Shin no nakama janai to Yuusha

Volumen 2

Capitulo 5: El Hombre Que Se Esforzó Por Convertirse En Un Héroe

Parte 3

Cuando todo estaba dicho y hecho, todavía nos quedaba un poco de dinero de recompensa. Había estado considerando ponerlo en uso para construir un invernadero en el patio o tal vez una sala de elaboración de cerveza para poder intentar hacer algo de alcohol medicinal.

Algo suave rozó mi pecho.

“¿Mm?”

Al abrir los ojos, vi a Rit justo frente a mí con una sonrisa traviesa en su rostro. Evidentemente, había sentido los pechos de Rit. Ella había usado Sigilo para acercarse a mí sin perturbar el agua.

Normalmente, lo habría ignorado como su habitual juego de joder, pero me tomó todo lo que tenía para mantener la calma.

“Eh-heh.” Rit sonreía, pero su rostro estaba rojo como una remolacha. Tanto es así que claramente era algo más que el calor del agua. Ella siempre coqueteaba de las formas más extremas, a pesar de que ella misma se avergonzaba de ello.

“¿Oh?” Agarré el hombro de Rit y la giré para que su espalda se apoyara en mi pecho y luego la abracé con fuerza.

“Mmmmmm”. Rit estaba haciendo todo lo posible por sonar tranquila, pero era obvio que su cuerpo se había tensado. Sin embargo, se relajó con la misma rapidez y ella se acurrucó cerca. Su cuerpo estaba caliente.

“Oye, Red”.

“¿Qué?”

“¿Está esto realmente bien? Si te hubieras ido con Albert, es posible que hubieras podido volver a unirte al grupo del héroe. Incluso Ares puede haber reconsiderado las cosas a estas alturas”.

“No estoy seguro de cómo habrían ido las cosas con Albert si yo hubiera estado igual que cuando llegué por primera vez a Zoltan. Sin embargo, como estoy ahora, nunca tuve la oportunidad de aceptar su oferta”.

“Ruti y los demás podrían estar luchando sin ti, ya sabes. Es posible que incluso quieran que regreses”.

Había una inquietud en la voz de Rit. Iba a tener que dejar esto lo más claro posible para que no hubiera más malentendidos.

Apreté a Rit con fuerza y presioné mi nariz contra su cabello rubio. Olía bien.

“Incluso si lo hicieran, no voy a volver. Hay otras personas con la fuerza para ayudar al héroe. Si las cosas se hubieran desarrollado de manera diferente, Albert podría haber sido uno de ellos. Estoy seguro de que hay muchos más héroes potenciales deambulando por la tierra, pero solo hay una Rit y tú estás aquí conmigo”.

Casi de inmediato me quedé insatisfecho con lo vaga que sonaba esa declaración.

“Hmm, eso no es exactamente a lo que me refiero. Supongo que tengo que estar al frente”.

“?”

“Te amo, Rit. Realmente, realmente te amo. Por mucho que pienses que te amo, te garantizo que el sentimiento real es al menos cien veces más que eso”.

“¡¿Qu-hu-huh…?!”

“Por eso me voy a quedar aquí. No importa lo que digan los demás. Lo que quiero más que ser un héroe es estar a tu lado”.

Rit no tenía su pañuelo para esconderse, así que se deslizó hacia el agua hasta que cubrió la mitad inferior de su cara para ocultar lo feliz que estaba.

Últimamente, había sentido que Rit siempre estaba nerviosa por algo cuando estaba conmigo. Sin embargo, después de confesarme tan abiertamente, esa inquietud pareció desvanecerse en un instante. Inmediatamente, nuestra vida cotidiana, lenta y pacífica, regresó.

***

La prisión de Zoltan se encontraba en las afueras del lado norte del distrito central de la ciudad. También estaba directamente al lado de la residencia del gobernador general, Lord William.

El establo y el cuartel también estaban cerca, donde estaban apostados los cuarenta caballeros dragón que él comandaba. Había celdas en el puesto de guardia, pero se utilizaban principalmente para detener a los sospechosos e interrogarlos. Era habitual que los declarados culpables, incluso si su caso aún no había sido sometido a juicio, fueran retenidos en la prisión.

Allí era donde estaban confinados Albert, Bighawk y sus cómplices.

Los delincuentes condenados fueron condenados a pagar a la comunidad trabajando para desarrollar la tierra circundante bajo la atenta mirada de Lord William. La verdad del asunto era que el gobernador general simplemente pasó ese tipo de trabajo a sus subordinados, por lo que no estaba realmente involucrado.

La esperanza era que tal trabajo rompería a los delincuentes lo suficiente como para que pudieran ser admitidos en la milicia.

Si bien ese era el objetivo pretendido, la mayoría de los delincuentes no podían cubrir el costo de su propia comida y refugio y, por lo tanto, fueron vendidos como esclavos por deudas. Solo aquellos con grandes fortunas a su nombre o aquellos que se juzgaron demasiado  útiles para  ser vendidos eludieron este destino.

“Oye, Bighawk”, dijo un guardia de la prisión con un garrote en la cintura.

El semiorco estaba sentado con las piernas cruzadas en una celda. Volvió sus temibles ojos hacia el carcelero.

“Hora del interrogatorio”.

“¿Pensé que no había nada planeado hoy?”

“El plan cambió”.

“¿Alguna razón en particular?”

“No para gente como tú. Ahora saca tu trasero aquí”.

El guardia tomó el garrote en su mano. Si bien Bighawk hizo lo que se le ordenó, claramente encontró todo el ejercicio bastante tedioso. Sus manos estaban esposadas y sus dedos estaban atados para evitar que usara magia u otras técnicas. Arrastrando los pies hacia la sala de interrogatorios, volvió a sentarse en una silla. Una gruesa puerta de acero se cerró sola cuando se cerró detrás de él.

La activación de hechizos o habilidades requería movimientos específicos y precisos. Las ataduras de dedos no permitían eso. Existían esas habilidades que podían usarse incluso sin manos, o para escapar de ataduras. Sin embargo, una prisión en Zoltan no tenía tales implementos mágicos. Unos pocos miles de payril por un solo juego de esposas, independientemente de lo especiales que fueran, era simplemente demasiado.

“¿Cuánto tiempo más?” Preguntó Bighawk.

“Mantén la boca cerrada hasta que te digan que hables”, respondió el guardia.

“Esto también debe ser una pérdida de tiempo para ti, ¿verdad? ¿No puedes simplemente sacarme aquí después de que llegue quien sea?”

El guardia suspiró. Le habían dicho que este semiorco había cometido algunos crímenes particularmente atroces. Sin duda, el hombre asumió que Bighawk había sido citado a una sala de interrogatorios simplemente para que le leyeran su condena de culpabilidad y lo condenaran a muerte.

Desafiando las expectativas de muchos, el Gremio de Ladrones se había mantenido sorprendentemente callado en el asunto del semiorco. El guardia tuvo que preguntarse si tal vez estaban contentos de deshacerse de una presencia tan traicionera en su organización.

Bighawk había trabajado agresivamente para hacerse un nombre y ascender en las filas. Tales acciones fueron completamente alejadas de la forma estándar en que vivía la gente de Zoltan. Fue prácticamente herético. Incluso sus supuestos camaradas en el Gremio de Ladrones no simpatizaron.

¿Cuánto tiempo va a permanecer tranquilo este tipo? ¿Va a perder el control cuando finalmente se dé cuenta de que no vendrá ayuda para él?

¿Voy a tener que contener esta tina de manteca de cerdo?

Si bien el carcelero esperaba con ansias el momento en que Bighawk finalmente perdió la compostura, también estaba deprimido al pensar en cuánto trabajo le costaría lidiar con la limpieza.

Bang. Bang. Llamaron a la puerta de acero.

“Todo despejado de este lado”, respondió el guardia.

Llamar a la puerta era una precaución que tenían para evitar que se abriera una puerta mientras el prisionero estaba sin esposas.

Una mano hizo girar una llave, obteniendo un sonido de clic en la cerradura, y la puerta se abrió con un gemido. Entraron dos hombres. Uno era otro guardia de la prisión; el otro…

“¿Sería posible que ambos esperaran afuera? Me gustaría tener una conversación privada”.

“Me temo que no podemos…”

“He recibido autorización”.

“…Okay. Cuando hayas terminado, grita para que podamos dejarte salir”.

Con eso, los dos guardias abandonaron la habitación y cerraron la puerta, dejando a Bighawk solo con el joven de piel oscura. Bui le sonrió al semiorco.

“Oye, Belial”.

La expresión de Bighawk, que se había mantenido completamente compuesta hasta el momento, de repente se retorció en estado de shock. Belial era el verdadero nombre del demonio del contrato. Los nombres atribuidos por los no demonios  se basaban en general en las características  que  exudaba  cada  tipo  de  demonio.  Los  nombres verdaderos solo se usaban en secreto entre los demonios y nunca debían ser revelados a otras especies, incluso si eso significaba que un demonio perdería la vida.

“No te veas tan sorprendido. De hecho, me he comido a un demonio del contrato una vez, hace mucho tiempo. Conocemos los verdaderos nombres de casi todos los de nuestra especie”.

“¡¿Por-Por qué estás aquí?!” exigió el poseído Bighawk.

“Red al enviarme adelante fue una gran bendición. Hubiera sido un problema si mi verdadera forma hubiera sido revelada allí”.

“¡Asur—!”

Bui, Shisandan, agarró el cuello del demonio contrato para silenciarlo antes de que pudiera gritar.

“¿Ninguno de ustedes presta atención a las consecuencias de sus acciones? Pensar qué harías uso de la Bendición del Diablo. ¿Qué ibas a hacer si se dieran cuenta de que la droga en realidad no requiere el corazón de un demonio para fabricarse? Sabes que tiene el potencial de despertar el verdadero poder latente dentro de las personas. Pensé que Dios había prohibido su uso”.

“El Señor perdonará nuestros pecados si eso significa eliminarlos a los herejes…”

“¿Uno de los enviados de Dios encargado de mantener los pecados de la gente bajo control es ahora el mismo que comete pecados? Que fascinante.”

El sudor comenzó a formarse en el cuerpo de Bighawk. Esto es malo. ¡Él sabe cómo matarme mientras estoy aquí dentro…!

El demonio del contrato ya no podía permitirse preocuparse por perder niveles como consecuencia de romper su acuerdo.

“¡Yo, Belial, por la presente declaro nulo y sin efecto mi contrato con Bighawk!” El demonio resopló cuando la mano de Shisandan se cerró alrededor de la garganta del semiorco.

Apareció un acuerdo escrito, flotando en el aire. El documento se partió por la mitad con un fuerte sonido de desgarro.

Un torrente de poder mágico comenzó a girar alrededor de Belial, lo que obligó a Shisandan a retroceder por temor a quedar atrapado en el vórtice.

“¡Kiiiiiiii!”

En medio del remolino, apareció la verdadera forma del demonio del contrato. Parecía ser una criatura humana con patas de cabra y cuernos que le crecían en la cabeza. Desató una explosión de llamas para frenar a Shisandan y se dirigió directamente hacia la puerta.

“¡¿Qué está pasando?!”

Habiendo escuchado la conmoción a través de la pared, uno de los guardias gritó desde la habitación vecina. Sin embargo, tal acción resultó ser la ruina del pobre. Belial estrelló su cuerpo contra la puerta con toda su fuerza sobrehumana. La puerta de acero se combó y salió volando de sus bisagras, incapaz de contener al demonio.

El guardia había estado parado justo detrás de la puerta y salió volando por el pasillo con él. El impacto le partió el cuello y lo mató instantáneamente. El único lado positivo fue que todo sucedió con bastante rapidez, por lo que el desafortunado nunca tuvo tiempo de sentir terror o dolor.

Con un rugido, Belial rompió a correr. Mientras que los guardias de la prisión habían sido entrenados para una fuga, entraron en pánico al ver a un demonio tan poderoso y se quedaron congelados por el miedo.

Curiosamente, la criatura desenfrenada no logró salir del complejo, sino que se apresuró a llegar a una celda.

“¡Albert!”

Con un vendaje alrededor de su brazo derecho, el hombre miró al demonio con una mirada sin vida desde detrás de un desorden de cabello.

¡Albert! ¡Pide un nuevo deseo! ¡Pide escapar aquí y ve al lado del héroe!” Insistió Belial.

“… ya no me importa”.

“¡No tienes el lujo de elegir! ¡Juraste dedicar tu vida a derrotar al señor demonio! ¡El acuerdo no te permitirá simplemente pudrirte aquí abajo!

¡Ahora desea de nuevo!”

Por eso el demonio del contrato había podido permanecer tan tranquilo. Si bien Albert no había ofrecido su alma en el primer acuerdo, si alguna vez llegaba a un punto en el que no tenía opciones al tratar de derrotar al señor demonio, no tendría más remedio que hacer otro trato con su alma en la línea. .

“… Bien, entonces haz lo que quieras.”

Albert podía sentir la fuerza del contrato obligándolo, y fácilmente estuvo de acuerdo sin hacer ni un esfuerzo por resistirse.

“¡Bien! ¡Yo, Belial, por la presente me uno a un contrato con Albert aquí!”

Por lo general, los arreglos demoníacos se formaron solo después de asegurarse de que no hubiera cláusulas dudosas o lagunas, pero ahora no había tiempo para eso. A Belial solo le importaba escapar. La resistencia necesitaba los datos que el demonio había reunido de los juicios de la Bendición del Diablo en Zoltan.

Aunque incompleta, la magia del contrato de Belial todavía funcionaba. Un documento, un bolígrafo y un cuchillo aparecieron de la nada.

“¡Date prisa!” instó la criatura. Albert tomó lentamente la pluma y firmó con su nombre. Luego extendió la mano hacia el cuchillo.

“¿Todavía funciona si uso mi mano izquierda?”

“¡Esta bien! ¡Hazlo ya!”

Albert presionó su pulgar izquierdo contra la pequeña hoja, abriendo un pequeño corte. Mientras sangre fresca corría por su dedo, lo empujó hacia el acorde escrito.

“¡El contrato ha sido firmado y sellado! ¡A cambio de tu deseo, tu alma se convertirá en mía! ”

¡Lo hice! El demonio exhaló un suspiro de alivio. ¿Pero cómo?

El demonio Asura había tenido tiempo más que suficiente para ponerse al día. Belial sospechaba de eso, pero un remolino de magia explotó del contrato recién formado y llenó la celda. Cuando se calmó, tanto Albert como el demonio se habían ido.