principalmente.

Si aparecían los propios Snow Drakes, nos escabullíamos al pasillo o nos escondíamos detrás de la cubierta. Si los otros monstruos aparecieran, alertaríamos a los demás y los eliminaríamos. Mientras tanto, el resto del grupo reunirá tantas escamas como sea humanamente posible. Una vez que llenáramos los seis sacos que habíamos traído, tendríamos más que suficiente para regresar al Gremio.

Esto podría ser muy peligroso si de alguna manera terminamos en combate con los Snow Drakes… pero aparte de esa posibilidad, este trabajo era honestamente tan simple que apenas se sentía digno de su rango A. Esperaba que nos encontráramos con muchos más enemigos en nuestro camino hacia aquí. Parecía haber extrañamente pocos monstruos por aquí hoy en día. Ese Espectro era la única amenaza real con la que nos habíamos encontrado.

Por alguna razón, eso me hizo sentir un poco incómodo. Tenía que asegurarme de no bajar la guardia.

Con ese pensamiento en mente, centré mi atención en la dirección del nido de los Snow

Drakes. La última estatua del pasillo representaba a una mujer voluptuosa con las piernas alejadas, una mujer que sólo llevaba unos pantalones cortos, un protector de pecho y una capa. Tenía las manos en las caderas… y por alguna razón, había cadenas en ellas. Me sentí un poco triste porque su cabeza se había caído en algún momento a lo largo de los siglos.

Había una puerta entre las piernas de la estatua. Un poco más abajo de ese pasaje era aparentemente donde vivían los Snow Drakes, así que era presumiblemente de donde vendrían si aparecieran.

No es que importe, pero la ropa de la estatua me resultaba extrañamente familiar.

¡Oh! Espera, ¿se supone que es Kishirika Kishirisu? La última vez que la vi, parecía más una niña pequeña que un bebé pechugón, pero… ¿tal vez? No, no, eso no puede estar bien… Hmm.

 Por otra parte, estatuas como esta tienden a exagerar lo impresionante que es la gente, ¿verdad? No sería sorprendente si el escultor se hubiera tomado una pequeña licencia artística. Aún así, esto parecía un poco exagerado. Especialmente en el departamento de altura. Y el departamento de busto.

Hmm… esas cosas eran enormes…

“Whoops. Ahí voy de nuevo…”

Concéntrate, Rudeus. Concéntrate. Necesitaba estar listo y esperando si los enemigos aparecían de la nada o algo así.

Aún así, la vista de un par de pechos gigantescos ya no me excitaba tanto como antes. Tal vez fue porque había tocado unos de verdad. Mi inocencia se había ido para siempre…

“¿Qué es ese sonido?” Timothy gritó.

Un instante más tarde, gritos penetrantes de algún lugar en la distancia llegaron a mis oídos.

“Tengo un mal presentimiento sobre esto, jefe…”

“¡Prepárense para el combate, todos!” gritó Suzanne.

“¡Empujen las bolsas a un lado!”

Desafortunadamente, la aprehensión de Mimir demostró estar justificada. Los seis nos agrupamos en una formación cerrada, buscando al enemigo. Los gritos que resonaban en el pasillo venían de algún lugar más profundo de las ruinas, y poco a poco se hacían más fuertes. Tenso e incierto, intercambiamos miradas entre nosotros.

Por el sonido, había muchos monstruos gritando. Si estábamos a punto de ser golpeados por una horda gigante de enemigos, lo más  inteligente sería agarrar las escamas que habíamos conseguido recoger y batir una retirada apresurada. Mimir, Patrice y Suzanne ya habían llenado una bolsa entera; eso era probablemente suficiente para cumplir con el mínimo requerido para nuestra tarea.

Durante unos largos momentos, Suzanne escuchó atentamente los gritos, y luego consideró las escamas y nuestros sacos medio llenos.

“No parece que se dirijan hacia nosotros”, dijo finalmente.

“Creo que probablemente deberíamos seguir reuniéndonos, pero rápidamente.”

No me pareció una opinión poco razonable. Los gritos estaban todavía muy lejos, y no parecía que vinieran directamente hacia nosotros. Tal vez alguien más había hecho que los Snow Drakes se pusieran frenéticos, pero esa podría ser la distracción que necesitábamos para terminar de recoger sus escamas.

Aún así, esa era solo una posibilidad. También había una gran posibilidad de que nos mezcláramos en lo que fuera esto. ¿Era más inteligente jugar a lo seguro y recortar nuestras ganancias, o arriesgarse a buscar una mayor recompensa?

De cualquier manera, cada segundo que pasamos esperando sólo nos ponía en mayor peligro. Había una posibilidad de que no pasara nada, es cierto; pero no importaba qué curso de acción queríamos tomar, necesitábamos decidirnos rápidamente.

“Creo que nosotros también deberíamos acabar”, dijo Sara.

“Sí, estoy a favor”, dijo Mimir.

“Ya casi hemos terminado de todos modos, ¿verdad?” dijo Patrice.

Eso puso a una sólida mayoría del grupo del lado de Suzanne. Para ser honesto, preferí la idea de huir. Pero a diferencia de los otros, no enfrentaría ninguna consecuencia por fallar en esta misión. Como no era miembro de su grupo, no sería responsable de pagar la cuota del Gremio. Como no tenía nada que ver con el juego, me resultaba difícil decir algo.

“Muy bien entonces”, dijo Timothy en voz baja.

“Recogeremos las escamas por un poco más de tiempo. Pero seamos rápidos”.

Con eso, todos se apresuraron a reanudar sus tareas previas. Todos estábamos mucho más alerta que antes, pero no podía evitar la sensación de que esos gritos se hacían cada vez más fuertes y violentos. Agarrando mi bastón con fuerza, miré la estatua de piedra al final del pasillo.

Los gritos eran todavía lejanos. Si la manada se dirigía hacia nosotros, probablemente vendrían de esa dirección… pero por alguna razón, sentí que también podía oírlos desde atrás. Tal vez sólo estaban haciendo eco dentro de las ruinas.

¿Podría usar la magia de la Tierra para sellar todas las entradas excepto la que hemos tomado? No. Esa era una mala idea. Si los monstruos entraran por ahí, estaríamos en problemas.

Cálmate, Rudeus. Ni siquiera sabes lo que está pasando todavía. Cualquier cosa que hagas ahora podría resultar contraproducente.

 Afortunadamente, ninguno de nosotros se ha cansado todavía. Aunque nos metiéramos en problemas, teníamos la energía para luchar para salir de allí, que era probablemente la única razón por la que Suzanne había elegido tomar este riesgo en primer lugar. La única cosa de la que tenía que preocuparme era matar a los monstruos si aparecían. Bonito y simple.

Esperé a que los otros terminaran. tratando de mantener mi mente lo más clara posible, tratando de ignorar los temibles gritos que enviaban escalofríos por mi columna vertebral.

“…¿Hm?”

Justo cuando llenábamos la última de nuestras bolsas, los gritos de los monstruos comenzaron a ser cada vez más débiles. Suzanne miró hacia arriba y se asomó sospechosamente en la dirección del sonido que se desvanecía.

Tal vez todos estábamos preocupados por nada. Tal vez esos eran sólo los gritos de apareamiento de los Snow Drakes, o algo así. Algunos animales son muy ruidosos cuando entran en celo. Tal vez nos detuvimos en medio de sus rituales de cortejo.

Relajándome un poco, empecé a aflojar mi bastón…

“¡Oh, mierda! ¡Están sobre nosotros!”

En ese instante, un aluvión de elegantes formas blancas explotó más allá de la estatua con una velocidad feroz. Se precipitaron entre sus pies y bajaron del espacio donde había estado su cabeza. A simple vista, parecían enormes salamanquesas de color blanco puro.

Eran Snow Drakes. Y en segundos, había más de ellos en la cámara de lo que podía contar.

Mientras se apresuraban, sus ojos inyectados en sangre encontraron nuestro pequeño grupo, y los primeros se detuvieron repentinamente justo antes de llegar a nosotros. Conté seis de ellos. Había muchos más, por supuesto, pero mi campo de visión sólo podía contener a esos.

Todo había sucedido tan repentinamente. Timothy estaba congelado en su lugar, como el resto de nosotros. Ni siquiera podía gritar la palabra “retirada”.

Sin embargo, nuestros escamosos amigos parecían reaccionar exactamente de la misma manera. Nunca había visto un lagarto asustado antes, pero probablemente era así como se veía uno. Sus ojos se abrieron mucho, se congelaron y abrieron la boca a medio camino para amenazarnos con sus colmillos.

Por un largo instante, sentí como si el tiempo se hubiera detenido.

Timothy y los demás giraron y corrieron hacia la salida como si les hubieran disparado con un cañón.

“¡Gaaaaah! ¡No otra vez!”

Tal vez provocados por los lúgubres chillidos de Patrice, los Snow Drakes también comenzaron a moverse.

“¡Earth Fortress!”

Lancé un enorme muro de tierra en su camino, bloqueando su progreso. Era una barrera sólida y gruesa, que llegaba hasta el hombro de la estatua de piedra más cercana. Imaginando que había ganado un poco de tiempo, me di la vuelta y me dirigí a la salida yo mismo.

Pero cuando miré por encima del hombro un momento después, no pude evitar soltar un grito de terror. Los Snow Drakes eran esencialmente lagartos, una simple pared, incluso una alta, no tenía sentido para ellos. Uno por uno, trepaban por ella y se deslizaban por los pequeños huecos de cada lado.

Esto no era nada bueno. A este ritmo, iban a alcanzarme y rodearme. Gracias a mi trote diario, todavía no estaba sin aliento, pero eso no significaba mucho. No era un corredor rápido en absoluto.

“¡Gah!” Me di la vuelta y apunté con mis manos a los Snow Drakes. Estas cosas son lagartijas, ¿verdad? ¿Cómo se mata a un lagarto? ¿Funcionaría el frío intenso? ¡Quizás los haga más lentos, al menos!

 “¡Blizzard Storm!”

Actuando mayormente por reflejo, intenté un hechizo de hielo. Ráfagas de viento helado se precipitaron por el aire, enviando escamas que volaban por el suelo. Un momento después, lanzas de hielo gruesas como el muslo de un hombre se dirigieron hacia los Snow Drakes que habían pasado por mi pared.

Los monstruos no estaban lejos y no tenían mucho espacio para maniobrar. Pero de alguna manera, se las arreglaron para evitar la mayoría de las lanzas con movimientos rápidos y ágiles de sus cuerpos. Los pocos proyectiles que golpearon no fueron efectivos, tampoco, sólo rebotaron en las escamas de los Snow Drakes en lugar de penetrarlos.

Había elegido mal mi magia. Las escamas de los Snow Drake eran aislantes naturales, y vivían en una región helada del mundo. Por supuesto, un hechizo de hielo no funcionaría con ellas.

Mi muro de tierra se rompió. Más cuerpos blancos deslizándose se abrieron paso a través de los escombros. Vi al menos una docena de ellos sólo en esa primera oleada. Ahora se dirigían hacia mí como grupo, en gran número. Antes sólo había visto unos pocos a la vez, pero se habían agrupado cuando mi muro redujo la velocidad de las filas delanteras. Cada uno de ellos se movía tan rápido y ágilmente como un pequeño lagarto, a pesar de su enorme tamaño.

Esto no era bueno. No podía esperar correr más. Tenía que luchar. Tenía que luchar contra ellos, de alguna manera, mientras me retiraba. ¿Podría lograrlo? Probablemente no.

¿Habían logrado los otros escapar, al menos?

Al menos había dejado una carta en mi habitación de la posada por si pasaba algo así. Cuando un aventurero muere, alguien de su grupo suele ocuparse de las cosas que dejan atrás. No era un miembro oficial de Counter Arrow, por supuesto, pero tal vez al menos enviarían ese mensaje por mí…