Mushoku Tensei: Isekai Ittara Honki Dasu (NL)

Volumen 7

Capítulo 3: Quagmire Rudeus

Parte 2

La entrada a las ruinas estaba situada a orillas de un sinuoso arroyo de montaña. No era más que un agujero en la cara del acantilado, en realidad. El espacio interior estaba medio cubierto de hielo, con gruesos bloques de hielo colgando de la entrada. Desde arriba, se podía pasar fácilmente por alto. Para ser honesto, el lugar parecía menos una ruina y más una cueva donde los osos podrían hibernar durante el invierno. Casi parecía que habíamos llegado al lugar equivocado.

Sin embargo, esto coincidía con la descripción general de la entrada a las Ruinas de Galgau, con la que algún aventurero se había topado hace diez años. Pero nadie podía darme una descripción específica del interior, así que era difícil decirlo con seguridad.

“¿Es eso realmente?” dijo Suzanne dudosamente.

“Creo que debe serlo”, dijo Sara, señalando hacia abajo.

“¿Ves? Hay algo de tráfico peatonal ahí fuera.”

Cuando entrecerré los ojos en la nieve de la entrada, vi los débiles restos de huellas humanas. Era difícil decir exactamente que mucha gente había estado aquí recientemente, pero el lugar claramente atrajo una cantidad decente de visitantes.

“Hmm. ¿Son esas huellas frescas? Espero que no tengamos un doble registro en nuestras manos aquí…”

“No. Esos parecen tener cinco o seis días.”

“Aún así, hay una posibilidad de que otro equipo siga dentro.”

“Algunos de estos se dirigen a la salida de la cueva, ¿ves? Apuesto a que ya se han ido a casa.”

Escuché a medias la conversación de Sara y Suzanne mientras buscaba en nuestro equipo el equipo que necesitaríamos dentro de la cueva. Principalmente, esto significaba las antorchas que habíamos preparado de antemano. Las saqué y las encendí una por una.

Las antorchas eran herramientas esenciales para la exploración de la cueva. Las lámparas también eran una opción, pero una antorcha ardiente podía actuar como un arma improvisada, y seguía arrojando luz incluso si la usabas un poco bruscamente. Podías tirarla a un lado cuando empezaba una batalla sin sumergirte en la oscuridad. Podría ser peligroso si te metes en una cámara llena de gases atrapados, o si enciendes tantos fuegos que consumes todo el oxígeno de la zona… pero si este tipo de riesgos te molestan, es mejor mantenerse fuera de las cuevas en primer lugar.

Dicho esto, habría sido bueno tener una alternativa más brillante y fiable a estos palos de madera en llamas. ¿Quizás algo como una robusta linterna LED?

“El suelo está congelado en algunos lugares, chicos. Cuidado con el suelo aquí.”

Repartí las antorchas a todo el grupo, empezando por Suzanne y trabajando hacia atrás.

Algunos grupos prefirieron que sólo algunas personas designadas llevaran sus antorchas, pero Counter Arrow hizo que todos tomaran una. No teníamos a nadie que pudiera ver perfectamente en la oscuridad, y como había un arquero dedicado en el grupo, queríamos la mejor visibilidad posible.

Una vez que entramos en la cueva, la charla ociosa llegó a su fin. Moviéndonos en fila india, bajamos en silencio por el sendero inclinado hacia abajo, manteniéndonos alerta ante cualquier peligro.

No había muchos monstruos al principio. A veces aparecían criaturas que parecían ciempiés gigantes y atacaban, pero nuestra vanguardista Suzanne los eliminaba fácilmente ella sola. Esos encuentros apenas calificaron como combate, en realidad.

No es que me estuviera quejando. El camino que seguíamos era tan estrecho que habría sido muy difícil luchar contra un verdadero enjambre de enemigos. Si los monstruos comenzaban a venir a nosotros más frecuentemente, tendríamos que considerar la posibilidad de retirarnos… aunque sólo estuvieran concentrados en unas pocas secciones de la cueva.

Los parches de hielo en el suelo no ayudaban. Teníamos que prestar mucha atención a cada paso que dábamos para evitar caer de bruces. Todos llevábamos botas de clavos, pero a veces eso no era suficiente para evitar que los pies se resbalaran debajo de nosotros.

“¡Ah!”

“Ups…”

Sara, que caminaba justo delante de mí, se tambaleó bruscamente hacia un lado, así que la alcancé rápidamente para atraparla. Mi Ojo de Previsión fue útil en momentos como éste. No es que no fuera útil básicamente todo el tiempo.

“…¿me estás manoseando?”

“Uh, no”.

Deposité a Sara en un terreno despejado. Su respuesta fue cubrirse el pecho con un brazo y mirarme fijamente. Su cara estaba sonrojada, y había muerte en sus ojos.

¿Estaba seriamente molesta porque la había tocado allí? Honestamente no había sentido mucho del todo, excepto el cuero rígido de su protector de pecho. Tal vez me hubiera acelerado el pulso en el pasado, pero ya no era un niño inocente, si sabe a lo que me refiero.

Aún así, al final decidí que lo más seguro era disculparme.

“Lo siento por eso”.

Dejando esa tontería a un lado… Nos habíamos amontonado tanto que movernos estaba definitivamente empezando a ser un poco incómodo, pero esta cueva era tan estrecha que no teníamos mucha elección. En este momento, nos movíamos en apretadas filas de dos, con Suzanne y Patrice al frente, seguidas por Mimir y Sara, con Timothy y yo en la parte trasera.

Todavía podía mirar por encima de la cabeza de Sara cuando estaba delante de mí, pero como era un poco más baja, era probablemente imposible que viera algo cuando Patrice estaba directamente delante de ella. Normalmente teníamos la fila del medio alineada para que pudiera apuntar a los enemigos de delante, pero no había suficiente espacio en este pasillo. Esta formación parecía ser nuestra única opción por el momento. Si las cosas se ponían feas, podría tener que levantar un muro de tierra directamente delante de nuestra línea de frente…

“…Oh.”

Justo entonces, el pasaje que habíamos estado siguiendo llegó repentinamente a su fin. Habíamos salido a un gran espacio abierto, tan brillantemente iluminado que casi se sentía como si estuviéramos de vuelta en el exterior.

“Vaya…”

Miré hacia arriba y me di cuenta de que todo el techo estaba cubierto de parches de algo que emitía un brillo blanco azulado. Desde esta distancia, no podía decir si era musgo o algún tipo de mineral, pero fuera lo que fuera, hacía que nuestras antorchas parecieran casi innecesarias.

Nuestro camino también era mucho más amplio de lo que había sido hace un minuto. De repente había suficiente espacio para que cinco personas caminaran cómodamente al mismo tiempo. Más adelante, una pared de roca escarpada se inclinaba en la oscuridad a un lado del camino. Era difícil distinguir lo que había en el fondo, pero parecía ser una especie de lago o río subterráneo. Tenía un mal presentimiento sobre lo que podría estar al acecho allí abajo. Caer en él probablemente no sería la mejor idea.

Más adelante en el camino estaba el lugar que habíamos venido a visitar: una estructura masiva, como una fortaleza, desmoronándose en algunos lugares pero estructuralmente intacta.

Estas eran las Ruinas de Galgau.

“El lugar sirvió como fortaleza durante la Primera Guerra Humano-Demonio”, dijo Timothy en voz baja.

“Al parecer, fue construido por uno de los cinco mayores Reyes Demonios de la época. Lo llamaron Largon-Hargon el Subterráneo”.

Hargon, ¿eh? Me pregunto si convocó al Dios de la Destrucción cuando lo mataron. 

“Era un mago de tierra de nivel divino, según todos los indicios. Levantaba regularmente fortalezas como ésta en lugares donde ningún humano podía encontrarlas, y luego creaba túneles en la superficie para que sus fuerzas pudieran lanzar ataques sorpresa”.

“¿No bromeas? Eres un experto, Timothy”.

“Bueno, la lucha entre la humanidad y el Rey de los Demonios Subterráneos fue muy feroz en esta región, por lo que tenemos muchas historias sobre la guerra que se transmitieron a través de las generaciones. Recuerdo bastantes de ellas de mi infancia”.

Ah. Todo esto era sólo historia popular, entonces. Aún así, parecía plausible. No tenía ni idea de cómo se podría haber construido una fortaleza tan grande como esa a esta profundidad. Si lo que dijo Timothy era cierto, este tipo Largon-Hargon podría haber hecho un túnel para atacar en cualquier lugar y en cualquier momento, sin ninguna advertencia. Los muros defensivos habrían sido totalmente inútiles. Cada soldado humano debe haber estado constantemente al límite, sin saber nunca cuándo podría llegar el próximo asalto… Fue casi extraño que la humanidad se las arreglara para ganar esa guerra.

“¿No dijiste que creciste en Ranoa, Timothy?” dijo Suzanne, mirándonos con una expresión un poco curiosa en su cara.

“Así es. Nací en un pueblo sin nombre allí, y pasé mis años de formación en la ciudad de Sharia. Puede que la conozcan por su Universidad de Magia. Finalmente, me dirigí a Asura para perseguir mi sueño de convertirme en un gran aventurero… que es como terminé donde estoy hoy, un hombre mucho más humilde.”

El Reino de Ranoa, ¿eh? Supongo que probablemente terminaré yendo allí yo mismo eventualmente… 

En este punto, nuestra conversación fue groseramente interrumpida.

“¡Nos atacan!” gritó Sara, dejando caer su antorcha y agarrando su arco.

Miré hacia delante y vi un grupo de formas negras volando hacia nosotros a una velocidad considerable. Cada una de ellas parecía tener un tamaño de un metro más o menos.

“¡Murciélagos gigantes!”

“¡En formación!” gritó Suzanne inmediatamente.

“¡Deja esto para nuestra línea de fondo!”

Patrice se puso protector delante de mí; Suzanne y Mimir se movieron para formar un muro humano delante de Sara y Timothy.

Esta vez nos enfrentamos a monstruos voladores. Aunque ahora había algo de espacio para maniobrar, debíamos tener cuidado, ya que no estábamos muy lejos del borde de un acantilado. Lo más seguro para nuestra vanguardia era absorber los ataques de los murciélagos mientras nosotros tres los derribábamos por detrás.

“¡Yaaaah!” Sara no perdió tiempo en disparar su primer tiro. Su flecha se dirigió a uno de los murciélagos que se movía rápidamente, atravesándole la cabeza; su cuerpo giró hacia la oscuridad en el fondo del acantilado. Siempre era impresionante ver su trabajo. La chica era una artista con ese arco.

“¡Que este pequeño y ardiente fuego llame a una gran y ardiente bendición! ¡Flamethrower!”

El enfoque de Timothy fue un poco menos sutil. Apuntó con ambas manos al cielo y desató un amplio hechizo de fuego que envió a dos murciélagos gigantes en espiral hacia su perdición.

“¡Blast Wind!”

Fui por un método aún más básico, levantando mis manos y provocando una poderosa explosión en el aire. Dado el tamaño moderado de estos murciélagos, supuse que la onda expansiva sería suficiente para inutilizarlos. Tal y como esperaba, el viento explosivo les hizo agujeros en las alas; fue suficiente para evitar que volaran correctamente. Al ver a los murciélagos supervivientes revoloteando lentamente hacia el lago, respiré un pequeño suspiro de alivio… que se me quedó grabado en la garganta un momento después.

“Guau…”

“¡Ugh!”

Una enorme rana había salido del agua abajo y se había tragado a uno de los murciélagos de un solo trago. Los hombres del grupo miraron con algo parecido a la admiración; Sara, por otro lado, puso una mueca de asco.

El anfibio era una cosa azul y negra que me recordaba a las ranas venenosas de mi mundo. Tuve que asumir que no era seguro comerlo. Desde esta distancia era difícil decir exactamente cuán grande era, pero dada la facilidad con la que se había comido a ese murciélago gigante, tuve que asumir que medía al menos cinco metros de altura. Y también era enérgico para su tamaño. Podía verlo mirando ansiosamente a su alrededor, preguntándose si alguna otra presa podría caer en su guarida. Si la cosa podía ser tan activa en un frío tan intenso, tenía que ser muy resistente, incluso para un monstruo.

“Intentemos no caer ahí abajo, ¿eh?” murmuró Suzanne.

Sara sólo asintió con la cabeza fuertemente. Se le puso la piel de gallina.

De alguna manera, tuve la sensación de que nuestra arquera no era una persona de ranas. Pensé que el gran anfibio tenía una cara algo encantadora, pero cada uno tenía la suya. Dicho esto, me encontré con más de unas cuantas personas con cara de rana en el Continente

Demoníaco. Era algo que Sara tendría que superar uno de estos días.

“Démonos prisa, todos”, llamado Timothy.

“Observen sus pasos con cuidado”.

Los seis nos dirigimos hacia la fortaleza una vez más, vigilando cuidadosamente nuestros alrededores.

***

Galgau era una estructura verdaderamente masiva. Mirarlo desde el punto de vista de su entrada era bastante impresionante. La fortaleza en ruinas tenía tal vez cinco pisos de altura, y era tan ancha como una escuela media. Era imposible decir hasta dónde se remontaba, ya que parecía estar parcialmente enterrada en la roca detrás de ella. Sin embargo, en una suposición, su profundidad era probablemente aún más impresionante. No era el edificio más grande que había visto en este mundo, pero su impacto fue definitivamente potenciado por el hecho de que de alguna manera estaba bajo tierra. ¿Había una sola persona que creara en serio esta cosa con magia de Tierra?

Nuestro punto de entrada a las ruinas no era la puerta principal. El camino de entrada nos llevó a través de algo que podría haber sido una puerta lateral, o posiblemente sólo un agujero en la pared. Desde allí, teníamos una vista realmente espectacular de la caverna que nos rodeaba. A la izquierda estaba el sinuoso camino del acantilado que habíamos seguido hasta aquí; a la derecha había un enorme espacio abierto con un tranquilo y oscuro lago en su fondo.

El mundo del que venía tenía su cuota de espectáculos, por supuesto, pero no había muchos que se pudieran comparar con esto. El único lugar donde se podía encontrar algo comparable era en un videojuego o una pieza de arte de fantasía. Y por supuesto, estar aquí era muy diferente a mirar una ilustración. Podía oler la cueva, sentir el aire estancado, y oír el ocasional chapoteo de una rana gigante saltando por el agua de abajo. La realidad tangible de ello me hizo temblar un poco la columna vertebral. Mirando el vasto lago subterráneo, me encontré preguntándome qué le pasaría a cualquiera que intentara nadar ahí abajo.

“¿Te vas a quedar ahí mirando todo el día o qué?” preguntó Sara.

“Oh. Lo siento, ya voy”, dije, volviendo rápidamente a mi lugar en nuestra formación.

“¿Te gustan los edificios grandes o algo así?”

“En realidad no. Es sólo que no he visto muchos lugares como éste antes, ¿sabes?”

“Hmm”.

Estábamos en el trabajo ahora mismo. Podría haber estado tentado de hacer algunas tomas si tuviera una cámara, pero no había tiempo para ese tipo de cosas. Necesitaba recoger estas escamas y volver a la ciudad lo antes posible.

Sí. Volvamos rápido… a mi solitaria y vacía habitación en la posada…

Sacudí mi cabeza para limpiarla de pensamientos desagradables y dirigí mi atención a la fortaleza en ruinas.

“Esta cosa ha estado aquí desde la primera guerra entre humanos y demonios, ¿eh?”

Después de todo el tiempo que pasé viajando por el Continente de los Demonios, he visto mi justa parte de edificios construidos por la humanidad demoníaca. Eso incluía unos cuantos castillos y fuertes de aspecto peculiar, incluyendo el castillo de Kishirisu en la ciudad de Rikarisu. Esta fortaleza se parecía un poco a ellos, pero era claramente más antigua, y daba una impresión ligeramente diferente a las que había visto hasta ahora. Tal vez eso tenía sentido, ya que era un puesto de avanzada funcional construido para ser usado en una guerra real. Todo en él era de gran escala; los techos estaban a casi cinco metros por encima de la cabeza. Pero extrañamente, los pasajes tendían a ser desproporcionadamente estrechos.

La altura tenía sentido, al menos. Los demonios podían ser físicamente muy diferentes de los seres humanos, lo que incluía ser más altos en promedio. En cuanto a los pasillos estrechos… tal vez fue un intento intencionado de hacer el lugar más fácil de defender…

“Hmm… gira a la derecha en la siguiente bifurcación, Suze.”

“Lo tengo”.

Me sorprendió un poco darme cuenta de que Timothy llevaba un mapa real de las ruinas en una mano. Los aventureros parecían visitar este lugar con regularidad, así que no me sorprendió que alguien se esforzara por trazar el mapa.

“Dios mío”, murmuró Timothy, suspirando suavemente.

“¿En qué estaban pensando los demonios cuando diseñaron este lugar?”

Un vistazo al mapa fue suficiente para ver que estas ruinas eran una especie de laberinto. Se parecía un poco a los garabatos de un niño que prefería que sus laberintos estuvieran enredados y sin sentido porque así “parecían más guays”. Dado lo que sabía sobre la Humanidad Demoníaca, eso podría haber sido parte de la motivación aquí, pero…

“Bueno, no están construidos como nosotros, ¿sabes? Esto podría haber sido más conveniente para ellos, de alguna manera.”

“Hmm, supongo que podrías tener razón…”

Incluso en una fortaleza subterránea como esta, presumiblemente equilibraban sus fuerzas con una variedad de demonios, incluyendo algunos que podían volar y otros que podían arrastrarse por las paredes. Eso podría explicar los altos techos y los estrechos pasillos, así como la extraña y compleja disposición. Como… ¿qué pasaría si los agujeros en el techo que parecían pozos de ventilación en realidad conducían a pasajes que sólo los demonios que se arrastraban por las paredes podían usar? Tener algunos pasadizos que sólo los demonios podrían utilizar les habría dado una gran ventaja contra los humanos que entraran.

En cualquier caso, parecía que hacía mucho tiempo que no veíamos un monstruo. Todo lo que escuché en la ciudad me llevó a creer que estas ruinas estaban pobladas por muchos insectos y anfibios, pero no habíamos sido atacados ni una sola vez desde que entramos en la fortaleza. Había huesos por aquí y por allá, a veces todavía manchados de sangre, pero los propios monstruos no se veían por ninguna parte.

Pero por supuesto, eso no significaba que pudiéramos bajar la guardia.

De repente, una larga ráfaga de viento nos pasó con un espeluznante silbido. Y por alguna razón, los pelos de la nuca se pusieron de pie.

“¡Nos están atacando!” Mimir gritó al instante.

Miré hacia adelante, hacia atrás y a ambos lados, pero no vi nada que pareciera una amenaza.

“¿¡Dónde están!?”

“¡A tus pies!”

Resultó que el enemigo estaba debajo de nosotros.

Esos huesos que había notado esparcidos por todo el camino se levantaban lentamente del suelo, traqueteando mientras se movían. Teníamos algunos chicos huesudos en nuestras manos. O esqueletos, si lo prefieres.