Shin no nakama janai to Yuusha

Volumen 2

Capitulo 3: El Maestro De Armas Semielfo

Parte 4

La Armería Dragón se encontraba en las afueras del distrito de clase trabajadora. Lo dirigía el autoproclamado asesino de dragones, Mogrim, un enano.

“¡Bienvenidos!”

Atendiendo el mostrador estaba la esposa de Mogrim, Mink, una mujer humana. En sus cuarenta y tantos, parecía en todos los aspectos una tía amistosa. Cuando estaba alineada junto a su marido enano más bajo, formaban una pareja un poco extraña. Sin embargo, nadie podía decir que no se veían bien el uno para el otro.

En Zoltan, donde había tantos semihumanos, una pareja de enanos y humanos era un poco atípica.

“Oh, si no es Red. ¿Finalmente estás listo para graduarte de tu espada de bronce?”

“No, en realidad estaba pensando en darle una espada a Al”.

“¿Su primera?”

“De hecho, lo es. Me gustaría tener una charla con Mogrim sobre eso, si tiene algo de tiempo”.

“Bueno, entonces, ¡eso es algo de lo que emocionarse! Iré a llamarlo, así que quédate quieto”.

Mink corrió hacia el taller de al lado, gritando: “¡Cariño! ¡Oye cariño!” Al miró a la mujer irse con una especie de mirada atónita.

“Pasas bastante tiempo con Tanta, pero en realidad no has entrado en muchas tiendas, ¿verdad?” Yo pregunté.

“No, señor”, respondió Al.

“Casi todo el mundo aquí es así. Un montón de bichos raros, todos”, bromeé.

“¿A quién llamas bicho raro?” gritó una voz ronca. Pertenecía a un hombre bajo, incluso para los estándares de los enanos. No era más alto que Al, pero sus hombros eran anchos y tenía el pecho como un tonel. La mitad inferior de su rostro estaba cubierta por una voluminosa barba enana por excelencia.

“¿Qué, no se dio cuenta de eso, Sr. Asesino de Dragones?” Bromeé.

“¡Oy! ¡¿Estás diciendo que todavía no me crees?! ¡Entonces toma una silla, hijo, y te contaré la historia otra vez! ¡La historia de cómo maté al maestro del lago Enka, el emperador de las brumas malditas, Fafnir, el dragón de la niebla!” Mogrim infló el pecho.

“Guarda tu aliento. Para empezar, nunca había oído hablar de ningún dragón de niebla llamado Fafnir. Y estás hablando del lago Enka como si fuera una región perdida repleta de dragones, pero es un lugar bastante conocido para pescar”, le respondí.

La historia de Mogrim cambiaba cada vez que la contaba. Supuestamente, la esencia general de él derrotando a algún tipo de monstruo en algún lago u otro era bastante cierta. Todas las demás cosas que había agregado a lo largo de los años eran solo una forma de hacer que las cosas suenen más impresionantes.

“¡Empiece ya!”

“¡¿Gah?!”

Mientras Mogrim trataba de contar su aventura, Mink le dio una patada en la nuca. Con la diferencia de físico, Mogrim cayó de bruces.

“¡Deje de perder el tiempo del cliente con sus historias tontas! ¡Este chico aquí, Al, está aquí por su primera espada! ¡Será mejor que le hagas uno que le quede perfecto!”

“Ugh, owwww. Joder, no tenías que patearme”.

“¡Deja de lloriquear y ponte manos a la obra!”

Mogrim se levantó de nuevo, sacudiendo el polvo y la suciedad que se había adherido a su barba.

“¡Entonces, hijo! Un shotel, ¿eh? Es una tarea difícil, ¡pero no te preocupes! Tengo toneladas de armas almacenadas, así que podemos comenzar con ellas para descubrir qué tipo de equilibrio funciona mejor para ti”.

“¡S-Sí, señor!” Respondió Al.

“Está bien, te acompañaré entonces. Sé bastante cuando se trata de shotels”, dijo Rit, lo que provocó que Mogrim hiciera una doble toma.

“Eres un niño afortunado de tener a Rit, la héroina de todas las personas, para darte un consejo al hacer tu espada”, observó Mogrim.

“¡No podría estar más de acuerdo!” Al respondió, ansioso.

***

Mientras los tres se movían hacia la parte de atrás, miré distraídamente el escaparate.

Mogrim tenía una bendición de artesano de primer nivel: Runesmith. No habría sido extraño para él haber abierto una tienda dirigida a aristócratas o aventureros de alto rango, pero aparentemente, su bendición no encajaba particularmente bien, por lo que luchó un poco cuando se trataba de encantar armas y armaduras con efectos mágicos. Sin embargo, el hombre no tenía rival en materia de forja estándar y era ampliamente respetado como el mejor herrero de esta parte de la ciudad. Sin embargo, casi nadie creía en sus viejas historias.

Sonó un timbre cuando se abrió la puerta principal.

“¿Eres tú, Red? ¿Qué estás haciendo sin trabajar para pasar el rato en un lugar como este?” preguntó una voz familiar.

“¿Mmm? Gonz, Storm y el Dr. Newman? Ustedes hacen un trío extraño”.

Un grupo de personas que conocía bastante bien había entrado en la herrería. Primero fue Gonz, el carpintero semielfo, seguido de Stormthunder, el artesano de muebles semiorco, y finalmente Newman, el médico humano.

“Dr. Newman y yo originalmente planeamos unirnos. Tenía un pedido de herramientas de carpintería y el médico estaba buscando unos bisturíes quirúrgicos”, explicó Gonz.

El Dr. Newman asintió con la cabeza.

“Dejé mi cuchillo y el cepillo que uso para afeitar muebles para que los repararan. Iba a recogerlos cuando me encontré con ellos dos en el camino”.

Cada uno de los tres tenía su propio aspecto distintivo: Gonz con su rostro elegante, Storm con su rostro temible y el Dr. Newman con su cabeza calva y sonrisa gentil. Después de encontrarse, todos se rieron un poco y decidieron pasar juntos por la herrería.

“Oh, sí, Red, ¿tienes alguna historia que contar sobre tu novia ahora que han estado viviendo juntos un tiempo?” Preguntó Storm.

“Yo también tengo curiosidad. ¿Qué te parece, Red? ¿Cómo van las cosas entre ustedes dos?” El Dr. Newman también intervino.

Los tres sonrieron mientras me miraban.

“Está bien, entonces, si quieres escuchar algunas historias, puedo ir todas las rondas que quieras. Pero es mejor que tengas cuidado. Una vez que empiece a hablar de Rit, puedo seguir hablando tanto tiempo que las herramientas en las que dedicó todo ese esfuerzo para repararlas se habrán oxidado”.

Los tres hombres se echaron a reír y Storm me dio una palmada en la espalda.

“Joder, parece que te has hecho feliz”, dijo Stormthunder.

“Si tan solo pudiera encontrar a la persona adecuada en algún lugar”, se lamentó el Dr. Newman.

“¿Qué hay de la chica de tu clínica?” Preguntó Gonz.

“Ella ya tiene novio. Un aventurero de rango C nada menos,” respondió el Dr. Newman.

“Whoa, ¿en serio? Sería bastante difícil para un médico competir contra eso”, comenté.

“¿Realmente debería estar diciendo eso, señor aventurero de rango D?” Stormthunder bromeó.

“Está bien; Tengo a Rit “, le respondí con orgullo.

Los tres se miraron el uno al otro después de escuchar mi comentario, y una fracción de segundo después todos comenzaron a golpearme la cabeza sin piedad. Frenéticamente me batí en retirada hasta el mostrador donde estaba parado Mink.

“¿Qué nueva tontería es esta?” Mink preguntó.

Parecía estupefacta por nuestra estupidez, pero aun así le trajo una sonrisa a la cara.

***

“Oh, sí, Red, sobre esa cama individual que compró la señorita Rit…”, comenzó Stormthunder.

Después de que las cosas se calmaron, los cuatro comenzamos a hablar de negocios por un tiempo. De repente, se escuchó un grito enojado desde afuera.

“¿Alguien está buscando pelea?” Gonz se preguntó en voz alta, siempre curioso.

“Vamos a echar un vistazo”, respondió Storm.

Los dos salieron rápidamente de la tienda. El Dr. Newman y yo nos miramos el uno al otro, habiéndonos quedado atrás.

“¿Qué te parece, Red? Me vendría bien un poco de dinero extra de algunos tontos heridos que paguen medicamentos y gastos de curación, pero ¿qué piensas?”

“Oh, es una buena idea. Vamos a ganar un poco de dinero para caminar”.

Hablando de lo que compraríamos con el dinero que íbamos a ganar, el Dr. Newman y yo salimos. Para nuestra sorpresa, no fue una pelea lo que estalló. Una mujer con dos niños pequeños a su lado había tenido una acalorada discusión con un par de hombres.

La madre vivía cerca. No reconocí a los dos hombres, pero tenía la sensación de que eran de Southmarsh. Los niños estaban asustados y se aferraban a su padre, y ella había extendido los brazos para cubrirlos mientras se enfrentaba al par de agresores amenazantes.

“¡Ya es suficiente! Si quieres hacerlo tan mal, ¡hazlo tú mismo!” dijo la mujer.

“Estás tan molesta con esos guardias mojigatos e idiotas del consejo como nosotros, ¿no es así, señora? Southmarsh y aquí y el puerto, todos estamos siendo perseguidos aquí, ¡así que tenemos que mantenernos unidos para luchar! ¡Si no lo hacemos, Zoltan nunca cambiará!” gritó uno de los hombres.

“¡Déjalo ya! ¡Estás asustando a los niños!” insistió la madre.

A pesar de la intensidad de los dos hombres agresivos, la mujer se mantuvo firme y estaba retribuyendo a partes iguales. Esa fue una dama de clase trabajadora para ti.

“Oye, Gonz, Storm, ¿qué está pasando?” Yo pregunté.

“No estoy seguro, pero esos tipos de Southmarsh aparentemente están tratando de reclutar gente para protestar en el puesto de guardia en la Calle Council”, explicó Gonz.

“Oh, sí, escuché que la gente se ha estado reuniendo allí los últimos días”, respondí.

“Han estado repartiendo comida a las personas que participan, por lo que han reunido a bastantes del puerto y de esta parte de la ciudad también. Sin duda, mucha gente de Southmarsh se está uniendo también”, agregó Gonz.

Escuché sobre las crecientes protestas. Había mantenido a los guardias tan ocupados que no habían podido dedicar mucha gente al incidente con Ademi o las investigaciones sobre drogas.

Supuestamente, estaban tratando de subcontratar esas consultas a los aventureros. El problema era que la mayoría de los aventureros tenían las manos ocupadas tratando de terminar las misiones que habían pospuesto durante el verano.

Por el momento, las únicas personas que seguían investigando eran Rit y yo.

“¡He tenido suficiente!”  Las fosas nasales de Storm se ensancharon cuando saltó.

“¡¿Quién te preguntó?!” gritó uno de los hombres.

“¡¿Y quién eres tú?!” dijo el otro.

“¡¿Tu madre nunca te enseñó a presentarte antes de preguntarles sus nombres a otras personas?! ¡Soy Stormthunder! ¡Soy un artesano de muebles en esta parte de la ciudad!”

“¡Storm!” gritó la mujer.

“Simplemente sigue adelante, Maribelle. Preocuparse por tontos como ellos es solo una pérdida de tiempo”, dijo Storm a la mujer.

Parecía un poco insegura, pero rápidamente asintió y comenzó a irse.

“¡Oy, oy! ¡¿Quién te crees que eres para hablarnos así?!”

Indignados, los dos hombres se acercaron a Storm.

“¿Y quién son ustedes para hablarme así?” Storm no hizo ningún esfuerzo por ocultar su propio lado tosco, interviniendo y agarrando al hombre de Southmarsh por el pecho. El hombre soltó eso, levantando su mano derecha hacia atrás para golpear a Storm.

“Vaya,” dije mientras agarraba la mano levantada antes de que pudiera lanzarse a la cara de Storm.

“¡¿Q-Quien diablos eres?!” el hombre me escupió.

“Deberías retroceder ahora. Si golpeas a Storm, ese no será el final”, dije.

“¡¿Q-Qué dijiste?!”

“Mira a tu alrededor.”

“¡Eh…!”

Todos los residentes cercanos que habían escuchado la conmoción se habían reunido.

“Ulp…”

Todos miraban a los dos hombres de Southmarsh. Todos en el vecindario conocían Stormthunder. Todos tenían algo de su tienda. Si alguien era lo suficientemente tonto como para pelear con su amado artesano local, no estaba dispuesto a sentarse a ver cómo sucedía.

“Ah, ugh… ¡Malditos tontos, todos ustedes! No lo olvides, todos los que se cruzan con Mr. Bighawk viven para lamentarlo. ¡No ha habido una sola persona que haya ido en su contra que no haya pagado el precio!”

Un temblor de agitación se extendió entre la multitud cuando uno de los rufianes invocó el nombre de Bighawk. El número dos del Gremio de Ladrones era temido incluso fuera de Southmarsh.

Ante eso, los dos hombres recuperaron un poco su impulso. El hombre que Storm y yo teníamos entre nosotros se liberó violentamente de nuestros agarres y abrió los brazos de par en par mientras gritaba sobre Bighawk.

“Conocemos todas sus caras, así que no piense que está a salvo. Si el Sr. Bighawk quisiera, podría aplastar su pequeño vecindario. ¡Será mejor que trabajes en tus habilidades para lamer botas mientras puedas!”

“¿Oh? Eso es extraño; Lo he cruzado una o dos veces, y estoy bien”.

De la multitud reunida emergió una joven que no pareció inmutarse ante las amenazas del rufián.

“He perdido la cuenta de la cantidad de veces que he interferido en su negocio, y estoy bastante segura de que él también guarda rencor. De hecho, cuando vine por primera vez a Zoltan, fui atacada por un grupo de sus secuaces mientras dormía. Maté a veinte de sus subordinados como venganza por perturbar mi sueño, y no ha pasado nada desde entonces. Así que realmente no puedo decir que alguna vez haya lamentado por cruzarme con Bighawk”.

“¡¿R-Rit la Heroína?!” exclamó uno de los hombres.

Con una sonrisa, Rit apoyó una mano en la empuñadura de una de sus shotels.

“Además, la tienda de Stormy es una de mis favoritas. Incluso conseguí la cama donde recuesto mi cabeza todas las noches de su tienda. Si Stormy se lesionara, estaría bastante desanimada”.

“Eh, ah… ummm…” Inmediatamente, los dos matones comenzaron a vacilar.

“Por curiosidad, ¿hay mucha diferencia entre veinte secuaces y veintidós? No me parece que realmente lo hubiera, pero ¿qué piensas?” Rit pinchado.

“¡¡¡Por favor, perdónanos!!!” La disculpa que vino de los dos hombres casi sonó como un grito de terror. Inmediatamente, dieron media vuelta y corrieron.

“¡Esa es la señorita Rit para ti!”

“Gracias, gracias.”

Mientras los aplausos y los elogios estallaron en todas direcciones, Rit parecía casi una persona completamente diferente. Luciendo relajada y alegre, saludó a todos.